꒰⚡ 𖥻𝟎𝟓 | 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 ꒱

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𝐀𝐑𝐂𝐎  𝟏 ⟆ ˖𓍢ִ໋ 𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑
¸:•.𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫;𝐠𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐭𝐫𝐢𝐨¸:•.
⤿ ִׄ ›› 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟬𝟱 ¦ 𝗩𝗘𝗥𝗗𝗔𝗗.

❛ 𝑨 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒓𝒂𝒅𝒊𝒂𝒏𝒕𝒆
𝒍𝒍𝒆𝒏𝒂 𝒖𝒏 𝒑𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒐𝒋𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆𝒔 ❜


La noche paso de manera lenta y para nada pasajera para Alheli. Estaría mintiendo si dijera que durmió al menos las 5 o 6 horas que solía dormir, ya que el sueño jamás llegó, pero las dudas y pensamientos estuvieron presentes durante esa noche.

Era imposible parar de pensar en la carta y su contenido tan importante. Y aún más imposible el pensar ¿será real? ¿Sus tíos sabían? O ¿De dónde venía?

La última pregunta era la que más resonaba en su cabeza, no sabía nada de sus padres mucho menos algo como que ambos pudieron ser un par de raros con magia, y que de ahí era el origen de que Harry y ella hubieran recibido esa carta. Pensar tal cosa le dolía, pero era imposible para ella no pensar que es extraño e improbable.

La luz del sol se vio iluminando la puerta de la alacena, Alheli quien ya se había bañado desde la madrugada, salió del pequeño espacio y camino hacia la cocina. Ahí estaba su Tía, tarareando un par de notas mientras hacía el desayuno.

Alheli sin evitarlo pensó que talvez y su tía también era igual y le asustaba, por eso quizás odiaba las cosas mágicas o sin lógica.

Petunia sintió que alguien la observaba, volteo rápidamente y su expresión se relajo un poco al ver que se trataba de la pequeña rubia. Sin dar más que una mirada volvió a lo que estaba haciendo.

El silencio permaneció un par de minutos, Petunia sabía que su sobrina no era de muchas palabras como Harry, pero el silencio jamás era algo normal en ella, en eso podia compararla con... No importaba.

— ¿Qué sucede, Alheli? - preguntó, sintiendo a la niña acercarse con lentitud.

Alheli no respondió, solamente la miró, pensando en la carta, pensando que si preguntaba jamás se le daría respuesta.
Esto preocupo un poco a la rubia mayor, quien dejó de lado la espátula y la miró, en espera de que esta dijera algo.

— ¿Estás así por qué te separe de Harry? - supuso Petunia, casi sonaba como una afirmación en vez de una pregunta - Ambos crecerán y es correcto que duerman separados.

Dijo, intentandose convencer de que ese era el verdadero motivo. Alheli supo que mentía, podía jurar que sin la llegada de esa carta ella y su hermano hubieran dormido juntos en ese lugar hasta los 18 o hasta que Tío Vernon corriera a Harry de la casa.

— No es eso - dijo Alheli, quedando a un lado de su tía - Solo que no entiendo...

No pudo continuar, ver como los ojos azules de su tía la miraron, la hicieron guardar silencio incapaz de seguir. La duda se quedó atrapada en su garganta como en sus pensamientos.

— ¿Qué no entiendes? Es eso Alheli, no es correcto que ambos duerman juntos más tiempo, además, Harry debe de aprender a estar solo sin ti. Tú no eres su nana.

Sin evitarlo Petunia sonó molesta, la Potter asintió intentandose ver comprensiva, aunque no lo era. Ella quería estar con su hermano, y no le interesaba parecer su nana, era la mayor y responsable de él. Además ¿Cómo pensaban en separarla de la única persona que estuvo desde siempre a su lado? Literalmente.

— Soy su hermana mayor - respondió, sus ojos dejaron de ver a su tía - Es mi deber cuidarlo, eso es lo correcto. Harry es mi hermano, Tía Petunia.

La mujer la miro con un sentimiento indescriptible, sin saber que sentir ante las palabras de esa niña, y mucho menos sin saber el motivo del porqué movió algo dentro de ella.

— Deja eso, Alheli, eres su hermana, lo sé, pero eso no quiere decir que estarás pegado a él todo el tiempo. Es hora de que aprendas de que por cualquier razon ambos tendrán que estar separado en algún momento.

Alzó la voz, frunciendo su ceño de molestia mientras hablaba. Inevitablemente Alheli dio un par de pasos lejos de la adulta, esperaba que la ignorara, más no que le respondiera tal barbaridad.

Ella jamás se separaria de Harry, prefería morir a no verlo jamás.

Petunia pareció darse cuenta de lo que dijo, porque de inmediato cambió su expresión y continuó haciendo el desayuno. Alheli esto lo tomó como un claro "no más preguntas" por lo que comenzó a acomodar la mesa.

Su tía ya no tarareaba suaves notas, ahora solo dejaba que el silencio lo hiciera por ella. Esto solo provocaba en Alheli el incremento de sus dudas.

¿Su tía lo sabía? ¿Por eso los trataba mal?... No, no podía ser así, su Tía talvez y solo estaba enojada por alguna razón, quizás por James Potter, o Lily. Pero..¿Ellos también recibieron alguna vez una carta así? ¿Aceptaron? ¿Es una broma?

Las preguntas eran tantas que le provocaban mareos, o quizás no era por las dudas si no por que no había comido mucho en esos días.

— Alheli, ve por tu hermano y por Dudley - pidió su Tía, sirviendo el desayuno y dejándolo en la gran mesa.

Y asi lo hizo, cuando todos ya estaba sentados en el comedor desayunando ninguno parecía querer hablar. Dudley estaba con la cara deformada de molestia mirando a su padre y es que jamás se le había negado algo y el quería su habitación de vuelta., Harry únicamente la miraba a ella con intensidad, Alheli sabía que esa mirada era por la carta.
Harry deseo haber hecho lo mismo que su hermana en el pasillo.

Cuando llego el correo, Vernon quién parecía no querer ser malo con Harry mando a Alheli por el. Sin mirarlos camino hacia la puerta, tomó las cartas y noto que de nuevo ahí estaba su carta y otra para Harry.

Inmediatamente miró hacia atrás, para luego intentar guardar sus cartas, aunque esto le fue imposible. Tía Petunia la había seguido y visto como intentaba esconder la carta.

— ¡¿Pero que haces, Alheli?! - grito provocando un sobre salto de la niña.

Sus ojos marrones miraron paralizada a la rubia mayor, Petunia con molestia se acercó a ella e intentó arrebatarle las cartas. Alheli puso fuerza en un intento de detenerla, pero Petunia al final fue más fuerte.

— ¡Son mias! - exclamó Alheli - ¡No puede quitarmelas!

— ¡No son tuyas, mocosa! - dijo Petunia.

Su vista fue a las cartas, viendo el mismo maldito sobre de pergamino, la misma letra pulcra de color verde y las mismas palabras que la anterio, pero ahora había un detallito, y es que ahora no decía Harry... Ahora era Alheli Potter.

— ¡Ahí dice Alheli, en la Alacena Debajo de las escaleras! ¡Dice Alheli!

Con un grito ahogado Petunia levantó las cartas, Alheli estaba intentando alcanzarlas y tomarlas. El alboroto llamó la atención de todos en la cocina, pronto Vernon, Dudley y Harry estaban ahí intentando alejarlos e sugetar las cartas. Después de unos minutos de lucha, Vernon y Petunia miraron a los niños molestos mientras apretaban las cartas en sus manos..

— Ve a tu alacena y tu... ustedes vayan a sus cuartos - le dijo a los tres niños mientras jadeaba.

Alheli corrió hacia su alacena y azotó la pequeña puertecita. Sin dudarlo se lanzó hacia la cama, y ahogo un grito de molestia.

¡Ella ya sabía que decía esa maldita carta! ¡Y esto solo le confirmaba que Petunia sabía demasiado sobre esto!

Al día siguiente al salir de su cuarto noto la expresión decaída de Harry al igual que los pedazo de pergamino en la mesa. Supo de inmediato que habían llegado más cartas.

Aquel día Vernon no fue a trabajar, se quedó en casa como demente mirando el correo. Alheli lo comparo con los locos encerrados en prisión.

— No estoy segura que esto resulte - explico Petunia, sosteniendo los clavos - Vernon, ambos son iguales, Alheli recibio una carta y estoy segura por la forma en que me miraba en la mañana, que ella sabe, pudo enconderla y leerla en la noche.

— Petunia, no lo dudes, la mente de esa extraña gente es inexplicable. Creí que ella podría ser mejor, después de todo no es igual al horrible de su padre, lastima - dijo Vernon, clavando aún más el clavo en la madera.

— Debimos de sospecharlo, ahora ambos los buscan - dijo la rubia, mirando a su alrededor - Ahora también saben que ella duerme ahí, ¿debemos de moverla?.

Esto dejo pensativo a Vernon, aunque no respondió.

Más tarde la niña miraba la pequeña muñeca de trapo en sus manos, estaba feliz mientras acariciaba el pequeño botón en el ojo de esta. Ella lo había vuelto a pegar, su muñeca ahora estaba como nueva, bueno no tanto.

Un suave toque en la puerta la hizo dejar de prestar atención a su muñeca. Petunia abrió la puerta y miró a la niña sentada.

— ¿Sigues despierta?

— Eso es obvio, Tía Petunia - respondió, con ese tono que a cualquiera lo haría sentir estúpido.

Petunia aguanto la mueca y sonrió con cariño. Alheli pensó que parecía sufrir, como Tio Vernon con Harry.

— Toma tus cosas y sube con tu hermano, ambos compartirán cuarto - ordenó Petunia.

— ¿Es por la carta? ¿Por lo que dice? - susurro.

Petunia la miró de nuevo, la luz que se filtraba en la alacena y la manera en que está sostenía a su muñeca, le recordaban a las niñitas de las películas que solía ver con su padre. Sin evitarlo dejó de mirarla.

— ¿Cuál carta? Alheli, tu y tu hermano no reciben cartas. Nadie les mandaría una - dijo Petunia, su voz era tan seca y cruda para Alheli.

— No se haga tonta, mi carta ha llegado dos veces, no puede ser un error - terminó, frunciendo su ceño hacia la adulta.

Sin notarlo había confesado que su carta había llegado dos veces y no una como todos sabían.
Petunia abrió sus ojos de manera exagerada, a la vez que su rostro entraba aún más en el pequeño espacio.

— ¡Tu... Tu la tomaste y leíste! - exclamó, su expresión era de locura y desespero total.

— ¿Qué? ¿La carta? ¡Por supuesto que no! - mintió, manteniendo su expresión de molestia ante tal acusación.

— ¡No hagas esos ojos! ¡Por supuesto que la leiste! ¡Alheli Potter se que me mientes!

— ¡Esta loca! - exclamó Alheli - ¡Yo no miento, usted jamás me cree!

— ¡Por supuesto que mientes! ¡Estas haciendo el mismo movimiento de nariz, la misma maldita mirada! ¡Yo se que mientes! - grito Petunia.

— ¿De qué habla? ¡No estoy haciendo nada! - excuso cruzandose de brazos.

Petunia sin decir nada salió de lugar apresurada, Alheli se levantó de su cama y camino hacia la puerta. Noto cómo su tía salía de la casa sin mirar atrás, su semblante ya no era de molestia, ahora se veía consternada.

Alheli no supo que pensar, más bien no quería hacerlo.

Harry la miraba esperando respuestas. Hacía un par de minutos había entrado el la habitación con sus cosas en mano, no eran tantas pero si un poco más que las de Harry. Su hermano había sonreído con felicidad al verla llegar, sabía que en algún momento ambos volverían a estar juntos.

Aúnque ahora, que ya habían acomodado la habitación para ambos, Harry tenía dudas, demasiadas dudas.

— ¿Me dirás?

— ¿Qué cosa? - cuestióno de vuelta Alheli, ojeando el libro que antes había tomado del mueble.

— Tu sabes que cosa, Alhli - comentó, acercándose más - La carta, ¿la leiste cierto?

— Oh la carta - pauso, mirando detrás de su hermano - Mm, no era nada, la verdad Harry ni siquiera le entendí.

— Estas mintiendo - refutó con una mueca, su hermana jamás le mentía a él.

Alheli lo miró a los ojos, esos orbes verdes que brillaban con intensidad esperando respuestas, mismas que talvez y ella no quería darle. No por no desear contarle, sino porque no tenía una respuesta a la procedencia de esa invitación.

— ¿Entonces? - dijo Harry.

— Harry - suspiro - Mira, leí la carta, pero no creo que sea verdadera. Hablaba de que teníamos una plaza en un Colegio fuera de Londres. Talvez y Tía Petunia sabe y no quiere.

Decir verdades y mentir, no era difícil.

Harry mostró una cara de confusión. No entendiendo él por qué tendrían plaza en una escuela que jamás pidieron. Alheli noto esto, más no comentó nada, sabía que Harry podía hacer demasiadas preguntas si se lo proponía.

— Entonces, ella no quiere meternos ahí - susurro, era obvio, Petunia jamás invertiría dinero en ellos.

Los cursos de Alheli no eran por ser buenas personas, Harry había visto como en las cenas con jefes y compañeros del trabajo de Vernon, este obligaba a su hermana a tocar a un lado de la mesa. Él sabía que era por un interés, no porque quisiera a Alhli.

— Si, pero no importa, Harry - Dijo Alheli - Estaremos juntos en la secundaria, ya sabes, sin Dudley.

Este comentario causo una sonrisa en Harry, era cierto, no importaba el Colegio ese, ellos irían a una secundaria sin Dudley y eso valía todo el dinero del mundo. Era la gloria.

Los días siguientes las cartas continuaron de manera desastrosa, aparecían en los huevos del desayuno, y además la casa parecía ser un centro de lechuzas, puesto que está y su alrededor estaban llenas de estas.

Todo llegó a su límite cuando estas comenzaron a salir de la chimenea con fuerza, golpeando a Vernon y causando miedo en su esposa e hijo. Harry en ese momento intentó tomar almenos una de las cartas, pero Vernon lo tomó y arrojó al recibidor junto a Alheli.

El ruido de las cartas era horrendo, sonaba fuerte ya que estas se golpeaban en la pared y el suelo.

– Ya está - dijo tío Vernon, tratando de manejar su ira - Quiero que estés aquí dentro de 5 minutos, tomen ropa o lo que sea. Nos vamos ¡sin discutir!

Alheli ni siquiera se movió, y es que la imagen de su tio con la cara rojiza del coraje y el bigote arrancado por lo mismo, causaba en ella una alerta de peligro. Nadie dijo nada, todos subieron a sus habitaciones y llenaron bolsas o mochilas de ropa.

A los diez minutos todos estaban en el auto, avanzando velozmente. Alheli miraba con una sonrisa la velocidad en la que iban, no podía creer que su tio estuviera manejando como un demente, Harry solo tomaba su mano mientras se apretaba a su lado y Dudley... El lloriqueba gracias a que Vernon le dio un manotazo cuando vio que se quiso llevar el televisor.

Condujeron su avanzar, nadie preguntó a dónde iban, menos cuando Vernon conducía a ratos en sentido contrario. No se detuvieron a comer o beber, era un viaje horrible, pero terminó cuando se detuvieron en un feo hotel a las afueras de la ciudad.

Todos dormían, pero Harry y Alheli solo miraban por la ventana, contemplando las luces y pensando en las cartas. Alheli de verdad quería saber si todo era cierto, aunque eso estaba maa que confirmado, ahora el problema era ¿de donde? ¿Cómo era posible eso?

Al día siguiente se levantaron a desayunar. Estaban por terminar cuando la dueña del hotel se les acercó.

– Perdonen, ¿alguno de ustedes es la señorita A. Potter y el señor H. Potter? Tengo como 200 de estas en el mostrador.

Extendió una carta para que pudieran leerla. La misma tinta verde y letra cursiva, pero ahora mostraba la habitación 17 y el hotel.

Harry quizo tomar la carta, pero Vernon le dio un manaso y fue a recoger las cartas.

Más tarde todos estaban de nuevo en el coche. Vernon parecía alfin haber enloquecido, pasó por un campo, la mitad de un oue te y la parte más alta de un aparcamiento.

— Papá se ha vuelto loco - dijo Dudley a su madre. Tío Vernon había aparcado en la costa y dejándolos ahí se marchó.

Alheli miraba hacia afuera, las grandes gotas de lluvia y el sonido al caer al suelo le dejaban en claro que iba ser una noche larga.

– Es luner, mi programa favorito es esta noche quiero ir a un lugar con televisión - gimoteo con molestia a su madre. Petunia solo miro por el retrovisor, viendo especialmente a la rubia Potter.

Luner, eso hizo que Harry se acordará de algo. Si era luner, entonces mañana sería el cumpleaños de ambos, el cumpleaños número 11 de Alheli. Claro que estos no eran divertidos, al menos no como los de Dudley. Alheli siempre trataba de hacer algún pastel pequeño para él, siempre eran perfectos, aunque tal parece que este año no sería así.

Tío Vernon regresó sonriendo, llevaba un paquete largo y delgado.

– Encontré el lugar perfecto - dijo - ¡Vamos! ¡Todos afuera!

Hacia demasiado frío, Harry se acercó más a su hermana quien lo abrazo intentando no temblabar. El hombre señalaba lo que parecía ser una roca en el mar, encima de ella había una choza tan horrenda, Dudley supo de inmediato una cosa, en ese lugar no había televisión.

– Han anunciado tormenta para esta noche - anunció con alegría tío Vernon - ¡Y este hombre aceptó alquilarnos su bote! ¡Conseguí comida! ¡Así que todos abordó!

El viaje fue horrible, los menores se preguntaron seriamente si esa cosa no se desarmaria en el mar. Aunque lo peor fue cuando llegaron a la casa, si de por sí era fea por fuera, por dentro era horrible.

La noche llegó y todos permanecieron dormidos, pese a la tormenta que sacudía en mar haya afuera. Alheli y Harry se mantenían en el suelo, ambos tapados con una delgada manta mientras escuchaban los horribles ronquidos de su primo Dudley.

– Sabes, me hubiera encantado hacerte un pastel - susurro Alheli - Estuve mejorando, además pude tocarte alguna pieza en el piano, Harry.

– A mi también me hubiera gustado eso, Alheli.

Ambos se miraron, sugetados de la mano esperaron su cumpleaños.

Un extraño ruido crujido afuera de la choza, tres minutos para la hora y lo único que podían pensar es el ese ruido, ¿acaso era el mar chocando? Un minuto y tendrían 11 años. Treinta segundos.. Veinte.. diez.. nueve.. Talvez y Dudley se despertaría para molestarlo y Alheli podría jalarle el cabello.. tres.. dos.. uno.

BUM
Toda la choza se movió con fuerza, causado que los Dursley se levantarán bruscamente.

Todos estaban en la parte baja, mirando la puerta con terror y curiosidad. Vernon apuntaba con su arma y respiraba con fuerza. Hubo una pausa y luego la puerta fue empujada con fuerza provocando su causa. De esta se asomo un hombre enorme de largos cabellos y barba desaliñada, pero pese a esto sus ojos podían verse, brillaban como dos escarabajos negros.

El hombre pasó y acomodo la puerta, sin cuidado de sentó en el sofá donde Dudley estaba casi muerto de miedo.

– Levántate - dijo el desconocido.

Y de inmediato Dudley se escapó y corrió hacia sus padres.

– ¡Ah! ¡Aquí está Alheli y Harry! - dijo el gigante.

Ambos levantaron la mirada, notando la enorme sonrisa de hombre.

– La última vez que los vi, eran unas criaturitas - dijo nostalgico - Veo que se parecen mucho a sus padres, chicos.
Harry, tienes los ojos de tu madre, y Alheli, la viva mirada de James.

Tío Vernon pareció aullar y dijo:

– ¡Le exijo que se vaya enseguida! ¡Esto es allanamiento de morada!

– Bah, callate grandioso idiota - dijo, se estiró y le arrebato el rifle a Vernon, lo retorcido y arrojó a un rincón de la habitación.

Tío Vernon hizo otro sonido, como si aplastaras a una rata.

– De todos modos, chicos - dijo el desconocido, dándole la espalda a los Dursley - les deseo un muy feliz cumpleaños, tengo algo aquí. Talvez y lo haya aplastado un poquito, pero tiene buen sabor.

Desl bolsillo de su abrigo sacó una caja aplastada. Alheli la miró con desconfianza, aunque Harry la abrió algo tembloroso. En esta había un gran pastel de chocolate con las palabras "Feliz cumpleaños, mellizos A. H" escritas de color verde.

Harry iba a darle las gracias por el detalle aunque Alheli habló primero.

– ¿Quién es usted?

El hombre se rio entre dientes.

– Igual a ella. No me presente. Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts.

Extendió su mano y sacudido el brazo de la Potter, seguido hizo lo mismo con Harry.

Alheli solo pensó que tal parecía y ese Hogwarts si era una verdad, solo una escuela así podría tener a un gigante como guardián.
Lo siguiente fue extraño, el hombre prendió la chimenea y comenzó a comer  las cosas que sacó de su abrigo, les convido a ambos Potter aunque Alheli se negó.

No podía comer si tenía tantas dudas amontonadas en su cabeza.

– Lo siento, pero sigo sin saber quién es usted.

– Llamame Hagrid, todos lo hacen. Y como te dije, soy el guardián de llaves de Hogwarts. Ya lo sabrán todo sobre Hogwarts.

– Nosotros no... - dijo rápidamente Alheli.

Hagrid pareció sorprendió.

– Lo lamento - dijo Harry.

– ¿Lo lamento? - pregunto Hagrid, volviendo a mirar a los Dursley - ¡Ellos deberían de disculparse! Sabía que no estaban recibiendo sus cartas, pero nunca pensé que no supieran nada sobre Hogwarts. ¿Nunca se preguntaron sobre lo habían aprendido todo sobre sus padres?

– ¿Aprender qué? - preguntó Alheli, la pregunta del millón.

– ¿Aprender qué? – bramo Hagrid - ¡Espera un segundo!

Se puso de pie de un salto y con furia camino hacia los Dursley. Alheli se levantó y se coloco frente a Harry, no entendía que pasaba.

– ¿Me van a decir - rugio - que estos niños, ¡estos niños! No saben nada... sobre nada?

Harry pensó en lo que su hermana le dijo sobre ese colegio, talvez y era un lugar en donde las notas eran más que importantes, aunque bueno.. Él si que había ido a una escuela, sus notas no eran tan buenas como las de Alheli, pero no eran malas.

– Yo se hacer algunas cosas, como cuentas y eso.

— No Harry - dijo Alheli, abriendo sus ojos con sorpresa.

– Me refiero a nuestro mundo.Su mundo. El mundo de sus padres.

– ¿Qué mundo?

Hagrid pareció que estaba a nada de estallar.

– ¡Durley!

Hagrid molesto miró a los mellizos.

– Tienen que saber algo de sus padre, quiero decir ellos son famosos. Ustedes son famosos.

–¿Cómo? ¿Mi madre y mi padre era famosos! - dijo Alheli, Harry estaba igual de confundido.

– No saben.. No saben - Hagrid parecía asombrado - ¿De verdad no saben nada de lo que eran ellos? - dijo por último.

De pronto Tío Vernon grito:

– ¡Deténgase! ¡Deténgase a hora mismo! ¡Le prohíbo que les diga algo!

La mirada que Hagrid le dio pareció tumbar cualquier valentía del hombre, y es que Hagrid estaba furioso ante él descubrimiento.

– ¿No les ha dicho? ¡No les ha hablado sobre la carta que Dumbledore le dejó! ¡Yo estaba ahí! ¡Vi como Dumbledore la dejaba! ¿Y usted se los ha ocupado por tantos años?

– ¿De qué hablan? ¿Qué nos han ocultado? - preguntaron ambos a la vez.

– ¡Deténgase! ¡Se lo prohíbo! - dijo Vernon aterrado, a su lado Petunia parecía horrorizada.

– Voy a romperles la cabeza - dijo Hagrid - Harry, Alheli, deben saber que son Magos.

Se produjo un silencio, el único sonido era el mar violento y suave viento de la costa.

– ¿Qué? - dijo Harry con voz entrecortada.

A su lado Alheli no dijo nada, solo miraba al hombre, únicamente eso.

– Son Magos, y debo de añadir que en un par de meses ambos serán increíbles, con unos padres como los suyos es lo que se espera - se sentó en el sofá y sacó de su abrigo dos sobres, esas cartas - Es momento que lean sus cartas.

Harry extendió su mano para tomarla. Era el momento que tanto había esperado, el momento de leer su carta y saber el problema. Su nombre estaba grabado en ella, con su dirección. Con cuidado la sacó y comenzó a leerla.

Hagrid al mirar que Alheli no la tomaba se preocupo un poco, aun más al ver cómo Harry dejaba la carta y miraba a su hermana con la confusión y herida en su mirar.

— Me mentiste - susurro Harry, apretando su puño - Me dijiste que no era nada, pero era todo, Alheli.

— No te mentí - dijo, mirándolo a los ojos, esos ojo que tanto adoraba - Solo no te conté todo, no mentí sobre qué Petunia no quería enviarnos ahí, ni menos que era un Colegio. ¡Harry no sabía si era verdad! ¡Quería saber todo para poder contarte sin perder detalle! ¡Yo que iba a saber que esto no era broma y que nuestros padres eran igual!

— Pudiste decirme que éramos candidatos para una escuela de magia, Alheli - exclamó, no queriendo escuchar - ¡Pero no lo hiciste!

– ¡Claro que no lo iba a hacer! ¿Cómo me hubieras mirado si salía con una barbaridad así, James? ¡Me tacharias de loca! Yo quería saber el origen, quería descubrí más, pero no pude.

Alheli miró molesta a su hermano, Harry pareció sorprendido, su hermana jamás lo miraba así, nunca lo había echo.

Hagrid abrió sus ojos con asombro. Así que Alheli ya la había leído, Alheli sabía que algo era anormal con las cartas. Molesto miró a los Durley, ellos eran el verdadero origen de esta discusión.

– Yo no lo sabía, si lo hubiera sabido te lo contaría de inmediato. Eres mi hermano, Harry, jamás te ocultaria algo, pero esto tuve que hacerlo, no sabía nada.

Pesé a estar molesta, Alheli entendía el malestar de su hermano, ella corrió el riesgo al guardar silencio.

— Chicos, no discutan, Harry tu hermana no sabía nada, ella no tenia información para decirte tal cosa, es lógico que los muggles no crean en esto. Pero con quien deberías enojarte es con ellos.

— ¿Muggles?

— Son personas sin magia, y para mala suerte de ambos, les tocó la peor clase de muggles que yo haya conocido.

— Cuando los adoptamos juramos que íbamos a detener esta porquería - dijo Vernon - ¡Jurabamos que lo íbamos a sacar! ¡Que ambos serían gente de bien, pianistas y hombres de palabra! ¡No brujas o magos!

— Ustedes lo sabían, tú lo sabias - susurro Alheli, mirando a su tía.

Ella sabía que su tía ocultaba algo, ella sabía.

– ¡Saber! ¡Por supuesto que lo sabía! ¿Cómo no iba a saberlo, siendo lo que era mi maldita hermana? Oh, ella recibió una carta como esa, y desapareció, volvía a casa en vacaciones con los bolsos llenos de ranas y convertía las tazas en ratas - gruñó Petunia - Yo era la única que veía la realidad, ¡era un moustro! Pero para mis padres era un orgullos.

Se detuvo a respirar, parecía porfin sacar todo la ira que se hayaba dentro de ella.

– Luego conoció al imbecil de Potter en el Colegio, se fueron, se casaron y los tuvieron a ustedes, ¡Y por supuesto que yo sabía que serían igual de raros! ¡Creí que tu eras distinta al imbecil de Potter, pero me equivoque cuando vi esa mirada! ¡Eras igual de anormal!

Grito, apuntando a la rubia que la miraba molesta. Harry miró a su hermana, notando las pequeñas lágrimas estancadas en sus ojos marrones.

– Y luego jamás supe de ella, hasta que ese maldito día hubo una explosión que causó que ambos tuvieran que vivir con nosotros.

— ¿Explosión?

— ¡Tu dijiste que murieron en un accidente de coche!

— ¡Lily y James Potter muertos por un accidente de coche! ¡Que mentira tan horrenda! ¡Un ultraje! - grito Hagrid, los Dursley volvieron a asustarse.

— Pero, ¿por qué? ¿qué sucedió? - preguntó Harry.

– No habría esperado algo así, no tenía ni idea. Cuando Dumbledore me dijo que tenía problemas con sus cartas, no creí que sería a este punto. Oh chicos, no soy la persona más apropiada, pero deben de saberlo.

Lo siguiente fue que por fin supieron algo de verdad sobre su pasado. Voldemort era un hombre que parecía estar sediento de poder, ocasionando una guerra, James y Lily Potter, eran grandes magos de su generación, además de ser respetados, ellos habían estado del lado de Dumbledore. Todos vivían en un pueblo, y un trágico 31 de octubre este hombre los encontró y gracias a esto habían muerto. El hombre no sólo mató a sus padres, sino que intentó matarlos con una maldición poderosa y maligna en el mundo mágico, está rebotó en ellos y terminó acabando con el hombre. Esta era la razón de sus cicatrices.

Sin evitarlo Alheli había dejado de retener las lágrimas en sus ojos. Sumida en la tristeza de saber que sin ese hombre pudo ser feliz, que Harry habría tendió una madre que los abrazara todo el día, y que ella, ella tendría un padre que le sonriera y dijera lo linda que era.

Hagrid con nostalgia abrazo a la pequeña, intentando consolar el llanto de ésta.

— Yo los saque de las ruinas, por orden de Dumbledore. Y los lleve con esta gente.

— ¿Qué sucedió con Vol.. Ese hombre? - cuestióno Harry, no sabiendo que decir ante los sollozos bajos de su hermana.

— El desapareció, la misma noche que trató de matarlos. Eso los hizo famosos, el misterio era ¿Cómo desapareció y por qué cuando era tan poderoso? Talvez murió, aunque muchos creen que recirguira. Ustedes fueron capaces de hacerlo desaparecer.

Separó a la niña de su pecho y los miró a ambos con orgullo. Aunque Harry se sintió un poco incómodo, Alheli estaba llena de tristeza.

Un par de magos ¿ellos? ¿Cómo era posible? Habían vivido toda su vida bajo los golpes y palabras hirientes de sus tíos. Jamás un buenos días, un beso en la mejilla, una caricia en el cabello y mucho menos un juguete. Si realmente fueran brujos ¿Porqué jamás los convirtieron en sapos? Si alguna vez derrotaron al peor hombre ¿Cómo es que el no era capaz de golpear a Dudley?

Harry miró a Alheli, lo creí de ella. Alheli era luz y magia por donde lo vieras, era valiente y no se dejaba molestar por Dudley y Piers. Era lista y bondadosa con quien era bueno, era imparable y talentosa. Alheli Petunia, era el modelo de bruja, no él.

El sólo la había lastimado sin escuchar, el no era bueno con su hermana pese a que ella le diera todo lo poco que tenía. Él no merecía tal regalo, ella si.

— Hagrid - dijo calmado - Creo que hay una equivocación, yo no puedo ser un mago, Alhli si, ella es increíble, yo... debe de ser un error.

Hagrid rio entre dientes, y Alheli sorprendida vio a su hermano.

— No eres un mago eh, ¿no pasan cosas extrañas a tu alrededor? ¿Cosas sin explicación?

— Si, pero...

— No eres un mago Harry, harás grandes amigos en Hogwarts, lose, serás muy famoso. - miró a Alheli - Y tu, con esos ojos y ese rostro por supuesto que serás más que famosa, la lista y bonita Potter. Ya verán chicos, sus vidas cambiaran.

— ¡No se los llevará! ¡No pienso dejar que ambos vayan a que un loco les enseñe trucos de magia! - rugio Vernon.

— ¡No insultes a Dumbledore en mi presencia! ¡Muggle despreciable! -ñ molesto Hagrid le grito.

Y lo siguiente es que los Dursley corrieron hacia la habitación, dejando solos a los Potter y el gigante.

Ese fue quizás el inicio de todo, y vaya inicio.

Ayyy, faltan menos de dos capítulos para ya acabar con este arco y que empiece realmente este fic. Estoy muy contenta del apoyo que está teniendo y me alegra que les guste.

Hasta el próximo capitulo.

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