𝐬𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚

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21 de agosto de 2007

—Venga, Will, que nos tenemos que ir —le pidió Anna, poniendo los ojos en blanco.

William no soltaba a Emma de sus brazos. Emma reía entristecida, porque a ella también le apenaba mucho separarse de su prometido por más de un mes. Eso era algo tortuoso sabiendo que encima se perdería mucha de la organización de la boda.

Pero el dinero para ésta tenía que salir de algún lado, aunque William había comenzado a trabajar como ayudante de su padre en su empresa de cinematografía en sus ratos libres.

—Serán solo un par de meses —Intentó tranquilizarle Emma, aunque se intentaba convencerse a sí misma también.

—¿Sólo, dices? —preguntó él con ofensa—. Eso es muchísimo.

—Lo sé —lloriqueó Emma y se aferró a William con más fuerza.

Juliette detrás de ellos rió enternecida. Tricia comenzó a comentar que esa dependencia no era buena y que William tenía que empezar a acostumbrarse de una vez por todas de que su novia era una cantante internacional. Pero Emma tampoco se acostumbraba, ahora que veía tan cercana su marcha.

—Venga, por dios —se quejó ahora Ben.

Entre Anna y Ben separaron a William y a Emma, que estaban pegados como solapas. William miró con enfado a Ben.

—Aprovecha y despídete de ella -le dijo de mala gana. Señaló con la cabeza a Anna.

Ben le metió una colleja en la nuca porque todos miraron con interés tanto a Anna como a él. Emma no pudo evitar reír y William respondió empujando a Ben.

—Tenemos que salir ya —avisó Thomas, que las llevaba al aeropuerto.

Tricia abrazó una vez más a Emma, soltando alguna que otra lagrima porque se había acostumbrado otra vez a tenerla cerca, y mientras Anna abrazó a sus padres y a sus hermanos. La despedida había sido en la casa de los Popplewell.

—No estéis tristes, nos vamos para traeros dinero— comentó Emma. Aunque ella también estaba triste.

—A ver, si lo miras de ese modo... Te quiero mucho, hermanita —respondió Jack y abrazó a Emma.

—Idiota —dijo ella riendo.

Ben fue el siguiente en abrazarla mientras Anna le hacía una lista de cosas por evitar a Lulu, como si ella se fuera para siempre. Tricia se unió al abrazo de sus hijos sin poder evitarlo.

—Solo necesito escuchar tres palabras mágicas —Le dijo Tricia a Emma cuando deshicieron el abrazo.

—¿Te quiero mucho?

—Eso es muy dulce, pero prueba de nuevo.

Emma suspiró resignada.

—Me portaré bien.

—Correcto.

Emma miró a William, el cual parecía abatido, y abrió sus brazos a ella mientras Emma sollozaba en silencio y dejaba caer su frente sobre el pecho del rubio.

—Me da igual que se piensen que tenemos dependencia —dijo Emma—. Quiero estar contigo siempre.

—Te vas a ir ya. Tengo que ir contigo al aeropuerto —era la vigésima vez que se lo decía.

—No.

Emma negó con la cabeza y se separó de William, muy decidida. Él frunció el ceño y tensó la mandíbula, claramente contrariado.

—Tengo que despedirme.

—Will, no.

—¡Tengo que ir contigo!

—¡No! —Repitió ella, y se agradeció que estaban un poco más apartados y que no les estaban escuchando—. Will, si vienes conmigo, no podré subir al avión.

William se quedó cabizbajo y murmuró algo que ella no logró entender. Se acercó a él para posar sus manos en el cuello del chico, y acercó sus rostros para besarlo con dulzura. Aprovechó que era el último beso con él hasta dentro de dos meses –ese pensamiento dolía– y quiso transmitirle todo su amor a través de él.

William bajó sus manos hasta la cintura de Emma y se aferró a ella, evitando que se escapara.

—¡Dejad de comportaros como monos en celo y no me hagáis perder el tiempo!— exclamó Thomas.

Emma bufó al separar sus labios de los de William y se giró para mirar a su padre, aún sin apartar sus manos del cuello del chico.

—¡Le quitas todo el romanticismo!— se quejó.

Thomas le señaló su reloj en la muñeca para hacerle saber que era tarde.

William besó una última vez a Emma, aunque más cortamente, y después puso una mueca.

—Te hoy a echar de menos, pero estoy muy orgulloso de ti —ahora agarró su mano y la besó—. Quiero que salgas ahí y los enamores como hiciste conmigo, ¿vale?

—Deja de decirme esas cosas o lloraré.

—Me encargaré de que todo salga bien aquí y que cuando llegues estés satisfecha.

—Eso me hace ver como una desinteresada en la boda.

—No. Los dos estamos poniendo de nuestra parte, y ahora toca hacer esto —aceptó finalmente él—. Me alegra saber que en cada concierto te acuerdas de mi. Todas tus letras van por mi.

—Siempre me acuerdo de ti aunque no esté en un concierto.

—Te amo.

—Te amo, Will.

Se dieron un último beso casto de labios cerrados y un último abrazo para después separarse y dirigirse a la puerta ayudando a Anna con sus maletas, pues las de Emma ya estaban en el maletero de su padre.

Se despidieron de todos con la mano, evitando dar últimos abrazos de nuevo para no alargarlo más. Emma se sentó en el asiento copiloto, con la ventanilla bajada, y Anna detrás.

—¡Tened mucho cuidado! —les pidió Debra.

—¡No bebáis mucho y no hagáis tonterías! —dijo ahora Peter.

—¡Controlaré a Anna! —bromeó Emma—. Menos mal que voy yo con ella y soy más responsable.

Todos rieron al escuchar eso, incluso William, que tenía pocas ganas de reír. Estaban en la puerta de la casa, y él se apoyaba en el marco de la puerta mirándola con melancolía, como si se hubiera marchado ya.

Él formó con sus labios la frase «Aquí te espero». Emma le sonrió y le guiñó un ojo.

Thomas arrancó el coche y Anna y Emma lanzaron besos y se despidieron con sus manos agitándose en las ventanillas hasta que cruzaron la esquina y no hubo manera de seguir mirándolos.

Emma se recostó sobre él asiento, sintiéndose muy nerviosa. Thomas la miró de reojo y sonrió un poco.

—Tranquila.

—Eso intento —Se giró y agarró la mano de Anna—. Aquí vamos de nuevo.

—Sí... de nuevo.

••••

Emma buscaba con la mirada a Alaric Blaze, el cual llevaba casi un mes en Los Ángeles, y cuando pensaba que su representante se estaba retrasando, Anna exclamó:

— ¡Ahí están!

Señalaba hasta un punto, detrás de todo el bullicio de personas que había en el aeropuerto. Emma rió al ver que Alaric y su novio, Michael, alzaban dos carteles blancos con los nombres «EMMA BARNES» y «ANNA POPPLEWELL» escritos en grande con letra cursiva.

Las dos chicas corrieron con su equipaje hacia ellos y abrazaron a los dos con emoción. El viaje en avión había significado mucho tiempo para pensar para Emma. Tuvo muchas etapas:

La primera fue extrañar a todos, en especial a sus hermanos y a William, aunque se hubieran despedido hacía una hora.

La segunda consistió en comenzar a temblar por el temor que tenía a los aviones después de su experiencia de camino a Grecia un año atrás.

La tercera trató de molestar a Anna intentando que le pidiera snacks porque se moría del hambre.

Y la cuarta fue pensar en la boda, en temer que William se enamorase de otra en el tiempo que ella iba a estar fuera, y en la ansiedad que iba a tener antes de cada concierto. Lo peor es que ahora William ya no podría estar ahí para ayudarla en sus momentos críticos.

—¿Qué tal el viaje? —Les preguntó Michael con una sonrisa radiante.

—Súper bueno, teniendo en cuenta que estábamos en primera clase —Respondió Anna—. He visto unas tres películas cuando no estaba durmiendo.

—La verdad es que no tiene nada que ver a los viajes que habíamos hecho hasta ahora —Asintió Emma.

—Bueno, pues ahora tenemos que ponernos en marcha —dijo Alaric dando una palmada—, hay mucho por hacer. Nos esperan unas semanas muy ajetreadas.

—¿Es normal estar nerviosa pero emocionada?— preguntó Emma.

—Completamente normal —Él la miró con una expresión calmada, queriendo tranquilizarla.

Anna miró preocupada a Emma, porque parecía pasar mucha ansiedad en época de conciertos, y esta estaba volviendo. Encima ese tour era aún más grande que el anterior. Estados Unidos era un país muy grande y con más medios de comunicación.

—Si este tour sale como queremos, he pensado en hacer una gira por Latinoamérica —les iba explicando Alaric de camino a la limusina que parecían haber alquilado para su transporte.

Mucha gente parecía hacerles fotos y algunos paparazzis también habían aprovechado la situación. Emma respondió a alguna que otra pregunta respecto a su boda con William y Anna sobre la gira, y después entraron en el transporte gracias a los guardaespaldas contratados para ese día.

Una vez dentro, Emma suspiró mirando a través de las ventanas las imágenes de Los Ángeles. Era emocionante estar allí de nuevo.

—¿Latinoamérica? —Anna alzó las cejas—. Siempre he querido ir.

—La comida debe estar muy rica —pensó Emma con ensoñación.

—Y los paisajes deben ser maravillosos —añadió Anna.

—Y los chicos... —Comentó ahora Emma con la misma ensoñación.

Anna le dio una colleja como la que Ben le había dado a William unas horas antes. Emma sobó su zona golpeada y miró a Anna con enfado mientras soltaba un quejido.

—Estás prometida, idiota.

—¿¡Y!? Solo he dicho que los chicos allí son guapos, no que vaya a intentar lugar con ellos, ¡qué violenta!

Alaric y Michael se miraron riendo. Esas dos podían ser unas animales, pero les querían.

[...]

Una vez llegaron a la residencia, el chofer y los guardaespaldas les ayudaron con el equipaje para después entrar en el edificio entre frases cortas. Ambas estaban tan cansadas que querían ir directas a dormir.

—Estoy deseando tocar cama para poder dormir durante horas —comentó Emma bostezando.

Alaric y Michael se miraron con las cejas alzadas al escuchar eso.

—Uhm... Respecto a eso... —comenzó a decir Alaric.

Y entonces abrió la puerta de la sala principal. A Emma y Anna no les dio tiempo a reaccionar o a analizar las palabras de Alaric porque se encontraron con un numeroso grupo de gente que gritaba y les sonreía con los brazos alzados.

—¡Wow! —exclamó Emma con los ojos muy abiertos.

Se trataba de todos los que ellas habían conocido en la residencia dos años atrás. Todos estaban allí y habían decorado la gran sala con globos, una pancarta y otras muchas cosas de fiesta. Era una gran bienvenida.

Entre la gente, Emma pudo diferenciar a Oak, Landon, Cariba, Taryn, Indiana y Ashley. Todos ellos corrieron abrazarlas (Bueno, el único que corrió fue Oak). Fue el primero en llegar hasta Emma y la alzó del suelo para darle vueltas mientras la abrazaba. Emma rió y se aferró con fuerza al cuello del castaño para evitar caer.

—¡Oak!— Gritó asustada, pero divertida.

Seguía siendo como un niño pequeño.

—Tenía en mente que por algún casual a lo mejor Daisy se pasaría por aquí —le dijo en broma.

—Bueno, aunque lo hiciera, no sería por ti —Emma rió—. Tiene novio ahora.

—Maldito bastardo —masculló—. No sé quién es, pero es un suertudo.

Emma rió y después Oak corrió a abrazar a Anna.

—¡Ashley!

Ashley Leung, gran compañera de fiestas de Emma cuando tenía dieciséis y diecisiete años, estaba preciosa. Era alta, tenía la cara ovalada y labios carnosos envidiables, muy parecidos a los de Anna. Era asiática y exótica, además de una chica muy talentosa.

—¡Madre mía, Emma! ¡Te vas a casar! —Decía Ashley con sorpresa—. Aquí no se hablaba de otra cosa.

—¿Sí?

—¡Sí! ¡Joder! Te vas a casar. Te vas a casar cuando tengas veinte años. ¿Sabes lo extraño que es pensar que tú te vas a casar?

—Has repetido la palabra «casar» una media de veinte veces —Emma rió.

—Es que es alucinante. Por cierto, ese William está como un tren. Te felicito.

—Gracias.

Alguien llegó a su campo de visión cuando Oak finalmente se apartaba de Anna y dejaba que las "Chicas Clique" la saludaran. Landon estaba frente a Emma.

—Hola –dijo él, algo inseguro de cómo actuaría Emma.

Emma sonrió ampliamente y lo abrazó para su sorpresa con mucha emoción. Todos los demás con asombro, incluso Landon, pero después le abrazó de vuelta.

—Me alegro de verte de nuevo.

—Yo también –respondió él. Se separaron y entonces él pareció más relajado–. Te felicito por tu compromiso.

—Muchas gracias —ella rió nerviosamente.

—Me alegro de que hayan salido bien las cosas con William. Oak y yo escuchamos vuestra entrevista en Good Morning, America y parecéis tener mucha química.

—Sí... la verdad es que estoy muy feliz de cómo ha salido todo. Fue muy repentino pero me gusta cómo ha surgido.

Landon la miró con dulzura, pues no podía evitar quererla en el fondo, al igual que Emma a Landon. Ambos habían marcado una etapa en la vida del otro, y aunque ya no había sentimientos románticos entre ellos, siempre se tendrían cariño.

—¿Tú cómo vas en el tema de chicas?— se atrevió a preguntar ella.

—Hum... Te lo puede decir Ashley.

—¿Qué?— Emma miró con sorpresa a Ashley, que ahora parecía un poco avergonzada y miraba al suelo.— Contádmelo todo.

—Lo siento, Emma —se apresuró a disculparse ella—. Simplemente surgió, y como tú ahora estabas con William...

—Ashley, tranquila –dijo Emma riendo–. No te preocupes, no tienes que disculparte de nada. ¿Sois felices?

Ashley y Landon se miraron y sonrieron. Eso confirmó la pregunta de Emma.

—Ahora, contadme todo.

[...]

7 de septiembre de 2007

Ese día era el gran día. Pero no el GRAN DÍA, ese era el día de la boda. El 7 de septiembre era el gran día en minúsculas.

Y es que a Emma le iba el corazón a mil, si es que no iba a más, porque iba a conocer finalmente a Hayden Christensen. Todo había sido planeado para que lo grabaran como un vídeo para enseñar en la MTV. Era un gran momento porque todos sabían lo mucho que a Emma le gustaba el actor. Aunque ahora no podía decir que le gustara románticamente, solo física y profesionalmente.

Anna había decidido que debían planear algunas cosas antes del encuentro mientras esperaban para reducir los nervios de Emma.

—A ver, por lo que sé, William piensa que Ben, Skandar, Benjamin y Jack deben ser los padrinos.

—Qué bonito. —Comentó Anna.

—Sí.

—¿Y tú...? —Anna subió y bajó las cejas repetidas veces—. ¿Has elegido ya a tus damas de honor?

Parecía querer decirle algo indirectamente con esa pregunta, y Emma lo entendió porque comenzó a reír y apoyó su frente en la mesa mientras trataba de olvidar la expresión tan cómica que Anna había hecho con su cara. Anna simplemente soltó una pequeña risa.

— Anna, claro que te he elegido como una de mis damas de honor.

— ¿¡En serio!?

Emma rió de nuevo.

— ¡Claro! Tú fuiste mi primera opción como dama de honor.

Anna se levantó de su asiento y corrió a abrazar a su mejor amiga con mucha efusividad.

—Eres la mejor —le dijo para después darle un sonoro beso en la mejilla.

—Lo sé.

Anna rió al escuchar su respuesta y después se sentó otra vez, pero sin soltar la mano que había agarrado de Emma.

—¿Quiénes serán el resto de damas?

—He pensado que Daisy, Rach y Georgie.

—¿Georgie?— Anna no ocultó su sorpresa.

—Sí. Ella siempre ha querido vernos juntos a Will y a mi. Sé que le hará mucha ilusión y la quiero ver junto a nosotros en el altar ese día.

—Todo esto es tan increíble, aún no termino de creérmelo.

Emma sonrió satisfecha. Ella tampoco terminaba de creérselo, quizá no llegara de hacerlo del todo hasta que Teo ente estuviera allí y tuviese que decir «Sí, quiero». Hasta ese entonces tenía tiempo para asimilarlo, pero no necesitaba aceptarlo porque ella quería hacerlo y no tenía dudas.

—Estoy muy feliz -admitió-. William es el indicado. Lo sé.

Anna sonrió con dulzura, mirando a su amiga con nuevos ojos. Emma siempre fue la más "rebelde" por así decirlo, y también la más loca, pero parecía que sería la primera en asentarse al final. La que parecía que viviría una vida más ajetreada en lo que al amor y demás respecta, era la primera que se casaría. Era algo extraño. Pero emocionante.

—Antes pensabas que él era el indicado —Anna señaló con su cabeza detrás de ellas.

Emma frunció el ceño sin saber qué quería decir, y se giró para buscar a la persona a la que se refería.

Dio gracias a que estaba sentada, porque si no lo más seguro es que se hubiera caído al suelo.

—Oh Dios mío.

Frente a ella, llegando a donde se encontraban, estaba el mismísimo Hayden Christensen. El mismo.

Emma tenía ganas de llorar, jamás se había sentido así con famosos al conocerlos. Sí, se había puesto nerviosa, y sí, había hecho el ridículo más de una vez. Pero eso era otro nivel, estaba frente a Anakin Skywalker. El chico que le había hecho sentir enamorada en las películas de Star Wars.

—Hola —dijo él sonriente cuando Anna le obligó a Emma a levantarse.

Tenían cámaras detrás de ellos, junto con Alaric, Michael, el manager de Hayden y alguna que otra persona más que trabajaba para el vídeo.

Emma estaba estática.

Hayden estaba guapísimo con su cabello rubio peinado y ondulado, iba vestido con una americana de lo más elegante y miraba a Emma con una adorable sonrisa.

—¡Hola!— dijo Emma con emoción— Estoy nerviosísima.

Hayden rió al escuchar eso.

—Soy un gran fan —dijo él—. Me encanta vuestra música.

—¿En serio? ¿Me conoces? –Emma no daba crédito–. Quiero decir, supongo que sabías que existo porque venías a verme, ¡pero no sabía qué habías escuchado música nuestra!

Anna rió nerviosamente cuando escuchó a Emma hablar con rapidez y con torpeza. Hayden parecía entretenido, no asustado.

— La verdad es que me gustan bastantes canciones vuestras.

— ¿Puedo abrazarte? —le pidió Emma.

—¡Emma! —Le regañó Anna.

Alaric rió y les enseñó el dedo pulgar junto con el cámara, satisfechos por las imágenes que Emma les iba a brindar.

—¡Claro!— respondió Hayden.

Emma abrazó a Hayden y sintió que se derretía.

—¡Estoy abrazando a Hayden Christensen! ¡A Anakin Skywalker!

Hayden rió de nuevo.

—Siento ser tan rara, pero no lo puedo evitar —se disculpó mientras se separaba de él—. Normalmente no parezco una loca pero te juro que es la primera vez que me pongo así por conocer a alguien.

—Supongo entonces que debería sentirme halagado.

—Totalmente.

—He escuchado eso de que te casarás, enhorabuena.

—¡Gracias! Mi novio, bueno, mi prometido, llamó al gato que le regalé, aunque en realidad se lo regalé porque quería que le molestase y al final le gustó...

—Emma, te vas por las ramas —rió Anna.

—Perdón. Pues eso, que mi novio llamó a su gato Anakin porque sabía que tú eres mi personaje favorito en la saga. Y ahora debes estar pensando que soy una friki total.

Hayden soltó una carcajada genuina, claramente divertido ante la actitud de Emma y le señaló mientras reía.

—Me encanta esta chica.

—Hayden Christensen acaba de decir que le encanto —le susurró Emma a Anna.

—Es tu día de suerte —susurró de vuelta su amiga, sonriendo.

—Yo he escuchado rumores de que estás con otra actriz famosa, si son verdad espero que seáis felices.

Hayden torció la boca evitando sonreír o asentir, pero eso fue suficiente confirmación para Emma de que, efectivamente, él estaba con alguien.

—Tenemos mucho por hablar, creo —respondió él finalmente.

Emma quería hablar con Hayden, claro que sí. Cuando lo vio por primera vez en Star Wars nunca pensó que algo así pasaría:

Ni conocerlo en persona. JAMÁS.

Ni que si se conocían acabarían hablando de sus parejas, JAMÁS.

La vida daba muchas vueltas.



Os invito a leer la historia PERSONAJES de midnightstevens donde salen conversaciones en redes sociales totalmente cánones de mi personajes y los suyos. El primer capítulo es de esta historia.

¡Hasta el próximo!

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