Capítulo 9

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Yunjin bufa por la mancha en su camiseta y estira la tela para ver mejor la mancha café.

—Iré al baño a limpiarme.

Jeno le coloca pausa a la película a la vez que ella se levanta del sofá y la ve perderse por el pasillo maldiciendo por la mancha en su camiseta.

Aprovecha que tardará un rato para acomodarse mejor en su lugar y frotar sus muslos, después de dos películas sentado en la misma posición le empiezan a hormiguear las piernas.

Él solo planeaba dejarle un pequeño regalo por cumplir tres meses de relación, ver una película y volver a casa antes del anochecer pero terminó quedándose a ver un maratón de películas mientras comían los chocolates que él trajo, hasta cenaron y luego volvieron a ver la película que ahora está en pausa en la televisión.

Estira sus brazos y arregla su cabello azul, extiende sus brazos por el respaldar del sofá sabiendo que no hay ningún problema porque mientras él se sienta en el extremo del sofá Yunjin se sienta en el otro.

—¡Jeno!

Él gira su cabeza hacia el pasadizo—. ¿Qué pasa? —Alza la voz para que la chica lo escuche.

—¡Necesito una camiseta limpia!

—¡Bien, iré por una!

Accede ya que de todas formas iba a levantarse para dar una vuelta pues la molestia en sus piernas no disminuye; rodea el sofá y sube las escaleras hacia la habitación de la chica pero antes de llegar se encuentra con la habitación de Renjun.

Siempre está cerrada, pero hoy la dejó abierta, piensa con asombro dándole un rápido vistazo desde afuera al interior. En efecto, siempre que va a la casa de los Huang la puerta de Renjun está cerrada, esté o no esté este, impidiendo que él vea cómo es por dentro.

Con la curiosidad picando dentro suyo muerde su labio y después de un pequeño debate mental empuja con cuidado la puerta revelando la habitación frente a sus ojos. Sonríe un poco porque da un paso al frente y finalmente está dentro.

Tiene un aroma dulce, las cosas están todas ordenadas y en su lugar, los colores neutros predominan y sin duda alguna le gusta mucho la habitación del primo de su novia. Quizás no es correcto que esté ahí sin permiso, y más sabiendo que Renjun no está en casa pues otra vez Donghyuck fue a recogerlo. Jeno se pregunta porqué salen tan seguido.

Camina observando su alrededor como un niño pequeño en una gran tienda, hay un armario semi-abierto así que decide abrirlo por completo, observa que está casi vacío de no ser por una caja en la esquina dentro. Se agacha para acercarla a él y abrirla con cuidado. Alza las cejas con sorpresa cuando encuentra un par de trofeos polvorientos.

Como si Renjun se hubiera encargado de alejarlos de su vista.

Entonces siente incorrecto estar ahí, quizás lo ha hecho por una razón íntima que él desconoce así que cierra la caja y la deja al fondo donde la encontró pero la caja choca contra algo que no es la pared del armario. Era algo pequeño. Retira la caja de trofeos y sus ojos encuentran una pequeña caja de cartón semi abierta también, como si Renjun hubiera abierto ambas cajas hace poco.

Toma la pequeña caja mordiendo el interior de su boca—. No debería... —Pero las alas de la caja estaban abiertas y el interior se reveló frente suyo. Hay un par de medallas, unas zapatillas muy bonitas color blanco llenas de polvo, y un libro rosado con el título de "Recuerdos".

Remueve los objetos para tomar el álbum de fotos, mira a su espalda confirmando que no hay nadie y lo abre con cuidado.

Le daré un rápido vistazo y luego voy por la camiseta de Yunjin, se repite varias veces en su cabeza.

En las primeras páginas hay unas fotos de Renjun de pequeño bailando y posando frente a la cámara, seguramente la señora Huang tomó aquellas fotos. Jeno sonríe viendo lo tierno que Renjun se veía de infante. Luego venían fotos de Renjun adolescente abrazando un par de amigos, entre ellos ese chico que siempre anda pegado de Renjun, o así lo describe Jeno.

Pasa las páginas y cuando cree que no habrá nada más que eso llega a una página de las últimas. Abre sus ojos de más con asombro.

Son él y Renjun.

Abrazados, ambos sonrientes y de fondo una pista de alguna competencia que no recuerda haber visitado en su vida. Pero al parecer lo hizo y se ve muy feliz en la foto. Es una foto parecida a la que encontró en su ático... y en ese momento realiza que esto no puede ser una coincidencia.

¿Renjun es a quien estaba buscando?

Cierra los ojos con fuerza y suelta el álbum de fotos que cae de vuelta en la caja, sus manos presionan su cabeza por el dolor que empieza a sentir.

—¡Jeno, sigo esperando!

Yunjin lo llama desde la planta baja y maldice, guarda las cajas en sus lugares y cierra el armario, sale trotando.

—¡Ya voy!

Corre hasta la habitación de su novia y recoge una camiseta de sus cajones, baja corriendo las escaleras y se acerca al baño donde toca tres veces para que ella salga.

—Te demoraste mucho, ¿Todo bien? —Lo mira de arriba a abajo, parece agitado y en sus pupilas hay un brillo que no había visto antes.

Jeno asiente—. Creo que tengo algo de fiebre. Iré a casa y te llamo más tarde, ¿Está bien? —Ella asiente algo perdida, ya con la camiseta en su mano.

Se inclina para querer dejarle un pico en los labios pero Yunjin inclina su rostro y sus labios caen en su mejilla. Se miran un momento por su acción tan repentina pero Jeno realmente no tiene cabeza para nada más, ahora quiere volver a casa y ordenar su mente así que ignora ese hecho.

—Cuídate.

—¡Adiós!

Jeno cierra la puerta detrás suyo, toma su bicicleta en el patio de los Huang y pedalea hasta su casa con miles de cosas en la cabeza.

Llega al patio de su casa y prácticamente abandona su bicicleta con torpeza y entra a su hogar. Con el corazón a mil y la cabeza hecha un garabato con miles de preguntas se encuentra a sus padres tomando un café en el comedor.

Sin pensarlo mucho se acerca a ellos con la respiración agitada por el cardio y sus cabellos azules mirando a diferentes direcciones. Sus padres alzan la mirada hacia él; su padre quita la mirada de su periódico del día y su madre de sus uñas perfectamente cuidadas.

—¿Por qué llegas todo desarreglado? —Su madre hace una mueca.

—Deberías darte una ducha. —Su padre lo mira fríamente y vuelve la mirada a su periódico.

Jeno no va a tragarse sus palabras solo por las actitudes frías de sus padres, si él va a decirlo es mejor que vaya directo al grano, sin rodeos.

—¿Ustedes conocen a Renjun?

La pregunta es tan directa que su padre levanta rápidamente la mirada hacia su mujer quien cierra su mano en un puño y sus arregladas uñas se entierran en su palma por la fuerza, luego de esto se queja y mira nerviosa a su hijo.

—No, no lo conocemos.

Es tan buena mintiendo, piensa Jeno. Sin importarle mucho toma aire para mantener la mirada fija en su madre.

—No me mientas, mamá.

Sus padres se miran entre sí buscando respuestas el uno en el otro sin parecer muy sospechosos, pero Jeno los conoce bien. Pasa su mano por su cabello azul y suspira irritado.

Su madre finalmente habla—. Sí, lo sabíamos.

—Sé que conocí a Renjun antes de mi accidente, pero ahora no recuerdo nada que tenga que ver con él... ¿Porqué? Ustedes son mis padres, ¿Porqué nunca me dijeron que tuve una persona que estaba olvidando?

—¡Porque él era mala influencia para ti! —Su madre exclama apresurada apenas él termina de hablar.

—¿Mala influencia?

—Sí, él no era un buen chico, y tú te estabas convirtiendo como él, y eso tu padre y yo no lo permitiríamos. Nuestro hijo no puede ser mal influenciado, tenemos un apellido que mantener, una empresa-

Jeno niega con la cabeza y la deja de escuchar—. Renjun no es así, lo poco que lo conozco ha sido muy callado, tímido y muy lejos de ser una mala persona.

—¡Es porque no lo recuerdas!

—¡No puedo creerles!

No puede seguir ahí parado como idiota, se da media vuelta dándole la espalda a sus padres ignorando sus llamados.

—¿¡Cómo te atreves a dejarme hablando solo!? ¡Estás castigado, no saldrás de tu habitación!

Y eso es lo que menos le importa. Él no los dejará controlarlo más, al menos no con esto, él quiere saber la verdad sobre él y Renjun.

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