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Un último suspiro; parte uno.

───

—Bienvenidos a donde sea que venían...

Podía escuchar mi corazón palpitar fuertemente, era como si fuese lo único que podía escuchar. Veía como a mi alrededor habían hombres armados, sentía como las manos de Aliana apretaban mi camisa con fuerza mientras ella se encontraba protegida por mi espalda. Mi papá estaba siendo apuntando por la nuca, incluso delante de él se encontraba un hombre apuntándole, todos estábamos rodeados. El rostro de Eugene estaba hinchado, ensangrentado también, estaba herido. Deje de escuchar las fuertes palpitaciones de mi corazón, observando delante de mi esos focos de luces que realmente eran molestosos para mi vista, sintiendo los escalofríos que mi cuerpo me transmitía por los nervios. Había un increíble silencio, solo los pasos de aquellas zancadas de zapatos con el suelo eran escuchadas. Delante de nosotros estaba el mismo hombre que nos había detenido a nuestra primera ruta hacia Hilltop, él nos observaba, nos observaba con una sonrisa. Detrás de él se encontraba la caravana, la misma en la cual habíamos salido y ahora estaba aquí, el plan no había funcionado.

Sentí cómo Aliana se aferraba a mi cuerpo, sentía sus manos temblorosas apretar mi camisa manga larga de cuadros. Su respiración chocaba con mi cuello, erizándome la piel, no era la única que podía tener miedo en estos momentos. Giré mi vista, observando, no escuchaba... era como si estuviera perdido en un mundo paralelo donde solo podía ser testigo de lo que pasaba. Veía como las gotas de sudor bajaban por la frente de mi papá, en cómo este aún con sus manos apretaba fuertemente la camilla donde se encontraba la razón por la cual habíamos salido de nuestro hogar. Nuevamente escuchaba mi corazón palpitar, incluso mi respiración agitada, sintiendo las gotas de sudor bajarme por la frente. Observando cómo delante de mi se postraba aquella figura que era reconocible para el grupo, él nos observaba a todos pero me apuntaba a mi. Quede algo aturdido ante su aspecto, en cómo su rostro producía malicia, sin duda alguna producía maldad y parecía satisfacerle verme asustado. Jayden no dejaba de observarme, ni siquiera de apuntarme, él esperaba instrucciones y mi mente imaginaba el rostro de impresión de cada uno de las personas que habían venido conmigo pero sin duda alguna la que estaba atrás de mi... fue la que se llevó la gran impresión.

—Podemos hablar... —escuche el titubeo que la boca de mi papá había producido, buscando alternativas pero siendo honesto, estábamos en la perdición.

—No hay tiempo para hablar, hora de escuchar. Ahora.—el mismo hombre que nos había acorralado, ahora me apuntaba junto aquel joven delante de mi.—Sus armas, ahora, quítenselas.—pidió este, mientras que se esparció cerca de mi área.

—Alguacil, nunca pensé que volveríamos a encontrarnos.—la voz de Jayden resonó una y otra vez en mis oídos, este estaba delante de mi con sus manos extendidas, esperando que le diera lo que se me había ordenado entregar.—El alguacil y la dama en a puros, irónico, aquí están juntos como siempre dije que estarían.—no baje la mirada, llevando mi mano a mi cinturón y entregando una de las armas que había obtenido, pasándosela. Él sonrió.—Falta una.—me susurró, observé cómo dirigió su mirada a la chica que estaba detrás de mi, a quien no podía observar por qué le daba la espalda. Negué, evitándole el paso, mientras que hice que fuera testigo en cómo mis manos rozaron las caderas de Aliana mientras le daba la espalda aún.

—Yo me encargo.—le dije, mientras que sentí la fría piel de Aliana, y cómo está me ayudo y me hizo el favor de sacarse su arma de su cintura, pasándomela. Dirigí mi vista a Jayden, quien me observaba, me examinaba. Acepto el arma con molestia, sonriendo de lado, aún sin quitarme la vista de encima.

—Te vez más salvaje sin un ojo.—bufo, se había burlado de mi, mientras que de mi lado este paso rozando su cuerpo con él de Aliana, lo supe ante el gruñido que soltó Aliana ante el tacto de Jayden con su cuerpo.

—Carl... —la respiración de Aliana chocaba con mi cuello, creando que me erizara, pude sentir su miedo, su tacto en mi cuerpo buscando protección, algo que no había tardado en brindarle. Dirigí mi mirada a mi papá, esperando instrucciones pero ni siquiera él sabía qué sucedería.

—Voy a necesitar que se arrodillen.—el hombre que me había apuntado al principio nos había dado una orden, quedando incierto quedé algo confuso ante la situación, no sabía qué hacer.—Ahora.—él pasó por mi lado y al sentir como jaloneaba a Aliana no tarde en gruñir, incluso me removí para evitar que este cogiera de ejemplo y de forma de amenaza a mi chica pero el arma de Jayden delante de mi ojo lo impidió.—Bajaran la camilla, se arrodillarán sin excusas o si no, verán una muerte innecesaria.—no tarde al igual que Sasha en bajarme, quedando de rodillas en el suelo igual que Eugene, quien ya lo estaba mientras que este jaloneaba fuertemente a Aliana.

—Toma a otra de ejemplo pero a la chica no.—mi piel nuevamente se había tensado ante esa voz varonil reconocida, podía jurar que delante de mi no estaba aquel joven que sabía quien era con tan solo escucharlo y no quería imaginarme otra sorpresa más, que no son de mi agrado.—  Simon, suéltala.—él nombre de aquel extraño hombre había sido descubierto, este quien sostenía a Aliana no tardó en soltarla con delicadeza y es que al ver al otro joven al descubierto no tarde en morderme la lengua, esto era increíble.

—Rick Grimes.—observe en cómo Nathan Johnson estaba parado delante de mi papá quien este ayudaba a Abraham a arrodillar a Maggie, mientras que en si, todos parecían igual de sorprendidos que yo pero nadie más que Aliana Johnson, quien estaba aún levantada observando con cierto asombro la presencia de su hermano mayor.—Rick, es mejor que te arrodilles.—se quedó detenido delante de mi papá, mientras que tenía un arma en su mano, se veía burlón y no despegue mi mirada en el momento en que dirigió su visualización a mi.—Vaya sorpresa, Carl.—sabia que se refería a la forma en la que solamente tenía un ojo pero simplemente me quedé observando su forma de actuar.—Tú también deberías arrodillarte.—este se dirigió a su hermana menor, con quien yo compartía un sentimiento de amor, ella sin duda alguna estaba impresionada ante esta grata sorpresa, arrodillándose en el suelo sin complicaciones a pesar de la herida que tenía.

—Bien, tenemos casa llena.—hablo a quien le hicieron llamar Simon, quien nos miró incluso nos contó.—Dwight, Jayden... busquen a los demás.—ante esas palabras podía imaginarme a quienes se referían y era obvio, trague saliva mientras que me mantuve arrodillado observando en cómo mi papá estaba en la misma posición de todos, era difícil de creer en la posición que él podía estar.

Sentía en este momento gran impotencia evadir mis venas, en cómo al menos deseaba estar cerca de Aliana, en ver cómo su rostro parecía tener aún esa impresión ante la grata sorpresa doble que se había llevado en esta noche. Podía ver su cuerpo tambalear, como parecía buscar respuestas inciertas de cómo estos dos individuos terminaron aquí. Sus ojos cruzaron con los míos, sus ojos me llenaron de tranquilidad y yo supe que la llené a ella de seguridad, pues me asintió dándome esa señal de que estaba bien y no tarde en hacerle lo mismo. Aliana estaba lejos de mí pero desde aquí podía ver todas sus expresiones y ella podía ver las mías, mientras que observé una furgoneta con los focos de la luz de los demás carro, sabía quienes estaban ahí y eso no me llenaba de tranquilidad, no quería que estuvieran aquí con nosotros, algo malo iba a pasar, esta noche nunca la íbamos a olvidar. Respire hondo, siendo testigo de cómo salvadores jaloneaban a la otra mitad de mi grupo, quienes lucían con un aspecto horrible. La primera a quien pude ver y descifrar había sido nada más y nada menos que Natasha Johnson, esta con su pelo resuelto y llena de enfado observaba todo confusa.

Forzaba con los hombres que la sostenían, hasta que la tiraron arrodillada al suelo, esta hizo una expresión de adolorida ante el raspe que hizo su mahón con el suelo y que de seguro sus tordillas se pelaron. Ella cayó aún lado de Abraham observando todo confusa y como incluso su mirada llegó hasta mi, cuando me miró abrió los ojos grandemente porque ella sabía que si yo estaba aquí, su hermana también. Pude ser testigo de como la encontró con la mirada y como ambas hermanas parecieron preocupadas unas a las otras, aunque la peor parte había sido en cómo Nate se había puesto de frente a Natasha, nuevamente observe cómo mi amiga del alma quedó perdida ante la situación de ver a su hermano menor con vida, delante de ella. Seguidos sacados de la furgoneta habían sido Daryl y Rosita, ambos con un aspecto peor que el de Natasha, mientras que Daryl tenía una sabana cubriéndole el hombro; una sabana repleta de sangre. Este cayó al suelo arrodillado, Rosita sin un rasguño cayó aún lado de él, todos en silencio.

—Saquen a los otros dos, no quiero seguir perdiendo más el tiempo.—la voz de Nate sonaba llena de liderazgo, este tenía un walkie-talkie en su mano y se alejó de nosotros un poco, mientras que en sí, sus hermanas aún lo observaban llenas de impresión.

Suspire, suspire sintiendo como el frío empezaba a invadirme, sintiendo esos nervios encima de mi que me hacían mover mis manos y mover mi cuerpo con incomodidad ante la posición que tenía en el suelo. De la furgoneta sacaron con brusquedad a esas dos ultimas personas, los dos polos que siempre ayudaban en el liderazgo con mi papá, observando cómo tiraban a Glenn Rhee de rodillas al suelo aún lado de Aliana, a quien al verlo ella pareció llena de seguridad que él, ese gran amigo y figura paternal estuviera bien, y incluso aún lado de ella. Aunque este se llevó la gran impresión de que Aliana y Maggie estuvieran ahí, sin duda alguna Maggie había quedado más preocupada por ellos. Sentí ese alivio, sentí como podía respirar sin mortificación al observar cómo tiraban de rodillas a Michonne aún lado de Natasha, Michonne gracias a los cielos no tenía ni un rasguño encima y ella, al igual que los demás estaban completamente confundidos ante la situación en la que nos encontrábamos. Estábamos completos, realmente lo estábamos.

—Bien, tenemos el bote lleno, Nate... llama al hombre.—Simon dio una orden, una orden que había causado curiosidad y escalofríos.

Mis rodillas dolían en esa posición, era como un tipo de raspé que daba mi mahón con mi piel. Lleve mi mirada a mi alrededor, nuevamente escuchaba solamente mi corazón palpitar, solo eso escuchaba. Mi mirada estaba puesta en cómo mi papá se tambaleaba en sus propias rodillas, el miedo lo había consumido, lo había consumido igual que a todos en esta escena que nunca pensamos estar siendo protagonistas. La mirada de él estaba perdida, se veía totalmente aturdido ante la situación que nos encontrábamos. Los ojos verdosos de Aliana cruzaban con mi mirada en cada segundo, estaba confundida, era como si no pudiera creer lo que sucedía y que quizás, moriríamos. Ella estaba en la esquina, podía ver cada expresión que cada uno de nosotros ponía ante la situación, al igual que yo, siendo el penúltimo en la fila y luego le seguía Eugene. Busque la forma de tranquilizarme, observando en cómo los focos de luz aún molestaba mi vista, hasta que un rechinado sonido que provenía de la puerta de la caravana alertó mis tímpanos y erizo mi piel ante ver en la oscuridad una figura empezar a esparcirse hacia la luz de los focos.

—¿Ya se mojaron las pantalones?—una voz gruesa provocó que todos quedáramos tensos, mientras que mi vista descifró al hombre detrás de la oscuridad. Llevaba un bate de púas, uno muy intimidante, mientras que este sonreía ante nuestras miradas, dejándole ver dos hoyuelos en sus mejillas.—Presiento que así será.—murmuro, mientras que su andar era lento, su mirada era oscura y nunca jamás me había interesado tanto una persona hasta el día de hoy, él debía ser.—¿Quién de todos ustedes es el líder?—su pregunta creo ansiedad, ni siquiera quise mover mi mirada a mi papá, no podía delatarlo aunque fueran a hacerlo. Él movía su bate, esperando respuestas.

—Es este, este es el hombre.—observe en cómo mi papá era señalado, en cómo mantenía su cabeza baja ante la presencia de ese hombre delante de nosotros, quien portaba un pañuelo rojo en el cuello, mientras que se abrigaba con una chaqueta de cuero negra.

—Hola, ¿eres Rick, verdad?—no despegue mi mirada de ese hombre, en cómo descifro el nombre de mi papá, en cómo nos impresionó ante saberlo.—Soy Negan.—sabía desde un principio quien podía llegar a ser él, sentí mis manos empezar a sudar y en cómo este hombre no dejaba de mirar a mi papá, era misterioso y todos estaban intimidados ante su presencia, por fin estábamos delante de él.—Rick, no me agrado para nada que mataras a mis hombres y más cuando mande a mis hombres a matar a tu gente por haber matado a mi gente, mataste más de mis hombres.—recalcó, haciéndonos recordar las veces que nos enfrentamos a ellos y fueron asesinados.—No me hace gracia sin duda alguna, no sabes la poca gracia que eso me provoca. Pero estarás al tanto en poco tiempo, si, estás a pocos minutos Rick de lamentarte por haberte cruzado en mi camino.—su bate rozaba el rostro de mi papá, incluso podía sentir como la piel de mi papá se erizaba en el momento en que este rozaba su bate cerca de él.

Me había ido en un tipo de pausa, estaba aturdido ante la situación, observando en su más fracciones de mis compañeros y en cómo parecían estar de igual forma que yo, aturdidos o perdidos en la situación que estaba sucediendo. Sentía escalofríos, no dejaba de detener mi mirada en varios puntos fijos. En cómo Maggie Greene se veía pálida, se removía en su tambaleo demasiadas veces, se veía ansiosa y dolorida. Incluso, cerca de ella una sabana rojiza estaba colocado encima del hombro de Daryl, quien lucía de igual forma que Maggie, aunque este veía fijamente y escuchaba de igual forma, las palabras de Negan. Cerca de Abraham, estaba colocada Natasha Johnson, quien estaba con la cabeza baja y sin alzarla ni siquiera ante la presencia del hombre con aquel bate de púas, sabía y debía suponer que no creía la realidad en que Nate Johnson estaba parada cerca de nosotros, con ellos. Al momento en que lo vi tampoco podía creerlo, a todas estas, significa que Aliana nunca mintió y ella si lo había visto.

—Mira Rick, hagas lo que hagas, no te metas con la nueva orden mundial. Ese orden somos nosotros y es realmente simple. Así que si eres estúpido, que muy bien puedes serlo, podrás entenderlo.—volví nuevamente a la realidad, siendo aún testigo de las palabras que aquel hombre hablaba.—Aquí vamos, presta atención. Esto es simple, dame tu mierda o te mato.—pauso, mirando a mi papá intimidante, mientras movía su bate de púas de un lado a otro.—Tienes mierda, me lo entregas. Ese es tu trabajo ahora, ahora, entiendo que lo estés procesando y sea una enorme píldora que debas tragar pero sin duda, la tragarás.

—Te notó algo tenso, Carl... —detrás de mi una voz gruesa llego hasta mis oídos, un susurro en voz baja que provenía de Jayden, uno que ignore y seguí presentando atención.

—Eres el que lleva la batuta, construiste algo. Pensaste que estaban a salvo, lo entiendo. Pero la palabra ha sido dicha, no estás a salvo, ni siquiera un poco. De hecho estas enganchado y lo estarás más si no haces lo que quiero, y lo que quiero es la mitad de tu mierda. Si eso es demasiado puedes hacerla, encontrarla o donar más y tarde o temprano estaremos a mano.—lleve mis manos a mis rodillas sobando mi mahón, limpiando el sudor que mis nervios provocaban, cruzando mirada con los verdosos ojos de Aliana, se veía pálida, y lo que más me preocupo en ese momento fue ver cómo se veía en el costado de su cintura el líquido rojizo traspasarse a la tela de mi camisa.—Créenme, no quiero matarlos, solo quiero que esto quede claro. Quiero que trabajes para mi Rick pero no podrías hacerlo si estás muerto, ¿podrías?—dio una pausa, dándole una pregunta a mi papá, mientras que sentía esos calambres en mis rodillas.—Mataste a mi gente Rick, mataste un montón, más de lo que hubiera querido. Por eso vas a pagar, por eso moleré a palos a uno de ustedes, por eso quiero que conozcan a Lucille, ella es impresionante...—susurro ante mi papá.

Esas palabras me habían bateado, tanto que me había quedo nuevamente en mi mundo, siendo testigo de las fuertes palpitaciones que mi corazón transmitía. Me bateaba el hecho de pensar que alguien moriría, sabría que mi papá estaba fuera de esto pero no estaba preparado para perder a alguien más y no quería pensar el hecho de que fuera alguien cercano a mi, alguien que amaba. Me sentí tenso ante la situación, el frío estaba pegado en mi piel causándome escalofríos pero sentí muchos al ver a aquel hombre parado delante del cuerpo de Aliana, de quien aún estaba arrodillada pero sus labios temblaban y podía ver ahora la camiseta manchada de sangre, como el líquido se había pegado a la camisa. Aunque sus ojos verdosos estaban pegado a mi, ella parecía visualizar algo más y al alzar mi vista conecte con los ojos de aquel hombre con púas, quien giró en sus talones y empezó a dirigirse hacia mi, con un rostro lleno de seriedad.

—Tienes muchas de nuestras armas... —me quedé observando fijamente al hombre que había amenazado a mi papá, al quien nos había amenazado que alguien moriría. No dije nada, me mantuve en silencio y me quedé fijamente observando sus fracciones, su sonrisa burlona ante tenernos aquí, lo miraba enfadado.—Mierda niño, relájate, no le iba ser capaz de hacerle algo a tu novia. Al menos llora un poco, ella luce como la mierda.—el tenía una sonrisa en su rostro, él dirigió una mirada rápida a ella y luego simplemente se levantó, sin dejar de observarme.—Sabiendo cómo está su situación no puedo creer que hayan traído dos adolescentes con ustedes sabiendo que esto iba a suceder en algún momento... —comentó él, mientras que simplemente observaba nuestras expresiones, deteniéndose delante de Maggie Greene; ella tambaleaba, se veía aún llena de palidez y no podía estar arrodillada.—Jesús, tú sí que te ves como la mierda, yo debería hacerte un favor y acabar con ese sufrimiento ahora.—una punzada toco mi corazón ante esa amenaza, aunque había sido interrumpida por Glenn quien no tardó en socorrer a su esposa, pero los salvadores se le fueron encima, aún lado de él Aliana estaba cabizbaja sin observar la situación, cuando era su hermano quien había arrastrado a Glenn a la fila.

—Quieto coreano.—la voz de Nate fue escuchada ante su amenaza con Glenn a quien le colocó un arma en la nuca, esperando a que este se calmara ante la broma que Negan le había jugado.

—No vuelvan a hacer eso, quien vuelva a hacer eso sufrirá grandes consecuencias, sin excepciones.—la voz de Negan volvió a opacarnos, dándonos una advertencia... el tiempo parecía hacerse eterno.—Se que es un momento emocional, lo entiendo pero no me interrumpirán así.—él llevo su mano a su barba, acariciándola mientras que sonreía de lado y daba zancadas, hasta que su mirada lo llevó hasta mi área nuevamente.—¿Es tú hijo, verdad?—giré mi vista, chocando los azules ojos de mi papá, él me observaba tembloroso y se mantuvo en silencio.—Si que lo es.—río.

—¡Detén esto!—me lamí los labios, los cuales estaban secos mientras que el grito y las primeras palabras que mi papá había transmitido en toda la noche, se escucharon altamente.

—¡Oye! No hagas que mate al pequeño futuro asesino serial, no me lo facilites, no quiero hacerlo.—Negan estaba lleno de burla por dentro, mientras que sus ojos me miraban y me examinaban.—Tengo que elegir a alguien, tengo que matar a uno de ustedes y tendré que hacer algo que me agradara mucho para elegir al próximo que morirá.—él hizo una pausa, removiendo su bate lleno de púas y al instante en que este dio seña a Aliana mi corazón se detuvo.—Empezaremos por aquí... cucara... macara...

Era como si me quedara sin aliento, nuevamente lo único que podía escuchar eran los latidos de mi corazón. Me tambalee en mis propias rodillas ante escuchar como un juego de niño al azar, se volvía la peor amenaza para nuestras vidas. Suspire, sintiendo mi propia respiración fría y como mis pelos se erizaban. Aquel bate de púas rozó mi rostro, sintiendo el peor de los miedo, la muerte avecinarse. Podía observar como mis compañeros se mantenían firmes, como otros se atemorizaban al igual que yo del futuro incierto que este juego al azar nos podía poner enfrente. Empecé a sacar mi sudor nuevamente en mi mahón, observando en cómo mi papá parecía aturdido ante la idea, ese bate había rozado el rostro de mi papá varías veces. Los pálpitos de mi corazón se escuchaban más fuertes en mis tímpanos, viendo todo a mi alrededor lleno de lentitud, en cómo aquel bate rozó el rostro de Aliana una y otra vez, él jugaba con nuestras mentes. Ese juego se hizo eterno y era que estaba tan aturdido que veía todo con lentitud, como si pudiera ver cada expresión que mis compañeros mostraban ante la situación que estábamos pasando en este momento.

Era como si tuviera una oportunidad de ver por última vez las expresiones de todos, en cómo sus gotas de sudor se derramaban por sus frentes o como sus manos temblaban y incluso sus cuerpos. El frío se nos había pegado en la piel pero la amenaza mayor nos hacía pensar que esto no era una broma, era real, de verdad alguien si moriría. Dirigí mi mirada en cómo aún mi papá se mantenía ido, él incluso dirigió su mirada a mi con deprimiendo, sabía lo arrepentido que estaba de traerme aquí. Choque con la mirada perdida de Aliana, en cómo ella miraba a un lugar incierto y en el temor que sentí al verla, no debió haber venido y si algo a ella le llegará a pasar jamás me lo perdonaría. La voz de Negan cesó, incluso su juego y cantó había cesado. Él aún no había elegido a alguien pero tenía a una persona en la mira y cuando vio a quien había elegido, a quien le había tocado para mi había sido otro batazo a mi cabeza, sintiendo como mi piel se erizó y en cómo baje la cabeza ante la situación que se nos iba encima.

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