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Hora de ir a casa.

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Mis manos temblaban, sentía esa ansiedad que ya estaba acostumbrada a sentir. No paraba de hacer temblar mi pierna, de moverla arriba a abajo contra el suelo, calmando ese estrés que vivía conmigo. No había podido pegar el ojo en la noche anterior pensando en cómo sería el caos que se formaría próximamente, quizás ahora o más tarde, no era seguro. No estaba preparada para irme pero tampoco tendría miedo en dejar un pie aquí nuevamente, ya no tenia miedo. Muchas cosas rondaban por mi mente pero no tenía miedo de marcharme pero la única razón que me haría temblar hoy serían Nathan Johnson, o incluso el mismo Negan pero nadie me iba permitir quedarme aquí más tiempo. No sabría exactamente cómo Rick y compañía atacarían el santuario, no se quienes vendrían y como harían para sacarme de aquí, pues Dwight no fue muy claro en esa parte el día de ayer. Cansada por la falta de sueño, no dejaba de pensar pues mi mente me controlaba ante mi debilidad de mis emociones.

Veía cómo los minutos pasaban en aquel reloj que adornaba la pared, sujetado por un tornillo oxidado. Me levante de la cama, la cual ya estaba tendida y recogida, si algo bueno tenia mi estadía aquí, es que la cama era muy cómoda. Suspire llevando mi mano hasta mi armario compartido con Arath, abrí el armario para buscar una chaqueta negra, una que me agradaba y me hacía ver algo más del estilo del santuario; tenían una buena forma de vestirse para describirse. Acomode la chaqueta para llevar un cepillo algo bueno y desgastado a mi cabello lacio y algo corto, ante recortármelo para no tener problemas con los caminantes. Me hice nuevamente mi típica coleta alta, dejando algunos flequillos afuera como usualmente hacia. Mataba el tiempo preparándome y recogiendo algunas cosas, que quizás necesitaría; armas. Lleve un arma en mi parte baja de la espalda para llevar otra a mi típico estuche incrustado en mi correa negra.

Amarre con fuerzas mis botas negras, para así subirme ajustadamente mi cómodo mahón color azul oscuro. Acomode todo, me more una última vez en el espejo para así salir de aquella habitación. La ansiedad que sentía se disminuyó ante distraerme arreglando mi aspecto, el cual había descuidado ante mis dolores físicos y golpes visibles en mi rostro, en todo mi cuerpo. Caminaba por los pasillos del santuario donde algunos residentes solían pasar sus horas libres, ya sea fumando o hablando, quizás pensando yo sólo pensaba en que pronto estos pasillos serían despejados ante el ataque que se aproximaba. Baje las escaleras, llegando a la segunda planta donde pude observar a lo lejos a Eugene estar parado en las barandas y mirar tan solo como los residentes trabajaban, trabajaban como esclavos y esa vida pronto se les acabaría. Me puse a su lado, dándole un estrechamiento de manos en forma de saludo, palmeando su espalda y visualizar lo mismo que él.

—¿Te gusta lo que vez?—le pregunté ante ver cómo él estaba bastante concentrado en observar cómo otras personas sudaban y se rompían el lomo trabajando, trabajando para Negan. Él negó.

—Somos privilegiados ante no trabajar de esa manera diariamente para mantener este lugar en pie.—me respondió, miraba a Eugene que portaba una gran chaqueta abierta y larga, color negra.

—No somos privilegiados cuando consumen nuestra libertad y conocimientos para permanecer aquí aún lado de ellos, bajo sus reglas.—contradecir la respuesta de mi compañero, compañero de mucho tiempo con quien compartí muchos recuerdos allá afuera en el bosque cuando no teníamos con qué comer.

—Te equivocas, es un privilegio que estés bajo este techo y no estés allá sudando, sofocada en tu propio cansancio.—preferí quedarme mirando a las pobres personas que trabajaban duro día a día ante ver el rostro de Nathan quien había aparecido de entrometido en mi conversación con Eugene.—¿Te ha costado algo esto, Eugene?—mire como Eugene pareció tener una postura de respeto hacia mi hermano quien estaba delante de nosotros, con mucha mejoría en su brazo ante ver cómo lo estiraba delante de mi.—¿Te costó algo estar aquí junto a nosotros?—volvió a preguntar.

—No, señor.—mire a Eugene de forma cínica ante su respuesta, ante ver cómo respetaba la presencia de Nathan delante de nosotros quien parecía disfrutar eso.

—Costó mucho, más de lo que puedes sentir o creer.—respondí mirando a Eugene, interfiriendo en su respuesta hacia mi hermano quien tan solo se mantenía con esa sonrisa, esa sonrisa enfermiza que me alteraba toda sensación de ansiedad.—¿A ti no te costó nada?—pude ver cómo Nathan negó ante mi pregunta, se encogió de hombros y tan solo dio un leve silbido, mirando hacia donde miraba él pude observar a Negan caminando con Simón por los puestos de trabajadores.

—Me costó madurez y aprendizaje, algo que tú no has aprendido a obtener porque aún no has aceptado crecer en un mundo con reglas.—reí sarcástica ante su pregunta.

—Crecer para ti es matar a quien se te ponga al frente o crea superior a ti, solo por que te respeten ¿o no?—Nathan ceso su sonrisa ante mis palabras, pude tocar ese punto débil, mientras que teníamos la presencia de Eugene, otra disputa entre hermanos se transformaba.—No te escucho responder, Nathan.—lleve mi mano a mi oído con sarcasmo, provocando como él tan solo parecía inquietarse ante lo que fuera capaz de decir.—Digo, que raro todas las cosas que dices o que dicen ante las personas que han muerto "accidentalmente" a causa de ti me lleva a que tú decidiste que fuera así ante que no te pudieran respetar, como quizás respetan a Negan.—Nathan me miró fijamente mientras que me mantuve en mi postura ante él acercarse con lentitud a mi.

—Cuidado con lo que dices, puede costarte mucho, más de lo sientes o crees.—me susurro, repitiendo las palabras similares que había dicho.—No sabes lo que soy o lo que soy capaz de hacer, sin importar que, sin excepciones.—me quedé petrificada ante recordar aquel momento en que Negan dijo esas últimas palabras el día en que no le dio a Glenn una oportunidad para vivir.

—¿Qué dijiste?—pregunté, notando como él tan solo pareció tocar mi punto débil.

—¿Te recuerda algo?—mire fijamente esos ojos verdosos de mi hermano, esas pecas y cómo nos parecíamos similarmente en el físico pero jamás mentalmente. Oculté mi debilidad ante su burla y procuré llevar una sonrisa fingida ante él.

—Me recuerda tu insistencia y como agotas todos tus recursos para ser tan solo igual que Negan pero no puedes.—veía como Nathan se recostó de las barandas observándome fijamente mientras que veía a Negan caminar con Simón en esta misma dirección, acercándose cada vez más.—¿O quieres negar que te escondes detrás de él solo por qué quieres ser superior a él?—pregunté, notando como él me miraba con una sonrisa, una sonrisa que no se eliminaba ante no darle profundidad a su enojo.—¿Qué harás cuando sepas que no serás superior a él? ¿Matarlo? ¿Como siempre haces?—ahí era cuando estaba viendo cómo esa sonrisa empezaba a borrarse.

—Mis muchachos favoritos.—Negan apareció aún lado de nosotros, con su bate lleno de púas y observándonos pero tan solo me esmere en ignorar sus palabras y observar a Nathan mirarme.

—No te escucho, Nathan.—ante la presencia de Negan y Simón a nuestro lado, Nathan parecía querer acabar con lo que estábamos conversando pues pude notar como me miró y negó con la cabeza pero tan solo quería hundirlo, hundirlo como él lo había hecho conmigo y muchas personas más.—¿Lo matarás como a Sofía? ¿Como a Caleb Martínez? Si, lo mataras porque arruinaran tus planes ¿no?—Nathan se dirigió con brusquedad ante mi al ver cómo Negan había fruncido el ceño, sus manos apretaron fuerza mi chaqueta y estrujó mi cuero contra la pared mientras era yo quien me reía.—Mis condolencias para la muerta.—reí más burlona, recordando a la pobre de Sofía...

—Tus amigos vendrán a darte el pésame.—dijo este, insinuando una amenaza en forma de que quizás moriría ante mis palabras.

—Nathan, suéltala, ahora.—Negan no impidió que Nathan me siguiera sujetando con fuerza, veía en su semblante la molestia, veía lo enfadó que estaba; podía sentir su sangre hervir, había tocado el punto de su debilidad.

—¿Vas a matarme porque te descubrí?—pregunté, en su hombro Negan apretaba su chaqueta con fuerza, referencia a que me soltara ya pero este no me soltaba; yo sonreía, notando como se molestaba aún más pero eso había cesado y se acabaría, se acabaría justo ahora.

—¿Qué carajos fue eso?—Negan alzó su voz preocupante ante cómo todo se detuvo, un silencio inmenso y nadie se movió ante la ráfaga de disparos que se escucharon cerca, era afuera del santuario. Mire cómo Nathan tan solo me empujo con brusquedad ante la pared para así luego soltarme pero este se encontró con una mirada fulminante de Negan, una mirada como si demostrarme como quería protegerme.—No vas a volver hacer eso delante de mi porque te aseguro que no voy a tolerarlo.—por primera vez y para sorpresa de todos que parecieron quedarse boquee abiertos, observamos como Negan agarro con fuerza el brazo de Nathan y pegándole el bate de púas en su rostro.—Dime antes de que salga por esa puerta a averiguar quién carajos está molestándonos; si te quedo claro.—Nathan asintió con rapidez lo que Negan había dejado claro, me sorprendió, me sorprendió demasiado.

Sentí como esa ansiedad volvía a mi, carcomiéndome por dentro ante escuchar otra ráfaga de disparos. La situación me había hecho olvidar que ellos vendrían hoy, estaba tan concentrada en acabarle la paciencia a mi hermano que pase de desapercibida a qué Rick Grimes vendría con su gente a confrontar su situación con los salvadores. Note como tan solo Negan empujó a Nathan con el hombro, el hombre estaba lleno de seriedad y molesto ante las acciones de mi hermano pero la curiosidad de saber quien estaba allí lo mataba más para dejar el tema atrás. Sabiendo quienes estarían ahí no tarde en observar a Dwight, no tarde en observar cómo se paró detrás de Simón y Regina, una salvadora especialmente con rangos igualmente que Arath. Me coloqué detrás de esta saliendo por la puerta principal, a mi lado Eugene tan solo camino con su rostro de seriedad y ambos nos encontramos con rostros conocidos para nosotros. Me paré en seco, quedando erróneamente aún lado de Nathan este quien en su rostro se veía desconcertado ante la presencia primordialmente de Rick Grimes.

—Vaya mierda, lamento la demora estaba en una reunión.—alce mi vista observando en cómo Negan se paraba delante de todos nosotros, observando así a sus enemigos, a mis aliados y los aliados de Dwight, yo parecía estar ansiosa.—Veo que tienes a tus pequeños esclavos contigo, así que no estoy exactamente sintiendo una razón para que nosotros podamos lanzarnos plomo el uno al otro. Yo me preocupo por mi gente, no quiero ponerlos a marchar en la línea de fuego por qué quiero jugar a "mis bolas son más grandes que las tuyas".—veía fijamente como Rick miraba a Negan, como aún lado de este podía distinguir la presencia de Maggie Greene, esos ojos verdosos conectaron con mi mirada y sentí tanta emoción, entre ellas buscaba a Natasha pero no pude encontrarla, no a ella.

—Dwight.—quede justamente enfocada en cómo Rick señaló con su dedo a Dwight, confusa ante el temor de delatarlo este tan solo prosiguió señalando a los demás.—Tú eres Simón, tú eres Arath, tú eres Nathan, tú Jayden, tú Gavin y tú... —Rick mantenía su dedo apuntando a la mujer aún lado de Arath.

—Soy Regina.—habló ella incómodamente ante la ausencia de conocimiento de Rick Grimes quien se mantuvo afuera de las rejas de Hilltop observando la línea de salvadores escuchándolos, excepto yo que no era parte de esa asociación. Eugene aún lado de Nathan murmullo ante ver cómo Rick lo miraba fijamente pero lleno de enfado, de decepción.

—No, se quien eres, se claramente quien eres.—mis ojos observaron cómo Eugene bajo la cabeza ante las palabras de Rick duramente frías pero giré mi rostro ante ser nombrada por él, por mi líder.—También se quien eres tú y no dudo mucho que te vayas hoy, a la buena o a la mala con nosotros.—asentí ante las palabras de Rick, en ver su rostro lleno de confianza y optimismo cómo las personas a su lado, me llenaba de esperanza.—Escúchenme con mucha atención. Ustedes ocho, incluyendo a todas las personas adentro tienen una oportunidad para sobrevivir esto pero esto los lleva a vivir si se rinde.—la firmeza de Rick ante sus palabras demostraba la capacidad que tenía como líder, veía como él estaba bastante seguro de lo que quería.—Me preguntaste qué deseaba y si no vas a rendirte, quiero Aliana de vuelta, justo ahora.—con una sonrisa llena de optimismo, pude notar como Nathan enrojeció ante la presencia de Rick y ante su petición.

—No creo que eso sea posible Rick.—Nathan había sido el primer hombre en responder las palabras de Rick Grimes antes que Negan quien miraba la ardua situación y parecía confiado en que todo saldría bien.—Será sobre mi cadáver y que crea que estarás muerto antes de acercarte a mi.—Rick esmero una pequeña risa ante las palabras de mi hermano pero mi líder no había salido en mi defensa, otra persona si.

—Mi hija se va ir conmigo, no me importa que seas su hermano, te voy arrancar la cabeza si te a través a ponerte en frente.—podía sentir como Maggie me traspasaba la valentía, como veía su firmeza y como todos me miraron ante sus palabras.

—Lo siento viuda pero a mi muchacho nadie lo amenaza, excepto yo pero nadie es capaz de tocarle un solo cabello, solo yo.—Negan estaba al frente de todos nosotros, en medio de su gente para que pudieran verlo.—Esto no funciona así, no funciona de esta forma Rick. Creo que deberías irte con tu patrulla que mea sus pantalones cada vez que ve a mi ejercito, tu gente se irá y no matarán a mi gente.—afirmó Negan ante la advertencia de Rick quien se mantenía en su postura con su arma en manos.—Digo, los chantajeas a ellos y les das una oportunidad ¿pero y a mí?—pregunto lleno de seriedad Negan hacia Rick, quien negó con la cabeza ante las palabras de Negan.

—Dos veces te dije y te afirmé lo que sucedería contigo, lo que te voy hacer cuando esté llegue a su fin.—Rick firme ante su postura no dio muchos detalles ante la pregunta de Negan, tan solo se mantuvo con firmeza.

—Tú no sabes lo qué pasará y no tienes idea de la mierda que se te irá abajo.—Negan se movía entre nosotros, sintiendo como había llegado justamente hasta mi, llevando sus manos a mis hombros y silbando.—No creo que tengas el número para pelear en contra de mi, no lo creo. Te voy a traer una sorpresa en esta fiesta que está apunto de empezar o acabar si tú así lo decides.—Negan con sus manos en mis hombros pude ver cómo le hizo un ademán con la cabeza a Simón quien tan solo entró por la puerta de la entrada y justamente cuando salió nuevamente, traía compañía y no me sorprendería que fuese ese hombre.—Gregory, me gustaría que le dijeras unas palabras a Rick y a sus patrullas de meadas.—observe aquel cascarrabias "líder de Hilltop", escuchando en si en mis oídos la amargada risa de Negan ante la burla de ver a Rick y compañía.

—Hilltop, se encuentra con Negan y los salvadores. Cualquier residente que tenga un arma apuntando hacia acá, o este en contra de todo esto no serán bienvenidos a la colonia.—Gregory había dicho sus primeras palabras ante aparentemente "su gente", un silencio inmenso rondaba por aquí mientras que Negan silbaba moviéndose de mi lado.—Sus familias serán echadas, tendrán que sobrevivir afuera. Vuelvan a casa ahora o no tendrán casa a la que volver.—Gregory había dicho sus últimas palabras mientras que nadie se movía afuera, no veía a nadie montarse en aquella fina línea de carros e irse.

—No creo que nadie se vaya ir, ¿o te parece que alguien se está yendo?—la voz de Maggie resonó ante el discurso de Gregory, señalando a todas las personas detrás de ella que no parecían dar vuelta atrás.—No voy a cuestionar postura y quiero que alguien traiga acá a Aliana.—Negan negó ante la petición de Maggie, negó y en su rostro adornado por su barba, apareció esa sonrisa malévola similar a Nathan; un gran parecido me estruendo el alma.

—¡Hilltop está mejor con Maggie!—la voz reconocida de Jesus se me hizo presente ante su interrupción a Gregory, este quien tan solo iba abrir la boca para unas palabras que le fueron interrumpidas, no le quedó más opción que quedarse callado ante esta vergüenza.

—Me siento muy decepcionado de ti, luego de lo que invertí en ti.—vi como Simón se alejó, empezando a intimidar a Gregory y abrí la boca un poco al ver cómo lo dejo caer por los escalones de allí. Sorprendida ante la brusca acción de este hombre me removí de mi lugar con intenciones de bajar las escaleras pero la mano de Nathan agarró mi brazo con brusquedad.

—Dije claramente sobre mi cadáver.—forceje con la brusquedad de mi hermano quien negó ante ver cómo tuve intenciones de marcharme de ahí, dispuesta a irme y este con brusquedad acercó su cuerpo al mío.

—Van a tener que decidirse, tienen que decidir ahora si quieran una oportunidad de vivir, justo ahora.—Rick miraba con atención todo lo que sucedía desde su alcance mientras que me mantenía forcejeando con Nathan sentí la punta de su arma rozar mi cien.—¿En serio me harán contar?—le tensión subía ante la pregunta de Rick, todos se mantenían firme en sus posturas y el tiempo parecía pasar.

—Nathan, sabes que hacer.—Negan había ignorado la pregunta de Rick llevando su mirada a mi hermano quien asintió, no tarde en sentir como Nathan llevaba mi cuerpo con brusquedad nuevamente adentro, no tarde en gritar el nombre de Rick Grimes ante empezar a dejar de verlo en mi campo visual.

Ante un conteo regresivo de Rick Grimes me vi obligada a tirarme al suelo cuando el conteo había cesado, siendo testigo de como miles de balas rompían las ventanas del santuario; creando caos en la primera planta. Me había tumbado al suelo para cubrirme de estas balas mientras que a mi lado Nathan copiaba mi acción, empecé a arrastrarme por el suelo, observando la puerta a mi mano derecha. Una puerta de emergencia donde había unos pequeños escalones para llegar a la entrada principal en su parte derecha, un poco alejada de la ráfaga de disparos. Jadee con molestia ante sentir como Nathan enterraba sus uñas en mi piel, prohibiendo que mi cuerpo siguiese arrastrándose ante ver lo que intentaba de hacer. Ante su tacto y como aún no cesaban las ráfagas de disparos no tarde en estirar mi pierna de arriba a abajo con fuerza, dándole justamente en la boca a Nathan; este quien gimió mientras se removió del suelo ante sentir las balas cerca de él.

Con el corazón apuntó de salirse de mi boca no tarde en levantarme en cuclillas observando así desde la planta segunda, la primera planta como habían hombres tirados en el suelo llenos de sangre, incluso como mujeres gritaban y niños corrían por el lugar. Veía el caos en cómo buenas personas se llenaban de miedo, de pánico ante tener una muerte no deseado, no merecida. Con lástima por lo que sucedía mire como Nathan sangraba por su boca, como parecía aún quejarse. Me mantuve caminando en cuclillas hacia la puerta, levándome mientras habían rastros de cristal roto y muchas balas pisadas por mis talones. Con mi respiración agitada sin saber qué sucedía afuera no tarde en intentar de abrir la puerta, esta la cual no abría, forceje hasta que pude lograr abrirla, viendo los escalones allí. Aunque sentí como me desvanecí con brusquedad ante sentir las manos de Nathan empujarme sin pudor alguno, supe que era él cuando reconocí ese gruñido de enfado. Mi cuerpo rodó por los escalones, sintiendo así como mi espalda había dolido.

Gemí fuertemente cuando mi mejilla toco el suelo, las ansias de llorar aparecieron ante el brusco golpe que sentí en mi espalda. Jadeando ante el dolor no deje de arrastrarme en cuanto aún sentía rastros de dolor, incluso las balas que aún no cesaban. Vi como mi hermano bajaba por los escalones con una sonrisa en su rostro, estaba viendo al mismo demonio delante de mi. Su boca sangrienta, incluso su ropa y este con un arma en manos me apuntaba mientras me esmeraba en acercarme a la reja abierta que me daba paso desde afuera pero él dolor que sentía en mi espalda era demasiado. Arquee con fuerza, trincándome y gritando con fuerza ante sentir el talón del pie de Nathan pisar mi espalda, pisarla con fuerza y sin temor a que me fracturara. Sentía más dolor de lo inusual, sentía más dolor del que podía sentir pero con fuerza giré mi rostro para así llevar una patada a sus partes íntimas y levantarme con la poca fuerza que tenía, empujándolo ante este estar arqueado por el dolor que sintió en su parte baja masculina.

—Se acabo, Nate, se acabo.—le dije con una voz fatigada ante mi falta de aire por su pisón mientras estaba en el suelo, y por primera vez en mucho tiempo pude ver a mi hermano derramar lágrimas, mientras que su arma me apuntaba.

—Nadie me gana hermana, ni siquiera tú.—con brusquedad Nathan se acercó a mi, empujándome contra las verjas mientras que su mano libre apretaba con fuerza mi cuello, sintiéndome como mi aire faltaba.—Te mataría con una bala en la cabeza pero no sentirías dolor, no sentirías cómo te mueres poco a poco como yo lo estaba sintiendo cuando me abandonaron, así me sentía; con miedo.—con los ojos abiertos veía como Nathan me miraba fijamente, como disfrutaba falta de aire pero su cuerpo cayó al suelo ante un golpe con el mango de un arma, dejándome a mi ser libremente de respirar.

—Imbécil.—la voz de Rick Grimes resonó mis oídos ante cómo los disparos aún resonaban, trataba de tomar respiración pero me faltó ante los fuertes brazos de Rick apretar y aferrar su cuerpo contra el suyo.—Es hora de irnos a casa.—vi sus ojos azulados mirarme luego de romper ese abrazo, mirarme con emoción y sus ojos húmedos mientras que una sonrisa adornaba su rostro, mientras que inconscientemente de mi salieron unas lagrimas.—Vamos a casa, estarás a salvo.—Rick con delicadeza tomo mi brazo para yo antes de correr en cuclillas observar una última vez a Nathan Johnson en el suelo inconsciente, mientras que llore ante presenciarlo de esa forma.—¡En marcha, en marcha!—con lentitud pasaba por la fina línea de autos observando a muchas personas observarme, como todos me sonreía y sin duda alguna la sonrisa de Maggie Greene me había cautivo ante algunos rostros que conocía.

—Maggie... —susurré en su oído ante cómo ella me abrazó con fuerza, me abrazó con mucho más fuerza que Rick Grimes y mientras veía como el santuario parecía un desierto ante los motores de los autos encenderse avisando que por ahora todo había acabado.—El bebé.—entre mis lágrimas, incluso emoción pude sentir un la barriga de Maggie algo abultado ante mi cuerpo tener tacto con ella.

—Estás bien, estás bien.—repetía Maggie Greene mientras sus labios no dejaban de besar mi frente, sus manos limpiaban mis lágrimas pero sollocé cuando pude sentir tan cerca de mi nuevamente, ella misma con rapidez me había acompañado al auto en donde pude ver a Rick Grimes en el volante, me senté en la parte de pasajero mientras que atrás, Maggie se sentó, le carro había avanzado con rapidez y no tarde en mirar por los retrovisores.

—¿Y Dwight?—pregunté entre lágrimas aún intentando de asimilar que me había ido de ahí, que había dejado a Nathan y a Negan atrás, parte de mi tristeza era haberlos dejado atrás de esa forma y más a Nathan, más a mi hermano.—¿Va estar bien?—pregunté a mico tendido sin creer que Rick Grimes estaba aún lado de mí manejando y que atrás Maggie se encontraba sentada junto a Jesús, este a quien no había visualizado en el auto; se encontraba con la ventana abierta y un arma afuera.

—Lo va estar, él se protegió muy bien.—respondió Rick mirándome, intentaba mirar la carretera pero él parecía que no podía asimilar que yo estuviera ahí con ellos, no lo culpaba; pasamos mucho tiempo en lugares separados.—Lo logramos, lo logramos.—veía como en su rostro había felicidad, como él golpeaba el volante emocionado y me sorprendía no ver a Michonne aquí... o incluso a Carl... o Daryl.

—No cantemos victoria, Rick.—le aconsejo Jesús, entrando por la ventana y observándome, este con una gran sonrisa.—No puedo creer que la hayas sacado tan fácilmente.—mire a Jesús con una sonrisa, mientras que mis lágrimas aún se resbalaban por mis mejillas, sentía como mi corazón quería salirse por mi boca.

—Logramos sacarla de ahí es por eso que canto victoria, ya lo demás no importa.—los ojos azulados de Rick Grimes me miraban mientras que un llanto se me escapó de mi garganta, sintiendo desde la parte de atrás como Maggie sobaba mis hombros.—Estás a salvo, estás a salvo.—su mano derecha soltó el volante para este acariciar mi mano, acariciarla y darme consuelo ante la terrible emocione que sentía, una emoción que me causaba llorar pero ahora iba de vuelta a casa, con problemas que ajustar.

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