❪𝟭𝟲❫ ; 𝗿𝗲𝗺𝗲𝗺𝗯𝗿𝗮𝗻𝗰𝗲.

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ARC ONE; DESTINY
*╔═══❖•ೋ°🌹°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO DIECISEIS;
REMEMBRANZA
❛y la tormenta

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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#📌; Remembranza: Imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente.

PODÍA SENTIRSE UN CLIMA FRESCO ALREDEDOR, AUNQUE NO lo suficiente como para hacer el frío adecuado como para que la gente esté abrigada, pero se sentía la humedad y la temperatura parcialmente más baja, sobre todo comparándose con aquellos días que eran calurosos al punto de ser extremadamente molestos. Un pequeño respiro del calor junto con una posible lluvia que caería posiblemente en la noche, tomando en cuenta que apenas comenzaba la brisa alrededor.

—¿Podrían dejar de pelear por un minuto mientras esperamos la comida? Pedazos de...

—Oh, miren, ya llegó la comida. —Masumi rápidamente interrumpe a Draken antes de que terminara aquella frase, al estar ya harto de escuchar los golpes e insultos de los demás.

La mayor suspiró un poco nerviosa cuando el mesero comenzó a dejar la comida que anteriormente habían pedido en la mesa, escuchando como los chicos se insultaban entre si para tratar de acomodarse, dándose empujones y golpes no muy amistosos. Habían decidido reunirse ese día para pasar el rato, así como para tener un respiro de las clases que no hace mucho habían empezado. Al menos para Masumi si era un respiro, considerando como era ella y su propia carga.

Movió un poco sus piernas debajo de la mesa, aunque no evitó mirar debajo de esta cuando sintió un pequeño empujón de su pie que la sobresaltó cuando fue convertido en una patada. Kazutora se tensó al momento que ella lo miró de inmediato buscando explicación del por qué la había golpeado.

—Uy, eso no era para ti. Perdón. —rie con cierta diversión ante su equivocación observando el puchero de la chica cuando trató de sobarse la zona que golpeó—. Era para Pah. —y esta vez si golpeó al más robusto.

—¡Oye! —el de la cicatriz trató de devolverle la patada, aunque terminó pegándole a Mitsuya que estaba tranquilo comiendo papas, quedándose quieto cuando lo golpearon.

—Pero a mí no me metan en sus peleas, idiotas.

—¡Cállense que quiero comer! —exclamó Keisuke tratando de sostener su hamburguesa, aunque el movimiento de la mesa se lo impedía.

—¡Tú no grites, greñudo!

—Oigan... —Masumi murmuró al ver cómo la situación se estaba acalorando.

—¿¡A quién llamas greñudo, imbécil de cuarta!?

—Hey...

—¿POR QUÉ NO TIENE BANDE... —iba exclamando Manjirō, aunque quedándose callado cuando rápidamente Draken le coloco su preciada banderita antes de que se uniera al escándalo.

—¡TE VOY A ARRANCAR LA CABEZA!

—¡INTÉNTALO!

—¡¡Ya hagan silencio!!

Inmediatamente todos se quedaron callados al momento que Masumi alzó la voz de manera un poco molesta, y el hecho de provocarle enojo a la más grande de todos significaba peligro, así que se quedaron quietecitos. La expresión de la de orbes rosáceos estaba endurecida y fija hacia los demás chicos presentes, estando completamente quietos en sus asientos con una pequeña tensión a su alrededor, no queriendo mirarla. Draken miró con una pequeña gota de sudor hacia la de cabello rizado ante su reacción.

—Ja, los regañaron. —alardeó Mikey encogido en su lugar mientras comía tranquilamente, teniendo ya sus mejillas manchadas, feliz de no haber estado en medio de la mirada algo dura de la chica.

Pudo suspirar un poco más tranquila cuando dejó de haber tanto escándalo, sonrió un poco apenada hacia el mesero que está algo sorprendido por toda la escena, incluso aún con uno de los pedidos de los chicos que anteriormente gritaban y se golpeaban, estando ahora calladitos y casi con la cabeza agachada. No pudo evitar desconcertarse al notar ahora la cara tan dulce y amable de la chica, quien se disculpaba por los gritos y el desorden.

Tal como una mamá.

❛Ay, Masumi, cálmate un poquito❜ se regañó a si misma por su pequeña exaltación, observando un poco culpable como los chicos se quedaron tan de repente callados y algo cabizbajos.

Masajeó un poco su frente, ya habían entrado a clases y la tenían un poco cansada ante tantas tareas encima, aparte de que temía que los echarán de allí, sobre todo al notar la leve mueca de las personas a su alrededor ante los gritos e insultos para nada suaves, y cualquiera pondría una queja. Y ya se veía venir a sus amigos peleando por eso también.

Alzó la mirada hacia Draken cuando él le dió un par de palmaditas en la cabeza y sonrió al ver su intento de calmarla, incluso Mikey (sorprendentemente) le extendió un poco de su comida, más que nada para no terminar regañado más adelante.

—Pasa para acá. —Kazutora le arrebató su comida al mesero cuando este no se lo entregó.

—Ya, a comer. Tengo hambre y quiero comer tranquilo, malditos animales. —bufó el más alto de todos, acomodándose en su lugar. Miró hacia Masumi que estaba a su lado, más tranquila—. Tú no, Tenshi, tú estás bien.

—¿Y yo qué? —Hana acusó luego de darle un mordisco enorme a su hamburguesa sin esperar, llegando a mancharse sutilmente los labios con su salsa. Sorprendentemente había estado callada y no se había puesto a pelear también.

—No, tú si eres un animal.

—¡Hijo de...!

—Bueno, la comida se va enfriar. —Masumi rápidamente evita otro posible pleito y suspira, sonriéndole a Pahchin cuando este le deslizó lentamente su bandeja de su comida por la mesa—. Gracias, Pah-kun.

—Ahora que se evitó una posible guerra de comida aquí... —suspiró Draken más relajado, a su vez agradeciendo de la actitud de Masumi que los calmó. Al menos no tenía que hacer el trabajo solo—. Coman.

—Antes de que Tenshi nos de otro súper grito... —susurró ahora Haruki hacia Takashi quien asintió un par de veces.

—Está de malas. —dijo devuelta.

—Se levantó con el pie izquierdo y se cayó en el proceso. —Kazutora no evitó meterse en la conversación, hablando de manera algo burlona.

—De cara.

Y prosiguieron a reírse.

Masumi veía con cara de poker hacia sus amigos que estaban hablando en voz baja, enfrente de ella en donde los escuchaba a la perfección. Luego suspiró un poco pesado para sonreír con ligereza, comenzando a comer; también había pedido una hamburguesa con papas. Sinceramente tenía bastante hambre, así que no tardó en comenzar a comer dando una pequeña mordida, luego tomando un par de papas. Disfrutaba el tranquilo silencio entre los chicos que habían comenzado a comer.

Todo estaba bastante sereno.

—Deja de mover tú pierna, haces que la mesa se agite. —dijo Keisuke en un tono bajo hacia Kazutora—. ¡Pero que dejes de moverte!

—Déjame, mierda.

—¡No me andes robando comida! —ahora Draken fue el que habló, claramente por Mikey.

—Pah, pásame una servilleta. —habló Mitsuya con la boca levemente llena, teniendo sus labios y dedos manchados en salsa.

—Estoy en las mismas, hermano. —el robusto alzó sus manos llenas de salsa barbiquiu.

—Cherry, pásame servilletas.

—No.

—Kazutora, pásame una servilleta.

—Agarralas tú

—¡DEJA DE MOVERTE, KAZUTORA! —suelta Baji cuando este no se quedó quieto.

—¿Alguien me puede pasar unas servilletas?

Fue bueno mientras duró.

Masumi dejó salir un largo suspiro cuando los escuchó comenzar a discutir entre si, tomando la caja de servilletas y sacando algunas para extenderselas a Takashi para que pudiera limpiarse como debía. Él suavizó su mirada y le regaló una sonrisa mientras las tomaba para comenzar a retirarse la salsa antes de mancharse más, tenía más salsa de lo esperado.

—Ehm, Tenshi...

—Toma, Pah-kun.

Se relajó cuando el ambiente también lo hizo, al menos un poco. Miró hacia los demás que discutían sutilmente, tratando de no hacer tanto escándalo como para terminará por regañarlos, una vez más. No era de ser alguien gruñona, y sabía bien que con ellos no era del todo esperable estar en silencio al ser personas muy intensas, por así decirlo, pero por sus propios problemas quería un momento de calma.

Todos ya estaban entrando nuevamente a clases luego de las vacaciones de verano, y sabían que ella se colocaba de mal humor, o más bien se mostraba estresada. Masumi, desde que tuvo que repetir el primer año de secundaria, se había vuelto más aplicada en clases para que aquello no le volviera a suceder y no terminar por hacer sentir mal a sus padres; aún recordaba como Hikari, su mamá, terminó llorando cuando se enteró de su situación, sintiéndose muy mala madre por no haber estado pendiente de ella y haberla ayudado; Kaito si fue de cierta manera más duro en ese sentido, porque los regaños no faltaron, pero al mismo tiempo entendía debido al momento fuerte que estaban viviendo entonces.

Así que, ella se prometió a si misma no volver a preocupar a sus padres y hacerse valer, dando todo su esfuerzo para ser la mejor en clase y avanzar. No obstante, era claro que ahora se le hacía más complicado tomando en cuenta que ella estaba trabajando para poder ayudar a su familia, y esa carga se sumaba con las clases, terminando con dejarla de mal humor; tenía que organizar cosas de la tienda y al mismo tiempo hacer tareas y trabajos, durmiendo menos que antes, y eso le bajaba los ánimos y terminaba estando más susceptible de lo normal.

Los chicos y Hana, incluída Emma, trataban de mantenerla relajada; y en este caso los primeros intentaban no hacer demasiado escándalo. En serio lo intentaban, aunque no del todo bien, pero estaba la intención.

—Mira, Masu-chan. —la aludida alza y mirada hacia Manjirō, estando a su lado. Le mostró una de sus propias papas—. Parece que tiene una cara.

La de cabello rizado pestañea un par de veces y observa la papa frita que le extendía con más atención, frunciendo un poco el ceño para tratar de distinguir sus palabras, pero luego captó la pequeña forma que tenía a lo largo y sonrió, soltando una pequeña risita al ver que efectivamente parecía tener una cara. Su expresión se suavizó y sus ojos algo caídos se achinaron un poco mientras reía, causándole gracia por la expresión que le alcanzaba a imaginar.

—Parece asustada. —bromeó entre pequeñas risas al distinguir casi una expresión de espanto en la papa frita.

—Debe estar asustada porque la voy a comer. —Mikey le sigue el juego de manera infantil, sonriendo para sí mismo al verla distraída y no estresada—. Debe haber visto como me devore a su familia, aunque estaban muy ricos. Mmm... —babeó luego de comérselo, justo donde se formaba la cara—. Oh, le arranque la cabeza.

—Pero, Manjirō-kun. —Masumi una vez más riéndose al ver cómo el rubio observaba por algunos segundos la papa "descabezada" y se comía el resto de un tirón, no aguantó y rio un poco más ante la ridícula imaginación de ambos.

—Acabe con su sufrimiento. Quien los manda a ser tan ricos. —mira con enojo a las pocas papas que quedaban—. Bueno, la vida sigue. Dame de tus papas.

—¿Qué? Pero... ¡oye, son mías! —entre risas trató de alejar su pequeño tazón con papas fritas que venían con el combo de la hamburguesa cuando el más pequeño trató de quitárselas, extendiendo su brazo.

—¡Pero saben más rico!

—¿Cómo pueden saber más ri... Espera, ¿ya habías agarrado? Ladrón.

—Me amas así.

—¡Pero tenías las... t-tuyas... —su voz se hizo más pequeña y temblorosa cuando cayó en cuenta de lo que había dicho, sonrojándose lentamente.

Prefirió quedarse callada al momento que su corazón comenzó a palpitar como loco, desvió la mirada hacia su propia comida encogiéndose un poco en su lugar, no importándole como Mikey si terminó por robarle de sus papas, aunque fue piadoso y le dejó, aunque fueran de ella. La sonrisa triunfadora no se hizo esperar de parte del más pequeño al momento que notó su reacción y como no sé negó o siguió discutiendo al respecto, sabiendo que no le podía llevar la contraria, sobre todo sabiendo que ni una vez le había negado aquella acusación de aquella vez tiempo atrás donde visitaron la playa, donde ella le dijo sutilmente y de manera indirecta que le gustaba y lo quería, ahora no dejaba de mostrárselo en cara.

Aunque, por parte de Sano Manjirō no era ninguna molestia, porque fácilmente compartía el mismo sentimiento.

—El amor es una magiaaa... —ambos miraron a la par como Emma estaba asomándose desde sus asiento a sus espaldas, cantando dramáticamente, cabe decir que había aparecido de repente.

—¡E-Emma-chan! —chilló algo alterada ante sus palabras, la pequeña rubia se rio de manera pilla mientras Mikey siguió comiendo.

—¿Emma...? —Draken repitió confundido y miró un poco hacia atrás al estar en el mismo mueble que Mikey y Tenshi.

—Hola, Draken. —saludó la de ojos dorados con una sonrisa, animándose al notar como había mostrado interés a su presencia, aunque luego se desparramó en la cabecera del asiento-sofá cuando él no hizo más que darle un sutil movimiento de cabeza y continuó comiendo.

—Oh, hola, linda Emma. Que lindo verte por aquí, es muy agradable tú LINDA presencia. —Hana mira con ojos grandes hacia Draken cuando recalcó el «linda» pero este la ignoró olímpicamente—. Maldito...

—Sip, me desocupe de mis tareas y tuve tiempo de venir, el abuelo me dejó. —la más pequeña de todos trató de disimular su pequeño decaimiento, apoyando su mentón en el asiento—. Mikey, él dijo que tenías que hacer tus tareas.

—Si, si. —el rubio agitó su mano de manera desinteresada, acurrucándose con cierta pereza en el hombro de Masumi quien suspiró con cierta pesadez.

—Bueno, muévete para yo poder sentarme.

—Búscate una silla.

—¡Pero ahí tienen espacio!

—Búscate una silla.

—Mikey, deja que Emma se siente. Ahí hay espacio para que ella perfectamente se coloque. —habló Draken con una expresión algo aburrida, mirando con cierta severidad hacia el de orbes oscuros que estaba acomodado bastante relajada en su asiento, incluso subiendo sus pies encima donde Emma fácilmente podría sentarse—. No quieres moverte sólo para estar comodo.

—Exactamente. —asintió sin negar nada, Emma lo miró indignada.

—Manjiro-kun...

—Oh, no. No te pongas de su lado, Masu-chan. Ya Kenchin defiende a Emma, tú defiéndeme a mi. —se quejó ante el intento de petición de la más alta, haciendo que se enfurruñara en su lugar.

—Eso, muestra quien manda. —canturreó Cherry mientras bailaba sin sentido en su lugar, moviéndose de izquierda a derecha, empujando a Mitsuya y Kazutora que estaban a sus lados comiendo tranquilamente.

—Pero... —balbuceó el platino cuando la de mechas rosáceas provocó que derramara un poco de su refresco, provocando tambié que Kazutora se manchara con salsa.

—Por la pu...

Al final Manjirō si tuvo que moverse más hacia el rincón para que Emma pudiera sentarse, obviamente haciéndolo entre refunfuños al tener que sentarse como debía; Masumi quedó a su izquierda, Emma se sentó en la de ella cuando el del tatuaje del dragón se levantó y la dejó sentarse a un lado de la mayor para luego él terminar sentándose a su lado y seguir comiendo. Todo parecía un ambiente bastante tranquilo, bueno, a su manera. Era ameno y no era callado ya que todos buscaban hablar de alguna manera, ya sea para tontear, insultarse o algo por el estilo, aunque por parte de la pequeña rubia de orbes miel esperando su pedido al ser la última en llegar.

Masumi le sonrió al notarla inquieta al estar al lado de Draken, sobre todo cuando le cedió primero el puesto para sentarse a su lado, pensando en que estaría mejor cerca de la de cabello rizado. De cierta manera era así, ya que, por parte de Emma, era como un apoyo cercano para poder controlarse. Hana estaba enfrente de ella por lo que no podían disimular, pero si le daba pequeñas pataditas a sus pies para señalar al más alto con los ojos, como si le dijera o la incitara a hacer algo, obviamente ignorándola por sus porpios nervios.

La mayor de todos pudo suspirar un poco más relajada que antes para ver su hamburguesa a medio comer, una comida por la tarde, por así decirlo. La hacía pensar si le daría hambre para la cena tomando en cuenta que no pasaban de las cuatro de la tarde, donde los chicos se les ocurrió ir a comer comida rápida.

Su atención fue hacia el vibrar de su teléfono así que lo sacó de su bolsillo para ver de qué se trataba, levantando la tapa para poder ver la pantalla, no tardó en deslumbrar un mensaje de parte de su madre cuando se metió al icono de mensaje.

Mami linda❤️

«Hoy tu papá pidió el día libre cuando se enteró que yo también lo tendría»
«<3»
«Haré una cena especial para aprovechar que estamos todos»
«Llevo tiempo que no cocino, vamos a ver si aún tengo el toque»

El rostro de Masumi se iluminó y no evitó sonreír para si misma ante aquella información, sintiéndose emocionada. Aunque tal vez para cualquiera podría ser una cena común en familia, pero para ella, que tomaba en cuenta ese tipo de cosas, sobre todo cuando no siempre podrían estar todos juntos, la hacía sentirse feliz, provocando aquella sonrisa única en sus labios. Miró hacia su hamburguesa y se miró a si misma, como si calculara su propio límite sobre comer, empujando lejos el pensamiento sobre que no tendría hambre para la hora de la cena.

—Te los volviste a colocar. —se estremeció cuando sintió como tocaban el costado de su rostro, específicamente su oreja. Miró por el rabillo del ojo hacia Manjirō quien estaba a su derecha, tocaba de manera analítica su colgante.

Masumi se sonroja un poco por el hecho de que se percató del detalle sobre que volvía a usar ese accesorio; había comenzado a usar finalmente aquellos bellos colgantes que le había regalado Wakasa en su cumpleaños, viéndolos en su habitación por la mañana y pensando en usarlos. En realidad, cuando se los regaló no tardó en usarlos, comenzando a usarlos aquel día de verano donde fueron a la playa. Si, aquel dónde en la noche Manjirō la besó.

Varios se percataron de ese detalle, recordando como la alargaron y todo, preguntando de dónde lo sacó y a su vez señalando que si le quedaban a ella, sobre todo con aquel pequeño detalle del colgante dónde era una pequeña pluma, alegando que ya podría parecer más una «pandillera» al usar ese tipo de aretes, por mucho que desde antes ya los tenía perforados, aunque siempre se preguntaba si alguna vez iba a poder parecer una como tal. Masumi se consideraba alguien bastante... común, al menos para si misma por mucho que varias personas le dijeran lo contrario.

—Oh, si. —asintió un poco cohibida, saliendo de su pensamientos—. No me los había puesto en estos días... Los ví y recordé que hoy íbamos a salir, así que me los puse... —jugó con un pequeño mechón de cabello que se atravesó en su rostro, pasándolo detrás de su oreja.

—Te ves bonita usándolos. —Masumi casi se ahoga con su refresco cuando escucha sus palabras, observando con sus ojos extendidos la sonrisa relajada de Mikey—. Siempre te ves bonita, pero así te ves aún más.

Tenshi se queda paralizada por unos segundos y desvía la mirada hacia la mesa donde continuaba la bandeja de su comida junto con su hamburguesa a medio comer. Sus mejillas se ruborizan con fuerza y se remueve en su lugar, moviendo sus piernas y apretándolas entre si cuando siente aquel cosquilleo en su abdomen producto de sus propios nervios y conmoción de que dijeran esas palabras hacia su persona. Pero, de alguna manera la hacen sentir bien y sonríe un poco más, algo tímida. Mikey observó aquello y alzó un poco sus cejas al ver su expresión.

En un movimiento súper rápido y que la más alta apenas pudo reaccionar, Manjirō jaló su suéter hacia él, y al momento que Masumi giró su rostro a su dirección, estampó rápidamente sus labios sobre los de ella, pero manteniéndolo lo suficiente para formar un pequeño y rápido beso, más bien un pico al rubio separarse apenas pasaron dos segundos, dejando a la chica en la misma posición, con sus ojos extendidos.

Manjirō le sonríe y luego hace como si nada para estirar su mano hacia la bandeja de Emma cuando a ella le llegó su pedido, robándole papas, reaccionando segundos después al estar igual de sorprendida de haber visto aquella escena justo frente a ella, bueno, justo a su lado. Aunque no fue la única, Baji, quien si estaba enfrente del pequeñín estaba con una papa a medio llevar a su boca y sus cejas alzadas al ver de primera mano lo que pasó. Se miró con la hermana menor del capitán al ser al parecer ambos los únicos que notaron aquello, al estar los demás ocupados entre si.

—Intenso. —dijo el moreno volviendo a mirar hacia su mejor amigo quien comía tranquilo, todo lo contrario a Masumi quien casi se derretía en su asiento, teniendo Emma que echarle aire con sus manos para que su sonrojo se calmara.

—¡ME LLAMAS POR CUALQUIER COSA, Y NO se te olvide avisarme de algún chico lindo en tú escuela! —Cherry exclamó fuertemente mientras se iba en su Honda, alzando uno de sus brazos cuando se fue adelante.

—¡Nos vemos, Masumi-chan! —Emma se despide con su mano mientras iba felizmente detrás de Draken en su moto, mientras esté se mostraba bastante tranquilo.

—Trata de no estresarte mucho. Eso es trabajo de Baji. —dijo con cierta burla mientras arrancaba su Zephyr, ignorando la mirada asesina e indignada del moreno cuando le pasó por el lado.

—Saluda a Hikari-san y a tus hermanitas. —dice Mitsuya con una sonrisa, con Pah a su lado asintiendo un par de veces, secundando sus palabras.

—Que te cuente si llega un brutal paciente al hospital, con un ojo salido o que se le vea el hueso. —y ese es Kazutora, alzando su mano momentáneamente en despedida para arrancar—. ¡Después te seguimos jodiendo!

—¡Vámonos que se nos va a caer el cielo encima! —exclamó Haruki a lo lejos, refiriéndose a la pequeña lluvia que había terminado soltándose.

Masumi sonríe y rie un poco ante las palabras del de tatuaje de tigre, observando como Mitsuya fue cerca suyo únicamente para darle un golpe en la nuca ante tales palabras, agitando su mano hacia sus amigos cuando se fueron despidiendo cada uno después de que la dejarán enfrente de su casa, luego de haber tenido una larga tarde de tonterías en el parque y un rato en el santuario Musashi. Suspira largamente para ver hacia enfrente de ella, tensándose un poco cuando observa al único que faltaba en irse.

Manjirō la veía fijamente y con una expresión un poco seria, bueno, no al punto de parecer una situación sería, parecía más bien pensativo. O al menos eso era lo que quiso creer Tenshi.

—Uhm... —murmura, moviéndose en su lugar, aún mostrándose inquieta por lo que había sucedido más temprano. Sus mejillas no tardaron en ruborizarse un poco—... Adiós, Manjirō-kun. —le da una dulce sonrisa al momento de decir esas palabras.

❛Eso, Masumi, tú puedes. Ya te desmayas luego de que se vaya❜ se animó a si misma tratando de mantener la compostura enfrente de Mikey, quien tenía su motoneta aparcada, aunque lista para andar.

—Pero despídete bien. —dice él con cierto enojo, un enojo infantil, inflando sus mejillas con aire. Masumi se queda modo tiesa ante sus palabras, alzando sus cejas. Aún con aquella expresión, teniendo ahora un puchero, señala su rostro—. Un beso.

❛No, Masumi, no puedes. Te vas a desmayar ahí mismo❜ se sonroja notoriamente ante la petición tan directa de su amigo más cercano, pareciendo bastante reacio a obtener lo que quiere, bueno, más bien de que ella le diera lo que quería.

No era la primera vez que se lo pedía; aquellos días que se reunían siempre lo hacía, por lo menos agradecía que lo hiciera sutilmente... Dejando de lado que esa misma tarde le volvió a robar un beso, enfrente de todos sus amigos.

—E-Esto... —balbucea en la mejilla, dándose pequeñas palmaditas en sus muslos, frotando sus palmas contra su falda. Se arrepentía usarla debido a aquel día de frío, cayendo una leve brisa sobre ambos—. C-Creo que mejor entro y tú te vas a casa. Te vas a enfermar...

—No me voy hasta que me des un beso. —era perseverante, o más bien terco, pensó Masumi avergonzada. Mikey hizo un puchero, girando su rostro hacia enfrente—. Así sea en la mejilla. Anda.

Masumi se sonroja con un poco más de intensidad y siente por un momento que el frío del ambiente se disipa por el propio calor que sentía en su rostro, sonrojado cuál tomate. Incluso podía pensar que las pequeñas gotas de lluvia que resbalaban por estas podrían evaporarse. Su mirada era algo apenada y dudosa, sobre todo por estar en esa situación. Manjirō siguió sin moverse a pesar de las pequeñas y por ahora breves gotas que en cualquier momento se desatarían hasta convertirse en una fuerte lluvia, pero estaba siendo bastante terco en no moverse.

Al menos, eso pensaba, hasta que sintió un suave contacto justo en su mejilla que lo hizo alzar sus cejas brevemente, apareciendo un pequeño sonrojo; Masumi le dió un pequeño beso en la mejilla que duró apenas unos segundos antes de separarse, observando su expresión avergonzada junto con sus mejillas aún más rojas y notorias que las de él. Se mostró sorprendido por varios segundos al notar como realmente lo había hecho, pero antes de decir algo, ya Masumi estaba a medio camino de llegar a la puerta de su casa.

—¡N-Nos vemos después, salúdame a tu abuelo! —dijo tan rápido que apenas había logrado entender un cuarto de lo que dijo, pero nada evitó que colocará una sonrisa triunfante en sus labios para finalmente arrancar e irse con su rostro bastante sonriente.

—¡Bye-Bye, Masu-chan!

Y finalmente se fue, permitiendo que la jovencita de orbes rosas se tranquilizara por una vez ese día, respirando de manera temblorosa con una mano justo sobre su corazón que palpitaba contra su pecho.

Su mano temblaba con las llaves de su casa, sintiendo su pulso yendo a mil por hora. Tuvo que dar una fuerte respiración para poder relajarse, sobre todo su sistema nervioso, creyendo que tendría en algún segundo un ataque al corazón, no obstante, esa sensación era algo a lo que ya estaba acostumbrada y sabía como controlarse, de cierta manera. Una expresión nerviosa y a su vez avergonzada estaba en su rostro junto con el enorme sonrojo en sus mejillas.

—Y-Ya está... —se dijo a si misma, dando un hondo suspiro, alzando la mirada hacia la puerta en donde adentró la llave y la abrió. Un tembloroso jadeo salió de entre sus labios cuando se dio de cuenta que estaba cálido allí, estando ella fría. Se miró a si misma dándose de cuenta que la lluvia alcanzó a azotarla lo suficiente—. Oh, me moje...

—¿¡Por qué no te llevaste algún paraguas, Hika... —su papá no tardó en aparece en escena, mostrándose alterado como siempre, aunque se quedó en silencio cuando observó a su hija mayor—. Oh, Masumi... ¿¡POR QUÉ NO LLEVASTE ALGÚN PARAGUAS!?

Rápidamente fue hacia ella cuando la vio casi empapada, replanteando sus palabras que al parecer eran para su madre la cual... aparentemente no estaba en casa. Masumi frunció un poco el ceño por aquel hecho para cerrar sus ojos con fuerza cuando su papá la comenzó a secar exageradamente con una toalla, que ni idea de donde sacó. Terminó por provocarle un par de risitas.

—Me agarró la lluvia justo cuando llegué, no te preocupes, papá. —decía con cierta gracia la de orbes rosáceos al ver a su papá tan preocupado como siempre; su personalidad en sí era fuerte; o era demasiado meloso, demasiado dramático o demasiado sobreprotector, viniendo de allí a ser gruñón en ciertos aspectos. Era todo un personaje—. Ya, ya. En serio estoy bien, dudo mucho enfermarme. —suelta una risita.

Kaito mira con cierta intensidad su rostro cuando lo toma entre sus dos grandes manos, llegando a apretujar un poco sus mejillas provocándole otro par de risas hacia la pre adolescente al ser manejada casi como una muñeca por él.

Este pestañeó un par de veces al ver su rostro con atención, conectando sus orbes con los de su hija los cuales se veían como siempre, aunque veía algo extraño en ellos. Abrió levemente su boca queriendo preguntar pero el sonido de la lluvia golpeando el techo lo calló, levantándose finalmente. Masumi pensó por un segundo en lo grande que era.

—Hikari sigue afuera... —murmuró casi para si mismo, aunque la chica alcanzó a oirlo.

—¿Fue a la tienda o algo? Puedo ir a buscarla rápido, ya me medio mojé de todas maneras. —sugiere la de cabellos rizados mientras dejaba las llaves en la entrada y tomaba el paraguas de la mano de su padre, al parecer tenía esa intención—. Y necesito comprar una cosita rápido.

—Oh, no, no. Acabas de llegar, podría...

—Papá. —llama suavemente la chica cuando notó su momento de sobre preocupación, haciéndolo callar. Masumi le dio una sonrisa algo divertida aunque tranquila—. Disfruta tú día de descanso, todo estará bien, ¿si? Seguro fue con Kira-chan, no es lejos. 

El mayor se queda en silencio por unos segundos por las palabras de su hija, mordiendo su labio inferior con cierta inseguridad, moviéndose inquieto y mirando hacia el suelo. Dudó por algunos segundos en responder, pero, ella se veía tan decidida en ir... Aunque no quería que se mojara, pero iría con un paraguas y así podría evitar que su esposa se mojara de regreso...

—Bueno, ¡ya vuelvo! —Kaito se encrispa cuando escucha la puerta abrirse y como Masumi salía nuevamente, abriendo su paraguas.

—¡Oye...!

—¡Papá, ven que aún te falta el maquillaje! —apareció una de las trillizas quien lo jaló de su pantalón, apareciendo de la nada y comenzando a jalarlo, llegando el resto de sus pequeñas hijas que terminaron llevándoselo a la sala para embellecerlo, según ellas.

Masumi, ya fuera de casa, tarareaba una canción cualquiera que ni siquiera recordaba su nombre, caminando bajo el paraguas que evitaba que se mojara más de lo que estaba; abrió la rejilla de la entrada para cerrarla apenas salió una vez a la acera, dejando salir un largo suspiro mientras veía hacia la nada, aunque no evitó agachar la mirada hacia la carretera donde habían marcas de llantas. Sonrió un poco al pensar en sus amigos.

Inevitablemente el pensamiento de Manjirō llegó otra vez a su mente, sonrojándose suavemente mientras caminaba y se abrazaba a si misma tanto por el frío del ambiente como por aquella sensación que la recorrió por todo lo que había pasado ese día, estremeciéndola. La vergüenza la azotó por lo que ella hizo, aunque no se arrepentía, pero en serio le daba mucha cosa, pensando que fue atrevida... aunque no se comparaba a Mikey.

❛Tal vez... ¿debería decirle a mi mamá?❜ se pregunta mientras veía perdidamente las gotas de lluvia que no le llegaban directamente ante el paraguas. ❛Ella tiene experiencia... y claramente no va a explotar en muchos sentidos como papá❜ sonríe al pensar en su carácter tan susceptible y suspira, mirando ligeramente hacia atrás cuando escucha el sonido de un par de motos.

Siguió con la mirada un pequeño grupo de chicos que pasaban casi riendo, cosa que la confundió un poco debido a que parecían casi desquiciados, haciéndola fruncir el ceño mientras le pasaban por el lado. Casi le da algo cuando iba a cruzar la otra calle y justamente ellos lo hicieron por la esquina, por poco arrollándola.

—¡Ten más cuidado, Tenshi! —dijo uno con cierta burla mientras se iba con sus amigos.

Masumi se queda en silencio por la forma en la que la llamó, frunciendo el ceño por unos segundos. Pero, sólo suspiró al tomar en cuenta que era parte de una pandilla que estaba creciendo poco a poco, no era la primera y ni la última persona que la llamarían así, después de todo también era vicecapitana. Se quedó pensando un poco el hecho de que haya miembros de una pandilla rondando por ahí, retomando una vez más el pequeño camino hacia la tienda de Kira donde estaría su mamá para ayudarla con el paraguas y así evitar que se mojara.

—¿Que harían por acá...? —se pregunta en un susurro cuando llegó a reconocer el logo de sus chaquetas.

Por un segundo detiene su andar al caer en cuenta en algo, deteniéndose poco a poco conforme sus pasos disminuían en velocidad hasta quedar completamente estáticos, chocando sutilmente con una lata de frijoles que estaban en el suelo, la cual no tardó en ver. Sin embargo, su atención fue hacia algo que la dejó en un completo silencio, casi sepulcral. Parecía pensativa, mirando fijamente hacia el suelo, aunque su expresión se fue tensando ligeramente.

¿Por qué de repente sentía que quería llorar y al mismo tiempo no era capaz?

El nudo se concentraba con fuerza en su garganta conforme pasaban los segundos, incluso atrapando su respiración en su pecho. Quizás era la primera vez que se sentía de aquella manera, casi como si algo se lo impidiera a la par que quería soltarlo todo con fuerza.

Por un momento su alrededor se insonorizó, escuchando nada más que un pitido constante, incluso un sonido de vacío. Mientras más veía hacia el suelo, más se intensificada esa sensación, incluso creyó que podría desmayarse.

Su respiración finalmente salió en un susurro, liberando todo el aire que tenía retenido casi saliendo en forma de vapor, al segundo unas vagas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, derramando por su rostro hasta caer hacia el húmedo suelo, salpicando suavemente en el líquido apenas espeso que poco a poco se esparcía hasta casi tocar la punta de sus pies. El aroma provocó que casi vomitara ahí mismo, pero pareciera que todo los sentidos en su cuerpo se hubieran paralizados.

Masumi estaba sin aire, quería buscar como respirar, salir de aquel pequeño hoyo en el que quería hundirse conforme veía más y más hacia aquella dirección, con sus ojos temblando mientras delineaba el cabello rizado y esparcido en el suelo que tanto se parecía el suyo, impidiendo ver su rostro con claridad, sin moverse ni un centímetro.

Ella sólo podía observar aquel cuerpo tendido en el suelo, completamente inmóvil. Su largo y rizado cabello oscuro estaba esparcido contra el concreto al mismo tiempo que se entremezclaba con la sangre que por cada segundo que pasaba, se extendía más. La bolsa de víveres estaba tirada a un costado, dejando salir todo lo que había comprado; observó pan, azúcar, harina, entre otras cosas, al igual que un par de latas iguales o de diferente contenido que la terminó por llevar ahí al captar su atención.

Recordó como antes había señalado que tenía muchas ganas de comer pan al igual que sus hermanitas, ellas estarían esperando ansiosas para poder comer, las podía imaginar con facilidad. Esperando la comida de esa noche, que Masumi pensaba que sería una de las mejores al estar toda su familia presente, pero dándose de cuenta que sería quizás uno de los peores días de su vida, porque así era. Sentía que lo era, para ella lo estaba siendo, empeorando con cada segundo que seguía mirando hacia abajo.

Sólo podía abstenerse a quedarse estática, sin habla, sin poder moverse. Pero, finalmente puede emitir una sola y precisa palabra que con sólo salir de sus labios, su corazón se apretujó con fuerza al mismo tiempo que comenzaba a romperse.

—¿Mamá...?

SU MIRADA SE ENCONTRABA COMPLETAMENTE perdida en algún punto del suelo, pareciendo totalmente paralizada en su asiento, a comparación de su papá que no podía quedarse ni un poco quieto en su lugar, moviéndose en su asiento o levantándose para ir de un lugar a otro. En su momento siguió sus movimientos hasta perderse en sus propios pensamientos.

Su mirada cayó hacia sus tenis, moviéndolos un poco al notar como estaban ligeramente manchados de sangre que anteriormente pisó. Una vez más le entraron náuseas, sosteniendo el balde que ahí mismo le habían dado cuando vomitó, ya lo había hecho alrededor de tres veces luego de... luego de haber visto a su mamá.

El hambre se le había esfumado por completo, sintiendo un vacío en su lugar.

—¿Qué están haciendo ustedes aquí?

Masumi escuchó la voz alterada y algo molesta de su padre, no se dió el lujo de elevar la mirada porque, realmente no tenía ganas de nada, más que llorar, pero por alguna razón no era capaz, por mucho que quisiera y el nudo en su garganta se le hiciera insoportable al punto de doler, no podía. No podía llorar, como si incluso su cuerpo estuviera negándose a aceptar toda esa situación.

—Dejaste de la nada a las niñas con mi abuelo, diciendo que pasó algo muy malo y tenías que ir inmediatamente al hospital. —habló alguien más, escuchándose preocupado—. Así que vine con para saber que pasó y si Masu-chan estaba bien...

—Ella está bien... —murmuró el adulto con un tono de voz contenido, quien habló hacia él se quedó mirándolo con dudas por su expresión y porte.

—¿Tenshi? —la llamaron con cierta confusión y cierto atisbo de preocupación, en cambio ella continuaba sentada en su lugar en completo silencio.

Se escucharon un par de pasos hasta ver unas botas en el campo de su visión, manteniéndose cabizbaja en todo momento. No alzó la mirada para ver de quién se trataba, aunque había reconocido con facilidad de quién se trataba, este no tardó en ponerse de cuclillas para poder ver su rostro. No tardó en distinguir a Draken quien se veía bastante serio y atento, pero no había duda de que estaba preocupado.

Oi. —le llamó en voz baja, finalmente conectando miradas con ella luego de darle un par de golpecitos a su pierna con el dorso de su mano. Sintió una sensación agria en su pecho por su mirada—. ¿Que sucedió?

Masumi no responde por varios segundos, de por sí no había podido hablar desde que había encontrado a su mamá en aquel estado, aparentemente con un fuerte y feo golpe en la cabeza que provocó que sangrara de manera abundante hasta terminar en donde está, aquella imágen no podía dejar de pasar en su cabeza una y otra vez. Agacha una vez más la mirada y aprieta sus manos contra sus muslos con cierta fuerza, llegando a clavar sus uñas en sus palmas al punto de hacerse daño. Inmediatamente una mano ajena toma las suyas y lo evita, aunque no había sido Draken.

—No hagas eso. —la de orbes rosados mira a su lado a Manjirō quien se veía genuinamente preocupado, él miró sus manos e hizo que dejara de hacer ese agarre—. Mira, te lastimas las manos...

Draken observa en silencio sus palmas y ve como efectivamente se había lastimado de tanto clavarse las uñas, observando pequeños hilitos de sangre. Aquello le generó una pequeña mueca por pensar en lo que estaría pasando la mayor entre ellos como para hacer tal cosa, como si se estuviera aguantando algo con tanta al punto de hacer tal acción. Mira ahora hacia donde estaba Kaito quien se había alejado de ahí y caminaba de un lado a otro, tomándose y revolviéndose el cabello.

Aquellos gestos de alguna manera le dijeron que había pasado.

—Los demás deben venir por ahí. —habló de manera seria, dejando salir un suspiro—. Mikey habló con ellos cuando tú papá dejó a tus hermanas con su abuelo súper apresurado, y cuando dijo que irían al hospital, bueno...

—Pensamos que te pasó algo. —dijo Mikey con un tono de voz bajo, parecía desanimado, pero la preocupación no faltaba—. Pero, si pasó algo, ¿verdad?

Masumi otra vez no contesta y sólo los mira, lo hace con cada uno mientras parecía perturbada. Sus ojos estaban ligeramente abiertos y rojos, sus cejas estaban alzadas y sus labios apretados en una fina línea la cual comenzó a temblar, no pasando desapercibido por ninguno de los dos que la veían con atención. Ella abre levemente sus labios, queriendo decir algo, de verdad quería decir algo, pero las palabras se le quedaban atascadas en su pecho, así como la necesidad de respirar tan grande que la azotaba.

Abulta sus labios levemente y agacha la mirada a sus pies, observando a Ken aún acuclillado para poder verla bien, luego mira a su lado a Manjirō quien no le quitaba la mirada de encima ni un segundo sin soltar sus manos, dando pequeños toques a sus palmas como si quisiera aliviar el dolor que posiblemente sentía en su piel, pero al mismo tiempo buscando una manera en la que le arrancara el que debe estar sintiendo ahora. Por la forma en la que los miraba, en la que temblaba, en la que parecía querer dejarlo salir todo...

—E-Ella... —balbuceó a duras penas, su voz temblando, comenzando a respirar pesadamente, casi jadeando—. Y-yo... yo... e-encontré... la...

—¿Ella...? —Mikey susurró para si mismo cuando alcanza a entender una de los balbuceos casi inteligibles de la chica, mira hacia Draken quien desvió la mirada con una mueca en sus labios. Ahí algo hizo click.

—M-Mamá... ella... —la respiración de Masumi comienza a ser todavía más acelerada, sus ojos comenzando a cristalizarse y las lágrimas comenzaron a bajar poco a poco conforme hablaba—. E-Ella estaba... Ella... Sólo f-fue a comprar algo para la cena y... y... su cabeza... la... —un sollozo se escapa de sus labios mientras cierra sus ojos con fuerza—. E-Ella... Ella está...

Manjirō miraba casi en shock su rostro mientras escuchaba y veía como comenzaba a sollozar de manera incontrolable, comenzando a llorar cada vez con más fuerza, dejando salir lo que estaba reteniendo poco a poco, como si se sintiera más segura con tenerlos allí. O simplemente por el hecho de que estaba tratando de explicar lo que había sucedido, pero con hacerlo las ganas de llorar comenzaban a azotarla con fuerza, las mismas que le estaban provocando un nudo en su garganta enorme al punto de dolerme y al mismo tiempo no soltarse, no hasta ahora.

Masumi sólo podía sollozar, sin ser capaz de pronunciar aquella palabra que momentos atrás había sido confirmada respecto al estado de su madre ante la herida en su cabeza provocada por varios y fuertes golpes, manteniéndola a ella en aquel estado tan perdido y a su papá tan inquieto, de por sí estándolo desde antes y yéndose a algún lado para comenzar a llorar o a insultar. Ella quería hacerlo, quería desahogarse, porque ese sentimiento era sumamente horrible, el peor que había podido sentir.

Porque duele, en serio duele.

Abrió sus ojos con ligereza cuando sintió un agarre en su nuca que la llevó a un abrazo, a que Manjirō la abrazara con una fuerza, un sentimiento algo inexplicable para ella, pero que sólo la hizo querer llorar más y más, cosa que no tardó en hacer.

—No digas nada. —susurró el más pequeño mientras la abrazaba como cierta fuerza, él mismo estaba aguantándose. Draken se levantó sutilmente para sentarse a su lado, pasando su brazo por detrás de su cuello y de cierta manera uniéndose al abrazo.

—Anda, llora lo que quieras. —dijo ahora el más alto en un tono bajo, y lo hizo, claro que lo hizo.

Masumi lloró de manera desconsolada en eso momento, desahogándose todo lo que no pudo desahogarse por aquel sentimiento de negación aue perduraba en su pecho, no queriendo aceptar lo que minutos antes había sucedido, en un santiamén, en un suspiro. Algo que ni siquiera pensó que llegaría a suceder y creyó que pasaría alguna vez.

Ahí fue la primera vez dónde se rompió su corazón, perdiendo algo tan valioso y que había apreciado con tanto amor, para simplemente perderlo en un suspiro, en medio de aquella lluvia que no tardaría en convertirse en una tormenta peor.

Les dije que era la calma antes de la tormenta, les dijeee

¿Alguien más lloro? Porque yo si, incluso me replantee quien me hizo tanto daño, pero recordé que sólo tengo mucha imaginación y cada personaje mío tiene su evento canonico.

No sé si alguien lo vio venir, porque incluso a lo largo de los capítulos o en las notitas finales colocaba algo al respecto.

¿Recuerdan cuando Wakui colocaba un 😇 en los personajes que se iban a morir? Pues yo hice lo mismo para que se dieran una idea de lo que pasaría🧐

A ver quién si prestó atención a eso.

Masumi, mi niña hermosa mi dulce princesa, denle un abracito porque ya se viene su tormenta porque ningún personaje mío se salva. 

Mentira, Masu, tu eres mi protegida y la menos traumada❤️para q se hagan una idea de lo traumadas que están las demás.

→S H A N X L A B Y X←

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