𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

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Tú mentira y la mía.

───

Mis manos sudaban, sudaban nuevamente, como si solo pudiera recrear eso debido al miedo que sentía. La garganta se le secaba en cada instante que mi caballo cabalgaba con velocidad, y se acercaba a un lugar donde no quería estar. Sentía una presión en mi pecho, sabía que algo malo sucedería, sabía que en algún momento, todo esto se destaparía, pero lo que no sabía, era como si sería cuando sucediera. Había amarrado mi coleta, pero la brisa jugaba con ella, removiéndola con algunos flequillos. La luz del amanecer ya estaba ahí, acompañándonos aún con un tibio y fresco clima, que pronto se volvería amargo, y sin sentido. Iba adelante, junto a mis compañeros, junto a esas personas que se volvieron una parte de mi, mis amigos, pero sabía que pese a eso, les tenía una espada clavada en la espalda que aún no eran capaces de sentir. Mi cuerpo daba saltos, entre ellos, giraba un poco mi vista para observarles. Estaba segura que me defendería a toda costa, pero, ¿yo también sería capaz? No lo sabía, y es que, sabiendo que debía enfrentarme a las decisiones y realidad de mi nación, de salvar y proteger a mis aliados, me derretía por completo la razón.

Los ojos de Hange me buscaban, podía sentirla examinarme, como si quisiera saber lo que haría, o como actuaría cuando esto se destape, pero ni yo misma sabía lo que haría, cuando fuese así. Lo único que pude hacer, buscando consuelo, fue mirar a Eren. Iba a todo vapor, su expresión estaba fría, como si no quisiera demostrar la impotencia que estaba creciendo en su corazón por lo que había sido testigo en escuchar. Me sentía culpable, y ademas, hipócrita. Deseaba detener mi caballo, y expresar todo lo que sentía, pero las palabras del capitán Levi, rondaban por mis pensamientos. Era claro, que cada decisión tomará, afectaría una vía del camino, debía ser sabía, y si aún no debía decir nada, era porque el río algo traería, pues podía escuchar el escándalo de cómo el agua se movía, pero aún, no debía detener el bote. Alce la cabeza, observando unas ruinas, era como un castillo, pero de seguro ahí estaba el flanco de la primera línea, donde nos encontraríamos cara a cara, con muchos rostros, que no estábamos preparados para ver, ni siquiera yo, aunque supiera la agria verdad, no podría verlos.

-Finger, tú diriges la primera línea con Ackerman.-la voz de Hange creo que me sobresaliera de mis pensamientos, volviendo a la realidad, para así observar lo que teníamos enfrente; asentí ante su mandato.

-Entendido.-respondimos Mikasa y yo a la vez, apretando la soga de nuestros caballos, para poder concentrarnos en avanzar.

-Recuerden lo planeado, seamos lo más distantes posibles, y mantengamos al margen la situación, no hasta que os diga que hacer.-Hange volvía a dirigirse al escuadrón, asegurando que pronto estaremos en presencia con Berthold y Reiner.

Mi corazón palpitaba, y podía escucharlo. Me prepare, las instrucciones habían sido más que claras, pero no podía dejar de sentir mi corazón; era como si quisiera salirse de mi boca, no podía aguantar las ganas de infartar. Mientras que sentía como todo adentro de mi, se desmoronaba, los ojos de aquel teniente pusieron toda su confianza en mi, me vi obligada a ejercer su orden, a respetarle y hacerle sentir que podía confiar en mi, que podía hacer esto, que había una jodida razón por la cual estaba aquí con ellos, y no con quienes debía estar. Me levante del caballo, tenia el balance, pero joder, tenia la fuerza para acabar con todo lo que se me cruzará de frente. El equipo de maniobras tridimensionales se encargó de elevarme, el gas salía, y yo avanzaba junto a la chica que me siguió, confiando también en mi, sin saber la oscuridad que había en mi interior. Mi gancho se destapó, y se clavó en el cuello de aquel titán, sobresalí a su alrededor como si fuera un rayo, y con un solo giro, mis hojas pudieron traspasar su piel, logrando ver el vapor que salía, y como ese titán de siete metros, cayó. Me impulsé, y observé cómo Mikasa avanzaba en el aire, sin perder balance y enfocada en los titanes que venían de las ruinas.

Sabíamos que en esa dirección de dónde venían los titanes estaban ellos, a quienes veníamos a salvar, y a condenar. Gire en el aire, como si hiciera una voltereta, y me impulsé nuevamente para así caer mis hojas en la nuca del titán de cinco metros que iba por Mikasa, era inútil que la alcanzara, pero aún así, era mejor limpiar la zona de estas bestias. Mi peso era liviano, era por eso que lograba ser tan ágil, quería compararme, pero todos éramos diferentes y medíamos nuestras fuerzas, incluso mentalidad de manera diferente. Estábamos más cercas de las ruinas, y mi gancho se estancó junto al de Mikasa, para ambas desprender a ese titán de siete metros, me deslicé por el suelo, desprendiendo sus tendón de Aquiles. Cayó en rodillas, creando un mal estruendo, el piso se retumbó, pero Mikasa Ackerman clavó su hoja en la nuca de aquel hombre, mientras que gotas de sudor bajaban por mi frente, y mi espalda se sentía caliente. Me detuve en seco, observando a Mikasa quien se acercó a mi, el vapor que sobresalía del titán provocó más calor, pero aún así, me quede ahí, recibiéndolo.

-Ahí están.-señalé más allá de las ruinas, donde podía verlos venir, Mikasa y yo nos quedamos parada, observándoles, pero al verles, una ansiedad me invadió, quería correr y abrazarles, quería avisarles, pero no podía; yo no los elegí, y no me arrepentía.

-¡Eh!-la voz de Connie alumbró mi radar, me quede mirándole, viendo el alivio en su rostro cuando nos vio.

-Connie... -le llame, viendo el cansancio en sus ojos, me acerqué a él, y me quede pasmada cuando sus brazos me rodearon por completo.-Venga, también te he echado de menos.-le dije con sinceridad, sintiendo mis mejillas llenarse de mucho calor.

-¡Joder! ¡Que casi no la fiamos!-me decía, sobresaltado, pero estaba emocionado por nuestra presencia, estaba feliz, no dejaba de sonreír mientras que los demás iban llegando de a poco.

-Somos varios, nos llegó el mensaje de la situación. No íbamos a dejarles morir.-le dije a Connie, tocando su hombro y viendo como sonreía.-Mírale el lado bueno, has podido sobrevivir otro día más en este asqueroso mundo.-le sonreí, viendo como él me miraba detenidamente, y asentía.

-Si que lo hemos hecho.-afirmó orgulloso, girando su mirada para observar detenidamente a los dos que venían subiendo las ruinas, mientras que podía ver a la teniente Hange llegar a la zona, quizás en busca de sus camaradas, pero no veía a ningún líder por aquí.

-Amaya.-su voz me erizo, pero me giré a observar como Berthold me miraba fijamente, y yo simplemente, le asentí.-Estás aquí.-decía, como si no creyera que hubiera venido por ellos.

-Están bien, es lo único que importa.-dije fríamente, observando a Reiner aún lado suyo, mirándome con otra fría expresión, una que ambos no supimos manejar ante la tensión que teníamos.

-¡Mate a mi primer titán, joder!-la voz de Eren sobresalió ante el retumbar que se creó cuando uno de los titanes que aún permanecía de pie, cayó, evaporándose, pero justamente, observé cómo Eren cayó en el suelo, golpeándose por completo.

-¿Eren estás bien?-preguntó Armin, llevando a su lado luego de bajar la altitud del viento, y yo por curiosidad, me dirigí hacia él, observándole con una sonrisa.

-Venga, que a que por fin has podido.-me burlé, viendo como él sonreía avergonzado mientras que tomaba mi mano para levantarle.-La caída fue más que genial.-él negó, y despeinó mi cabello ofendido ante ver como me burlaba.

-Hay mucho vapor.-comentó Armin, aturdido mientras que bajamos por las ruinas, y podía observar a una pequeña multitud de titanes convertidos en cenizas, pero lo peor de eso, era lo que nuestros ojos miraban.

-Imposible... -musite, quedándome aún lado de Eren, viendo como él aturdido observaba la misma imagen que yo.-¿Ymir?-me pregunté curiosa, observando como habían marcas en su pálido rostro, marcas de ser un titán.

-Es un titán.-afirmó Armin, mientras que ella estaba recostada en el regazo de aquella chica rubia, a quien creíamos conocer, pero parecía que yo realmente no era la única que guardaba un secreto, y fue entonces que mi estómago empezó a revolcarse ante ver el rostro de impresión que mantenía Reiner.

-Krysta... -podía escuchar la voz entrecortada y cansada de Ymir, mientras que su cuerpo empezaba a regenerarse, yo intentaba de visualizar el titán que había en su interior, y sabía que solo podía ser uno, el de Marcel, su titán era el de mandíbula, el que mi viejo amigo tenía.

-Mi nombre es Historia, Ymir.-le decía aquella rubia mientras que todos observamos aturdidos esa escena, pero me aislé con pánico, reconociendo la verdad de esta trágica mentira.

-Si ella no se hubiese transformado, hubiéramos muertos.-contaba Connie, pero yo me detuve en una ruina, para derivar las náuseas que me contagiaron por la ansiedad que tenía encima, ante recordar que Marcel había muerto trágicamente siendo devorado por un titán, y la vida era tan pequeña, que ese titán era Ymir.

-Amaya... -me sobresalte, y golpee la mano de Eren cuando toco mi espalda, aturdida le observe, y me avergoncé con rapidez cuando vi su reacción de incomodidad.-Ya pasó... -me miraba, acercándose a mi, mientras que yo podía visualizar cómo atrás suyo, Reiner me miraba, entendiendo mis sentimientos y emociones.

-Aún nada ha pasado Eren, aún no... -susurre, poniéndome de rodillas, observando como Armin y Mikasa llegaban hasta a mi, mirándome de manera confusa como lo hacía Eren, pero no había nada que pudiese hacer.

Caminábamos bajo el cielo gris, las horas pasaban, y volvíamos a nuestro hogar. La confusión aún albergaba en mi, y el saber que quizás la vida me daba lo que sembraba, no era la única mentirosa, y me dolía ver como otros parecían haberme mentido sobre sus vidas, pero Ymir siempre lo dijo, yo no era la única que ocultaba un secreto. Pero a pesar de todo, poco a poco ellos se liberan de sus cargas, y aún yo seguía en una burbuja de la que temía escapar. Mi alma estaba desplazada en dos, pero ambas se iban apagando poco a poco, pues iba perdiendo mi razón, iba perdiendo lo que era, y la luz que brillaba, ya no estaba haciéndolo. Sentía la pesadez en el caminar, en ver el cielo o sentir el viento, quizás el ser libre era más complicado que imaginarlo, pero lo único que veía delante de mi, era como Eren se mantenía firme. Su espalda me traía brillo, como si temiera el no poder seguirle, pero me di cuenta que él no deseaba que lo siguiera, Eren nunca quiso eso, él siempre quiso que estuviera aún lado suyo, y lo supe ese día cuando se detuvo para que caminase a su lado. Él se detuvo en seco, mientras que otros soldados cabalgaban los caballos que habíamos traído, nosotros caminábamos para darles a ellos el descanso que necesitaban, él se detuvo.

No dijo una sola palabra, pero esa jodida mirada que me había vuelto loca, dijo miles. Llegue a su lado, y empecé a caminar junto a él. Quizás recordamos estos momentos, entendía que él nunca quiso que lo siguiera, siempre quiso que a su lado, entendiera. Me quede justo en su ángulo, caminando a su paso, pero nunca vi lo que él siempre vio, los sacrificios que lo llevaron a ser lo que sería, el dolor tan grande que tenía que enfrentar día a día, pero jamás olvidaré este día, y como su corazón se rompió en fragmentos cuando supo una leve verdad que jamás fui capaz de contarle hasta el día en que todo se supo, pero hoy, este día que recordaba como el trágico que cambió la visualización de Eren, es uno que jamás podría olvidar. El viento estaba frío, y subíamos la muralla con nuestros equipos de maniobras tridimensionales, mientras que los caballos eran subidos por el ascensor. Me detuve en seco, pues yo veía como todos subían y se ayudaban, y estando abajo para ayudar a los demás, trague saliva y olvide mi orgullo, ayude a que Reiner subiera. Su peso estaba encima del mío, su mano derecha estaba mutilada y lastimada, subía junto a él, esperando que en la cima Eren pudiera ayudarle, y así lo hizo.

-Gracias... -agradeció, mientras que Berthold le ayudaba a levantarse, yo le mire detenidamente, como si quisiera expresarle tantas cosas, como si quisiera abrazarlo, sabiendo todo lo que pasaría, pero él no entendía.

-¿Qué pasa Amaya?-me preguntó Reiner, mientras que mis ojos se humedecían, mirándole.-¿Qué tienes?-me preguntó, llamando la atención de Eren, quien buscaba mi mirada.

-¡Tienen que creerme!-escuche la voz de aquella rubia de fondo, así que baje la cabeza, y me enfoque en lo que seguramente Historia Reiss le decía a nuestra teniente.-Ymir solo ha usado su poder de titán para defendernos, no le ha importado sacrificar su vida. Ha demostrado lealtad.-continuaba diciendo ella, desperrada, mientras que la podía ver caminando detrás de Hange, y también como en el suelo Ymir estaba recostada en una camilla.

-No hay justificación para haya ocultado tanta información, y más cuando se trata de la supervivencia de la humanidad.-le respondía Hange, evadiéndola para continuar su andar hacia otros soldados, pero aquella pequeña rubia parecía no detenerse.

-Como me duele, joder.-nuevamente voltee mi mirada, observando a Reiner, y como se quejaba de la incomodad en su brazo derecho.-Un titán me ha mordido el brazo, solo eso me faltaba. Casi creí que no lo contaba.-le decía Reiner a Eren, quien le miraba como este rubio se tapaba el rostro con su mano, frustrado; aún así, veía como Eren ayudaba a Armin, quien subía, y yo no me movía, me había quedado congelada.

-Tranquilo, son cosas que pasan. Inclusive si eso tan fuerte como tú.-le dijo Eren, mientras que Armin subía, sacudiendo sus manos, para dirigirse hacia el grupo de soldados que estaban con Hange.

-¿Qué dices? Ya con esta van dos veces que he estado apunto de morir.-le decía Reiner, agitado y más frustrado aún.-Armin, ¿te acuerdas cuando acabe en el puño de aquella titán?-le preguntó a Armin, quien le miró detenido, y ambos pudimos recordar ese día, en donde Reiner, se había dejado ver con transparencia lo que verdaderamente era.-He estado apunto de morir dos veces, al final, acabaré en el otro mundo sin darme cuenta. Y es que aunque lo haya elegido, ser soldado es muy duro, siento que mi espíritu se quebrará antes que mi cuerpo... -musitaba, reincorporándose.-Pero hasta que no tapemos el hoyo qué hay en esta muralla, no habrá tiempo para lloriqueos.-estaba abrumada, joder, que bien fingía este cabrón, tanto; que me confundía.

-Entiendo que te sientas así, sobre todo cuando estás tan lejos de su hogar.-Eren empezó a caminar, dirigiéndome la mirada para que lo siguiera, pero él no había entendido que esas palabras a mi también me afectaron, porque yo también estaba lejos.

-¡Eso es Reiner! Volvamos a casa.-me detuve en seco, al igual que Eren y Armin ante el estallido de emoción que emitió Berthold.-Ya es hora de que volvamos, con todo lo que hemos pasado y aguantado hasta ahora, ya no nos queda nada.-le dijo a Reiner, quien le miraba.

-Es verdad, solo nos falta un ultimo paso.-dijo Reiner, y no había manera de que pudiera indicarle en el lío que estaban por meterse.

-¿De qué están hablando?-le pregunto Eren curioso ante ese comentario tan confuso de Reiner, solo yo entendía, pero la conversación quedó nula cuando se escuchó el sonido de unos caballos.

-¿Es Hannes?-pregunte en voz alta ante visualizarlo abajo del muro, enganchó sus equipos de maniobras tridimensionales para llegar hasta acá.

-De seguro vienen a decirnos dónde está el agujero.-dijo Armin, a quien alcance para caminar a su lado, observando como un círculo se creaba alrededor de Hannes, este quien subía la muralla.

-No hay ningún agujero.-me coloque aún lado de Mikasa, y mire con atención a Hannes mientras subía, quedando frente a nosotros.-Nos hemos tirado toda la noche buscando, y al muro no le ha pasado nada desde que venimos de Trost.-explicó, mientras que todo parecía mucho más confuso para todos, yo entendía que sucedía.

-¿Qué dices?-la teniente Hange parecía estar mucho más confundida, y es que era imposible que haya sido una falsa alarma, ella sabía que algo sucedía, y yo me aislé del círculo, observando a Berthold con sigilo, él me miraba de igual manera, sabíamos que sucedía.

-Nos cruzamos con un escuadrón de Klorva y volvimos sobre nuestros pasos. Tampoco ha aparecido algún titán de camino.-le añadió Hannes a su información, deduciendo más su argumento.

-Pero si qué hay titanes de este lado del muro.-le decía Armin, mirándolo y añadiéndose a la conversación, estaba confundido, igual que todos.

-¿Has mirado bien? ¿Seguro que no estabas borracho?-abrí los ojos grandemente y algo avergonzada ante escuchar a Eren dirigirse de esa manera a Hannes, realmente aquel hombre se veía sobrio, e incluso, confundido ante no encontrar nada.

-¿Qué estás diciendo? Claro que no.-le afirmo a Eren, mirándole, pero de un instante me miro a mi, y a los demás.-¿Ustedes que están haciendo aquí?-nos pregunto, dirigiéndose a nosotros cuatro, cómo de usual; siempre estábamos juntos.

-Maldición.-Hange restregó sus ojos, frustrada.-Si no hay líos, no nos queda de otra. Nos retiraremos al distrito de Trost.-nos informó.-Venga, vayamos moviendo el culo.-ordenó, con molestia, se veía el cansancio en ella.

-En cualquier caso, no bajen la guardia. Yo me regresaré ya.-mientras todos se esparcían, Armin, Mikasa, Eren y yo, nos quedamos frente a Hannes, viendo como estaba apunto de irse.-Cuidado por ahí, protejan sus espalda.-se despidió, bajando por el muro con sus equipos de maniobras tridimensionales.

-¿Cómo que no le pasa nada al muro?-pregunto Eren, confuso.-Joder, no me la creo.-decía.

-¿Qué significa esto? En cinco años no había pasado nada igual.-veía como Armin se iba, y de seguro su mente quería colapsar, pero mientras que Eren estaba detenido en seco

-Eren.-lo llame, queriendo que caminara a mi lado, pero mi corazón empezó a palpitar cuando vi como Reiner se acercaba a él, y yo negué, le negué miles de veces, porque ese rostro me hizo erizarme.

-¿Tienes un momento?-escuché como Reiner se dirigía a Eren, mi mano temblaba, y yo apreté mis nudillos con fuerza, pero perdía todo el equilibrio, tanto que solo podía escuchar y no moverme.

-¿Qué sucede?-le pregunto Eren, algo inquieto, y tenso por toda la situación que se estaba poniendo frente a él, y ahí, todo pasó.

-Hace cinco años, nosotros rompimos el muro y empezamos los ataques hacia la humanidad.-todo se detuvo en mi, y más ante la manera tan fluida en la que Reiner se dirigió a Eren, quien le miraba con detenimiento.-Yo soy el titán acorazado, y el titán colosal.-mi cuerpo sudaba frío, y una bocanada de aire se me escapó, obteniendo la atención de Eren, quien me miró confundido sin entender que le estaban diciendo.

-¿Pero que estás diciendo?-Eren se dirigió a Reiner confundido, como si no quisiera aceptar el duelo, de algo que ya conocía claramente.

-Reiner.-Berthold miró a nuestro amigo, y le llamó, de una manera temerosa.-¿Qué estas haciendo?-le pregunto, mientras que yo me acerque, mirándoles.

-Reiner, detente.-le pedí, abatida en miedo, podía sentir nuevamente mi corazón, pero Reiner no parecía estar en razón, se veía en su órbita lo perdido que estaba en sus palabras.

-No te metas.-me pidió Reiner, y abrí mis ojos grandemente cuando se dirigió a mi, me quede en silencio, como si no tuviera voz.-Nuestro objetivo era que esta parte de la humanidad se extinguiera, pero eso, ya no es necesario.-decía, con esa jodida fluidez que me estaba matando cada parte de mi interior, y sabía que a Eren también.-Eren si vienes con nosotros, ya no tenemos que destrozar más muros.-dijo.

-No harás eso, no lo escuches, Eren.-intente interponerme delante de Eren, pero este mismo me coloco atrás suyo, con su mirada perdida y observando fijamente a Reiner.

-Reiner, no entiendo nada. No te hagas el imbécil, no es el jodido momento.-decía Eren, colocándose frente a mi, como si quisiera protegerme, pero él no sabía que realmente, era yo quien debía protegerlo.

-Esta claro, te pedí que vengas con nosotros.-le dijo Reiner, mientras que sentía una sacudida en mi cabeza, y me denegaba.-Siento ser tan directo, pero tiene que ser ahora.-añadía, mirándole.

-¿Ahora? ¿Y a donde iríamos?-le pregunto Eren, intentando de acoplarse a la conversación, pero el sarcasmo brotaba por sus palabras.

-No puedo decirlo, aunque bueno, es nuestro lugar de origen.-expresó Reiner, mirando a Eren, quien tenía su mano aguantando la mía, con fuerza, mientras que mis ojos estaban clavados en Reiner, y en cómo quería saber la razón por la cual me omitía, me estaba dando la oportunidad de decir toda la verdad, y aún así no tenia los cojones de decir nada.-¿Y bien, qué me dices? Al fin y al cabo, no es un mal trato, y se evitarían más riesgos.-decía Reiner, y tan solo veía como Berthold estaba en silencio, procesando todo igual que yo.

-No sé que decir.-Eren respondió de manera serena, seguía su juego, pero él no comprendía lo vital que era esto.

-¡Eh! ¡Oigan, nos vamos!-gire mi mirada, observando a Armin quien nos llamaba, pero ahí estaba Mikasa detenida en seco y mirando, ella estaba escuchando; su mirada era fría, justo como se sentía este ambiente, el cielo estaba nublado, estaba gris y pálido.

-Tú debes estar echo polvo, ¿no es así Berthold?-le preguntó Eren a este burlón, como si intentara de evadir la situación. Berthold lucía nervioso, y sonrió de lado, pero se veía lo tenso que estaba, no estaba preparado para este momento, ni yo tampoco.-Reiner, has pasado malos ratos, de seguro se te aflojó un tornillo.-comentaba Eren.

-Ah, si.-Berthold asintió ante Eren, nervioso.-Reiner solo está cansado.-añadió, mirando a Reiner quien estaba cabizbajo, como si se arrepintiera de lo que dijo.

-Además, si eres el titán acorazado que busca la destrucción de la humanidad, ¿por qué nos pedirías algo así?-le pregunto Eren.-No pensabas que responderíamos con un "si, nos vamos contigo". ¿O si?-añadió a su pregunta, mirando detenidamente a Reiner quien parecía retomar conciencia de lo que había dicho.

-Joder, tienes razón.-expresó Reiner.-¿En qué estaba pensando?-se pregunto así mismo, como si no creyera la locura que había dicho.-Me habré vuelto loco, ¿de verdad?-volvía a preguntarse, y yo le miraba junto a Berthold, sin saber que podíamos hacer en este preciso momento.

-Vayamos adelante.-me pidió Eren, tomando mi mano, pero ambos nos detuvimos en seco cuando el viento brotó fuerte, y una de las banderas se cayó por el vacío de la muralla, creando una tensión que provocó que mi cuerpo temblara.

-Claro, es eso.-Reiner elevó su mirada, parecía confuso, pero me asustaba.-Llevo demasiado tiempo aquí, han sido tres años rodeados de estos idiotas.-añadía a su comentario.-Éramos unos críos, y ahora es que entiendo que siempre tuviste razón en lo que decías Amaya, no sabíamos nada de la vida.-su mirada se puso en mi, y por un instante me asuste en ver qué podría ser delatada, pero él parecía no querer hacer eso, pues veía como Eren se ponía delante de mi.-Si hubiese seguido ignorando que había gente así, yo no me habría convertido en un desgraciado que nada entre dos aguas.-miraba como se quitaba la tela del brazo, y como su sangre se evaporaba, mi piel se erizó cuando sentí como Eren se tenso.-A estas alturas, ya no se lo que esta bien o mal. Solo se, que debo hacer frente a mis decisiones y actos hasta ahora. Y como guerrero, cumpliré mi deber hasta al final, sin arrastrar a quien no desea seguir este camino.-se quitó la tela, y hablaba entre dientes, parpadeé, y era yo quien quería proteger a Eren, era yo quien quería sacarlo de esta mierda.

-¡Reiner! ¿Vas hacerlo, aquí y ahora?-Berthold grito, y yo me opuse delante de Eren con mis hojas, negando por lo que harían.

-¡Basta! ¡No se lo llevarán, por favor!-les dije alterada, y con mis ojos humedecidos, sabía que los demás debían estar casi conscientes de lo que aquí estaba pasando.

-Lo siento, Amaya... -musitó, mirándome, mientras que me negué sabiendo que no podía con los grandes poder que desatarían aquí.-¡Eren vendrá conmigo, quieras o no!-grito, y justo cuando fui a elevar mis hojas para atacarle, alguien más se había adelantado.

-¡Reiner!-grite en negación, viendo como Mikasa le desprendía el cuello a Berthold, quien había interferido en la pelea, pero mi hija estaba incrustada en el brazo de Reiner, él y yo nos mirábamos fijamente, parpadeando y respirando el mismo aire.-No haré esto... -mis labios temblaban, mientras que veía el agudo dolor que mi daño le provocaba, mi corazón latía fuertemente.-Por favor... -le pedí, por una última vez le pedí, pero él negó.

-No tienes que hacerlo.-dijo, mientras que mis lágrimas cayeron.-Lo siento.-me empujó con fuerza, tanta que caí en el suelo, lejos de Eren y raspando mi mejilla, observando como Mikasa caía también a mi lado, recibió un contra ataque.

Mis ojos estaban abiertos como platos, pero mientras que mis manos estaban plasmadas en el suelo, temblando; pude ver como el cielo se abría disparándose rayos que caerían sobre sus cuerpos. Intente levantarme, y les observe, me miraban con detenimiento, pero sus manos no se estrechaban para que me uniera, me habían respetado mi decisión, pero sabía que no respetarían a lo que me había aferrado; la razón por la cual estábamos aquí. Perpleja observe la expresión de horror que tenía el rostro de Eren, en como su cuerpo estaba tenso sin parpadear. El humo brotaba, y me levante para correr hacia él, pero el viento fuerte de la transformación nos azoto, y había caído casi en el otro extremo de la orilla. Con la poca energía que tenía, empecé a levantarme, sin querer mirar lo que había delante de todo nosotros, lo que había empezado este desastre, está guerra. Grite cuando vi a Eren resbalarse en la orilla, cayendo, me tire al suelo y estreche mi mano. Sabía que el equipo de maniobras tridimensionales, detenían su caída, pero no detendrían que se lo llevaran lejos de mi. Mire sus verdosos azulados ojos, veía como estaban humedecidos, y la sombra nos opaco. Alce la mirada, y fue ahí que vi ese gran poder, que aunque deseara desprender, no podría.

Les miraba con horror, jamás creí que este día llegaría, pero siempre tuve la esperanza de que reconstruiríamos nuestras vidas, y nos rendiríamos a la guerra de nuestro hogar; sólo para ser libre de los pecados que no nos pertenecían, pero aquí estaba, intentando de sobrepasar mi poder, pero no podía. Mi energía no quería adueñarse de mi cuerpo, y quizás era por el temor de perder la vida de Eren, porque lo amaba de manera humana, y era por eso que permanecía en esta postura. Grite y me negué q perderlo, así que estuve a punto de lanzarme al vacío cuando vi como su gancho se desprendió de la muralla por el terrible viento que nos azotaba. Su mano me soltó, y mis lágrimas se desprendían junto al viento cuando vi la sombra de aquella gran mano agarrar a Eren en el aire. Mi cuerpo estaba aplastado por el viento, no podría moverme, no tendría balance, y podría caer al vacío. Había usado tanta energía, pero tanta estos días, que no podía utilizarla más, no duraría en una pelea de diez minutos con ambos, me desprenderían en mil pedazos. Me intente de incorporar, observando el cuerpo de aquel titán acorazado, blindado por todo su cuerpo, era fuerte, sería inútil combatirlo cuerpo a cuerpo, aunque mi titán también pudiera protegerse de sus ataques, Berthold en su forma colosal, me haría añicos.

Estaba helada, y mis músculos estaban tensos. Sentía tanta energía recorrer por mi cuerpo, esa adrenalina se escapaba por mi aire, y lo único que quería era probar mis límites, pero todo estaba poniéndose peor, cuando vi la mano del titán colosal querer llegar hasta a mi, para atraparme. Me deslicé en el suelo, y salté en la orilla de la muralla cuando destruyó parte del pavimento, quede estancada con mi gancho del equipo de maniobras tridimensionales, agitada, observando como quería buscarme entre las personas; no importaba lo que sucediera, me iban a llevar con ellos a casa, abandonarían a Annie, pero es que, ellos no tenían ni idea del acto de deslealtad que le había hecho yo a ella, a quien fue mi amiga.

-¡Reiner!-grite fuertemente su nombre cuando le vi, cuando vi como claramente se deslizó por el pavimento de la muralla, deslizándose hacia bajo, con el deseo de escapar, mientras que veía a Eren estancado en su mano, mi mundo se estaba cayendo en mil pedazos.

Mi corazón palpito con fuerza, y una gran bocanada de aire se escapó por mi boca, cuando observe cómo luego de un grito desgarrador, rayos cayeron en la mano del titán acorazado, explotándosela, todo porque Eren se había convertido en lo que era; un titán de ataque. Me abrume por la escena de rebeldía que se presentaría en estos momentos, pero con fuerza me eleve en el aire con mi equipo de maniobras tridimensionales, para volver a llegar a la cima, y sentir el temblor que estos titanes provocaban ante su pelea; Eren no se dejaría vencer, pero estaba segura, que pese a que lo intentara, más de una batalla tendría que sobrellevarse para que no se lo llevaran. Me incorpore, intentando correr con velocidad hacia ese extremo en donde ambos estaban peleando, lo que mis ojos veían eran a la vez cautivante, pero también temeroso. El grito de Historia me hizo detener en seco cuando observe como la mano del titán colosal se estrechó, teniendo en si la camilla donde Ymir estaba plácidamente inconsciente. Me quede sin aire, observando como Mikasa y Armin me miraban, gritando mi nombre, pues cuando mire atrás, una pólvora de vapor me abrazo, junto a un golpe con la fuerte mano del titán colosal, donde me desprendí de la orilla, cayendo al vacío, escuchando por el último; el rugido de Eren.

───

Próximo capítulo: Lo difícil de elegir.
Amaya y los demás harán lo posible por traer a Eren de regreso, pero teme que su decisión, revele su verdad.

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