029. he's back

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CHAPTER TWENTY-NINE
❝él esta de vuelta❞
   cobra kai season three | act. three



APENAS ETHAN supo que Miguel estaba despierto, manejó hasta el hospital. No le avisó a nadie a donde iba, agarro sus cosas y se fue.

—¿En que puedo ayudarlo? —dijo la recepcionista con tono aburrido.

—Quiero ver a Miguel Díaz.

La señorita le hizo un gesto con la cabeza indicándole a donde ir. Ethan ya sabía de todos modos pero murmuró un "gracias" y se fue arreglando arrugas inexistentes en su suéter.

Llegó a la habitación y lo vió ahí. Mentiría si una mezcla entre ternura y culpabilidad no lo invadió al verlo recostado en la camilla con la mirada perdida en las sábanas.

—Hola.

—Hola.

—Perdón por venir sin avisar... —entró a la habitación con la vida pegada en el—. Preguntaría cómo estás pero evidentemente no estas bien y sería estúpido pregunt... me voy a callar.

—Está bien —dijo Miguel sonriendo—. Me van a operar el viernes. Una cirujana de otro estado, dicen que hace milagros.

—Eso es muy bueno, Migg... Miguel.

—No quiero ilusionarme —negó—. La cirugía es cara, mamá se endeudará. Y no hay garantía de que funcione, pero...

—Tu puedes hacerlo —respondió seguro—. Puedes hacer cualquier cosa, eres Miguel...

El latino frunció el ceño con preocupación y apuntó a sus cicatrices.

—¿Te lo hizo Tory?

—Sí, pero me veo cool, ¿verdad?

Ethan sonrió. Sonrió honestamente por primera vez desde la pelea.

—Siento lo que pasó, Ethan —dijo con los ojos llorosos.

—Tu no hiciste nada —respondió inmediatamente—. Ella decidió armar una pelea enorme en vez de conversar las cosas como gente madura.

—Ha tenido una vida difícil —la excusó Miguel—. Su mamá está enferma...

—Lamento si no puedo empatizar con ella en este minuto, Miguel —dijo Ethan un tanto molesto—. Es difícil cuando casi me arranca la cara —Miguel suspiro y Ethan negó—. Prefiero no hablar de ella ahora, ¿está bien?

Ethan agarró su mochila y sacó una caja pintada de color azul.

—Te hice esto —le extendió la caja y Miguel la abrió.

—¿Compraste todo esto? —preguntó sorprendido.

—Bueno... compre el anillo —dijo apuntando un anillo de pulpo con pequeños diamantes—. Los discos de Guns 'D Roses también. La tarjeta la hice a mano, perdón si no entiendes mi letra.

Miguel sonrió con la vista pegada en el pulpo dibujado con pintura.

—Miguel, lo siento mucho —dijo Ethan rascando su brazo—. Por todo esto. No te lo mereces.

—Está bien...

Serpiente —dijo Halcón apareciendo por la puerta.

Moskowitz observó a LaRusso con enojo. Ethan suspiró con incomodidad y volteo a ver a Miguel.

—Mejor me voy —volvió a pone su mochila en los hombros y salió de la habitación.

—Nos vemos.

Eli lo detuvo justo antes de que se fuera.

—¿Cómo puedes venir después de lo que hizo tu amiguito?

—¿Crees que me importa lo que pienses? —dijo Ethan enojado—. De cualquier persona, ¿me tiene que importar lo que piensas tu? Quiero ayudar a Miguel, tu no te metas.

—Ya hiciste suficiente, principito.

Lo siguiente fue muy rápido. Ethan llamó a Sam para contarle lo que había pasado y al par de horas Ethan estaba en traje de baño lavando autos para recaudar dinero junto a los chicos de Miyagi y las porristas de la escuela.

—¡Moon! Muchas gracias por traer a las porristas, definitivamente ayudan a atraer clientes —Ethan rió nervioso—. No se mucho del tema pero Cassie me dijo que eras feminista.

—Soy una feminista prosexo —sonrió—. Nuestro cuerpo es una expresión.

—Cool —le extendió el puño y Moon lo chocó divertida.

Los dos chicos se fueron con sus respectivos grupos para seguir limpiando, estaba toda la cuadra llena de autos esperando.

—¡Hey! ¿Seguimos nosotros? —preguntó un chico que acababa de llegar a las porristas.

—No queremos hacerlos esperar —Ethan les guiño un ojo y agarró una esponja.

Chris rió y los dos subieron al auto para limpiarlo.

—¿Lo quieres con encerado o solo lavado? —preguntó el moreno.

—Espera. ¿Lo harán ustedes?

—Lo dejaremos muy limpio —dijo Ethan riendo mientras pasaba la esponja por el vidrio.

—Sin rayas, amigo —aseguró Chris.

—Son 20 dólares —Nate le quitó el billete—. Gracias.

Los dos se miraron y rieron mientras seguían limpiando.

Ethan no se había sentido tan feliz desde hace mucho tiempo.

Habían llegado periodistas así que Sam buscó a Ethan para que los entrevistaran.

—Alumnos de la secundaria West Valley se ofrecieron a lavar autos para donar el dinero a una noble causa —dijo la periodista.

—Recaudamos más de $1000. Los Miyagi-Do queremos ayudar a la gente —dijo Sam al ver que Ethan se paralizaba.

—Un alumno de Miyagi-Do dejó a Miguel Díaz en el hospital.

—Fue un accidente —dijo Ethan tensando la mandíbula.

—Miguel necesita nuestra ayuda —interrumpió Sam—. Te queremos, Miguel.

—Gracias, Samantha, Ethan.

Sam agarró a su hermano por los hombros y lo alejó mientras la señorita despedía su programa a sus espaldas.

—¿Estás bien? —preguntó preocupada—. Se te borró la sonrisa muy rápido.

—Lo siento —se paso las manos la cara—. Me pone nervioso que todos culpen a Robby. Ellos no estuvieron ahí, no lo conocen y no saben qué pasó.

Ethan estaba conversando con Sam cuando tocaron el timbre. Sam técnicamente lo obligó a acompañarla a abrir la puerta pero esos son detalles, ¿verdad?

El grupo de Miyagi-Do estaba frente a la puerta.

—Hola chicos, ¿qué pasa? —preguntó Sam.

—¿Está su papá? —preguntó Chris.

—Esta trabajando, ¿por qué? —preguntó Ethan.

—Cobra Kai tomó el dinero y...

—¡Me dieron una paliza! —dijo Nate saliendo de entre los chicos con la camiseta rota, tierra por todas partes y la cara llena de heridas.

Sam miró a Ethan y asintió mientras el negaba.

—Mañana nos vemos en el dojo. A las tres —dijo Sam de brazos cruzados—, no lleguen tarde.

Apunto a su hermano acusatoriamente.

—Tu igual.

(•••)

¿Estás segura de esto? —preguntó Chris.

—Cobra Kai no dejó de entrenar —respondió Sam—. Debemos ponernos al día. Y si eso significa que tenemos que tomar las riendas, así será.

—Estoy listo para agregar movimientos a mi repertorio —dijo Demetri.

—Esperen, ¿y si su padre se entera? —preguntó Nate.

—No lo hará —dijo Ethan negando—. Está de viaje.

—¿Estás seguro de que puedes, Ethan? —preguntó Cassie.

—De alguna forma tengo que hacerle la vida imposible a Kreese —respondió apretando los puños.

—Está bien —Sam levantó la mirada y sonrió—. Empecemos.


























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