17

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Conquistar la zona segura.

───

—¿Estás terminando conmigo?—fue lo primero que dijo Camila al explicarle cómo me sentía, ella no me miraba. Me sentí algo mal por tener que hacer esto, pero era lo mejor.—Carl, no sé qué decir respecto a esto.—suspiro, ella miraba el suelo.—De verdad lamento haberla golpeado, fue un impulso.—dijo totalmente arrepentida.

—Camila, siempre te he tenido un gran cariño, créeme que ha sido así. Nos conocimos muy inmaduros, pensábamos que el mundo no era tan grande como lo es y ahora veo que todo ha cambiado, no quiero perjudicar más las cosas.—comente, notando como ella asentía.—Golpeaste a Aliana, fue algo innecesario debías haber hablado conmigo primero y sé que yo estuve mal, acepto mi responsabilidad pero no debiste hacer eso. Creo que tú saliste más perjudicada en ese aspecto... —le dije, mirando su labio partido y su mejilla hinchada.

—De verdad lo lamento Carl, me salí de control.—volvía a decir arrepentida.—Se que ella te gusta, puedo notarlo en la forma en la que la miras, o lo cómodo que estás cuando ella está cerca y es algo que no puedo soportar, no quiero perderte.—suspiro... no sabía que decir luego de esas palabras.

—Camila, debemos aceptar que no es lo mismo, desde antes que ella llegara no era igual. No me mal interpretes, se me hace difícil a mi también pero debo dar el paso porque no podemos seguir fingiendo que nos queremos, ya no más.—observe su semblante entristeciendo delante de mi, y en cómo ella mantenía la cabeza baja.

—No quiero que termines conmigo.—me dijo ella, mientras que simplemente me levante, negando.—Carl, vamos.—ella me hizo un rostro de pena, uno que me hizo la última vez que le pedí que nos mantuviéramos como amigos, pero la última vez y acepté no dejarla.

—Dejemos todo aquí, en una amistad, lo que teníamos antes de llegar a esto porque te tengo mucho cariño, no voy a sacarte de mi vida pero empezaremos una, separados.—dije, caminando en la dirección hacia mi casa, que estaba algo lejos de donde ella residía, escuche sus suspiros gruesos, unos suspiros de tristeza y eso me había golpeado la mente.

Camine con lentitud por las acercas de la comunidad, con intenciones de llegar a mi casa para cuidar a mi hermana en lo que papá despertaba luego del golpe que Michonne le dio en la nuca. Tan pronto eso pasó, tomé algo de tiempo y quise venir a ver a Camila y aclarar todo este asunto que teníamos. Me sentía aliviado o al menos libre, aunque ahora el único problema que le quedaba era saber que es lo que realmente estaba sintiendo por Aliana Johnson. Lo veía difícil, ella no daba señales, ella no demostraba al menos aún no, pero no demostraba absolutamente nada. Me vi más confuso aún, mientras caminaba por las comunidades y veía algunos residentes afuera. Me miraban, aunque evadí sus miradas. Tenía otro problema y otra preocupación encima, la reunión de esta noche realmente me preocupaba. Era el lugar perfecto para empezar de cero y saber que estábamos entre la espada y la pared, me desilusionaba. No podíamos permitir que nos corrieran de aquí aunque mejor dicho q quien correría sería a papá, pero era claro, se iba él y nos íbamos todos por donde mismo llegamos.

Observé a Maggie y Glenn en el balcón de su hogar, ambos me miraron y me sonrieron. Le hice lo mismo a ambos aunque me pareció extraño no ver a Aliana con ellos. Algo que tenía de mí que era un rasgo importante, es que era demasiado de observador. Pues últimamente me había percatado en que Aliana estaba demasiado de unida con Maggie y Glenn, no tenía nada malo, al revés... era grandioso ver esta conexión. Podía recordar que desde que Aliana se atravesó en nuestras vidas, Maggie Greene se había encargado de prestarle mucha más atención, más de la que la propia Natasha le daba a su hermana. Aquí veía una especie de cariño diferente, veía un cariño de maternidad, pues como todos nos enteramos recientemente... Aliana, Natasha y Nate, nunca tuvieron una madre y un padre que los cuidase. Nos enteramos de esto reciente en una de las últimas reuniones que tuvimos el grupo en familia, y fue algo triste para nosotros saber que realmente a quien ellos nos hicieron entender que era su mamá, fue su tía todo ese tiempo.

Llegue hasta delante de mi casa, observando los colores cálidos del cielo antes de ser tapado por el techo de mi balcón. Me apresuré en entrar a mi casa, cerrando la puerta y sintiendo un gran silencio, Michonne tampoco había llegado aquí. No tarde en quitarme mi sombrero y dejarlo en el sofá, para así ir a la cocina en busca de esperar a que Michonne estuviera pero tampoco estaba. Aunque pude ver la leche de Judith fuera de la nevera y no tarde rápidamente en meterla en la nevera nuevamente con intenciones de que no se calentara. Dirigí mi andar a las escaleras, dispuesto a subir a la segunda planta para así verificar a Judith. Subí, viendo la puerta de mi habitación abierta, recordando que esta mañana la había dejado cerrada y no tarde en pasar hacia allá en vez de ir a la habitación de mi hermana revisarla. Entre a mi habitación, viendo todo como lo deje esta mañana, todo recogido y es que siempre había sido un chico ordenado. Me acerqué a la ventana, viendo que la cortina estaba abierta y entraba más iluminación a mi habitación, fue lo único que alguien tocó porque la cortina esta mañana estaba cerrada.

—Estaba muy oscuro, así que la abrí.—escuche pasos detrás mío y me sorprendió que Aliana estuviera aquí, no tarde en girarme y pues pude verla delante del margen de mi puerta con Judith en sus brazos, algo adormecida.—Vine a buscarte y no estabas, nadie estaba y Judith estaba llorando, así que le preparé una fórmula y ya se la tomó.—me habló, no parecía molesta y entro más a mi habitación, a lo que me acerqué más a ellas.

—Cuando me fui estaba dormida, a eso venía, sabía que ya debía haber estado despierta.—dije, observando a mi hermana en los brazos de Aliana quien traía una coleta alta, con algunos flequillos de su cabello suelos y sus pecas se veían más con la iluminación, dejando también ver un moretón en su mejilla.—Debí haber estado ahí para detener eso.—señale su mejilla, mientras que ella tan solo se encogió de hombros.

—Estabas muy ocupado persiguiendo a Enid en el bosque.—dijo ella, en un tono de voz algo extraño, alzó su ceja y se quedó observándome, no sabía cómo ella sabía esto pero quede confuso y no tarde en reír.

—¿Celosa?—pregunte, mientras que ella fue la que río con más burla. Fui yo quien alce mi ceja al no tener respuesta de parte de ella.—Lo voy a tomar como un si.—le dije, acercándome más a ella y pude ver su sonrojo, en cómo no pareció contestar.

—Deberías preguntarle a Camila, no a mi.—me respondió, acomodando a Judith en sus brazos y observándome aún, me observaba y sus ojos se veían más que claros ante la iluminación de mi cuarto ella se alejaba de mí mientras me acercaba más a ella.

—A Camila no le debo dar explicaciones o preguntarle ciertas cosas.—me fui acercando más a ella, notando su sonrojo en sus mejillas.

—Me diste más información de la que esperaba.—sonrió, dándose cuenta y entendiendo que entre Camila y yo, había todo quedado anulado.

—¿Estabas celosa?—volví a preguntar, notando como ella se pegó a la pared y no pudo aguantar más, dejando de mirarme y pareciendo nerviosa, estaba delante de ella, pues quería una respuesta.—No me alejaré de ti hasta que me respondas, Aliana.—le dije, sintiendo su respiración chocar con mi cara.

—Te dejare el rostro peor de lo que se lo deje a Camila.—dijo, en un tono bajo y mirando mis ojos, pues yo también miraba sus ojos verdosos y esas pecas que estaban en su mejilla, la notaba nerviosa y es que también empecé a sentirme algo nervioso al tenerla tan cerca.

—¡Carl!—me aleje de Aliana automáticamente, aunque ella seguía delante de mi, con Judith quien estaba en sus brazos.

Ella estaba sonrojada y incluso, nerviosa. Le di una cálida sonrisa y vi como ella me negó con la mirada, haciéndose la enfadada. Me había olvidado escuchar la voz de papá abajo, pensando en que ya lo habían soltado. Sonreí, aunque grite, diciéndole que estaba acá arriba. Aliana se quedó en mi habitación, mientras que yo salí, bajando por las escaleras. Busque a papá en la sala de estar, pero no estaba ahí. Aunque rápidamente lo visualice en la cocina no tarde en ir hacia él y darle un gran abrazo. Ambos nos abrazamos, mientras que este tenía varias vendas pequeñas en su rostro por las cortaduras que provocaron los vidrios. Según Natasha, anteriormente ella me había contado que papá había salido disparado con Pete por la ventana de la casa de este, rodando y golpeándose hasta llegar a la calle. Había sido una pelea intensa, pues el ambiente estaba tenso ante la pelea de Aliana y Camila, aunque estas ambas solo se hicieron unos moretones. Me solté del abrazo, notando a papá algo pensativo, este me hablaba pero me preocupaba lo que pudiera pasarle en la reunión que su pelea había provocado, su pelea y su actitud.

—¿Carl?—me llamo, viendo que estaba en el espacio de mis pensamientos y no tarde en mirarlo fijamente.—Habrá reunión esta noche, es mejor que te quedes en casa.—me pidió, mientras que no refute, solo asentí.

—Eso es lo que es ahora, ¿no? Nuestra casa... —sonreí, mirando a papá.—¿Por qué causaste la pelea papá?—le pregunté, estaba curioso, no sabía nada. Papá suspiro, llevando su mano a su rostro y restregándolo, mientras que esbozó otro suspiro.

—Sam le pidió un arma a Carol para defenderse de Pete, él le confesó a Carol que Pete golpea a Jessie hasta dejarla inconsciente.—confesó papá, llevando su mano a su cintura y mirándome.—Quería ayudarla, es mi trabajo, supongo pero él se alteró y terminamos así.—me siguió explicando papá, hasta que él cambio la mirada, seguí su mirada encontrándome con Aliana detrás de mi en el margen de la entrada a la cocina, observando a papá.—Me informaron que esta señorita también tuvo una pelea.—dijo papá, sonriéndole.

—No fue tan intensa que la tuya.—sonrió Aliana, acercándose a nosotros.—Además la causa tiene nombre y apellido, ¿no Carl Grimes?—papá a mi lado se quedó mirándome, aunque algo pícaro.

—Papá, nos necesitan. Morirán sin nosotros.—le dije, realmente decía la verdad, nos necesitaban y era algo que todo mi grupo sabía.

—Puede que tenga que amenazar a uno de ellos.—me quede delante de él, eran unas palabras que no quería escuchar, no quería más problemas.—Puede que tenga que matar a alguien.—Aliana a mi lado negó ante esas palabras, papá nos hablaba a ambos, nos advertía.

—No lo harás.—le pidió Aliana, estando al lado de ambos, observándonos. Papá se acercó a ella, poniendo su mano en el hombro de ella y suspirando, sabía que él no quería hacerlo.

—Podría.—le respondió papá a ella, mientras que Aliana bajo la cabeza y me observo a mi.

—Necesitas decirle, hablarles.—le expliqué, buscaba opciones, buscaba alguna alternativa para que las cosas en esta comunidad no se alteraran más de lo que estaban.

—Lo intente anoche, con Deanna.—me comentó papá, mirándonos aún a ambos. Se veía frustrado, pero firme con lo que nos dijo.

—Pues tienes que volver a decirles, haz que te escuchen Rick.—le pidió Aliana, me quede pensando en eso, en cómo está chica y mi papá creaban una conexión amistosa y de cariño entre ambos, papá también quería protegerla a ella.

—No creo que puedan hacerlo.—respondió papá, mirándola. —¿Eso les asusta? ¿Tienen miedo?—nos pregunto, si, tenía miedo en que alguien más muriera y en que nos quedáramos sin un hogar, pensaba en todos nosotros y en Judith.

—Por ellos, si tengo miedo por ellos papá, pueden morir. Tienes que decirles.—le dije a papá, este asintió, se quedó observándonos a ambos sin tener más nada que decir.

—Aliana, es mejor que te quedes también en casa, no quiero verte en la reunión.—le dijo papá, pasando por el lado de ambos y saliendo de la cocina, mientras que escuchamos ambos los pasos de él subiendo por las escaleras.

—Puedes pasar el rato conmigo.—le dije, viendo cómo ella tenía un rostro de seriedad y me sonrió, negando.

—Yo iré a esa reunión, lo siento Grimes, te toca cuidar a Judith.—me sonrió ella, picoreta y llevando su mano a mi mejilla y acariciándola, pasando por mi lado y dejándome solo en la cocina.

• • •

Aún pensaba en ese tacto que ella había hecho en mi mejilla, fue un acto que adore. Sentir su suave mano acariciar mi mejilla con suavidad fue la mejor sensación que pude haber sentido, haberla tenido cerca, viendo esos ojos verdosos y sus pecas en sus mejillas; era la perfección más grande que mis ojos podían haber visto en lo que va desde que esto había empezado. Me encontraba en la sala de estar, viendo cómo Judith jugaba con unos bloques de letras que Natasha le había dado. Me encontraba solo, la reunión había dado inicio hace un buen rato y me vi obligado a quedarme en mi casa. No podía negar que estaba nervioso y ansioso en querer saber que iba a suceder. Todo mi grupo estaba allí, menos Eugene, quién aún estaba encargado de cuidar por el bienestar de Tara; quien aún no había despertado por el accidente que tuvo en la cabeza el día en que el grupo de expedición salió, esto empezaba a preocupar al grupo. Miraba a mi hermana jugar, mientras que también me levantaba para abrir la cortina de la ventana y observar afuera, estaba todo oscuro por la noche y había un silencio inmenso en las calles. La misma Aliana había decidido ir con Maggie, sabiendo que papá le pidió que no fuera. Mientras que yo, me quedaba aquí.

Me volví a sentar en el sofá, observando un libro tirado aún lado de Judith, sabía que debía pertenecerla Camila, quien solía venir y leer unos libros; siempre le gustaron.  No habíamos cruzados caminos hoy desde la tarde cuando decidí hablar con ella, realmente mis intenciones nunca fueron lastimarlas pero era algo que no se podía continuar. Recordé mis días con ellas en la prisión, mi antiguo hogar, donde realmente perdí a muchas personas importantes... empezando por mi mamá. Recordé en cómo Camila y yo éramos buenos amigos, también en que siempre le tuvo un gran temor a Daryl, aún es la hora en donde ella no se le acerca. Ella había venido de la comunidad de Woodburry, donde estaba siendo dirigida por el mismo hombre que nos arrebató la prisión y asesinó a Hershel Greene, papá de Maggie. La conocí cuando la movieron a mi prisión y fuimos buenos amigos, aunque no estaba interesado en ella amorosamente, di mi primer beso con ella y desde ese día establecimos algo juntos, porque jamás clasificamos que fuéramos novios y jamás le pedí que lo fuéramos. No puedo negar que pase buenos momentos con ellas y que no me sentí solo, pero no conocía el mundo que estaba conociendo ahora y podía asegurarme que Aliana me causaba emociones que ni siquiera sentí por Camila.

Di un leve brinco en el sofá, pues mis pensamientos se habían esfumado y me alarmé al escuchar un tiro resonar. Lo único que pensé era en que papá había matado a alguien y no quería imaginarme que hubiese sido al revés, aunque mi corazón bombardeaba fuerte y era el miedo que ese sonido causó en mi. Me levante y mire a mi hermana, esta incluso dejo de jugar con los bloques y pareció asustada ante el tenso ambiente que yo mismo provoqué al escuchar ese disparo. No tarde en ir hacia ella, pues sus grandes sollozos se hicieron presente, rápidamente la cogí en mis brazos. Intentando de calmarme, cuando yo a penas intentaba de calmarme a mi pues me encontraba nervioso en querer saber qué sucedía y no podía dejar a Judith aquí, tampoco iba a llevarla allá. Escuche pasos afuera, pasos de cómo subían al balcón de mi casa y por un momento no tarde en querer buscar el arma que papá me había dado para protegerme y ahí estaba tirado en el sofá. La puerta empezó a sonar duramente para abrirse y cuando fui a coger el arma con Judith en brazos apunte rápidamente a la puerta. Viendo cómo una agitada Aliana entró a mi casa, cerrando la puerta y mirándome algo asustada. Note en su ropa sangre incluso gotas pequeñas de ese mismo líquido en su mejilla. Ella parecía asustada, pues sus manos temblaban. Solté el arma al sofá y no tarde en sentar a Judith en el suelo para poder averiguar lo que estaba pasando, pero los brazos de Aliana acorralaron mi cuerpo... quedándome totalmente congelado.

—Que bueno que no fuiste... —me susurro ella en mi oído, mientras que mis manos pasaron por su cintura y la abracé, ambos abrazados y podía jurar que me sentía sonrojado, pero ansioso también por querer saber que pasaba.

—Dime que papá está bien.—dije, sintiendo como ambos nos soltábamos del abrazo y nos mirábamos a los ojos, ambos ahí, solos y tan cercas pues sentía su respiración chocar con la mía mientras que veía esa sangre en su mejilla.—¿Qué rayos pasó?—pregunte agitado, estaba ansioso y mi corazón bombardeaba, ella aquí llena de sangre no ayudaba.

—Todo estaba bien, todo estaba yendo bien. Todos hablamos bien de Rick, incluso yo, por eso quería ir. Luego Rick llegó lleno de sangre, dijo que unos caminantes habían entrado porque nadie estaba vigilando la entrada y empezó a explicarle a Deanna que ellos nos necesitaban. Rick me mando hacia acá, Pete estaba borracho y llegó totalmente enojado, tenía la katana de Michonne, no sé cuando pudo haberla tomado pero lo hizo. Todos se alarmaron y cuando intentaron de quitarla la espada, le cortó el cuello a Reg y su sangre me salpicó, así que Rick no lo pensó dos veces y me mandó hacia acá, vine corriendo y escuché el disparo... pero no regrese.—me explico ella, mientras que intentaba calmarse.

—¿Aliana?—por la puerta de mi casa también pude ver a Natasha, quien se veía algo más relajada con su hermana. Esta miró a Aliana quien estaba delante de mí y pareció mucho más relajada.—Rick mato a Pete.—anunció esta, no me hizo nada de bien ese comentario, pero me alivie al saber que papá estaba bien.—Y Daryl regreso, pero con un extraño, su nombre es Morgan. Y finalmente conquistamos Alexandria, nadie se irá.—comentó también, haciéndome reconocer ese nombre, mientras que los tres nos quedamos algo tenso por lo que había pasado esperando la llegada de papá a la casa, aunque que la noche se hizo larga para algunos ante dos pérdidas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro