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Eleanora apoyó la cabeza en el pecho de Edward, mientras ambos miraban una película que se proyectaba en un gran paño blanco en su habitación, justo al pie de la cama. Las cortinas se cerraron para mejorar la experiencia cinematográfica, mientras miraban Grease. Un musical. Ella había instalado un proyector, que estaba en un estante justo encima de sus cabezas, firmemente en su lugar.

Ambos estaban bajo las sábanas, amando el calor que sentían el uno con el otro. Edward tenía su brazo alrededor de su cintura, levantándola ligeramente, mientras se apoyaba en la cabecera, usando su brazo como una almohada.

"Realmente amo esto". susurró, rompiendo el silencio. Él sonrió y se inclinó para besar la coronilla de su cabeza.

"Si soy honesto, esto es mejor que bailar con luces brillantes que se avecinan y ciegan nuestros ojos sensibles". murmuró, suspirando de satisfacción, con los dedos trazando círculos en su abdomen vestido.

Ella asintió con la cabeza y vio como la amiga de pelo rizado entraba en el camión ahora descargado con un hombre.

Ella volvió la cabeza y lo miró. Sus rasgos agudos que cortaban la respiración se mostraron en su visión.

Sintiendo su mirada, bajó la mirada hacia ella, sus ojos se encontraron. Él sonrió levemente.

No sabían si era la película o el calor de la situación. De repente se inclinó y cerró sus labios, encajando perfectamente juntos.

Su mano se disparó hacia la parte posterior de su cabeza y el beso se profundizó. Su otra mano la levantó, haciéndola montar a horcajadas sobre su regazo.

Sus manos hirieron su rostro, mientras el beso se calentaba.

Fue una noche para recordar, llena de besos profundos, abrazos, películas antiguas y comida.

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