𝟬𝟭𝟯━━ Magic, 𝗺𝗮𝗱𝗻𝗲𝘀𝘀, heaven, sin

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

❛ 𝓒𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝓣𝐇𝐈𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍 ❜
𝗙𝗨𝗖𝗞! 𝗪𝗛𝗔𝗧'𝗦 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗟𝗔𝗦𝗛𝗘𝗥?! 🎃🪓
𝐏𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍𝐓𝐒...
༉‧₊˚. ♯ Magic, 𝗺𝗮𝗱𝗻𝗲𝘀𝘀, heaven, sin

  ¡Te vas a quedar embarazada! 🔪

                          𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐋𝐄𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐃 𝐇𝐀𝐁𝐈́𝐀 𝐕𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐒𝐀𝐒 𝐌𝐀́𝐒 𝐃𝐄 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐔𝐄𝐒𝐓𝐎, un cargador, unos auriculares y en el fondo, escondido, una bolsa negra de plástico, me invadió una sensación de vértigo al pensar qué podría haber escondido. Por supuesto, descarté la opción de que él fuera el verdadero Ghostface porque al fin y al cabo y viendo todo lo que hemos pasado al asesino no se le escapaba ni una, sería un error muy estúpido dejar pruebas de un asesinato ilícito justo en la mochila que supuestamente había sido olvidada en el habitáculo clínico de una amiga que había sido atacada por ese mismo asesino.

O al menos eso quise pensar.

Me costó tragar saliva mientras abría despacio la bolsa en lo que parecía segundos interminables por saber que había allí dentro. Resulta que cuando lo abrí, una sorpresa me tomó tan de sopetón que no pude evitar esbozar una sonrisa. No era una sorpresa mala pero sí algo divertida. Noté que Ethan me observaba con el ceño fruncido pero como tenía la revista virada hacia un lado no podía ver del todo la portada así que opté por el factor sorpresa.

Claro que no era una revista de cómo arreglar coches ni tampoco de moda juvenil. Digamos que era explícitamente concedida para mayores de dieciocho años donde se mostraban mujeres al natural, como vinieron al mundo. 

Oh, por favor..., Chad, búscate una novia.

En la cubierta aparecía una mujer pelirroja con curvas y con el culo en pompa, vestida tan solo con un tanga rojo y se le veía todo el ****. Tenía la cabeza vuelta hacía atrás y se había pintado con lápiz de labios ¡sorpresa! rojos del mismo color que sus uñas. Parecía una cereza madura. Y sonreía con esos dientes tan imposiblemente blancos. Sonreía muchísimo. Muy feliz incluso después de que haya violado la privacidad de ella y del pobre Chad.

Qué cosas...

—¿Qué es? —preguntó este, curioso, al verme sonreír. La verdad es que a mí esas cosas no me gustaban y tampoco las veía pero descubrirlo en manos de otros y saber secretos muy secretos de mis amigos en momentos menos oportunos para mí me causaba la risa.

Por la mirada que ponía Ethan pensaba que estaba viendo una revista de deporte o algo por el estilo. Conociéndolo incluso sospechaba que pensaba que estaba observando una revista de juguetes. 

—¡Ay! —chilló este cuando le arrojé la revista en la cara.

Ethan se las llevó a sus manos y me encantó la mueca de sorpresa que puso.

—¡Yo no la quiero! —gritó y me la lanzó pero se la reboté de nuevo.

—¡Ay, no! ¡Me ha tocado de nuevo! ¡Me ha tocado! —exclamé, recordando viejos momentos.

Cuando había llegado a New York, a la edad de quince años, conocí a Ethan y siempre nos inventábamos juegos nuevos y, también, en otras ocasiones, nos pasaba sucesos vergonzosos así como inolvidables. Hubo una vez en la que descubrimos en la habitación de un amigo una cinta de vídeo, en la funda del VHS —escondida en una caja grande de cartón bajo las sombras de la ropa del armario — que resultaba ser una cinta para mayores de dieciocho pero en vez de una pelirroja, era una rubia. Yo cuando pequeña pensaba que si tocaba esas cosas me quedaba embarazada y a esa edad, sabiendo que era imposible que eso sucedería se lo conté a Ethan y se quedó como una anécdota más entre nosotros.

Uno de los muchos secretos que ocultamos a los demás y obviamente no pensaba decir por vergüenza.

—¡Te vas a quedar embarazada! —exclamó Ethan.

Y eso era lo bueno de la amistad y las anécdotas, jamás se olvidan.

—¡Ay, ay, ay! ¡Me voy a morir! ¡No quiero ser madre tan joven!

—¡Ay!

—¡Ay, ay! ¡No! —exclamé, ahora no eran grititos divertidos, es que literalmente hice un esfuerzo al incorporarme un poco sobre él y más bien se había transformado en un grito de dolor pero me lo estaba pasando tan bien que continué.

Forcejeé con Ethan durante varios segundos, sin darme cuenta lo derribé sobre las mantas y me puse a horcajadas sobre él, Landry se retorcía por zafarse pero viendo su expresión estaba claro que se divertía y le frotaba la revista sobre los cabellos ondulados. Demasiado tarde me di cuenta de la posición en la que estaba encima de él.

Demasiado tarde me di cuenta de que Mindy estaba abriendo la puerta.

—¿¡Cómo está la Bella Durmiente y...!? —Paró en seco al vernos en una postura que se podría malpensar si no se entendía el contexto real—. ¡Uy...! Creo que... mejor me voy porque he interrumpido algo...

—¡No! ¡No es eso! —exclamé al incorporarme mientras guardaba la revista.

Mindy era la hermana de Chad y no creo que se tomé muy bien el hecho de que haya cotilleado un poco las pertenencias de él.

—¿Qué coño es eso? —preguntó, alzando una ceja pícaramente.

—Nunca mejor dicho  —susurré. Ethan se rió tímidamente. Había pillado el contexto. O mejor dicho, la referencia.

—¡No es nada, Min! —le dijimos pero se le veía curiosa.

Mindy se acercó a nosotros, frunciendo el ceño todavía más.

Lo estaba haciendo aposta y cuando reparó en lo que escondía mi mano, una mueca de diversión se le dibujó en los labios.

—Ah..., ya sé que a mi hermano le ponen mucho las pelirrojas. Mi novia y yo estamos siempre cotilleando sus cosas.

Ya no me sentía tan mala persona.

—Venga, anda. Te he traído El Cluedo para que atrapemos a ese capullo fantasma. ¿Crees que el asesino será esta vez el cura o la rubia pibón? —preguntó al colocar el tablero del juego en la mesa cercana. Menos mal que Ethan le había contado todos los detalles, no quería revivirlo con las palabras además no había tiempo que perder, creo que no vendría mal cazar al asesino ficticio después de mi total e inminente fracaso de intentar hacerlo en la vida real.

Y por fin, después de tanto tiempo, sentía de nuevo ese ápice de esperanzas que tanto había olvidado. Sabía que me iba a esperar varias semanas chungas con dolores y pastillas analgésicas pero era lo que tocaba. Sabía que iba a vivir con miedo e incertidumbres pero al menos, no iba a estar sola en todo esto.

Sabía que me encontraría de nuevo cara a cara con Ghostface pero nadie elige su destino, nadie elige su final y sobre todo, nadie elige lo que le va a tocar.

Magic, madness, heaven, sin. La vida era un popurrí de todas esas sensaciones. Ya había experimentado algunas pero sabía que todavía me quedaba la mayor parte de ellas.

💋🔪¡NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR SI TE HA GUSTADO ESTE CAPÍTULO! ¡ME AYUDARÁS MUCHO!🔪💋

También me puedes encontrar en Instagram como @misslefayy

‧₊˚. ¡ "👻" EN LOS COMENTARIOS PARA APOYARNOS!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro