[ 4 ] november rain

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CAPÍTULO 4

▬▬( ❝LLUVIA DE NOVIEMBRE ❞  )▬▬









Cuando noviembre llegó, me di cuenta de algo que no quería admitir, algo que ni siquiera me atrevo a decir en voz alta y cuyo secreto siempre estará en mí. Esperé, esperé días enteros a que Fred apareciera, pero se desvaneció como el aire en mis manos, me reprimía internamente por ello, había conocido al pelirrojo hace menos de 2 meses y ahora se había marchado sin tan siquiera dejar una explicación.
¿Hice algo mal? ¿Dije algo que lo hizo huir como a Edward? ¿Por qué se fue?, eran preguntas que constantemente me hacía mientras miraba por mí ventana.

Me había acostumbrado tanto a su presencia y ahora el vacío me hacía sentir frío, no importaba que tanto me quisiera aferrar, volvía a estar sola. Los pensamientos eran mi peor enemigo en estos momentos donde necesitaba respuestas que no tenía, tal vez había mal interpretado muchas cosas, tal vez Fred se dio cuenta que no quiere tener que cargar con mis problemas sobre su espalda solo porque yo no puedo manejar mis emociones.

Y antes de seguir sumergiéndome en mis desastrosos pensamientos, un pequeño golpe en la ventana me hizo salir del trance en el cual me encontraba, me incorpore en la silla y me incline hacía la ventana. Estaba ahí, parado bajo mi ventana, traté de frotar mis ojos intentando pensar que se trataba de una ilusión de mi pobre deseo de tenerlo aquí conmigo, no era la primera vez que me sucedía, ver algo que quería y que evidentemente no estaba ahí. Pero después de alejarme y regresar, él seguía ahí, mirándome fijamente y con esa sonrisa tonta y linda que podía iluminar mis días más oscuros.

Ni siquiera lo pensé, salí corriendo, bajé las escaleras sin tropezar y eso fue lo suficiente para hacerme ir más rápido, estando frente a la puerta suspiré deteniéndome, mi mano estaba en la perilla " Por favor se real...", pedí internamente para mí misma antes de abrir. No se trataba de ningún espejismo, Fred Weasley estaba ahí apoyado sobre mi camioneta, había guardado sus manos en su abrigo y fue tan repentina la forma en la que mi alegría y alivio desapareció para ser reemplazado con enojo, entonces supe que estaba furiosa.

Entonces borró su sonrisa y me miró con ojos abiertos en cuanto me acerque a grandes zancadas hacía él.

"Hola Bella. Te ves muy linda el día de hoy. ¿Te hiciste algo en el pelo?", preguntó con una sonrisa nerviosa.

"¿Hola Bella?", pregunté con incredulidad acercándome un poco más a él hasta acorralarlo. "¿HOLA BELLA?!", repetí alzando un poco la voz mientras tomaba mi bufanda del extremo para golpearlo con ella. "Te fuiste por una semana sin decir adiós y sólo apareces y dices Hola Bella!"

Fred abrió ligeramente la boca intentando buscar palabras que no me enfurecieran más, podía verlo en sus ojos, pero nada salía.

"¿Por qué no dijiste nada?", pregunté bajando el tono de mi voz. Ahora podía saborear la tristeza que me dio su partida.

" Lamento no haberte avisado que iba a irme", se disculpó él con calma, tanteando el terreno. "Surgieron problemas en la tienda y George necesitaba, tuve que irme por la madrugada".

"¿Conoces los teléfonos? Sirven para enviar mensajes y hacer llamadas. Un mensaje hubiera sido suficiente", le dije y él apretó los labios.

Él no me debía nada. No tenía que darme explicaciones, era injusto pedir algo que no tenía que hacer.

" Eh. No tengo teléfono" admite él. Quise creer que se trataba de una broma, pero por primera vez desde que lo conozco, puedo saber que está siendo honesto. "Y pensé que una lechuza mensajera te asustaría en tu ventana así que, lo lamento. También pensé que preferías que me fuera, ya sabes darte un descanso de mí".

Abrí la boca ligeramente y negué con la cabeza, ahora era to la que no tenía palabras.

"¿Por qué pensarías que quiero que te vayas?", pregunté suavemente mientras encontraba sus ojos.

" Bueno, te pongo de mal humor constantemente", señaló él con media sonrisa.

"No lo suficiente como para quererte lejos de mí".

Y su mano acuno mi mejilla gentilmente, había extrañado su calor, tan reconfortante y perfecto para mí.

"Si te vas. Promete que vendrás a despedirte".

"No me gustan las despedidas", admite él. "Pero prometo venir a decirte que volveré".

Y eso era suficiente para mí. Y aquello fue la película de amor más cursi que haya visto, por la lluvia de noviembre nos acompañó, ni siquiera fuimos advertidos de ella hasta que el agua cayó sobre nosotros, lo curioso era que estar mojados de pies a cabeza no parecía molestarle y a mí tampoco.

[...]

Entonces tomé su mano y lo llevé a dentro. Él tenía suerte de sólo haber mojado su saco, yo parecía haber tomado un viaje de ida al lago.

"Vamos..." murmure tirando gentilmente de su mano para subir las escaleras.

"Bella por Merlin. No, respétame un poco, yo no soy esa clase de hombre", espetó frunciendo el ceño y poniéndose pesado para quedarse abajo.

"Charlie no está en casa".

"Así ya cambia el asunto", me responde él con una sonrisa antes de empezar a subir. Como extrañaba a mi bufón.

Lo dejé entrar a mi habitación y él se despojó de su abrigo mojado para ponerlo en el perchero y dejar que se secara. Parecía completamente curioso por lo que tenía en la habitación, aunque no había nada interesante, él parecía pensar lo contrario.

Time una toalla del cajón y se la ofrecí, su cabello estaba completamente mojado y caía por su frente a pesar de no ser tan largo.

"Iré a cambiarme", le dije tomando ropa del closet. "No rompas nada", advertí con diversión y él me miró completamente ofendido por mi atrevimiento antes de alejarme de la habitación.

Cuando regresé, Fred veía con gran determinación mi laptop en la mesa. Parecía jamás haber visto algo así, lo sabía por la forma en la que apretaba teclas y miraba como escribía en la pantalla, una pequeña risa salió de sus labios mientras presionaba botones como un niño pequeño.

"Se que soy increíblemente atractivo, pero no es necesario que te quedes ahí a mirarme", me dijo él sin siquiera voltearse a verme. Y entre a mi propia habitación.

"Pareces estar divirtiéndote. No quería interrumpir".

Entonces me mira y arquea una ceja mientras la lluvia golpea las ventanas.

"¿Cuánto tiempo te quedaras en Forks? Ahora que Hayley se fue", cuestioné curiosa sentándome en la cama.

"Un par de días. George y yo acordamos que él se haría cargo de la tienda un tiempo y después yo", me dijo sentándose en la silla en la que estaba sentada previamente. "Hayley quiere comprar un departamento en Londres y él la va a acompañar a mudarse".

Sonreí ante la mención. Me alegraba saber que ella estaba bien y que estaba avanzando poco a poco.

"¿Qué son éstas?", preguntó él viendo las formas de universidades en mi escritorio.

"Formatos de aplicación para la universidad", le dije y el las miró.

"Tienes aplicaciones para Londres".

Me miró con una ceja arqueada y me cruce de piernas tirando de las mangas de mi playera.

"Hayley me las envió hace unos días por correo. No me decidía y le pareció buena idea hacerme cruzar el océano", admití y él asiente dejándolas en donde estaban.

"¿Y lo consideraste? Irte de aquí", murmuró él girando en la silla.

Lo pensé. Pensé en irme, podía irme si lo deseaba.

"Aún lo estoy pensando", admití. "Aunque siempre podrías llevarme contigo".

Él sonríe deteniéndose.

" Charlie jamás te dejaría".

"Soy mayor de edad y además no tendría que enterarse", señale con diversión arqueando una ceja y él ríe.

"¿Estas loca mujer? Mi madre me mataría con su escoba", confesó abriendo los ojos como si hubiese dicho la peor de las locuras. "Hablando de mi madre...le hablé sobre ti".

"¿Le hablaste de mi a tu madre?", pregunté sorprendida.

" Si. Ella quiere conocer a la persona que me ha hecho dejar de actuar como un idiota...", me dice con una sonrisa y la sorpresa en mi rostro se hace más grande mientras mis labios se curvan. "Así que es probable que te llegue una invitación a pasar navidad con nosotros en la madriguera o un Jersey Weasley".

"Me encantaría conocer a tu familia. Y un Jersey Weasley me haría muy feliz", admití con una sonrisa y eso lo hizo sonreír también.

La idea de conocer a una familia normal me agradaba, aunque la idea de no caerles bien me aterraba, no necesitaba otra sesión incomoda como la que tuve con los Cullen cuando Edward me llevó a su casa y Rosalie mostró su desagrado por mi. Tampoco tendría que preocuparme de un corte de papel en mi dedo, dudaba mucho que uno de los hermanos de Fred saltara para drenar mi sangre.


[...]



Cuando le dije a Fred que tenía que hacer la cena se ofreció a ayudarme, él no sabe cocinar y aunque podría lamentar aceptar su ayuda, ciertamente su compañía era lo único que necesitaba.

" ¿Y jamás has pensado en aprender?", pregunté mientras cortaba la lechuga para la ensalada.

"No. Para eso tengo a George. Él si sabe cocinar", admite él cortando zanahorias. "Mamá decía que no podía tenernos a ambos en la cocina por el constante miedo de que la hiciéramos volar".

Y me hizo reír imaginando a la señora Weasley aceptando al gemelo más tranquilo en su cocina y dejando a la bomba de tiempo lejos.
Me gustaba escuchar las historias de su familia, tenía muchas y yo quería escucharlas todas, sobre todo aquellas en las que hacía bromas a sus hermanos, aunque el que peor la pasaba era Percy a quien constantemente molestaba por su actitud pomposa que carece de sentido del humor.

"Tenía una forma sofisticada de hablar, pensando que lo hacía sonar grandioso, pero simplemente lo mostraba pomposo y extravagante", se burló Fred poniendo los ojos en blanco mientras se secaba las manos. "Hablar con él era como hablar con la reina".

Si Fred conociera a Edward seguramente también se burlaría de su forma tan sofisticada de hablar, y no se molestaría en ocultarlo, él se reiría de él su cara y frente a toda su familia y eso me hacía querer reír.

"Solo porque es muy diferente a ti y a George no significa que debas odiarlo..."

"Oh yo no odio a mi hermano, bonita", me interrumpe. "Tuvimos nuestros roces en algún tiempo atrás, pero recapacito, aceptó sus errores y lo volvimos a aceptar en la familia".

Admite él con una voz segura mientras deja el trapo colgado en la puerta del horno. Entonces la puerta se abre, había olvidado que Charlie llegaba a esta hora.

Fred no se veía nervioso por conocer a Charlie, fue muy cordial y podía bromear sobre su falsa actitud formal, porque Fred Weasley era todo, menos formal.

"¿Nos acompañas a cenar Fred?", preguntó Charlie dejando su arma cerca para intimidarlo, pero Fred no se movió ni un centímetro ante ella y aceptó.

Pensé que la cena sería bastante incomoda. Charlie se había rehusado a tan siquiera estar en la misma habitación que Edward, no lo soportaba era evidente pero no era el caso con Fred quien supo cómo ganarse a mi padre, tal vez eran sus dad jokes, la naturalidad con la que Fred se desenvolvía al hablar, sus temas de conversación.

"¿Estás intentando ganar puntos conmigo muchacho?", preguntó Charlie mirándolo antes de darle un trago a su cerveza.

"¿No?"

"Bueno. Sigue así, está funcionando", admite el hombre poniéndose de pie. "Te quedas en tu casa, Bella atiéndelo bien. No todos los días traes gente decente a la casa".

Por gente decente supe que se trataba de Edward, podía escuchar la risa de Fred desvanecerse al ver mis mejillas rojas, cuando lo mire movió sus cejas de arriba abajo hacía mí, tomé una uva del plato del centro de fruta y se la lance, pero su agilidad fue sorprendente pues la vio venir y se inclinó en la mesa para atrapar la uva con la boca.

Cuando él tomó una uva también la lanzó hacía mí, pero mis reflejos nulos hicieron que la uva golpeara mi mejilla haciéndolo reír.

"Muy gracioso..."

"Tu iniciaste".

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