26

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La oscuridad en el corazón.

───

No quería abrir mis ojos, no quería ver más oscuridad. Abrir mis ojos y encontrarme en la realidad me dañaba, me hacía más tajos en esa herida abierta que no podía cerrar, no encontraba forma de cerrarla. Recostada en mi cama y con mis ojos cerrados, intentaba volver a tomar el sueño pero no podía. Tenía esas ansias de abrir los ojos y que todo lo que había pasado estos últimos meses, estos últimos años fuese mentira. Quería una realidad diferente a la que vivía justamente ahora, quería abrir los ojos y encontrarme con la presencia de Carl a mi lado. Despertaba cada mañana esperando a que estuviera a mi lado, que me dijera que todo fue un sueño, que él nunca se iría de mi lado. Aún no lo soportaba, aún no quería aprender a continuar sin él. Esa monotonía de despertarme y tenerlo a mi lado, de ver su pecho subir y bajar mientras dormía, no desaparecía de mis memorias. O sentir como intentaba acurrucarse conmigo, me sentía segura con él y ahora, ya no está. Apreté mis labios con fuerzas al igual que la sabana, un sollozo se me escapó, dejando sacar esa gran tristeza que llevaba adentro de mi. Tapé la mitad de mi rostro cuando giré mi cuerpo y puse todo el peso en el lado derecho, llorando y viendo cómo la sabana se humedecía.

Abrí los ojos, dejando que las lagrimas salieran de ellos y se desplazaran a las sabanas. Pude ver un poco de claridad a través de las ventanas dejándome ver la cuna que Rick había construido para los bebés. Desde aquí podía ver sus pechos subir y bajar, durmiendo con tranquilidad sin imaginarse en el horrible mundo que crecerían pero con personas que los amarían y protegerían sin importar que. Volvía a apretar la sabana con más fuerzas mientras que sollozaba, mis lagrimas seguían bajando en este momento de desahogo para mi. Quería sentirlo, quería escuchar su voz y que sus manos acariciaran mi mejilla. No había nada que pudiera cambiar pero ojalá hubiese podido hacerlo meses atrás. Aún tenía en mi mente plasmada el recuerdo de ese último adiós, de ver ese agujero en su cabeza y realizarme en qué él se había ido. No puedo aguantar tanto sin él, me había aferrado, él era esa esperanza de continuar y mejorar el mundo y ahora ya no está, simplemente se fue.

El tiempo corría sin él y quería que se detuviera, quería retroceder y poder hacer algo para que él estuviera aquí, para que me ayudara a continuar y ambos disfrutar de estas dos hermosuras que dormían plácidamente mientras que mi mundo se iba abajo. Metí mi mano debajo de mi almohada, sintiendo la pequeña cartulina que me acompaña todas las noches y la llevaba a todos lados con el temor de que algo sucediera y la perdiera para siempre, prefería tenerla conmigo. Mire la fotografía, esa que Carl había metido en mi mochila la noche que mi corazón se llenó de oscuridad por completo, él sabía que la necesitaría. Mire su rostro, ese que jamás olvidaría. Lleve mis labios a ella plasmándole un beso y dejando que cada parte de mi se desinflará de tristeza. Lloraba y sentía que mi garganta se calentaba, pidiéndome sacar más esos sollozos y así lo hacía. No podía hacerlo sin él, no podía continuar sin él. Era una pesadilla cada noche recordando el momento exacto en que la bala cruzó su cráneo y acabó con él, no podía hacerlo sin él.

—Ay Carl, no puedo, no puedo sin ti.—lloraba y hablaba sola en mi habitación, presenciando como mis bebés aún dormían. Abrazaba la fotografía como si quisiera adentrarme a ese momento.—¿Por qué tú?—pregunté en un sollozo el cual se me pasmó en el momento en que la puerta se abrió, mostrándome la presencia de Maggie y esos ojos verdosos mirándome llenos de preocupación.

—¿Aliana?—continúe sollozando mientras que llevaba la foto a mi pecho y la abrazaba, quería mi espacio, quería soledad.—Oh Dios, mi amor... —Maggie se acercó a mi con rapidez en el momento en que simplemente me desvanecí en la cama, recostándome nuevamente y llorando.

—No puedo hacerlo sin él, no puedo, no puedo.—repetía una y otra vez, sintiendo como Maggie se recostaba a mi lado y me abrazaba con fuerza.

Sus brazos me acorralaron, mientras que ella pedía que me calmara, que respirara hondo. Se que ella entendía mi dolor, que entendía lo que pasaba y lo difícil que se me hacía continuar o ver la vida diferente. Había enfrentado esto antes, ya había sido capaz de presenciar la muerte de un ser querido. Podía poner de ejemplo a Abraham o a Glenn, pero claro que el sentimiento o la forma en la que los veía a ellos, es diferente a cómo veía a Carl. En este infierno en el que vivimos jamás pude ser capaz de imaginar que encontraría un amor de verdad, un sentimiento inexplicable que era lo que sentía por Carl, incluso aunque él no haya sido mi primer amor. De un momento a otro, las frías gotas de la ducha se resbalaban en mi cuerpo, llevándose así las lagrimas y mezclándose. Suspiraba hondo, calmándome poco a poco y escuchando un poco lejos el sonido de Maggie, ella le cantaba a mis bebés. Lavaba mi cuerpo, mientras aprovechaba algunos minutos para continuar llorando sin sollozar y sin llamar la atención, sólo era yo y mis memorias rotas.

Tenía muchos pensamientos, mi mente estaba hecha un laberinto lleno de oscuridad del cual no tenía alternativa de encontrar una salida, necesitaba luz para encontrarla y justo ahora, estaba apagada. Apague la regadera, escuchando así unas risas chillonas pero audibles, me quedé parada mientras mi cuerpo se erizaba por el frío que sentí, mientras escuchaba aparentemente las risas de mis bebés. Me empecé a secar con una toalla y con algo de rapidez, salí del baño, viendo el momento en que Maggie parecía hacerle unas pequeñas cosquillas en los pies de Caleb. No sentía felicidad, no sentía nada pero me llamaba la atención ese gesto de ella hacía él. Me vestí delante de Maggie, viendo cómo Hershey Jr dormía plácidamente en mi cama y en la cuna, Alanna estaba dormida. Veía el cabello de ella, lacio y bastante claro, aún no le crecía del todo bien. Me acerqué a su cuna mientras peinaba mi cabello, viendo como su pecho subía y bajaba, dormía con tranquilidad sin que nada la molestara.

—¿Estás mejor?—giré mi mirada a Maggie, esta quien ahora acariciaba las pequeñas piernas de Caleb, mientras me miraba.

—Si, sólo fue un bajón, esta todo en orden.—le afirme, continuando en peinar mi cabello húmedo mientras que las cortinas abiertas transmitían luz a la habitación.—Veo a algunos residentes salir, ¿por qué?—pregunté curiosa.

—Ayudan a reparar el puente, es lo justo.—me dijo ella.—Además no quiero que nada se detenga por la muerte de Gregory.—me quedé mirando la ventana fijamente, recordando noches atrás como Gregory había sido colgado hasta morir por el atentado en matar a Maggie, incluso a mi.—Rick aviso que necesitaba manos de obra allá, los salvadores ya sabes, son algo necios.—dijo ella, levantándose de mi cama y sujetando a Caleb, este quien tenía los ojos muy abiertos.

—Creo que deberías superar el odio que le tienes, veo que no te deja vivir.—le dije a ella, mientras que se me quedo mirando fijamente.—¿Crees que tenga tiempo de ir?—le pregunté pero ella rápidamente negó.—¿Por qué no? Es pleno día.—continúe argumentando.

—No es lo correcto, Aliana.—respondió.—Rick vino esta mañana y llegue a un acuerdo con él, no necesitamos tu ayuda en estos momentos, incluso en próximos eventos. No hasta que Alanna y Caleb hayan crecido un poco, ellos te necesitan cerca Aliana, rechazas incluso lactarlos, al menos finge cuidarlos o esfuérzate en hacerlo. Es normal que los rechaces pero si con el tiempo vas acercándote a ellos, créeme que no querrás estar ni un minuto alejada de ellos.—ella mecía a Caleb en sus brazos, mirándolo mientras me hablaba, me llene de molestia.

—Ustedes quizás no entienden que manteniéndome encerrada no hará que mejore, lo empeoran. Quiero salir, quiero caminar, quiero pelear, quiero ayudar y eso me ayudaría a mejorar, aún soy joven y no entiendo muchas cosas. Estoy lidiando con algo con lo que aún no he aprendido a lidiar, porque no he aprendido a crecer y a madurar como corresponde.—me defendí, intentando convencerla para emprender un viaje hacia el puente, para ayudar a los demás.

—Aliana, se que te esfuerzas en mantenerte estable. Pero eres madre y es una responsabilidad muy grande, noches atrás corriste el riesgo de proteger a estos tres bebes, pude presenciarlo y estoy agradecida, porque demostraste un sentimiento maternal ante ese ataque y es algo que vas a tener siempre. Solo queremos que sanes y que cuando sea el momento, te sientas preparada para combatir con nosotros. Porque nadie nunca está preparado para perder a un ser querido, ellos no tienen a nadie Aliana, sólo te tienen a ti; no les quites ese privilegio.—me senté en la cama, aún mirando la ventana, mirando el hermoso día de hoy, delante de la ventana estaba la cuna en donde dormía plácidamente Alanna.

—Como digas, Maggie.—le respondí, viendo cómo ella dejaba a Caleb recostado en la cama, este quien parecía dormir de igual forma que Herhsel Jr y Alanna.

—Yo recogeré unas cosas y iré en camino a allá, volveré antes del anochecer, aún debo resolver algunas cosas con el padre de Ken, Enid no está, así que revisa los huertos y como va el crecimiento de los frutos.—asentí, viendo cómo Maggie salía de mi habitación.—Te encargó a Hershel Jr, por favor, y si crees que no puedes; déjalo con Diana, ella lo cuidará.—Maggie se asomo en el margen de la puerta una vez más, con una grata sonrisa y nuevamente, yéndose.

Frustrada me quedé sentada en la cama, llenándome nuevamente de soledad. No tarde en con cuidado levantar el cuerpo pequeño de Caleb, para así introducirlo en la cuna aún lado de su hermana, Alanna. Los acomodé con cuidado, no quería despertar a ninguno. Proseguí en acomodar a Hershel Jr en mi cama, poniéndole almohadas a su alrededor, incluso en el suelo por si acaso. Aunque él siempre comía y dormía, así que sabría que no despertaría en un buen rato. En mi mesa de noche, donde portaba un walkie-talkie, active la línea y la mantuve encendida, en caso de que ellos lloraran los escucharía a través de mi radio. Me mantuve varios minutos en el margen de la puerta, esperando algún movimiento de los bebés y viendo si respiraban, cerré la puerta con delicadeza para así dirigirme a las afueras. La brisa del día acaricio mi cabello húmedo, causándome un escalofrío en mi cuello. Baje los escalones del balcón que estaba antes de la entrada a la gran casa en donde residía con Maggie, donde antes, residía Gregory. Lleve mi radio a mi oído, escuchando tan solo un silencio, la línea de walkie-talkie que se mantenía activa desde mi habitación no me transmitía ningún rudo o balbuceo extraño.

No me atrevía a aislarme tan lejos de la casa pero debía moverme y revisar que algunas cosas estuviesen bien, después de todo, Maggie me lo había pedido. Suspire y decidí alejarme un poco de la casa, con el walkie-talkie en manos por si las moscas. Caminaba mientras algunos residentes se daban cuenta de mi presencia y por respeto, me saludaban. De igual forma yo lo hacía, un poco cortante pero con no dan en mi ante la gente que respetaba a mi figura maternal, y ahora líder; Maggie Greene. Me fui aislando cada vez más de la casa, caminando de prisa y observando algunos puestos de trabajos que conducían a su ritmo normal. Veía el área de los huertos, con muchos residentes trabajando en esa área, era la más importante en Hilltop. Veía los frutos, tomates espléndidos color rojo, brillaban y se veían totalmente exquisitos. De igual forma podía ver tomates y lechugas, se veían bien cuidadas. Salude a algunos residentes que entablaron amistad conmigo, incluso a algunas mujeres quienes de mil en cien se encargaban de cuidar a mis bebés o a Hershel Jr. Continué caminando, esperando que todo estuviese en orden hasta que escuche un pitido resonar en mi oído.

—Vaya, al fin saliste a tomar sol.—giré mi mirada, encontrándome con aquel cabello castaño y esos ojos claros mirándome fijamente.—Tenias que dejar esa oscuridad aún lado.—me aconsejo con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Qué tal Jayden?—le pregunté, acercándome a él y estrechándole la mano.—No sabía que eras jardinero.—dije burlona, viendo cómo sacaba tierra con la pala.

—Y también cocino.–dijo sonriéndome algo pícaro, no tarde en negar y sacarle el dedo del medio.—Bromeaba, no lo tomes tan literal. Supere lo de nosotros hace mucho, costo pero lo logre.—me sonrió, él realmente se veía bien, se veía lleno de paz.

—Quisiera también superar muchas cosas y sentirme bien como tú.—dije, acercándome a él, viendo los huertos bastante limpios y sanos, mucha plantación se veía a nuestros alrededores.—Pero no hay forma de que pueda sentirme bien, me siento estancada en el pasado.—susurre, mientras que Jayden parecía pensar alguna respuesta.

—Si quieres dejar ir todo y empezar de cero, debes ir primero al comienzo de cada cosa que no te deja sentir paz.—mire fijamente a Jayden mientras que este dejaba la pala y me miraba.—Creo que no te sientes cómoda aquí y no te culpo, sólo es a Maggie a quien tienes y dos tres tumbas, una de ellas sofocándote.—Jayden se refería a la tumba de Nathan, ante sus palabras no tarde en bajar la cabeza.—Deberías volver a Alexandria, es ahí donde empezó todo, deberías llevarte a los niños contigo. Iría si lo deseas así, no tengo molestia en llevarte.—añadió este.

—Lo he considerado mucho pero no quiero dejar a Maggie atrás, ni a Hilltop, es un buen lugar y a pesar de todo, a veces me trae paz.—le respondí, viendo cómo este dejo la pala en el suelo y empezó a caminar a mi lado.

—No debes pensar lo que es mejor para los demás, debes pensar que es lo mejor para ti y para tus bebés, Aliana. Creo que es hora de que empieces a tomar decisiones por ti, no aceptar lo que Rick o Maggie te digan, o impongan. Debes empezar a hacer las cosas por ti misma, si quieres ir a Alexandria es algo tuyo, empacas tus cosas y las de los bebés sin explicación, te vas y ya.—él lo hacía sonar tan fácil, pero para mi era difícil dejar a Maggie atrás.—Oye, sé que muchas personas te importan y qué Maggie es una de ellas. Pero hay cosas que debes dejar ir, deberías ir a Alexandria de visita, ver cómo te sientes estando allá al menos unos días.—me aconsejaba, Jayden realmente me estaba escuchando como nadie lo hacía hace mucho.

—Ir allá implica muchas cosas, muchos recuerdos y muchas cosas que debo confrontar.—comente, caminando con Jayden por los césped de Hilltop.—Me fui de ahí hace mucho tiempo, hay cosas que deje sin resolver, Jayden.—añadí a mi comentario, viendo cómo este saludaba a algunas residentes con una sonrisa en su rostro.

—Aliana, has crecido bastante. El tiempo ha pasado y creo qué hay cosas que eres capaz de enfrentar, así continuamente. El tiempo no se detendrá porque estás sufriendo o porque una persona que amabas se fue, continuarás, créeme que continuar no es tan doloroso. Lo más doloroso es desear aguantar el tiempo y saber que no puedes hacerlo.—escuchaba a Jayden de una forma sabia, de una manera la cual nunca había escuchado antes.

—Quisiera irme a Alexandria, justo en estos momentos.—afirmaba una decisión que había tomado justo ahora, dándome cuenta que era lo que siempre quise.—Necesito ir allá, necesito empezar de cero, con ellos.—miraba a Jayden mientras me refería a Alanna y a Caleb, quería llevarlos a mis orígenes con Carl, quería que compartieran con ellos.

—Yo te llevaré, si es lo que quieres.—Jayden me miro fijamente y no tarde en asentir, llevado mi mano junto a la de él, estrechándolas y dándonos un fuerte abrazo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro