𝐜𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐬

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𝟐𝟓 𝐝𝐞 𝐚𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟎𝟔

—¡No puedo más! —exclamó Emma de manera dramática, tirándose a la esterilla del suelo.

—Venga, Emma, sólo llevas dos sentadillas, literalmente —le dijo Ben con tono impaciente.

—¡Te lo juro que me duelen todas las articulaciones! Noto como los músculos desgarrándose, es horrible.

—Deja el teatro -Anna la obligó a levantarse y la miró severamente-. Hemos dicho que vamos a hacer deporte y lo haremos.

—Pues qué sociedad más superficial si tenemos que hacer esto aunque nos dediquemos a cantar...

William la miró con una pequeña sonrisa desde la esquina, cruzado de brazos. En ese momento estaban los cuatro en una planta arriba en el gimnasio, alquilada por Alaric para que las chicas no fuesen molestadas donde entrenaba todo el mundo. Habían propuesto con su representante que debían empezar a hacer ejercicio para ponerse en forma y esa idea no le gustó mucho a Emma.

—Pues sí, es superficial —asintió Anna—, pero es lo que toca.

Emma miró con apuro hacia William, que a encogió de hombros riendo con entretenimiento.

—Además, ¿qué hacen estos aquí —señaló a su hermano y a su chico— si no están haciendo nada?

—Creo que disfrutan viéndonos sufrir -murmuró Anna entrecerrando sus ojos hacia ellos.

—Así es —Ben sonrió abiertamente.

Emma les sacó la lengua con malhumor y volvió a ponerse en marcha. Comenzaron a hacer ejercicios para el trasero y más para los abdominales, Emma estaba roja como un tomate y creía que le faltaba la respiración. Anna tampoco estaba muy diferente. Y encima tenían a los dos idiotas diciéndoles que tenían la pierna mal puesta, o que se giraban demasiado, o que no debían estirar tanto las piernas, etcétera. Emma pensó que en cualquier momento agarraría una pesa y se la lanzaría hacia los chicos a la cabeza.

Después de hacer esos ejercicios, Anna le dijo que debían hacer bicicleta; Emma pensaba que las piernas se le caerían en cualquier momento.

William y Ben se marcharon a la planta de abajo para hacer ellos sus ejercicios y ellas se montaron en las bicicletas. Emma tenía la coleta mal hecha y la cara muy colorada. Ella no había nacido para el deporte, literalmente su cuerpo no se lo permitía.

— ¿En qué habéis quedado Will y tú? —le preguntó su amiga.

— Hemos quedado en tener algo a escondidas — respondió Emma a la vez que ambas comenzaban a pedalear—. ¿Podemos no hablar mientras hacemos esta cosa del infierno?

— ¿Y por qué a escondidas? — Anna ignoró la petición de Emma.

—Pues, ya sabes... Por toda la atención mediática y todo eso.

—¿Y qué más da? Si estáis juntos, estáis juntos.

—Es que no estoy preparada para soltar algo así a todo el mundo –explicó Emma–. Lo que tenemos aún no es consolidado y no me gusta ser de esas personas que lanzan una noticia a lo loco sin pensar en lo que puede ocurrir, no cuando a lo mejor el día de mañana cortamos enseguida y de nuevo todo el mundo se pone a comentar sobre mi. ¿Por qué marear de esa manera? Prefiero dejar esto como esta hasta que sienta que es el momento de hablar.

Anna se encogió de hombros, pero entendía a su amiga. Ella llevaba con Ben desde antes de hacerse famosa y era más fácil para ella que la gente no hiciese comentarios. El caso de Emma era diferente, pues primero había estado con William antes de ir a América; después estuvo con Landon cuando comenzó a ganar fama; y ahora que habían cortado, de nuevo con William. La gente era muy crítica y eso ellas lo sabían.


𝟔 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟎𝟔

—Vamos allá —Dijo Daisy con la grabadora de voz a preparándose para grabar— Tres... Dos... Uno..

La música comenzó a sonar, aunque estaban en Londres querían tener la melodía de las nuevas canciones ya preparada por si se les olvidaba o algo por el estilo. Tenían pensado meter todas las grabaciones en una carpeta del ordenador y después se las mandarían a Alaric para que las tuviese en cuenta. Por eso ahora se encontraban en el garaje como en los viejos tiempos las cuatro chicas.

—Alaric, ésta canción se llama Round and Round —le dijo Emma acercando su boca al micrófono una vez la grabadora había comenzado a grabar.


Me ves aquí de pie
y actúas como si no me conocieras
Pero la pasada noche me llamaste
Diciendo que me deseabas

Oh, ¿Por que siempre me haces sentir
como si yo fuera la única que esta loca?
Puedes sentir mi corazón acelerado
Mi-mi corazón acelerado.

Cariño, te necesito aquí conmigo
No podemos seguir por este camino
Me estoy enamorando demasiado
Todo lo que puedo decir es

Estamos dando
Vueltas y vueltas
Nunca vamos a parar de dar
Vueltas y vueltas

No llegaremos a ningún lado, estamos dando
Vueltas y vueltas
Así que me echaras de menos
Porque estoy mareada
De dar vueltas y vueltas, y vueltas



Emma ya no se sentía así, ahora con William se sentía más segura, pero esa canción la había escrito antes de viaje a Grecia. Ahora William no la hacía sentir tan mareada y confusa ante su extraña relación. Era ella la que no quería hacer pública la relación, no William. Pero la canción le gustaba tanto que quería incluirla en el próximo álbum.

La siguiente canción se llama Off The Chain, y aquella describía mejor cómo se sentía en la actualidad, pues esa la había escrito hacía tan solo dos semanas y ella consideraba que la letra ya estaba perfeccionada.


Retorcido
Has sacudido mi existencia
Cuando estoy contigo, cariño, es una dicha
Todo lo que he llegado a saber

Corriendo
No lo vi venir
Cegada, eres tan impresionante
No quiero dejarte ir

Mil campanas de iglesia sonando
Puedo escuchar a los ángeles cantando
Cuando llamas mi nombre
Tu amor esta fuera de la cadena
(Fuera de la cadena, cadena, fuera de la cadena)

La química es una locura
Y me haces sentir increíble
Y no lo puedo explicar
Tu amor esta fuera de la cadena
(Fuera de la cadena, cadena, fuera de la cadena)


—Que no se note a quién se te diriges —Daisy puso los ojos en blanco y Anna rió un poco—. Se supone que vuestra relación es secreta.

—Y lo es -Emma se encogió de hombros-. Nuestras familias aún no lo saben menos vosotras y Ben y Skandar; y los medios lo saben aún menos.

—Sospechan algo —murmuró Rachael mientras comía patatas de bolsa.

—Bueno, sí. Pero si algún día me ven con Skandar dando un paseo o en en cine también sospecharán de él.

Ahí no podían quitarle la razón, la prensa siempre buscaba algún pretexto para iniciar drama innecesario.

—Qué ganas tengo de que sea el quince —comentó Anna con emoción—. Estoy harta d ver artículos donde se te critica y a Tabitha se le describe como una santa.

—Y que lo digas —Emma suspiró, girándose en el sofá—. Hasta he recibido comentarios de personas por la calle. La gente no sabe lo que es el respeto en algunos momentos.

—Por estas cosas decidí no seguir adelante con la banda —bromeó Rachael, Emma le robó un par de patatas por hablar.

—Por cierto, ¿habéis visto la barriga que tiene ya? –dijo Daisy con los ojos muy abiertos.

— ¡Vaya! — respondió Anna —. Lo vi el otro día en una revista. Se ve que en Grecia ella llevaba ya dos meses de embarazo, y ahora que va por el cuarto la barriga se le nota bastante. Y aún así sigue preciosa.

—Quién es preciosa lo es con o sin barriga -admitió Emma después de tragar las patatas-. Y la cabrona tiene una cara perfecta.

—Lo que tiene de guapa por fuera lo tiene de podrida por dentro— Anna se encogió de hombros. —Y eso dice más de ella.

—Oye, Rach —le llamó Emma a Daisy—. ¿Sabes ya dónde estudiarás?

Daisy sonrió al escuchar eso. Llevaba pensándolo durante semanas y aún no se había decidió, pues le habían aceptado en tres increíbles universidades, ya que ella tenía muy buenas notas. En algunas le aceptaron para hacer carreras de números y en otras para hacer algo más artístico. La pobre no conseguía decidirse entre ambas ramas.

—Ayer mandé un correo electrónico a... —todas la miraron con expectación— ¡la universidad de Oxford!

—¿Qué? —todas se levantaron y la miraron con sorpresa.

—Sí. He pensado que debo aprovechar haber sido aceptada en un lugar así. Y me he matriculado para Psicología.

—¿Psicología? —Rachael se extrañó—. Pero tú nunca nos has hablado sobre Psicología, ¿desde cuando te interesa?

—Desde que es la mejor opción que he visto allí.

—Pero Daisy, —trató de hacerle reaccionar Anna— tú siempre has dicho que una parte de ti deseaba dedicarse a algo más artístico.

—No todas tenemos la suerte de poder dedicarnos a ello —les reprochó, sintiéndose atacada—. Yo no puedo permitirme estudiar algo que no me dará de comer. Estudiar en Oxford y encima Psicología me dará muchos puntos el día de mañana para encontrar trabajo.

—Eso es totalmente comprensible —asintió Emma, tratando de calmarla—. Y te entiendo. Es difícil elegir entre lo que amas o lo correcto. Quizá al final te encante estudiar esa carrera y lo agradezcas.

— Gracias —Daisy resopló, pues se había enervado por dentro al tener que explicarles el porqué de su decisión.

Pero la mirada que Emma les dirigió a sus amigas fue un claro "no le va a gustar". Pero también lo pensó bien por dentro, y era cierto, no todos se atrevían a dar el paso hacia una vida donde amabas lo que haces pero no puedes sustentarte con ello. No era fácil. Y era una mierda.

Esperaba poder sacar tiempo en algún momento de su vida para poder estudiar algo y tener un soporte en caso de que las cosas no marcharan bien, nunca se sabía. Un año atrás jamás se habría replanteado estudiar si conseguía dedicarse a la música, pero lo veía ahora y era más claro, siempre había que tener una opción como plan b.

𝟏𝟓 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟎𝟔

Emma y Anna se miraron en el espejo del camerino, estaban a punto de hacer aquella importante entrevista. Sus padres estarían allí, detrás de las cámaras, pero sólo podían entrar ellos; además, sus amigos estaban en clase y la única que podía ir era Daisy, que se marchaba a Oxford en unos días.

Aquella entrevista sería retransmitida al próximo día, así que tenían que esperar a ver las reacciones de la gente.

Anna había dejado suelto su cabello y lo había ondulado en las puntas, se había puesto un jersey fino de color rojo con unos tejanos y unas deportivas. Emma había optado por un top de color blanco con una chaqueta fina y ajustada de color amarillo. También llevaba tejanos y la única manera en que se arreglaron fue por el maquillaje. Era una entrevista informal, no era necesario que se arreglasen en exceso; y lo agradecían, pues no les apetecía ponerse de gala.

—Recuerda, di todo lo que tengas que decir sin faltar al respeto —le decía Anna—, yo te ayudaré cuando sea necesario porque te pongas nerviosa o cuando se te olvide contar algo. Pero no insultes, no te alteres o grites, y en especial no hables con tono de molestia o desprecio. Tienes que parecer una chica dulce a la cual le pillaron en una escena malinterpretada. Da a entender que Tabitha solo quiere llamar la atención sin decirlo directamente.

—Me estás dando dolor de cabeza.

—Haz lo que te digo —le avisó la morena.

Salieron del camerino y se encontraron con el muchacho que llevaba una carpeta y un micrófono colgado de la oreja, les avisó de que en dos minutos comenzaría la entrevista. Anna agarró la mano de Emma para caminar hasta allí para darse fuerzas mutuas. Habían hecho más entrevistas con anterioridad, pero aquella les ponía nerviosas en especial, sería mucho más... personal. Sabían que hablarían de temas algo más complicados y entrarían en el drama de prensa rosa que ellas habían evitado tener desde que comenzaron con su "fama".

— ¡Hola! — las saludó Allison, la presentadora— sentaos, chicas. Vamos a hablar un poco de lo que diremos. ¿De acuerdo?

Las chicas asintieron y se sentaron en el sofá que había junto a la mesa de la mujer.

—Bien, lo primero de todo creo que deberíamos empezar hablando sobre cómo habéis llegado hasta aquí, lo que pensabais de peques y todo eso, ¿vale? —ellas asentían con una sonrisa— Después entraríamos en el tema del disco, de llegar a Estados Unidos y todo eso. Finalmente, vamos a hablar de vuestras vacaciones antes de empezar a grabar un segundo disco y de comenzar a hacer conciertos. Y entraré como quien no quiere la cosa en vuestro problema con Tabitha Finley en Grecia. Lo haremos de manera que casi no se note que estaba planeado, como si no hubieseis venido aquí adrede.

—Sí, por favor —dijo Emma abriendo mucho los ojos—. Lo que me faltaba ya es que me tachen de falsa de nuevo.

Allison rió con afabilidad y después les explicó que comenzarían a grabar y que ellas debían relajarse porque todo iría bien.

—Grabamos en tres... —comenzó a decir uno  de los cámaras, haciendo los números con los dedos— dos... uno...

[...]

Emma veía y volvía a ver la grabación una y otra vez. Había salido bien, había salido natural y ella se había explicado a la perfección. Había salido mucho mejor de lo que se esperaba. Solo necesitaba que la gente viese que ella también tenía su parte en la historia donde no era la mala como le habían hecho creer al resto.

Les avisaron de que la entrevista se emitiría al día siguiente, pero Allison estaba prácticamente segura de que habrían buenos resultados.

Anna y Emma se abrazaron con una gran sonrisa, sintiéndose algo aliviadas a pesar de que el público aún no había visto la entrevista.

—Sólo espero quitarme este peso de encima –murmuró Emma–. Nunca me habría imaginado en una situación así.

—¡Sí! Además, has conseguido no maldecir delante de la cámara.

—¿Qué puedo decir? Me considero una buena actriz. —después puso una mueca— Lo único que no me ha gustado es que me sacara el tema de William.

—Bueno, no puedes evitar que sea un tema interesante para ellos. Tenéis una historia algo entretenida.

—Pero esto no ayuda a mantenerlo en secreto.

— Aún no entiendo esa manía tuya de tener que mantenerlo en secreto. Algún día William se cansará de ser algo que sientes que tienes que esconder.

—No me digas eso, Anna...

—Te digo la verdad —se encogió de hombros.

Emma suspiró mirando a un lado, debatiéndose entre sus pensamientos. Sabía que su amiga tenía razón, pero le temía demasiado a los medios, en especial después de lo ocurrido en Grecia.

—Sólo necesito tiempo.

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