• CAPÍTULO 9 •

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Su cuerpo se sentía pesado bajo las mantas. Tibio y calmo, como el día mismo que se asomaba a través de las viejas cortinas.

Sus ojos haciendo el intento de abrirse e iniciar aquella jornada. Sin frío que entumezca sus huesos y le impida levantarse de aquel lugar.

Sin embargo, sientió sobre su estómago algo más pesado que el frío, adentrándose en él como tormenta cálida desde hace ya varias mañanas.

Apretó sus ojos antes de abrirlos, viendo aquella imagen que se ha repetido desde más de una semana.

La dulce cabellera castaña reflejando los rayos del sol, que le topan para despertarle. Pero el chico continúa perdido en sueños, lo sabe por el ritmo lento de su respiración.

Es que con el pasar de los días ha descubierto desde cuando tarda el chico en dormirse, el como su respiración se vuelve pausada cuando lo hace y lo que necesita para frenar sus pesadillas.

Porque cada noche cuando el castaño hace ruidos incomodos que despiertan a Taehyung. Este último le soba la espalda , dejandole pequeños besos sobre el oído. Tranquilizandolo y volviendolo a dormir.

Y ahora intentando moverse, pues ambos de frente mantienen sus piernas entrelazadas. Y Jungkook se aferra a su cuerpo, como si no quisiese soltarlo jamás. Logra ver su rostro.

Aquel ha sido su hábito predilecto del día. Claro, luego de las entusiastas rutinas de besos bajo las mantas, las que han mantenido durante todas las noches antes de dormir.

Y es que Jungkook era sencillamente precioso y el tenerlo con su rostro relajado y tan cerca de él, hacían burbujear su pecho.

Y su lobo notaba aquello.

Había disfrutado cada beso que el chico le brindaba. Y de algún modo se erguía orgulloso al percatarse de que su omega era puro. Y aunque para Taehyung aquello nunca había sido algo que le interesase. No podía evitar sentirse complacido al sentir que el chico confiaba en él.

Confianza. Pensaba Taehyung, mientras le acariciaba la piel del rostro, solo esperando que el castaño confiara en él.

Es que ya no podía negar que sentía una atracción arrolladora por el chico.

Ambos la sentían.

Le quemaba la piel cada vez que se besaban. Y el sabor de la boca de Jungkook dándole todo lo que él alguna vez espero.

Dulzura, cálidez y seguridad.

Deseaba pensar que su atracción era plenamente animal. Culpabilizar a sus lobos por la necesidad brutal de acoplarse.

Pero ¿entonces que le sucedía cada vez que veía al castaño sonreír y las mariposas chocaban unas con otras en su estómago?

O ¿Por qué reía como estúpido al ver que el chico le buscaba entre sueños solo guiado por su olor?

No podía negarse a aquello. Jungkook le gustaba. Y lo estaba haciendo de un modo que nunca en sus veintiún años de vida había sentido.

Y estaba asustado.

Porque él siempre hizo las cosas bien. Porque siempre fue correcto. Y tal vez no estaba equivocándose, pero no quería lastimarlo.

Y tampoco quería lastimarla a ella.

Pero sabía que inevitablemente terminaría haciéndolo. Pues no podía detener aquello. No cuando lo tenía tan cerca y producía en él sensaciones que nunca creyó sentir.

Y quizás estaba siendo egoísta. Pues no sabía aun en que condiciones estaba su familia. O que estaba pasando con el reino al que juró proteger.

Pero quería ser egoísta. Quería olvidarse de todo y desaparecer con el chico.

Siempre había soñado eso cuando era un niño y las presiones de convertirse en rey le habían arrebatado su infancia.

Y ahora aquel sueño de libertad lo tenía ahí, frente a él e intimidándole con sus perlas azules. Sus ojos recién regresando a la luz del día.

-"Buenos días Jungkook"- le dijo el rubio sonriendo, mientras movía sus manos.

Jungkook hizo un pequeño ruido riendo y respondiendo a su saludo -"Buenos días Taehyung"

Ambos se miraron por unos pequeños segundos, respirando de forma calmada y pestañeando de vez en cuando.

Fue el castaño que ansioso rompió aquel silencio, acercando su rostro al del contrario al punto que sus bocas se tocaron levemente. Ninguno cerró sus ojos, pendientes de sus movimientos y riendo por aquel juego que habían iniciado.

Taehyung le miraba atento, no deseando interrumpir las intenciones del chico. Aturdiendose un poco su cuerpo, al percibir como Jungkook comenzaba a ronronear.

Dudaba que el chico fuese completamente conciente de lo que estaba haciendo. Pues el castaño bajo su inocencia, practicamente actuaba por los instintos de su lobo omega. Y aquello hacía desesperar aun mas a Taehyung, el que se preguntaba cuanto mas toleraría la excesiva cercanía de Jungkook.

Curioso, el castaño pasó una de sus manos tras la nuca del pelirubio, abriendo y cerrando las hebras de su cabello. Provocando una agradable sensación que hizo cerrar los ojos a Taehyung.

Descuidando el mundo a su alrededor y solo concentrado en aquella cálida extremidad que le acariciaba con veneración.

Se sintió apreciado.

Mas cuando percibió el suave aliento de la boca de Jungkook encontrarse con la suya. Su labio inferior rozar gentilmente con sus dientes, notando como su pulso se aceleraba ante la simple acción.

Abrió sus ojos, observando como el castaño se alejaba un poco para mirarle. Como si analizase su reacción. Sonriendo y volviendo a acercarse para juguetear nuevamente con su boca.

Taehyung sin contenerse, posó una de sus manos en la cintura del chico, haciendo una presión delicada con sus dedos.

El castaño dejó escapar un pequeño jadeo, mientras pasaba sus labios sobre los de Taehyung. Tomándose el tiempo de grabarlos en la memoria de su boca.

Taehyung se encontraba quieto y solo su respiración entrecortada daban cuenta de que algo hacía corto circuito en él. Su mano dibujando constelaciones sobre la cintura de Jungkook.

Aquella tranquilidad se fracturó en el rubio, al advertir la lengua de Jungkook pasar sobre su labio inferior, justo donde uno de sus lunares se marcaba.

Sedosa y abrasadora.

El rubio que no había despegado sus ojos sobre los de Jungkook, determinado tomó la lengua de este entre sus labios, chupando de ella.

Un sonido similar a un gruñido salió de la boca del alfa, cuando de pronto sintió la necesidad de consumir al chico a través de su boca. Iniciando un beso que quería hacerlos estallar a ambos.

Jungkook gimió al sentir la lengua del rubio descubrir la suya, degustandola como si fuese la más exquisita ambrosía. Al mismo tiempo que sentía una mano escurrirse bajo su pijama, en el sector de su cintura.

La habitación se inundó de su aromas, invitando a sus lobos a hacerse presente, quienes ya estaban oliéndose con fascinación.

El rubio creía se volvería loco, sintiendo punzar las yemas de sus dedos que tocaban la cintura de Jungkook. Arrastrándolos con fervor sobre su piel, como si quisiese dejarlos marcados allí.

Estaba concentrado en saborear la boca del castaño, cuando un agudo sonido lo sacó de su acción. Apreciando como Jungkook llevaba sus dos manos hacia su boca, cubriéndola avergonzadamente.

Aquel ruido volvió a hacerse presente, captando enseguida su origen. Viendo como los ojos de Jungkook se dirigían a su propio vientre.

Taehyung sin poder evitarlo, rio a carcajadas. Distinguiendo como el rostro del castaño estaba rojo de la vergüenza.

-"¿Jungkook tiene hambre?"- le señaló Taehyung, viendo como Jungkook negaba freneticamente con la cabeza.

-"Ven, vamos a comer"- le había dicho el rubio sin dejar de reír. Tomando a Jungkook entre sus brazos y regalando pequeños besos bajo su oreja. A lo que el castaño aún abochornado, le abrazaba como un koala mientras este bajaba las escaleras.






Aquel plato le sabía delicioso. Era uno de sus favoritos, llegando a pedir a las cocineras que lo prepararan reiteradas veces para él.

El plato era el indicado para hacer que su cabeza descansara, activando su cuerpo para lo que vendría luego.

Es que luego días sin ningún rastro del paradero del rey Kim, habían dado con pequeños comentarios de personas en aquella ciudad. Los que tenían puntos en común.

Un joven hombre, distinguido y de tez canela. De cabello rubio y ojos miel.

Rasgos que describían muy bien a Kim. Pero que claramente se podrían repetir en otras personas.

Salvo por el pequeño detalle del lunar, en la punta de su nariz.

Y es que el chico captó tanto la atención de una de las omegas de aquella ciudad, que al verlo ese día en la frutería no logró fijarse de forma minuciosa en su rostro.

Relatándole la atrayente belleza que poseía el chico, con su cincelada mandibula y su perfecto perfil.

Y el alfa al mando, no dudo de que habían muchas posibilidades de que se tratase de Taehyung. Conociendo como el monarca embelesaba a quienes le conocían.

Aquello le hizo sonreír, tomando un poco de licor debido a su satisfacción.

-Quiero que brindemos- le dijo a los dos alfas que le acompañaban, sirviendo sus vasos hasta el tope- Estoy orgulloso por la convicción que han mantenido durante todo este tiempo. Se que ha sido difícil, que han sentido frío, pasado hambre e incluso han dudado de las probabilidades de encontrar a nuestro rey con vida - Ambos hombres asintieron, sonriendo de forma victoriosa- Pero les puedo asegurar que estamos a un paso de encontrarle. He mantenido mi fe intacta de que así fuese.

Jung bebió su vaso, haciendo un ruido luego de aquello. Seguramente por el escozor que el líquido produjo en su garganta.

Ambos alfas le siguieron, dejando sus vasos vacíos sobre la mesa luego de haberlo hecho- ¿Iniciaremos desde mañana mismo general Jung?- habló uno de ellos.

El mencionado asintió, sirviendo un poco mas de licor en los tres vasos- Mientras antes mejor. Llegar al límite que marcan las montañas nos tomará algunos días y debemos apresurarnos. Yeoreum nos necesita.

Es que las noticias ya habían llegado a ese lugar, no siendo para nada alentadoras.

Yeoreum había iniciado una especie de tregua con los demás reinos. Sin embargo, no sabía hasta que punto aquel acuerdo funcionaría. Entendiendo el estado de las relaciones políticas en aquel momento.

Necesitaban de la correcta diplomacia de Taehyung. Ya que el chico poseía un talento innato para solucionar conflictos o malos entendidos. Requiriendole en ese momento con mayor urgencia.

Su reino estaba en peligro. Su gente. Su familia.

Jimin.

Intentaba ignorar los pensamientos que le llevasen a él. Sin saber cual sería la situación en la que le encontraría al retornar al reino.

Y su pecho irremediablemente dolía al creerle atado a alguien. A alguien que no ama.

A alguien que no es él.

Jung bebió su vaso hasta el fondo omitiendo el giro de sus ideas- Necesitamos regresar a Yeoreum cuanto antes. Y lo haremos con Kim a nuestro lado, creanme que así será.










Corría agobiado por entre la hierba, sus pies de vez en cuando tropezando con piedrecillas que sobre salían de esta.

El día casi oscurenciendo por completo, escuchando como las cigarras cantaban al apagarse el sol.

Sentía miedo. Y es que no debió haber dejado que el chico saliese solo de la casa, menos en aquellas condiciones.

Pero es que no supo como reaccionar.

Siendo su primer impulso el evitar que todo pasara a mayores y tuviese consecuencias de las que ambos luego se arrepentirían.

Debía ser así. Él no pretendía aprovecharse de la inocencia del chico.

Pero ahora, mientras le llevaba horas buscando y este no aparecía. Su lobo comenzaba a patalear de desesperación, exigiéndole tomar su forma animal para agudizar sus sentidos.

Sus pies arañaron el suelo ferozmente en forma de garras, a medida que su hocico iba alargándose para estirar su olfato. Sus ojos miel se consumían en un color dorado que destacaban entre su pelaje blanco.

Adquirió mayor seguridad y velocidad. Avanzando sin perder el rastro del amargo aroma que había dejado Jungkook en el césped y ahora podía sentir de forma mas clara.

Su corazón se estremeció al pensar el modo en que había rechazado al omega. Sintiendose el peor alfa en la tierra.

Es que Taehyung nunca espero que luego de estar compartiendo su pequeña sesión de mimos sobre el colchón. Las cosas se salieran tanto de control.

Ambos estaban recostados, luego de haber disfrutado de un almuerzo que los dejó aletargados y satisfechos. Se habían dormido, luego de besarse hasta que el sueño les venció.

Taehyung se encontraba de espaldas, con el omega abrazandole por el costado y totalmente relajado. Sin mucha más concentración que aquel espacio onírico.

Sin embargo el peso que sintió sobre su vientre fue ingresando a él entre sueños. Percibiendo como un suave aroma le llenaba los pulmones.

Su cuello fue dibujado por una sensación cálida y palpitante, que intentaba grabarse en él.

Intentaba reaccionar a aquello, disfrutando demasiado del modo en que su cuerpo estaba reaccionando.

Sintió cosquillas sobre su estómago, percatándose de que como unos dedos ondeaban sobre él, deslizándose de arriba hacia abajo.

Algo se activó en él.

Sobre todo cuando comenzó a distinguir que aquel peso sobre su vientre, iniciaba pequeños movimientos que presionaban en un lugar poco convencional.

Un jadeo se escapó de su boca, terminando muerto cuando sintió que le besaban. Y él perdido en el anhelo, respondió sin perder tiempo a ese beso.

Fue caótico.

Su boca se hundía en aquella que le besaba, sintiendo ese sabor que se había convertido en el gusto mas placentero de su paladar.

Jungkook.

Lo escuchó gemir entre su boca, abriendo los ojos y alejándole con las manos tomándole el rostro.

Y ahí estaba aquel castaño con sus ojos que parecían centellear, su cabello comenzando a alborotearse y sus mejillas muy rosas.

Vio su boca y la volvió a tomar como si siempre hubiese pertenecido a la suya, sin perder el tiempo de arrastrar su lengua en ella.

Le besó burbujeante. Como si ambos se evaporaran en una centrífuga de sensaciones.

Su sexo palpitó, habiendose estimulado por el suave vaivén de las caderas del castaño.

Decidido sujetó los muslos del chico, atrayéndole hacia él, empujando sus cuerpos sobre la ropa. Percibiendo la humedad en el pantalón de pijama de Jungkook.

Sin reprimirse, soltó la boca del castaño para iniciar un camino de besos sobre su cuello, llevándole al lugar donde su aroma procedía.

Mas intenso. Más dulce que nunca.

Y como si fuera dinamita su cabeza reaccionó.

Celo.

Jungkook estaba pasando nuevamente por su celo.

Suspiró, meditando la necesidad que sentía por no frenar sus deseos.

Sin embargo, la culpa inamovible de causarle daño al chico.

El jamás había estado con un omega. No sabía cuanta diferencia habría de un beta. Pero como las cosas se iban dando, sabía que sería explosivo y no estaba tan seguro de lograr controlar a su alfa.

Demonios.

Por eso fue que ofuscado y un tanto enojado, había tomado al omega de la cintura y dejado no con mucha suavidad sobre el colchón.

Su respiración siendo desordenada y al instante percibiendo la tristeza del castaño en el aire. No queriendo hacer mucho para remediar aquello.

Lo sintió sollozar y apretó sus ojos para no caer ante eso.

Sabía que Jungkook no buscaba tentarlo para avergonzarle. Pero sin embargo su parte lobo y su parte humana, se encontraron en una discusión que hicieron que él no actuase amablemente con el chico.

Debía contenerlo. Decirle que todo estaba bien.

Sin embargo lo quería de regreso en su cama, para hundirse en él.

Y no podía hacerlo. No con él entregándole lo mas puro que tenía.

Oyó que el castaño se levantaba, sintiéndole bajar por las escaleras. Pasos torpes hasta que la puerta siendo abierta y cerrada se escuchó.

Se resignó a aquello por segundos, pensando que había sido lo correcto. Hasta que un miedo incontrolable le recorrió el cuerpo y le hizo correr por donde se había ido el chico.

No pudo detener a su lobo y mas bien, le alentaba a ir más rápido. Había sido un imbecil y lo sabía.

Por eso consideró que su lobo sería lo más cauto para aquello. Olfateando cada espacio por donde el omega había corrido, seguramente también en su forma animal.

Su instinto le llevó a una gran cascada, que caía escondida por entre las rocas de las montañas. Nunca había estado allí.

El lugar era precioso, traslúcido por los anaranjados rayos de sol de la tarde. Y rodeado de arboles de cerezo, los que se encontraban hermosamente florecidos al ser ya primavera.

Continuó sintiendo el aroma a flores de Jungkook, perdiéndose entre todas las que le rodeaban. Pero a la vez entrando profundo, llamando a su lobo.

Y le encontró. Tan frágil y etéreo. Desnudo bajo el agua de la cascada.

Su cuerpo entumeció y se calentó a la vez. Admirando su brillante y hermosa piel, pero preocupándose al ver como su cuerpo temblaba bajo la gélida agua.

Corrió por sobre las rocas, sus patas resfalando un poco por los musgos que habían en ellas.

Llegó a su lado, a lo que este como percatándose de su presencia, se volteó hacia él.

Su nariz enrojecida y sus labios amoratados por el frío.

Entendiendo que el chico deseaba bajar su celo, reprimiendo su calor para poder volver a casa.

Comprendiendo que ahí había estado durante su celo el anterior. Que allí le había enviado Hyejin.

Su lobo aulló de rabia e impotencia.

El omega creía que su celo quizás era malo, que no debía sentirlo. Confirmándolo mas aun, con su reciente rechazo.

Jungkook comenzó a llorar, girando su cara y resfregando con mayor fuerza su cuerpo.

Como deseando retirar el aroma de allí.

-Vamos a casa.

Su lobo había hablado. Seguro y firme. A lo que el castaño se había volteado de golpe y con su rostro sorprendido, no entendiendo mucho que había sido aquello.

El alfa se inclinó mostrándole su lomo, invitándole a subir sobre este.

Jungkook aun dudoso, subió sobre él. Apretando su pelaje y aferrándose, sintiendo aquella calidez y aroma de Taehyung.

El alfa había corrido y caminado durante horas, intentando ir lo más rápido para que el cuerpo de Jungkook no enfriara mas de lo que ya estaba.

Lo sentía temblar sobre él.

Llegando a la casa, lo invitó a bajarse y ambos ingresaron a ella. Taehyung regresando a su forma humana y vistiéndose.

Llevo a Jungkook arropado en una manta a la habitación, dejando su pijama junto a él para que se lo colocase.

El castaño asintió y Taehyung bajó a hacer un poco de fuego para que el ambiente se temperara.

Recordó las hierbas que Hyejin preparó para el chico durante su último celo, buscando entre el mueble y dando con ellas en un pequeño frasco de vidrio.

Comenzó a sentir el aroma de Jungkook intensificarse, haciendo que sus manos le temblaran.

Cerró sus ojos para respirar calmadamente y controlar a su lobo.

Puso al fuego recién hecho, la tetera con el agua para la infusión. Debiendo esperar a que hirviese, lo que le pareció una eternidad.

Su vientre palpitando y calentándose con el aire saturado del aroma del omega.

Sintió sus colmillos asomarse y algo en se prendió como fuego dentro de él.

No puede ser.

Ya no recordaba cuando había sido el último. Suponía que hace seis meses. Prácticamente el tiempo que llevaba lejos del reino.

No podía estar pasando ahora. Justo cuando el omega también se encontraba en celo.

Huiría, al menos por un día. Eso haría.

Le daría la infusión al chico y saldría de la casa.

Si, eso.

Sus manos se estremecían intentado tomar la tetera, evitando quemarse con ella debido a sus torpes movimientos.

Subió las escaleras y le vio sentado sobre la cama, sus manos entrelazadas la una con la otra. Mirando hacia ellas, avergonzado tal vez por la situación.

Taehyung ingresó, intentando omitir como el aire se tornó pesado por ambos aromas. Jungkook levantó su cabeza, mirandole con la respiración agitada y sin comprender mucho que estaba sucediendo.

-"Bebe"- le dijo Taehyung con sus manos, mientras acercaba el tazón hacia el castaño. Este recibiéndolo con sus ojos azules, cristalizandose por un llanto que deseaba salir.

Taehyung le miraba, con su corazón a punto de salirse por su boca. Sintiéndose sudar por lo que le estaba costando retener a su lobo y girándose decidido a salir de aquella casa.

El castaño temblando sentía su pantalón mojarse, su lobo arañandole e implorando por tocar a Taehyung. Su pecho doliendo por él mismo contrariarse a sus propios deseos.

Las lágrimas comenzaron a caer silenciosas por su rostro, mientras llevaba el tazón hacia su boca para beber de el. Sintiendo como algo lo retiraba fuertemente de su mano, estrellándolo contra el suelo de madera.

-¡No!- aquellos ojos miel le miraron exaltados, cortándoles la respiración a ambos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro