❪𝟱𝟴❫ ; 𝗵𝗲𝗹𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗶𝗻𝗶𝗻𝗴.

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❪ARC THREE; DEMONS

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CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO:
ENTRENAMIENTO DE INFIERNO
❛hasta la última flama❜

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©Shanxlabyx
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—¿FUÍ A LA ÚNICA QUE LE PARECIÓ EXTRAÑO QUE HATSU-CHAN NO HAYA IDO A LAS AGUAS TERMALES con nosotras? Hubiera sido algo más relajante para ella y poder descansar mejor. —Uraraka bufó un poco mientras secaba su cabello con la toalla, ya vestida.

—Creo que fue mejor que ella no estuviera, sobre todo con lo que trató de hacer Mineta-san... —Momo hace una mueca de desagrado al recordar como el más bajo de toda la clase había tratado de verlas a todas en las aguas termales. Todas hicieron una mueca igual que la de la más alta, permaneciendo todas con un aura de disgusto.

—Seguramente hubiera ido a darle algún golpe... —rie un poco Uraraka recordando las veces en la que la de orbes azules literalmente pateaba lejos al más pequeño cuando hacía una de sus "Minetadas" o también lo amenazaba, incluso mirándolo de manera fija, siendo más intimidante porque ella nunca dejaba de sonreír—. Aunque si es algo extraño que no haya ido con nosotras.

—Tal vez... porque estaría dentro de agua caliente, quizás es porque se sentiría sofocada por el calor que aún tendrá y lo aumentaría con el calor de las aguas termales, kero. —supone Tsuyu mientras todas se dirigían a la habitación en donde iban a dormir todas las chicas—. Creo que sería más relajante para ella remojarse en agua fría que en agua caliente.

—¡Como unas aguas congeladas! —exclama Mina alzando una de sus manos en forma de puño ante aquella idea contraria de las aguas termales. Jirō la miró con una pequeña gota de sudor cayendo por su cabeza.

—¿Quién querría pasar el tiempo en aguas frías y con hielo? —dice la de cabello violeta con cierta ironía.

—Estoy segura de que ese alguien sería Hatsu-chan. —responde con cierta diversión la castaña con una sonrisa y colocando su mano en la perilla; Jirō colocó una expresión un poco pensativa.

—Tienes razón...

—Espero que se haya dado una ducha antes de dormir, se veía muy cansada. —dice con preocupación la de cabellera negra, teniendo esta misma suelta y cayendo por su espalda; cuando Uraraka abrió la puerta, todas miraron desde allí hacia Hatsulin, que para sorpresa de todas, estaba sentada en una de las futones mientras parecía pasarse un tipo de crema por su cabello hasta que se detuvo abruptamente cuando escuchó la puerta ser abierta.

Tsubomi volteó lentamente su rostro hacia la dirección en donde sus amigas se encontraban amontonadas en la puerta, ahora todas mirándose fijamente y en silencio. La pelirroja dejó sus dedos entre las hebras algo rizadas de su cabello mientras sostenía entre sus piernas una crema, tenía incluso una secadora a los pies del futón, aunque aún se encontraba desenchufaba. 

Todas se quedaron en total silencio, aún mirándose entre si. Los ojos de la pelirroja seguían viéndose apagados en cuanto a su color, aunque se veían abiertos, como si rato atrás hubiera sido sólo imaginación de todos lo cansada y sin energia que estaba, ahora estando tranquilamente echándose crema en su cabello algo rizado.

—¿Mmm? —musita Hatsulin con una sonrisita en sus labios, las chicas sólo permanecieron mirándola con atención y en total silencio. Luego, Ochako la señaló de manera acusadora y a su vez algo reprochante.

—¡Pensamos que ya estabas dormida y hasta en el quinto sueño! —chilla la castaña siendo secundada por Momo, Tsuyu y Mina cuando asintieron en sincronía.

—Oh... —murmura Hatsulin, rascando levemente su nuca. Embosa una sonrisa de lado mientras miraba su crema de rizos y también su peine, el cual seguía teniendo en su mano; alzó la mirada y mostró con cierta obviedad esas cosas personales para el cuidado de su cabello—. No llevo mucho de haberme dado una ducha y estaba peinándome... Es que debo mantener mi cabello cuidado, aún tengo que secarlo. —señala con el peine la secadora que esperaba por se enchufada y usada—. Si no lo hago, cuando se seque al natural, lo tendré como un espantapajaros. Como mi cabello es prácticamente rizado, debe... de... —se interrumpió a si misma al momento que bostezo, eso demostraba que el cansancio seguía allí—... debe recibir un tratamiento algo específico...

Yaoyorozu observó a una de sus amigas más bajas con atención y a su vez algo de preocupación al ver como se estaba hasta forzando sólo para tratar su cabello como debía, cosa que era cierto al tener aquel estilo algo rizado; ahora que lo veía, se veía un poco más abundante que de costumbre, incluso algo esponjado. Musitó un leve suspiro algo dudoso al ver la mirada apagada de su amiga sonriente, notándola más que agotada. De entre todos sus compañeros, incluyendo a las hombres, era la que más parecía cansada. Estaba tan decidida y dispuesta a darle el tratamiento que debía recibir su cabello que aguantaba el agotamiento.

—Me iré a dormir apenas termine. Si van a dormir de una vez, me apresuraré o iré a otra parte cuando encienda el secador. —sonrie de forma amigable y gentil, viéndose dulce como siempre aunque se notaba cierta pesadez en su voz y la forma en la que se movía. Las chicas luego se miraron entre si para volver a observar a la pelirroja.

—Te ayudaremos. 

—¿Eh?

—¡Así es, te ayudaremos con el cabello! Como en las pijamadas dónde se peinan entre si. —suelta emocionada Mina a la par que trotaba emocionada hacia la chica de la cicatriz para casi lanzarse al futón—. Mi mamá tiene el cabello rizado también, por eso mi cabello es así de esponjoso. —echa hacia atrás su cabello corto y rosáceo de manera suficiente—. ¡Es como una tarde de chicas!... ¡Pero en la noche!

—Es como una pijamada. —aclara con algo ironía Jirō ante aquella pequeña descripción.

—Literalmente estaremos una semana durmiendo juntas, ¡una casi pijamada de una semana! —se emociona Uraraka mientras se dejaba caer a un lado de la pelirroja quien seguía mostrando algo de desconcierto por el intensivo de sus amigas en ayudarla y acompañarla haciendo eso.

—Fuera de que estaremos seguramente una semana con entrenamiento intenso. —dice Tsuyu yendo a dejar su toalla ya seca en donde estaban puestas sus cosas.

—No nos lo recuerdes... —una expresión de cansancio aparece en la cara de Ashido así como en la de Uraraka.

Hatsulin las miró a cada una de hito en hito, todavía trataba de procesar lo que ellas decían y a su vez la idea de que estarían todas las noches prácticamente en una pijamada al dormir todas juntas en una habitación. Sintió algo removerse en su estomago por la idea, viéndose algo ensimismada; nunca ha tenido una pijamada, realmente no llegó a tener demasiadas amigas mujeres en toda su vida. Esto era algo nuevo para ella. Tomó por instinto uno de los mechones de su cabello y pasando sus dedos por él, recordó inevitablemente su pasado, siendo en Nakano cuando le cortaron el cabello con nada de cuidado. Apretó levemente sus labios al sentir cierta amargura.

Un tacto suave se hizo presente en las hebras de su cabello, sintiendo un tacto bastante cuidadoso y delicado que no fue si no hasta que sintió como el peine pasaba entre las hebras que pudo darse de cuenta de aquel agarre. Miró hacia la persona que se sentó detrás de ella y ahora la iba a ayudar a peinarle el cabello, viendo la suave y gentil sonrisa que le dió Momo quien ahora sostenía con gentileza sus cabello. Hatsulin la observó con sus cejas algo alzadas y cuando la vice delegada pasó hacia abajo el peine, tuvo que voltear su cabeza hacia enfrente, aunque aún tenía sus pupilas en el borde de su escleróticas como si tratara de mirar hacia atrás.

❛Mamá... fue la última que me peinó así...❜ pensó de manera algo pérdida ante la sensación de los "dientes" del peine pasar por entre sus hebras rizadas y ya un poco secas, más que nada por el calor que emitía su cuerpo, y eso que no llevaba menos de diez minutos de haberse dado una relajante ducha con agua efectivamente fría, en vez de las aguas termales, y sobre todo, a solas, sin que ninguna vieran las demás cicatrices de su cuerpo. ❛¿Cuando fue que me peinó mi mamá...?❜

—Tu cabello es muy bonito, Hatsulin-san. —dice con una pequeña sonrisa Momo al seguir sosteniendo de manera suave cierta cantidad de cabello de la más baja y pasar hacia abajo el peine, y al llegar justo a las puntas, terminar hacia arriba ante las leves hondas de su cabello—. ¿Qué champú usas? Huele muy rico... Mm... ¿coco? —divaga, tratando de distinguir el aroma que venía de su cabello ante la cercanía.

—¡También huele a vainilla! —exclama Uraraka mientras se sentaba de golpe, con una sonrisa bastante entusiasmada. 

—Sus manos huelen a rico también~. —canturrea de manera encantada Mina luego de haber acostado su cabeza entre las piernas cruzadas de Hatsulin, tomando una de sus manos que se había puesto en su cabello rosáceo y juntar su mejilla con su palma que se sentía humectada y suave, sus manos nunca se sentía suaves, aunque se llegaba a percibir un poco lo ásperas que eran—. Se echa hasta cremita en la piel, ¡yo no puedo echarme crema en la piel desde que entrenamos en la U.A.! se me deshace por mi quirk. —hace un mohín—. Aunque constantemente me echo acondicionador en el cabello, ¡debo cuidar mis bellos cabellos rosas!

Momo sonríe ante la exclamación de parte de la segunda chica más alta presente, observó a la demás; Jirō se sentó mientras recostaba su espalda en su futón, quedando boca arriba, leyendo una revista, Tsuyu se había puesto detrás de Ochako para cepillar tambien su cabello, y esta misma tenía una sonrisa gatuna en sus labios, disfrutando aquel gesto, Mina estaba acostada con su cabeza en las piernas de la pelirroja que ahora se mantenía en silencio. Era un ambiente relajado y bastante agradable, bastante diferente a como anteriormente estuvieron todas sufriendo para poder llegar al campamento.

❛Esto es muy agradable...❜ piensa con una dulce sonrisa la de apellido Yaoyorozu mientras aún peinaba suavemente la cabellera de Tsubomi, mirando y revisando sus hebras para confirmar que ya estaba completamente desenredado, luego de eso, se estiró a alcanzar la secadora y buscar un enchufe.

—Yo sólo me echó champú en el cabello... —dice de manera perezosa y algo cohibida Ochako ante la conversación de los tratos al cabello, luego rascó su mejilla un poco, ahora con una sonrisa algo tonta—. Aunque he usado últimamente un poco de perfume... para oler rico. —dice con un poco de pena mientras jugaba con sus dedos.

—Así que últimamente has estado usando perfume, uhum... —dice casi de inmediato Mina, con sus manos juntas de forma maliciosa encima de su pecho y una sonrisa gatuna, mirando como la castaña casi se ahoga con su saliva, colocándose roja.

—¡F-... ¡fue un regalo de mi mamá por pasar el semestre! ¡Un regalo!

—Claro, claro~.

—¡R-regalo!

Momo volvió a su lugar detrás de Hatsulin, sosteniendo el mango de la secadora; revisó los niveles de esta misma para poder saber hasta que velocidad llegar y no resecarle el cabello a su amiga. Cuando iba a tomar su cabello nuevamente, observó claramente como ella se tambaleó y cabeceó, escuchando unos pequeños sonidos que parecían gruñidos o... ronquidos. Alzó sus cejas de manera sorprendida y confundida para poder tomar suavemente sus hombros -luego de dejar la secadora a un lado- ,y casi al momento la pelirroja se dejó agarrar, con su cuerpo flojo y liviano, terminó recostando su espalda suavemente en el pecho de la de cabello negro.

La más alta observó sorprendida y desconcertada el rostro ahora dormido de Hatsulin, con sus labios entreabiertos y varios cabellos obstruyendo en sus ojos cerrados, cayendo suavemente sobre sus pestañas que también eran rizadas, recordándole a veces a las pestañas de una muñeca de porcelana. Sus ojos oscuros no hacían más que ver con sorpresa como Hatsulin terminó por ceder y cayó dormida en medio de aquel ambiente, como si se hubiera relajado mucho más en compañia que estando sola.

—¿Se durmió? —chilló sorprendida Mina, sentándose de golpe cuando notó el movimiento de Hatsulin y como Momo la acomodó con suma delicadeza, dejando su cabeza suavemente encima de la almohada.

—Me lo espere, bueno, espere y pensé que apenas se acostara, se quedé dormida. —dice Kyōka con su espalda encorvada y sus piernas cruzadas en forma de mariposa, mirando la expresión durmiente de la pelirroja que parecía que no se iba despertar con nada—. Aunque no que se durmiera así de la nada...

—Al menos no cayó dormida mientras se bañaba, kero. —agregó Asui con un poco de gracia por esa idea.

—Ow, quería hablar de chicos con Hatsu-chan presente, bueno, despierta. —se lamenta Mina, cruzando sus brazos con cierto reproche, Jirō la miró de forma algo espantada y a su vez incrédula.

La vice delegada sólo se abstuvo a acomodar a la pelirroja como debía, tomando los bordes de la manta del futón, apunto de colocarlos encima de ella, aunque luego miró su cabello rojizo esparcido por la almohada y algo aplastado por su espalda, llegándole a la cintura. Miró hacia la dirección en la que estaba la crema de rizos junto con la toalla que ella usó y el peine que ella dejó un lado, volvió a mirar su cabello que estaba lo suficientemente húmedo como para aún ser secado por la secadora. Se mantuvo indecisa en si secarle el cabello con aquella maquina con temor a despertarla, pero pensando en como reaccionaría a la mañana con su cabello llenó de frizz y hasta tieso por no ser secado como debería. 

Apretó la tela del futón, observando la expresión adormilada de su amiga. Dejó la manta hasta la altura de su cintura para poder sentarse a un lado de ella y dejar el secador listo para encenderse junto con el cepillo en mano, sintiendo que tenía suerte cuando Hatsulin se movió un poco, dando la espalda, justo como si le indicara que hiciera lo que tenía planeado hacer.

—YaoMomo, ¿qué haces? —cuestiona Mina con curiosidad al ver como ahora la nombrada buscaba acomodar a su amiga de cabello rojizo, teniendo una sonrisa algo entusiasmada en sus labios, así como suave y gentil. 

Momo sonrió con un pequeño brillo en sus ojos, mirando hacia la de piel rosácea cuando le habló para ver hacia Hatsulin, recordando las veces en la que le hacía favores enormes o pequeños para ayudarla. Así que, tomando en cuenta como podría reaccionar si amaneciera con el cabello siendo un desastre, o al menos, suponiendo como se sentiría y estando informada de como reaccionaría su cabello si no era tratado como se debía, sobre todo si Hatsulin lo hacía todos los días o al menos, constantemente, estaba dispuesta a hacerle ese favor. Con una mirada determinada y una sonrisa segura en sus labios, miró hacia la de escleróticas negras, sosteniendo la secadora con una mano y el cepillo en otra.

—Ayudarla.

YA ERA EL SEGUNDO DÍA EN EL CAMPAMENTO DE ENTRENAMIENTO, ALREDEDOR DE LAS CINCO A.M., EN DONDE incluso el cielo continuaba entre un tono azulado y anaranjado. Toda la clase A parecía aún estar dormida o con el sueño encima, varios continuaban con los ojos cerrados o con marcas de la almohada en la cara; era claro que ninguno tenía aún la energia suficiente para comenzar la mañana, aunque ya había terminado siendo obligación cuando Mandalay junto con Pixie-Bob y su propio Sensei comenzaron a despertarlos desde antes de que tan siquiera saliera el sol. 

Ninguno tenía aún las ganas de empezar el día, y con eso, el entrenamiento.

Bueno, casi todos. 

—Ya corrí desde temprano y bebí mi café, ¡estoy lista para lo que se venga! —exclamó Tsubomi Hatsulin con un puño en alto y otra mano en su cintura, siendo absolutamente la única que se veía con mucha más energía que los demás, la más despierta. Era algo sorprendente para todos los que vieron el estado en el que estaba el día anterior, esperando que estuviera aún en las mismas o se viera aún cansada.

Muy mala suposición.

—Sigo sin creer... —Jirō bostezó con pequeñas lágrimas en sus ojos—... que seas la más enérgica entre nosostros a esta hora, sabiendo que caíste literalmente dormida y no te moviste más. —mira hacia su amiga de cabello rojo quien con sus manos en su cintura se balanceaba y tarareaba de forma contenta—. Y fuiste la primera en despertar...

—Desde las cuatro... —balbuceó Uraraka con una sonrisa tonta y adormilada en su rostro.

—Buenos días, chicos. —Aizawa saluda hacia los demás, admirando unos momentos a la jóven Tsubomi al ser la única que se veía despierta, luego volvió a mirar a los demás—. Hoy empezarán el entrenamiento para aumentar su fuerza. —comienza a explicar—. El objetivo es aumentar su fuerza individual y obtener sus licencias provisionales. Se preparan para las hostilidad para estar listos para la realidad. Vayan con cuidado. —Hatsulin sonrió con emoción ante aquellas palabras, sintiéndose más que entusiasmada—. Y dicho esto, Bakugō... —dice mientras le lanzaba una pelota de softball que el aludido fácilmente atrapó—. Lanza eso.

—Es de la prueba de condición. —dice el cenizo mientras miraba la pelota.

❛Fue hace tres meses... Que nostalgia.❜ piensa la pelirroja por el pequeño deja vu que sintió en la primera clase allí en la U.A. y la de ahora, sonrió un poco al pensar en todo lo que han avanzado.

—Tu récord anterior cuando empezaste la escuela era de 705.2 metros. Veamos cuanto has mejorado. —la pelirroja sonrió con emoción por la ansia de saber que resultado tendría actualmente su amigo.

—¿Veremos su progreso? —suelta Mina de forma emocionada, mirando hacia la dirección en donde el rubio se encaminó.

—Pasaron muchas cosas en tres meses. Tal vez la lance un kilómetro. —dice Sero.

—¡Vamos, Bakugō! —exclama con energia Kirishima.

Los ojos de Hatsulin estaban fijos en la espalda del más alto para ella, una sonrisa impaciente estaba en sus labios mientras observaba como el chico preparaba su brazo para el lanzamiento; presentía que debería haber un gran progreso desde el Bakugō Katsuki de ese entonces al de ahora, aparte de su carácter y forma de convivir, aún recordaba lo tan arisco que era al comienzo, siendo un poco más suelto actualmente. Al menos en su punto de vista. La colocaba ansiosa y emocionada verlo, sus puños estaban apretados a la altura de su pecho, totalmente quieta, en espera de que lanzara aquella pelota, impaciente en ver que tanta distancia recorrería ahora.

❛Que emocionante...❜ sus ojos brillaban con admiración y emoción, sentía su pulso acelerarse y sus manos calentarse. Esto realmente era emocionante para ella, justo como lo pensaba; sobretodo al ver el progreso del cenizo, sabiendo que desde que lo conoció era fuerte. Ansiaba saber que tan fuerte era ahora.

—¡Ánimo, Bakugō-kun! —exclama la pelirroja ya sin soportar la emoción que ella estaba conteniendo en su interior, agitando sus puños de arriba hacia abajo con una gran sonrisa en sus labios.

El cenizo pareció ya estar listo para lanzar, colocándose en posición y sonriendo de manera arrogante, siendo casi un paralelismo al primer día de clases en la academia. La emoción y la curiosidad de ver cuanto habría avanzado estaba en el aire. —Entonces... Aquí voy... —dijo para sí mismo al sentirse impaciente y dispuesto a lanzar, preparando su brazo y justo al momento en el que hizo el gesto de lanzar, su expresión se volvió agresiva—. ¡Vete al diablo! —y lanzó con una fuerte explosión, levantando una gran cortina de viento.

Hatsulin miró con asombro y una sonrisa hacia la bola siendo impulsada por la explosión de su compañero, sintiendo como su cabello hecho en aquella coleta alta que se hacía en deporte o al usar su traje de héroe se agitaba por la presión del viento, manteniendo sus ojos bien abiertos. Siguió lo más que pudo su mirada la distancia que recorrió la pelota a lo lejos, perdiéndola de vista cuando comenzó a descender, cayendo entre los arboles del bosque. Sintió la curiosidad e impaciencia carcomerla por dentro, reteniendo su respiración y mirando a su maestro para saber que distancia recorrió esta vez.

—709.6 metros.

❛¿Ah?❜ piensa casi de inmediato la de grandes ojos azules, mirando la postura algo tiesa del cenizo. Su sonrisa desapareció de sus labios y sus cejas se curvearon levemente hacia los lados, confundida por ese resultado. Y tal como dijo Hanta, fue menos de lo que esperaba. Ladeó un poco su cabeza mientras tomaba su mentón con su mano, mirando aún con cierta duda al cenizo quien parecía igual de sorprendido que los demás. ❛¿Sólo eso...?❜ hizo un pequeño mohín aún analizándolo, notando como estaba tenso. Realmente esperaba más que eso, al igual que los demás.

—Hace tres meses que empezaste la escuela. De verdad mejoraste en tus experiencias. —la pelirroja dejó de ver a Katsuki para observar a su maestro cuando comenzó a hablar—. Pero esa mejora sólo ha sido mental y técnica, con algo de mejoría de resistencia. —continua EraserHead, caminando enfrente de sus estudiantes y colocándose justo enfrente de ellos, con las manos en sus bolsillos—. Como ven, sus quirks no han mejorado tanto. Por eso trabajaremos en mejorar sus quirks.

Mostró una mirada un poco más seria ante aquellas palabras de parte de su profesor, sintiendo como si golpeara de cierta manera su orgullo. Alzó levemente su mano áspera, observando la pequeña cicatriz en su palma para proseguir a cerrarla y hacerla puño, escuchándose el sonido seco del vapor cuando calentó aquella zona. Ahora que lo pensaba, realmente no sentía que su quirk haya mejorado demasiado, y justo como Aizawa alegaba, que en sí no había mejorado. Dejó salir una leve respiración para alzar la mirada con seriedad y a su vez disposición, observando como el mayor sonreía de aquella manera maliciosa.

—Será tan duro que sentirán que mueren —Hatsulin tragó algo de saliva ante la mirada y sonrisa de su maestro. Justo como el primer día de clases, cuando los amenazó con la expulsión al que peor puntaje tuviera; ahí estaba Aizawa Shōta, sonriéndoles de manera maliciosa y con una inquietante emoción—, pero no vayan a hacerlo.

Hatsulin apretó sus labios con cierta fuerza al escuchar aquellas palabras de su maestro, apretando ambos puños por la inquietud que le generaba el peso de sus palabras. Sabiendo como era su maestro Aizawa Shōta, conocido en su labor de héroe como EraserHead, todo lo que él había dicho era cierto; los entrenamientos iban a ser tan intensos hasta el punto de casi morir, eso la inquietaba un poco y a su vez sintió cierto amargura en su estómago por haber escuchado esas palabras antes, haciéndola colocar un mohín y a su vez agachar la mirada un poco perdida y momentáneamente abrumada.

«—Van a tener un entrenamiento tan intenso, que van a sentir que morirán... —decía la voz de Iyassu en su recuerdo, con un tono lleno de sorna y malicia—. Y creanme, si lo harán.»

Agitó rapidamente su cabeza para sacar de sus recuerdos la voz y la carcajadas de Iyassu, sintiendo un enorme peso en su espalda, como si él hubiera tomado sus hombros al momento de recordar aquello, siendo que en ese entonces, había hecho eso. Así que, tomando una pequeña respiración y levantando su mirada determinada y dispuesta, aunque a su vez algo inquieta; sonrió con más seguridad y a su vez ciertos nervios.

❛Yo quería algo que fuera realmente un desafío...❜ pensó de forma abrumada y nerviosa, pero a su vez, determinada y llena de coraje. Su sonrisa se volvió una mezcla desafiante y entusiasmada, apretando ambos puños. ❛Y voy a superarlo, ¡aunque sienta que muera!❜

DEFINITIVAMENTE SENTÍA QUE IBA A MORIR EN CUALQUIER MOMENTO. NO, SENTÍA QUE SU CUERPO estaba hirviendo, literalmente hablando por el sudor caliente que caía por su frente hasta el suelo, burbujeando momentáneamente por unos segundos antes de evaporarse; en realidad, más que sentir que moría, sentía que se estaba derritiendo. Era una sensación mucho peor que la del día de ayer para poder llegar al campamento; no, era una sensación que no ha logrado sentir en toda su vida.

Nunca ha usado tanto su quirk como ese día, y apenas estaba comenzando el día.

—Tsubomi, no te detengas. —escuchó la seria y monótona voz de parte de su maestro quien estaba lo suficientemente lejos para que sus flamas no lo afectara, y sobretodo el calor que había en todo el perímetro en donde ella se encontraba, saliendo incluso vapor del suelo.

Hatsulin mantuvo su mirada agachada por unos momentos, colocando sus manos encima de sus rodillas y respirando de manera agitada y ahogada, sentía incluso que no podía respirar al inhalar y exhalar el mismo aire caliente que la sofocaba. Agitó su cabeza de un lado a otro, sintiendo incluso su cabello sudoroso pero al menos no estorboso al tenerlo en una descuidada coleta; alzó su mirada, dejando ver sus orbes azulados brillando ligeramente, teniendo su ceño fruncido. Tragó saliva, frotando el dorso de su mano en su nariz al sentirse constipada.

—¡Si, señor!

Y al momento en el que exclamó aquel entendimiento, se golpeó las mejillas un par de veces para estar más lúcida y volver a prepararse; colocó una mirada seria en su rostro, dejando de jadear, preparando nuevamente su quirk y continuado con su entrenamiento, un duro, cansador e infernal entrenamiento. Colocándose firme, activó su quirk y toda la zona en la que ella estaba se llenó de flamas ardientes, casi estando en un descuidado círculo para no terminar extendiendo sus flamas hacia los demás, estando lo suficientemente alejada.

❛Quema, quema, quema...❜ pensó la pelirroja tratando de soportar el calor que recorría su cuerpo ante el enorme exceso que estaba haciendo, podía soportar las flamas fácilmente sin quemarse, pero el calor ante la repercusión de tanto uso no, siendo su enemigo. Mantuvo lo más posible sus flamas encendidas con cierta intensidad, más de la usual, aguantando todo lo que podía. Sus manos temblaron un poco, sintiendo hasta sus uñas quemar la carne debajo de ellas. Cerró sus ojos con fuerza, tratando de mantenerse por más tiempo, pero no aguantó el enorme sofoco que sintió al jadear y desactivó sus flamas, apagándose el perímetro llena de estas para volver a respirar de manera agitada.

Su entrenamiento consistía en usar sus flamas constantemente y el mayor tiempo posible, agregando de controlar la temperatura de estas mismas y que no se salieran de control, similar al entrenamiento que estaba haciendo Shōto, aunque él lo hacía con su lado izquierdo y lado derecho, teniendo que usarlos constantemente y teniendo que igual controlar la potencia de su lado de fuego. Miró hacia la dirección de este mismo al girar su cabeza, aún jadeando en busca de la frescura de la mañana; al menos él estaba en un barril con agua y por un instante podría sentir el frío de su lado de hielo, en cambio ella tendría el agua literalmente hirviendo, hasta evaporada. Su cabeza volvió a caer hacia abajo agotada, le dolía por tanto calor que sentía.

Miró unos momentos a su alrededor y analizando hasta donde llegaban sus flamas al fijarse por el humo que salía de la tierra hacia arriba, parpadeó un par de veces cuando sintió que hasta los ojos le sudaban. Resopló, de verdad sentía que este entrenamiento era un infierno y quería morirse, pero morirse del enorme calor que tenía. Sentía que estaba dentro de un volcán, aunque más bien, ella podría ser el volcán en estos momentos.

❛Debo... seguir...❜  exhaló una gran bocanada de vapor, para luego exhalar por su nariz, justo como un toro molesto; su mirada estaba bien abierta y sus pupilas algo reducidas ante el coraje que sentía por poder superar y mejorar el uso de su quirk. Sus brazos cubiertos por las mangas negras de aquella camisa de material especial comenzaron a llenarse de bruma flameante, como si comenzara a encenderse lentamente. Su mirada se veía intimidante y hasta algo aterradora, agregando la capa de fuego que tenía encima que casi de inmediato se extendió en una fuerte llamarada que la rodeó, llegando a aquel limite de uso en su alrededor. ❛Continúa... continúa...❜

—Sólo quema... quema, quema, quema, quema... —comenzó a decir en un tono de voz algo bajo, murmurando de manera constante la palabra "quema" para poder mantener el fuego en aquel control de potencia, pero teniéndolo que usar constantemente. Sentía incluso su cabello balancearse un poco por el movimiento de las flamas, flamas que se comparaban o eran hasta más poderosas que las de su madre y la de su tío Endeavor, literalmente como las flamas del infierno. Exhaló con fuerza con su mirada fija en algun punto muerto, sin dejar de decir la misma palabra, casi como una loca.

Al menos, eso pensaban la clase B, quienes observaban perturbados y hasta aterrados la forma en la que la pelirroja estaba rodeada de flamas, incluso estando su alrededor de estas mismas, y murmurando de aquella manera inquietante la palabra "quemar", viéndose demasiado aterradora para ellos en aquel estado. Hatsulin notó sus miradas y giró lentamente la cabeza por la pesadez de su cuerpo y los miró casi con un brillo flameante en su ojos; todos se sobresaltaron inmediatamente por aquello.

Hatsulin volvió a apagar sus flamas, quedando nuevamente en aquella zona desolada y caliente, dejando ver como no usaba el uniforme como los demás, ya que usaba únicamente la ropa de material especial para que no se queme, ya que casi de inmediato que comenzó a hacer esos ejercicios, su uniforme comenzó a quemarse, dejando es rasgaduras de la tela de este mismo en algunas partes de su cuerpo, teniendo sólo el pantalón del uniforme que estaba hecho tirones, dejando entrever unos leggins por debajo. Pero el hecho de tener tela rasgada encima no le daba una imagen más tranquilizante a los chicos de la clase B que observaban como todos entrenaban.

—¿E.. e-es la misma chica de la clase A que siempre se ve linda y sonriente? —señaló de manera casi temblorosa uno de la clase B hacia sus compañeros que observaban aún a la pelirroja que pareció ignorarlos para seguir con su entrenamiento—. ¡L-literalmente ella está creando un infierno ahí!

—T-todo es un infierno aquí... —se lamenta nervioso otro de ellos por ver la forma tan intensa en la que todos entrenaban, viéndose hasta doloroso.

—Deja de ser tan malditamente llorón. —bramó ahora una de cabello blanquecino de forma irritada, aunque no había evitado sentirse nerviosa por todo lo que estaban viendo, pero trataba de mantenerse firme... escuchando los insultos del chico de las explosiones, los lloriqueos de algunos así como gritos que eran de dolor por el constante uso de sus dones. Abultó sus labios en un puchero algo enojado, sintiendo su ceja temblar—. Si van a andar lloriqueando, ¡no hubieran entrado al curso de héroes! No se anden asustando porque una de la clase A esté usando fuego. ¡Maduren! —dice, con un tenso temblor.

—Pero si tú le tienes miedo al fueg... ¡araña! —exclama espantado la de orbes rojizos formó una araña de manera veloz con su quirk y se la lanzó al rostro, ahora viendo como él luchaba para quitársela de la cara. 

Gruñía con un oscuro sonrojo en su piel de un tono rosáceo, justo en sus mejillas. Debajo de su cabello enmarañado y corto sobresalían sus orejas que peculiarmente eran puntiagudas, estando agachadas hacia abajo por unos momentos; no obstante, ella miró hacia la dirección en donde Tsubomi Hatsulin se encontraba, volviendo a portar una apariencia más segura como normalmente se veía. Su ceño se frunció al observar la espalda de la chica de cabello rojizo, notando como usaba una blusa sin mangas y que por alguna razón estaba soportando la gran temperatura y poder de las flamas, aunque podían verse la tela rasgada de lo que seguramente era su uniforme.

Entre las fogosas y flameantes llamas siguió observando la figura de Hatsulin, pudo ver la posición firme y casi de ataque que estaba haciendo al momento que encendía su quirk, para pasar a casi mover todo su cuerpo al buscar una forma de respirar al ver como subía y bajaba su pecho; los ojos de Otani miraron ahora el perfil de Hatsulin de manera fija, su ceño volvió a fruncirse casi con odio y a su vez desagrado, apretando uno de sus puños al verla en aquel estado de agotamiento en medio del vapor, e inevitablemente, retrocedió un leve paso cuando las flamas volvieron a aparecer, viéndose efectivamente como un infierno.

❛Tú y tu maldito fuego...❜ pensó la chica de cabello alborotado, tocando su antebrazo en donde permanecía una cicatriz de quemadura, viéndose como una mancha roja. Su mirada rojiza reflejaba molestia e ira, totalmente dirigida hacia la chica del quirk de fuego que estaba usando su quirk, hasta la última flama que podía. ❛Nunca te cansas de estar molestándome, maldita...❜

→S H A N X L A B Y X←

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