𝟎𝟑

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

────────────────────────
❛Llámame Deku❜
────────────────────────

Miraba el techo de mi habitación, soñolienta. No había podido dormir, pase toda la noche en mi celular viendo extraordinarios videos de héroes derrotando villanos. Pasaba mis días viéndolos, examinando sus posturas y movimientos. Me gustaba ser detallista. La gente les aplaudía y llamaba en los bullicios, admirándolos y respetándolos, mientras que los villanos recibían un oleaje de indiferencia y odio. Siempre me preguntaba, ¿un villano siempre fue malo? Quede sentada en el borde de mi cama, dejando el celular aún lado. Para convertirse en villano siempre debe haber una razón de detrás, pero nunca he sido capaz de entender porque mi familia se distorsionó en la maldad. Mis ojeras estaban enmarcadas, por más que intentara evadir uno que otro video, siempre encontraba uno donde veía su rostro lleno de maldad. Me quede cabizbaja. Mi vida había cambiado desde hace unos años y no soy capaz de seguir adelante. Hice el examen práctico, espero los resultados con ansias, aunque no dejo de pensar en aquel devastador golpe. El zumbido del nudillo de Izuku contra aquel robot me resonaba en el oído, tan potente como la primera vez que lo escuché. 

Me levante de la cama, con demasiada pereza. Las sábanas no querían dejarme, ni yo a ellas. Me era demasiado placentero estar envuelta como una oruga, pero mi estomago rugió. Había silencio en mi casa. No había nadie, incluso con alguien, la casa se sentía solitaria y vacía. Mi madre estaba trabajando, así que estaba sola. Me detuve en seco mirando la mesa del comedor, habían cuatro platos en la mesa donde solo comían dos personas. Mi madre seguía esperando que algún día ellos tocaran la puerta y volvieran a casa, pero perdí las esperanzas y por eso cuando pasó por el pasillo ya no miró el retrato familiar. Solo éramos mi madre y yo. Me dirigí a la alacena de la cocina, pero dejé de buscar que hacerme de comer cuando vi aquella carta envuelta en otras. Abrí mis ojos grandemente. Tenía la insignia de la UA. La cogí rápidamente y sentí una presión en mi pecho. No tenía malas expectativas de mi desempeño en el examen de admisión, pero no dejaba de sentirme nerviosa. Abrí la carta y saqué el disco que había ahí para ingresarlo al reproductor que había en mi sala de estar.

—¡Hola, recluta del examen de admisión de la UA!—miré detenidamente el televisor cuando la imagen de mi madre se esclareció al encenderlo.

—Mamá.—musité, viendo su extravagante atuendo contrastar la hermosa sonrisa que habitaba en su semblante.

—Suponía que no fuera yo quien te diera una respuesta, ¡pero para mi era un momento demasiado conmovedor para dejarlo pasar!—su voz se escuchaba sutil, de fondo había un tono amarillento con fuegos artificiales, mi corazón palpitaba muy rápido.

—¡Aunque juntos con una gran sonrisa te indicaremos tu futuro a partir de ahora joven Nakamura!—sonreí, abriendo mis ojos aún más.

—Increíble.—indique, subiendo el volumen en cuanto el símbolo de la paz apareció, All Might era el superhéroe más admirado del mundo, lo respetaba demasiado.—¡Está ahí!—añadí, señalándolo.

—Tuviste un puntaje medio en el examen práctico.—anuncio mi madre, mostrando las estáticas que se presentaron atrás suyo.—Tu determinación para establecer ideas claras fue más apta que la mayoría, la estrategia que utilizaste para debilitar al oponente es algo que un héroe siempre necesitará para ganar una batalla.—afirmó, aún lado del gran All Might, quien no dejaba de sonreír.

—¡Sin embargo, tu planteamiento justo y bondadoso es lo que más expondrá a un héroe!—planteo él, me levante del sofá cuando la imagen de Izuku se esclareció de inmediato en la pantalla y luego, un video de ambos tirados en el suelo inconsciente.—Intentaste sacrificar tus puntos con la idea de que el joven Izuku Midoriya se adentrara a la institución.—añadió, cambiando el video.

Por favor, denle mis puntos a Izuku Midoriya señor.—se oía mi voz, dirigiéndome al comentarista de la prueba.—Yo le robé uno cuando comenzó la prueba. No puedo ser un héroe si no soy capaz de aceptar mis errores, tampoco si no puedo brindarle apoyo a alguien.—indique sutil, pero también preocupada.

—Te pareció injusto, te pareció insensato que un joven al que no le dio vapor exponerse contra un villano de tal magnitud te defendiera y no recibiera puntos por eso.—hablo All Might, pausando el video para ver directamente a la cámara, como si me viera.

—No fuiste la única en pensarlo. Premiamos a aquellos que son capaces de trabajar en equipo.—la niña de cabello castaño que logró detener mi caído apareció, también se veía hablando.—Hija, felicidades. Tu esfuerzo no ha sido en vano.—solté una bocanada de aire, mirando detenidamente el televisor.

—Mamá.—la llame, mis ojos se humedecieron de inmediato y mi corazón gozaba con mucha gratitud por sus palabras.

—¡Juntos te decimos que puedes cambiar al mundo con tu nobleza y bondad. Kai, bienvenida a la UA. Te esperamos!—la pantalla se fue en negro, culminando con unos fuegos artificiales que me hicieron ver el suelo.

—Lo logre.—afirme, llevando la mano a mi boca sin poder creerlo.—¡Lo logré!—recite nuevamente, en un alto gozo que sin duda alguna, solo yo escucharía.

Deje de brincar. Esa felicidad repentina se desvaneció. Su presentación fue breve y corta, admiraron mi manera lógica de pensar y como justamente preferiría perder mis puntos para ayudar a otros, que entrar sin poder hacerlo. El hecho de que mi madre diera la presentación junto al superhéroe más estimado, era un gran regalo, pero estaba demasiado triste en este momento. Me senté en el sofá, decayendo en un suspiro. Espera. ¿Por qué no me sentía bien? Las lágrimas sobresalieron, pero no era felicidad ni conmoción. Me sentía triste, sentía una nube encima de mí creando una fuerte lluvia en mi interior. ¿Por qué no puedo disfrutar este logro? ¿Por qué no dejo de pensar en la reacción de mi padre? Baje la cabeza, sollozando mientras apretaba mis labios para evadirlo. Desearía, tan solo desearía no tener que compartir esto sola. Cubrí mi rostro y empecé a llorar. ¿Acaso no puedo tener más confianza en mi? No, no se trataba de confianza, se trataba de que necesitaba desesperadamente la calidez de mi familia que ya no estaba. Las lágrimas cayeron al suelo y de inmediato las limpié cuando oí un llamado sutil desde la puerta. Confundida me levante y me dirigí hasta allá.

—¿Si?—me pregunté abriéndola delicadamente, con mi rostro aún humedecido pude ver frente a mi entrada aquellas manos extendidas con una bandeja de comida.—Izuku.—lo llame, viéndolo inclinarse como una referencia.

—Recibí mi carta. Me aceptaron.—afirmó, aunque no pude observar su rostro, sus manos temblaban sosteniendo aquella bandeja.—¡Fue gracias a ti y a esa chica que puedo convertir mi sueño en realidad, estoy en deuda contigo! ¡Muchas gracias!—exclamó en un tono alto, aún inclinado y agradecido.

—Felicidades. No tienes que agradecerme, tú te esforzaste por si solo.—expresé, doblándome un poco para buscar su mirada.—¿Qué es eso?—pregunté curiosa.

—¡Mi madre lo preparo para ti, esta muy agradecida contigo igual!—respondió.—Por favor acéptalo, lo hizo con mucho amor para agradecerte por haberme ayudado.—indicó, mirándome detenidamente.

—Yo... —lo recibí, mirando lo delicioso que se veía.—Gracias.—agradecí sosteniéndolo, vi su mirada humedecida y como estaba feliz, más me alegraba a mi que así fuera.

—Sin ti y esa chica, dudo mucho que me hubieran aceptado. Ustedes me dieron valor.—musitó más calmado, mirando sus manos, para así retroceder y girarse, en cuanto hizo eso, me giré para entrar hasta que miré la mesa de mi comedor hacia mientras sostenía esa bandeja de comida tan olorosa.

—Espera cabeza de brócoli.—le pedí, deteniéndolo en seco, si él estaba aquí, si esto estaba sucediendo era una oportunidad para no estar sola.—¿Quieres pasar?—le pregunté en un tono bajo, tímida a su respuesta, pero fría para que no notara mi miedo.

—¿De verdad?—se cuestionó asombrado y desconcertado, aunque sonrió ampliamente, parecía no creerlo.

—No puedo comerme esto sola.—esbocé, estirando la bandeja, él asintió y emocionado se adentró.

Hace mucho tiempo no admitía a alguien en mi casa. Se sentía extraño, pero me confortaba no estar solo para compartir esta comida. Prepare la mesa, alguien se sentía a comer conmigo en el comedor y no era mi madre, si no alguien más. Él espero pacientemente hasta que yo me sentará para comer conmigo. Aunque lo pasamos en silencio, la comida me sabía bien después de tanto tiempo y mis ojos no dejaban de humedecerse. Él me miraba, pero no decía nada. Como si pudiera entender mi amarga soledad. Pasamos la tarde así. Me ayudó a recoger la mesa y también lavamos unos platos. Luego de eso, subimos a la azotea donde veíamos el atardecer caer. El cielo estaba pintado de tonos naranjales que brindaban esperanza y tranquilidad. Este lugar era mi favorito de estar, pero es la primera vez en mucho tiempo que vuelvo a estar con alguien aquí. Parecía ser un lugar especial, pero se desvaneció con las memorias que mi hermano se llevó cuando se fue detrás de mi padre. Estando aquí de nuevo se sentía bien, por alguna razón la presencia de este chico me calmaba demasiado y no temía. Izuku tenía un aura demasiado genuino. Lo miré detenidamente, comíamos helado.

—No puedo creer que vaya a la UA.—dijo en un suspiro, rompiendo el silencio que habitaba entre nosotros, dejé de mirarlo en cuanto cambio la mirada para verme.

—Era prudente que te dejaran entrar. Con un solo golpe derivaste al villano.—opine, con una suave voz, lamiendo el helado.—No sabía que tenías un don. Debo admitir que te subestime.—expresé, de manera sincera.

—Te agradezco que me lo digas, pero aunque lo haya logrado, aún no sé controlar este gran poder.—admitió, mirando el atardecer.—Me quebré los huesos. La fuerza que utilice para destruirlos a ellos, me destruyo a mi.—contaba detalladamente, hablaba muy sereno y pasivo, era calmado.

—Oí que todos quedaron impresionados.—conté.—Tú amigo debe estar muy ansioso de verte.—expresé con sarcasmo.

—¿Kacchan?—me preguntó Izuku, poniéndose tan nervioso que dejó gotear el helado.—¡Él...! Bueno, no es mi amigo.—afirmó apenado, como si eso lo pusiera triste.

—Vaya, mira que no se nota mucho.—esclarecí con sarcasmo, recordando la agria postura de Katsuki contra él.

—¿Y tú? ¡Tus amigos deben estar emocionados!—me preguntó, haciendo que el sabor del helado supiera amargo.

—No tengo amigos.—respondí reacia, dejando el cono de chocolate aún lado, mientras que mis piernas sobresalían de la azotea.

—¿¡Qué!?—se preguntó alterado.—Eso no puede ser. ¡Tú eres una chica muy bonita y con dones maravillosos!—afirmo, haciéndome quedar mas cabizbaja por su halago, era el primer chico que me lo decía.

—No son tan maravillosos cuando eres hija de un villano.—interferí, mirando mis pies y el fondo del condominio, donde las personas pasaban alrededor.

—Si. Lo había olvidado.—musitó él, demasiado apenado.—Recuerdo que los reporteros estuvieron viniendo aquí un año.—añadió, colocándose aún lado de mi, sacando también sus piernas fuera del borde.

—Esa noche todo cambio. Cuando mi padre mato a esos héroes y huyó, todo cambió.—recite, recordando la llovizna de ese día.—Las noticias no dejaban de hablar sobre eso. Un héroe que se convirtió en oscuridad era la noticia estelar.—esclarecí, sujetando el borde.—No quería volver a la escuela. Aunque tenía la esperanza de que mis compañeros, aquellos quienes me admiraban y alardeaban por tener grandes dones me apoyarían. Resultó ser que me equivoqué.—afirme, apretando fuertemente el borde de la azotea.—Los padres de mis compañeros estaban alterados. No querían que sus hijos estudiaran con la hija de un villano que tenía dones excepcionales, la mayoría de ellos fueron cambiados a otros salones e incluso de institución. Me hicieron sentir culpable por eso.—añadí, cabizbaja.

—Pero eso no era tu culpa...—justificó él, en un tono bajo, sentía que buscaba mi mirada, se lo impedí y asentí.

—Todo empeoró, porque mi hermano tampoco volvió y sembraron su título como un villano. Los rumores empezaron, decían que él ayudó a mi padre para que matara a esos héroes. Nunca he sabido la verdad aún así, nunca supe que fue lo que sucedió esa noche.—expresé, impotente.—Las personas continuaron hablando de eso, el pueblo dudaba de la lealtad que habitaba en mi madre. Se tardó en recomponerse y ganar confianza de nuevo, fueron daños colaterales que no esperábamos.—conté, recordando su llanto en la sala con los juguetes que guardaba de mi hermano.—Nadie quería hablarme. Nadie se sentaba conmigo, nadie me invitaba a jugar.—detalle, amargamente.—Pero un día, llegue a la escuela y mis compañeros me esperaban. El don de mi padre es la electricidad, así que ellos me electrocutaron para que sintiera lo que esos héroes sintieron.—apenada le conté, oyendo una bocanada salir de su boca.

—Eso fue demasiado cruel, Kai.—opinó Izuku, de reojo vi cómo bajo la cabeza y sus facciones decayeron de inmediato.

—Por eso no pude rendirme. Quería entrar a la UA para que la gente me reconociera de otra manera, por eso odiaba que otras personas se aprovecharan de los débiles por ser diferentes.—dije, entre dientes con mis ojos humedeciéndose.—¡Hubiera preferido que se burlaran de mi por no tener un don, pero aún así no pude permitir que Katsuki te molestara ese día!—exclame, viéndolo mirarme detenidamente.—Quiero proteger a quienes no puedan defenderse. Quiero estar segura de que jamás terminaré siendo como ellos, ¡unos crueles villanos!—añadí, respirando hondo, como si me hubiera sacado un peso de encima.

—No te preocupes Kai. Ya vas por buen camino.—afirmó él, dirigió su mano a mi hombro y me sonrió, dejándome anonada por su gesto tan gentil.—Tú me salvaste.—añadió.

—Tu también a mi.—expresé relajándome y bajando la voz, restregando mis ojos, notando que mi helado se derretía.—Aunque debo admitir que lucías muy cobarde.—añadí, él abrió sus ojos grandemente y su rostro enrojeció.

—¡Bueno, tú te desmayaste!—acuso, buscando una manera de defenderse, asentí de manera sutil y esbocé una cálida sonrisa que hizo a Izuku soltar una bocanada de aire.

—Me desmaye porque no sé controlar aún mi poder de la manera correcta.—conté.—Si lo uso al cien por ciento, desgastó mi cuerpo y podría llevarme a morir. Me queda mucho por aprender.—detalle, viendo a Izuku cabizbajo.

—Yo tampoco sé controlar este don.—expresó él, mirando la mano que utilizó para destruir complemente al villano.—Pero como tú, ahora tengo la oportunidad de poder desarrollarme.—afirmó, cerrando su nudillo.—Alguien me dijo, "puedes ser un héroe". Y eso es lo que quiero.—añadió, mirando los tonos naranjales del cielo.—Y estoy seguro que tú también puedes serlo.—dijo, mirándome detenidamente.

—Se te derritió el helado.—interrumpí aquel momento de inspiración, haciendo que Izuku viera avergonzado como el helado se derritió por toda su mano.

—¡Ah! ¡No puede ser, estaba muy delicioso!—comento, cerrando sus ojos para sostener el helado con un semblante triste.

—Ya, no llores.—le pedí, extendiendo mi mano para emerger el hielo que lo recompuso, Izuku abrió sus ojos grandemente para ver su helado frente a él nuevamente.

—¡Eso es demasiado de increíble Kai!—esbozo, mirándome detenidamente con asombro, me avergoncé y dejé de mirarlo.

—Ya agote mis baterías para hablar.—admití, sin poder aún mantener ese contacto visual.—Pero se siente bien no hablar con la pared.—dije, él sonrió para asentir.

—Yo también estaba cansado de hablar con la pared.—comentó, mirando su helado detenidamente mientras que yo dirigí mi mirada al atardecer.—Podemos ser amigos.—afirmó, sin mirarme y se le veía su pena, tenía miedo porque sus manos temblaban, mientras que la iluminación se hizo más presente ante esa afirmación.

—Eso no suena mal, Izuku.—respondí, todo en mi interior se sentía diferente, se sentía acompañado.

—Oye Kai.—me llamo, haciéndome mirarle.—Llámame Deku, así me dicen.—indicó, por lo cual asentí. Solo había escuchado a alguien llamarlo así, el fastidioso de Katsuki.

Sonreí sola cuando recordé el momento en que congelé su nariz y se la parto. ¿Les pasa que están solos y de momento se recuerdan de algo gracioso? Si, me estaba pasando ahora. Deku me miró desconcertado y sonrojado cuando me vio bufar y esclarecer una sonrisa. Debería pensar que ya todo se me había subido a la cabeza. Solo recordé a Katsuki cayendo al agua avergonzado y sus mejillas coloradas por la humillación. Nos quedamos ahí sentados, viendo el atardecer. Esos colores parecían estar pintados por un gran lienzo, porque el naranjal estaba difuminado con el azulado que habitaba horas atrás y el rosa se esclareció por la puesta del sol. La tarde dejó de ser amarga, también la comida e incluso el helado. Empezaría algo nuevo. Quizás si, quizás esto era una oportunidad para enmendar daños que yo nunca cometí. Estos fueron días que estime demasiado, días que pronto perderían luz y se volverían oscuros, pero agradecía que Deku siempre haya confiado en mi, aunque no cumplí mi palabra y la maldad terminó arropándome como lo hizo con mi padre, también con mi hermano. Me convertí en lo que más odie y aún así, él siguió a mi lado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro