❪𝟮𝟱❫ ; 𝗿𝗶𝗽𝗲𝗻𝗲𝘀𝘀.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
*╔═══❖•ೋ°🕊️°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO VEINTICINCO;
MADUREZ
❛muy cerca❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━

LA REUNIÓN PROSIGUIÓ DE MANERA EXITOSA, CON LA pauta de que el tres de agosto se iba a llevar a cabo el enfrentamiento contra Moebius, algo que tenía un poco inquieta a Masumi. Más que nada pensando en como iba a transcurrir, puede que mantenga aquel pensamiento de que ganarán y podrán destronar a aquella horrible pandilla y al mismo tiempo vengar al amigo de Pahchin así como pobre chica que había terminado implicada, pero siempre estaba aquellos inevitables nervios de que algo podría salir mal.

Con un suspiro, negó con la cabeza queriendo espantar la negatividad en sus pensamientos para luego bajar las escaleras del templo, buscando con la mirada a Emma. Logró distinguirla sentada junto con las novias de alguno de los miembros de la TōMan, cuidándolas como siempre. Hablaba con normalidad con una de cabello corto y blanco que se mantenía atenta a lo que decía y para su sorpresa a su lado estaba Hina. A ojos de Masumi era algo evidente que la rubia estaba aún desanimada, sobre todo ante la decepción de Draken cuando no mostró enojo o incredulidad al escuchar la historia de que fue dejada en ropas menores. Y podía notar aún la inconformidad de la novia de Takemichi, suspiró pesado por la complicada situación.

❛Ojala saber lo que piensa Ken-kun. Aunque lo ví un poco más pensativo de lo normal❜ miró hacia el cielo con una pequeña mueca, recordando haber observado de reojo al del tatuaje cuando terminó la reunión y verlo mirar hacia la nada, aunque no tenía la certeza si se debía a eso o al tema de Moebius. Colocó una pequeña mirada determinada en hablar con Emma y saber bien que había sucedido, no le dió demasiados detalles pero aún así la preocupaba.

Pero, al momento de hacer el atisbo de bajar para poder llevar a Emma devuelta o quizás hablar allí mismo apartadas de los demás, sintió como la agarraban del brazo y la jalaban devuelta, apenas soltando una pequeña exclamación ante la sorpresa. Algunos miraron hacia las escaleras, principalmente Takemichi quien hablaba con Ken, se mostró un poco confundido y dudoso al creer escuchar la voz de Tenshi, aunque no vio nada.

—Parece que estás en las nubes. —mientras tanto, Manjirō le dijo a la más baja con una sonrisa en sus labios, tomándola de la mano mientras se recostaba en uno de los pilares—. Me tienes abandonado hoy.

—Manjirō-kun, me asustaste... —murmuró con su pulso acelerado ante el pequeño espanto al momento de que la jaló. Suspiró más tranquila—. Lo siento, he tenido muchas cosas en la cabeza.

El chico soltó una pequeña risa ante su disculpa, balanceando sus manos un poco. —No te disculpes, sólo bromeo. Además, parece que algo te molesta. —la atrajo suavemente a él con su agarre—. ¿Es por Moebius?

—Uhm, bueno... —susurró agachando la mirada, observando sus pies y los de Mikey que alcanzaban a estar en su campo de visión—. Pues, algo así. Eso me tiene pensando bastante también...

—No te preocupes. Ya nos vamos a encargar de ellos y saldremos ganando como siempre. —decía con confianza alzando la mano que él sostenía hasta su cuello para que se aferrara allí, buscando su otra mano para hacer el mismo gesto. Luego, tomó su cintura—. Puedes estar tranquila.

Masumi se quedó en silencio por aquellas palabras tan calmadas junto con su sonrisa de lado, sus manos quedando sobre los hombros de él las cuales relajó considerablemente. Puede que si, aquel tema lo tenía en su cabeza, pero lo aparentemente sucedido con Emma también la tenía intranquila, agregando de la pequeña decepción referente a Takemichi por haberse metido con otra chica teniendo a su novia. Hizo una muy mínima mueca al pensar en eso para girar un poco su cabeza hacia la entrada del templo, alcanzando a escuchar las voces de los miembros de la TōMan hablando antes de irse, como solían hacer.

Manjirō la había jalado devuelta, estando en una zona desolada, cerca de la casilla dónde solían vender amuletos o comida, aunque claramente por la hora no estaba abierto.

Su cuerpo se estremeció cuando sintió el pequeño beso en su mejilla, haciéndola parpadear hasta sentir el leve aunque firme jalón que Manjirō le dió para apegar su cuerpo contra el de ella, abrazando y sosteniendo su cintura. Su rostro quedó pegado a su mejilla para luego sentir como besaba suavemente un costado de su mandíbula, el sonrojo en sus mejillas no tardó en aparecer, mirando un poco confundida sus gestos, aún con sus manos en sus hombros. Entrecerró sus ojos cuando sintió como besaba ligeramente su cuello, subiendo sus hombros de golpe ante el pequeño sobresalto.

—¿Qué haces...? —preguntó en un susurro confundido por sus acciones.

—Estás estresada, ¿no? —murmuró despacio contra su piel, colocándosela en punta. Dejó un pequeño beso en su cuello—. ¿Y si te ayudo a desestresar?

—M-Manjirō-kun, ni se te ocurra... —susurró algo escandalizada por notar sus intenciones, mirando con apremio hacia la entrada del lugar. Apretó sus labios cuando volvió a besar su cuello—. ¿Acaso quieres que nos caiga la furia de los dioses? ¡R-Recuerda que estamos en un templo!

—Mmm... Sólo estoy demostrando mi amor a mi dulce y estresada Masu-chan, ¿qué tiene de malo? —canturreó con un poco de aspereza, mordiendo detrás de su oreja, provocándole un pequeño respingo. Manjirō sonrió de lado—. Un poco de amor no hace mal.

—S-Si, lo sé, pero es que... —su voz tembló cuando él la abrazó con más fuerza, terminó por resollar ante la sorpresa cuando los hizo girar un poco quedando ella con su espalda contra uno de los pilares. Quiso encogerse en su lugar cuando terminó acorralándola—. ¿P-Podrías... Me t-tengo que ir a casa, además debo llevar a Emma-chan.

—Kenchin la puede llevar. —de manera despreocupada atrapó sus labios en un beso que la desconcertó unos segundos, batiendo sus pestañas lentamente por la sensación, pero lo empujó suavemente del rostro, separándolo.

—A-Aún sigo teniendo que irme. —balbuceó un poco ida, apenas logrando reaccionar cuando el rubio volvió a juntar sus labios contra los de ella, esta vez tomando sus mejillas para que no se separara, manteniendo un contacto profundo y largo entre sus labios. Masumi aferró sus manos a sus antebrazos, observándolo sonrojada—. Manjirō-kun...

El chico sonrió con ligereza al ver su rostro, pensando en lo tierna y al mismo tiempo tentadora que se veía con aquel sonrojo en sus mejillas las cuales apretó un poco al continuar teniendo sus manos sobre estas. Volvió a inclinarse hacia ella para continuar con aquel contacto que tanto le encantaba, pensando en lo suaves que eran sus labios cada vez que los probaba, algo que ahora no había logrado aguantar.

Duraron unos largos segundos en un beso suave aunque demandante, al menos por su parte, en donde dominaba por completo sus labios pasando de tomar sus mejillas a sostener su mentón con una de sus manos para acercarla más. Cuando le faltó el aire, se separó de ella, aunque aún así repartió varios y pequeños besitos en sus labios para comenzar a besar su cuello, abrazándola contra él apenas sintió su estremecimiento, quitando el cabello que se atravesaba y poder tener más espacio.

—O... oye... —llamó con un hilito de voz ante aquellas acciones, aferrándose un poco a su espalda, haciendo una mueca cuando le mordió con algo de fuerza una zona de su cuello, reteniendo el aire.

—Así... —susurró con voz ronca al pasar su nariz por la extensión de su cuello, juntando sus labios contra su piel para volver a repartir varios besos, sumiéndose en su propia burbuja. Tomó sus manos que estaban por sobre sus hombros y las pasó por su cintura, haciendo que las aferrara por su espalda, tocando directamente su piel—. Abrázame así.

—E-En serio tengo... tengo que... —sus pensamientos se nublan unos momentos al concentrarse de manera algo inconsciente en las acciones de su novio, ruborizándose al sentir su cálida piel directamente contra sus dedos, reteniendo el aire cuando comenzó a chupar levemente su cuello.

—¿Mm? —ronroneó el chico, inevitablemente sintiendo escalofríos por su espalda al sentir como sus dedos se apretaban contra su piel.

—Tengo que... h-hablar con Emma-chan de algo... serio...

Manjirō se quedó con su ceño fruncido cuando la chica lo empujó del rostro, cubriendo su boca con su pequeña mano. —¿Qué le paso, o que hizo? O lo estás diciendo porque estás nerviosa.

❛Quisiera decirle que ambas, pero va a molestarme y seguro a continuar❜ pensó dejando salir un largo suspiro lleno de alivio de que al menos se haya detenido, notando la curiosidad en sus ojos, aunque notar como delineaba el resto de su rostro la encrispó un poco, avergonzándose y agachando la mirada.

—S-Simplemente... tengo que hablar con ella de algo serio. —murmuró con su voz un poco cohibida, ya que de por si la situación la tenía así. Miró una vez más de reojo hacia la entrada del templo como si verificara si había alguien, de por si que Manjirō se colocara en esos términos en un lugar sagrado como eso le daba un pequeño revoltijo en su estomago—. Y t-ten un poco más de respeto al templo tú también.

El chico se quedó con una expresión plana por algunos segundos, percatándose de aquel detalle, pero después comenzó a formar una sonrisa algo coqueta que sólo activó las alarmas en la chica al ver como él apoyaba su antebrazo contra la pared detrás y encima de su cabeza, inclinándose hacia ella.

—No puedo controlarme contigo, Masu-chan~. Eres muy tentadora. —toma su mentón una vez más para levantar su rostro y bajar el de él a su cuello, dejando una pequeña lamida para atrapar su piel con su boca para subir a su oido—. A veces te veo... y sólo quisiera comerte.

—¡Ay, pervertido! —empuja su rostro hacia otro lado para rápidamente lograr escapar completamente de su agarre cuando Mikey comenzó a tener un ataque de risa ante la expresión deslocada y sumamente avergonzada que mostró—. ¡Ya me voy!

Manjirō se carcajeó nuevamente, enderezándose con las manos en sus bolsillos. —¿Sabes que me encanta como te ves con el uniforme? Me provocas bastante.

—¡Le voy a decir a Mansaku-san que eres un pervertido!

Manjirō una vez más se carcajeó ante la manera tan avergonzada con la que la chica se despidió casi corriendo, no siendo la primera vez donde la misma verguenza la dominaba y salía corriendo sin más para escapar de él, así como justo ahora, observando su largo y ligeramente rizado cabello oscuro con mechas blancas entre estos. Agitó su mano en forma de despedida cuando ella lo miró por un momento antes de bajar por la escaleras, sonriendo de lado al ver cómo aún con los nervios de punta le devolvía el gesto con una tímida sonrisa para bajar casi trotando los escalones, casi a la par subiendo las escaleras Draken, mirando un poco confundido a su dirección.

—Parecía que iba a explotar. —dijo una vez llegó cerca de él, aunque Manjirō aún así se alejo de la casilla para ir a su dirección. Draken lo miró con un poco de sospecha al verlo tan sonriente—. ¿Qué le dijiste? O más bien, ¿qué le hiciste?

—¿En serio quieres saber? —pregunta devuelta el más bajo con diversión—. Bueno, lo que pas-

—No. Cállate

SANO EMMA NO HABÍA DICHO MUCHO EN EL transcurso del camino, ni de ida ni de vuelta había dicho nada, estando bastante callada, incluso cuando la Kiyoko se acercó le pidió por si misma que la llevara a casa. Se notaba que estaba con los ánimos en el suelo, incluso aún parecía bastante avergonzada y claramente triste por lo que había sucedido, sintiendo como se abrazaba a su cintura desde atrás de forma casi necesitaba, fuera del agarre normal.

Masumi suspiró con pesadez una vez aparcó la moto enfrente de la casa de los Sano, mirando a su alrededor y tratando de saber o al menos calcular a qué hora se aparecería Manjirō, sabiendo que a veces se colocaba a dar vueltas por ahí con Draken en la moto. Salió de sus pensamientos cuando Emma se apretó un poco a su espalda, ambas aún no bajándose de la moto, donde ella la había aparcado. Dudó un poco en decirle algo al respecto a la escena que se hizo presente frente a sus narices y la casi discusión.

Siguió sin decir demasiado cuando ella se bajó de detrás suyo y se quedó a un lado, colocando sus manos detrás de su espalda y apretándolas entre si, pareciendo vacilante en abrir la boca, incluso girándose dispuesta en entrar a su residencia. Masumi ladeó un poco el rostro con una expresión de incertidumbre y dudos, cuando iba a abrir la boca para llamarla y decir algo, la menor se adelantó.

—Sé que fui tonta, tengo en claro que hacer eso había sido una locura. —la de ojos color miel tomó la palabra de forma apresurada, dándole la cara—. Lo único que pasó por mi cabeza es hacer algo que me haga más adulta y así Draken me deje de ver cómo una niña pequeña o la hermanita de su mejor amigo. Por un momento pensé que sería una maravillosa idea, aunque estaba demasiado nerviosa; por eso fuí contigo en la tarde.

—Emma-chan... —llamó suavemente la de pendientes.

—Por un momento quise decírtelo y así tú me dieras tu opinión o me dieras seguridad, pero estaba segura de que me ibas a decir que era una locura o algo así. —Emma apretó sus labios un poco temblorosa—. Estaba demasiado nerviosa, yo nunca había hecho eso antes, pero aún así quería intentarlo.

—Emma-chan.

—J-Juro que no hicimos nada. El idiota se fue corriendo de la nada y me dejó sola. —soltó con un puchero y pequeñas lágrimas en sus ojos—. Pero después me puse a pensar y la verdad no quería hacerlo. Me dio miedo y que, aparte, como dices, apenas y lo conocía... —cerró sus ojos con cierta fuerza, temblando un poco con impotencia y arrepentimiento—. P-Pero... yo sólo...

—Emma. —llamó con suavidad la mayor, tomando su mejilla con una de sus manos para limpiar las pequeñas lágrimas que había soltado—. Comprendo lo que me quieres decir, no te preocupes. Yo realmente no puedo prohibirte ni decirte que hacer, porque es tu vida y tu cuerpo, y como lo dijiste antes; puedes hacer lo que quieras. Pero sólo te digo que pienses muy bien que es lo que quieres hacer porque puedes terminar arrepintiéndote. Tú eres una chica muy hermosa, con una personalidad maravillosa. Ken-kun se dará de cuenta de eso y te verá como realmente eres, no porque tengas más o menos experiencia.

—¿N-No estás molesta conmigo? —preguntó la más pequeña con un tono de voz algo fatigado y tembloroso, Masumi soltó una risita y negó con la cabeza.

—No, Emma-chan. Tú mismo lo dijiste, no soy tu mamá y no tendría porque regañarte o molestarme contigo por lo que hagas con tu cuerpo. —habló con confianza y comprensión, acariciando suavemente sus mejillas con sus pulgares. Los ojos de la Sano brillaban por las lágrimas, teniendo sus labios temblorosos—. Sólo... me tomó por sorpresa y me preocupé. Eres como mi hermana pequeña y fue un instinto protector que me surgió sólo porque me preocupo por tí. Si es por ti misma, hazlo, sólo si quieres y te sientes preparada. No tengo porque obligarte a no hacerlo.

—E-Entonces... ¿No te molestarías si un día llegará y te dijera que dejé de ser virgen?

—Pensaría que eres demasiado joven para llegar hasta a hacer eso tan pronto, pero no. —divagó un poco luego de pensarlo, soltando su rostro. Rascó un poco su mejilla con cierta torpeza—. Me sorprendería también. Hasta este punto yo no he hecho nada de eso todavía.

Emma se quedó procesando un poco sus palabras notando lo pensativa y un poco avergonzada que estaba, parpadeando al caer en cuenta hasta mostrar una expresión sorprendida, acercándose con apremio hacia la chica quien se sobresaltó por su gesto tan repentino.

—¿¡No has tenido se...

—¡H-Hey, no tienes porque gritarlo! —cubrió rápidamente su boca para evitar que dijera a los cuatro vientos tal cosa. Se sintió un poco extraña hablando de eso—. Pero... No, aún no. —se encogió de hombros, negando con la cabeza.

—¿Estás segura o lo dices para hacerme sentir mejor? —la más pequeña achinó sus ojos como un gato en plena caza, observándola con sospecha.

—¿Eh? ¿Por qué lo dices?

—Es que tienes una mordida en el cuello. —se señaló el suyo con normalidad haciendo a la mayor quedar en proceso por algunos segundos, hasta sobresaltarse.

—¿¡EH!? —se miró con apremio el cuello, o al menos hizo el intento, removiendo su cabello y buscando señal de alguna marca. No pudo verlo, pero al tocar su piel sintió un picor. Se sonrojó notoriamente al recordar rato atrás—. ¡Ay, este tonto!

—¿ENTONCES SI?

—¡NO! ¡S-Sólo fue Manjirō-kun y... ¡Es que...! ¡E-El punto es que no hemos llegado a eso! —se cubrió el rostro con las palmas de sus manos bastante sonrojada por tocar ese tema—. Porque todavía no me siento preparada para llegar a ese punto con él. Si, no me molestaría porque es... él y somos pareja, en algún punto tendrá que pasar. No es que no confíe en tú hermano, pero mentalmente no me siento preparada, no me he mentalizado que suceda o más bien no se me ha pasado por la cabeza. Sabes que siempre me mantengo ocupada.

—Oh, cierto. —Emma se quedó en silencio por algunos momentos al caer en cuenta del detalle que Masumi no tenga cabeza para la intimidad al tener tanto por hacer o asuntos por resolver—. Ay, pensé que podría pedirte consejos o algo, pero... No, verdad que estaríamos hablando de Mikey también. Iugh.

—¿Cómo es que terminamos hablando de esto cuando antes se me encogía el corazón porque ibas a llorar? —habló Masumi en un susurro para si misma por donde habían caído, miró detrás de la menor como si procurara que su abuelo no los escuchara. No quería terminar en medio de la charla de que no quería más nietos todavía—. Pero, como digo, el punto es que te sientas segura, que te sientas cómoda con quién lo vayas a hacer. Podría haber sido cualquier otra persona que si haya seguido adelante y te haya hecho daño. Me tranquiliza sólo un poco que Take-kun no tenga cara de abusador...

—Sólo sabía que era amigo de ustedes. —habló la chica con un poco de nervios, agachando la mirada—. Me desconcertó que al comienzo haya estado dispuesto a hacer eso conmigo y de la nada no quisiera. ¡Se fue corriendo! Ni siquiera se despidió.

—Tal vez recordó a su novia. —la miró un poco juzgadora ante aquel detalle pero Emma hizo un puchero enojado.

—¡Te dije que no sabía! Sólo hablamos un poco, cuando le dije aceptó casi sin dudar. —se defendió cruzándose de brazos y haciendo un gesto de escalofrío al recordar la paliza que Hina le había dado—. La verdad me sorprendió que haya aceptado con tal chica como novia, lo dejó de rodillitas. En su lugar ni pensaría en ver a otra chica si no quiero que me pegue.

Masumi la miró con un poco de cansancio, fuera de su mirada natural, y suspiró, negando con la cabeza. Lo único que agradecía es que Hanagaki Takemichi pareciera no ser una persona abusadora o algo y no haya terminado haciéndole daño a la rubia o que la haya obligado si en algún punto ella se arrepentía, tomando en cuenta que la misma Emma haya dicho que después de pensar no quisiera perder la virginidad. Ese tema no se le ha pasado demasiado por la cabeza, quizás se lo han hablado un par de veces su tío Wakasa y el abuelo de Manjirō y Emma, siendo el segundo en advertencia a su nieto de que no quería más niños para cuidar con ellos tan jóvenes. Pero realmente no es algo que pensara mucho.

Tenía tantas responsabilidades que no tenía tiempo para que eso se le pasara por la cabeza, aunque tenía en claro que en cualquier momento podría suceder.

—De todas maneras él es muy raro. Al principio se veía seguro y después se asustó como loco, como si no supiera que estuviera sucediendo. —salió de sus pensamientos ante la voz de Emma, pestañeando a su dirección—. Si llego a hacerlo, quiero alguien decidido, por lo menos, y que no sea un idiota que me deje en ropa interior sin decir nada.

Masumi sonrió con un poco de pena ante esa experiencia, tomando en cuenta que podría ser de que la había dejado plantada, de una extraña manera. Al menos, le alegraba que no le haya sucedido nada malo y ya estuviera mejor, parece que decirlo fue como un desahogo.

—¡Al menos ya llegó uno! —ambas miraron hacia la entrada de la residencia Sano donde estaba Sano Mansaku con una expresión de cansancio—. Incluso Masumi llega antes acá, ¡y no es su casa! Deberías traerte a Manjirō más a menudo, sólo contigo llega temprano.

Masumi soltó una pequeña risita ante la queja del anciano respecto a su pareja, cosa que era cierta. Muchas veces era por ella que llegaba temprano a casa sólo para llevarla devuelta y por su petición, no siendo en esta ocasión al estar cada quien por su lado, sobre todo cuando ella había decidido irse con Emma en su moto, en la cual seguía encima y apagada.

—¡Buenas noches, Mansaku-san! ¿Cómo ha estado? —saludó de manera cordial y con una sonrisa, bajándose del vehículo motorizado mientras esté llegaba enfrente de ellas con los brazos cruzados.

—Pues paso a paso, muchacha. Teniendo que aguantar al cabeza hueca de tú novio y lo irresponsable que es. Nada nuevo. —este niega con la cabeza un poco, suspirando con pesadez, dejando que Emma le diera un beso en su mejilla en forma de saludo—. Me alegra verte por acá otra vez. ¿Trabajando?

—Trabajando. —asintió con un poco de diversión y una sonrisa.

—Bueno, es bueno que busques que hacer en tu vida. Manjirō debería aprender de ti. —el más bajo dió un par de palmadas en su hombro de manera amistosa—. Anda, pasa un rato y cena aquí. Quizás mágicamente aparezca porque estás ahí. ¡Emma, has la cena!

—¡Ay, si! —chilló la rubia entusiasmada por la idea—. Osea, siempre cocino... ¡pero me refiero a que te quedes un rato! No quiero estar solita. ¡Vamos, vamos! —canturreó la chica tomándola de las manos para comenzar a jalarla, haciéndola reír un poco.

—¿¡QUÉ SIGNIFICA ESTO!? —EXCLAMÓ DE MANERA INDIGNADA, APOYANDO SU cabeza en el mueble—. ¡Esto es más que imperdonable!

¿Hah? —musita el contrario con confusión.

—¿Cómo? —cuestiona la otra.

❛¿Una pelea?❜ de entre las butacas de las mesas una cabeza se asomó de manera disimulada, siendo nada más ni menos que Hanagaki Takemichi, quien estaba procurando que entre ellos tres no sucediera algún conflicto. Alcanzaba a ver el brazo de Draken, viendo con más claridad a Mikey y parcialmente a Tenshi debido a que el mismo mueble la cubría, pero tenía en claro que ella estaba allí, sobre todo al haber escuchado su voz y ver cómo llegaba junto con el capitán de la TōMan.

¿Qué hacía? Pues muy simple; tratando de cumplir su misión de proteger a Ryūguji Ken y a Kiyoko Masumi, a su vez que averiguaba de dónde había surgido el conflicto interno entre ellos y Sano Manjirō. Ya había intentado ser el guardaespaldas del más alto, fracasando en el proceso cuando él se negó rotundamente; había tratado de dar con la más bajita para al menos intentar eso con ella, pero no la encontró, incluso yendo al lugar donde supuestamente trabajaba, con la respuesta de que era su día libre, pero en todo el día no ha podido hablar directamente con ella.

❛Es difícil seguirle el paso, siempre está yendo de un lado para otro❜ pensó el rubio teñido recordando como logró verla a lo lejos un par de veces, pero siempre perdiéndola de vista, y cuando la volvía a encontrar ya sea comprando o algo, la perdía de vista. Suspiró pesadamente, pensando en si realmente querría hablar con él, pero nada perdía... Bueno, si perdería algo si no lo intentaba. ❛Me pregunto cómo diablos es que Yamagishi sabe su zona de trabajo...❜

Su atención fue una vez más a la escena al creer que así había surgido el conflicto entre los tres al mando de la Tōkyo Manji, mostrando inquietud y seriedad en espera de que algo más le indicara el por qué de la pelea.

—¡No le pusieron la banderita! —Mikey señaló incredulo hacia abajo donde tenía su plato de comida, algo bastante curioso; un menú infantil. Infló sus mejillas de manera enojada mirando hacia el lado contrario del mesero quien estaba cabizbajo en verguenza—. ¡Me gusta el menú infantil porque le ponen la banderita! Incluso en donde trabaja Masu-chan lo saben muy bien. ¡Un muy mal servicio!

—Manjirō-kun. —replicó la azabache de mechas blancas por su manera de hablar, pero él continuó con la misma expresión enfurruñada.

—Cuanto lo siento, enseguida le... —decía el mesero dispuesto a cumplir su queja, no obstante, Ken actuó más rápido y sacando de su chaqueta una banderita se la colocó sobre su comida.

—Toma, Mikey. Tú bandera. —dijo con aburrimiento, recibiendo un grito emocionado del rubio más pequeño quien estampó sus manos contra la mesa con una gran sonrisa en sus labios y un infantil brillo en sus ojos.

—¡Gracias, Kenchin!

Masumi soltó una pequeña risita ante la reacción del segundo más alto, al menos para ella debido a que era más baja que ellos dos. Le pareció un poco irónico el hecho de que cuando recién se conocieron entre si era la segunda más alta para terminar siendo la más baja, tal vez se quedó pequeña o a ellos le pegó aún más la pubertad, físicamente hablando. Veía divertida y enternecida como Manjirō ahora comía bastante feliz y satisfecho su menú infantil que tanto adoraba, sobre todo por la bendita banderita. Miró hacia el del tatuaje quien suspiró y se encogió de hombros sin darle importancia, como diciendo que no tenía remedio o que se esperaba esa casi escena.

A pesar de todo, Mikey seguía comportándose como niño pequeño, aunque en sí, los tres seguían siendo unos mocosos.

—Oh, ¿qué es eso? —cuestionó tal cual, viendo curioso hacia la dirección de su plato.

—Oh, son dedos de queso, creo. Están fritos y con queso mozzarella dentro... —agarró uno de estos con curiosidad, recordando al verlo en el menú y llamándole la atención. Le extendió uno a él con una sonrisa—. ¿Quieres?

Manjirō sin dudar acercó su boca y atrapó la circunferencia frita con sus dientes, llevándose sólo la mitad. Masumi se confundió de que no lo tomara con sus manos si no directamente de la boca, se sonrojó un poco cuando la vio directamente y agarró el resto con su boca, luego sonriéndole de lado. Aquel gesto le puso los nervios de punta, apretando sus labios cohibida, aunque haya sido un simple gesto de comerse uno sus preciados deditos de queso, que fácilmente podría hacerse en casa pero que no aguantó en pedir. Masumi agachó la mirada y se concentró en tomar de su refresco, poco a poco calmándose.

—Como que estoy de mal tercio aquí. —ese fue Draken, comiendo con tranquilidad de su hamburguesa.

—¡No pienses así! —la chica rápidamente se espabiló y lo miró con seguridad, aunque con un pequeño sonrojo en sus mejillas—. Aquí estamos los tr...

—Tómala, Kenchin.

—¡Manjirō-kun! —la chica le dió un pequeño empujón a su ante su burla, provocando sólo que sonriera de lado aún comiendo. Draken rodó los ojos con un poco de diversión—. Mira, para que no te sientas desplazado, toma un dedito de queso también.

—¿Hah? No es necesario. Sólo bromeaba.

—¡Toma un dedito de queso! No creas que no me di de cuenta que estabas mironeándolos también. —le extendió la canastilla dónde venían los dedos de queso como si fueran papas fritas.

Draken se quedó mirando varios segundos aquel aperitivo, moviendo uno de sus dedos de manera inconsciente en el pequeño tic de querer tomarlo. Dejando salir un profundo y resignado suspiro levantó su mano y tomó uno de los dedos con sus ojos cerrados en señal de resignación ante aquel acto de generosidad de la chica sólo por no querer dejarlo "desplazado", aunque lo haya dicho sólo por bromear y casi como un comentario al aire sin importancia, sobre todo al saber lo lanzado que era Mikey cuando se trataba de Tenshi.

—No lo decía para que me dieras, ¿sabes? No es necesario —dijo el más alto sin darle mucha importancia, observando la sonrisa de la mayor apenas lo recibió con sus ojos cerrados.

—Pero quise hacerlo, shh. —la chica hizo un pequeño gesto con su mano de que hiciera silencio.

Draken una vez más niega con la cabeza con un poco de diversión al ver lo tranquila que estaba y sobre todo satisfecha, así que no tuvo más remedio de continuar con su comida, los tres lo hicieron, hablando de cualquier cosa al azar mientras pasaban el rato. El más alto se levantó luego de comer y dijo que iría al baño, dejando ya a un somnoliento Manjirō con una sonriente Masumi quien asintió, quedando ambos completamente solos. Bueno, eso creían.

La chica terminaba su refresco con tranquilidad escuchando los bostezos de su novio a un lado de ella, tomando en cuenta que ya estaba terminando su comida. Sintió como apoyaba su mejilla en su hombro luego de arrimarse hacia ella, haciéndola sonreír un poco sin mirarlo, sabiendo que ya estaba con aquella somnoliencia que lo azotaba justo después de comer.

Pestañeó un poco desconcertada cuando este alzó un poco su rostro y besó el costado de su mandibula, mirando hacia allí algo sonrojada por ese gesto, pero lo vio más dormido que despierto, casi cabeceando. Suspiró un poco y sonrió con un poco de ternura, algo que él le provocaba en aquella faceta, acariciando con suavidad su cabello largo y rubio, relajándolo aún más, observando en silencio como luego con normalidad se iba acomodando para lograr tener una posición más comoda en la cual dormir.

Literalmente se acostó y durmió en un instante.

¿¡HAH!? —exclamó Ken una vez llegó al lugar, mirando incredulo y enojado a su mejor amigo—. ¡Ya me tiene harto!

—Cálmate, Ken-kun.

—¿Cómo quieres que me calme? —bramó irritado, mirando con una vena palpitande en su cien al cuerpo del rubio recostado a lo largo del asiento, roncando tranquilamente y con su cabeza apoyada en el regazo de Masumi—. ¡Parece un anciano durmiéndose después de comer! Incluso tú también le colaboras. —le señala juzgador respecto a que usaba su regazo como almohada.

—Fue demasiado rápido como para que me diera de cuenta. —rio con un poco de diversión, acariciando el cabello semi largo de su pareja quien se aferró un poco al borde de la falda que usaba ese día—. Bueno, ¿quién lo carga?

—¿Cómo que quien lo carga? No te molestes por eso, aparte que pesa unos veinte kilos más cuando se duerme. —fue acomodando al chico sobre su espalda con ayuda de la más baja que no tuvo más alternativa que dejarlo, sabiendo que aún así lo cargaría—. Demonios, no tiene remedio...

—Ya se sabe cómo es él. —canturreó la más baja comenzando a caminar a su lado fuera del local—. ¿A dónde vamos? No pensé en preguntar antes... —murmuró mirando a la nada.

—Me sorprende que a veces te olvides de las propias cosas que llegas a proponer. —rio el más alto con ligereza, negando con la cabeza. No pudo evitar carcajearse por lo bajo al notar su nula expresión en su intento de recordar que era lo que había propuesto.

A veces podía tener una fantástica memoria, pero también se le olvidaba hasta lo que alguna vez dijo.

Fue una caminata mayormente silenciosa, tanto por no tener para decir como por, al menos de parte de Masumi, tratar de recordar que era lo que había dicho. Miraba hacia el camino pensativa agachando la mirada por unos segundos cuando se detuvieron en un semáforo al haber caminado un poco, alejándose lo suficiente del local donde solían salir a comer desde hace años, fuera de su lugar de trabajo. 

Miró el perfil de Ken, luego el rostro adormilado de Manjirō en su hombro y miró hacia enfrente, trató de hacer unos pequeños cálculos en su cabeza de la razón por la que se hayan reunido específicamente los tres hasta llegarle como un flash sus propias palabras apenas había sucedido aquel incidente con la novia del amigo de Pah.

—Quisiera saber como está ella. ¿Será que está muy mal? Debe haber sido horrible.

—¡Oh!

—Deberías descansar más, andar durmiendo poco te provoca cosas como esas. —Ken cerró sus ojos con un pequeño suspiro pesado luego de algunos minutos en espera de que la chica haya recobrado sus propios recuerdos—. Me he dado de cuenta que los días que menos duermes, estás más olvidadiza o distraída. Te estás haciendo daño.

—Si... Perdón. —se disculpó un poco avergonzada por aquel detalle, cosa que era cierta.

Luego de un pequeño rato, no tardaron en llegar al Hospital General, observando este de manera un poco desolada y dudosa, apretando un poco sus puños. No es que le tuviera algún miedo o rechazo a los hospitales, simplemente aquella ida se le hacía un poco inquietante y a su vez algo triste, sobre todo a la persona que irían a visitar. Se le hacía un nudo en el estomago.

Tratando de no darle tantas vueltas al asunto, se giró hacia Ken a su lado para dirigirse específicamente a su aún adormilado novio, que estaba casi roncando en su hombro.

—Manjirō-kun... —murmuró lo suficientemente cerca para que la escuchara, agitando un poco su hombro—. Ya tienes que despertar. Ya llegamos.

El chico no tardó mucho en alzar el rostro y abrir sus ojos con desconcierto de haber sido despertado, por suerte no colocándose de mal humor como solia hacerlo, aunque generalmente con ella se comportaba bastante tranquilo. Aún sobre la espalda de Ken quien veía un poco pensativo el edificio enfrente de ellos, observó hacia su novia quien le dio una sonrisa para luego mirar al más alto y mirar hacia el frente, tratando de familiarizarse con el lugar.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó desconcertado.

—No tardaremos. —respondió Draken con un poco de pesadez.

Pasaron los minutos donde Manjirō se bajó y comenzaron a caminar hacia el hospital, todo estaba extremadamente callado mientras avanzaban, al menos para el capitán era algo extraño. Mirando a su novia se dio de cuenta de la expresión un poco perdida que tenía en su rostro, cosa que lo hizo colocar una pequeña mueca por pensar que estaría triste o algo por el estilo, por algo que no entendió en su momento, pero objetó por no decir nada y esperar que llegarán a donde sea que fueran a ese lugar. Su mano se extendió sin preocupaciones y la tomó de la mano, sacándola de sus pensamientos y haciendo que alzara sus orbes rosáceos hacia su dirección.

Le dió una sonrisa despreocupada, ajeno a la verdadera razón por la que estaban allí, sólo queriendo sonreírle a Masumi, quien se quedó en silencio y luego repitió su acción, afianzando levemente el agarre de sus manos para mirar hacia enfrente y seguir caminando, aunque no evitó volver a colocar una expresión expectante luego de suspirar.

Luego de preguntar algunas indicaciones en la recepción, llegaron al pasillos que les habían indicado, deteniéndose poco a poco, y si no fuera que el agarre de la Kiyoko se mantenía en su mano y haya dado un pequeño jalón, Mikey hubiera seguido caminando.

—¿Es ella...? —la voz de Masumi bajó varias octavas mientras observaba a la chica por el cristal, viendo las maquinas conectadas a su cuerpo.

—¿Quién es? —pregunta Manjiro un poco confundido luego de acomodarse a su lado.

—Es la novia del amigo de Pah. —respondió Draken sin quitar la mirada del cristal, completamente serio—. Lleva cinco días en coma.

—Es horrible que los últimos momentos donde tuvo sus ojos abiertos hayan sido... en ese momento. —habló la única chica presente con pesar haciendo que Mikey la mirara de reojo por algunos momentos, ella tenía una expresión triste—. No puedo imaginarme algo así... Debe haber sufrido mucho.

Manjirō se quedó en silencio viéndola para volver su mirada hacia la chica con un poco de aburrimiento, su mirada se suavizó con ligereza al escuchar sus palabras, en un pequeño sentimiento de empatía por la simple tristeza en su voz, aunque no dijo demasiado. Duraron varios segundos en completo silencio, sólo observando a la pobre y magullada chica en la camilla, teniendo una mascarilla que la ayudaba con el oxigeno.

—¿¡Qué diablos hacen ustedes aquí!?

Aquella voz sobresaltó a la chica notoriamente por haber sido tomada tan desprevenida, debido a que estaba más que sumida y concentrada en el estado de aquella pobre chica. Los tres dirigieron la mirada hacia la dirección donde un hombre mayor llegaba más que enojado y airado, siendo seguido con apremio por una mujer quien mostraba nervios.

Inmediatamente al caer en cuenta de quién podría tratarse, sobre todo ante su clara reacción, Ken fue el primero en actuar y se giró hacia ellos, inclinando su cuerpo hacia abajo en una gran reverencia apenas los tuvo enfrente, mientras Manjirō sólo metió sus manos en sus bolsillos con una mirada despreocupada y aburrida, alzando una ceja.

—¿¡Cómo se atreven a venir!? ¡Largo! —bramó aquel hombre con rabia mientras aquella mujer, quien era su esposa, trataba de calmarlo al verlo tan alterado—. ¿Que pretenden? ¡Mi hija casi muere por escorias como ustedes!

—No bajes la cabeza, Kenchin. No hicimos nada malo. —dijo el rubio despreocupado al verlo aún en una reverencia, su atención luego yendo a Masumi quien no tardó en hacerlo también; dando una reverencia de disculpa. Lo hizo fruncir el ceño, tocando ligeramente su espalda—. Tú mucho menos has hecho algo, Masu-chan. ¿Por qué se queja con nosotros este viejo?

—¡Son como alimañas! ¡No son más que basura! ¡Causan problemas todas las noches! —vociferaba el adulto con gran rencor mientras su esposa lo sostenía del brazo.

—Detente, cariño...

—Causan problemas, lastiman a otros... ¿Y creen que pueden salirse con la suya sólo por ser menores de edad? —dirige su mirada hacia la única chica presente, quién seguía con la cabeza abajo—. ¿Incluso tienen a una pobre chica con ustedes? ¿Por qué estás con estos tipos? ¡En cualquier momento podrías terminar como mi pobre hija con bestias como estas!

—¿Qué diablos estás insinuándole a mi novia? —inmediatamente Manjirō mostró molestia por la manera en la que se dirigió a Masumi, encrispándose porque insinuara la simple desgracia de que ella terminara bajo los mismos términos que la misma chica hospitalizada—. ¿Sabes a quién le hablas?

Un agarre en su brazo lo hizo inclinarse sutilmente hacia abajo, para terminar con su cabeza completamente agachada cuando sintió un peso en esta que lo empujaba, evitando que se enderezara aunque haya forcejeado varias veces, agregando que tenía sostenido su antebrazo con fuerza hacia abajo. Observó a ambos que evitaban que se reincorporaba, observando el perfil inclinado de Draken y Tenshi; ella sosteniéndolo del brazo y él agachando su cabeza.

—¡Oye! ¿Qué hacen? —replicó confundido por tal gesto, aún forcejeando.

—Asumimos la responsabilidad. —dijo Draken sin dudar.

—¡Oye!

—Lamentamos mucho que su hija haya vivido algo como eso. —ahora fue turno de Masumi quien miraba directamente hacia el suelo, afianzando el agarre en el brazo de Manjirō cuando quiso soltarse.

—¿¡De qué le sirve a mi hija que dos buenos para nada bajen la cabeza!? ¿¡Acaso trajeron a su novia para dar más lastima!? ¡Seguro la amenazaron para que viniera!

—¿¡Hah!? —exclamó el rubio más bajo con indignación, mirando a su derecha cuando Masumi apretó más su brazo y le dio una mirada de desaprobación.

—¡Silencio, Mikey! —chitó Draken esperando que se callara.

—Mi hija ha estado en coma desde entonces... Con su rostro y su cuerpo golpeados y magullados... —la voz de aquel hombre comenzó a bajar de tono, apretando sus puños con fuerza. Su voz tembló al hablar, mirando hacia donde estaba su primogénita. Las lágrimas no tardaron en salir y caer al suelo—. ¿¡Qué fue lo que les hizo mi pequeña!?

Masumi apretó sus labios mientras sus manos temblaron ligeramente al escuchar como incluso la mujer, quien supuso se trataba de la madre, comenzó a llorar de manera desconsolada. Algo que siempre le afectaba era ver a una madre llorar, sufrir, así como aquella mujer estaba haciéndolo en ese momento por sólo pensar y tal vez preguntarse lo mismo que su esposo.

—Era tan dulce y tierna... Tú me recuerdas mucho a ella... —la de mechas blanquecinas alzó un poco sus cejas al escuchar y darse de cuenta de que aquel hombre se dirigía a ella, pero no dijo nada, apretando levemente sus manos contra sus rodillas—. ¿Por qué desfiguraron a mi niña...?

Un silencio que era roto por el llanto de aquella mujer se hizo presente en el lugar, mientras los tres daban sus más sinceras disculpas y a su vez su respeto por lo que estarían viviendo. Masumi pudo notar apenas como aquel señor se giraba y sostenía a su mujer entre sus brazos quien no dejaba de llorar ni un segundo, cubriendo su rostro mientras las lágrimas caían por sus ojos.

—Váyanse. —dijo el mayor más calmado, pero la pesadez se oía en su voz—. No quiero volver a verlos aquí. Y tú... aléjate de ellos antes de que te lastimen también. —miró por brevedad a la más baja, mostrando una mirada indescifrable, comenzando a alejarse con su esposa.

No dijeron absolutamente nada apenas la pareja se fue del lugar, cada quien mirando al suelo con su propia manera de pensar; Manjirō, por su lado, miraba de manera perdida hacia el suelo, apretando un poco sus puños por las palabras que aquel hombre había dicho, mirando de reojo hacia su novia que seguía en su posición, sin saber realmente que estaría pensando, aunque era claro que estaba dando su más enorme pesar.

—Pronto pelearemos contra Moebius. —Draken rompió el silencio, con un tono de voz bajo y serio—. Nuestros asuntos se resuelven en nuestro propio mundo. Todos nuestros compañeros tienen familias y seres queridos. No podemos involucrar inocentes ni hacer llorar a quienes los rodean.

—Ellos están pasando por una horrible situación... —ahora habló Masumi con un tono de voz bajo, mirando con tristeza hacia el suelo mientras su cabello caía a los costados de su rostro hacia abajo—. No tenemos idea de cómo se están sintiendo por lo que pasó a su hija. Esa incertidumbre de que no haya abierto los ojos... Es una situación difícil. —los orbes de la chica se entrecerraron, recordando inevitablemente a su padre—. Ellos están sufriendo en este momento y lo sobrellevan a su manera. Porque perder a alguien o no saber cuándo va a abrir sus ojos es horrible. Y personas como nosotros, tenemos que tratar de comprender como se sienten...

Manjirō se quedó una vez más en silencio por escuchar su voz, baja y apagada, al igual que su mirada que había perdido cualquier brillo que antes tenía. Porque Masumi comprendía aquel sentimiento de pérdida, de dolor por el que estarían pasando aquel matrimonio, sintiendo su corazón apretujarse ante la mirada llena de sufrimiento y las lágrimas de incertidumbre y tristeza resbalar por sus ojos. Sus cejas se fruncieron un poco ante el pequeño nudo que apareció en su garganta, tanto por el sentimiento de empatía como recordar su propio dolor en su momento.

—No tienes porque bajar la cabeza si no quieres, pero piensa en los demás. —dijo una vez Draken, secundando lo que la chica trataba de decir.

—A veces no somos capaz de entender que tanto estarán sufriendo las personas por dentro. —las manos de Masumi temblaron, al igual que su respiración cuando suspiró profundamente—. Pero hay que tomar en cuenta como se deben sentir y ser considerados.

—Ambos son muy buenas personas... —habló Manjirō despues de un rato y pensar todo lo que le habían dicho—. Lo siento, Masu-chan, Kenchin. Yo... —hizo una pequeña pausa, entrecerrando su mirada—. Me alegro de tenerlos a mi lado.

La expresión de la chica se suavizó un poco al escucharlo, dejando salir un pequeño suspiro aún con su cuerpo inclinado hacia abajo. Al fin pudo ver directamente a Mikey cuando giró su cabeza a su lado encontrándose con su atenta mirada, aunque continuaba algo serio, expectante, quizás hasta perdido; así que, ella le sonrió con gentileza haciéndolo relajar su mirada y agachar de nuevo el rostro, procesando y digeriendo todo lo que le habían dicho.

Porque Draken y Tenshi eran el corazón de Mikey, todo lo bueno que él necesitaba y carecía. Esa fue la conclusión que Hanagaki Takemichi tuvo mientras observaba la escena.

TARDE PERO SEGURO, pero por culpa de q no votaron y no llegaron a la meta

Voten mis amores, porque yo tengo estipulado actualizar semanalmente SOLO si llegan a la meta. Yo sé que ustedes pueden.

En fin, capítulo donde se muestra la madurez de Masumi referente a varios temas (i cry), es una niña con responsabilidades de adulta pero edad de una adolescente

Pero bueno, tuvieron escena de Mikey y Tenshi, ohsisisisi

¡ AVISO !

Me he creado un canal de difusión en WhatsApp, dónde subiré curiosidades, adelantos y spoilers de SWY. ¡Tengo un canal general y uno de este libro! El interesado, deje su puntito aquí y se lo mandaré ❤️

¡ NEW !
¡ NEW !

📚❫‘,·curiosity's zone

#Como dijo Draken, Tenshi cuando suele dormir muy poco, se vuelve mucho más olvidadiza o distraída de lo normal. Pensar mucho en el tema de la novia de amigo de Pah la ha tenido inquieta.

#Tenshi es alguien que siempre está moviéndose de un lado a otro, buscando estar ocupada incluso cuando está en un día libre.

→S H A N X L A B Y X←

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro