04 ✾・ Jimmy Darling

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

🎀 𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 𝑭𝑶𝑼𝑹. . .  • ° *. 🎀
Sé que suena muy precipitado pero
aquí tienes un hogar si te sientes sola

𝐔𝐍𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐌𝐈́ 𝐒𝐀𝐁𝐈́𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐀 𝐏𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐄𝐋𝐒𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈́𝐀 𝐀𝐂𝐀𝐁𝐀𝐃𝐎 𝐀𝐒𝐈́ 𝐏𝐎𝐑𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐔 𝐂𝐈𝐑𝐂𝐎 𝐇𝐀𝐁𝐈́𝐀 𝐓𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐈́𝐀𝐒 𝐌𝐄𝐉𝐎𝐑𝐄𝐒. Y ahora, estaba completamente vacío pero también noté que había algo más... algo igual de doloroso.

Sin embargo, estaba preocupada por las intenciones de Dandy. No dudó en dirigirse a la parte trasera del cabaret, donde aguardaban los intérpretes pero solo nos encontramos a las siamesas.

Parecía que Dandy las estaba buscando solo a ellas porque su sonrisa se ensanchó al contemplarlas tan cerca.

—No deberíais de estar aquí detrás —nos aconsejó una de las dos. La menos risueña y más seria—. No lo digo porque molestéis, simplemente porque muchos de nosotros queremos privacidad.

—Yo... —Empecé a decir—: Lo siento mucho, no pretendíamos... molestar. —Le di la mano a Dandy para dirigirlo hacia fuera pero este se zafó rápidamente de mi agarre.

—¿Un cigarrillo? —preguntó Mott como si nada. Parecía que su interés residía en la hermana más risueña y al mismo tiempo, la más manipulable y a Dandy no se le había escapado ese dato.

—Me encantaría, gracias —contestó con una gran sonrisa.

La otra la fulminó con la mirada.

Me compadecí de ella. Tener a alguien completamente diferente a ti en el mismo cuerpo debía de ser insoportable.

Dandy le llevó un cigarro a los labios con cariño pero yo sabía que dentro de toda esa amabilidad había algo de maldad.

—Bueno —dijo sonriente mientras encendía el mechero—. ¿Cuánto pedís?

—¿¡Qué!? —exclamé horrorizada. Jamás imaginé que deseaba comprar una persona. Compraba todo lo que quería: objetos, ropas, peluches... pero jamás, repito; jamás me imaginé una persona entre sus caprichos monetarios.

━━𝐌𝐈𝐒 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎𝐒 𝐍𝐎 𝐒𝐄 𝐏𝐑𝐎𝐒𝐓𝐈𝐓𝐔𝐘𝐄𝐍 —nos dijo Elsa Mars. Estaba totalmente de acuerdo con ella pero estaba tan avergonzada por los planes de Dandy que ni siquiera podía hablar. Las quería comprar como si fueran meros objetos.

—No lo entiende —dijo Gloria sin perder el tiempo—. No queremos eso. Solo queremos comprarlas a ellas y punto. —Gloria era una buena mujer pero a veces se comportaba de forma idiota solo para satisfacer a su hijo predilecto—. 5.000 dólares.

—Por una —continuó Elsa, no tan convencida—: tal vez. Pero aquí hay dos bellezas.

A su lado había un chico de la misma edad de Dandy. Su cabello rizado era rubio y tenía una piel blanquecina. No le vi ninguna deformidad física. Llevaba unos guantes negros en las manos. Una camisa roja con cuadros negros y vaqueros. Era atractivo y se le veía inteligente porque estaba en desacuerdo con Dandy.

—De acuerdo —siguió Dandy que empezaba a agobiarse—. 10.000 dólares.

—¿Tienen idea de los ingresos que haremos con ellas el año que viene? —Elsa se negó—. Son mis cabezas de cartel. Preguntémosles a ellas.

—Pero... —susurré, observándolas con tristeza—. Ellas no son objetos... No pueden venderse. Ni la una ni la otra además de que no se puede.

El chico rubio no hablaba pero tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados. Estaba muy incómodo con la situación pero al oír mi opinión respecto al tema, me sonrió.

Le sonreí tímidamente.

—Tranquila, mi niña —dijo Elsa. Luego se dirigió a ellas—. ¿Os parece que 10.000 dólares es un precio justo para vosotras? —Mars estaba jugando con la situación pues sabía que se iban a negar, al menos una de ellas. Y si una decía que no, la otra tampoco podía salir de allí, por lo tanto, Dandy perdería.

Deseaba que perdiera.

—Ofrecemos 15. 000 —insistió Gloria, testaruda—. Y ni un penique más. A menos que le crezca otra cabeza. —Dandy y ella se rieron y su hijo le dio un codazo amistoso como si solo ellos pudieran entender su humor negro.

Los fulminé con la mirada.

—Nos quedamos aquí —zanjó la hermana más seria con tono que no admitía reproches.

—Este... es nuestro hogar. —La siguió su hermana con una voz mucho más dulce.

El chico rubio y Elsa ya se lo esperaban y sonrieron a ambas. Yo también lo hice y Dandy me miró con desdén.

—Queridas, eso era justo lo que quería oír —les felicitó Elsa—. Lo sabía, una noche bajo los focos genera adicción y sois de los nuestros. —Se dirigió hacia nosotros—. Verán. Somos un grupo de artistas. Una familia y vosotros no separarán nuestra familia. —Se acercó mucho más y la mujer barbuda y el chico rubio siguieron sus pasos. En ningún momento me miraron a mí pues sabían que yo no compartía los mismos ideales que Dandy—. Lo siento.

Se hizo el silencio pero Gloria fue la primera en manifestarse.

—Vamos, niños. —Nos miró—. Necesito un baño caliente aunque nada conseguirá borrar el recuerdo de sus aullidos infernales. El peor engendro con diferencia ha sido su patético intento de cantar. —Gloria se bufó delante de la cara de Elsa. Cuando la gente no consentía a su hijo o no le daba lo que quería, Gloria se podía convertir en una auténtica grosera sin remedio. Con una risa patética se dio la vuelta y Dandy le dirigió una mirada llena de odio a la señora Mars y se estiró los lados de su blazer con ira y frustración. Luego, se dio la vuelta sin decir ni una palabra.

Yo me quedé allí mirando a Elsa. Las palabras de Gloria le habían dolido.

—Si me disculpas —dije por un intento de hacerla sentir bien—. A mí me gustó mucho cómo cantas. —Lo cual era verdad—. Transmites emociones que me han llegado al corazón, señora Mars. Realmente se nota que amas cantar. Siga así y no deje que las palabras de una madre cabreada por no satisfacer a su hijo malcriado afecten a una mujer tan poderosa como lo es usted.

Elsa me miró con afecto y una sonrisa apenada se dibujó en su rostro maquillado.

—Muchas gracias, mi niña pero no quiero que me consuelen. A mi edad...

—No, lo digo en serio —le interrumpí sin querer, movida por mis sentimientos—. Me gustó mucho su actuación.

Elsa me miró con ternura, como si recordara momentos nostálgicos con tan solo visualizar mi rostro y se marchó con ellos. La mujer barbuda y las siamesas a su lado.

El chico rubio se acercó a mí con una sonrisa.

—¿Por qué estás con ellos? —me preguntó como si no se lo pudiera creer—. Eres muy distinta. Transmiten cariño con tus palabras. Una persona buena como tú no puede estar con gente así. —Los miró con repudio. Por la dirección de su mirada supuse que ya estaban lejos—. Ellos son los verdaderos engendros.

En parte, su comentario me agradó.

—Lo sé pero son la única familia que tengo. —Era la única explicación que podía darle. No tenía otro hogar adonde ir.

Me volvió a mirar. El peso de su mirada decía cuánto odiaba a las personas como Dandy o Gloria.

—Sé que suena muy precipitado pero aquí tienes un hogar si te sientes sola —me dijo con cariño y estiró su mano para estrecharla conmigo. La acepté y no llegué a tocar su piel, solo noté el tejido de sus guantes oscuros—. Si te quedas con nosotros, te prometo que siempre serás feliz aunque tengas menos comodidades y lujos porque el verdadero significado de la felicidad reside en la sencillez.

Mi intuición no había fallado. Ese chico era, sin duda, inteligente.

—Y tiene usted toda la razón —le dije con una sonrisa tímida—. Meditaré sobre su propuesta, que no le quepa duda de ello. Por cierto, mi nombre es Candy. Es un placer conocerle señor...

—Jimmy —me contestó con amabilidad—. Jimmy Darling. También es un placer conocerte y por favor, tuteame que si no me haces sentir mayor y creo que de momento no lo soy. —Me guiñó un ojo mientras bromeaba.

Nos reímos.

Iba a decir algo pero el ruido de unos pasos precipitados me interrumpieron.

Era Dandy.

—Vámonos —me ordenó sin titubeos.

—Pero yo... —susurré.

—He dicho que nos vamos —insistió mientras fulminaba a Jimmy y a todo aquel que perteneciera al circo de Elsa—. Aquí no se nos ha perdido nada. Los engendros...

—¡No los llames así! —exclamó Darling con voz furiosa—. No te atrevas.

—¿O sino qué? —lo desafió Dandy con aparente soberbia—. ¿Me vas a pegar?

—No me tientes a hacerlo. —Fue la única respuesta de Jimmy que se acercó más a él aunque noté que se estaba controlando por mi presencia.

—Ya está bien —zanjó Elsa que había vuelto para cesar la discusión entre los jóvenes—. Se acabó. Jimmy para dentro.

Dandy me cogió del brazo bruscamente y me arrastró hacia fuera. Lo último que vi fue a Jimmy observándome con una mirada apenada pero a Dandy...

A él lo miraba con furia.

🩰🎀¡Espero que os haya gustado!🎀🩰

🎪Muchas gracias por el apoyo,
los votos y los comentarios.🎪

💕🔮Entre más interacción haya en los capítulos,
más seguidas serán las actualizaciones.🔮

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro