𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞

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Entre el cielo y la tierra.

───

Era como si mi cuerpo flotara en el mar a media noche, cubierta de brillantes estrellas. Sentía todo mi cuerpo húmedo, me hundía. Parpadeaba, dejando de ver aquel cielo nocturno y estrellado, pero nuevamente volvía a él, pero esta vez, sobresalía del mar. Me quede de pie, como si el nivel del mar hubiese bajado hasta mis caderas. Observe detenidamente cómo un camino se mostraba en aquel cielo, repleto de esas estrellas. Verde, violeta y azul, eran colores pálidos que brillaban en medio de esa obra maestra. El día en que vi esas coordenadas, fue hace mucho tiempo, pero en medio de la arena en aquella playa, podía verla arrodillada con una bata blanca cubriendo todo su cuerpo. Su cabello estaba suelto, y sus ojeras marcadas mientras que las lágrimas bajaban. Estaba como aquel día, aquel día en que la perdí para siempre. Estaba detenida en el mar y ella en la arena, nos separaban. El resentimiento de haber hecho lo que hice y a ella, la culpabilidad de arrojarme a este pozo sin salida. Por eso quizás ella no podía soltar sus cadenas, y yo, olvidarla. Mi querida y hermosa madre. Parpadeé varias veces, pero ella seguía ahí, cabizbaja. Estaba atrapada en mi alma, sin poder irse antes de intentar arreglar todo, pero yo la tenía más clavada en mi mente por lo que hice. Intente acercarme, pero al parpadear nuevamente parecí volver a la verdadera y oscura realidad. Continué parpadeando, viendo un vapor sobresalir por mis ojos, haciéndome sentir un ardor en ellos.

Intente moverme, pero aún parecía sentir una incomodidad en mis piernas. Quede sentada, con mi peso en aquella pared. Esta habitación estaba solitaria, pero muy iluminada. Vi en mis muslos envueltos, habían vendajes cubriendo las horribles y dolorosas heridas que me había provocado aquella mujer. Solo era unos centímetros más altas que yo, pero era una desquiciada sin sensibilidad. El vapor continuaba sobresaliendo de las vendas, con lentitud por el cubrimiento de estas, pero estaría regenerando mi piel y mi herida, sellándola por completo. Maldije, era un dolor que podía soportar, pero incómodo. No escuchaba nada, ni siquiera voces, pero lo peor es que no sabía en donde estaba. Quería levantarme, quería hacer algo o actuar, pero tampoco podría hacerlo. Me quede quieta cuando la puerta se abrió, de una manera sutil. Ante ver su mano tocando la manecilla, sabía que era él, sus verdosos azulados ojos me miraron de una manera detenida y apagada. No tuve expresión, solo lo miré, y vi cómo se quedó parado en la puerta. Estaba solo, lo sabía porque no había nadie afuera de la puerta que estuviera protegiéndolo, Eren no creía que fuera una amenaza, pero él sabía más que nadie que podría destruir todo, inclusive a él mismo, era por eso que quería retenerme.

-Lamentó que Yelena haya tenido que disparar, era innecesario.-comentó, pero me quede en silencio ante eso.-¿Puedes levantarte?-me preguntó, y denegué.-No voy a devorarte. No puedo hacerlo, lo sabes.-mascullo, de una manera fría y cortante, para acercarse a mi.

-¿A donde vamos, Eren?-le pregunté en cuanto me ayudó, levantándome a su lado, mientras que mordí mis labios.

-Tú hermana está aquí.-musitó en un tono bajo, deteniéndose en seco, antes de salir por la puerta, este me miró de reojo.-Significa que Marley está aquí, y muchos vendrán. No puedo combatirlos solos, necesito tu ayuda.-argumento.-No te pido que pelees en contra de ellos, te pido que me des una opción para poder seguir avanzando.-esclarecía, mientras que ambos estamos detenidos, sin movilidad.

-Creí que no nos necesitabas, Eren.-interferí, pero él se quedó en silencio, para así ayudarme a salir, mi brazo estaba en su hombro.

-Crees muchas cosas.-hablo entre dientes, para así, sobresalir por aquellos pasillos, pero no había pasado mucho, cuando pude verla en medio del pasillo detenida, junto aquella pequeña niña, a quien estaba esposada.

-Pieck.-la llame en medio de un suspiro cuando la vi con aquel uniforme, sentí algo en mi, una gran felicidad de verla.

-Amaya, ¿qué te hicieron?-me preguntó cuando llegue a su lado, no podíamos abrazarnos, pero aún así estábamos detenidas frente a frente.-¿Dónde está Noah? ¿Falco?-preguntó, mientras que vi como un soldado se dirigió a mi mano, para así esposarme junto a ellas, mire detenidamente a Eren, como Pieck ante esa acción.

-Es más seguro así.-musitó él, para así hacernos una señal para caminar atrás suyo, de hacer algo, Gaby explotaría con nuestra transformación, moriría.

-Noah está a salvo, o eso creo, pero Falco está aquí. Aunque... -me detuve en seco, mirando a Pieck atemorizada mientras que hablaba en un tono bajo.-Pasó algo, Pieck.-decía, sin atrevimiento de poder hablar mientras que vi a Gaby cabizbaja y herida ante mis palabras.

-Bebió del líquido espinal de Zeke... -afirmóEren, caminando delante de nosotras, quedó aturdida mi hermana, esposada a mi lado, tanto que no pudo halagar a las personas que la saludaban y alargaban, inclusive a mi.

-¿Como pasó?-pregunto Pieck, curiosa, refiriéndose a Eren para que le contara.

-No lo sé. Solo me dijeron que un poco de vino contaminado entro a su boca.-contó él, sin importancia y de una manera cortante, pero sabíamos que Falco le importaba, yo más que nadie sabía que era así.

-Fue en esa ocasión... -susurro Gaby aún lado de nosotras, aunque ella realmente estaba entre medio de ambas, cabizbaja y aturdida, se veía asustada.-Una vez más, eso fue mi culpa... -añadía con culpabilidad.

-Ahora lo entiendo, lograron controlar el ejército con el líquido espinal de Zeke. Dime, ¿tú sabes por qué él posee una habilidad tan particular?-preguntaba Pieck, aún caminando por los largos y oscuros pasillos, parecía que íbamos subiendo, iríamos a la azotea.

-No lo sé. ¿Ustedes lo saben?-nos preguntó Eren, con sus manos en el bolsillo, dándonos la espalda.

-No Eren. Nadie más que el propio Zeke.-afirmó mi hermana.-Desde que lo conocí, siempre tuve la impresión de que nos decía una mentira, una tras otra. Y eso pude comprobarlo hace cuatro años, cuando estuvo frente a ti, por fin había sido sincero con alguien. "Confía en mi, yo sé por lo que pasaste, Eren. Algún día regresaré para poder rescatarte".-repetía, un fragmento de un pasado que parecía lejano, pero se sentía como reciente.-Si confía tanto en ti, entonces eres el único al que le confiaría sus secretos. Quizás su habilidad podría estar semejante al poder del titán fundador.-argumentaba ella, pero por un momento, se detuvo en seco, observando a Eren con sus ojos abiertos como platos.

-¿Qué pasa?-le preguntó él cuando se recostó de la pared y la observó, viendo como yo también la miraba confundida.

-Esa argolla... -ella habló entre dientes, no estaba enojada, pero pareció helarse.-La reconocería donde fuera. Es de mi madre.-afirmó ella, dirigiendo su mirada hacia mi.

-Lo sé.-comentó Eren, a lo que ella continuó mirándome, yo tampoco supe cómo Eren encontró esa argolla, pero él la tenía desde hace mucho, mientras que le mirábamos veíamos una gran puerta abrirse, pero nos mostró a esa desquiciada alta mujer, mirándonos con desconfianza.

-Vaya, ya te rasuraste esa barba.-Pieck de manera burlona se dirigió a ella.-Te quedaba tan bien.-opinó con sarcasmo, mientras que Yelena la miró detenidamente.

-A tu hermana le gustaba, igual que mi perfecta puntería.-respondió Yelena, a lo que Pieck me miró los muslos, descifrando que había sido Yelena la causante de tales heridas.

-Adelante.-nos pidió Eren, mientras que avanzamos subiendo las escaleras, hasta que salimos afuera, quedando en la azotea, pase por su lado, mirándolo de reojo.

-¿Confías en mi?-me preguntó Pieck, haciéndome avanzar, mientras que yo giré mi mirada para observar a Eren.-¿A quién vas a seguir?-me preguntó, para así, asentirle a él, viendo como me devolvió el asentimiento, estaba de su lado, porque sabía lo que está gente era capaz de hacer.

-A mi misma.-musité, volviendo a caminar junto a ella, para así detenernos el el borde de la azotea, mi esposa estaba muy abierta para mi mano tan pequeña, lo hicieron a propósito.

-Por cierto, ¿aún no usas el poder del titán fundador?-Pieck se giró, observando a Eren, quien se había acercado un poco -¿En donde está Zeke?-preguntó ella, mirándolo.

-Tranquila, pronto lo sabrán.-afirmó Eren.-Quiero que señales en donde está el enemigo.-le pidió, mientras que Yelena y compañía se distanciaban, esperando un altercado. Pieck se quedó en tensión, pero yo estaba preparada.

-Ahí está.-musitó ella, girándose para señalar a Eren, creando un gran silencio y en ese entonces, ella me miró desconcertada.-Am...

Sus palabras se quedaron cortas en ese momento tan frágil, en donde el tiempo era más valioso de lo que creíamos. Inclusive nuestras acciones. Desvíe mi mirada de mi hermana cuando sentí el piso tembloroso, por eso ni siquiera pudo terminar de pronunciar mi nombre, ya había esclarecido lo que yo, fue por eso que me desposé. Me abalancé al suelo, distante de ella para sentir como se quebraban los fragmentos en aquel temblor tan fuerte, pero en si, fue la abrupta apertura que provocó aquel titán, para llegar a su punto medio. Me quede tensa y sin movilidad, pude observar con detenimiento y lentitud como la gran boca de ese titán mordió las piernas de Eren en cuanto estuvo apunto de devorarlo, un suspiro se me escapó con temor. Tuve movilidad pero me quede en mi lugar cuando el cielo se tornó gris, y los rayos parecieron sofocarnos en una gran movilidad de ventolera. Me aferré al suelo, manteniéndome boca abajo, este era el momento donde debía elegir firmemente lo que creía por mi misma, mientras veía a Eren regenerarse en su titán y en cómo Porcco en su titán mandíbula se distanciaba, pensaba en las agrias palabras de Eren que aún rondaban en mi mente. "Todo lo que has hecho, lo que no has podido hacer por ti misma, no has sido tú". Era aquí donde levantaba la mirada, y en medio del poderoso viento, me paraba, quedando entre medio del caos.

Hoy elegía por mi, hoy elegía lo que creería que sería correcto, no porque alguien dentro de mi me forzara a hacerlo, era porque salía de mi corazón. Mordí con fuerza mi brazo, al punto de rasgar mi piel y sentir el líquido de amarga sangre en mi paladar. El cielo seguía con sus tronadas, el suelo temblaba, porque me convertía y resurgía en mi titán, aquel que me cristalizaba, volviéndome fría y ajena a los sentimientos de los demás. Pero hoy por primera vez, entraba a este titán con un corazón puro y vivo, dispuesto a pelear por lo que creería que sería correcto hacer. Abrí mis ojos parpadeando, viendo a través de mi titán, sintiendo la fuerza consumir mis músculos. En ese mismo borde, pude ver como Pieck en su forma de titán carreta se llevaba a Gaby en el interior de su boca, pero ella quedaba fría mirándome, sin entendimiento de mis decisiones, pero lo había decidido desde hace mucho, solo que no tuve la autoridad de afirmarlo. La mirada me llevo al titán de ataque que mantenía a Eren en postura, mirando al cielo. Ahí venían, la gente de Marley. Me quede abrumada, pero a la vez decidida, sabiendo quienes estarían ahí y a quienes me encontrarían, creando así un solo objetivo. Colt, te necesito aquí, necesito que te lleves a Noah. Era lo único que podía pensar cuando vi aquellos dirigibles dirigirse hacia acá, y bajar altura. Era el momento que estabas esperando Eren, este era.

De los dirigibles se veían sus soldados, se podían ver como sobresalían saltando, flotando en el cielo. Estaban listos, venían a pelear. Me quede sin movilidad, esperando una acción de Eren, pero supe lo que tenía que hacer en cuanto observe cómo el titán mandíbula se fue abalanzar. De prisa corrí, y en ese entonces, ya no se dirigiría a Eren, si no a mi. Se abalanzó, sus dientes eran grandes y filosos, pero pude apretarlos junto a mis dos manos para evitar que me mordiera el cuello, lanzándolo al suelo, pero ambos caímos del tejado. Incrusté mi balance en la pared, impidiendo una caída brusca que me hiciera perder ventaja, pero en ese entonces miré como del tejado Eren se lanzó, pese a las órdenes nulas de Yelena pidiendo que escapara, él quería enfrentarse a una parte de su destino que fue cruel. Me quede detenida en aquella esquina, observando y sintiendo el piso tambalear, y no por las detonaciones que aquellos soldados Marleyanos nos transmitían, era por la caminata del titán acorazado acercándose al titán de ataque. Sentía una adrenalina, no quería perderme esta pelea para nada, pero fue ahí que mi titán se abalanzó a la pared de una casa en cuanto me empujaron. Con molestia observe cómo el titán mandíbula estaba encima de mi, rasgando mi rostro con sus afiladas uñas. Lo empujé, dando un leve gruñido. Viendo como se quedaba en cuatro patas, observándome. Esperábamos movilidad del uno al otro, pero pudimos ser testigos de cómo Reiner y Eren se desprendían en brutales golpes que sacudían la tierra.

-¡No quiero pelear contigo, Amaya!-mire detenidamente al titán mandíbula, pude observar fijamente a Porcco sobresalir de su titán.-¡Vinimos a rescatarlos, no a confrontarnos!-añadía.-¡Pero si debo pelear contigo para defender nuestra causa, lo haré!-me espabilo, y yo tan solo me esclarecí al exterior, aún sosteniéndome en el interior de mi titán.-No tenemos porque hacer esto.-afirmaba, en un tono algo bajo que pude escuchar un poco.

-¿Ustedes tienen que hacer esto?-le pregunté, observándolo.-¿Ustedes alguna vez me entendieron?- me quede mirándole, viendo como no me respondía.-¡Hemos sido amigos toda la vida! Pero, ¿alguna vez realmente me conocieron?-él se quedó mirándome detenidamente.

-Quizás tengas razón, nunca me tome el tiempo para sentarme y entenderte, de comprender tu situación y ayudarte. Me enfoqué en una guerra que ahora no quiero, Amaya.-me respondió.-Pero estoy seguro de que al menos tengo la imagen de la noble niña que siempre fuiste, ¡de lo feliz que eras! No solo eres parte de mi infancia, o de mi juventud. ¡Eres mi familia! Y si debo llevarte arrastrando a casa, créeme, lo voy hacer.-indicó, para entonces así, yo asentir.

-No será una pelea justa entonces.-mastique su ego en una sola palabra, viendo como él se adentraba al interior de su titán, al igual que yo.

Corrí hacia él, abalanzando un golpe que pudo esquivar por su gran agilidad, pero aún así que le daba la espalda, pude incrustarlo en los cristales tan frío que regenere. Causándole inmovilidad. Rasgo mi cara, al punto de sentir como me desprendía mi ojo izquierdo. Gruñí, el vapor sobresalía y tapaba mi única vista, dejándome a ciegas. Lleve mis manos hacia atrás, para sacarlo de mi espalda y desprender su piel de los cristales, lanzándolo al suelo con brusquedad, buscando una ventaja para poder regenerar mi ojo con más velocidad, pero eso desgastaría mi energía. No podía pelear fuera de aquí, no tenía mis equipos de maniobras tridimensionales, era la única forma que pudiera vencerle de manera más segura sin tener que esperar a regenerarme. El vapor se distorsionaba, pudiendo ver como grandemente en la muralla se podía ver a su gran titán. Zeke había llegado, justo como debió haber acordado con Eren. Todo pareció tensarse, este era el jodido impacto que creaban esos dos hermanos, que con una cercanía y un leve toque, harían el mundo un infierno, pero yo no luchaba por eso. Yo luchaba por proteger esta ciudad, por proteger a mis amigos, por sobrevivir un día más para ser la madre que mi hijo necesitaba. Peleaba para defender a Eren, a pesar de que no fuera correcto y eso llevaría a un gran caos.

-¡Amaya!-aquella voz me tensó, aquella voz helo mi sangre sin poder moverme en esta ceguedad.-¡Amaya, sal de ahí!-era Colt, estaba más cerca de lo que creía, pero recibí un fuerte impacto que me abalanzó al suelo, haciéndome más inmóvil con los rasguños del titán mandíbula.

-¡Porcco!-grite fuertemente, no podía verle, pero aún así lo que hice fue regenerar cristales en mi pecho, me ganaría aún así, los estaba fragmentado, Porcco me quería fuera de esta pelea, no podía alcanzarme, estaba de espalda y mi nuca cristalizada.

-¡Amaya, sal de ahí, por favor!-escuchaba a Colt rogándome, pero no podía verlo, tenía que levantarme pero Porcco no me lo permitía, hasta que finalizó en cegarme el otro ojo.-¡Ayúdame, por favor!-gritaba desgarradamente, y ahí entendí, por lo que empecé a removerme para girarme de espalda, pese a que Porcco aún seguía encima de mi rasguñando, lo cual solo pude sobresalir de costado, siendo incómodo para mi, dejando a mi titán sin movilidad.-¡Amaya!-sentí unos brazos agarrarme por la espalda, pero solo vi como Porcco se iba de mi titán, había logrado lo que quería, sacarme.

-¡Colt!-al girarme me abalancé a él, pese a los estruendosos ruidos y la movilidad de la tierra, lo abracé con fuerza y una gran felicidad.-¡Colt, lo siento! ¡Puedo explicarlo todo, lo siento tanto!-le dije con culpabilidad, pero sus ojos color avellana me miraron detenidamente mientras que él sujeto mi rostro para besar mi frente.

-Te dije que eras libre, no sientas culpa de nada.-expresó, mientras que aún lado suyo, podía ver a Falco mirarnos, a quien quise socorrer, pero Colt me detuvo.-Vine por ti, y por Noah, pero lo que decidas al final, lo aceptaré. ¡Solo quiero que mi hijo y tú estén a salvo!-me pedía, a lo que asentía.

-Él esta bien.-afirme, viendo como asentía.-Hay que llevar a Falco ahí, quizás la conexión que tiene con... -me quede en silencio, sin saber cómo poder describirlo, pero Colt bajo la cabeza.

-Lo sé, ya lo sé... -musitó en tristeza y desconcertado.-¡Lo sé maldición!-Colt llevo su mano al rostro, tapándose, estaba frustrado y parecía verse desgastado, lo veía en sus ojos, habría tenido que sufrir la ausencia de su hijo, inclusive la mía y eso me fragmentó en mil pedazos.

-Lo vamos a salvar, lo prometo.-expresé, llevando mi mano a su hombro para ver sus ojos color avellana mirarme detenidamente, buscando consuelo, pero en ese instante el cielo se fundó de estrellas fugaces.-¡Salieron!-comente expresiva y con felicidad, observando a todos los de las legiones salir por los alrededores.

-Amaya Finger, ¡te necesito en las primeras líneas centrales!-comentó aquel comandante cuando pasó por su caballo, mirándome con una sonrisa, sabía que era sarcasmo, pero aún así se sentía nostálgico.-¡Evitemos que destruyan nuestro hogar!-pidió aquel comandante.

-¡Entendido comandante Pixis!-afirme, llevando mi mano al corazón, viendo como él asintió para así avanzar en su caballo junto a su gente, iban hacia la batalla, iban a pelear.-¡Vamos!-les pedí ante la vista de un caballo, montándome para así coger la mano de Falco para que Colt también se montara.

-¿Donde está Gaby?-me preguntó Falco, pero el caballo de por si se detuvo ante el estruendoso ruido de aquel titán bestia, y en cómo cayó al suelo.

-Lo derribó el titán carguero.-comentó Colt, mientras que veíamos a los soldados junto a ese titán de cuatro patas parados encima de la muralla.-¡Andando Amaya, no tenemos tiempo!-me pidió él, en aquel desespero que me obligó a seguir cabalgando hacia aquel titán bestia, pese a que el suelo se retumbaba por la confrontación de los titanes encima de Eren.

-Lo siento Eren... -musité para mi misma, sabiendo que lo estarían derrotando, pero es que cuando pudimos ver la movilidad del titán bestia, entendimos que no teníamos tiempo para nada.

-¡Cuidado!-el grito de Colt me alertó, aunque haya intentado mover el caballo, aquel titán mandíbula había sido lanzado en nuestro andar. El caballo nos tumbó ante el impacto de la cercanía del titán, haciéndonos caer de manera brusca, haciéndome caer reventada en el suelo.-¡Levántate, vamos!-me pidió Colt, agarrándome a mi y a Falco, sus manos temblaban.

-¡Zeke! ¡Espera!-pedí en un grito estruendoso cuando nuestros cuerpos estaban delante suyo, delante de aquel titán casi demacrado, a punto de perder una batalla que había esperado.

-¡Por favor, espera! ¡Falco, él accidentalmente ha ingerido tu fluido espinal! ¡Por favor señor Zeke, te lo pido, no grites!-hablaba Colt, mientras que los titanes por un momento se habían detenido en su pelea, todos estaban enfocados en nosotros, incluso Eren, quien se removía ante los leves y vagos ataques de Reiner.-Usted lo entiende, ¿¡no es así señor Zeke!?-mi corazón latía rápido, nada sucedía, ni una movilidad de ese titán bestia delante de nosotros.

-¡Suéltame hermano!-pedia Falco desesperado, pero yo por alguna razón impedí que Falco se desprendiera de él, agarrando su mano para ver sus ojos humedecidos y asentirle, yo estaba aquí, yo también estaba aquí.

-¡Sabía que quería convertirme en el sucesor del titán bestia para que mi familia o hijo no fueran enviados a "Paradis".-gritaba Colt, casi quedándose sin aire.-¡Lo cierto es que nunca supe que tenía mente, pero no lo creo un hombre que involucra niños en esto! ¡No digo que se quede quieto y dejen que lo maten! ¡Pero le suplicó que espere a que Falco esté fuera de alcance! ¡Por favor no involucre a mi hermano en esto, mate a cuanto Marleyano o Eldiano le parezca, pero a mi hermanito no!-rogaba.

-¡Falco, rápido, móntate en el caballo!-me giré con brusquedad para observar aquella niña, ella estaba montada en ese caballo que nos había lanzado, lo había relajado y controlado.

-¡No te acerques Gaby!-gritamos Falco y yo a la vez, creándome distancia entre ellos cuando intente acercarme a ella.

-Colt, los sentimientos por tu hermano, los entiendo. Más que nadie.-escuchaba decir al titán bestia que empezaba a levantarse, mientras que camine rápidamente hacia Gaby.

-¡Gaby!-la llame, llegando hasta ella tocando su mano la cual apretaba la soga del caballo.-Cuando Zeke de la señal, correrás sin cesar. Seguirás el lago, te llevará a una gran granja. Es ahí donde está Noah, ¡estarán a salvo ahí!-le decía, viendo como ella asentía.

-Y es por eso, que es una pena.-mi corazón se detuvo al punto de que todo se volvió lento, tan lento que unos escalofríos me enfriaron el cuerpo en aquel momento en que me giré, quedando aturdida por ese fuerte grito que me dejó inmóvil.

-¡Gaby no!-grite fuertemente cuando ella tuvo intenciones de acercarse, pero quería empujarla fuertemente lejos, antes de que todo sucediera.

-¡Está bien Falco, tú hermano mayor está aquí!-gritaba aquel hombre mientras que su pequeño hermano le pedía huir, huir por el bien de su hijo, pero yo me quebré en miedo, empujando a Gaby atrás de mi.

-¡Colt, Falco!-grite desgarradoramente, estirando mi brazo.-¡Colt, espera por favor!-volvía a pedir viendo a ese hombre mirarme en pánico, pero aún así, me sonrió entre llanto y lágrimas.-¡Nooooooooo!-corrí con fuerza pese al gruñido de Eren, corrí, para así observar a Colt mirarme detenidamente.

-Ya supe como era amar... -musitó y en ese entonces la detonación de iluminación me cegó, pero estuve tan cerca, tan cerca que pude sentirlo, hasta que mi cuerpo se expulsó en un terrible calentón que me dejó ida.

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Próximo capítulo: El retumbar.
El sufrimiento decae sobre sus pecados, sobrellevando el infierno cuando todo lo que querían prevenir, se desata.

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