𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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El día del mañana.

Todo se volvió lento, después de ese toque, el mundo pareció detenerse por completo. Deje mi mano estrechada, los disparos, las aves, los soldados en el cielo, todo se detuvo. El rugido que había lanzado, pareció ser lo único que mis tímpanos escucharon. Fue tan fuerte, tan escalofriante que no podía moverme del suelo retumbante. Aquella niña aún yacía allí, estaba tumbada como yo, observando con horror lo que sería un infierno. Estaba desconcertada, a la ves, aturdida. Por un momento, la vida de mi hermano menor estaba encima de mi, pero ahora regenero en algo más espeluznante. Me levante del suelo, el retumbar del titán acorazado por defender a esa niña no fue menos, que los grandes estruendos de la pared quebrarse. Lo hizo, lo había hecho. No había salida, los escombros estaban cayendo y rompiendo el suelo, mientras que el cuerpo de Eren se incrustaba en miles huesos. Era anormal, era una aberración. Una bocanada de aire se me escapó, veía como la unión de su cabeza con aquello tan extraño que sobresalía de su nuca, brillaba en el destello del cielo cambiante, esclareciendo los grandes y alargados huesos. La bruma fue demasiado junto a la ventisca, por un momento, ya no veía el cuerpo de Zeke Jaeger. No entendía nada, solo se que corrí para escapar de que esos escombros me aplastaran, pero al hacerlo, mi cuerpo se impulsó en el aire por un fuerte agarre, sacándome de ese lugar, antes de que mi vida dependiera de eso.

Él aferraba mi cuerpo junto al suyo. Veía su rostro, estaba decaído, parecía querer llorar pero tenía la fuerte determinación de no hacerlo. Armin, tan valiente, siempre lo había sido, pero hoy más que nunca parecía tener su corazón encerrado en una caja de cristal. Me aferré a él, observando por el hueco de su cuello como los escombros de las murallas empezaban a decaer. El ruido, todo se sentía tan espeluznante, que aún mi cuerpo estaba helado por completo. Con suavidad, bajo mi cuerpo en aquel tejado. Él me hablaba, se que me cuestionaba. Veía sus labios moverse rápidamente, su ceño estaba fruncido, pero no estaba consiente de lo que sucedía, solo estaba flotando en un abismo al que nunca podré volver. Tape mi rostro con mi brazo, sintiendo un apretón fuertemente en mi corazón. Todo en mi interior se estaba estrujando. La presencia de Mikasa se hizo apta, junto a la de Leandra. Ambas respiraban gruesamente, veía horrorizadas el horizonte. Así que tan solo cerré mis ojos, dejando exhausta que mis lágrimas se escurrieran por mi rostro. Estaba cansada, mi ropa estaba manchada de sangre y tierra, lo peor, era que aún nada había terminado. A penas todo este perturbador infierno estaba empezando, era el comienzo de un fin.

-¿Qué es eso? Es un ser inmenso.-escuchaba a Mikasa, mientras que abrí los ojos para sentir como Leandra se inclinaba atrás de mi, levantándome para quedar sentada -Creo que apareció donde se encontraba Eren. ¿¡Qué es!?-se preguntaba, pero el estruendo me impedía escucharla correctamente.

-Es Eren.-afirme yo, observando el inmenso ser que yacía guiando a los titanes colosales, eran gigantes, era espeluznante.

-Él pudo lograrlo.-Armin se inclinaba a mi lado me quedaba entremedio de él y Mikasa, pero tampoco podía escucharlo del todo bien.

-¡No te escucho!-me grito Mikasa en el oído, haciéndome fruncir el ceño molesta, visualizando frente a mi como las casas eran aplastadas por esas grandes pisadas.

-¡Parece que ganamos!-exclamaba Armin, lo cual me hizo molestar aún más cuando me grito a mi en el oído, intentando de dirigirse a Mikasa.

-¿¡Qué!?-tome aire cuando Mikasa volvió a gritarme en el oído, por lo cual me eché hacia atrás, tomando sus cabezas con brusquedad para juntarlas y que pudieran escucharse.

-¡Eren se apoderó del titán fundador! ¡Si en este momento ha comenzando el retumbar, es porque Eren lo consiguió! ¡El objetivo de su plan es aplastar el ejército de la alianza de Marley!-gritaba Armin, observándonos.-¡Eren está de nuestro lado, siempre lo ha estado!-esclareció.

-Pero, ¿por qué se va?-mire atrás de mi, viendo como Leandra con sus humedecidos ojos veía al horizonte, ella estaba conmovida.

-Eren, ¿tú regresaste para estar con nosotros?-se preguntó Mikasa, distanciándose, era irónico que ambas mujeres de un solo apellido amaran al mismo joven, era doloroso tener que verlo.

-No es cierto, que extraño. Es mentira, no puede ser. ¡Adeline, Mikasa, Leandra!-Armin nos llamó, haciendo que lo miráramos.-Incluso destruyó la muralla María, si quería aniquilar al ejército de la alianza no necesitaba destruirla por completo. ¡Bastaba con la parte de la muralla de ShingaShina! ¿¡Por que atacó al grado de perder las murallas!?-se cuestionaba, haciéndonos analizar la situación.-Si solo quisiera acabar con la alianza del ejército de Marley, si quisiera eso, ¿por qué el... -abrí mis ojos parecí haberme trasladado a ese campo, a ese lugar arenoso donde la intensidad de la luz era azulada.

-ESCUCHA MI VOZ, PUEBLO DE YMIR.-la voz de Eren se fragmentó en mis oídos, nuevamente volvimos al distrito, todo era confuso.

-Acabó de oír la voz de Eren.-afirmó Mikasa, sosteniendo su cabeza, yo también estaba confundida, para así ver como volvimos a ese terreno ancestral, era el lugar donde esa persona me salvo, era el mismo lugar.

-MI NOMBRE ES EREN JAEGER, estoy usando el poder del titán fundador para comunicarme con todos ustedes.-mi piel se erizo, escuchando la gruesa voz de Eren someterse en todo ese lugar.-Deshice todo el endurecimiento de las murallas de la isla Paradis, ahora los titanes que se encontraban en su interior han comenzado su marcha. Mi objetivo principal es protegerlos a ustedes, la gente de Paradis que me dio la vida y me crió. Sin embargo este mundo, ha deseado por siglos la aniquilación de todos nosotros. Y no solo la gente de Paradis, ellos no se detendrán hasta acabar con el pueblo de Ymir por completo. Yo les voy a negar aquel deseo. Los titanes de las murallas retumbarán la tierra y aplastarán todo lo qué hay más allá de esta isla. Y ellos seguirán avanzando, hasta que no exista más rastros de vida.-solté una bocanada de aire, devolviéndome al tejado, me sentí mareada, todo era abrumador.

-Adeline dímelo, ¿tú ya lo sabías?-me preguntó Leandra anonadada, yo me quede sentada en el tejado, abatida por lo que había escuchado.

-Si, pero ya no lo recuerdo. Eren es capaz de manipular las memorias, es por eso que... -abrí los ojos grandemente, mirando a la nada.-Eren, ¿me manipuló?-me pregunté, por lo cual giré mi rostro, observando cómo al tejado llegaban Jean y Connie.

-Chicos, ¿lo han oído?-se preguntó Connie, mirándonos abrumado, mientras que Jean colocaba en el tejado a ese pequeño niño, estaba vivo, Falco estaba vivo, ¿devoró a una persona de titán cambiante?

-¿Dónde está Grace?-Jean levantó la mirada, viéndome con detenimiento, mi piel se erizo, para ver cómo Armin bajo la cabeza.-Maldita sea.-gruñó este, cerrando los nudillos.-Se acabó, no puede ser. Jamás imagine que fuera matar a todas las personas fuera de las murallas. Pero si desaparecen, también lo hará su odio hacia nosotros.-amarró la boca de Falco con delicadeza, ese niño estaba consiente.-Todos los enemigos quedaran aplastados, la tierra quedará vacía por completo. Parece que al final sucedió lo que más temía la humanidad que vivía más allá del mar, esto pasó porque nos nombraron demonios e intentaron acabar con nuestra gente. Por lo tanto, todo esto fue provocado por los seres humanos del exterior. Ninguno de nosotros podía hacer nada al respecto, ¿no es así?-se preguntó, él estaba desconcertado.

-Pero, lo que ocurre me parece excesivo. Es una masacre sin precedentes.-comentó Armin, mirando a la nada.

-Entonces, ¿detenemos a Eren?-nos preguntó Jean.-Recuerda que el rechazo el plan de eutanasia de los eldianos con el que Zeke quería castrarnos. Se negó a sacrificar a Historia, como a Adeline, para poder conservar el poder del titán fundador. En resumen, este Eren decidió sacrificar a la humanidad del exterior para protegernos. Quienes se beneficiarán de esta masacre, seremos nosotros.-decía, esas palabras, tan rectas y honestas, no podía dejar de pensar en Levi, lo extrañaba tanto como a mi hijo.

-¿¡Qué es eso!?-me sobresalte, levantándome del tejado para observar un estruendo de los titanes que aún yacían rondando, estaban peleando contra nuestros soldados.-Son titanes, ¿se enfrentan a los soldados?-se preguntó Armin.-No es cierto, si Eren puede controlar al fundador debería poderse manipular a todos los titanes.-indicaba.

-¡Ellos están devorando a los nuestros, debemos ayudar!-expresó Jean, acercándose al borde del tejado.

-¡Espera!-pidió Mikasa, acercándose a nosotros.-Adeline, ¿qué hacemos con el niño?-me preguntó ella, haciéndome girar y observarlo, mi corazón se estrujó, lo reflejé en Elian.

-Este niño obtuvo el poder del titán mandíbula. No podemos dejarlo libre, si se lo damos de comer a alguien transformado en titán podríamos salvarlo. Quizás, Grace.-musitó Jean, lo cual Armin soltó una bocanada de aire.

-No.-denegué.-Ese niño, no podemos hacer eso. Grace no querría eso.-indique yo, viendo a Jean con detenimiento, Armin tristemente pareció concordar conmigo.

-Será a mi madre, ella lo devorara en Ragako. ¿Me escucharon?-nos preguntó Connie, dejándonos desconcertados por lo cual Leandra se levantó del suelo, mirándolo fulminante.

-Adeline dijo que no. Y ella está a cargo.-afirmó ella, dejando a Connie tedioso, junto al ambiente tenso que se recreó.

-Connie, Jean... de acuerdo a lo que dijo Zeke, ese niño es un candidato a guerrero, por lo tanto es un miembro del escuadrón de Reiner.-esclarecí a Armin, intentando de detener la tensión.-Si nosotros matamos a uno de sus candidatos, entonces Reiner y el titán carguero comenzarán otro conflicto. Si Marley va existir no hay necesidad de reiniciar una masacre entre nosotros y Reiner.-añadió, mientras que frustrada les escuchaba.

-¿Quieres decir que mi madre no importa?-me giré, Connie se dirigió a Armin de una manera intimidante.-¿Sabes lo que era para mí volver a la aldea y ver a mi madre en ese estado? ¿Acaso ves como me he sentido? ¡Tú devoraste a Berthold, por eso te salvaste!-saque mi hoja ante ver como este arremetió hacia el rubio, sosteniendo su camiseta con brusquedad, le interrumpí el agarre con mi hoja estrechada, todos quedaron anonadados.-¡Traeré a mi madre devuelta, no me detendrás!-me grito Connie, su frente y la mía iban a chocar, era la primera ves que me desafiaba.

-¡Connie, Adeline!-miré adelante, viendo a los titanes correr hacia acá, fuertemente alguien me halo hacia atrás, haciéndome caer al suelo con todo el estruendo de aquel titán, rompió el tejado en dos.

-¡Connie!-gritamos todos, viendo como se llevaba a Falco con él, estreche mi mano pero Jean fuertemente me volvió a sujetar.

-¡Déjenlo!-nos pidió, pudiendo ver adelante la gran horda de titanes frente a nosotros.-Esto es malo, tenemos que hacer algo con los titanes. Y más ahora que ya no tenemos murallas.-apreté mis hojas, ellos sacaron las suyas, pero entre esos tejados, observe un rostro familiar que me dio esperanza.

-¡Esperen!-les pedí a los chicos, viendo como intenciones de partir, ellos se detuvieron.-¡Instructor Shadis!-grite, llamándolo fuertemente para ver cómo él con sus ojos abiertos grandemente se dio la vuelta, deteniéndose en un tejado estrecho.

-¡Adeline Jaeger, estoy a tus órdenes!-me dijo, portaba el equipo de maniobras tridimensionales original, también sostenía las hojas, estaba peleando.-¡Dime lo que sea, y lo ejecutaré!-afirmo, haciéndome sonreír esperanzada.

-¡Guíe a los cadetes sobrevivientes al cuartel, los atraeremos ahí! ¡Serán carnada, así podremos destruirlos uno a uno con los lanza relámpagos! ¡Necesitamos todas las que puedan conseguir!-le decía, levantando mi hoja para ejecutar la orden.-¡Si ganamos, viviremos! ¡Si perdemos, moriremos! ¡Y si no peleamos, no podremos ganar! ¡Hay que pelear, peleen!-grite fuertemente, alentando a cada uno de los que estaba ahí, habiéndoles impulsarse con los equipos de maniobras tridimensionales.

Yo también lo hice, me lance de aquel tejado, sabiendo que deberíamos pelear. Era la única manera para ganar, al menos un día más. Mi gancho se sujeto del hombro de un titán, di la vuelta para tomar altitud y bajar rápidamente hasta destrozar su nuca e incluso espalda. Arranque toda su carne, la sangre brotó en mi ropa. Pelea, pelea, es lo único que debía recalcarme en mi mente. Antes de que aquel titán cayera, me abalancé a otro, rasgando su piel sin tener que sostenerme de ningún lado. Cayó junto al otro, de seguro, les habría conocido de algún lado, pero debía dejarlos descansar de este mundo. Entre los titanes, veía cada físico de ellos. Una parte de mí temblaba, sabiendo que un rostro sería conocido, no estaba preparada, pero tenía que exterminarlos como si fueran enemigos. Gruñí, deslizando las hojas por la nuca de aquel titán que atemorizó a varios cadetes de reclutas en un tejado, los alenté a pelear, como los demás. Era una cadena, si yo peleaba, todos pelearían, a pesar de que el retumbar continuara, debíamos poner a salgo este distrito que me vio crecer y me crió, junto a cada uno de las personas que había en el. Mi cuerpo se manchaba de sangre, pero, no era la primera vez que veía morir a mis compañeros, es solo que dolía más que las veces anteriores. Continuaba impulsándome en el aire, guiando a esos titanes en medio de mi adrenalina al cuartel donde todos se reunían. La voz se había corrido, desearía que Levi estuviera aquí y viera, que estaba siendo la capitana que estos mocosos necesitaban.

Una línea de soldados se abatía alrededor del cuartel, tomaba los pesados lanza relámpagos para apegarlos a mi cuerpo con las correas del equipo de maniobras tridimensionales. Los demás también lo hacían, se ayudaban entre sí, a pesar de que estos titanes intentaban escalar para llegar a nosotros, continué amarrando las cadenas hasta que un suspiro se me escapó. Ahí estaba ella, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, se sintió tan frío que me helé por completo. Ella estaba ahí, Grace estaba ahí. Había llegado a nosotros, pero no de la manera que quería. Verla en ese estado era espeluznante, simplemente era doloroso tener que verla de esa forma. Me quede aturdida, al punto de que mis ojos se humedecieron. Ella gruñía, estrechando sus grandes brazos, no nos veía como sus camaradas. Ya no éramos sus amigos, su familia, solo éramos un abismo, el mismo abismo que debía culminar con su agonía. Mi querida Grace, tan bonita, siempre tan genuina y bondadosa. Ella siempre estuvo a nuestro lado, en cada momento, en cada lugar. Hubiera dado lo que fuera en el fondo de mi alma para no tener que sacrificarte a ti por el mundo, sin duda, te hubiera escogido a ti entre el mundo, pero lo siento Grace, no pude hacerlo. Apreté mis ojos fuertemente, al igual que mis armas para impulsar el gancho. No quería hacerlo, no quería ser yo quien lo hiciera, Grace, no puedo hacerlo.

-Yo lo haré.-me sobresalte, girando la mirada para ver cómo Armin lloroso observaba aquella imagen que debía romperlo en mil pedazos.

-Lo haremos juntos.-le dije, viendo como me miró aturdido, escurriendo sus lágrimas tristemente.

-¡Ataquemos al mismo tiempo!-pidió Jean, incitándonos a lanzarnos y así hicimos, todos nos lanzamos a la ves, en una sintonía perfecta para acabar con esta agonía.-¡Fuego!-sin pensarlo, sin deducirlo junto a Armin, lo hice.

-Adiós Grace, te recordaré, ¡por siempre!-exclame, desgarrando mi garganta para lanzar mi relámpago junto al de Armin, viendo como cayó perfectamente en tu nuca.-¡Gracias!-emití, distanciándome de ella, mientras que su cuerpo cayó, ella se había ido, había muerto.

-Oye.-me detuve en seco, aquel pasillo era estrecho, pero esa chica de cabello rubio y azulados ojos me detuvo, me miró curiosa, llevando sus manos a cada lado de las caderas.-¿Como te llamas?-me preguntó, no le conocía, se veía llena de confianza por mi presencia.

-Me llamo Adeline Jaeger.-le respondí, tímidamente, era la primera chica en hablarme en el poco tiempo llevaba en la legión de exploración; ella se quedó mirándome, sonrió.

-Vaya, ¿con qué eres tú el fenómeno del que él hablaba?-desconcertada la miré, tan solo pensé en una sola persona, en un chico de grisáceos ojos y cabello lacio oscuro.-No te preocupes, tú y yo seremos buenas amigas. Me llamo Grace, Grace Arlert.-expresó, estrechando su mano, mientras que abrí los ojos grandemente por su apellido tan conocido para mi.

-Adeline.-parpadeé, observando a Armin a mi lado, él atónico me estrechó su cabeza, queriendo mostrarme algo.-Es el comandante Pixis.-musitó, haciéndome mirar decaída aquel titán.

-Viejo ebrio...-le llame impotente, colocándome nuevamente encima de aquel cuartel varios lanza relámpagos, pero solo fue Jean quien dio un paso adelante, sin temor alguno.

-Adelante.-nos pidió, por lo cual respire hondo, con la mano en mi corazón, lanzándome para ver aquel titán mirarnos, intentando de alcanzarlos con sus manos.

-Comandante, quien logró que nosotros llegáramos aquí, fue usted.-decía Armin, mientras que junto a él, lance aquel relámpago, fragmentándose en su nuca.-¡Y ahora descanse en paz!-pedí, viendo como su titán caía, adios queridos camaradas, estoy segura de que nunca les olvidare, ni en esta vida, ni en la otra.

──

Próximo capítulo: Ten esperanza.
Los chicos buscan una luz de esperanza cuando los Jaegeristas se adueñan del distrito.

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