🌻 : 𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗧𝗿𝗲𝘀

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𝐍uestras citas espontaneas son algo normal, típico entre nosotros. Las salidas a las "mejores cafeterías" según nosotros se había vuelto una pequeña tradición, pese a que no me guste el café, solo la presencia de la chica bastaba para estar lleno en ese momento. Sus labios rosado claro recibían el líquido que no era tan agradable para mí, pero si satisfactorio para ella. Son tantas las sonrisas que da la chica en mi presencia que es difícil olvidarla cuando llego a mi casa.

Una burbuja nos rodeó a ambos, solo ella y yo en la pequeña cafetería a las afueras se Seúl. La chica se encuentra viendo cada uno de mis gestos desde hace un buen tiempo, como curioso que soy finjo estar en mi mundo, mirando algún punto fijo fingiendo no saber de su mirada.

─Sabes que te estoy viendo, Taehyung, no finjas ─espeto tranquila soltando una risilla.

Me pillaron, Houston abortemos misión.

─Es más interesante mantener el suspenso de la situación Yang Jiyoo, como diría mi tío Lim Minyoung.

─¿El productor MY? ─pregunto curiosa.

─El mismo ─sonrío.

─Ahora comprendo el gen artístico de la familia ─sonríe, nuevamente.

─Un sobrino cantante y una hija bailarina, el arte crece en las venas ─digo, correspondiendo su sonrisa.

─Deberías presentarme a tu prima, quizás tenga más cosas en común con ella ─con fluidez espeto, llevándose de mi parte una sonrisa pícara.

─¿Qué más en común que compartir un familiar? ─digo, fallando estrepitosamente en mi actuación seductora.

Las carcajadas de la chica llamaron la atención de las personas a nuestros alrededores que nos miraban de soslayo, queriendo saber la causa de la risa. No pude evitar y, junto con ella me embarqué en las carcajadas.

─Eso sonó muy mal, Tae ─la chica risueña dejo caer su mano sobre la mía.

Estúpida mesa que nos dividía.

Pensé para mí mismo.

─Kim Taehyung ─mis ojos atentos esperaban sus palabras─, me tengo que ir.

Mi corazón se comprimió por unos segundos, no sabía con exactitud lo que mi cuerpo sentía, tal vez por su despedida repentina o,solo tal vez, yo quisiera algo más que un adiós en aquel momento. Cuando porfin me armé de valor y quise detener su ida la chica no se encontraba en su asiento, solo la fragancia de su perfume de rosas.

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