❪𝟭𝟱❫ ; 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗮 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝘆.

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ARC ONE; DESTINY
*╔═══❖•ೋ°🌹°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO QUINCE;
COMO UNA FAMILIA
❛la calma❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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—Y SUPONGO QUE ESO FUE LO QUE PASÓ. —MURMURÓ MASUMI MIENTRAS miraba perdidamente hacia adelante, pareciendo incluso aún procesar todo lo que ella misma había dicho y al mismo tiempo vivido.

—No... —Emma murmuró de manera impactada.

—Si...

—¡NO!

—¡SI! —Masumi lloriqueó de manera dramatica mientras colocaba sus dos manos a cada costado de su rostro, su rostro completamente rojo—. ¡Me besó, Emma-chan, me besó!

—¡AAAHHHH!

La mayor continuaba totalmente avergonzada en su lugar, sintiendo que podría derretirse ahí mismo ante el propio calor que había en su rostro. No, en todo su cuerpo, sentía que le sudaban hasta los pies y era una sensación extremadamente rara para su persona. ¿Primera vez? Totalmente, si de por sí ese grupo de amigos en particular practicamente fueron las primeras personas con las que inició una amistad, y ahora el hecho de que uno de ellos incluso la haya besado estaba fuera de sus paramos.

Quería vomitar, aunque de los nervios más que nada.

Emma, quien justamente era hermana de quien la tenía dando vueltas la cabeza aunque era su única amiga, la tomó de la camisa y comenzó a agitarla violentamente de izquierda a derecha ante su propia emoción, aún chillando y diciendo palabras que ahora no podía prestarle del todo atención al estar tan hundida en su propia verguenza.

—¡Finalmente! ¡Casi dos años esperando por esto! —la pequeña rubia se dejó caer dramaticamente sobre ella, abrazándola por el cuello y apretando su mejilla con la de ella; Masumi formuló una expresión el doble de avergonzada—. Sabía que en algún momento iba a pasar. ¡Oficialmente eres mi cuñada!

—Emma-chan... —la llamó nerviosa, mirando a su alrededor como si temiera que la escuchara, aunque estaban en su casa, con nada más que su compañía y claramente sus hermanitas. Dejó salir un pesado suspiro, cubriendo su rostro—. Esto me tiene más pensativa de lo normal... bueno, sucedió ayer ¡pero es que me tiene demasiado... demasiado...! —no encuentra una palabra exacta para describir como se sentía.

—Enamorada, encantada, fascinada, amada y con ganas de más bes-

—¡E-Emma-chan!

La de orbes dorados se carcajeaba ante cada reacción que su mejor amiga le mostraba, la soltó para comenzar a moverse con emoción en su lugar y soltar pequeños chillidos; se sentía realmente emocionada, le encantaba todo lo que lo que tenía que ver del romance, amaba las películas, el tema en sí, sobre todo queriendo vivirlo, al ver cómo su más grande amiga había vivido algo similar la hacía sentir tan entusiasmada y emocionada. Masumi podía darse de cuenta, mirando fijamente como saltó aún sentada sobre el sofá, pensando en el hecho de que parecía mucho más feliz que ella.

—¡Es tan bonito! Me encanta. —suelta mientras cruzaba sus piernas en forma de indio y la miraba de frente con una enorme sonrisa—. ¡Dime! ¿Cómo se sintió? ¿Que sentiste tú?

—Que iba a vomitar de los nervios.

—¡Me refiero como se sintió! Sentimientos, Masu-chan, sensación y todo eso.

—Mmm... —la sonrojada, aunque ahora calmada, chica se quedó pensando varios segundos, haciendo una mueca—. Era algo muy... extraño. —hizo una pausa, tratando de recordar cada detalle—. Creo que era la primera vez que sentía la respiración de alguien tan de cerca... así... muy cerca. —movió su mano enfrente su rostro de manera circular. Emma asintió varias veces—. No te miento cuando te digo que iba a vomitar, en serio. ¡Aunque en el sentido de que estaba nerviosa! Se me hizo un revoltijo súper fuerte en todo el estómago, al mismo tiempo que mi corazón palpitaba como loco.

—Ay... —la rubia suspiró de manera larga, pareciendo pensativa—. Yo sé que tú sabes que me ha pasado lo mismo... Hmm, me preguntó cuando me sucederá lo mismo y Draken vendrá a decirme cosas bonitas y me bese, así tal cual... —murmura de manera soñadora mientras apoyaba el codo en el sofá y su mejilla en su palma, Masumi sonrió ante sus palabras, observando como luego agitó su mano—. Bueno, bueno, sígueme contando. Finalmente llegó mi momento de ser yo quien te escuche enamorada y no tú a mí.

La mayor se quedó en silencio ante sus palabras, podía observar como la Sano más pequeña parecía meterse en una burbuja como casi siempre que hablaba algo respecto al romance o el amor, sobre todo estando ella en esa situación desde hace tiempo, siendo más que evidente. Masumi suspiró un poco al ser ahora la que estaba en esa situación, aunque por su parte le avergonzaba demasiado hablar al respecto, pero le alegraba ver a la pequeña rubia tan emocionada por aquello haciéndola sonreír un poco y luego agachar el rostro con un sonrojo en sus mejillas.

—Pues creo que tendrás que aguantarme un poco y a la vez tenerme paciencia... —Emma abrió sus ojos hacia ella, aún teniendo su postura soñadora, Masumi rio con un poco de nervios—. Por qué me da penita hablar de eso y quizás no te diga todo.

—¿CÓMO QUE NO? —chilló la rubia de manera dramática, la contraria giró su rostro para seguir con lo que estaba haciendo; pintar unas pequeñas bolitas de colores, planetas—. ¡Si yo te cuento cada cosa con Draken! Tú tienes que hacerlo pero con Mikey.

—Apenas me besó... —murmuró un poco avergonzada.

—¡Exacto! —suelta agitando sus puños de abajo hacia arriba—. ¡E incluso te dijo que te pediría más! Ojalá Draken me diga eso.

—Te desmayas. —Masumi bromea un poco tomando en cuenta la actitud de su amiga, dejando a un lado una bolita amarilla que se supone que sería el sol. Emma asiente varias veces con una mano en su mentón, luego señalándola.

—¡Y no olvidemos que incluso te dijo que te haría su novia en cualquier momento!

—¿Qué? —dijo una voz chillona, saliendo de la nada.

—¿Que de qué?

—¿Quién hará novia a quien?

Masumi miró con cierta agonía hacia Emma cuando atrajo la atención de sus hermanitas, asomándose una cabeza a la vez cada que alguna hablaba, totalmente curiosas hacia las palabras de parte de Emma quien se rio apenas vio como las pequeñas réplicas de la ojirosa aparecieron apenas escucharon aquella noticia, si podría decirse. Todas parecían súper interesadas apenas escucharon la palabra «novia», y no era mentira que estaban enteradas, en una inocente manera, agregando que una vez Manjirō descaradamente fue y les dijo que su hermana mayor sería su pareja.

«—Cuando seamos más grandes, Masu-chan será mi novia.

—¿¡En serio!? —Sumi fue la primera en chillar de manera emocionada, sus grandes ojos violetas brillaban en grande, a sus lados apareciendo Aki y Yume con la misma expresión.

—Si.

—¿Qué... ¡Manjirō-kun, ¿qué le andas diciendo a mis hermanas!? —Masumi se asomó de forma sospechosa desde la cocina, haciéndole el almuerzo a sus hermanas, y a Mikey quien se había colado a su casa.

—Que te voy a hacer mi novia. Ven, ahora dame un beso. —dijo con toda la tranquilidad del mundo mientras sonreía hacia ella. Masumi sentía que iba a explotar y rápidamente se fue a la cocina.»

Y pensar que justo ayer había sucedido...

La de orbes rosáceos se queda en silencio y suspira al recordar eso, sintiendo una fina capa de sudor sobre su frente junto con un sonrojo mucho más tenue en sus mejillas, aún recordaba como sus hermanas estuvieron saltando y revoloteando a su alrededor mientras preguntaban cuando iba a pasar aquel suceso que tanto Manjirō divagaba como si estuviera hablando de cualquier cosa. Y el hecho que desde hace tiempo haya sostenido el mismo pensamiento e incluso se haya atrevido a besarla la sorprendía y la asustaba, sinceramente.

Le daba algo de nervios hablar con sus padres de eso, sobre todo con su papá. Sentía que iba a hacer un escándalo ante su personalidad tan... intensa, incluso se atrevería a decir que trajera a Manjirō a casa para usar su intimidación de papá policía y quién sabrá que cosas. Con su mamá no se preocupaba mucho, ella confiaba plenamente en su persona y lo único que pedía es que se cuidara; Hikari confiaba en todos sus amigos de igual manera, sobre todo con aquel tiempo ya conociéndose. Tanto era así que cuando iban en grupo a casa o la iban a dejar luego de una salida los invitaba a comer y ellos más que gustosos entraban. Claro, cuando ella estaba presente.

—Estamos hablando de una película. —dijo Masumi con una sonrisa hacia sus hermanas que tenían su atención en ella—. Emma-chan está encantada y me está contando al respecto.

—Oh, si. —la rubia le siguió la corriente entre varias risas, asintiendo—. Amo la pareja, finalmente se dieron un lindo beso y estoy segura que la protagonista está con ganas de más. No puedo esperar para ver qué pasará. —mira con cierta malicia hacia la mayor quien entrecerró sus ojos hacia ella.

—Oh, okey. —vaya, que rápidas de convencer. Masumi pudo suspirar con un poco de tranquilidad cuando sus hermanas accedieron, así que siguió pintando pequeños planetas que justo eran para sus hermanas de un proyecto del sistema solar.

—Nee-chan, tenemos hambre. —Sumi se aferró hacia el sofá con una sonrisa.

—¡Si, queremos comida! —le siguió Aki, moviéndose de arriba hacia abajo.

—¡Haznos comida! —chilla Yume mientras daba un par de golpecitos al sofá.

La Kiyoko mayor sonrió con dulzura hacia sus hermanitas al verlas corear la palabra «comida» una y otra vez en espera de que les hicieran caso, aunque era más que claro que sí lo hacía. Suspiró un poco para proseguir a soltar una risita.

Bueeeno, ya voy, ya voy. —dejó con cuidado las bolitas pintadas sobre el periódico que tenían sobre la mesa de la sala.

—¡Oh, yo también quiero! —la Sano se reincorpora de manera interesada en el sofá, sonriendo en grande. Siguió a la más alta casi con brillitos a su alrededor—. Escuchar a tus hermanitas decir la palabra comida me dió hambre.

—Eres como Manjirō-kun...

—Tú gran amoooor. —cantó mientras de repente bailaba con Aki en un ritmo imaginario, dando un par de vueltas. Yume y Sumi miraron entre sonrisas la escena—. Y tu futuro esposoooo.

—¡Emma-chan!

Masumi se quedó mirando con una mezcla de cansancio y vergüenza como la rubia estaba cantando una canción inventada a la par que bailaba con sus hermanas que apenas entendieron de que habla comenzaron a seguirle el juego, ahora teniendo a cuatro señoritas cantando lo mucho que ella amaba a Manjirō y que se casarían y tendrían cuatro hijos. Frunció un poco el ceño confundida por la letra tan inesperada con la que cantaban pero sólo suspiró mientras se encaminaba hacia la cocina con un poco de pesadez y al mismo tiempo parsimonia. Si estaba acostumbrada a los verdaderos escándalos de los chicos, a esto lo estaba aún más, era un poco mejor y más relajante, de cierta manera.

Bueno, aunque en realidad para ella no era del todo relajante debido a que la alteraba a su manera. El hecho de pensar en sus propios pensamientos la tenía como un manojo de nervios, haciéndola entrecerrar los ojos cuando abrió la nevera para ver qué cocinar, con sus mejillas tiñéndose de un suave tono rosáceo, por un momento recordando sus palabras.

«—Te dije que te fueras acostumbrando, porque en cualquier momento te hago mi novia, pero quiero que te prepares para todo el cariño que te voy a pedir.»

Se balanceó en su lugar de manera nerviosa al apenas recordar su voz, cubriendo su rostro con sus manos y casi chillando en su lugar ahora con el sonrojo cubriendo hasta sus orejas. Todo aquello de verdad la conmocionada, y a pesar de haber pasado un día desde lo que sucedió, no había dejado de darle vueltas en la cabeza, podría decirse que incluso no pudo dormir bien (fuera de lo "normal" en ella sobre dormir bien) por estar pensando tanto.

❛Ay, Diosito, ayúdame a controlarme...❜ miró hacia el techo con un pequeño puchero en sus labios al momento que imploró un poco de fuerza en sí misma. No era mentira que en serio su personalidad era diferente de antes de conocer a los chicos, pero esto era algo nuevo para ella y no sabía cómo reaccionar. Desde que comenzó a tener ese tipo de pensamientos pensó que se estaba enfermando...

—Nee, Masumi-chan. —llamó Emma mientras estaba perdida en su propia agonía luego de sacar una masa de galletas restantes de la nevera para prepararlas, aunque había puesto su atención hacia la ojidorada que venía con un cuadro en manos—. ¿Lo conoces a él? —giró el cuadro mostrando una foto algo vieja de su madre junto con Wakasa, de su época adolescente—. Digo, es obvio, por algo está en esta foto...

—Oh. —asintió un poco pensativa girando su rostro a la cocina tomando el tazón de masa para galletas y alejándola de las manitos de sus hermanas, estas se estiraron hacia arriba cuando les alejaron aquel manjar—. Es el tío Wakasa, por parte de mi mamá. Creo que ella ya estaba embarazada de mi ahí... ¿Por qué? —comienza a sacar el molde de las galletas luego de colocarse un delantal.

—¡Es amigo de Shin! —saltó de manera pausada en su lugar, mirando la foto; se podría ver a Hikari sentada en unos escalones junto al en ese entonces rubio quien sostenía una paleta en sus labios mientras la contraria sonreía semi abrazándolo. Ahora que los veía, se parecían mucho, con la diferencia de que la mujer tenía el cabello negro—. Lo recuerdo, bueno, más o menos, creo que lo he visto en el taller de mi Onii-chan. Ayy, se ve tan guapo aquí, con ese pelo rubio y rizado... ¿Tendrá novia? —fantaseó con una sonrisa, ahí Wakasa no pasaba de los quince o dieciséis años.

—Creo que estaba con una chica no hace... —la mayor hace un puchero y mira algo acusadora hacia la Sano presente que detallaba la foto con una sonrisa—. Oye, es súper mayor para ti.

—Shh... —Emma agita su mano en señal de que haga silencio, Masumi niega con la cabeza para comenzar a vertir la mezcla en los moldes—. Pero, lo que iba diciendo, es amigo de Shin desde no sé cuánto tiempo... ¡Mira, creo que le veo el pie en la foto!

—¿Cómo puedes saber que es su pie? —rie la Kiyoko mayor ante aquella conclusión.

—Intuición de Emma, y la intuición de Emma nunca falla. —la aludida siguió detallando casa cosa curiosa que veía, ladeaba su cabeza un poco por pensar en esa enorme coincidencia, haciéndola pensar—. Eso indica que Shin sabía de ti desde antes que nosotros. Ya tiene sentido porque cuando te conocí te llevó así sin más a nuestra casa.

—Mhm... Tal vez, no lo sé. Esa vez sólo pensaba que me iba a secuestrar. —la de cabello rizado hizo un pequeño gesto de escalofrío apenas recordó la primera vez que estuvo en la casa de los Sano y lo realmente asustada que se encontraba. Fue una experiencia demasiado llena de adrenalina para su pequeño corazón.

—¿Y él tendrá novia?

—Pero deja de preguntarme eso.

—Es que está súper lindo, no puedo evitarlo. —dice Emma de manera divertida mientras movía el cuadro de manera dramática, como si estuviera modelándolo. Aki, Yume y Sumi estaban viendo la foto curiosas—. Quizás si gano experiencia Draken me preste más atención. Le hecha más ojo a Mikey, tonto Mikey. —hace un puchero dejando el cuadro en el comedor, aunque no evitó echar otra vez un vistazo.

—Ay, Emma-chan, todo a su tiempo. —Masumi finalmente metió la bandeja de galletas en el horno una vez lo pre-calentó, enderezándose con sus manos en su cintura y sonriendo—. Tú tranquila, yo nerviosa. Puedo absorber todos tus temores por tí, puedo aguantar.

—Uy, bastante. —dice de manera sarcástica mientras la veía con una ceja levantada haciendo alegó de que momentos atrás estaba en plena crisis referente al beso de Manjirō.

Masumi se encogió un poco en su lugar mientras sus mejillas otra vez tomaban aquel tono rojizo como rato atrás, se cruzó de brazos y se encaminó hacia el temporizador y medir el tiempo que las galletas durarían en cocinar, obviamente buscando una manera de poder desviar el tema de sus propios pensamientos. La verdad era claro que no podía controlar demasiado estrés, pero se enorgullecía que lo hacía mejor que antes que llegaba a entrar en estados de ansiedad bastante fuertes, a pesar de su edad.

Pensó una vez más en su papá y en el hecho de que él también era así, aunque bueno, era más bien alguien demasiado dramático y exagerado al lado de ella que más bien era nerviosa e insegura, al menos un poco. Gracias al nuevo grupo de amigos que tenía, de alguna u otra manera tenía que perder aquel miedo, sobre todo con sus personalidades tan extravagantes, incluso Emma quien era la más normal, era extravagante a su manera.

—Oh, tú papá también era súper guapo de adolescente, aunque no cambió demasiado. —Masumi tensó su espalda cuando escuchó las palabras de la rubia—. Aaaah, es que tanto tu mamá como Onii-chan rondan casi la misma edad, por eso se ven tan jóvenes. —se mostró pensativa mientras calculaba sus edades, aunque ya sabía bien toda la historia del hecho de que tanto Hikari como Kaito no eran demasiado mayores para Shin'ichirō a pesar de tenerla a ella y a las trillizas—. Mmm, ¿Kaito-san te ha contado como se hizo esa cicatriz? Lo hace ver tan...

—¡Pero, Emma-chan! —la más alta chilló entre risas nerviosas y algo divertidas ante el montón de preguntas de su mejor amiga quien se quedó tiesa con otra foto en la mano.

—¡Es que toda tu familia es súper atractiva, hasta tu mamá! —se excusó la rubia con una mueca en sus labios—. Y aparte súper joven. Aunque amo mucho a Mai-chan, tú linda mami sería buen partido para Shin. Él necesite que alguien lo guíe y lo cuide, una sugar mommy como la señora Hikari.

—¡PERO-¿¡Tú también!? —Masumi se espantó cuando escuchó aquel emparejamiento, primero Hana y ahora Emma—. ¿Pero que tienen con mi mamá y Shin'ichirō-kun?

—Es que se verían súper bien.

—¡AHHHHH!

Tanto Masumi como Emma gritaron a la vez al momento que la mismísima Asami Hana se hizo presente en la escena, casi por arte de magia. La rubia más pequeña casi se cae de la silla ante el susto y la azabache había agarrado una cuchara por instinto y la lanzó rápidamente, aunque Cherry reaccionó y se movió a un lado, impactando con la frente de Mikey quien llevó su cabeza hacia atrás ante el impacto. Inmediatamente llevó su mano a su frente y se quejó.

—¡AY! —se quejó Mikey con una mueca en sus labios y viendo indignado hacia todas las chicas presentes para ver hacia Masumi quien estaba quieta en una posición que indicaba que lo había lanzado; con su brazo extendido hacia adelante—. ¿MASU-CHAN? ¿Ahora que hice? ¿por qué me pegas?

—¡M-Manjirō-kun! —inmediatamente su voz tartamudeó tanto por los nervios de haberle pegado como por ser precisamente él—. ¡No era para ti, en serio! Es que me asusté demasiado cuando aparecieron. ¡En realidad era para...! —se quedó ahora en silencio cuando miró hacia Hana y a Manjirō con atención, poco después observó como en la puerta de la cocina llegó un Draken curioso—. Oigan, ¿cómo entraron?

—¿Oh? ¿estás haciendo galletas? —casi como si la hubiera ignorado olímpicamente, Mikey se encaminó y pasó de largo hacia el horno dónde comenzaba a llegar un aroma rico.

—¿TENSHI, TIENES AGUA? —y ese era Pah, escuchándose desde la sala.

—¡Yo quiero refresco, gracias! —y ese es Kazutora, al parecer en el mismo lugar que él.

—¡Taka-chan! —Sumi y Aki fueron corriendo hacia Mitsuya quien aún estaba de pie, aunque luego se arrodilló y fue recibido por un abrazo de dos de las tres hermanas.

—Es que llegaron todos sin que me diera de cuenta. —Masumi dijo para si misma con una cara de poker mezclada con nervios, viendo a todos sus amigos en la sala; observó a Keisuke, siendo el que no gritó, mirando algo en la tv.

—Pues pensamos que si sabías. —Hana apareció a su lado con las manos en su cintura, rascando su mejilla—. Una de tus hermanitas nos abrió la puerta y nos dijo que estabas con Emma-chan en la cocina.

Masumi frunció su ceño ante aquellas palabras y miró hacia la cocina mientras buscaba con la mirada a la trillizas faltante, Yume, encontrándola entretenida con Draken, con él haciendo que ella se aferrara a su brazo y la levantará con facilidad, escuchando sus risas. Emma veía sonriente hacia ambos, aunque más al alto del tatuaje en su cien.

—Yume-chan. —la aludida abrió sus ojos de un color casi Burdeo hacia su hermana cuando la llamaron, ahora terminando sobre los hombros de Ken quien metió una de sus manos en sus bolsillos y con la otra sostuvo una de las piernas de la pequeña, mirando hacia Emma quien lo veía con atención.

—Hola, Draken. —saludó sonriente hacia el más alto quien alzó levemente su cabeza en un gesto de saludo.

—Ken-kun, préstame a Yume-chan, por fa. —estiró sus manos hacia la pequeña de cabello negro sobre sus hombros, Draken sin rechistar se la dió, ayudándola a bajar.

—¡Pero, Kazutora! ¡Yo estaba viendo eso! —se escuchó la queja de Baji en la sala.

—¡Nadie quiere ver tú novela de señoras!

—¡Cierra la boca!

Masumi los miró con una pequeña expresión de pena cuando observó como casi estaban peleando por el control de la tv, golpeándose en el proceso; Mitsuya se había sentado en el suelo con Aki y Sumi entretenidas con él, era claro que ellas lo adoraban, tenía encantó con los niños, no por nada él también estaba a cargo de sus hermanitas. Pah estaba ojeando con cierta pereza un álbum recostado en el sofá como si fuera su casa, luego uniéndose Ken, empujando sus piernas para poder sentarse, recibiendo una queja.

Todos se acomodaban como si vivieran allí.

—Si, adelante, invadan mi casa cuanto quieran... —miró con un poco de sarcasmo hacia los demás chicos que se acomodaban o movían como si fuera realmente su casa, suspiró y se agachó hacia Yume, tomándola del rostro—. Oye, ¿por qué abriste la puerta así nomás, Yume-chan? Ni siquiera me avisaste que tocaban.

La pequeña de orbes de un tono burdeo pestañeó un par de veces y ladeó su cabeza al ver la expresión seria y preocupada de su hermana, la hizo preguntarse porque tanta seriedad pero se abstuvo a sonreír suavemente y poder contestarle.

—Es que estabas ocupada con Emma-chan, así que fuí a abrir. —dijo la pequeña con inocencia—. Escuché la voz de Kraken y los demás así que abrí, ¡y si eran ellos!

La mayor se queda una vez más en silencio ante su respuesta, frunciendo un poco el ceño ante esa información y la situación, se mostraba realmente preocupada, pero supo controlarse para no hacer un escándalo, suspirando con pesadez. Seguía pensando en su propio descuido de que una de sus hermanitas que no pasaban de los cinco años se haya atrevido a abrir la puerta de su casa así nomás, y ese pensamiento hizo que sus manos temblaran un poco. Recordó aquella vez cuando se adentraron unos tipos a su anterior casa con intenciones maliciosas, donde su padre terminó herido, y por suerte sus hermanas no les pasó nada, aunque su madre no se salvó.

Agradecía que no pasó algo realmente grave. Aún sentía la culpa carcomerla al recordar cómo ese día no había estado en casa luego de salir de clases e irse con los chicos, por un momento le picó la cicatriz que estaba oculta en las mangas de su suéter, aquella marca que le quedó cuando trataron de dispararle.

—Yume-chan, no vuelvas a abrir la puerta así sin más. —habló con un tono de voz serio y un poco apagado, la pequeña de cabello rizado alzó sus cejas cuando hicieron contacto visual—. Esta vez te diste de cuenta que eran los demás, y lo entiendo en parte, pero no debes hacerlo más. Debes avisarme a mi, cualquiera podría estar detrás de esa puerta y podría tener intenciones malas.

—¿Malas intenciones? —Yume mira hacia los chicos y la escena que estaban haciendo, siguiendo con la mirada como Emma comenzó a corretear a Mikey quien se llevaba la bandeja de galletas, obviamente con guantes. Volvió a mirar a su hermana a los ojos—. Pero ellos no son malos... ¿Quién tocaría con malas intenciones?

—Cualquiera. —respondió la más alta, levantándose mientras tocaba con suavidad su cabeza, revolviendo su cabello un poco; Yume cerró sus ojos y sonrió por ese gesto—. Así que hay que tener cuidado, ¿okey? Estando yo, mamá o papá y alguien toque la puerta, tienes que avisar, ¿está bien?

—¡Sip, Onee-chan! —asiento de manera firme con una gran sonrisa en sus labios, aquel gesto se lo contagió y alzó la comisura de sus labios de lado.

Dejó que fuera hacia Takashi (en serio lo adoraban) y se cruzó de brazos, manteniendo una expresión sonriente y tranquila, pero dicho gesto se desapareció cuando dirigió sus orbes rosáceos hacia la puerta que por lo menos se encontraba cerrada. No pudo evitar encaminarse hacia allá y asegurar que si lo estaba, y así era, pero le metió el seguro inmediatamente, sin dudarlo.

Sus orbes rosáceos estaban algo apagados con recordar aquella intrusión a su antiguo hogar, algo que por suerte no vivió al momento, pero si en el transcurso y le quedó un pequeño trauma, tocando su brazo donde estaba esa cicatriz; recordó cuando encontró a sus hermanas escondidas en el armario de las escobas, abrazándose y llorando, cuando había entrado sin dudar apenas vio la puerta del departamento abierta. Sintió un desagradable nudo en su garganta, moviendo un poco las cortinas de una de las ventanas cuando se encaminó hacia allí, casi como si igualmente procurara que no había nada sospechoso.

—Todo está bien... —susurró para si misma mirando la entrada de su casa, sus ojos siguieron unas motocicletas que pasaron por la carretera, así que suspiró.

—¡MIKEY, DAME LAS GALLETAS QUE NO SON SÓLO PARA TI!

—¡SON MIAAAS!

Dirigió la mirada hacia el pequeño escandalo que estaban haciendo Emma y Manjirō, los chicos los seguían con la mirada y no evitaban carcajearse al ver al más pequeño correr con la bandeja en mano y la rubia detrás, esta se había quitado una de sus sandalias y comenzaba a agitarla en el aire para amenazarlo con que se las devolviera.

Logró suavizar su rostro y esbozar una sonrisa dulce al verlos, sintiendo como la pesadez finalmente se iba de su pecho ante el ambiente. Siempre que estaba con ellos podía estar tranquila, sin preocuparse o sentir que estaba en peligro, porque ellos eran como su lugar seguro; para ella y su familia eran su lugar seguro, porque ellos eran como su familia.

❛Supongo que tendré que hacer más galletas❜ pensó luego de barrer con la mirada hacia los demás que terminaron abalanzándose hacia Mikey para tomar más galletas, comenzando a pelear, una vez más.

MIRABA FIJAMENTE HACIA KEISUKE, TRATANDO DE que hablara, admitiera la situación tan clara frente a sus ojos. El se encontraba medio tenso en el sofá, moviendo su pierna de arriba hacia abajo.

—Kei-kun... —llamó con voz algo ahogada, sin quitarle los ojos de encima.

—¿Mm? —responde de manera disimulada, se hacía el desentendido, porque sabía muy bien a qué se refería.

Tenshi se quedó varios segundos observándolo, casi sin pestañear, aunque era claro la razón debido a que no podía abrir muy bien sus ojos; estos estaban llorosos, agregando de su nariz roja y notándose que se encontraba congestionada. Keisuke comenzó a sentir cierta culpa ante el estado de la chica quien seguía sin quitarle aquellos grandes (aunque de mirada un poco cansada) orbes rosáceos que inevitablemente le llamaban la atención, aunque no evitaba pensar que sus pequeñas hermanitas también tenían unos ojos un tanto peculiares, al igual que su madre, pero le daba un poco de vergüenza detallarlos.

Se removió en su lugar y suspiró largamente, con su ceño fruncido. Trataba de disimular y a su vez controlarse, pero la fija mirada de Masumi era un poco inquietante.

—Kei-kun. —volvió a llamar mientras él giraba su rostro hacia un lado—. ¿Dónde está?

—¿Eh? ¿Donde está que? —una vez más se hizo el que no sabía, la chica frunció el ceño y cerró un poco más sus ojos, moviendo su nariz.

—Keisuke. —ahora se tensó cuando escuchó como lo llamaba por su nombre directamente, sin aquel honorífico que tanto la caracterizaba al dirigirse hacia las personas—. Sé que te trajiste el gato del vecino.

El chico gruñó y se removió un poco en su lugar ante aquella señalación, que en realidad no era mentira y la cara de Masumi era más que clara; no se le podía pasar absolutamente y casi al instante podría darse de cuenta, pues su inevitable alergia a los gatos era como una alerta de que había uno en su casa, tal como dijo. De un momento a otro cuando se había acomodado en el sofá luego de terminar de lavar platos, su nariz comenzó a picar y la atacaron los estornudos.

—Bueno...

—Yo lo ví, Tenshi. Regañalo.

Keisuke miró con cierto enojo hacia Kazutora cuando inmediatamente lo señaló, teniendo una vena marcándose en la frente. Masumi alzó una de sus cejas mientras lo miraba para volver a hacerlo con el moreno quien terminó por cruzarse de brazos, abultando un poco sus labios. Aquello le indicó perfectamente que si era verdad, sobre todo con el aroma a gato que le estaba alborotando las alergias. No es que le desagraden, les parecían muy lindos, pero lamentablemente nació con la desgracia de que era alérgica al pelo de gato, así que eso era lo que no le gustaba; cuando comenzaba a estornudar sin descanso al punto de que le dolía el pecho, eso le indicaba que lo tenía muy cerca.

—Kei-kun, deja de tratar de robarle el gato al vecino. Más de una vez ha venido a mi casa a reclamar que te cacha tratando de llevárselo. —sopló levemente su nariz al sentir la mucosidad en ella, usando un pañuelo luego de que Draken le extendiera una caja de estos mismos—. Además, es claro que lo trajiste aquí porque no dejo de estornudar.

—Perdón. Apenas me vaya, me lo llevo y vuelvo para limpiar tu casa. —cruzó sus brazos con una expresión firme, Masumi lo volvió a mirar con cierto reproche.

—Lo llevarás a su casa ahora, por favor. —pidió con suavidad, haciendo que él refunfuñe.

—Estará mejor conmigo que con ese viejo.

—Lleva al gato a su maldita casa. Dejen escuchar la película. —se quejó Ken ya algo harto de su pequeña conversación, o más bien sermón de Masumi hacia Keisuke sabiendo que era el más obvio en meter un gato a su casa hasta irse—. Mira que ahora Tenshi anda muriéndose.

—Todo por tú culpa. —Mitsuya le lanzó un cojín a la cabeza desde su lugar haciendo que este lo mirara de inmediato con enojo.

—Kei-kun, por favor. Lleva el gato a su... su... —y estornudó con fuerza, Pahchin se quejó debido a que le cayó el estornudo encima haciendo que ella se disculpara.

—Pobre de mi Kimi-chan. Tranquila, pronto le cortaré las greñas a Baji. Le están creciendo mucho. —Hana abrazó por sobre sus hombros a la de cabello rizado quien sonrió un poco apenada, riendo un poco ante su defensa.

—Te atreves a tocarme el pelo y juró que yo te cortó una teta.

—¿¡Qué tienen con mis tetas!?

—Pero, ¡SHH! ¡DEJEN VER SHREK! —chilló Manjirō con cierta irritación de que estuvieran hablando tanto y no lo dejarán concentrarse.

—Te entiendo muy bien, dragoncita... —se lamentaba Emma al lado de Masumi, observando la escena dónde Fionna, Shrek y Burro escapaban del castillo, dejando a aquella dragona sola y lamentándose cuando se fue su ligue.

La dueña de aquella casa siguió con la mirada hacia Keisuke que entre insultos se levantaba e iba hacia la parte de atrás, observó como llevaba en brazos un bello, gordo y peludo gato anaranjado quien se veía bastante cómodo en su lugar. Aunque no pudiera tolerar los pequeños pelitos que botaba, entendía su intento de llevárselo. Estaba tan bien cuidado y lindo que cualquiera quisiera llevárselo, era bastante tierno y juguetón. Si no fuera por su alergia, también se lo hubiera llevado.

Pudo suspirar con un poco más de tranquilidad para soltar una risita un poco divertida y dirigir su mirada hacia la tv dónde veían aquella icónica película que a todos por suerte le gustaban, aunque más de una vez lanzaron un cojín o un zapato cuando se exasperaban por las ocurrencias de Burro, para luego estar muertos de la risa o insultando a aquel Lord de baja estatura, y en caso de Emma, sintiéndose identificada por la dragona que custodiaba el castillo de Fionna. Aunque muchos se quejaban por el ruido, era claro que no podían estar en silencio.

Parpadeó varias veces cuando sintió un peso en su regazo haciendo que mirara hacia abajo, sonrojándose con ligereza al ver cómo Manjirō había echado su cabeza hacia atrás y la apoyó allí, debido a que estaba sentado en el suelo en medio de las piernas de ella debido a que se quedó sin puesto, varias veces usaba sus piernas como almohada o las agitaba cuando sentía alguna rabia, absteniéndose a no pegarle como lo haría con cualquier otro.

Mikey miraba atentamente su rostro con una expresión expectante, luego estiró sus labios hacia ella como si le estuviera pidiendo un beso, y la verdad si era su intención. Tenshi inmediatamente se tensó y sonrojó ante su atrevimiento, sobre todo con los demás presentes.

—M-Manjirō-kun... no... —susurró a duras penas, claramente con vergüenza. El aludido frunció el ceño volviendo sus labios un leve puchero.

—Uno. —dijo en voz baja palmeando sus rodillas, Masumi negó con la cabeza luego de alzar la mirada hacia enfrente—. Uno solo.

La chica continuó mirando a la pantalla de la película con una mueca un tanto nerviosa a la par que un pequeño sonrojo estaba en sus mejillas, sobre todo al sentir la manera fija con la que lo estaba observando en espera de que atreviera a darle lo que quería; un beso. Por un momento pensó que él no sacaría ese tema y le fuera a pedírselo, incluso creyó que se le olvidaría o algo por el estilo. Aunque, una parte de ella esperaba que no lo olvidara ya que de alguna manera se podría sentir... ilusionada, pero aquella parte de ella llena de inseguridad y a su vez miedo pensaba en que lo dejarán tal cual estaban antes y poder vivir más tranquila, sin tantos nervios por delante.

Sus ojos vacilaron con mirar hacia abajo pero se controló, tratando de que no terminará por darle un ataque de nervios o algo así, Manjirō en cambio se mostraba enfurruñado en su lugar por no tener su atención y notar claramente como lo ignoró, bufó un poco, pero antes de reincorporarse y dárselo él mismo, se escuchó como la puerta de la casa se abrió luego del sonido de unas llaves. Todo miraron inmediatamente hacia allá para ver al nuevo invitado.

Aunque no invitado, técnicamente era el anfitrión, o más bien anfitriona; se trataba ni más ni menos de que de la madre de Masumi, Hikari.

—¿Oh? Todos están aquí. —dijo con una sonrisa suave luego de cerrar la puerta, cambiándose los zapatos con unas pantuflas de casa, detrás de ella entró un más calmado Baji. Al parecer si devolvió el gato y se encontró con ella de regreso.

—¡Mami! —chilló Aki de manera emocionada saltando del regazo de Mitsuya para ir corriendo hacia su progenitora; Yume y Sumi estaban dormitando, una más que la otra, así que poco a poco fueron reaccionando.

—¡Hola, Hikari-san! —todos los chicos presentes soltaron a la par, saludando a la madre de la mayor de entre ellos quien se enderezó y salió de su lugar.

—¡Bie... bienvenida, mamá! —dijo un poco sorprendida de verla allí, más que nada por la hora, apenas anocheciendo—. Llegaste temprano.

Uhum. Hablé para poder sólo tener el turno de día hoy y llegar a casa. —acarició con suavidad su cabello, encaminándose hacia el sofá donde estaban todos los chicos, junto con Emma y Hana quienes miraban con una sonrisa hacia la señora—. ¿Cómo están, muchachos? Y señoritas. —Emma rio un poco junto con Hana ante sus palabras.

—Con hambre. Mikey se comió la mayoría de las galletas. —acusó Draken mientras miraba hacia la película, el aludido lo miró con enojo ante tal acusación, abriendo la boca, jadeando luego de manera dramática cuando todos le dieron la razón.

—Es un glotón, nadie sabe cómo es que no engorda. —se burla Keisuke a su lado recibiendo otra mirada enojada de parte del rubio.

—Y estamos bien, señora Hikari. Gracias por preguntar. ¿Que tal su día? —habló Mitsuya de manera amable junto con Kazutora quien se veía con una leve sonrisa.

—¿Hubo algo interesante en el hospital? —cuestionó Pah con curiosidad recibiendo una disimulada patada de Draken.

—Oh, ¿alguien con un rostro desfigurado? —dijo Kazutora con curiosidad, riéndose un poco. Ahora fue Mitsuya el que le pegó—. ¡AH- ¿¡Pero que mie- —se calló cuando le hizo un gesto hacia las más pequeñas que lo miraban curiosas—. Miércoles.

—Nada fuera de lo común. —Hikari se rie ante la escena, cruzando sus brazos—. Bueno, si tienen hambre, ¿les parece que les haga la cena? De todas maneras ya es hora de cocinarla. —la mayoría se interesó, sobre todo Mikey quien alzó la mirada inmediatamente hacia ella.

—No es necesario, mamá, acabas de llegar del trabajo. Deja que yo la cocine. —Masumi rápidamente se apresuró hacia la de orbes violetas cuando hizo el amago de ir a la cocina—. Yo haré la cena, no te preocupes. Tú ve y termina de llegar a casa.

La mayor alza un poco las cejas ante su dedicación y suelta una pequeña risita al verla tan dispuesta en cocinar, dándole algo de pena considerando que Masumi todos los días hacía la comida al no estar presente, a veces hasta el día siguiente.

—¿Segura? No estoy cansada...

—Segurísima. Anda, anda. —la Imaushi ríe ante sus muy leves empujoncitos, estando más que dispuesta en ser ella que cocine.

—Muy bien... —canturrea resignada mientras suspiraba, encaminándose hacia su habitación, y en el proceso agitando su mano una vez más hacia los demás—. Me alegra verlos, niños. Espero que la pasen muy bien.

—¡Gracias! —exclamaron todos a la vez imitando su ademán escuchando como cerraba la puerta.

—Rápido, amarren a Mikey antes de que se coma la comida que hará Tenshi. —dijo Mitsuya apenas se escuchó el golpe de la puerta, e inmediatamente todos miraron hacia el más pequeño que ya se había levantado para seguir a Masumi a la cocina.

—¿Pero que...? ¡AAH!

Y todos se lanzaron encima.

Masumi, Emma y Hana veían desde la entrada de la cocina como se habían abalanzado hacia Mikey para sostenerlo y hacer tal cosa como robarse la comida, tal como había hecho en el transcurso de la tarde. Las trillizas se habían ido siguiendo a su querida mamá apenas se despertaron todas, por lo que los pre adolescentes eran los que estaban allí.

—Pero si no está cocinado nada. —dijo Cherry con una sonrisa, escuchando las quejas de Manjirō con la de los demás.

—Se pone súper fastidioso para que la comida esté rápido, y lo que sea que esté terminado se la come. —se lamenta Emma, y ella de primera mano vivía eso casi todos los días.

—Si... —murmuró Masumi en un suspiro.

Una vez más pudo sonreír con tranquilidad ante el ambiente (aunque algo escandaloso), algo que realmente le agradaba. Le gustaba mucho cuando la casa no estaba en silencio, y cuando todos ellos estaban presentes lo último que habría sería silencio. Ahora se sentía con muchos ánimos al su mamá estar en casa, sabiendo que por su trabajo en el hospital no podía estar mucho allí, así que le encantaba tenerla allí y mimarla lo más posible. Su papá no tardaría en llegar a casa, así que tenía que hacer bastante comida.

—¡Mamá! ¿Que te gustaría cenar?

→S H A N X LA B Y X←

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