Rosé subió a la barrita mientras veía a Jennie carraspear al mismo tiempo que sacaba pan, nerviosa.

—¿Te gusta el pan? —rió ante su nerviosismo, pero Roseanne asintió, viéndola de forma fija. Sólo notó que la mirada de la pelinaranja iba fugazmente a sus piernas y luego volteaba, nerviosa.— ¡Lo siento!

—¿Por qué te disculpas?

—Po-por ver tus piernas de forma indebida...

—¿Crees que yo no he visto tus pantalones de esa forma? —Jennie vio el tostador, tratando de ignorar a Rosé.— Ven aquí, cariño, ven aquí.

Y la pelinaranja sólo se acercó, metiéndose entre sus piernas haciendo a la pelinegra sonreír, abrir sus piernas más, y abrazándola.

'¡Whoooop, demonios, Jennie! ¡Bájame el short y metémela!'

Es sólo que la mayor realmente no era atrevida, o no tanto, pero Roseanne no esperó que hiciera eso, justo en ese momento, jamás lo esperó. Sólo notó cómo la mayor veía su centro cubierto por su short. Suspiró.

—¿Quieres tener mis piernas de bufanda? —pensó que Jennie no entendería el chiste, cuando la vio sonrojarse, tocar sus piernas con vergüenza y temblando, levemente supo que si fue así. Oh... ¿Jennie si había entendido su chiste? La miró fijamente.— ¿Alguna vez comiste un coño?

Jennie en su vida se había acercado lo suficiente a la vagina de una mujer, lo más cerca que había estado de una fue en su nacimiento porque salió de una, así que sólo acarició su mejilla con lengua.
Bueno, algunos dulces que iban en envase los limpiaba por completo sólo con su lengua, así que, algo de saber, si sabía...

Pero no supo qué decirle a Rosé para no parecer una virgen por completo.

—Sí, unos cuántos... —las manos de la menor metiéndose entre sus largos y naranjas cabellos, haciendo a la pelinaranja verla a los ojos. Tenía un leve rastro de sorpresa. Bien, eso fue nuevo.

La pelinegra realmente esperaba que Jennie  jugara con sus dedos, pellizcara sus mejillas y se quejara por la palabra, pero al verla tan segura, escuchar su voz que siempre es amable y alta, ahora, era baja y puede que hasta ronca. Roseanne tragó saliva mientras veía a Jennie agacharse, pero subió rápidamente.

—No-no pregunté... ¿Puedo hacerlo? —Rosé asintió, acunando su mejilla, y suspiró al ver a Jennie agacharse de nuevo mientras la veía fijamente.

''Debe ser una experta en esto... ¡Lo mira fijamente sin vergüenza! Pensé que no sabría cómo...''

Mientras la pelinaranja sólo lo veía con la mente en blanco hasta que un gran signo de interrogación aparecía. Gigante. Saltando. ¡¿QUÉ IBA A HACER?! Jennie sólo tembló mientras le quitaba el pequeño short a su menor que tembló levemente.
Tal vez fue por el frío. Pero en realidad fue por la excitación. La barbilla de Rosé tembló y ella igual, mientras sentía que su coño se contraía porque la gran osa se había acercado a ella, y sólo usó sus dedos para tocarla.

Separó sus labios mientras veía la tela de sus bragas húmeda, y tragó saliva.
Bien, el otro día no supo por qué pero terminó en una plática sexual con Nayeon sobre los excelentes orales que le hacía a Mina y le dio dos consejos.

Nunca mover tu lengua lenta, se rápida, pero cuidadosa.

Y si la chica usaba sus manos para hacer que te aferraras a su coño y movía tu cabeza, tú sólo la seguías, ponías tu lengua dura y aprendías cómo era que le gustaba.

Así que Jennie suspiró, haciendo a Rosé gemir alto pensando que era una maestra.

En la mente de Rosé, en ese momento, estaba presente el que Jennie la estaba probando, estaba tentándola y estaba provocándola y la verdad, no supo por qué, porque el día anterior se la había chupado sin escuchar dos veces pío y ahí la tenía, con toda su carga en su boca... pero no se quejaba.

El tierno oso que siempre le parecía lindo y apapachable ahora estaba en sus piernas dándole un oral, haciendo a Rosé temblar cada vez más porque había comenzado a tentar su entrada con un solo dedo.
Y bueno, la mayor se hartó un poco, por lo que llevó sus manos, le quitó sus bragas, y rápidamente su lengua se atrevió a acariciar el clítoris de la menor de una forma fuerte, pero al mismo tiempo, suave.

Su lengua bajó y comenzó lamer y chupar los fluidos que salían de la entrada de la otra, probándola, y gimió levemente, haciendo que si respiración chocara contra la otra, que gimiera más fuerte, aferrándose a ella, y arqueó su espalda mientras intentaba atrapar a Jennie entre sus piernas para que no saliera de ahí hasta que lo tuviera.

Y gimió más fuerte al sentir un pulgar acariciar su clítoris al mismo tiempo que sentía la lengua de la menor en ella, absorber cada fluido que caía y comenzar a chupar. Reemplazó ese pulgar por su lengua y tanteó levemente con sus dientes, haciendo a la mayor arquearse más, ladear su cabeza y saber, saber que estaba sudando.

Porque gotas de sudor comenzaron a caer por su clavícula, sien, y cuello. Sólo intentó acomodarse, pero las manos de la menor hicieron lo que jamás pensó que haría; la inmovilizó un poco.
Tomó su cintura de forma algo agresiva y la pegó más a ella, haciendo a Rosé gemir más fuerte, más de lo que ya hacía.

Porque bueno, el tener a Jennie dándole un buen oral era todo lo que podía pedir aparte de que metiera su gran polla en ella y que descargara dentro, pero eso era después. Lo único que podía hacer en ese momento era disfrutar cómo la mayor metió su dedo medio dentro de ella.

Y supo que aparte de su maravillosa y gran polla, no era lo único grande que tenía en su cuerpo.

'Es sólo un dedo, Roseanne, haz tenido cosas más grandes dentro de...' Y su mente en blanco, sus gemidos cada vez más fuertes y su mano apretando a Jennie en su coño para que siguiera y ni se le ocurriera alejarse fue lo que la interrumpió por completo.

Sólo gimió alto, se aferró más a la barrita, y se corrió en la boca de la mayor.
Y todavía goteando, la pelinaranja se aseguró de tomar cada fluído y no dejarlo caer. Cuando terminó subió, limpió lo restante de sus labios con el dorso de su mano, y la vio.

—¿Estuve bien?

—Estuviste maravillosa, te aseguro que las otras chicas recibieron uno de los mejores orgasmos de su vida.

Y Jennie rió.

Con chicas se refería a tapitas y dulces de chocolate y vainilla.