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Rencores sin razón.

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Observaba desde el puesto de vigilancia cada residente que pasaba por él área, algunos sonreían amablemente y otros tan solo pasaban. Veía a algunos niños jugar en el césped con viejos juguetes, una pareja de ancianos observarlos y como algunos adultos cuchicheaban entre sí. El viento chocaba con mi cabello ondulado y seco, ante no tener mi sombrero me molestaba como flequillos de mi cabello caían en mi ojo, tapando mi visualización. Me mantenía tranquilo ante las circunstancia, las duras circunstancias que nos estaban haciendo poner en riesgo esta comunidad. Permanecía en aquel puesto de vigilancia al menos dos horas ante tener que cuidar a Judith, viendo a estos niños no dejaba de imaginarme un futuro en donde ella pudiera tenerlo absolutamente todo. Me preguntaba a veces cómo sería el futuro, dónde estaríamos y dónde estaría ella, no podía dejar de desear que esta comunidad se salvara para que su crecimiento y desarrollo fuera como el de una niña normal. Aunque yo sé que ella nunca sería normal ante la realidad a la que debíamos aferrarnos, solo deseaba tener un futuro en donde todo fuera estable y neutral, donde no hayan más peleas y confrontaciones por un poder de

un mundo que ya no nos pertenecía. Sonreí ante visualizar a Natasha Johnson caminar con su mano entrelazada a la de Daryl Dixon, a veces deseaba escuchar por poca de ellos mismos como había florecido ese amor. Ella era una flor delicada que Daryl debía cuidar y proteger, nunca había visto a ese hombre tan feliz y tan enamorado como lo estaba ahora con esa dulce chica. Podía ver la amplia sonrisa de Natasha, en cómo su felicidad estaba completa ante la llegada de su hermana días atrás a esta comunidad en donde ahora debía verle su rostro día a día como antes pero todo era diferente. Se sentía como si estuviéramos volviendo a empezar, como si ella fuera una desconocida y no confiara en ella. Aliana Johnson y yo no habíamos cruzado extrañamente una palabra en los tres días que llevaba residiendo nuevamente a nuestro lado para mi comodidad, estaba quedándose en mi hogar donde residía con mi familia ante Rosita e Tara estar viviendo con Natasha y Daryl en el hogar que les pertenecía a Maggie Greene y Glenn Rhee. No podía establecerse en otros hogares ante la confianza y comodidad que sentía con la pareja, ante eso a papá no le tuvo sin cuidado mi comodidad y la dejo quedarse en nuestro hogar.

—Ey, Carl.—mire abajo al suelo, donde veía a Rosita tapar su rostro con la mano para proporcionarle sombra ante el día soleado.—Mi turno.—asentí ante su recordatorio, no tarde en colocar ella tela del arma para cargarla en mi espalda, bajando con cuidado por las escaleras y pasándole a mi compañera el arma.

—¿Como va esa herida?—observe el brazo de Rosita y en cómo está tenía un vendaje en su mano ante el ataque de los salvadores en Hilltop ella recibió un disparo en su brazo.

—Bueno, no dolió tanto como el de la vez pasada cuando nos atacaron los salvadores acá.—me respondió, cogiendo el arma y llevándola a su espalda.—¿Y tú cómo lo llevas?—quede confuso ante su pregunta, alzando una ceja.—Todo lo que está pasando.—me explico, haciéndome entender.—Aliana regreso, debes estar más despreocupado. Tú papá también regreso.—mire fijamente a Rosita, asintiendo ante su comentario.

—No es tan fácil como parece serlo, las cosas no marchan bien con ella.—le dije, refiriéndome sobre la situación de Aliana.—Y segundo, esta pelea contra los salvadores aún no ha acabado.—comenté.—Al menos por ahora si pero no tengo duda en que aún no hemos pasado lo peor.—suspiré, estirando mi cuerpo.

—Debemos permanecer en guardia hasta que pase lo peor.—Rosita llevó su mano a mi hombro sonriéndome.—Ya eres un hombre.—me halagó, sonreí, dándole espacio para que subiera las escaleras y llegara al puesto de vigilancia.

Era poco frecuente que mantuviera comunicación con algunos compañeros del grupo pues yo siempre estaba en mi mundo de reservación. Me fui alejando del puesto de vigilancia observando así a Rosita acomodarse sola para pasar dos largas horas vigilando desde ahí el perímetro de los muros. La soledad la había consumido desde la muerte de Abraham y ahora ante la ausencia de Eugene, más sola no podía sentirse. Lo único que tenia cercano era a Tara, quien también estaba encerrada en su mundo ante aún lidiar con la muerte de ex pareja, la enfermera Denisse. Todos lidiábamos con alguna situación que nos tocaba hablarlos con nosotros mismo, lleno de cansancio y dispuesto a ir a mi casa a descansar, no tarde en llevar mi caminata a las calles de Alexandria cruzándome con lagos residentes que me sonreían, dándome recuerdos de la primera vez que llegue aquí. Con quien único solía pasear para conocer el lugar era con Aliana Johnson, recordamos cuando nos acercamos a Ron Anderson y solíamos ir a su casa de mil en cien para charlar. A veces extrañaba viejos tiempos, viejas memorias que en su momento fueran más adecuados, fueron buenas.

Habíamos perdido muchas personas cuando llegamos a esta comunidad, empezando por Noah y finalizando con Sasha. Si, no olvidaba a ciertas personas que se habían cruzado con nosotros en los viejos caminos; era difícil olvidarlos. Pase con lentitud por la casa que le pertenecía a Glenn y Maggie, algo nostálgico recordé muchas veces donde Glenn, Aliana y Natasha solían quedarse despiertos hasta tarde hablando de muchas cosas que solían hacer antes de este mundo. En esta situación, Natasha era quien más cercana estaba a Glenn y Aliana a Maggie, ellos cuatro crearon una gran conexión y ahora, todo estaba perdido en un abismo del pasado. Decidí pasar ese hogar, olvidando aquellos viejos momentos para así adentrarme a mi casa cerca de ella. Subí los escalones, llegando al balcón y escuchando desde afuera la risa de mi hermana pero la risa de Aliana Johnson me sacudió los oídos ante volver a escucharla. Abrí la puerta con suavidad ante tener las intenciones de visualizar a mi hermana, cuando empecé a caminar mi zapato piso un vaso de plástico, creando un crujiente ruido que cesó las risas que provenían de la sala. Ante acercarme a la sala tan sólo observe fijamente los verdosos ojos de Aliana mirarme mientras que está sostenía a mi hermana y parecía darle vueltas en el aire.

—Carl, al fin llegas.—gire mi cuerpo para observar fijamente a Michonne sonreír, a quien no tarde en devolverle el gesto.—Creo que te pasaste, otra vez.—me dijo, pasando por mi lado para adentrarse a la sala donde ya estaba ocupada por dos personas quienes parecían tener un agradable momento.—Ten, limpia esto, solo por encima esta llena de tierra y sucia.—Michonne me pasó su pequeña arma con un pañuelo, no tarde en asentirle para sentarme en el pequeño sofá individual que adornaba la sala.

—Si Rosita no hubiese ido, me hubiera quedado ahí.—le sincere, Michonne se sentó en el sofá aún lado de Aliana quien evadía mi mirada ante ver cómo ella jugaba con Judith, ahora quien la brincaba desde su falda.—Prefiero estar allá que acá... —susurre, notando como Michonne cambió su semblante de neutral a uno de fulminación ante saber el por qué lo decía, no tarde en ver a mi lado como Aliana bajo la cabeza ante mi comentario.—¿A donde fue papá?—pregunté ante recordar haberlo visto salir con Aaron y Tara pero no recordaba el por qué, mientras que le pasaba el pañuelo al arma, observando la suciedad de tierra manchando el pañuelo.

—Con Aaron y Tara, salieron a Hilltop.—me recordó ella, asentí ante su respuesta observando cómo Michonne se levantó del sofá.—Hice la cena, no sé si sea agradable pero hice lo que pude.—sonrió ella pasando por mi lado mientras que me había dejado solo en esta incómoda situación.

—¿Puedes pasarme sus juguetes?—dirigí mi mirada a Aliana, esta quien me miraba fijamente y señalaba al otro sofá, donde estaban unos bloques de letras pero yo tan solo me quedé observando los bloques, no sé qué me había sucedido pero tan solo evadí su mirada para continuar limpiando mi arma.—¿Entonces así serán las cosas entre nosotros? ¿Estarás molesto y te convertirás en un pequeño niño para jugar que soy invisible?—no alce la mirada ante su alto tono de voz molesta ante mi acción.—Te estás comportando orgullosamente por acciones que cometí de las cuales no tienes idea del por qué, yo comprendo que estés molesto pero no es justo para mi.—seguí pasándole al arma el pañuelo, escuchando así unos pasos acercarse sabiendo yo que era Michonne.

—No me interesa lo que quieras decir, si quieres defenderte hazlo, tienes mis oídos escuchándote pero no mi atención.—me levante el sofá individual, observando a Michonne en el margen de la puerta de la cocina mirarnos, esta con un rostro de seriedad y cruzada de ambos, al igual que yo observo cómo Aliana colocó a Judith en el suelo y se levantó desafiante ante mi.—Que ruda, ¿vas a matarme esta vez?—pregunté con sarcasmo, observando su rostro parecer descomponerse, su boca la cual estaba abierta para decir unas palabras se cerró y sus ojos que me miraban bajaron la mirada al piso ante mi comentario.

—Carl.—Michonne habló de una forma reprendida, con intenciones de regañarme ante mi actitud tan solo observé como el rostro de Aliana entristeció ante mis arduas palabras en contra de sus acciones.

—No, déjalo, esta bien Michonne.—Aliana me miro incluso aunque se refiriera a Michonne, interfiriendo ante el nombramiento que Michonne hizo directamente hasta a mi.—No tienes idea de todo lo que hice para protegerte o para protegerlos a todos ustedes, no tienes la menor idea porque eres egoísta y no te pones en mis zapatos, lo cual desearía que lo hicieras y que aguantaras todo lo que aguante. Te aseguro que no aguantarías porque eres débil de mente, eres tan débil que reaccionas egoístamente y orgullosamente en contra de mi porque las cosas no fueron como las deseabas. Eres fuerte para muchas cosas Carl Grimes pero cuando se trata de tus debilidades te vuelves impredecible ante no tener idea de lo que puede suceder por no ser como deseas, no tengo culpa que me tocara a mí lo que me toco, si quieres hacemos lo posible para darle para atrás al tiempo y te pones en mi lugar, regresamos aquí y me dices si cambiaste de opinión.—observe sus ojos humedecidos ante sus palabras, sus chocantes palabras que me habían golpeado extremadamente duro.

—Tú no tienes idea de lo que dices porque no eres capaz de romper tus propios límites, solo te protegiste a ti misma, ahí nos damos cuenta quien es el egoísta en esta situación, Aliana. Pensé que eras más inteligente, incluso pensé que eras más fuerte que yo pero no lo eres porque te protegiste a ti misma para no terminar en la soledad ante tener miedo de perdernos, te da miedo quedar sola y eso te hace débil.—vi como por sus mejillas se resbalaron lagrimas, unas lagrimas que me restregaron el alma ante no más poder pero tan solo evadí su mirada.

Giré mi cuerpo observando el rostro de Michonne, observando cómo parecía estar enfadada y algo sorprendida ante la escena que ambos tuvimos. Estreche mi mano para llevar el arma y el pañuelo que Michonne me había dado a la mesa de adorno aún lado del sofá individual, dispuesto a dar por terminada la conversación e irme. Era la primera vez que nos hablábamos desde que había regresado y había sido un total desastre. Evadí también la mirada de Michonne, pasando por su lado y subiendo las escaleras para alejarme de la escena que aquella chica y yo habíamos provocado. Ante el cansancio que sentía no tarde en ir a mi habitación, cerrando así la puerta de un portazo ante el enfado de las palabras que Aliana Johnson había dirigido sin pelos en la lengua hacia mi, aunque yo no me había quedado atrás en lo absoluto. Me tire en el colchón, mi peso cayó por completo haciéndome rebotar. Bostece y evadí todo, poniéndome una almohada encima de mi cabeza y cerrando los ojos.

Mis dedos se enredaban el cabello ondulado color castaño claro de mi hermana, ese pelo casi rubio. Acariciaba su cabello, mientras que ella estaba sentada en mi falda y ella jugaba con las servilletas de la mesa que estaba delante de mi con varias comidas diferentes. Veía a los residentes caminar con una sonrisa por las aceras, como algunos se paraban y saludaban, charlaban un rato. Me encontraba distante, lidiando con el dolor de cabeza que sentía y lidiando con la situación de que la mitad de mi campo visual estaba todo oscuro. Baje la mirada para evitar contacto visual con las personas que estaban a mi alrededor, muchos aún miraban mi reciente herida con algo de pena, otros me admiraban por el hecho de que Denise haya salvado mi vida improvisadamente. No me sentía a gusto con lo que me había sucedido, incluso a veces se me hacía difícil recordar en lo último que vi esa noche, a Ron cayendo en el suelo siendo devorado por un caminante, incluso un gran grito desgarrador provenir de Aliana. Ese grito resonaba una y otra vez en mi cabeza, a veces cuando intentaba dormir era lo ultimo en lo que pensaba para así tener horribles pesadillas respecto a esas noches. Se me hacía difícil tener un buen campo visual y tenia mucho miedo en no poder sobrevivir mucho tiempo respecto a esta falla, solo quería aprender a lidiar con esto y acostumbrarme.

Continué acariciando el cabello de mi hermana, quien parecía tranquila a mi lado y bastante relajada ante mis afectos cariños hacia ella. Metido en mis pensamientos y sintiéndome extrañado de estar aquí, cuando alce mi vista observando mi campo visual delante de mi veía rostros desconocidos querer acercarse a la mesa. Aunque a mi lado sentí las caricias de unas manos en mis mejillas, incluso un beso en ella pero por ese lado no podía observar, solo veía oscuridad. Quise averiguar quien me daba tantas caricias pero en ese preciso momento mi rostro se besó con delicadeza para sentir unos labios implantarse en los míos varias veces, de manera tierna. Sonreí, observando a Aliana a mi lado bastante arreglada y sonriente. Ella no tardó en sentarse a mi lado, para así ella empezar a jugar con Judith y yo por varios minutos, estuve mirando algún punto del suelo perdido en aquellos pensamientos. Las manos de Aliana tocaban el rostro de mi hermana, incluso con delicadeza sus manos bajaron a su barriga haciendo que sus dedos el hicieran cosquillas, las pequeñas risas de mi hermana resonaban en mi oído con repetición.

—Oye, te noto distraído.—sostenía a Judith en mis manos mientras que evadí la mirada de Aliana quien estaba sentada aún lado mío esperando a que todos se sentarán finalmente para comer.—¿Carl?—sentí su mano acariciar la mía, suspire gruesamente pero mantuve mi mirada baja.

—No quiero estar aquí, quiero ir a casa.—susurre, hablándole a ella en un tono bajo para que nadie más me escuchara ante sentir la presencia de mis otros compañeros.—Aún no me siento bien... —sincere hacia ella, con la mirada baja y sintiendo así su mano acariciar la mía.

—Oye campeón, te es hermoso con ese gran vendaje en el rostro.—ella llevo su mano hasta mi mejilla, acariciándomela y intentando de levantar la cabeza.—Te ves rudo, te ves respetable y esa herida contará una gran historia que en un futuro todos amaremos escuchar, eres un gran sobreviviente, Carl.—alzó mi cabeza, logrando que pudiera verla a sus verdosos ojos que se veían llenos de claridad ante el día soleado.

—Eres increíble, Aliana.—le respondí con una sonrisa y sintiéndome cómodo ante sus palabras para así acercarme con lentitud a sus labios, rozándolo con los míos en un tierno y corto beso.

—Chicos, no hagan eso en la mesa, déjenlo para otro momento, me siento viejo..—sonreí en medio del beso ante las palabras de papá dirigidas a nosotros, no tarde en acomodarme con Judith en mi falta y decidir llevar mi brazo hasta el hombro de Aliana para observar cómo mi pequeño grupo se empezaba a acomodar en la mesa.

—Lo dije, ahora tendríamos otros gemidos que escuchar si terminamos en el bosque desamparados.—sonreí sonrojado ante las palabras de Abraham, este quien se sentó en la mesa aún lado de nosotros observándonos con una gran sonrisa.—Rick vamos, no me mires así, en algún momento tú hijo dejará de ser virgen si es que ya no lo es.—mire a papá quien reía ante las palabras de Abraham pero también intentaba mantenerse serio, mientras que yo me encontraba sonrojado.

—Creo que deberíamos hablar de eso a parte con ellos en otro momento, no a la hora de cenar, no quiero imaginármelo.—Natasha se sentó aún lado de Daryl mientras que opino, haciendo una expresión de asco.

—Créeme, nunca había estado más de acuerdo contigo que hoy.—mire a Glenn, en cómo este sonreía ante el tema en que parecía entablar en la mesa, aún lado, Maggie se mantenía ajena sonriente.—No todo es sexo, Abraham.—le dijo aquel coreano a aquel pelirrojo mientras parecía servirse un plato de comida.

—¿Quién me narró que Glenn perdió su virginidad en una farmacia con Maggie?—reí junto a Aliana y los demás ante la pregunta vergonzosa que Abraham hizo en la mesa dirigida a Glenn, este quien parecía avergonzado y sonrojado al igual que Maggie.

—Creo que fui yo, lo siento.—se disculpó Tara riendo, observando cómo Glenn le sacó el dedo del medio ofendido, sus mejillas estaban coloradas.

—El punto es chicos, que si van a tener sexo por primera vez, por favor no vayan a una farmacia, por Dios.—asentí sonriente y sonrojado ante el consejo de Abraham, este quien en su vaso tenía alcohol parecía disfrutar con gracia aquella reunión.

Mis manos estaban pegadas a la pared llena de baldosas blancas y bastante limpias, sintiendo así como el agua fría caía por mi cuerpo para levantarlo, sentía mi rostro aún adormecido y recordaba el sueño que había tenido. Había sido una memoria, ese día había pasado y lo reviví en un sueño como si fuera real, se sintió tan real que me dolió por completo recordarlo. El jabón se resbalaba con el contacto del agua sobre mi cuerpo, sintiendo mi cabello mojado y restregándome la cara con esta fría agua. Gire el grifo, haciendo que el agua dejara de caer y hiciera un inmenso silencio en el baño. Jale la cortina para poder salir de la bañera, comiendo una toalla y secando mi cuerpo, secando cada parte de mi cuerpo incluso mi cabello. Lleve mis manos al lava manos ampliando para coger mi ropa doblada que estaba allí y empezar a colocármela, escuchando así fuera del baño una puerta resonar un poco, una puerta abriéndose. Colocándome mi ropa interior y luego mis pantalones, pude escuchar ciertos pasos afuera, había alguien despierto y desvelado como yo. Sacudí mi cabello para así ponerme mi camisa manga larga para soportar el frío, doblando la toalla que había usado y guardándola, escuchando aún los pasos fuera del baño.

Cuidadoso y curioso apague la luz del baño, para así abrirla con cuidado pero abrirla con una gran lentitud para que así no resonara. Cuando abrí la puerta se escuchó un audible sonido que tan solo yo pude escuchar, intenté de asomarme, observando la puerta delante de mí que me llevaba a la habitación en donde Aliana estaba acoplando, viendo la puerta abierta. Suspire hondo y me quedé observando cómo ella estaba parada delante de mi puerta, con la mano levantada y su puño cerrado, veía cómo parecía tener intenciones de abrir mi puerta cuando ella se percató en qué estaba abierta. Note como se adentro con lentitud a mi cuarto, dándome una oportunidad para salir del baño, y dirigirme hacia allá. Camine por el pasillo con pasos lentos, observando cómo mi cuarto se iluminaba con la luz del mismo pasillo. Me acerqué a mi puerta, observando así a Aliana estar de espalda y observar mi habitación, hasta que yo abrí la puerta completamente, este chocando con delicadeza con la pared y llamando su atención.

—Pensé que estabas dormido.—me dijo ella ante percatarse de mi presencia, Aliana llevaba el cabello suelto, una camisa bastante larga y era manga larga, era un azul oscuro; era mía. No llevaba pantalones, lo sabía por cómo sus piernas largas se veían y parecía ella con sus manos intentar de estirar la camiseta para que le quedara más larga de lo que le quedaba.

—No puedes seguir robándote mis camisas.—le dije cortante, observando cómo ella suspiró, tapó su rostro para así ver con la poca luz del pasillo como ella se lo destapó, mostrando sus ojos humedecidos, su expresión de tristeza.—Lo que dije abajo no era real, solo estaba molesta, y me defendí de como me trataste.—ella se acercó un poco a mi, mostrando su debilidad en su rostro y cómo parecía arrepentida de lo que había dicho.—Intenté acercarme, he intentado de que volvamos a hablar y no me lo permites, explote.—se excusó hablando en un tono bajo que solo yo pudiera escucharla.

—No tienes que darme explicaciones, Aliana.—mi voz no sonó con enfado, ni cortante, sino neutral para así no afectarla de ninguna forma, ella formo silencio y cada vez se acercaba más a mi.—Dijimos lo que teníamos que decirnos, no te arrepientas de haberme dicho algo que en el fondo puedes creer cierto, al igual que yo.—le susurré ante tener su rostro bastante cerca del mío, sabía lo que intentaba hacer, no podía aguantarme las ganas.

—No puedes seguir enojado conmigo por algo que no entiendes, no puedes.—sentía su respiración, sentía como su cuerpo estaba apunto de chocar con el mío provocándome esas sensaciones cuando le tengo cerca de esa manera, miraba su rostro como ella lo tenía bajo al igual que su mirada pero se acercaba a mi con provocación.

Sintiéndome un poco impaciente en cómo ella estaba actuando no tarde en llevar mis manos con brusquedad a sus caderas, acercándola a mi cuerpo y creando un roce, un roce que a ambos les gustó. Su respiración podía escucharla ante ella sentir mis manos acariciar sus caderas, podía sentir cómo parecía su cuerpo erizarse ante mis manos bajar con delicadeza de sus caderas, acariciando su parte trasera. Lleve mis manos debajo de la camiseta que me pertenecía, sintiendo la frágil y suave tela de su ropa interior. Los labios de Aliana estaba rozando con los míos, mientras que sentía su respiración chocar con la mía, en cómo lleve mis manos a su parte íntima delantera, sintiendo como ella se erizó por completo ante mi tacto ahí. Sus labios se plasmaron con desesperación en los míos, mientras que no tarde en llevar mis manos con fuerza a sus muslos para alzar su cuerpo y sostenerlo. Aliana llevo sus piernas a mis caderas, sintiendo como mi parte íntima rozó con la suya, sintiendo así ambos esos escalofríos y cómo nos gustaba sentir esa sensación que nos ansiaba experimentar uno al otro.

Su cuerpo estaba en la pared de mi habitación, mientras que besaba con desesperación sus labios, dejé de hacerlo para así luego sentir como ella acariciaba mi cabello y besaba con delicadeza mi cuello, eso me provocaba muchas cosas, me provocaba querer arrancarle la ropa y hacerla mía de una vez por todas. Lleve su cuerpo hasta mi colchón, lanzándolo con brusquedad, para así yo estar encima de ella y sus piernas abiertas dándome paso. Sus labios mordían los míos, los mordía con suavidad para así soltar un leve gruñido cuando sentí como ella elevó sus caderas para que nuevamente nuestras partes íntimas rozaran y más cuando ella sintió esa erección que ella misma había provocado, ella sintió mis pantalones abultados, ella me exploraba al igual que yo lo hacía con ella. Ante ella provocar esa sensación en mi, no tarde en llevar mi mano con delicadeza por su cintura destapada ante la camiseta estar algo alzada. Lleve mis manos dentro de la camiseta para así sentir aquel encaje, aquel sostén igual de frágil que su ropa interior. Besaba los labios de Aliana con suavidad cuando sentí el tacto por primera vez de sus senos. Era la primera vez que llegaba tan lejos, que sentía sus senos.

Detuve el beso para así observar su rostro enrojecido, su rostro verse por la poca iluminación que nos daba la luz afuera del pasillo con la puerta un poco abierta. Sus labios mojados al igual que los míos, su respiración algo agitada. No tarde en hacer este juego mío, en levantarme un poco para así, llevar ambas manos a sus ambos extremos de la camisa, deslizándola por su cuerpo hasta sus brazos para así desprenderla esa pieza de ropa. Observe aquel sostén de encaje azul, aquel azul marino y oscuro, como resaltaba en su piel, incluso su ropa interior era del mismo color, resultaban en su cuerpo de una manera que me hacía querer quitársela, hacerla completamente de mi propiedad. Veía cómo sus ojos me miraban provocativa, me pedía más, me pedía irnos más allá al igual que yo lo deseaba. Con delicadeza ella llevo sus manos a mi camisa, para así desprenderme esta pieza de ropa también al igual que ella, sintiendo como Aliana acariciaba con sus manos mi abdomen y mis brazos. Llevo sus labios a los míos para sentir como ella intento parecer treparse encima mío, al logarlo, sentí como ella se apoderaba por completo de mis emociones, de todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

Besaba, mordía y sentía sus labios, como sus manos acariciaban mi cabello y como las mías tocaban todo su cuerpo, esa cintura que parecían las curvas de una guitarra, las caricias de arriba abajo. Aliana nuevamente se apoderó de un punto débil en mi, mi cuello. Sentía esa gran sensación de que me gustaba, para así yo llevar mis manos a su parte íntima otra vez, rozando mis dedos con el encaje, sintiendo así su cuerpo erizarse, como ella parecía tambalear ante mi toque tan sensible ahí. Nunca antes había pensando en tocarla, en tocarla y experimentarla como lo estaba haciendo hoy, ambos lo hacíamos. Sentí como tuve la necesidad y atrevimiento de mover su ropa interior aún lado para tocar su parte íntima, para tocar esa parte por primera vez en mi vida sintiendo lo frágil y las emociones que traían. Aliana detuvo sus besos en el cuello, para así permitirme ver su rostro, ver su rostro algo cambiado, como si le gustara. Estaba excitada, esa era la palabra y yo también sentía así. Ante ver su rostro de esa forma no tarde en dar pequeños toques ahí, notando como su expresión cambiaba, como su boca parecía soltar leves suspiros que no había escuchado antes.

Ambos nos miramos con aquel rostro de pasme cuando escuchamos los llantos de Judith Grimes al otro lado de la habitación, esto no podía estar pasando justamente ahora. Quería reír ante ese gran momento que sin duda alguna no me dejaría pensar en toda la noche, no dormiría en saber lo que ella y yo estábamos haciendo en mi habitación. No tarde en ver cómo ella se salió de encima mío ante escuchar como aún Judith lloraba y alguien debía ir a revisarla, no quería que nadie nos viera de esta forma tan vergonzosa. Alce mi cuerpo del colchón para así buscar mi camiseta, observando cómo Aliana hacía lo mismo con la suya y ella tan solo en silencio sin decir una sola palabra, salió de mi habitación. En ese preciso momento se escuchó la puerta de la habitación de aún lado, la habitación que mi papá compartía con Michonne, en ese instante otra puerta se escuchó; cerrarse. La luz del pasillo entró con claridad a mi cuarto cuando observé a mi papá abrir la puerta, este mirándome como si supiera lo que había hecho pues no dudaba en que había observado a Aliana adentrándose a su habitación con rapidez ante este salir de la suya.

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