꒰⚡ 𖥻𝟎𝟔 | 𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄𝐒 ꒱

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𝐀𝐑𝐂𝐎  𝟏 ⟆ ˖𓍢ִ໋ 𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑
¸:•.𝐡𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐩𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫;𝐠𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐭𝐫𝐢𝐨¸:•.
⤿ ִׄ ›› 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟬𝟲 ¦ 𝗗𝗨𝗟𝗖𝗘𝗦.

❛ 𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒔𝒊𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐𝒅𝒐.
𝑨𝒉𝒊 𝒆𝒔 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒂𝒄𝒆 𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 ❜

L

a luna brillante iluminaba la fría noche de Agosto. Alheli miraba la ventana de la cabaña en la que Hagrid los había metido tras sacarlos de esa choza. Sus ojos marrones parecían trazar las pequeñas gotitas que caían del cielo, a la vez que sus ojos lagrimeaban un poco.


No podía dejar de sentir un horrible dolor en su pecho. Este día había sido sin duda el peor de su vida, apesar de que por fin pudo saber la verdad, no pensó que la verdad pesará tanto. Su cabeza no paraba de visualizar lo que pudo ser de su vida, jamás le había pasado, al menos no de esta manera.

Era claro que desde pequeña siempre imagino su vida en otra circunstancia, más nunca tuvo ganas de llorar y que alguien viniera a socorrerla, ella era fuerte y no lo necesitaba. Pero ahora...ahora claro que lo necesitaba.

Lily y James Potter, murieron gracias a un hombre loco que intentó matarlos. La verdad tras el supuesto accidente de auto causado por su supuesto padre borracho y bastardo.

— Alheli - la llamaron, ella no volteo.

Pudo escuchar los pasos acercándose a ella, más no se movió, no hasta que el dueño de esa voz estuvo frente a ella.

— Alheli...

— ¿Qué quieres, Harry? - susurro, mirándolo a los ojos.

Harry trago salvia con un notable nerviosismo. Había sido un tonto, un tonto que no pensó en su hermana, de nuevo.

Parecía que en la vida Harry solo lastimaria a su hermana mayor.

— Ve a dormir, no tarda en amanecer - ordenó, intentando mantener la calma frente a Harry.

— Ven conmigo - dijo Harry, incapaz de pensar en algo más.

— No tengo sueño, anda ve.

Alheli cerró sus ojos, centrándose de nuevo en sus pensamientos que talvez y de nuevo no la llevarían a ninguna parte. Porque era el pasado y aunque lo deseara no valía la pena llorar.

Aún así era inevitable no hacerlo.

Harry no se movió, por el contrario permaneció ahí frente a su hermana. Así pasaron varios minutos, hasta que el niño armandose de valor dijo:

— ¡Perdón! - exclamó sorprendiendo a la niña que creía estar sola - De nuevo te trate mal, pese a que tu querías hacer algo bueno, Alheli. No pensé en nada más que en mi dolor, no vi que estabas haciendo algo bueno por mi, de nuevo.

La rubia no dijo nada, permaneció en silencio mientras taladraba con su mirada a su hermano.

— Alheli - la llamó Harry al ver que no decía o hacía nada más que mirarlo.

— No te disculpes, Harry, entiendo que no estuve bien y se que era obvio que te enojarias. Aún así preferí callarme, era lo mejor a mi parecer.

— No, no me justifiques, Alheli, estuve mal, hasta Hagrid lo insinuó - apenado bajo la mirada.

Alheli miró esto, ella amaba a su hermano, era su amigo y lo que inevitablemente la hacía sonreír, era su responsabilidad. Jamás quiso que Harry le hablara así, lo entendía, pero no dejaba de doler.

Abrió sus brazos, Harry pareció sorprendido por unos segundos aunque de inmediato se lanzó a abrazarla. Los abrazos de su hermana siempre le curarian el alma.

— Perdón, Harry, yo también estuve mal, quería saber la verdad, no deseaba que tuvieras confusiones que jamás podría resolver - susurro, Harry asintió colocando su cabeza en el hombro de la niña.

— Te amo, Alheli y prometo jamás fallarte de nuevo, quiero que estés orgullosa de mi.

— Ya lo estoy, Harry... Y eso jamas cambiará.

Cuando se marcharon de esa cabaña, no espero que a las pocas horas estarían en un lugar tan grande y lleno de cosas irreales. Hagrid lo había llamado Callejón Diagon, el lugar indicado para cualquier mago.

Tampoco espero entrar en el Banco de ese mundo y ver aquellas criaturas tan imponentes y pequeñas. Los duendes que cuidan el banco, aunque no eran muy amables se notaba que hacían lo que les gustaba, el dinero.
Pesé a que Harry se asustó con su aspecto, Alheli estaba encantada, era irreal el como esas criaturas podían existir no solo en las películas.

Mientras hablaban y caminaban por el lugar se dieron cuenta que eran millonarios, wow, de no tener ni para una paleta ahora podían comprarse la paleteria completa. Su padre era alguien de dinero y junto a su madre habían hecho de la fortuna un poco más.

Inevitablemente volvio a pensar qué sería de su vida si sus padres no hubieran muerto, quizas con ese dinero por fin podria tener ropa decente, o Harry podría tener buenos juguetes.

Sin demora salieron del Banco y fueron a conseguir sus materiales, desde sus túnicas y algo de ropa hasta su varita. Esta última fue la más interesante, la varita de ambos eran hermanas, aunque había una tercera, y lo más sorprendente es que esa hermana era la que les había causado sus cicatrices, la que mató a sus padres.

La varita que apuntó hacia su padre arrebantando la luz de sus ojos, la que apuntó hacia su madre con furia. No lo esperaba.

Era un dia bastante ajetreado, aunque todo cansancio se fue tan pronto Harry y ella vieron un pequeño y glamuroso animal de pelaje blanco y ojos amarillentos, era una pequeña lechuza. No es necesario aclarar que está, ahora en casa de los Dursley, estaba junto a ellos en una jaula grande para su tamañito. Un regalo de Hagrid.

Alheli solo pudo pensar que su vida quizas y estaba mejorando un poco. Pesé a las miradas molestas de sus tios, la curiosidad de su primo; Alheli estaba ansiosa por el futuro.

Era el día, tras un mes lleno de miradas indiscretas, comentarios desagradables en susurros por parte de Vernon, risitas inocentes, libros leidos, magia no tan accidental y trabajos insoportables; por fin Alheli y Harry Potter irían a Hogwarts.

— ¿Llevas todo, Harry? No quiero estar en el tren y que me digas que has olvidado algo - dijo Alheli, cerrando su baul tras haber metido la poca ropa que habia comprado.

— Si, Alheli, solo faltan tus libros de musica, ¿quieres que los guarde en mi baul? Aun me queda espacio - respondió levantando tres libros algo viejos y desgastados.

Sus libros, los había conseguido gracias a que la señora de una biblioteca cercana, se los habia obsequiado un dia 31 de Julio, su cumpleaños. Habia aprendido muchas notas para él piano, por lo que admitía que para este momento ya no los necesitaba.

— No, no los llevare - dijo la rubia - No los necesito más, en Hogwarts no tocaré el piano, Harry.

— ¿Porqué no? ¿Acaso no te gusta más?

— Me encanta tocar el piano, pero solo cuando lo hago porque me nace hacerlo, Harry, en Hogwarts se que habra mas cosas para entretenerme - confesó, sonriendo al ver a su hermano asentir por su comentario.

— Solo espero y las canciones en nuestro cumpleaños no dejen de existir - dijo Harry, sentandose en la cama algo vieja.

— ¡No! - exclamó ni bien Harry hablo. Sin importar aventar su sueter, camino hasta su hermano y tomo sus manos - eso jamas cambiara. Prometo que no habra ningún cumpleaños en tú vida en que falte que toque el piano, y si lo llega a haber entonces... entonces sera porque yo..

Guardo silencio, ambos se miraron a los ojos, y sin necesidad de palabras Harry comprendió a qué se refería su hermana. El simple pensamiento le provocó miedo.

— Ni siquiera lo pienses, Alheli - advirtió Harry, no se imaginaba una vida sin su otra mitad.

— Entonces tú no creas que jamas tocaré el piano para ti - dijo la niña, sonriendo sin preocupación.

Harry asintió, sonriendo de tal manera que sus dientes fueron visibles para su hermana mayor. Alheli adoraba cuando eso sucedía, era lo mejor ver a su hermanito sonreir.

Aúnque los momentos lindos no son para siempre, ni menos cuando se vive con una familia como los Dursley.

— ¡Ya es hora! ¡Juro que si no salen en este momento no los llevare a esa maldita estación! - era su tio Vernon gritando tras la puerta.

— ¡Ya vamos! - exclamaron ambos, seguido de soltar una pequeña risa.

Lo siguiente que se escucho fue una especie de gruñido proveniente de su tio. Los Potter se miraron nuevamente y sin decir más tomaron sus baules y a su lechuza para salir de la habitación.

En la sala se hayaba su primo sosteniendo un libro viejo, junto a él, su tia Petunia miraba la ventana con lo que parecía ser nostalgia. Al terminar de bajaras escaleras, Alheli los miro, y justo en ese momento su tia dejo de mirar hacia afuera para ahora verla a ella.

— Vamonos, Alheli - susurro su hermano, viendo como esta no se movia pese a que Vernon ya estaba con el coche prendido.

No dijo nada, solo miro a la mujer con un sentimiento indescriptible, no sabía que decir ni que hacer frente a la mujer que sabia su origen y jamas fue capaz de decirselo, o con la mujer que llevaba ignorandola durante un mes completo. Únicamente hablándole con pequeñas monosílabas.

— Si, vámonos - respondió, dejando de mirarla y continuando su camino hacia afuera de la casa.

Petunia siguio mirándola, sin disimulo, pero sin algun sentimiento que se pudiera reconocer. Parecia estar hundida en sus recuerdos, hundida en lo que fue.

En el carro, Vernon parecia querer arrancarse el bigote que recién estaba creciendo gracias a su ataque cuando tuvieron que irse a esa horrible isla. No se veia nada contento por llevarlos a la estación, mas bien por convivir con ambos Potter en el mismo lugar. Harry y Alheli reian con disimuló ante esto.

— ¡Suban ya! No entiendo que tanto guardan ahí - escucharon a Vernon decir.

Harry cerro la cajuela y sin más se metio en el carro con la lechuza. Alheli miro hacia la casa antes de entrar al coche, espero sentir alguna especie de tristeza o algun índice de que extrañaría ese lugar, pero no paso, no sintio nada mas que la ansiedad por conocer su nuevo colegio y descubrir más sobre James Potter. Mientras miraba nuevamente se topo con Petunia.

— Tia Petunia - susurro ni bien la vio.

La rubia mayor ante su susurro entro a la casa, dejando la puerta abierta. Alheli la siguió, entro a la sala y ahi la vio parada frente a la ventana.

— Tia Petunia - volvio a llamarla, pero esta vez la mujer comino hacia ella.

Estaban frente a frente, sus ojos marrones miraban los azules de la adulta. Alheli jamás adoro que se le dijera su parecido con Petunia, pero debia de admitir que nadie mentia, ambas era algo similares. Quizas y su madre por esa razón habia decidido llamarla como ella.

— Fue hace 11 años cuando Lily me llamo, se escuchaba tan emocionada, ella estaba embarazada de ti, al menos solo se sabia que era un bebe - comenzo a hablar - Fue ahi en donde me conto que ella deseaba que este bebé tuviera mi nombre, yo me negué. Le hice saber que detestaria que su sangre tuviera algo que ver conmigo... recuerdo haber oido a James, estaba molesto.

La niña se mantuvo en silencio, sin saber realmente qué decir o qué pensar sobre lo que su tia le estaba platicando.

— Cuando llegaste aqui, note porque Lily queria ponerte mi nombre. Conforme creciste me aferre a la idea de que tu no serías igual a ellos, a tus padres... No eras igual a ellos, pense que no hederarias su...magia. Me equivoque, me siento decepcionada y molesta, porque crei algo que no era, algo que era evidente; porque eres una Potter, era claro que serias igual a ellos.

Concluyó, haciendo una expresión de desagrado total. Alheli suspiro, y negandose a escuchar más, camino de nuevo hacia la puerta. Aunque antes de que pudiera salir, miro hacia atras y dijo:

— No me interesa la razón de tu odio por la magia, Tia Petunia, pero creo que mamá no merecía que su hermana la odiara por algo como eso. Pero creame que no permitiré que usted y su odio y pensamientos dañen o le quiten la ilusión a mi hermano.

Petunia abrio sus ojos con sorpresa, no esperaba eso, aunque debio de imaginarlo; Alheli era tan sobreprotectora con el niño. Sin esperar respuesta, la Potter salio por completo y camino hacia el auto, entrando en este.

— Por fin, ya vámonos - susurro Vernon exasperado.

El carro comenzó a andar, directo a la estación de trenes. Harry sonreia hacia la ventana, sus pequeñas manitas apretaban sus pantalones con algo de nerviosismo, pero aun asi la felicidad era inevitable; iria a uns escuela buena... y lo mejor era que Alhli venía con él.

Los mismos pensamientos recorrian la mente de ésta, era un buen inicio, solo esperaba poder adaptarse a ese mundo. Lo último que queria era no encajar y que todo resultará mal.

Los minutos pasaron con rapidez y pronto ya estaban en la busqueda de la estación, con dos boletos en mano junto a sus maletas. Tio Vernon se habia marchado ni bien los dejo, gracias a Dios Hagrid estaba ahi para guiarlos hasta las estaciones.

— ¿Dónde es? - susurro el de ojos verdes.

— No tengo ni la menor idea, quizás debamos preguntar - respondió, mirando hacia todas la dirección en busca de alguien con aspecto extraño, ya saben, con túnicas y sombreritos.

— Es lo mejor - dijo Harry haciendo una pequeña mueca.

Juntos caminaron hasta que vieron a un hombre grande y robusto, con un traje azul marino y un sombrerito, era el guardia del lugar. Sin esperar se acercaron a él.

— Buenos dias, Señor, ¿sabe dónde esta la estación 9¾? - pregunto Alheli, mirando su boleto.

— ¿9¾? ¿Es una broma? - respondió el sujeto, sin responder se fue dejando a los niños.

—Oye que grosero - susurro Alheli. Algo enfadada comenzo de nuevo a caminar.

Estaban perdidos si no hayaban esa estación, aunque sin saberlo su "salvación" estaba a tan solo un par de pasos.

— Alheli, no falta mucho para abordar el tren - susurro Harry, ansioso por llegar a perder su viaje.

— Lose, Hari, pero no tengo idea de dónde esta esa maldita estación - murmuro.

Harry estaba a nada de sugerir preguntar a otras personas, pero un par de voces algo gritonas y múltiples cabezas rojizas lo hizo guardar silencio.

— Mama yo quiero ir - escucharon.

— ¡Siempre esta lleno de muggles este lugar! Y no, eres demasiado pequeña para ir. Anda Percy rapido - dijeron, era la voz de una mujer.

Muggles, personas sin magia. Los Potter se miraron para luego casi correr hacia la dueña de esa voz. Ella deberia de saber sobre Hogwarts. No tardaron demasiado, la mujer gritaba cosas sobre los muggles y lo tarde que era.

Al encontrarla tambien encontraron una serie de cabezas pelirrojas, de distintos tamaños y por lo visto edades. Harry tomo la mano de su hermana, impidiendo que esta pudiera avanzar a preguntar.

— Hay que ver cómo lo hacen, Alheli - dijo, mirando como la mujer seguia hablando con uno de los pelirrojos.

— Esta bien, pero, Harry si esperamos puede que perdamos el tren. No creo que haya otro que nos lleve a Hogwarts.

— ¿Ustedes también van a Hogwarts? Porque yo si - susurraron a un lado de ellos, era la voz de un niño.

Ambos dieron un salto en sus lugares, a la vez que soltaban un gritito ante eo susto, esto hizo que el niño desconocido tambien gritara, aunque un poco más alto, llamando la atención del grupo de cabezas rojizas.

— ¿Porqué gritan? - pregunto el niño, mirandolos como si fueran bichos.

Alheli mantuvo una de sus manos en su corazón, su pulso estaba demasiado acelerado. Mientras tanto pudo observarlo, parecia tener su edad, cabellos negros, ojos obscuros y una tez blanca. Nunca habia visto algun niño como él en su escuela anterior, al menos no tan pálidos.

— No es común que un desconocido se acerque a hablarnos en el oído - dijo Alheli, cruzandose de brazos miro al de cabellos azabache.

— Ah, perdón, no suelo ser así, pero los vi tan perdidos que me fue inevitable - respondió, apenado dio una pequeña sonrisa.

—Inevitable - bufo Harry, sosteniendo nuevamente la mano de Alheli.

— No importa, ¿dijiste que también ibas a Hogwarts? ¿Sabes como cruzar? - pregunto, de reojo noto las miradas de la mujer que anteriormente gritaba.

—Si, mi padre me dijo que tenemos que correr hacia la pared y.... solo eso - contesto el niño.

Harry miro a Alheli sin poder creer lo que ese niño habia dicho. No dijo nada, pero si solto a su hermana y camino hacia la adulta con algo de timidez. La rubia lo miró confundida.

No escucho lo que esa mujer decia, pero pudo notar como Harry asentia y la miraba, para después darle una señal con su manita. Queria que fuera con él.

— ¿No me creyo? - cuestióno el niño al ver como sujetaba su carrito.

— ¿Ah? ¿Quién?

— Ustedes, ¿son nacidos de muggles? Eso tendria sentido, pudieron preguntarle a mi mamá, mira es ella - dijo, apuntando hacia la izquierda.

Alheli miro hacia esa dirección, notando una mujer alta con un cigarrillo en sus labios, con una figura totalmente envidiable y rostro delgado y fino, labios perfectamente pintados; no obstante lo que se captó su atención fue el cabello rubio cenizo de ésta, el cual caia en pequeña pero notables ondas. Era una mujer hermosa.

— Huh.. Lo olvide, no me presente - hablo de nuevo, Alheli volvio a mirarlo - Soy Azariel Sn... Azariel Nott.

Alzo su mano, Alheli la tomo y dijo:

— Un gusto Azariel, yo soy Alheli... Alheli Potter.

— ¿Alheli Potter? ¡¿Encerio?! - exclamó Azariel, sonriente - ¡Mamá es Potter!

La mujer dejo caer el cigarrillo, apagandolo con la punta de su tacon rojizo. Con seguridad camino hacia ellos, Alheli miro como la mujer pelirroja miraba molesta a la rubia. Raro.

—¿Potter? Ya veo - susurro ya estando frente a ella - Era de sospecharse, veo que sacaste sus ojos. Son lindos en comparación con los de...

— ¡Alheli! ¡Vamos! - grito Harry.

Ante esto la mujer de la nada guardo silencio y miro hacia atras, viendo al dueño de esa voz, Harry para ser exactos. Se quedo hecha piedra, Alheli fruncio su ceño ante esto.

— De los de ella - concluyo, apartando sus ojos de el menor - Azariel, sera mejor que vayamos ya, no tarda en partir el tren.

— ¡Pero mamá! ¡Es ella! Al menos deja que me firme mi libro - pidio Azariel, casi haciendo un puchero.

La mujer no esperó que su hijo aceptara, entre suplicas lo tomo con suavidad y juntos caminaron hacia la pared, donde cruzaron los bloques sin dañarse. Alheli quedo boquiabierta, sin poder creerlo se acerco hasta su hermano.

— ¡¿Viste eso?! ¡Fue fenomenal! ¡Vamos! - exclamó, sonriendo.

— ¡Vamos! - dijo Harry, aunque antes de que pudieran avanzar la mujer pelirroja hablo.

—Es su primera vez cruzando, creo que deberian de tener cuidado - dijo, sonriendo con una vibra tan maternal.

Alheli se removio ante esto y dijo:

— No importa, tendremos cuidado, gracias.

— Alheli - susurro como advertencia Harry, sintiéndose apenado ante la respuesta de la mayor.

--... - la mujer rio con dulzura, a su lado una pequeña pelirroja se escondia tras su madre - Ya veo, si gustan pueden ir tras mi hijo, tambien es su primera vez en Hogwarts. Él esta algo nervioso.

— ¡Mamá! - hablo por lo visto el mencionado. Su voz se podia notar avergonzada.

Alheli miro al dueño de dicha voz, y no pudo despegar sus ojos marrones del rostros infantil. Jamás había visto algo asi, bueno quizas y si, pero juraba que no era igual.
Cabello lacio y rojizo, rostro delgado cubierto por pecas castañas en su nariz y mejillas. Sin notarlo estaba con la boca abierta del impacto.

— Alheli - la llamo Harry, pero ella seguia mirándolo.

— Cariño, ven, cruzaras antes, ellos también son nuevos anda - dijo la señora, motivando a su hijo.

El niño asintió, dando una sonrisita nerviosa corrio hacia la pared, donde desparecio con todo y su carrito. Alheli volvio a la realidad, contenta de haber visto de nuevo la magia al cruzar esa pared.

— ¡Sigo yo! ¡Juntos! - dijo Alheli, sin escuchar respuesta tomo a su hermano, y a su carrito con fuerza y corrio a toda velocidad hacia la pared.

El sonido del tren hizo que abrieea sus ojos, estaban frente al expreso de Hogwarts... ¡El Expreso de Hogwarts!

— ¡Wow! - exclamó ambos, mirandose con grandes sonrisas.

— ¡Vamos!

Y sin más entraron en el tren, sin saberlo estaban a nada de vivir eventos que cambiaría totalmente el futuro.

Ambos miraban la ventana, habian conseguido un vagon vacio por lo que inmediatamente entraron y acomodaron a su lechuza.
Harry la miraba con cariño, era tan linda, pero se estaba cansando de solo decirle Lechuza, pensamiento que su hermana compartía.

— ¿Marie? ¿Heidi? ¿Henry? ¿Alhli? - sugirió la rubia, pensando en todos los nombres medianamente interesantes que conocía.

Harry nego, ningún nombre se le hacia bueno para la joven lechuza. En sus manos sostenía un libro, distraído leia algunos párrafos.

— ¿Michaell? ¿Medea? ¿Ursy? ¿Grey? ¿Dorian? - volvio a sugerir Alheli.

— No no, ninguno suena bien - respondió Harry, mirando aun el libro.

Alheli guardo silencio, intentando pensar en algún nombre para el animal. No obstante nada venia a su mente, ningun nombre era lindo.

— ¡Hedwig! - grito el niño, miro a su hermana y volvio a repetir - ¡Hedwig! Ese sera su nombre.

El animal en la jaula pareció contento ante el nombre que su hermano habia dicho, extendiendo sus alitas y sacando su piquito entre uno de los espacios de la jaula.

—Hedwig - repitió Alheli, le encantaba - Entonces sera Hedwig, muy unico eh.

— Es muy lindo, mira significa... - el sonido de la puerta del vagon abriendose interrumpio por completo al de ojos verdes.

Ambos miraron a la puerta, notando que en esta se encontraba el mismo niño que habia visto en la estación con la mujer pelirroja. Alheli volvio a mirarlo, su corazón inexplicablemente latia a un ritmo algo anormal, sintiendo sus mejillas calentarse un poco.

— Hola - hablo - Ya no hay más vagones, ¿podría estar con ustedes?

— Claro, pasa - respondió Harry, el pelirrojo dio una sonrisa apenada y entro con una pequeña rata en su bolsillo, asomandose con cautela.

Harry se movió al lado de su hermana, permitiendo al niño sentarse frente a ellos.

— Muchas gracias, no pense volverlos a ver - dijo el pelirrojo - Soy Ron, Ron Weasley.

Harry asintió, esperaba que Alheli hablara, no obstante está seguia mirando al niño frente a ellos. Era alguna especie de conexión, era como si después de mucho tiempo haya encontrado algo que le hacia falta, algo que volvía loco su corazón.

— Eh... nosotros somos Harry y Alheli Potter - el niño abrió sus ojos azules con impacto, abriendo ligeramente su boca.

— ¡¿Son los Potter?! Wow - exclamó, su cara era de sorpresa total - Entonces, lo de la...ya saben.. la cicatriz..

— La cicatriz - repitió Alheli.

Incomoda miro a su hermano . El cual ya estaba quitando el copete de su frente, dejando a la vista la cicatriz tan poco comun en esta. Ron exclamó lo genial que era, para luego mirarla en espera. Alheli sin decir nada quito su cabello de su cuello y dejo a la vista su cicatriz.

— No lo puedo creer, pensé que Fred y George bromeaban de nuevo - dijo Ron - Es sorprendente ver lo que Quien-tu-sabes hizo.

— Si, pero no recordamos nada de esa noche - dijo Alheli, su tono sono un tanto agresivo.

Ron los miro a ambos, aunque después de unos segundos miro únicamente a la rubia. Alheli hizo lo mismo, apartando su mirada al sentir nuevamente el calor tan espantoso en su rostro.

— Solo recordamos una luz verde, solo eso - confesó Harry.

— Oh, vaya - murmuro el Weasley, mirando la ventana del tren.

El silencio llego, ambos Potter se miraron para luego ver de nuevo al chico. Ese chico se les hacia interesante, de igual manera pasaba con Ron.

—¿Eres de una familia mágica? - preguntaron ambos a la vez. Solia pasarles, no tan a menudo.

— ¡Oh! Jamás había visto a más personas hacerlo. Yo creo que si - dijo Ron.

— ¿Hacer qué?

— ¡Eso! Decir lo mismo, mis hermanos mayores, ellos son gemelos y lo suelen hacer...a veces es molestó - confeso el de pecas.

Alheli y Harry asintieron, no pensaron que hubiera más asi, pero era de esperarse, ellos eran mellizos. Sin más, ambos no pudieron dejar ir lo que el niño dijo, eso de que tenia hermanos mayores.

— Debe de ser genial el tener 3 hermanos mayores, yo soy la mayor y me hubiera gustado tener al menos uno y mucho mejor si hubiera tenido magia - dijo Alheli, encantada con la idea de tener más familia.

— Cinco - corrigió Ron, se veía decaído - yo soy el sexto hijo, todos han ido a Hogwarts y han hecho cosas increíbles en sus años. Jamás se tiene algo nuevo con cinco hermanos, mi túnica fue de mi hermano Bill, mi varita fue de Charlie y me dieron la vieja rata de Percy.

Rebusco en sus bolsillos, sacando de uno de estos una rata gris que parecia estar dormida.

— Se llama Sccabers, y no sirve para nada, casi siempre esta dormida. A Percy, papá le regalo una lechuza porque se convirtió en prefecto, pero no podian com.... Quiero decir, por eso me dieron a Sccabers.

Sus mejillas se colorearon de un tomo rosado, el estaba avergonzado. Miro de nuevo a la ventana, quizás y habia hablado demasiado.

Alheli hizo una pequeña mueca, ella no veia lo malo en no poder comprar una lechuza. Ella había trabajo y aun asi jamás fue capaz de comprar algo que le gustara. Nunca había tenido dinero, no el necesario como para cumplir su expectativa y sacarle mil sonrisas a su hermano.

— Yo jamás habia comprado ropa, bueno hasta hace un mes cuando Hagrid me llevo. Siempre, bueno sigo usando la ropa vieja de mi madre y mi tia - confeso Alheli, esto pareció animar a Ron.

— ¡Si! Jamás tuvimos dinero, de hecho yo uso la ropa de mi primo, es enorme. Sin Hagrid nunca hubiéramos sabido lo de la magia y lo de Voldemort - dijo Harry, ahora Ron se veia impactado.

— Cierto, sin él aun pensariamos que somos dos personas extrañas, y Voldemort seria siendo un secreto - Ron bufo.

—Nunca pensé que tú podrias... que ustedes podrían pronunciar el nombre de Quien-tu-sabes - dijo Ron, conmocionado.

— No tratamos de hacernos valientes, solo que no entendemos mucho sobre eso - dijo Alheli, poniendo una mueca.

Además, tampoco le interesaba, ella no debia temerle a un estúpido nombre, ni menos si este pertenecia al hombre que mato a sus padres.

— No sabiamos que no debíamos de decirlo... tenemos mucho que aprender del mundo magico - apenado Harry rasco su mejilla.

— Oh, no se preocupen, hay muchos nacidos de muggles que aprenden rapidísimo. Se que el mundo mágico sera fácil de conocer para ambos.

Esto provoco que el trio de niños pudiera hablar con mayor confianza. Conforme el tiempo pasaba, los tres miraban la ventana, platicaban sobre lo genial que eran sus mundos. Hasta que en cierto momento un alboroto en el pasillo los hizo. Pronto una mujer mayor se asomo por la puerta y dijo:

— ¿Gustan un dulce, niños?

Alheli vio como su hermano sonreia más y sacaba su pequeña bolsita de dinero. Ron murmuró que habua traido bocadillos, sus mejillas y orejas nuevamente estaban coloradas.

— Vamos, Alheli, hay muchas cosas - animo su hermano, ella asintio y se levanto para ver el carrito.

En la vida habia tenido la oportunidad de ver tantos dulces juntos, sin poder evitarlo tomo un poco de todo, tampoco queria quedarse sin dinero, aunque su hermano no parecia tener el mismo fin.

— Wow, son muchos dulces, siento que quiero probar todos, llevare estos - susurro la niña, sus ojitos marrones brillaban mirando la diversidad de caramelos extraños.

— Deja eso ahi, Alhli - dijo Harry, confundida lo vio - Sra, quiero todo el carrito.

La mujer lo miró impactada, no esperaba eso.

— ¡Harry! ¡No compres el carrito! Hay más niños en el tren - dijo Alheli, aun sin soltar los dulces.

— ¿Porqué? Si Alheli quiere probar todos los dulces, entonces los tendra - respondió, sintiendose orgulloso de su acción.

Inevitablemente Alheli quedo encantada, su hermano queria darle gusto pese a dejar a todo el tren sin comer. Sin esperar a que su hermana mayor aceptara, Harry le pago a la mujer y con cuidado metió los dulces al vagon, dejandolos en el sillon desocupado.

Rom veia boquiabierto el monton de dulces.

— ¿Tenian hambre?

— Muchisima - respondió Harry, agradecio a la mujer y junto a Alheli se sentaron como pudieron.

Ron asintió, y con cuidado saco un paquete de su bolsillo, era su bocadillo. Alheli abrio un pedazo de pastel de calabaza, mirando con curiosidad el bocadillo del niño.

— A mamá siempre se le olvida que no me gusta la carne en conserva - dijo Ron, poniendo una mueca.

— Damelo, te lo intercambio - dijo la rubia, extendiendo su pastel - Vamos.

— ¿Encerio? No te va gustar, esta algo seco - dijo él

— Si lo hará, vamos Rony - animo ella, sonriendole con calidez.

Rony, el chico apenado acepto el pastel y le entrego su bocadillo. Alheli lo abrio y se permitió degustarlo, no era lo mejor, pero ella sabia que aquella mujer pelirroja lo había hecho con cariño para su hijo, y eso era lo que le permitia disfrutarlo más.

Harry sonrió, comiendo un pedazo de pastel y con cuidado le convido a su hermana. Era realmente un momento agradable, disfrutando con el que podría ser su nuevo amigo, comiendo dulces con su hermana; y por supuesto mirando como Alheli sonreia al sentir el sabor de un nuevo caramelo, ella merecia el carrito y más.

Sin darse cuenta el tiempo paso, entre risas y anecdotas. No obstante estas se vieron interrumpidas en el momento en que la puerta de su vagon se abrio con fuerza.

— ¡Aqui están, Draco! - exclamaron, era una niña - Son ellos los que compraron el carrito.

Los tres infantes en el vagon miraron a los recien llegados. Parecían tener su edad.

— Ya vi, Jules - contesto un chico de cabellos platinados, por lo visto él era el tal Draco.

Eran cuatro niños, y uno de ellos era el chico de la parada. El niño de la mamá bonita, Azariel Nott.

— ¡Por Dios! ¡Sabia que te volveria a encontrar! - exclamó ni bien la vio. Alheli bajo la rana de chocolate de sus labios algo manchados por el mismo - ¡Alheli Potter.

— Oh.. Si, hola Azariel.

El mencionado parecia estar a nada de reventar de la emoción, estando a nada de hablar si no fuera por que el tal Draco lo interrumpió.

— Asi que los rumores eran ciertos, Alheli Potter está aqui, solo falta Harry Potter - dijo, mirándolos con lo que parecia ser superioridad.

— Te dije que eran ciertos, Draco, y tu no me creíste - susurro Azariel, parecia algo molesto.

— No pense que tuvieras razón, a veces dices cosas extrañas - respondió - Alheli Potter, un gusto, soy Draco.. Draco Malfloy.

Ron soltó una especie de risita disimulada, provocando que Draco lo mirara molesto. A su lado un niño de cabellos castaños y algo rizados parecio suspirar con desgane.

— ¿Te parece gracioso mi nombre? - pregunto, mirándolo de arriba a abajo, pronto Alheli vio la superioridad de éste - Mi padre me dijo que me los encontraria, ya sabes, cabello rojizo, ojos distraidos y ropas arrendadas... Weasley.

Ron bajo la mirada algo decaido ante el comentario anterior, Harry vio esto con molestia.

— ¿Qué es lo que quieren? - pregunto Potter.

— Yo quiero... Nosotros queriamos ver a quienes compraron el carrito y nos dejaron sin un misero dulce - dijo la niña, Alheli frunció su ceño ante la mirada punteaguda que esta le daba.

— ¡Si! Perdon, Alheli, pero ni un dulce llego a nuestro vagon, no es queja eh- dijo Azariel, cruzandose de brazos.

— No discutamos, Jules - pidió Draco, mirando a Weasley con molestia.

— Teniamos el derecho de comprarlo si asi gustabamos - dijo Harry, frunciendo ligeramente su ceño - Además, Alheli quería dulces, no es mi culpa que ustedes tambien quisieran.

— ¿Qué dices niño? No pueden dejar a todo un tren sin comer solo por un tonto capricho de "La niña que Vivió" - espuso la castaña, se veia molesta.

— ¡Oye! No es un capricho.

— Jules, estan haciendo demasiado problema solo por miseros dulces, son unos idiotas - hablo por primera vez el niño de cabello rizado - Unicamente acepte venir porque me encantaría ver si podrian venderme algunos dulces. No importa el precio.

Miro a la rubia, analizandola con sus ojos verdes. Un verde tan opaco, pero a la vez difícil de ignorar. Alheli sonrio nuevamente.

— Callate, nadie te pidió que vinieras.

— Claro - respondió la Potter, ignorando a la otra niña - Puedes escogerlos, y no hay necesidad de que nos pagues, esto es cortesia de Alheli y Harry Potter.

El chico sonrió de forma ladina, empujando a sus amigos entro al vagon y procedio a tomar algunos dulces. Alheli lo miraba, sintiendo los ojos de au hermano calar en su nuca.

— Eran tus dulces, Alheli, ellos solo vinieron a quejarse- dijo Harry a su lado.

— No importa, Hari.

— Muchas gracias, Alheli Potter - murmuro el niño, llamando nuevamente su atención.

— No hay de que... - no concluyo, y es que desconocia el nombre del niño. Este pareció darse cuenta.

— Theodore, Theodore Nott.

— Un gusto, Theodore.

Sin esperarse ese evento seria el encargado de poner un inicio a los eventos que el futuro traeria. Una simple interacciones por dulces causaría tanto dolor e incertidumbre, una simple sonrisa seria la causante de ese destino.

Porque Anheli Potter estaba destinada a tantas cosas.

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Espero y les haya gustado, es un capitulo un poco larguito, ya saben por la tardanza.

Aqui doy como terminado el primer acto de esta historia, en el cual se conoció un poco de la personalidad de nuestra protagonista.
Lo que sigue ya es lo mas importante, y la razon del que todos estemos aqui.

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