𝟏𝟓

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ᴀʀᴄᴏ ᴅᴏs ——— ❛¿Qué harás ahora?❜
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Omnisciente.
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Luego de la licencia provisional, Kai volvió a la alianza con una actitud estoica. Después de lo que le pasó e imaginó, ella sentía que se estaba volviendo completamente loca—, había tenido una alucinación tan real, que quedó sometida al trauma del que quería escapar—. Estaba encerrada en su habitación, leí y componía algunas tareas que los profesores le dejaron para el fin de semana luego de retomar el examen. Se sentía satisfecha de haberlo realizado y que héroes de alto rango notaron su presencia, aunque solo fuera por ser hija de grandes héroes y no por su valor académico. Respiro hondo y miro afuera de la ventana, los días pasaban de una forma lenta que ella no era capaz de soportar. Pasaba los días libres estudiando o mirando su computadora, buscaba información de la Liga o de una mujer mencionada que no salía de su cabeza; Nana Shimura. Necesitaba saber su vínculo con esa mujer.

—¿Kai?—se sobresaltó cuando la puerta se abrió levemente, la presencia de Ochaco atrás de ella hizo a Kai sentirse curiosa.

—Lo siento, no oí la puerta.—admitió Kai con pereza dejando sus cuadernos con anotaciones aún lado, para accederle el paso a su compañera.

—¿Cómo te fue en el examen de la licencia?—le preguntó Ochaco con algo de timidez, caminando hacia la albina y mirando su habitación.

—Me fue bien, la obtuve.—indicó Kai, estirando su mano hasta la mesa de noche para pasarle la licencia que tenía una foto de ella.

—¿Puedo verla?—le preguntó antes de tomarla, esperando de forma educada la aceptación de Kai quien la miraba.

—Si, ten.—insistió para que su compañera la mirara, Ochaco sonrió y se sentó en la cama de sábanas celestes junto a Kai.

—Es un grandioso nombre, Kai.—confesó Ochaco, denotando el brillo en sus ojos y lo feliz que le hacía ver dicha licencia.

—¿Cómo les fue en la misión? Oí que tendrían una, con los reclutadores. Sé que el propósito de la misión era confidencial, pero vi el internet.—indicó Kai, mirando a Ochaco.

—No la pasamos muy bien, aunque fue una gran experiencia.—expresó, rascando su nuca.—Nos topamos con algunos villanos en esa misión. Y la pasamos algo ajetreado cuando se les unieron la liga de Villanos, o algunos de sus miembros.—dijo, dejando silencio entre ellas.

—Si me lo cuentas, es porque viste a mi hermano. ¿No es así?—le preguntó Kai con cierto interés, en sus ojos azules no se veía brillo.

—Si... —musitó Ochaco con timidez, notando que las facciones de Kai decayeron.—¡No! No era mi intención causarte daño, ¡si lo he causado por mencionarlo!—exclamo, nerviosa.—Que tonta, debí esperar un poco.—indicó.

—Yo... te agradezco por decírmelo, no fue algo que enmarcaron, supongo porque aún es confidencial.—infirió Kai, intentando de recomponer su expresión y no preocuparla.

—Kai, ¿puedo preguntarte algo?—el silencio nuevamente albergó, pero Kai asintió.—A veces quisiera entenderte y saber cómo te sientes, eres muy importante para mí.—expreso.

—Depende de que quieras que hable, Uraraka.—respondió Kai, notando como Ochaco buscaba las palabras correctas para dirigirse a ella.

—Es que, cuando sucedió lo que sucedió... y caíste en coma, me sentí muy culpable por no haber ido con los demás. Pensé que pude haber hecho algo, pero preferí no hacer nada.—comentó, había liberado una frustración en ella, Ochaco tenía eso clavado desde hace mucho tiempo.

—No debían ponerse en riesgo, rompieron las reglas, los demás lo saben.—justificó Kai, denegando a lo que ella decía.

—Pero a veces el deber de un héroe es entrometerse.—recitó unas palabras que Kai había oído y que buscaba recordar.—Y creí que si no me entrometía, los demás podrían arreglarlo, pero no fue así.—musitó, dando una pausa.—Perdí a una profesora, una figura que admiraba y respetaba, creí también perder a una amiga.—añadió, cabizbaja.

Esto fue algo que a Kai le costó procesar—, durante su estadía en la alianza se había estado manteniendo aislada de sus compañeros, sin percatarse que ellos también sufrieron un duelo—. Fue ahí cuando las palabras de Shoto le hicieron sentido, cuando no la tuvo y se sentía perdido, porque él también había atravesado un duelo de perder a una figura que admiraba y encima, creer perder a Kai era abrumador para todos ellos. Admitía en su mente que había sido egoísta y que ver a su compañera sentada aún lado de ella al borde de las lágrimas no la hacía sentir mejor, pero jamás creyó el impacto que ocasionó entre ellos cuando su poder la consumió al punto de perder energía y tener que inducirle un coma, porque podría morir. Aunque Kai había regenerado su don y ahora era capaz de desarrollarlo sin quizás desmayarse como solía hacerlo, eso no quitaba el hecho de que sus compañeros siguieran preocupándose por ella y viendo en ella una prioridad.

—He vuelto, estoy aquí con todos ustedes. Aunque esté atrasada, espero poder seguir.—afirmó ella, queriendo hacer sentirla mejor cuando llevó su mano hasta el hombro de Ochaco.

—¡No me refiero a eso!—exclamo, lo que hizo a Kai distanciarse.—Lo siento, me precipité.—admitió, apenada.—Me refiero, a que perdimos una parte de ti. Sé que no eres igual a mi, que tenemos semblantes diferentes, pero eso no nos alejaba de ser amigas. Siento culpa de no haber estado ahí para ti. De que no haberte preguntado cómo te sentías con tu pasado, con la muerte de padre y que tu hermano fuera parte de la liga. Culpa de no estar ahí en tu duelo, por perder a tú madre.—finalizó, con un hilo en su voz que comprimió el pecho de Kai.

—No es tu culpa.—afirmó Kai.—Las personas procesamos los duelos de maneras diferentes, tal vez fui egoísta al alejarme y no darme cuenta de que ustedes también sufrían.—adjunto, teniendo un tipo de responsabilidad afectiva.

—¡Está mal! No debes minimizar tus sentimientos por encajar con los nuestros.—justificó Ochaco, pero no era eso lo que Kai hacía.

—No los minimizo.—esclareció.—Es que no he sabido poder entenderme a mí, por eso no puedo entender a otros.—admitió, algo apenada.—Cuando me adentré a la academia, me encapriché en querer saber la verdad sobre mi padre y hermano. Lo que decían los noticieros me parecía absurdo, no fue esa la versión que conocí de mi familia y en el transcurso, me enfoqué tanto en ello, que olvidé mi punto de partida.—contó, desanimada.

—Kai.—la llamo Ochaco, escuchándola de una manera atenta y comprensible.

—No te lo conté porque olvidé por un momento que podía contar con alguien como tú.—dijo, aun cabizbaja.—Pero cuando mi padre murió, sentí mucha rabia y no lo entendía. Aunque esclarecieran que fue una víctima, no me sentí satisfecha. ¿Por qué tuvo que morir para que otros vieran el héroe que siempre fue?—cuestiono, a medida que iba contando.—Sin embargo, mi madre que cometió errores, fue siempre señalada como una buena persona y jamás se le juzgo, pese a todos sus errores.—detalló, fríamente.

—No lo entiendo.—interrumpió Ochaco, quedando algo confundida a lo que estaba contando Kai sobre su familia.

—Mi madre hizo algo para ayudar a alguien, porque fue una persona que la salvó de su sufrimiento. Y en eso, arrastró a mi familia para saldar una deuda que no pudo pagar.—contó, más detallada.—Mi hermano, queriendo ayudarla, se perdió a sí mismo y no puede regresar, porque ya no tiene lugar en esta sociedad—Y ahora, yo soy la única que sabe la verdad y no puedo hacer nada por ayudarlo, cuando es lo único que me queda.—añadió, fríamente.

—Puedes contarme más.—incito Ochaco, dándole a Kai esa atención que necesitaba, Kai asintió y simplemente suspiró.

—No puedo perdonar a mi madre por lo que hizo, tampoco a mi hermano por nunca decírmelo. No se lo que siento con exactitud, pero cuando pienso en mi familia, siento resentimiento y mucho coraje. Ya no comprendo lo que está bien y lo que sí, porque vi lo malo ser señalado como bueno, y lo bueno ser señalado como malo.—dijo.—¿Es esta la sociedad de héroe en la que quiero pertenecer? ¿Sabiendo lo que hicieron mis manos esa noche?—se preguntó, haciendo que Ochaco la mirara más desconcertada que antes.

—Kai.—la llamo cuando notó que sus ojos se humedecían y quedó perdida.—¿A qué te refieres?—le preguntó, curiosa.

—Una parte de mí quería que ella desapareciera por lo que descubrí esa noche.—admitió con culpa.—No pude abrazar a mi madre, ni siquiera asistir a su funeral. No puedo ir a verla en una lápida y tampoco perdonarla. Hizo sufrir a mi familia por su avaricia.—dijo, al borde del sollozo.

—Oh Kai, no sabía que sentías todo eso.—expreso Ochaco cuando decidió abrazarla fuertemente.—Las personas cometemos errores y a veces la vida solo nos muestra un camino que podemos ver. Pero merecemos perdonarnos a sí mismos para poder avanzar en paz. Tu no hiciste nada malo.—le dijo, aunque no pudiera entenderlo.

—Tu no sabes lo que hice.—musitó Kai, recordando a su madre congelarse y mirarla con miedo, como si ella fuera el monstruo.

—Nada malo.—las chicas se sobresaltaron y giraron para ver a Izuku, él estaba en la puerta mirándolas de forma triste.—No hiciste nada malo.—repitió, acercándose a ellas.

—Midoriya, ¿cuánto has oído?—le preguntó Ochaco algo apenada cuando vio al pecoso acercarse, mirando a Kai de forma detenida.

—No tengo que oírlo para saberlo, es mi mejor amiga.—expresó, con una voz sutil.—Y quiero que lo sepas. No hiciste nada malo.—volvió a decir para ver a Kai intentar de confortarse.

—¿Podrían abrazarme hasta que me sienta completa?—les preguntó Kai, cuando ambos decidieron abrazarla y sujetarse a la cama con ella, entendiendo la desolada soledad que sentía.

—Espero que te sientas completa.—expreso Ochaco, abrazándola fuertemente, para así hacerla sentir algo aliviada.

—Oye Kai, deberías conocer a Eri.—mencionó Izuku en medio del abrazo, dejando a Kai ajena a la mención de ese nombre.

—Cuando culminemos este abrazo puedes hablarme sobre Eri.—indicó Kai, abrazando más fuerte a Izuku quien asintió.

Y aunque en el fondo deseara sentirse confortada o incluso completa, había alguien que faltaba en ese abrazo. Ella con sus ojos humedecidos miró algún punto de su habitación, el cual estaba vacío como parte de su corazón—, la forma tan insistente en que su mente quería bloquear la imagen de Shoto hizo su pecho comprimirse—. Porque la verdad era que ella no podía dejar de pensar en él, juraba que incluso en esas semanas dormidas veía su rostro y sentía la calidez de su mano sostenerla como cuando caminaron por aquella acera en una de sus citas. Kai recordaba el atardecer y en cómo Shoto se detenía a comprarle dulces, siempre era atento con ella y la oía, pero lo más que extrañaba era como sus labios podían encajar a la perfección con los suyos como si hubieran nacido para eso. Sus ojos se humedecieron más, bajo las imágenes de una lluvia fría donde ambos crearon una ruptura. Shoto la había traicionado en algo que para ella era delicado.

No era que no pudiera perdonarlo, pero necesitaba ese espacio para entender lo que sucedió—, necesitaba por un momento tenerlo lejos—, pero admitía que lo necesitaba más que nunca y al no entender sus propios sentimientos, creaba esa distorsión. Él bajaba por el ascensor, sus sentimientos eran claros y precisos, porque iba por un camino al que seguía con persistencia. Buscaba perdonarse por las cosas que se culpo a sí mismo cuando niño, buscaba recuperar y reconciliarse con su infancia, lo que perdió en ella. E incluso aunque no lo dijera, Kai era parte de esa camino que él buscaba seguir y esperaba encontrarla al final, porque incluso si no era así, Shoto admitía ser demasiado fuerte e orgulloso para dejarla ir. Algunos de sus compañeros estaban en la sala de estar, hablaban y coincidían, él solo quería volver a su cuarto y continuar escribiendo a su hermosa madre, quien esperaba sus cartas con ansias.

—Supe que obtuviste tu licencia, sabía que lo harías, Todoroki.—cuando cerró el refrigerador, luego de buscar su Soba, miró como Momo se acomodaba aún lado de él.

—Gracias, compañera.—agradeció, yéndose a la encimera para prepararse su comida de la tarde, ya muchos habían almorzado.

—¿Qué harás ahora?—le preguntó ella de forma curiosa, Shoto quedó cabizbajo e intento de pensar en una pronta respuesta para ella.

—Por el momento seguiré entrenando y educándome en las clases.—decidió responder, Momo a su lado asentía y traía su cabello suelto, así que se veía diferente a como suele verse.

—Muy bien Todoroki, me alegra lo mucho que te has enfocado en las clases, seguirás siendo de los mejores.—exclamó ella, con orgullo.

—¡Alguien llame a Kai, le dejaron una carta!—anunció Eijiro, sosteniendo algunas cartas en sus manos mientras las releía por encima.

—¡Es del héroe número dos!—adjunto Denji con emoción, llamando la atención de algunos, pese a eso, Shoto y Momo continuaron charlando.

—Tienes más confianza en ti misma.—interrumpió Shoto, mirándola detenidamente.—No dudo que también lo seas.—añadió, dándole un halago que la animo aún más.

En ese momento, los ojos de Momo mostraron lo que era admiración por Shoto—, veía que alguien fuerte y a quien ella respetaba por sus cualidades la respetaba—. Desde aquel examen donde ambos participaron juntos su perspectiva por él había cambiado. Podía ver un compañero en quien confiar y con quien luchar, también un atractivo joven de su edad que ella no podía denegar mirar aunque creyera que estuviera mal. No había venido a la academia para enamorarse, sin embargo, había algo en su pecho que se comprimía cuando veía la seguridad de Shoto y la confianza que tenía en sí mismo, al punto de pelear solo. En ese momento, el ascensor se abría y Momo de forma entusiasmada no tardó en palmar el brazo de Shoto, manteniendo una cercanía con él que los ojos azulados de Kai miraron con inquietud y temor. Tanto que quedó inmóvil, hasta estoica.

—Kai, te han enviado una carta. ¡Es del héroe número dos, Hawks!—anuncio Mina, todos se pasaban la carta que era para Kai entre sus manos.

—¡Y de los tres grandes, Mirio vino a procurar por ti!—mencionaron, haciendo que Shoto mirara, no podía evitar sentir celos.

—¿Mirio?—se cuestionó en un tono bajo, por lo que Momo lo miró de forma detenida, notando que Shoto se veía serio.

—¡Compañeros, eso no esta bien!—indico Tenya de una forma recta, quitándole la carta de la mano a Mineta, quien ahora ya no la sostenía.

—Gracias, Iida.—agradeció Kai, notando que todos hicieron silencio mientras veían como ella abría la carta, incluso Katsuki quien jugaba videojuegos lo pausó, para mirarla.

—¡Denle espacio! Es algo privado.—pidió Tenya, mirando de reojo como Kai abría la carta mientras separaba a sus compañeros de ella.

—¿Qué dice?—le preguntó Izuku con confianza, sabiendo que Kai no tendría problema en compartirlo con él, ella releyó.

—Me invita a conocer su agencia y la posibilidad de poder hacer misiones en el futuro con él.—indicó, por lo cual todos a su alrededor saltaron de la alegría, incluso Tokoyami.

—Es un buen tipo.—admitió, siendo este pasante de Hawks, sintiéndose cómodo con que Kai pareciera formalizar parte de ellos.

Shoto y Momo se giraron para ver eso, pero solo ella se movió aplaudiendo por esto—, no porque Shoto no se sintiera feliz por Kai, era todo lo contrario—. Se emocionaba por ver que oportunidades llegaban a ella y que podría crecer en este mundo, pero no había forma de que pudiera festejarlo con ella sin que se sintiera melancólico. Así que en medio del bullicio él solo la miró, no serio y frío, se veía sereno, relajado. Ella igual lo hizo y aunque sintió una inquietud cuando lo vio tan cerca de su otra compañera, Kai no lo miró frío, si no, como si lo extrañara en esta celebración. Shoto recogió su plato de fideos y decidió irse, cerrando la puerta del ascensor, lo último que vio fue a Kai dejar caer la carta. El amor a esa edad era confuso y no era claro, les alimentaba la ilusión y felicidad, pero también se las quitaba. Quería saber qué hacer y ella también para volver a encontrarse en ese camino donde se perdieron, pero por ahora, lo que más les importaba era seguir avanzando en esta sociedad para héroes que pronto se vería corrompida.

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Próximo capítulo: El héroe número dos.

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