꒰⚡ 𖥻𝟎𝟒 | 𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀𝐒 ꒱

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𝐀𝐑𝐂𝐎  𝟏 ⟆ ˖𓍢ִ໋ 𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑
¸:•.𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫;𝐠𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐭𝐫𝐢𝐨¸:•.
⤿ ִׄ ›› 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟬𝟰 ¦ 𝗖𝗔𝗥𝗧𝗔𝗦.

❛ 𝑬𝒍 𝒔𝒖𝒓𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒎𝒂́𝒈𝒊𝒄𝒂
𝒔𝒐𝒓𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓 𝒍𝒐 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒐 ❜



La gente gritaba y es que en ese momento la descomunal serpiente se arrastraba por el suelo. Las personas corrían hacia la salida del lugar.

La serpiente se deslizaba ante ellos, ambos pudieron jurar que una voz baja y silbante decia:

— Brasil, allá voy.. Gracias, amiga.

Guiño su ojo a la chica y sin mas siguió su camino. Alheli boquiabierta miraba todo sin poder emitir aunque sea un sonido. Harry solo podía pensar que su hermana hizo eso, ella había querido que eso pasara... y pasó.

El tiempo pasó, ahora el director del zoológico preparo una taza de té para Tía Petunia, mientras se disculpara una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que los mellizo vieron la serpiente no había hecho nada más que darles pequeños golpes en los pies, pero en el coche, Dudley había dicho que casi lo había mordido en la pierna, mientras Piers juraba que intentó estrangularlo.

Alheli con la expresión de incredulidad miraba ambos, para luego rodar sus ojos y ver la ventana. Aunque lo peor estaba por venir, al menos para ella, ya que Piers se calmo y dijo:

— Me acerque a hablar con Alheli y vi como le estaba hablando.. ¿Verdad, Alheli?

Tio Vernon espero hasta que Piers se marchó, antes de enfrentarse con Alheli, estaba tan enfadado que casi ni podía hablar.

— ¡¿Qué has hecho?! - grito Vernon, tomándola del brazo con fuerza.

Su enorme mano ocupaba su muñeca con facilidad, aunque eso no importaba ahora, no cuando el hombre parecía querer asustarla.

— ¡Nada, juro que no hice nada! - exclamó Alheli, ella no había hecho nada, solo deseo algo... Eso no era algo malo.

— ¡No me mientras, Alheli! ¡Ese niño dijo que te vio hablar con el animal! - la chica topo con la pared antes de la puerta de la alacena.

Petunia sostenía a Dudley y a Harry. El primero, algo asustado miraba a su prima. El no creía que ella haya hecho algo, sabía que Piers estaba molesto porque ella siempre se negaba a siquiera mirarlo con amabilidad.

Así que tomaba el comentario de su amigo como una estupidez. Su prima no era la dueña del Zoo como para bajar o desaparecer el vidrio.

— ¡Sueltela! - intervino Harry, soltandose del agarre para colocarse enfrente de su hermana - ¡Ella no hizo nada! ¡Piers es un idiota!

Vernon de inmediato se puso rojo como un enorme tomate, Harry juro que si seguía así explotara en cualquier momento.

— Yo no le hable... yo no - susurro, estaba asustada.

Era una mentirosa, claro que le había hablado, hasta le había guiñado el ojo... Pero no le dijo que intentará algo, era ilógico que el vidrio hubiera desaparecido.

— Ve... Quedate en la alacena.. No hay comida, Alheli - pudo decir, antes de desplomarse en el sillón.

Mucho más tarde, Alheli estaba acostada en su alacena oscura, deseando tener un reloj. No sabía que hora era, pero sospechaba que era tarde, ya que a su lado ya estaba Harry totalmente dormido.

Tenía hambre, aunque bueno puede decir que siempre la tiene... Era inevitable.

Había vivido con los Dursley casi diez años, diez malditos años. Hasta donde podía recordar, vivía con ellos y su hermano tras que sus padres murieran en un accidente de coche por culpa del borracho de su padre.

Aunque jamás creyó eso, sentía que Potter, su padre, era un hombre bueno y sonriente, sino ¿de donde había obtenido ella la sonrisa?
Además, jamás pudo recordar algo más haya de la luz verde y cegadora, dudaba que formará parte del accidente. Sus tíos nunca hablan de ellos, por supuesto tenían prohibido preguntar sobre ellos. Tampoco había fotos.

La única vez que vio una foto de su madre fue gracias a Tía Petunia, quien al verla llorar a sus 6 años le mostró la foto de una mujer hermosa y pelirroja. Ahí supo que su sonrisa no era de ella, más bien era la de Harry. Petunia había dicho que ella era su mamá, y que aunque no lo pareciera, era similar a ella.

Alheli realmente quiere creerlo.

Cuando era pequeña deseaba que algún pariente los tomará y llevará lejos de los Dursley, pero jamás sucedió. Ellos eran su única familia. Pero aveces Harry y ella solían pensar que había personas desconocidas que se comportaban como si los conocieran.

Había ocasiones en las que gente de aspecto extraño los saludaban con entusiasmo, siempre Tía Petunia los tomaba de la mano y los llevaba lejos.

Muchos solían pensar que Alheli era una Dursley, por su cabello rubio y pecas castañas, ella lloraba ante eso. Sabía que los Dursley le tenían un poco de aprecio comparado a Harry, pero eso no quería decir que la amarán, de hecho pensaba que en secreto la odiaban por completo.

Talvez y así era.

En el colegio, los Potter no tenían amigos, y ella decía que no los necesitaban, Harry era su único amigo y encerio el único que necesitaba. Todos en el colegio sabían que Dudley odiaba al extraño niño Potter, con su ropa vieja y gafas rotas, y a nadie le gustaba estar en su contra. Con Alheli, había niñas que sólo la molestaban, solían decir que preferían sacarse la sangre a compartirla con el raro Potter. Ella obvio las golpeaba o hacia cosas para perjudicarlas en la escuela. Esas niñas era lindas y conocidas, pero tan tontas como una piedra.

— Tu estómago suena mucho - dijo Harry, sacándola de sus pensamientos.

Alheli lo miró entre la obscuridad, sonrió con paz al ver los ojos brillantes de su hermano, y dijo:

— No, Harry, no soy yo - susurro, acomodándose mas cerca de él - Es el monstruo debajo de la cama.

Harry la miró con sus ojos abiertos de sorpresa.

— ¿Qué?

— Si... El está gruñendo porque estas hablándome, así que mejor duérmete o le voy a decir que te muerda - dijo Alheli, Harry la miró sin creerle.

— Tu no puedes hablar con criaturas extrañas.... - dijo Harry, totalmente desconfiado.

Alheli era su hermana, y ella nunca mentía, era una niña honesta, al menos con él.

— Claro que puedo

— Lo de hoy no cuenta - dijo de inmediato, Alheli lo miró - Quería hablar contigo sobre eso, debi de entrar contigo a la alacena y no quedarme a cenar con ellos, Alhli...

Una mueca apareció en el rostro de ambos. Harry sentía un tanto de culpa, él también había escuchado a la serpiente, por lo tanto él también debió de ser castigado. Alheli pareció entender sus pensamientos, ya que inmediatamente tomó con su mano derecha la mejilla de su hermano.

— ¿Comiste bien? ¿Tía Petunia te dio algo bueno? - preguntó, él algo confundido asintió - Entonces todo está bien, Harry.

— No está bien.. Tu no comiste nada más que el desayuno - susurro, bajando la mirada.

— No importa, Harry, además ya había estado castigada antes. Ya verás que pronto Tía Petunia me dejara salir. Además no tengo mucha hambre, Harry.

Intento tranquilizar la culpa en Harry, aunque era imposible, Harry sabía que ella no la dejaría salir, no hasta que Tío Vernon dijera.

— Pero yo... Alheli, tu siempre que me castigan te vas conmigo, jamas me dejas solo en ésto, y yo esta ves no hice lo que tu esperabas - suspiro - Me siento  mal, somos hermanos, eres mi única persona.

— Harry, yo no quiero que hagas lo que deseo, quiero que hagas lo que tu sientas que es correcto.. Lo que tu corazón te indique - pauso - Además, se que somos hermanos, y yo siempre voy contigo en tus castigos porque soy tu hermana mayor... Es mi deber asegurarme de que estés bien, Hari.

Acarició su mejilla con dulzura, Harry la miró y sonrió un poco. Alheli era su estrella, su ángel en este mundo.

— Pero yo quiero también estar para ti, soy tu hermano, y también debe de ser mi deber protegerte de todo- dijo Harry, se le notaba la añoranza.

— Lo harás Harry... Se que en algún momento me protegeras, pero hasta que eso no pase entonces yo seguiré cuidando de ti.

La fuga de esa Boa le había dado a Alheli el castigo de su vida, para cuando le dieron permiso de salir ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su videocamara, estrellado su aviso de control remoto y, en la primer salida que hizo con su bicicleta había atropellado a la señora Figg cuando está cruzaba con muletas.

Alheli admite que felicito a Dudley con una sonrisa al enterarse de eso.

Alheli estaba contenta de que el colegio hubiera terminado, y Harry parecía rebosar de alegría, pero no había forma de escapar de la banda de Dudley que visitaba la casa cada día. Todos felices de practicar el deporte favorito de Dudley:cazar a Harry.

Y todos estaban aún más felices ya que su juego no se veria interrumpiendo por Alheli, quien había sido metida a sus cursos de piano como era costumbre en los veranos. Los Dursley habían visto que la niña tenía talento con el instrumento cuando está tenía 7 años. Por ello, Harry, aburrido pasaba el mayor tiempo posible fuera de la casa, dando vueltas o pensando en el momento en que Alheli le tocaría alguna pieza en el piano de la casa.

Aunque para eso faltaba bastante, por lo que lo único que le quedaba era pensar que en septiembre estudiaría la secundaria, y por primera vez en su vida no iría con su primo. Dudley tenía una plaza en el antiguo colegio de Vernon, Smeltings. Piers también iría ahí.

Harry y Alheli en cambio, iría a la escuela secundarua Stonewall, de la zona. Dudley encontraba esto muy divertido.

Harry puede jurar que los fines de semana en vacaciones eran de lo peor, Alheli siempre tendría que ir a los concursos de la zona, por lo que el dormiría solo en la alacena sin nadie que le acariciara el cabello. Dos días cada semana sin Alheli eran lo peor.

Un mes despues Alheli junto a Harry tomaban el desayuno, cuando un olor horrible inundo la cocina. Parecía provenir de un gran cubo de metal que estaba en el fregadero. Harry se acercó a mirar, notando que este estaba lleno de lo que parecían trapos sucios.

— ¿Qué es eso? - preguntó a su tía. La mujer frunció los labios como lo hacía cada que Harry hablaba.

— Tu nuevo uniforme del colegio - dijo Petunia.

Harry miró al recipiente con curiosidad y un poco de asco.

— Oh - comentó - No sabía que tenía que estar mojado.

— No seas estúpido - dijo molesta - Estoy teñiendo algunas cosas de Dudley, cuando termine quedara igual que el de los demás. Y tu Alheli, será mejor que acabes pronto, necesito que te pruebes el vestido de la bolsa azul, desgraciadamente no tengo nada para tu uniforme, así que tuve que comprarlo.

Alheli miró de inmediato la bolsa, casi con cariño, era la primera vez que le compraban ropa. Usaría algo nuevo por fin.

Harry tenía dudas sobre su uniforme, pero decidió no discutir. Se sentó en la mesa y trató de no imaginar el  aspecto que tendría su primer día en Stonewall. Seguramente parecería que llevaba puestos pedazo de piel de elefante viejo.

Dudley y tío Vernon entraron, los dos fruciendo su nariz ante el olor. Tío Vernon como siempre abrió su periódico y Dudley golpeó la mesa con el bastón del colegio, que llevaba a todas partes.

Todos escucharon el ruido en el buzón y como las cartas caían sobre el tapete.

— Trae la correspondencia, Dudley - dijo Tío Vernon, detrás de su periódico.

— Que vaya Harry

— Trae las cartas, Harry

— Que lo haga Dudley.

Alheli miró a su hermano de mala manera, y sin decir nada se levantó y camino hacia la puerta. Harry también se levantó y fue con su hermana.

Había cuatro cartas en el tapete:Una postal de Marge, un sobre marrón que parecía una factura, y dos cartas más, una para Harry y otra para Alheli.

Alheli las recogió y miro fijamente con el corazón golpeando con fuerza. Nadie jamás le había escrito ni a ella ni a su hermano. ¿Quién podía ser? No tenian amigos ni otro pariente. Ni siquiera alguien de su curso de piano le habría escrito. Sin embargo ahí estaba la carta, no había equivocación alguna.

𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝐴. 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟
𝐴𝑙𝑎𝑐𝑒𝑛𝑎 𝐷𝑒𝑏𝑎𝑗𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐸𝑠𝑐𝑎𝑙𝑒𝑟𝑎
𝑃𝑟𝑖𝑣𝑒𝑡 𝐷𝑟𝑖𝑣𝑒, 4
𝐿𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑊𝒉𝑖𝑛𝑔𝑖𝑛𝑔
𝑆𝑢𝑟𝑟𝑒𝑦

El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillento y la dirección estaba escrita de una tinta verde esmeralda. No había sello. La de Harry era igual, a excepción del nombre.

— ¿Qué pasa, Alhi? - cuestióno Harry, mirando a su hermana.

— Alguien nos escribió, toma - le tendió su carta, Harry leyó el sobre y la miró de inmediato.

Con las manos temblorosas, Harry le dio la vuelta al sobre y vio un sello de lacre púrpura con un escudo de armas:un león, un águila, un tejon y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.

— ¡Dense prisa! - exclamó Tío Vernon desde la cocina - ¿Qué hacen, comprueban qué no sean cartas bomba! - rio ante su chiste.

Alheli miró el pasillo y de inmediato metió su carta en su pantalón. Harry la miró con duda, y ella sin regresar la mirada comenzó a caminar.

Sabía que sus tíos preguntarían y esperaba que Harry también haya escondido su carta.

Ambos volvieron a la cocina. Alheli entregó a su tío la postal y la factura, se sento y volvió a comer como si nada hubiera pasado.

A su lado, Harry hizo lo mismo, aunque el no volvió a comer, sino que comenzó a abrir su carta con lentitud.
Tío Vernon rompió el sobre de la factura, resoplo disgustado y echo una mirada a la postal.

— Marge esta enferma - informó - La parecer comió algo en la estado.

Alheli casi sonríe, ojalá y la esté pasado mal.

— ¡Papá! - dijo de pronto Dudley - ¡Papá, Harry ha recibido algo!

Alheli rápidamente miró a su lado, notando que Harry estaba a punto de desdoblar la carta, que estaba escrito en el mismo pergamino del sobre, cuando de pronto Tío Vernon la arrancó de su mano.

— ¡Es mía! - dijo Harry, tratando de recuperarla.

— ¿Quién te va escribir a ti? - dijo de manera despectiva su Tio Vernon, abriendola con una mano y echándole un vistazo. Su rostro pasó de rojo a verde con una velocidad increíble. Y no se detuvo ahí, en un segundo adquirió un tono pálido y grisáceo.

— ¡Desela, no la lea! - dijo Alheli, levantandose - ¡Harry no lee sus cartas, usted no lea la de Harry!

La rubia intentó quitarle la carta a su tío, quien de manera alterada bufo.

— ¡Petunia!

Dudley trató de quitarle de igual manera la carta a su padre, pero Vernon se levantó y la mantuvo muy alto. Ahora había tres niños de 10 y 11 años acorralandolo por la carta. Tía Petunia la cogio con curiosidad y leyó la primera línea. Durante un momento pareció que iba a desmayarse.

— ¡Vernon! ¡Oh, Dios mío! - grito, mirando a Harry, aunque pareció recordar algo ya que miro de manera inquisitiva a su sobrina.

Ambos adulto se miraron, olvidando la precensia de los niños. Dudley no estaba acostumbrado a la falta de atención, por lo que golpeó a su padre con el bastón.

—Quiero leer esa carta - dijo a gritos, su prima lo miró molesta.

— ¡No es tuya, Dudley! ¡Así que ni de broma la vas a leer! - gruñó.

— Yo soy quien va a leerla - dijo Harry, se notaba enfadado - ¡Es mía!

— ¡Fuera de aquí, los tres! - grito Vernon, metiendo en sus ropas la carta. Harry no se movió.

— ¡QUIERO MI CARTA! - grito Harry.

— ¡Déjenme verla! - exigio Dudley, empujando a Alheli.

— No, Dudley. Quítate o te jalare el cabello - ordenó Alheli, empujandolo de igual manera.

— ¡FUERA! - totalmente harto grito su tio, tomando a Harry y Dudley por el cuello de sus ropas y arrojando los por el recibidor.

Estaba a nada de cerrar la puerta cuando recordó que le faltaba un niño. Se volvió hacia la cocina y tomó la mano de la niña y la sacó de manera más linda. Cerró la puerta con fuerza.

Harry y Duely iniciaron una lucha, fusiosa pero callada, para ver por la cerradura de la puerta. Alheli empujó a ambos y se recostó en el piso, notando la abertura en el suelo de la puerta. Dudley y Harry miraron esto y rápidamente se lanzaron al suelo.

— Vernon - decía Petunia, su voz temblaba - mira el sobre. ¿Cómo es posible que sepan dónde duerme? No estarán vigilando la casa, ¿verdad?

— Vigilando... Espiando hasta pueden estar siguiendonos - murmuró Vernon agitado.

— Solo es una... Entonces, Alheli... No - susurro Petunia, se le escuchaba preocupada.

— Era posible ¿no?... Tu no eres igual, es talvez posible que ella no, Petunia, pero no hay que pensar aun que ella no, talvez y no iban a llegar juntas - dijo Vernon, no podían descartar.

— ¿Entonces que haremos?... ¿Les decimos que no queremos? Pero si ella no es entonces... - dejo de hablar, notaron como Tío Vernon se acercaba a ella.

— No - dijo finalmente - No les haremos caso, si no reciben respuesta.. Si eso haremos.. No haremos nada - suspiro - Y hay que esperar, no saquemos conclusiones, pero si no es entonces tendremos que hacer cambios drásticos, Petunia.

— Pero...

— ¡No pienso tener a uno de ellos en la casa, mucho menos a dos, Petunia! ¿No juramos cuando recibimos y destruimos aquella peligrosa tontería?..

Aquello incremento las dudas en ambos Potter, quienes se miraron. Harry no hizo más por recuperar su carta, ambos habían recibido la misma, así que había oportunidad de descubrir cuál era el problema con ese pedazo de papel.

La noche llegó, ambos Potter estaban en la alacena por lo que Alheli sacó la carta de su pantalón, Harry estaba sentado en la cama, mirándola ansioso.

— ¿Qué es lo que ellos ocultan? - susurro, mirando su carta y ese sello tan llamativo.

— No lose, pero debe de ser lo suficientemente fuerte como para que hayan tratado así a Dudley - respondió el de ojos verdes.

— ¿Tan importante? - susurro, abriendo el pedazo de papel.

Estaba a nada de terminar de abrirlo, cuando la puerta de la alacena fue tocada con fuerza. Harry miró a su hermana con sus ojos abiertos, y está solo pudo guardar la carta de nuevo en su pantalón y haciéndole una seña para que guardará silencio.

— Chicos... - era tío Vernon, metiendo su enorme cara en la alacena.

Ambos niños estaban sentados en la cama, mirando con curiosidad a su tío. Era una especie de milagro. Vernon jamás visitaba la Alacena.

— ¿Dónde está mi carta? - fue lo primero que preguntó Harry - ¿Quién me escribió?

— Nadie. Esgaba dirigidos a ti por error - dijo Tío Vernon en un tono cortante - La queme.

Esto hizo enfadar a Harry

— No era un error - dijo - Estaba mi alacena en el sobre.

— Usted no tenía derecho a quemarla, era de Harry...

— ¡Silencio! - grito Tío Vernon, ambos temblaron y pronto vieron como algunas arañas caían del techo. Respiro profundamente y luego sonrió, esforzándose tanto por hacerlo que parecía doler - Harry, cierto, en lo que refiere a la alacena... Tía Petunia y yo estuvimos pensando... Realmente eres muy mayor para dormir con tu hermana.. Pensamos que estaria bien que te mudes al segundo dormitorio de Dudley.

— ¿Por qué? - dijo Harry, se le notaba molesto.

Y es que no entendía el porqué sólo el dormiría ahí, y su hermana tendría que quedarse en ese pequeño lugar. Alheli estaba de igual manera, aunque no por quedarse en la alacena, sino que no entendía el problema de esa carta.

— ¡No hagas preguntas! - grito Vernon, para luego mirar a la rubia - Alheli, tu te quedaras aquí, así que Harry lleva tus cosas arriba ahora mismo.

Dio por terminada la conversación y salió del lugar, cerrando la pequeña puerta tras de el.

La casa de los Dursley tenía 5 dormitorios:uno para tío Vernon y Petunia, otras dos para las visitas, en el tercero dormía Dudley y en el último se guardaban todos los juguetes y cosas que no cabían.

El silencio rodeo a los niños, ninguno se miraba ni mucho menos tenía intención de hacerlo.

— Anda Harry, será mejor que lo hagas rápido, no quieres ver a Dudley gritando como borrego por su cuarto - bromeó Alheli, espero una sonrisa como siempre, aunque no la obtuvo.

— No quiero, no si tu no vas conmigo - dijo, cruzandose de brazos.

— Harry, no tienes opción, anda - se levantó y comenzó a sacar la ropa de su hermano.

Harry molesto dio una especie de gruñido, llamando la atención de su hermana.

— No, ellos no pueden dejarte aquí sola... - dijo Harry, ella sonrió con burla.

— Mejor admite que tienes miedo de dormir sin mi, ahora no tendrás quien te abrace, se que soy importante no intentes negarlo - exclamó Alheli, casi pavoneandose en el pequeño lugar.

— No Alheli, bueno no es solo por eso - suspiro - Algo ocultan, y no quiero dejarte aquí, no pienso disfrutar un cuarto sabiendo que tu aun estas viviendo en este lugar.

Alheli dejó de sonreír y lo miró con intensidad, Harry pensó que había dicho algo malo. Aunque este pensamiento se disipó al momento en que ella lo abrazo con fuerza.

— No te preocupes por mi, Hari, yo voy a estar bien aquí - Harry apretó mas el abrazo - Esta es una buena oportunidad para que tengas tu espacio, mereces lo mejor y eso incluye un cuarto.

— No... No si tu no estas ahí - susurro, negándose a abandonar la Alacena - Tu mereces mucho más, Alhli.

— Hari - dijo Alheli, se separo del abrazo y lo tomó de las mejillas - Hazlo por mí sino deseas hacerlo por ti, ya verás que muy pronto todo será normal. Además prometo leer la carta y contarte mañana sobre ella.

Esto hizo que el niño dejara su expresión molesta de lado.

— ¿Lo prometes? - dijo Harry

— Lo prometo, ahora anda, ve antes de que Tío Vernon venga de nuevo, no quiero que tumbe más arañas - dijo Alheli, separándose de Harry para dejarlo comenzar.

— De acuerdo, pero lo haré únicamente por ti. Ayer talvez y hubiera estado encantado, pero ahora no quiero irme de aquí.

Alheli sonrió aunque pareció más una mueca. En un solo viaje Harry traslado sus cosas desde la alacena hacia el nuevo dormitorio. Se sentó en su cama y miró alrededor. Ahí todo era basura, basura y cosas viejas de Dudley, lo único bueno quizás y serían los libros, talvez y esos le hubieran gustado a su hermana.

— No quiero estar aquí... Quiero volver con mi hermana.

En la alacena todo era igual que siempre, bueno ahora había algo diferente y eso era que Harry ya no estaba ahí. Alheli mantenía su mirada fija en la puerta, pasaban de las 12 de la noche, ¿cómo lo sabía? Porque podía escuchar la televisión de sus tíos en su habitación, y ese era el programa de la media noche.

Sabía que dormir no era una opción, no cuando en su mano se hayaba ese pedazo de pergamino. Estaba ansiosa, no quería abrirlo, pero su curiosidad era grande, además podía sentir que nada bueno se vendría si es que la carta de Harry causó tanto revuelo.

— Es ahora o nunca - fue lo único que dijo.

Con cuidado abrió el sobre de pergamino, sus manos temblaban de una forma anormal, pero no se detuvo. Cuando por fin estuvo abierta, la chica pudo ver que estaba escrita con tinta verde esmeralda, y una hermosa y perfecta caligrafía.

De inmediato y con ansiedad comenzó a leer, cada letra, signo, cada maldito párrafo de una manera lenta y hasta tortuosa.

𝐶𝑂𝐿𝐸𝐺𝐼𝑂 𝐻𝑂𝐺𝑊𝐴𝑅𝑇𝑆 𝐷𝐸
𝑀𝐴𝐺𝐼𝐴 𝑌 𝐻𝐸𝐶𝐻𝐼𝐶𝐸𝑅𝐼𝐴

𝐷𝑖𝑟𝑒𝑐𝑡𝑜𝑟: 𝐴𝑙𝑏𝑢𝑠 𝑃𝑒𝑟𝑐𝑖𝑣𝑎𝑙 𝑊𝑢𝑙𝑓𝑟𝑖𝑐
𝐵𝑟𝑖𝑎𝑛 𝐷𝑢𝑚𝑏𝑙𝑒𝑑𝑜𝑟𝑒

𝑄𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑠𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝐴𝑙𝒉𝑒𝑙𝑖 𝑃𝑒𝑡𝑢𝑛𝑖𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟

𝑇𝑒𝑛𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑒𝑙 𝑝𝑙𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑑𝑒 𝑖𝑛𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑟𝑙𝑒 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑖𝑠𝑝𝑜𝑛𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑙𝑎𝑧𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑙𝑒𝑔𝑖𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠 𝑑𝑒 𝑀𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑦 𝐻𝑒𝑐𝒉𝑖𝑐𝑒𝑟𝑖́𝑎. 𝑃𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟, 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑟𝑣𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑒𝑞𝑢𝑖𝑝𝑜 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑜𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠. 𝐿𝑎𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑠𝑒𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑎𝑟𝑎́𝑛 𝑒𝑙 01 𝑑𝑒 𝑆𝑒𝑝𝑡𝑖𝑒𝑚𝑏𝑟𝑒.

𝑀𝑢𝑦 𝑐𝑜𝑟𝑑𝑖𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑀𝑖𝑛𝑒𝑟𝑣𝑎 𝑀𝑐𝐺𝑜𝑛𝑛𝑎𝑔𝑎𝑙𝑙
𝑆𝑢𝑏𝑑𝑖𝑟𝑒𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎

𝑈𝑛𝑖𝑓𝑜𝑟𝑚𝑒: 𝐿𝑜𝑠 𝑎𝑙𝑢𝑚𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟 𝑎𝑛̃𝑜 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑎𝑟𝑎́𝑛:....

Dejó de leer, incapaz de continuar y de lograr creer lo que esa carta decía. Sus ojos totalmente abiertos de sorpresa dejaron de observar la carta para ahora mirar la pared de la alacena. No podía siquiera pensar correctamente, nada salía de su boca, ni un solo sonido o suspiro, mucho menos una palabra completa.

No sabe con exactitud cuántas veces la leyó y releyo, no creyendo las palabras tan limpias en la carta. Estaba tan enfrascada que no importaba si alguien entraba, ella lo ignoraria. Y es que era imposible que algo así existiera, que la magia como la de las brujas de las películas fuera real, y que además la estuvieran invitando a formar parte de algo así.

Sus tíos siempre negaron eso, la existencia de la magia, pero ¿y si es por eso que siempre que mencionan algo irreal se alteran? Era una posibilidad...que tonterías, no podía ser real. Sus tíos siempre dijeron que la magia no existía, que era un mito.

Quizas era un broma, un estúpida broma de algún nefasto amigo de Dudley, talvez de Piers cara de rata. Ellos siempre son pésimos.

Alheli se levantó de la cama y camino en el pequeño espacio de la alacena, el pensamiento de que no puede ser real no paraba de susurrar en su mente, quebrantando cualquier posibilidad de que fuera una mentira.

Sus paso se detuvieron de manera abrupta, recordó que Harry también había recibido una carta, y que esa carta había sido leída por sus tíos quienes estaban alterados, y que en esa carta venía el lugar en donde dormían.

¿Y si por eso se lo llevaron? ¿Qué si le tienen miedo y por ello le dieron un cuarto solo? Eso es un más estúpido, aunque esto podía confirmarle una cosa, sea mentira o no, su hermano era igual a ella.


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