𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞𝐬

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El retumbar.
Adeline Ackerman

Aún estaba en el aire. Sentía impotencia, pero no podía dejarme llevar por mis emociones, en el peor de los casos, por lo único que debía preocuparme era por sobrevivir un día más. Ese titán, quería despedazarme, estaba atrás de mi corriéndome sin vacilar. No podía esquivarlo para siempre, tenía que pelear, debía pelear. Estrechó su mano, de esa forma ágil y brusca, él estaba quebrando los tejados, los escombros sobresalían, y en ese momento que intentó acogerme, me deslicé acostada por los tejados. Paso por encima de mi, nuevamente me levante, ya no podía atacarlo de espalda, había anticipado mis movimientos. La sonora de disparos se hacía presente, ese maldito titán carguero también estaba en el campo, quería inmovilizar a Eren, como también al bufón del titán bestia sostenido en el tejado, lanzando fragmentos de piedra que también me era difícil esquivar. No importa, no podía confiar en ese hombre, lo más probable Levi estaba... ¡No! Confío en él, confío en su fuerza y determinación, el hombre que amo no pudo haber perdido contra el titán bestia. Gruñí, de solo pensarlo, me enfurecía, la adrenalina y energía que se esclarecía por mis venas, me hacía querer retumbar con todo este lugar, quería acabarlos, quería que esta pesadilla se terminara. Vi una ventaja, la mano de Eren se estrechó en el tejado, me estaba dando un pase para escapar del titán mandíbula.

Me enganche, me enganche en su mano para poder continuar impulsada en el aire. Los dirigibles estaban arriba de nosotros, caerían, con esa sonora de rocas que los habían cruzado, estallaban dando ese destello de fuego en el cielo. Mire adelante, aún Eren en su forma de titán de ataque logró inmovilizar al titán acorazado. Estaba encima de él, en su hombro, y lentamente empezó a moverse, se dirigía a Zeke. Un suspiro se me escapó, había acertado, mi hermano menor quería tener contacto con Zeke, y aún en este entonces, no tenía claritud de cuáles eran sus verdaderas intenciones. Con todo eso, quería tener el objetivo de evitar que aquel grito se esclareciera de nuevo, en alguna parte del distrito, Grace tenía que estar peleando. No me arriesgaría, no podía perderla también, estoy segura que no podría mirar a ese bebé de azulados ojos, no podría darle esa vida. Me sujete de su cabello, veía a varios soldados con las capas verdosas tener altitud en él cielo, pero no podía ver a mis compañeros. Me sobresalte, girándome con brusquedad y saltando del hombro de Eren. El gruñido del titán mandíbula me alertó, no tan solo eso, el acorazado se movilizó nuevamente. Estaba harta, harta. Grite, grite fuertemente sacando mis hojas del equipo de maniobras tridimensionales. Impulsé todo mi gas en él, rasgando su mano estrechada como un rayo. El destello de mi furia prevalecía, lo único que me hacía mi corazón palpitar, era que tenía un hijo a quien abrazar.

No podía detenerme. Mi hijo era mi fuerza, mi determinación, era por eso que debía hacer lo correcto. Aunque me contrahiciera, aunque no quisiera, tenía que hacerlo tarde o temprano. La sangre de su mano fragmentada decayó en mi rostro, se giró enfurecido. Estaba agitada, no podía controlar mi respiración, de tanto apretar mis hojas las manos ya me estaban doliendo. Se acercó a mi rápidamente, me anticipo, falle mi ataque. Sus largas y afiladas uñas me rasgaron, rasgaron mi mejilla en un leve roce donde sentí ardor, donde la sangre empezó a deslizarse por mi mandíbula. Perdí el equilibrio, caí en un tejado con brusquedad, pero aún más adolorida. La sangre se derramó, manchó los ladrillos, fue un corte vil y profundo, sería una marca para recordar hasta que los destellos de luz calentaron mi cuerpo. Abrí mis ojos grandemente, todo se volvió oscuro a mi alrededor, a excepción de los rayos que me decaían. No, no me estaba convirtiendo en titán, mis músculos no se estaban apegando a otro cuerpo, pero mi interior rugía de fuerza y valentía. ¿Era ella? ¿Era su energía? Me la estaba prestando, otorgando como un privilegio de vida que no podía desperdiciar. Ymir, me salvaste para hacer algo que tú nunca pudiste hacer. No te prometo que cumpliré con eso, y si al final decides que mi vida no lo vale, aceptaré la muerte como una vieja amiga, solo déjame, déjame ver a mi hijo e esposo una ves más.

-Por favor, perdóname.-abrí mis ojos, la voz de Eren retumbó en mi oído en una memoria que no recordaba, en un lugar donde no recordé haber estado con él.-Perdóname por favor.-cayó arrodillado frente a mi, las lágrimas bajaban de su mejilla, yo no recordaba ese momento; me puse de pie, apreté mis hojas, hacia aquel cuartel se dirigían varios soldados de Marley, debía acabarlos.-Por favor Adeline, perdóname, pero debes dejarme ir.-exclamó, mi corazón palpito.

-Lo sé.-musité para mis adentros, corriendo en esos tejados, impulsándome para dirigirme al cuartel, a esa azotea donde irían los enemigos.-¡Lo sé hermano, solo dame tiempo por favor! ¡Déjame salvarte, una ves más, déjame abrazarte!-exclamé con furia, rasgando fuertemente con mi espada a los enemigos que se posicionaron en el tejado de aquella azotea, su sangre se derramó, sus cuerpos cayeron, pero yo resistí, valientemente.-Déjaselo a tu hermana mayor.-masculle, levantando la mirada para ver a todos esos chicos delante de mi, mirándome anonadados.

-¡Adeline!-sus voces se sintonizaron, todos me llamaron a su ves, con emoción y sorpresa. Grace los había traído hasta aquí.

-Chicos... -esquive el hecho de que Yelena se encontraba adelante, para abalanzarme encima de Mikasa y Armin, quienes llegaron hasta a mi, fundiéndome en un fuerte abrazo.-¿Están bien?-les pregunté, pero ellos me miraban anonadados.

-¿Qué le pasó a tu cabello?-se preguntaron todos, mirándome desconcertados, por lo cual yo tan sólo denegué, eso no era de importancia.

-No importa, creo que luce genial así.-artículo Jean, mirándome sorpresiva aún lado de Connie quien apretaba los dientes tembloroso.

-Si, muy, muy genial... ¡luces hermosa y si hoy moriré no quiero guardármelo!-exclamo, sonrojado, impresionada lo miré de igual manera, algo pasmada por su inocente confesión.

-¡Connie, basta!-le pidió Jean, algo avergonzado.-¡A Eren no le gustaría que estés coqueteando con su hermana en último lugar!-le reprendía Jean, mientras que Connie esbozaba un fuerte suspiro, me acerqué a ellos y los abracé fuertemente.

-Temía que no estuvieran a salvo.-les dije en un susurro, sintiendo como también me abrazaban, soltándome en un imprevisto rugido provenir de la pelea de titanes.

-Oigan, creo que el que necesita que lo salven en realidad es Reiner.-opinó Connie, por lo cual observe cómo el titán bestia logró tumbarlo nuevamente, me distancié, dirigiéndome al borde del tejado, desde aquí se veía un caos.

-¿Por qué Zeke está aquí? No hay manera de que el capitán Levi lo dejara en libertad.-cuestionaba Jean, fulminante.-¡Oye! ¿¡Qué le sucedió al capitán y a Hange!?-se preguntó, dirigiéndose a la alta rubia detrás de mi.

-Es algo obvio que fueron derrotados por Zeke. Después de todo, él le hizo una promesa a su hermano Eren. Debía encontrarse aquí y ahora.-apreté mis dientes, lo que decía era insensato.

-¡No, eso no puede ser!-denegaba Connie, impotente aún lado de Armin quien gruñía cabizbajo.

-Pregúntale a Adeline porque está aquí ella y el capitán no.-me giré bruscamente, observándola para dirigirme a ella, pero el brazo de Mikasa me lo impidió, dándome una poca cercanía frente a Yelena.

-Él no está muerto, pedazo de basura.-justifique, impotente por su comentario, ella me miró inexpresiva, notando mi molestia.-Tú lo estarás.-masculle, notando como su semblante cambió, se atemorizó por mis palabras.

-¡No tenemos otra opción, solo Zeke y Eren pueden salvar al mundo, tenemos que ayudar a los Jaegeristas y asegurarnos que ellos... -miré detenidamente cómo Grace se colocó delante de Armin ante la mirada tan fría que Yelena le dio, fue tan incomodo el que lo mirase así, que todos nos sobresaltamos para defenderlo.

-Por favor ayuden a Zeke y a Eren, confío en ustedes.-pidió ella, sonriendo ampliamente, por lo cual suspiramos aliviados.

-Adeline, dinos, ¿qué haremos?-Mikasa se paro frente a mi, veía en sus ojos la desesperación, esa mirada decaída y triste, estaba cansada, como todos nosotros.

-Lo primero es que, debemos sacar a Grace de aquí. Aún hay tiempo, antes de que Zeke grite, podemos salvarte.-musitó Armin, dirigiéndose a Grace, quien cruzada de brazos se quedó cabizbaja, denegando.-¡Pero Grace!

-¡Armin, ya basta!-exclamó ella, un silencio se formó entre todos, un silencio de tristeza y conmoción, Leandra bajo la cabeza también, ella no quería escuchar.-Lo siento, pero no puedo perderme la acción y dejar que mis compañeros arriesguen todo, ¿de que vale que haya consagrado mi corazón si huiré?-se preguntó ella, mirándolo fijamente.-Además, estoy lista para morir. Moriré de todas maneras, aunque no lo quieras ver, no tengo tiempo. Fui egoísta, espero que algún día mi hijo me perdone, pero quiero que me recuerde como una valiente mujer.-esbozó ella, mirando al cielo, pues la brisa removió su suelto cabello.-Quiero salvar a Eren, y a la Isla. Quiero pelear con mis compañeros, aunque sea una última ves.-detalló, girándose para mirarme.-Así que dinos Adeline, ¿cual es el plan?-se preguntó, haciendo que todos me miraran en medio de ese silencio abrumador y pesado, pensativa observe cómo las líneas de nuestra Isla caían, estábamos perdiendo.

-El titán carreta está estorbando. El acorazado también, logré inmovilizar al mandíbula con Eren. Pero, aún también hay varios soldados.-musitaba, mirando todas nuestras desventajas.-Si ganamos, viviremos. Si perdemos, moriremos. Si no peleamos, nunca ganaremos. Debemos pelear.-exclame, colocándome en el borde del tejado, ellos me miraban mientras que le di la espalda.-¡Peleemos!-grite, lanzándome del tejado.

Todos me siguieron, mediante esa adrenalina, tuvimos la determinación para avanzar contra este asalto. No podíamos detenernos, si dudábamos, perderíamos y no podíamos dejarnos vencer. Por primera ves tuve una sincronización tan perfecta, una llena de esperanza. Mis manos sostuvieron fuertemente las de Leandra Ackerman, consigo ella hizo una Cadena para que Mikasa se lanzara en un impulso hacia los próximos soldados. Lo hizo, logró tener la altitud adecuada, por lo cual Leandra y yo corrimos juntas en un mismo tejado. Estábamos peleando juntas para derrotar al enemigo, estoy segura que Levi Ackerman estaría aplaudiendo esto, porque Leandra clavó su hoja en el hombro de un hombre a quien me acerqué con brusquedad para cortar su mano antes de que le disparara. Él grito, desesperado en su desprendimiento, su sangre se brotaba. Ella lo acabo, la sangre salpicó y junte mi espalda con la de Mikasa, cruzando mis manos para que Leandra las pisaras, dándole la fuerza de impulsarse y treparse al otro tejado en donde disparaban soldados enemigos. Que adrenalina, que bien se sentía luchar como una poderosa mujer. Las tres juntas aún nos manteníamos en los tejados, necesitábamos inmovilizar a los soldados que dispararían a nuestra milicia en el terreno.

Estreche mi hoja, la clave en el costado de un hombre a quien Grace le traspasó su hoja en el cuello, le cortó la cabeza como si fuera un vegetal. Juntas, éramos terminal. Un hombre arriba del tejado disparó, bloqueamos el disparo, Grace se impulsó con el equipo de maniobras tridimensionales, me atrapó fuertemente por mi camisa y me abalanzó para patear a los demás hombres. Gruñí fuertemente, apretando mis dientes para incrustarles fríamente aquella hoja, ajuntándolo con otro, aquel hombre gritaba y me sujetaba el rostro, pero lo impulsé con otro hasta atrás, haciendo que Mikasa los cortara de por medio, dejando mi hoja libre. Ella y yo nos mirábamos, nuestra respiración estaba entrecortada. Leandra tuvo el acceso de juntarse con ella en cuanto otra sonará de disparos se reflejó, me cubrí viendo como sus fuerzas brutales y asesinas se utilizaron para combatir contra a los enemigos, despedazamos una línea entera, las cuatro juntas. Retomamos la altitud, mi camisa estaba llena de sangre, mi pecho subía y bajaba, pero mientras respirara pelearía, pelearía fuertemente. Quite la sangre que manchaba mi rostro, sintiendo la abertura de mi mejilla, aquella que el titán mandíbula me provocó. Lleve mis yemas hasta ahí, la sangre estaba seca, pero de seguro había más brotando por encima de esa. Fue un buen golpe, pero no el suficiente.

-Te queda el estilo, ¿como le hiciste?-me previno Grace, con un tono sarcástico a mi lado, su ropa estaba repleta de sangre, había humo provenientes de los escombros por todas partes.

-A ti te queda mejor.-le halague, viendo como ella me guiño el ojo, por lo cual sonriente denegué.

-Me siento como una quinceañera, maldita sea.-decía, su rostro se veía brillante, parecía estar más que viva, sosteniendo fuertemente sus hojas.-Ahí está nuestro crío, tiene a ese titán encima.-masculló, por lo cual observe cómo el titán acorazado yacía aún encima de Eren.

-Llegaremos tarde, no podremos detener al titán carreta.-comentó Mikasa, observando la sonora del disparos que provenía de aquel titán encima del muro.-Armin va hacia ella.-añadió, por lo cual pudimos ver al rubio dirigirse con sus equipos de maniobras tridimensionales mediante la altitud hacia lo alto del muro.

-¡Leandra, Mikasa, no permitan que el titán carreta inmovilice a Eren, si lo logra, perderemos!-indique, viéndolas firmemente.-Hoy, no soy la reina, mucho menos su compañera. ¡Soy su capitana, ha sido una orden!-articule, viendo como ambas asintieron.

-¡Si!-asintieron, ambas juntas retomaron la altitud para dirigirse a Armin, las vi ir, con el anhelo de que así como se fueron, volvieran a mi.

-Al menos moriré sabiendo que tú y Leandra hicieron las pases, y que podrá entrar a tu casa sin que se lo deniegues.-sonreí, viendo a Grace a mi lado sonreírme de igual manera.-Es solo una niña.-musitó, cabizbaja.

-Y es sumamente valiente, como todos nosotros lo hemos sido.-indique, mirando a Grace.-Aún hay tiempo para sacarte de aquí, Grace.-le mire, afligida a ese sentimiento de negación, pero ella volvió a denegar.

-Elian crecerá rodeado de personas extraordinarias. Armin podrá ser ese tío confortante, como Levi esa figura paternal que necesito. Estoy agradecida, porque aunque Erwin se haya ido, me quede rodeada de hombres firmes.-musitaba, viéndome conmocionada.-Me alegra que no tenga que despedirme de Levi, él no me hubiera dejado ir. Es muy sentimental, pero eso ya lo sabes.-deje de mirarla, apretando fuertemente mis hojas, me denegaba a perderla.-Que rápido pasa el tiempo, ¿recuerdas cuando nos conocimos?-me tensé, escuchándola, Grace realmente estaba decidida a morir.

-¡Mis queridas señoritas, no es un lugar para detenerse, avancen!-abrí mis ojos grandemente, observando aquel hombre sostenerse de un caballo.

-¡Comandante Pixis!-grite, llamándole para ver cómo se detuvo bruscamente en su caballo, él me sonrió ampliamente, mirándome tan detenido.

-¡No es una sorpresa que haya bebido de ese vino, no te quedes ahí parada, pelea!-me pidió, mientras que aún lado de él, se sujetaba aquel comandante de la policía militar, Niles también nos miraba.-¡Consagren sus corazones y salven a esos niños que guiamos hasta aquí!-pidió, y en un fuerte impulso, tan solo los cuatro llevamos nuestra mano derecha al centro del corazón; éramos de élites diferentes, con el mismo propósito.

-¡Maldito ebrio, debimos haberte cuidado mejor!-masculló Grace, viendo como él avanzó en su caballo, guiaba a todo un escuadrón.

-¡Vamos!-le alenté, para impulsarnos, así lo hicimos, juntas, como desde el principio en que nos conocimos.

La miré, la brisa removía su largo cabello rubio. Su color era más claro e intenso, podía analizar sus facciones, tenía similitudes con Armin, incluyendo la forma y color de sus ojos, ella siempre se ruborizaba como él en momentos livianos. Desde el momento en que la conocí, parecimos tener una conexión amistosa inquebrantable. Lamentaba el hecho de su trágica vida, de cómo tuvo que vivir entre la oscuridad y desolada. Grace también tuvo una vida trágica, pero aún así a diferencia de mi, ella nunca desistió, ella nunca se frenó. Siguió adelante como un fuerte soldados, y desde aquí, viendo como ella apretaba sus hojas para defendernos del enemigo, veía sus alas, las alas de un soldado. Ella no era mi amiga, era mi mejor amiga. Abrumada, abriendo mis ojos grandemente para observar cómo el titán bestia se levantaba del suelo que había caído, entendí que llegaría el momento menos esperado por nosotros. Me frene, baje de altitud cayendo en el suelo. Ese hombre, no podíamos permitir que destruyera nuestra ciudad, mucho menos por nuestra gente convertida en sus títeres. La impotencia me agobiaba, corría por las calles en dirección a esos titanes. Pues, el titán acorazado aún seguía tumbado encima de Eren, mientras que forcejeaban entre ellos. Levante la vista, Grace corría por los tejados, rematando a todos esos soldados que atacaban a Eren. Estaba defendiendo a mi hermano menor.

-Es momento, de llamar a los titanes.-habló Zeke, con esa gruesa voz que me erizo toda la piel, en negación, corrí más rápido, acercándome a Eren.

-¡Grace, huye de aquí!-grite alentándola, pero ella no me escuchaba, estaba gruñendo entre la sangre que le quitaba sus oponentes.-¡Eren, no permitas que lo haga, Grace bebió del vino!-grite desgarradoramente, estrechando mi mano para observar cómo Eren estrechó su mano hacia Zeke, pareció denegar con la petición del titán bestia en acelerar el procedimiento; Eren estaba escuchándonos, quería salvarnos.

-¡No, espera!-me detuve en seco, viendo a ese joven sosteniendo al pequeño niño Marleyano que reconocí al instante.-¡Mi hermano Falco, bebió por accidente de tu líquido espinal! ¡Te lo ruego no grites, por favor!-gritaba alteradamente, un gran ambiente de tensión se esbozó, le estaba dando la espalda a Eren, mientras sujetaba mis hojas fuertemente.-¡Tú lo sabes bien, yo obtuve el derecho de heredar al titán bestia para evitar que mi familia fuera enviada al Paraíso!-continuaba gritando, dirigiéndose al titán bestia que había pausado su alarmado grito.

-¡Suéltame hermano, hermano!-pedía ese niño, intentando de soltarse del agarre de su hermano mayor, ¿por que esto me parecía tan familiar?

-¡Incluso antes de que nos traicionaras nunca fui capaz de entender lo que estaba pasando por tu cabeza, nunca! ¡Pero, se a la perfección que no involucrarías a niños inocentes! ¡No te pido que mueras de brazos cruzados ni nada por el estilo, solo espera un poco, no grites hasta que Falco salga del rango de alcance! ¡Pueden matarse entre ustedes después, Marleyanos y Eldianos, si eso quieren! ¡Pero, no involucren a mi hermano menor en esto!-continuó diciendo, desgarrando su garganta en aquella petición, levante mi vista cuando observe un caballo pasar por mi lado, pero lo peor de eso, es que Grace toco suelo, bajando del tejado para mirar la escena con detenimiento.

-¡Grace, huye por favor!-le pedí insistente, pero ella miraba la escena con esa misma mirada, parecía recordarle algo, algo que nunca pudo hacer, el tiempo no fue suficiente para que disfrutara de Armin, como su hermano menor.

-¡Falco de prisa, sube!-pidió la niña, la mocosa que mato a Sasha, ella estaba sosteniendo el caballo desesperada.

-¡Aléjate Gaby!-le pidió él, pero ella se bajo, si esto sucedía y estaba cerca, moriría al instante.

-Colt, yo entiendo bien cómo te sientes. Se cuanto lo quieres.-esbozo el titán bestia, con esa altanera y neutral voz, dejo en tensión nuestros corazones, pero también los quebraría.-Y es por eso, que lo lamento tanto.-mi piel se heló, se heló como ese momento, pero esta ves fue diferente para mi.

-¡No!-mi corazón palpito con fuerza cuando escuché el grito estruendoso del titán bestia, aquel que provocó una ventisca escandalosa.-¡Grace!-grite, viéndola ahí parada, sosteniendo sus hojas, mientras que me miró en medio de la brisa que removía su cabello.

-Gracias.-murmuró, llevando la mano a su corazón, por lo cual denegué con mis ojos humedecidos, en camino hacia ella.

Ella me miró, sonriendo a través de ese temor que la llevaría a una agonizante vía sin alma. Estreche mi mano, con el deseo de llegar hasta ella, pero la brisa era cálida y me empujó en ese calor, deslizándome aún parada. Mis pasos eran tan firmes, que mi cuerpo no se movió, pero cubrí mi vista humedecida de esa ventisca. Abrí mis ojos, observando cómo aquella gran mano me cubrió. Él la tendió, la dejó caer en el suelo, bloqueando lo exterior a nosotros. Con las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas, levante la mirada para observar los brillantes ojos de Eren mirarme con detenimiento, para así observar aturdida como aquel titán, de ese niño se dirigió para contraatacar al titán acorazado, quien había dejado de sostener a Eren en medio de esta situación tan dolorosa y abrumadora. Mi mente estaba en blanco, era por eso que me encontraba ida, pero no implicaba que mi corazón estuviera colapsando fuertemente. Mi pecho subía y bajaba, mientras que apretaba mis hojas, aún detenida en esa dirección en donde todo sucedió, pero trágicamente no pude verla. Que irónica es la vida, dos personas que se amaban fuertemente murieron a causa del mismo hombre, pero con el propósito de sacrificar su vida para salvar a los demás. Baje la mirada, dejando que mis lágrimas cayeran. Me quede inmóvil ante un brusco movimiento que el titán acorazado dirigió impotente hacia el titán de ataque, impotente por algo que tampoco pude detener, golpeó fuertemente a Eren.

Tiesa, observe cómo el suelo se endureció, provocado por el titán de ataque que logró inmovilizar con su endurecimiento al titán acorazado. Un punto de quiebre me hizo mirar de reojo, como mi hermano sobresalía de aquel titán. Nuevamente, todo pareció volverse lento cuando su mirada y la mía conectaron en leves segundos. Un suspiro se me escapó, un suspiro de temor cuando vi adelante como Zeke esperaba arrastrado el contacto de mi hermano menor. Estreche mi mano para alcanzar su camisa, pero estaba corriendo muy rápido, tanto que podía escuchar su respiración entrecortada. No me detuve, no podía detenerme porque aunque tuviera que renunciar a ti, intentaría solo una ves más poder detenerte de tu destino tan cruel. Entre lágrimas y con la respiración al punto de dejarme sin aire, mi mano se estrechó, atrapando bruscamente la camiseta de Eren. Nuestros cuerpos se detuvieron en seco, mi respiración estaba entrecortada y el dolor de mi pecho se agrandaba. Su mirada, sus verdosos y azulados ojos me miraron en un destello de lágrimas. Sintiendo como impulsivamente, nuestros cuerpos se abalanzaron para abrazarse desolados por la tristeza y agonía de nuestro amor pudriéndose. Sentí su cálido cuerpo, sus brazos abrazarme fuertemente.

Su corazón latía junto al mío, tan fuerte que me devolvía los suspiros que perdí. Solo quería sostener su rostro, solo quería salvar a mi hermano menor. El susurro de sus palabras se deterioró cuando giró bruscamente mi cuerpo, para ir cayendo al suelo y observar cómo el cuello de Eren se desprendía de su cuerpo por un disparo. Horrorizada, grité, porque su espesa sangre cayó en mi rostro. Al igual que su cuerpo se tumbo encima del mío, haciéndome caer al suelo.-¡Ah!-gritaba, despellejando cada parte de mi interior, observando a esa niña tumbada en el suelo, con su arma aún lado. Intente incorporarme, pero mis manos temblaban por la perturbadora imagen que tuve que presenciar. Era lo irónico, ver cómo ambos hermanos mayores llegaron a sostener lo que quedaba de él. Los ojos de Eren estaban abiertos, a pesar de que su cabeza se despedazó, pude ver como aquel hacho de Zeke, sosteniendo la cabeza, detonó una fuente de energía que creó una ventisca en todo el perímetro. Mis ojos veían cautivada, como de la nuca de Eren, sobresalía una extraña cobertura como si fuese un gusano. Con mis ojos abiertos grandemente por el asombro, observe el cielo tornarse de tonos cálidos. Aquel fuerte rayo decayó encima de él, cubrí mi vista, arrastrándome hacia atrás, dejando su cuerpo tirado en el suelo, para así sentir como el suelo empezaba a tambalear. Su grito no solo retumbó en mis oídos como un fuerte rugido, también las paredes de los muros se quebraron. Lo hizo, inició el retumbar.

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Próximo capítulo: El día del mañana.
El retumbar dio inicio, y los restantes de la legión de exploración deben aún defender la isla de los titanes que algún día fueran camaradas.

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