019. daylight

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CHAPTER NINETEEN
❝daylight❞
one piece season 1 | act. one







ARABELLA Y LUFFY ESTABAN COMIENDO, sentados uno al lado del otro observando a la gente celebrar y comer la comida previamente preparada por Sanji.

Casi se sentía como si el pueblo tuviera una nueva luz.

—Voy a decirte varias cosas y si te ríes voy a golpearte —dijo Arabella de la nada haciendo que Luffy sonriera, ya la estaba mirando.

—No me voy a reír.

—Bien —dejo su plato a un lado y se dio la vuelta para mirarlo a los ojos—. Me asuste mucho cuando vi el lugar caerse a pedazos. Pensé que habías muert...

—Te prometí que no iba a dejarte sola —interrumpió Luffy con una pequeña sonrisa—. Yo cumplo mis promesas.

Arabella sintió que su corazón empezaba a latir cada vez más fuerte y como sus mejillas se ponían del mismo color que su cabello.

—¿Sabes? Podré odiar a todos los piratas pero... tu eres la excepción —Luffy sonrió de oreja a oreja y Arabella se cruzo de brazos—. Le dices a alguien que dije eso y te corto una mano, ¡hablo en serio! ¡Luffy! ¡Dijiste que no te ibas a reír!

El capitán de los Sombrero de Paja reía, viendo a la pelirroja con un brillo de felicidad en los ojos. Arabella bufó y estuvo a punto de irse si no fuera porque Luffy se puso de pie y tomó su muñeca.

—Yo también me di cuenta de algo —Luffy obligó a Arabella a mirarlo, tomando su barbilla—. Tengo muchas ganas de besarte.

—¿Que te detiene, chico de goma? —dijo Arabella fingiendo que no acababa de morirse treinta veces.

Luffy la acercó más a el antes de besarla, dejando su mano en su cintura. Arabella subió sus brazos para rodear el cuello de Luffy con ellos y apegarse a el y seguirle el beso.

Y así de rápido, todo el mundo desapareció y lo único que los acompañaba era el atardecer dorado.

—¡Por fin! —gritó Nami y los se separaron asustados—. Dos años para que se besaran, Dios. ¿Ese fue su primer beso?

—No —dijo Luffy orgulloso.

—Y no me dijiste, desgraciada —reclamó Nami viendo con mueca ofendida a Arabella.

—Oye, tu nos traicionaste —reclamó de vuelta con las manos en la cintura—. Quizá si no te hubieras ido, te habría contado.

—Uy, miren, Sanji me llama.

Nami salió corriendo y los dos chicos rieron. Arabella se acercó otra vez a Luffy y lo abrazó.

Estuvieron abrazados por un momento hasta que Luffy dijo:

—¿Quieres ser mi novia?

—Ya sabes la respuesta a eso.

—¿"No, eres insoportable, ¿por qué querría ser tu novia?"?

Arabella le pegó en el pecho y Luffy soltó una risa.

—Me caes mal, ¿sabías?

—Yo también te quiero.

Arabella sonrió y le dió un rápido beso en la mejilla antes de tomar su plato e ir con Sanji para que le sirviera más.

—El grandioso capitán Usopp, cara a cara con la muerte —dijo el francotirador con un grupo de personas rodeándolo—. Pero sabía que no podía rendirme. ¡El destino de la aldea Coco dependía de mí! ¡Así que saqué mi infalible honda! ¡Bum! Y les disparé hasta que me sangraron los dedos. Y no me detuve hasta vencer yo solo a Arlong y a su mortífera tripulación —todos sus amigos lo vieron con cejas alzadas y Usopp sonrió—. Con algo de ayuda, por supuesto. Digo, tal vez no estaba totalmente solo.

—¡Viva el capitán Usopp! —gritó Luffy—. ¡No lo habríamos hecho sin él! ¡Yuju!

Toda la aldea Coco comenzó a gritar y aplaudir y Usopp sonrió de oreja a oreja.

—¡Marinos! ¡Formen filas!

—Ni dos horas —lloriqueo Arabella—. No podemos tener dos horas de tranquilidad.

—Yo no haría eso si fuera tú —dijo uno de los marinos al ver como Zoro estaba dispuesto a sacar su espada.

—Así que estos son los Piratas de Sombrero de Paja —dijo Garp y soltó una risa—. Marinos, arréstenlos.

—Señor, ellos no destruyeron la aldea Coco —dijo Koby—. Fue Arlong.

—Te di una orden, cadete.

—No —dijo parándose frente a el.

—¿Qué dijiste?

—Dije que no, señor.

—¿Sabes que hay castigos severos por desobedecer una orden directa?

—Discrepo de su orden, señor —dijo y Helmeppo se posicionó a su lado.

—Yo también.

—¿Alguien más piensa como ellos? —gritó—. ¿O prefieren obedecer órdenes?

Un grupo de marinos se acercaron con escopetas y los aldeanos se alejaron del grupo.

—Si alguno hace un movimiento, asegúrense de que sea el último —Garp miro a Luffy—. Ven aquí, muchacho. Te di todas las oportunidades posibles para que siguieras mis pasos. Para que fueras un marino respetado. En cambio, elegiste convertirte en pirata.

—No, abuelo —dijo Luffy sonriendo—. Siempre fui un pirata.

—Basta de huir. Última oportunidad. Ríndete.

—Rendirme no es lo mío —negó.

—Pues veamos qué es lo tuyo.

Luffy trató de darle un puñetazo pero Garp lo esquivó como si nada y le devolvió el puñetazo logrando que Luffy saliera volando hasta caer unos metros más allá.

—Esto es lo que querías, ¿no? Ser pirata. Te mostraremos lo que la Marina hace con los piratas.

—No quiero pelear contigo, abuelo —dijo Luffy con voz temblorosa.

—Lo has hecho toda tu vida.

Trató de golpearlo otra vez pero el moreno dio vueltas por el piso hasta alejarse.

—¿Cuándo entenderás que no puedes ganar?

Garp le dió otro puñetazo y Luffy atravesó una casa. Arabella tomó el mango de su daga con fuerza pero ninguno de los marinos pareció darse cuenta.

—Creí que te había entrenado mejor.

—Lo hiciste.

Luffy se agarró de dos pilares, estirando sus brazos y dio varios pasos hacía atrás.

—Cohete... ¡Goma Goma!

Se lanzó a si mismo y cuando estaba a punto de golpear al mayor, Garp le dió un golpe en le pecho haciendo que Luffy cayera en el suelo.

—No sabes lo peligroso que es el mundo —dijo Garp acercándose hacia Luffy—. La Gran Ruta no es un juego de niños —tomó a Luffy se la camisa y lo alzo en el aire—. Te lo dije, no estás listo.

—Puedes golpearme todo el día... pero jamás renunciaré a mi sueño.

—No me digas.

—Voy a ir a la Gran Ruta. Y encontraré el One Piece —sonrió—. Y seré... el rey de los piratas.

Garp tuvo la intención de golpearlo pero alguien le hizo una barrida y apenas todo el suelo, un pie se posicionó en su pecho y una daga le rozó la barbilla.

Luffy sonrió adolorido.

—No te conviene moverte —dijo Arabella—. Me importa muy poco que seas vicealmirante de la marina, voy a clavarte la daga en la garganta si intentas hacerle eso de nuevo a Luffy.

Garp empezó a reír y Arabella lo miro raro. Nami se dió la vuelta y vio como los marinos se miraban los unos a los otros casi como preguntándose cuando se había escapado la pelirroja.

—Oh, créeme, lo sé. He querido conocerte por mucho tiempo —miro de reojo a Luffy—. Me cae bien tu novia. Haz lo que quieras. ¡Bajen las armas!

Arabella frunció el ceño y bajo la daga con confusión. Garp se levantó, se quitó la tierra y caminó hacia los marinos.

—¿Qué hacen ahí parados? Los piratas de Arlong siguen sueltos. Persíganlos y arréstenlos.

Los marinos se retiraron sin reclamar menos uno que tenía bigotes de gato.

—¿Y los Sombrero de Paja? —preguntó.

—¿Qué con ellos?

—¡Arréstelos! Ellos son los criminales

Nami lo noqueó y Usopp abrió su boca en o. Luffy y Arabella se acercaron y Garp miro a su nieto.

—Sabía que nunca iba a convencerte. Eres testarudo. Como yo. Pero sé quién eres, muchacho. Y necesitaba asegurarme de que tú también lo supieras.

—¿Esto era una prueba? —dijo Luffy cubierto de polvo—. ¿No podías ponérmelo más fácil?

—¿Qué tendría eso de divertido? —preguntó sonriendo antes de acercarse a Luffy y poner sus manos en sus hombros—. Desde ahora, estás solo.

—No —dijo viendo a Garp alejarse—. No estoy solo. Tengo a mis amigos.

Garp sonrió y se fue.

—¡Bella! ¡Bella! ¡Ara! ¡Bellaaaaaaaa! ¡Mira esto! ¡Chicos!

Luffy apareció de la nada en el barco, y corrió hacía ella con la respiración agitada.

—¿Qué pasó? ¿Te estas muriendo? ¿Nos atacan? ¿A quien mato? —preguntó confundida.

No alcanzó a terminar cuando dos carteles de "Se busca" aparecieron en su campo de visión.

—¿Por qué tu cabeza vale más que la mía? —preguntó antes de arrebatarle el cartel de la mano—. He asesinado gente, tu no.

—Yo soy de goma —dijo sonriendo.

—¿Y? —preguntó indignada. Bajo la mirada al cartel otra vez y sonrió—. Me veo sexy en la foto, le voy a pagar al camarógrafo.

—¡Miren! ¡Soy famoso! —dijo Usopp viendo como la parte trasera de su cabeza aparecía en el cartel de Luffy.

—¿Qué dices? El cartel es de Luffy —dijo Sanji.

—No es solo de Luffy —río—. Lo siento, chicos. Esfuércense más y tendrán sus carteles.

—Eso no cuenta —insistió Sanji.

—Tranquilo, no es pecado sentir celos.

—¿Por qué ella tiene uno y yo no? —se quejó Zoro.

—Puede ser que ella haya amenazado al vicealmirante de la marina con clavarle una daga en la garganta —dijo Nami cruzada de brazos.

—Lo haría de nuevo —dijo Bella viendo su cartel con una sonrisa.

—Esto complicara todo —siguió Zoro—. Todos los cazarrecompensas del mar del Este los perseguirán.

—No solo a ellos, nos perseguirán a todos —dijo Nami.

—Por suerte, nos vamos del mar del Este —dijo Luffy sonriendo—. Iremos a la Gran Ruta.

—Y bien, ¿qué opinas?

Nami observó los arboles de mandarina con una sonrisa.

—Un trozo de tu hogar para nuestro viaje.

—Y haré tartas de mandarina cuando quieras —dijo Sanji.

—Es perfecto —dijo Nami sonriendo—. Nosotros también tenemos algo para ti. Usopp, ¡baja la vela mayor!

—¡Enseguida!

Usopp bajo la vela, mostrando el dibujo que había dibujado Luffy los primeros días. Arabella estuvo mucho rato pintando eso.

Luffy corrió con asombro y soltó un grito de felicidad. Todos rieron y fueron a acompañarlo.

—La entrada a la Gran Ruta no está lejos —dijo Nami viendo el mapa—, pero creo que hay un error en el mapa.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Luffy.

—Porque aquí aparece un río, un canal o algo así, pero eso no tiene sentido. Este terreno es montañoso. ¿Cómo puede un río subir una montaña?

—Eres nuestra navegante —dijo Luffy—. Ya lo resolverás.

—¡Oye, Luffy! —gritó Sanji—. Ven aquí. Tengo una idea.

Nami, Luffy y Arabella siguieron a Sanji que saco un barril y lo puso en medio de todo.

—¡Sombreros de Paja! —gritó—. ¡Todos a cubierta para la ceremonia de zarpe!

Todos se juntaron alrededor del barril y Sanji puso su pie encima.

—Encontraré el Azul Infinito.

—Seré el rey de los piratas —dijo Luffy haciendo lo mismo.

Zoro sonrió y puso su pie.

—Seré el mejor espadachín del mundo.

—Dibujaré un maña completo del mundo —dijo Nami.

—Yo... ¡me convertiré en un valiente guerrero del mar! —dijo Usopp.

—¿Cual es tu sueño, Bella? —preguntó Luffy.

—Voy a encontrar el One Piece —dijo subiendo su pie—, y con el, voy a crear un lugar donde cada niño o adolescente que este solo pueda llegar y sentir que tiene una familia.

—Llegó la hora, tripulación —dijo Luffy contento—. La Gran Ruta. ¡Nada nos detendrá!

Luffy, Usopp y Sanji se pusieron a gritar mientras los otros tres se largaban a reír a carcajadas.





























author's note:

muchisimas gracias por todo el apoyo que le dieron a esta historia, lo aprecio muchisimo

gracias por las lecturas, los votos y los comentarios, no saben lo feliz que me hace

estoy viendo si subo un par de extras para que no dejarlos tan así pero no prometo nada

no se me ocurre nada más así que tengan lindo dia, tarde o noche y muchisimas gracias por leer <3

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