𝟎𝟒

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ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Lo que hay en mi.
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Omnisciente.
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Desde que ingresaron a la base de reclutas Kira se había mantenido atenta a cada uno de los entrenamientos. En ellos demostraba cierto potencial que el instructor veía, que muchos no. Habían miradas que la subestimaban por saber el tipo de vínculo que tenía con una ex miembro de la legión, creían que había entrado por dicha razón y no por el esfuerzo que brindaba cada día en sus deberes físicos como los demás. Sin embargo, pese al potencial que parecía tener, Kira no encontraba manera de preceder los golpes y ataques de Mikasa en un combate cuerpo a cuerpo—, algo que la mantenía muy entretenida y con adrenalina—. Buscaba en su compañera la fortaleza física que necesitaba, batallaba para acompañarla e incluso alcanzarla y ser una de las mejores en su graduación. Quería enorgullecerse a sí misma y saber que podía ser de los soldados que saldrían fuera de los muros para descubrir el origen de los titanes, con eso, dar fin al rencor que había en ellos por la desastrosa muerta de su madre y el cementerio que con ella dejó a muchos en el distrito María.

La mayoría de los cadetes entrenaban, otros hacían el vago y evitaban al instructor, mientras que Kira intentaba de tener una respiración controlada, Eren la observaba con detenimiento a lo lejos. Él también había estado entrenando y se presentaba en las gotas de sudor que bajaban por su frente, pero se había detenido para ver a la rubia con la que había estado creciendo en los últimos años. Veía en ella esas ansias de poder subir de nivel y no ser subestimada por sus compañeros. Notó como Kira bajo su cuerpo cuando Mikasa levantó su pierna para patearla, lo que hizo en ella una estrategia fácil cuando los pies de Kira se deslizaron por los talones de Mikasa, logrando derivarla de manera inesperada—, no porque tenía más fuerza bruta, si no porque fue estratégica y había estado examinando de rato los movimientos de su compañera quien quedó impresionada—. Kira ayudó a que Mikasa se levantara del suelo, ambas sin riña alguna, solo ayudándose entre sí como las buenas amigas que eran desde niñas.

—Kira ha avanzado mucho.—admitió Armin aún lado de Eren, quien no tardó en asentir sin siquiera procesar lo que este había dicho.

—¿Y tu cuando avanzarás Armin?—bromeó su compañero Connie aún lado, Armin se apenó y tartamudeo cuando fue a responder.

—Es evidente que los golpes nunca serán la solución de un problema mayor.—comentó, dejándose llevar por su lógica mientras que Connie le hacía muecas de desinterés.

—Aún así no puedes saltarte los entrenamientos de combate cuerpo a cuerpo, mira como Kira y Mikasa lo han sobrellevado a la perfección. En una pelea real, ¿quién crees que ganaría?—le hizo Connie cuestionarse a Armin.

—Kira es una persona estratégica, aunque Mikasa tiene una fuerza mayor, sería difícil un duelo donde ambas no quedarán empate.—respondía pensativo, mirando a sus amigas.

—Kira ve el patrón de los movimientos de Mikasa, por eso logra vencerla, no por fuerza, si no por estrategia.—confesó Annie, una de sus compañeras más hostiles y solitarias.

—Gracias Annie por aportar de una forma más resumida.—decía Connie desinteresado, cruzándose de brazos ante ella.

—Es impresionante que Kira no solo sea una cara bonita.—restregó uno de sus compañeros de forma arrogante, creando incomodidad en Eren y tensión en el ambiente.

—¿Perdona?—la voz de Kira resonó en medio del entrenamiento, era muy extraño que ella hablase con sus compañeros nuevos; prefería mantener distancia y más sobre Jean Kirstein.

—Parece que no tienes otra cosa más que hacer, ¿o si Jean?—le cuestionó Eren, mirándolo de una forma fulminante, el alto solo sonreía de forma arrogante y se mantenía sereno.

—¿Acaso no puedes dejar que se defienda sola?—preguntó Jean de forma curiosa, mirando como Eren parecía empezar a alterarse fácilmente.

—Que eso no te preocupe Jean, puedo defenderme sola.—expreso Kira, mirando seriamente a su compañero quien asintió victorioso.

—Esto va estar interesante.—opinó Reiner, cruzándose de brazos para ver la tensión que había entre Kira y Jean; se desafiaban.

—¿A qué quieres llegar con esto cara de caballo?—cuestiono Eren, haciendo que Jean frunciera el ceño por el incómodo apodo que le dio.

—Ya lo he dicho, quiero ver si es más que una cara bonita con privilegios.—respondió Jean, desatando una desigualdad en ella que no tenía con sus demás compañeras que miraban.

—No soy privilegiada. Estoy aquí con el mismo sudor que el tuyo.—asumió Kira con una voz serena, en sí no era un tono chillón, Kira tenía una voz algo ronca y apagada.

—Veamos si es cierto.—pidió Jean, acomodándose en una postura de combate que dejó a todos asombrados por la invitación que le hacía a la rubia.

—¿Es una broma?—cuestiono Kira al levantar una ceja y verlo de esa forma, se le hacía patético que un hombre la desafiara en un combate.

—Seré delicado, ya que eres una...

Kira solo dio un giro en su posición y levantó su pierna derecha para rozar fuertemente el labio de Jean, de una forma tan detenida y brusca que la saliva que cayó al pavimento se tornó rojiza. El bullicio de sus compañeros inició, creando en Eren furor por ver cómo eso se tornó en un combate personal por los principios de sus compañeros y la división que creaban al ver a Kira como una privilegiada. Esto hizo que Eren no evitara sonreír, así como Mikasa cuando vieron la expresión atómica de Jean al primer movimiento preciso que hizo Kira en contra suya. Él se levantó de inmediato, buscando una manera de golpearla cuando lanzó un golpe, pero Kira sujetó su brazo y lo hizo girar contra ella. La espalda de Jean chocó con el pecho de Kira, la única desventaja es que él era más alto y podía sacarse fácilmente de su agarre, lo cual hizo. La rubia estaba roja, tenía mucha presión y adrenalina recorriendo todo su cuerpo, más cuando Jean la distanció de su cuerpo e hizo que ella quedara prisionera en su agarre.

No quería que la vieran débil, tampoco que tuviera que ganar él y ella verse cabizbaja por alguien que la había estado subestimando desde que llegó—, aunque no era una mentira que Kira era reconocida como la hija de una mujer de alto rango que falleció drásticamente, eso no significaba que por esa razón se le abrieron las puertas fácilmente—. Como todos se levantaba en la mañana y hacía sus entrenamientos, era sometida a la disciplina y organización del instructor que los llevaría a ser soldados honorables para los distritos. ¿Qué tenía una cara bonita? Si, pero era el hecho de que por verla de esa forma física no creían en su fuerza y voluntad. Ella era fuerte, igual que su madre y aprendió de ella el valor que debía darse cuando no estuviera cerca. Por tal razón Kira se enfureció y pisó fuertemente sus talones para levantar a Jean contra su espalda. Agarró su brazo y lo traspasó por su cuerpo hasta que cayera al suelo bruscamente, lo que hizo que ella colocara su talón en el pecho de este y sujetara su brazo al punto del quiebre.

—Se acabó el espectáculo.—adjunto la voz del instructor, lo que hizo que todos se divieran de manera tensa.—Ustedes dos, correrán hasta que anochezca.—señaló a Jean y Kira, quienes se miraban entre sí de una manera fulminante.

—No vuelvas a subestimarme solo por ser mujer.—pidió ella en un masculló, soltándolo de forma brusca y alejándose algo avergonzada por el castigo de su instructor que todos verían.

—¿Y ustedes que están esperando? ¡Vayan a las duchas o correrán hasta el anochecer!—exclamó el instructor cuando todos se quedaron viendo a los reprendidos irse.

—Pero él la provocó, ella solo se defendió.—mascullaba Eren mientras se alejaba, mirando de reojo como Kira empezaba a trotar.

—Creo Eren, que a veces la mejor manera de resolver las cosas es no decir nada al ignorante.—opinó Armin, apenado por su amiga quien estaría exhausta a la hora de la cena por sus acciones.

Pero Kira no se sentía culpable—, ni siquiera se arrepentía de haberse llevado la pelea personal—. Corría de una manera lenta alrededor de la base y veía los mismos detalles una, y otra vez. Su mente no era débil y no se sometía a los arrepentimientos de sus decisiones, porque el arrepentimiento es lo que la lleva a recordar su última decisión y en como no pudo salvar si quiera a su querida madre. El anochecer caía y ella aún daba vueltas, incluso le había pasado a Jean por el lado varias veces al verlo fatigado por la corrida. Pero este castigo era algo que les beneficiaría a ambos, crearían una resistencia casi indestructible y los haría más fuerte de lo que ambos querían ser. Sus compañeros se habían duchado y esperaban la cena para luego irse a dormir, Kira envidiaba el hecho de que no podría comer con sus amigos y oir qué pensaban de la situación de hoy. Sentía en sus piernas un calentón que le avisaba el ya no poder más, por lo que aprovechó que ya oscurecía para empezar a detenerse y buscar aire en medio de las gotas de sudor que bajaban por toda su frente, incluso sus brazos estaban sudorosos como todo su cuerpo. Estuvo mucho tiempo en ese circuito, corriendo y obedeciendo a su instructor.

—Pensé que no te detendrías.—levantó la mirada y observó a su compañero, Reiner la veía como los demás lo veían; pues Kira y él eran de los mayores en la base de reclutas.

—¿Disfrutaste el espectáculo Reiner?—pregunto ella de manera sarcástica, caminando para pasarle por el lado y no darle importancia a su presencia.

—Jean es un idiota. Le asustas, es todo.—comentó, haciendo que Kira se detuviera antes de que pudiera seguir avanzando.

—¿Por qué le asustaría?—se cuestionó, sin entender a lo que Reiner se refería, el rubio se acercaba a ella de forma lenta y la miraba.

—El quiere ser un soldado de la policía militar, estar dentro de los muros y tener privilegios. Sin embargo, te has presentado con la idea de ser una integrante del cuerpo de exploración. Se siente intimidado por tu decisión, yo igual lo estaría.—explicó de una manera detallada que Kira entendió.

—Yo tengo razones para querer ser parte de la legión, no quiero verme como que intento ser superior, es una meta que quiero alcanzar. Una promesa infantil que hice.—respondió ella, precisa.

—Parece tener mucho valor esa promesa, ¿no es así Kira?—le preguntó, por lo que ella se giró para ver en el interior de la cafetería a sus amigos sentados juntos, comían y hablaban entre sí.

—Ellos estuvieron ahí, vieron lo mismo que yo. Por eso queremos ser parte de la legión, los titanes causan miedo una sola vez, dos veces es imposible, al menos para mí.—comentó de forma prepotente.—Y si es por eso que Jean me subestima, no me entendería hasta que viera lo que vi.—añadió.

—Todos queremos ser los mejores aquí Kira, por eso quizás nos veamos como competencia, pero al final ese no será el caso. Entiendo tu punto, la verdadera amenaza esta allá.—explicó Reiner.

—No me interesa demostrarle a nadie lo fuerte que soy. Estoy aquí por un propósito, quien quiera estar de mi lado que este y quien no, realmente no me afecta.—presentó ella de forma fría.

Reiner y Kira continuaron hablando en las afueras. Sin duda ambos eran visto como las personas más maduras de la base de reclutas—, en eso, Eren la veía desde donde estaba y deseaba poder ir con ella—. Le molestaba el hecho de no haberla podido defender y permitir que pasara dicha situación frente a sus ojos, más ante su compañero con el cual no había tenido química desde que llegó, lo que ha ocasionado en ellos varios enfrentamientos durante las cenas. El alto y el se pasaron por el lado, haciendo un roce de hombros que Mikasa notó, lo que hizo que ella mirara a Jean y este se sintiera por un momento sonrojado, hasta nervioso. Fue algo que hasta Eren notó. De hecho, Jean prefirió pasar de largo y no decirle nada a Eren por el roce de hombros que tuvieron. Debía evitar a toda costa los problemas, pues el instructor estaba al pendiente del escuadrón y buscaba señuelos para presentarlos de evidencia si alguien se atrevía a desafiarlo como Sasha, la chica patata.

—Eren, ¿a dónde vas? Tu plato se enfriara si vas afuera.—argumentó Mikasa, mirando como Eren no tenía intenciones de detenerse.

—Ya te he dicho que no soy tu hermano menor Mikasa.—expreso, evadiendo a su hermana adoptiva quien optó por continuar comiendo.

—No sé porque se le hace difícil admitir que irá hacia Kira.—comentó Armin, soplando su plato caliente aún lado de Mikasa, quien miró hacia afuera.

—Descansa Reiner.—indicó Kira cuando vio a su compañero partir, culminando la conversación que ambos estaban teniendo.

—Tu también, o al menos cuando termines de charlar con tu nueva compañía.—Kira se giró, mirando como Eren salía de la cabaña con un plato.

—¿Qué sucede Eren? Se te enfriara la comida aquí afuera.—dijo Kira, mirando como él se encogió de hombros y se sentó con ella en los escalones para acompañarla en un descanso.

—Te ha traído un poco. Debes comer.—articuló él al pasarle el plato de comida que empezaría a enfriarse pronto por la brisa fría de la noche.

—Eren no debiste, yo iba a buscar un plato para mi.—comentó ella, mirando el plato de comida que Eren rechazó en cuanto ella se lo acercó.

—Corriste mucho tiempo, debes estar cansada y sin energía, además con hambre. No ibas a poder ni servirte un plato.—justificó él, haciendo que ella bajara la cabeza y asintiera.

—Vamos, no me veas débil como el idiota de Jean, eso me ofendería, más si viene de ti.—indagó ella, con una expresión seria.

—Que va, si es por ti que me esfuerzo tanto.—admitió, haciendo que ella levantara su mirada y lo viera curiosa.—¡Digo! Es porque eres fuerte como Mikasa, ambas me inspiran.—arregló para rascar su nuca y mirar a otro lado.

—Serán tres largos años Eren.—esbozó Kira con vagues.—¿Crees que podamos acoplarnos a estas personas?—preguntó curiosa.

—Lo haremos. Tenlo por seguro Kira, estaremos entre los mejores diez cadetes.—ánimo Eren, mirando como Kira miraba el plato de comida.

—He soñado con el distrito María y nos he visto ahí. Creo que es mi desespero de poder recuperarlo que no puedo permitirme soñar otra cosa.—expreso ella, con anhelo en su voz.

—Se hará realidad. Volveremos a casa Kira, ya lo verás, y destruiremos a todos los titanes.—articuló Eren con precisión en sus palabras, por lo que Kira se giró a verlo fijamente.

—Aunque me cueste la vida Eren, pelearé a tu lado.—afirmó Kira, recostando su cabeza encima del hombro de Eren y dejándose caer por el cansancio.

Eren se quedó inmóvil, sintiendo un cálido gesto de su amiga que jamás había sentido—, haciendo en él que sus mejillas se sonrojarán y quisiera mirarla—. Pero prefirió no moverse y dejarla descansar sobre su hombro, mostrándole que siempre que lo necesitara ahí iba estar para esperarla en cualquier situación. Kira no era de mostrar afecto con nadie, era reacia y distante. Él se quedó mirando el cielo estrellado, reflejando la esperanza que habitaba en los sueños de ella y el deseo de volver al hogar que habían perdido. Sin embargo, era solo una advertencia de las pesadillas que se harían realidad y la sangre que no tardaría en derramarse en los próximos años. Los sueños de Kira no eran más que una amarga ilusión que se les saldría de las manos a ambos y los alejaría del camino que buscaban tener juntos. Kira dejó el plato de comida aún lado y se sintió abastecida cuando lo terminó, mientras que Eren a su lado solo reflejó el amargo saber que sería perder una compañía como ella sí algo malo llegase a suceder.

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