𝟎𝟐

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

────────────────────────
❛Izuku también tiene un don.❜
KAI
────────────────────────

Me miraba al espejo detenidamente, estaba portando un uniforme para el examen práctico. Salí de aquel tocador, observando a los demás alumnos. Todos parecían estar emocionados, charlaban entre sí, pero me mantenía aislada para evitar cualquier tipo de conversación que no pudiera continuar por el hecho de que no me gustaba comunicarme. Siempre que lo hacía era de una manera corta, precisa y directa. Aunque a veces me gustaría tener a alguien con quien poder hablar. Para los que no me conocían, era una persona misteriosa y para los que si, una amargada. Desearía no serlo, pero conocía la faceta humana y lo crueles que podían ser con alguien vulnerable. Todos estos chicos eran diferentes, se les hacía fácil. Observaba cómo hablaban, incluso las expresiones. Eran livianas, no se veían reacias, aunque había uno que otro manteniendo distancia como yo. Volví a mirarme, en el reflejo de un autobús para ver mi cabello aún envuelto en una coleta alta. Los flequillos sobresalían fuera, así que delicadamente los escondí detrás de mis orejas.

—Kai.—me llamaron en un tono de emoción, como los otros que hablaban a nuestro alrededor.

—No.—denegué, mirando alrededor para evitar la mirada de Iida hacia mi.

—Aún no he hablado.—expresó, incómodo por mi interrupción reacia.

—Exacto.—musité, intentando de evadir por completo una conversación innecesaria, pero él sonreía, mirándome.

—No puedo creer que estás aquí. ¡Cuando oí que otro de la clase iría a la UA, no dude en pensar que serías tú!—su emoción se denotó aún más, él no pudo evitarlo.

—Que emoción.—comente con sarcasmo, sin actitud en mi voz, solo con la pereza que tenía al despertar en las mañanas.

—¿Me evades?—me preguntó él, mientras que me mantenía atrás de la multitud, pero no respondí.—Me evades.—afirmó desanimado, acomodándose sus anteojos.

—No somos amigos.—indique, sin si quiera mirarlo, como si no fuera nadie.

—Hemos estudiado juntos desde siempre.—justificó, buscando mi mirada.

—Eso no nos hace amigos.—volví a justificar, cruzada de brazos para observar a los demás caminar hacia adelante.

—No tuve nada que ver con esa broma, lo juro.—afirmó Iida, por lo cual respire hondo para no perder la paciencia.

—No es que no tuvieras nada que ver, pero te quedaste sin hacer nada.—respondí, con mi tono cortante.—Los amigos se protegen. Eso lo sé.—añadí, fría.

—Dijiste que no somos amigos.—interfirió él cuando la fila se detuvo, así que decidí levantar la mirada y verlo.

—Dejaste de serlo ese día.—esclarecí, para bajar la mirada y dejar desvanecer la tensión.—No me molestes, o te destruiré esos motores que traes en tus piernas.—amenace.

—Espe...

—Dije que no me molestes.—pedí, pero torpemente no miré adelante y choqué con un cuerpo, parecía ser costumbre del primer día pasar este tipo de pena con la gente.

—Cuidado.—las manos de aquel chico sujetaron mis brazos, inmovilizándome, su mirada fue tan fría que me heló.

Detuve mi mirada por un momento en la cicatriz rojiza que yacía en el lado izquierdo de su rostro, era una quemadura. No comprendía porque aún él me sujetaba, parecía que como yo, me examinaba, así que sutilmente me removí hasta sentir que dejo de sostenerme. Paso por mi lado fríamente, pero antes de eso pude ver como de reojo nuestras miradas chocaron. Era el mismo chico con quien cruce en las escaleras de la escuela, aquel con la peculiaridad de sostener ojos de dos tonos diferentes, al igual que su cabello. Quería mirar atrás, seguirlo con la mirada por la curiosidad que presionaba mis pensamientos, pues fue como sentir frío y calor en un solo momento en que se detuvo a sostenerme. Mi fuerza de voluntad e incluso el desinterés me hizo continuar mirando adelante, para caminar detrás de las personas que se subían a los autobuses. Nos llevarían al examen práctico y causaba eso furor a los demás alumnos. Sin embargo, por más nerviosa que estuviera, no le daba acceso a otros para que pudieran notarlo. Aunque creyeran que no lo notaba, me observaban demasiado. Se morían por saber mi don.

Mientras el autobús se dirigía a las instalaciones, me quede mirando la ventana hasta que el reflejo de Izuku se mostró sentándose a mi lado. De reojo lo miré, observe cómo respiraba hondo y apretaba sus pantalones. Él estaba tenso, incluso más de lo que yo estaba. Desee por un momento que se levantara y se fuera, pero suponía que estar adelante con los demás era más abrumador. ¿Por qué se sentó conmigo? No lo entendía, pero para mi sorpresa no se había levantado. Y ahora, me sentiría mal si él se levantaba y se iba por notar que me sentía incómoda de que estuviera ahí. Relaje mi semblante, notando como él me miró de reojo y relajándose por igual. Dejo de apretar sus pantalones hasta relajar sus tensos músculos. Desde que lo conozco siempre ha sido así, inseguro. No era de extrañarse cuando ha tenido que vivir bajo la sombra de los demás chicos con grandes dones, por eso no me arrepentía de haberle roto la nariz al imbécil de Katsuki. Él estaba adelante, presumiendo sus dones. Por alguna razón siempre odie el hecho de que alguien le hiciera daño a los demás y por eso estaba aquí. Por personas como Izuku. Lo miré y tenía la cabeza levantada.

—¿Por qué te sentaste aquí?—culmine en preguntar, aunque no quería entablar una conversación, tenia suma curiosidad de oírlo por él mismo.

—Me pareces la persona más segura de este lugar.—respondió nerviosamente, hasta levantarse.—Pero me iré si eso te incomoda.—expresó, con una sonrisa que me hizo palidecer mis emociones.

—Siéntate.—le pedí sutilmente antes de que diera un paso más, él se asombró y también emocionó, se le hacía fácil reflejar sus emociones sin avergonzarse de eso.

—¡Muchas gracias!—agradeció, sentándose nuevamente a mi lado, sintiéndose más confiado de mi cercanía.—¿Puedo preguntarte algo?—me preguntó.

—Ya lo...

—¿Estás nerviosa? ¡Digo, la mayoría de estas personas de seguro no han visto lo increíble que es tu don!—exclamó en medio de su pregunta, interrumpiéndome.

—No.—respondí, haciendo que él se impresionara.—Todas esas personas de ahí han trabajado para esto, querrán lucirse y no pensarán de manera lógica.—detalle, haciendo que Izuku mirara adelante donde los demás hablaban y alardeaban.—Los jurados esperaran que actuemos de esa forma. Querrán que seamos arrogantes, pero observarán todo. La lógica y estrategia es lo que ayuda a un héroe en el campo de batalla contra los villanos, si quieres pasar este examen, te sugiero que pienses más con la mente.—añadí, sin mirarlo detenidamente como él a mi.

—Muchas gracias Kai.—agradeció él, bajando la cabeza mientras apretaba sus puños asintiéndose a si mismo.

—¡Oye, hija de Illusion! ¿¡Cual es tu don!?—un chico de cabello puntiagudo rojizo se dirigió a mi con demasiada confianza.—¿Tienes electricidad como tú padre? ¿O manejas el agua como tú madre?—se preguntaba, pero solo miré nuevamente a la ventana.

—¿Y tú que eres? ¿Súper metiche?—pregunte, una sintonía de risas se oyó, aunque mi intención no era ofenderlo, me parecía incómodo que una persona se dirigiera así hacia una que no conocía en lo absoluto.

—¡¡Ya llegamos!!—anunciaron, haciendo que todos se desviaran de mi comentario para acercarse desesperadamente hacia la ventana, viendo las instalaciones.—¡¡Por favor, bajen en orden!!—nos pidieron.

—Bien. Aquí vamos.—comentó Izuku, levantándose para caminar, lo sorprendente fue que pareció esperarme.

—No te acostumbres.—le pedí a él, caminando detrás suyo para observar la instalación al bajarme del autobús.

—Es como una ciudad.—comentaban los alumnos, abrumados mientras veían el campo delante.

—¿Por qué estás sudando? Nos asignaron el mismo centro.—le pregunté a Izuku, cuando temblaba aún lado mío, pero tan solo camino, ignorándome, iba hacia alguien.—Idiota.—masculle, viéndolo dirigirse hacia una chica de cabello castaño corto.

—Parece que esa chica está tratando de concentrarse, ¿viniste solo para interferir con los demás?—levante la mirada, viendo sorpresivamente a Iida detenerlo con un semblante intimidante y hostil.

—Eso no te incumbe.—le dije a Iida, llevando mi mano hasta la suya, él se tenso y me miró cuando sintió el frío emerger por su piel.

—¡No, espera Kai, no quiero molestar a esa chica!—interfirió Izuku, inseguro por la presencia de Iida, quien medía unos metros más que Izuku y yo juntos.

—¡Bien, empezamos!—los tres miramos hacia el comentarista, aquel superhéroe de tono alto que nos veían emocionados.—¿¡Qué ocurre!? ¿¡No hay conteos en las batallas reales!? ¡¡Corran, corran, corran!! ¡¡El juego ya comenzó!!—exclamo, haciéndonos ver de inmediato las puertas de las instalaciones abrirse.

Todos corrieron sin pensarlo. No querían perder tiempo, no había mucho para obtener un alto puntaje. De esto dependía que pudieran adentrarse a la UA. Para cualquier otro, era una escuela normal, pero para aquellos que nacieron con dones y sueños, era más que una escuela. De ahí han salido los mejores profesionales, aquellos que el mundo admiraba y respetaba por sus grandes determinaciones. Denote que no fui la única en quedar atrás. Conjunto a Izuku corrí, era de esperarse que los demás quisieran atacar impulsivamente a los villanos que tuvieran más puntos. Pero si no pensaban de manera lógica no habría manera de poder ganar una gran cantidad de puntos en conjuntos. Las estructuras estaban bien realizadas, miraba cada una de ellas como una ventaja para poder utilizar mi poder con lógica y seguridad. Habrían personas que tendrían dones increíbles, pero yo tenía una clara manera de poder destellar los míos sin tener que alardear como la mayoría hizo al adentrarse en los autobuses. Izuku se detuvo en seco cuando aquel robot apareció, quebrando de inmediato el edificio adelante.

Nos tomó por sorpresa, así que nos inmovilizamos. Para mi Izuku no tenía un don, o al menos desconocía que tuviera uno. Desee no haberlo subestimado, pero no le di tiempo de pensar cuando lo vi temblar por aquella presencia. Eran villanos eléctricos, sus circuitos fallarían si el agua los tocaba. No quería verme arrogante ante nadie, pero estás eran pruebas fáciles de culminar. Tan solo me eleve en en el aire, Izuku me miró impresionado y con su boca media abierta. Lo que había dicho antes era una gran ventaja ahora, si pensaba con lógica, sería estratégica y eso quizás no me haría ganar puntos, pero sería algo que los jueces mirarían. Estire bruscamente mi mano izquierda de donde emergió una fuente de agua con gran presión que creó un hoyuelo en la cabeza de aquella máquina de una estatura pequeña. Continué elevada en el aire, observando a Izuku. Sus ojos humedecidos me hicieron sentir desconcertada. ¿Estaba preparado para esto? No lo sé, pero dudaba mucho que quisiera perder, por algo estaba aquí. No lo sabía, pero ya no teníamos diez minutos y si no avanzábamos, no habría manera de tener más puntos.

—Habrán más por allá.—indique, señalándole un punto que yo solo veía, pero desde su punto de seguro Izuku debía observar el humo de los escombros rotos.—Si tienes tiempo, lograrás ganar puntos.—le anime.

—¡Gracias!—me agradeció, corriendo hacia un callejón, por donde podría salir para buscar villanos.

—Me están mirando. Esperan que actúe de manera inadecuada.—murmure, bajando de altitud cuando vi a otro villano.—Pero no lo haré.—afirme, acercándome de manera sutil hasta que antes de acercarse, lo quebré.

Había endurecido mi nudillo, toda su máquina se doblo de inmediato hasta partirse en pedazos. No me excedía, tampoco abrumaba. Esto no era real, pero sin duda en una circunstancia verdadera tendría mucho miedo y no sería capaz de analizar mis ventajas como lo hacía ahora. El villano cayó, de reojo observe como otro se acercaba, era un poco más grande que el primero que logre inmovilizar. Venía hacia mí velozmente así que me dirigí mi espalda hacia atrás esquivando su golpe. Quedó de espalda y levantándome firmemente, la palma de mi mano toco su espalda para congelarlo por completo, fue potente y lo convertí en cristalino, culminando en añicos delante de mi. Giré mi mirada hacia el callejón por donde se había ido Izuku. El suelo temblaba e incluso las estructuras de los edificios. Me asome viendo a los demás alumnos correr, pisaban a los demás villanos que habían logrado matar, mientras que yo observe la gigante máquina que pasaba los edificios. Eso si daba miedo, pero lo que me preocupo fue ver a una chica bajo escombros. Aunque ella no era la única en el suelo, Izuku intentaba de huir con desesperación.

—Mamá, espero que me des puntos por ayudar a otros.—musité, cuando me dirigí hacia aquel villano, mis lógicas no fallaron, los demás pensaron impulsivamente y no se prepararon para un ataque mayor.

Tenía que pensar de manera lógica y estratégica. He trabajado arduamente desde que era una niña para esto. Por eso estaba tan serena, tan confiada y aunque fuera una navaja de doble filo, era lo único que podía sostener ahora. Corrí segura. Los halagos de mi madre eran mi gozo para no pensar en nada más. Me educo, me alentó con amor y eso valía más que nada. No quería mirar a nadie por encima del hombro, pero estaba dispuesta a ser la mejor. No quería tener compasión, ni tampoco que me la tuvieran. Todos vinimos aquí para convertirnos en profesionales y tener un nombre, yo más que nadie anhelaba ser conocida de otra forma que no fuera como me conocían ahora. Estaba cansada de vivir bajo las sombras de humillaciones que soporte desde siempre. Ya no quería recordar a mi padre, tampoco a mi hermano mayor. No quiero tener que pensar en las cosas terribles que han hecho, ni en lo que son capaces de hacer, quiero pensar en que mi madre estará orgullosa de mi si logro pasar este examen práctico, quiero pensar en que podré enorgullecerme a mi misma si tan solo logro poder resistir más.

—¡¡Quítate de mi camino!!—grite cuando di un leve salto y enterré mi mano en el interior de la mecánica que yacía manteniendo en movimiento al gigante robot, si no hubiese sido por las capas de hielo que cree, no habría llegado hasta su altura para poder dar el golpe.

Con mi otra mano libre, que no estaba endurecida, la adentré para emerger el agua que salpicó en el interior hasta dañar los circuitos que empezarían a reflejar el daño. De ahí sentí las raspaduras del metal en mi piel, pero continué dando una presión de agua que debería cortar el circuito como los demás robots, pues eran computadoras y caerían fácilmente. La falla se denotó, pero el robot no cayó. Libere mis manos de inmediato cuando salpicaron leves rayos de electricidad, perdí el balance y caería, pero mi cuerpo tan solo flotó antes de caer al suelo. Mire a la chica de cabello castaño que tenía su mano tendida, su dedo rozo mi ropa. Si ese era su don, era increíble, porque habría caído y sin duda hubiera lucido muy mal después de actuar tan prudente para salvarla. Suponía que me devolvía el gesto por haber sido la única en intentar ayudarla. Ambas miramos arriba, el robot se enloqueció, así que sus golpes empezaron a dirigirse hacia todo lo que podía ver. Un escombro del edificio que se desprendió iba caer, pero la lanza de mi congelación lo detuvo dándonos sombra a mi y a la chica. Ya no podía ver sus próximos ataques, restaba confiar en huir.

La empujé sutilmente para hacerle correr. Ambas caíamos por el impacto del robot contra el suelo, habiéndolo tambalear. Estaba dispuesta a materializar una gran cantidad de hielo que pudiera bloquear el camino. El robot que iba aplastarnos con su pierna, se detuvo. Se partió en mil pedazos con un golpe. Estaba impresionada cuando vi quien lo hizo. Realmente lo subestimé, Izuku tenía un don. Caí al suelo del impacto, viendo a Izuku desvanecer. Lo último que hice antes de irme inconsciente por el uso excesivo de mis poderes fue desvanecer una coraza de hielo subiendo de altitud como una escalera que lo hiciera deslizarse por el suelo. Aprendí ese día que no era bueno subestimar, que todos tenían derecho a intentarlo. Izuku me inspiro a tener más empatía, por eso luego se convirtió en mi mejor amigo y en la persona que más confiaba. Su cuerpo se resbaló aún lado del mío, así que quede tumbada de igual forma a su lado, pero antes de cerrar los ojos por alguna razón lo vi a él casi encima de mi. No se veía desesperado, pero ese chico con sus dos colores de ojos diferentes me miró hasta que me desmayé al sentir su mano cálida en mi pecho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro