𝟎𝟑

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ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Tomemos rumbo.❜
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Omnisciente.
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Él acomodó su sombrero de alguacil, mientras que sostenía a la tierna bebé en brazos, Carl no pudo evitar acariciar con suavidad la mejilla de su hermana Judith. El calentón que la fogata brindaba era muy acogedor para el frío que la noche les transmitía hoy. Con dedicación, mecía a su hermana para que esta pudiera descansar—, desde que nació en medio de esta crisis apocalíptica no había sido fácil para él o algunos de su grupo mantenerla a salvo—. Ni siquiera fácil para su padre, quien manejaba gran parte de estas personas, pero Rick se esforzaba por darles la seguridad necesaria a sus hijos y haría lo posible por mantenerlos con vida. Su padre lo miraba a lo lejos, Carl comía un poco de carne por la caza de un animal que lograron hacer. Tanto Abraham, un pelirrojo fortachón, como Daryl, quien era aquel hombre inexpresivo que manejaba una ballesta fueron los encargados de traer comida al grupo. Se mantenían en un círculo alrededor de la fogata, algunos hablaban, como otros no.

Carl se mantenía aislado, donde estaba había silencio. Pues miraba de forma atípica a las personas nuevas que su padre decidió ayudar. De forma detenida les miraba—, Carl era muy reacio en eso de confiar y se tomaba a la ligera la lealtad—. Había crecido entre las mismas personas desde que todo inició, los rostros nuevos siempre le traían preocupación. Ya él y su grupo han pasado por mucho, lo menos que quería era problemas. Por eso miraba con desconfianza a la castaña de ojos verdes, pues como él, mostraba un rostro de frialdad y recelo entre los demás. Intento matarla y no tenía arrepentimiento alguno, si se trataba de los suyos, Carl jamás titubearía. Y él lo sabía, por tal razón tristes recuerdos invadieron su mente. Había perdido a muchas personas por no tener la capacidad o valentía suficiente de tomar una decisión fría, ahora no permitiría tan fácil que algo ocurriera sin él tomar acción. Porque a penas habían pasado días desde que su grupo se reunió, luego de perder su último hogar, la prisión.

—Carl, intenta dormir.—musitó la castaña de cabello más claro que estaba a su lado, miró a Camila quien se acomodaba en el suelo cansada.

Camila era una chica que iba por su edad, ella era serena y también huérfana—, la había conocido en la prisión antes de que un vil enemigo se las arrebatara conjunto a personas que Carl llegó apreciar—. Entre ellos, el padre de Maggie, la adulta que había sido rescatada por la desconocida en el acantilado había sido asesinado atrozmente. Camila y parte del grupo fueron pocos de los que lograron salvarse, pero sin duda pudieron haber salvado a más. Carl suspiró y continuó meciendo a Judith, quien empezaba a cerrar los ojos con pereza mostrando que estaba cansada. Él le tenía gran cariño a Camila, la cuidaba y protegía si era necesario—, había un gusto entre ellos—. La miró y apartó la mirada, la gratitud que sentía por ella era infinita, pues Camila lo acompañó en el arduo camino cuando empezó a vivir una vida sin su madre, Lori. La recordaba en las estrellas que miraba y buscaba el anhelo de poder recordar su rostro en sus sueños, pero con estas nuevas personas, poder dormir de manera confiada y segura sería difícil.

—¿Por qué no te has dormido aún?—la presencia de Michonne, una mujer de tez morena se dirigió a Carl con un rostro de curiosidad.

—¿Entonces vivían en una comunidad?—Carl cambió su rostro sin responder, mirando como su padre mantenía una conversación con la mujer embarazada.—Solo quiero conocer quienes son, a quienes tendré durmiendo aún lado de mis hijos.—decía Rick, en un tono bajo y prudente.

—Era una comunidad pequeña, nos conocíamos y llevábamos bien. Pero nos dejamos llevar, no vimos los peligros que habían afuera, nos atacaron y perdimos a muchas personas.—admitió Natasha, con pereza.—Incluso el padre de mi bebé y mi tía materna, ella nos crió.—añadió, sin reflejar tristeza en su mirada—No somos malas personas, lamento intentar robar sus cosas hoy.—lamento.

—Hubiese hecho lo mismo.—respondió Rick sin titubear, la barba cada vez se veía más canosa y notable, Carl no recordaba ya a su padre sin ella.—Cuando nazca tu bebé, lo entenderás con más intensidad.—dijo, creando en Natasha una delicada sonrisa mientras acariciaba su vientre.

—De verdad se los agradecemos, es difícil encontrar a personas en quienes confiar.—Nathan habló, mostraba una expresión calmada y segura, mirando a Rick quien asentía.—Ten, me sobró algo.—Nathan se dirigió a Natasha, pasándole su plato.

—No Nate, como tú. Estoy bien.—afirmó ella, pasándole rápidamente su plato de comida y dejando que él pudiera aprovecharlo.

—¿A donde pensaban ir?—el rostro inexpresivo de Daryl, el cual se hacía intimidante con su fría voz se dirigió a ellos; Daryl era de las personas que desde que todo empezó, se había mantenido con Rick y algunos otros más que eran parte del grupo, como él mismo Carl.

—Queríamos ir a otra ciudad, buscar algún refugio, no deseo estar en el bosque si llega el momento de dar a luz.—respondió Natasha, mirándolo.

—¡Irónico! Nosotros estábamos tomando un rumbo a otra ciudad, específicamente a Washington. ¡Mi amigo Eugene es científico! Y él tiene algunos datos confidenciales allá que nos podría beneficiar, deberían venir con nosotros.—Abraham con una altanera voz de emoción se dirigió a ella.

—No creo que sea adecuado ir allá, escuchamos de unos pueblerinos que era un cementerio.—aclaró Nathan, mirando a Abraham mientras que Eugene, el mencionado se mantuvo en silencio.

—Algún lugar se debe encontrar, vagar por el bosque ya no es seguro.—en la conversación Carl notó como Carol se unió, ella también era parte de las personas que lo acompañaba desde el principio; una más adulta que había perdido a su esposo e hija.

—Judith se ha dormido, deberías hacerlo también. Estamos caminando sin descanso, intenta recomponer esas energías.—Carl alzó su mirada al no percatarse que su padre se dirigió a él.

—No puedo dormir tranquilo.—respondió Carl en un tono bajo y atípico, mirando fijamente donde se encontraban esas personas ajenas a él, haciendo que Rick por igual mirara.

—Lo sé.—afirmó su padre, acercándose más a él para tocarle el hombro y decidiendo recostarse aún lado.—Algunos de nosotros haremos guardia, intenta dormir tranquilo.—pidió Rick, acomodándose en el incómodo suelo al que estábamos acostumbrados a dormir.—Al menos tendrás más amigos.—añadió, cerrando sus ojos.

—La intenté mater, no creo que quiera ser mi amiga y tampoco me interesa.—admitió Carl, con frialdad en sus palabras, mientras veía como Aliana parecía sentirse insegura de dormir.

—Si son de fiar se quedarán con nosotros, démosle una oportunidad, está embarazada.—comentó Rick aun en un tono bajo, buscando la aprobación de su hijo mayor.—No será fácil, seremos más, pero mientras más seamos, más fuerte nos volveremos.—intentó convencer.

Carl no tardó en recostarse en el suelo, dejando a su hermana en medio de su padre y él—, la cubrió con su sábana y la acogió, buscando que no pasara frío—. Quería evitar que su hermana se resfriara o sintiera incómoda hasta crear un llanto que pudiera alertar a los caminantes. En esta situación podrían salvarse, pero en cualquier otra no. El bosque transmitía ruidos de insectos que picaban y les molestaban, pero así se habían vuelto sus días y se habían acostumbrado. Carl veía como todos se acomodaban para dormir, también a los que harían guardia en la noche para proteger a los que dormían. El par de hermanos de Tyresse y Sasha estaban aún despiertos, Sasha hablaba con Bob y Carl los había conocido en la prisión. No conocía mucho de ellos, pero les tenía confianza. El hombre de facciones asiáticas que también había sido parte del grupo desde el principio pasó por donde Carl, junto a su esposa Maggie, ambos se recostaron en el suelo. Era difícil para todos conciliar el sueño, muchos tenían pensamientos alborotados, dentro de ellos, Carl, no podía dormir.

—¿Crees que estaremos bien?—la voz de Jayden se oyó bajamente, él se dirigía a Nathan, quien permanecía sentado mirando a todos.

—Por el momento sí.—respondió de forma neutral, mirando la fogata y como Natasha se veía incómoda en el suelo; se removía mucho.

—¿Y si estas personas no son de confiar?—pregunto Jayden con curiosidad y recelo, no podía dejar de cuestionárselo.

—Si no lo son, me quedaré.—admitió Nathan en una precipitada respuesta, sorprendiendo a Jayden.—Pueden protegernos, pueden proteger a Natasha y al bebé.—explicó, detallado.

—¿Y si no es así? ¿Qué haremos?—Aliana oía la conversación, pero no decía nada, se mantenía en silencio mientras continuaba oyendo.

—Lo que siempre hemos hecho, seguir avanzando.—respondió Nathan, jugando con sus dedos y mirando ahora al suelo.—No quiero seguir sobreviviendo de la manera en la que lo hacíamos, podemos crear un hogar, encontrar algo con estas personas. Debemos seguirlos.—añadió.

—Los acompañaré en lo que sea, amigo.—expresó Jayden, estrechando su mano con la de Nathan, enmarcando el vínculo que tenían.

—Tu eres mi hermano.—esclareció Nathan, acercándolo para abrazarlo por el hombro y sonreírle.—Aunque te guste mi hermana.—comentó con risa, golpeándole la nuca.

Carl no oía esa conversación, pero sabía que esas personas hablaban y moría por poder descifrar de que. Acomodado en el suelo, veía como Rick tenía los ojos cerrados y abrazaba a Judith. Él hacía lo posible por mantenerlos vivos, a cada uno de ellos, incluyendo a sus hijos. Por eso se irritaba al pensar que estas personas abusarían de la nobleza de su padre, quien pensó con la cabeza fría cuando les invitó a venir con ellos—, en otra situación, hubiera sido más difícil y Rick no habría permitido tan fácil que vinieran con ellos—. ¿Pero realmente lo había hecho por la razón de qué Natasha estaba embarazada? Además de, Rick se fijó en la niña. Cuando Aliana desvaneció desmayada por la falta de comida y descanso, imagino a su hijo sobreviviendo sin ayuda de nadie. Su corazón se ablandó y no soporto la idea de dejarlos a su suerte, porque Aliana se veía que tenía la misma edad de Carl, que cuando todo esto empezó, también perdió lo que era su infancia y una parte de ella, está traumada por los caminantes.

Lo descifro, porque desde que se establecieron en el bosque para descansar, Rick notó que a diferencia de sus hermanos mayores, Aliana no hablo con ninguno y que también tenía persecución por confiar en las personas—, lo notó por cómo lucía su mirada, se perdía y prefería no mirar a nadie directamente—. Evadía cualquier tipo de conversación y se rehusaba a compartir información como su hermana. Fue ella una de las razones principales por la cual Rick decidió traerlos, porque cuando la vio salir del bosque tan indefensa aún lado de Carl, supo que merecía una oportunidad de buscar un hogar con personas que lo protegerían. Aliana estaba sentada aún lado de sus hermanos, Nathan y Jayden aún hablaban para ellos, mientras que Carl buscaba el sueño, ella se negaba a dormir. Sus armas estaban aún lado, incluso su mochila. Se preparaba por cualquier otra cosa que sucediera y se viera en la obligación de huir, al punto de defenderse de estas personas.

—¿Puedo sentarme?—Aliana levantó su mirada, viendo a la mujer del acantilado acercarse a ella.—Te traje una barra de carne seca, noté que le pusiste más comida al plato de tu hermana.—indicó Maggie, mirando a Aliana fijamente.

—Gracias.—agradeció Aliana, aceptando la barra de carne seca para abrirla con delicadeza, mientras que Nathan y Jayden miraron.

—Era así con mi familia, lo que yo tuviera, se los daba. Éramos muy unidos.—contó Maggie al sentarse aún lado de Aliana, quien mostró una actitud incómoda por dicha cercanía—Tengo una hermana viva, la encontraremos.—añadió.

—Espero que puedan.—musitó Aliana, masticando con la boca cerrada la carne seca que disfruto comer, mirando como Maggie asentía esperanzada por poder encontrar a su hermana.

—Se que la encontraré, que la encontraremos.—volvió a repetir con esperanza, mirando a Aliana y sonriéndole de forma neutral.

¿Tú eres la mamá de la bebe?—le preguntó Jayden de forma curiosa, adentrándose a la conversación para ver cómo Maggie negaba.

—No... —respondió Maggie en un tono aún más bajo, como si fuera a tocar un tema delicado.—La esposa de Rick, Lori, murió dando a luz a Judith.—aclaró, mirándolos.—No ha pasado tanto que la perdimos, luego de ella, a algunos más, incluso a mi padre.—expresó, cabizbaja.

—Lo importante es que aún se tienen.—comentó Nathan, mirando la fogata mientras que el resplandor del fuego se veía en su rostro.

—Está es mi ofrenda de paz, por haber salvado mi vida.—indicó Maggie, estrechando su mano hacia Aliana, quien la miró dudosa.—Decidiste dármela sabiendo que podías caerte, o que pudiste haberme dejado caer.

—Se que no me disculpe por haber robados sus cosas, solo quería encontrar algo útil para nosotros. Y para el bebé.—expresó Aliana, por lo que Maggie no tardó en asentir, entendiéndola.

—Ver que ustedes tienen un bebé que ha sobrevivido todo esto nos da esperanza de que el suyo también sobrevivirá cualquier cosa.—añadió Nathan, mirando como Judith dormía en brazos de Rick.

—No ha sido fácil, pero lo hemos logrado.—comentó Carol, mirando a Tyresse quien no tardó en asentirle, observando a Nathan tener más seguridad.—Deberán conseguir provisiones pronto, para cuando nazca.—añadió ella.

—Les ayudaremos.—el hombre de facciones asiáticas se acercó a ellos, emparejándose y sentándose aún lado de Maggie, mientras que Aliana lo miró de forma curiosa y detenida.

—Estaremos agradecidos por eso. Cómo luce o actúa, siento que pronto nacerá.—articuló Nathan, girando su mirada para ver cómo Natasha había logrado conciliar el sueño.

—Aliana, él es Glenn, mi esposo.—aunque Aliana ya lo sabía, el acto de Maggie por presentárselo fue generoso, Aliana asintió ante él.

—De lo que dijiste, creo que no debes agradecerme. Por alguna razón siento que hubieras hecho lo mismo por mi, u otra persona.—comentó Aliana, mientras que Glenn se acopló a la conversación.—Ahora, tengo una pregunta... ¿eres chino o japonés?—preguntó ella, algo curiosa.

—Soy coreano.—Glenn respondió y estrechó su mano, dirigiéndose a Aliana quien la aceptó de una manera más dudosa, luego de hacerlo esperar varios segundo.—Deberían intentar descansar, haremos guardia con Daryl, todo estará seguro.—comentó Glenn, alertando a Nathan.

—Puedo hacer guardia igual.—indicó Nathan, levantándose del suelo y sosteniendo su arma.—Nos turnamos, no tengo problema.—dijo, con esas ganas de poder ayudar en lo que pudiera.

—Yo me turno contigo.—dijo Jayden, por lo que Nathan y él chocaron puños para así acceder a su petición, preparándose para la guardia.

—Andando.—pidió Daryl, mirando a Nathan para invitarlo a seguirlo.—Niño, duérmete ya.—Carl giró su cuello al observar como Daryl pasaba aún lado de él junto a Nathan, notando ambos que este aún estaba despierto.

De manera gruesa suspiró, sintiéndose reprendido por aquel adulto—, a Carl le encantaría ayudar y hacer guardia, tampoco le gustaba que lo vieran como un niño—. Pero lo cuidaban porque lo habían visto como uno en algún momento, aunque ahora tuviera más experiencia y fuera frío contarlo, Carl ya había manchado sus manos de sangre. Era un monstruo como cualquier otra persona que quisiera señalarlo. Tenía a su lado el sombrero de alguacil que su padre le había dado cuando sobrevivió a un disparo—, sin Hershel, el padre de Maggie, Carl no habría sobrevivido y era irónico que pese a eso, no pudieran salvarlo luego—. Fue dura su muerte y aunque Rick no quisiera admitirlo, aquel viejo sabio le hacía falta. Carl no tardó en colocarse el sombrero encima de sus ojos para bloquear cualquier iluminación, mientras que apagaban la fogata, Aliana se recostó mirando el cielo y sintiéndose perdida en este mundo con personas que no conocía.

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