《60》

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Alice:

Di justo en el blanco, ya que, el sujeto que estaba por uir, se colisionó con la barandilla de la escalera.

- ¡Incarcerous!

Al estar inmovilizado, me acerqué con seguridad, para descubrir la identidad del extraño.

- Lumos Máxima -Mi entrecejo se fruncio, al ver la máscara típica de los Mortifagos.- ¡Carajo! Lo que me faltaba.

Hubiera deseado que no se tratara de uno de ellos, porque, se que estos actúan en grupo, sobretodo, teniendo en cuenta lo ocurrido en la Madriguera. Y eso, significa que hay más intrusos en casa.

Por un momento pensé en solicitar ayuda a los demás miembros de la Orden, mediante mi Patronus, pero eso sería involucrarlos en más problemas que no deberían ser de su incumbencia.
De tal manera, debía hacerle frente a la situación yo misma.

Lo primero que hice, fue asegurarme de que aquel sujeto, quedara inconsciente el mayor tiempo posible; entonces tuve que hacer uso del encantamiento aturdidor infalible.

Para mi suerte, la luz de la luna que ingresaba por las ventanas del segundo y primer piso, me dejarían visualizar mejor toda la zona. Y sumando, el hecho de que conozco, mejor que nadie, a la mansión, sería otra ventaja que contar.

Estaba decidida a bajar las escaleras, en busca de los demás extraños, pero el repentino ataque que obtuve, me hizo retroceder.
El Mortifago se encontraba en el pasillo de la ala este, es decir, frente mío. Antes de que pudiera atacarlo, gritó fuerte y claro.

- ¡ESTA A...

- ¡Vocaloib! -Dije rápidamente.-

Las ondas sonoras, lo llevaron a la fuerza a colisionarse contra la pared del corredor. Al aproximarme a él, lo deje inmovilizado, y me dispuse a interrogarlo.

- Si no quieres ser torturado, lo mejor será que hables. -Lo apunté con la varita.- ¿Cuántos son? Responde.

- Eres una idiota, si crees que responderé a tus patéticas preguntas. -Suspiré al oírlo.- Nunca traicionaria al gran Señor... ¡A-AH! -Gimió del dolor.-

Al emplear, el hechizo asfixiante, el cual destrozó su túnica en varias tiras de retazos. Éstas se envolvieron alrededor de su cuello, y poco a poco, comenzaron a ceñirse, provocando así un leve asfixia que iría aumentando su intensidad, si éste seguía negándose a responder.

- ¡Arhg!

Comenzó a ahogarse, su rostro cambió tenuamente de color y sus ojos se inundaron de lágrimas. Parecía seguir firme con su silencio, pero no pasaron ni treinta segundos, que comenzó a mover sus piernas en búsqueda de liberación.
Lo cual, me dio a entender que colaborará con responder a mis interrogantes. Por ello, descise la presión en su cuello, permitiéndole así, respirar nuevamente.

- Muy bien, ahora responde. -Incruste mi varita en su cuello.-

- ¡Cof! ¡Cof! -Comenzó a toser de manera desesperada.- E-eres despiadada-a.

- Lo soy, así que para tu bienestar, responde ahora, si no quieres sentir y experimentar el ser asfixiado hasta la muerte. -Mi paciencia estaba colmada.-

Sumando que aún estaba nerviosa y asustada, por la situación.
Luego de obtener la información necesaria de aquel tipejo, al cual deje inconsciente mediante una asfixia leve. Me concentré en deshacerme de los dos restantes, uno de los cuales se encontraba teniendo cautivos a los Elfos. Eso explica, la ausencia de los mismos.

Al llegar a la planta baja, fui precavida al inspeccionar las distintas salas y habitaciones, en busca de éstos.
El sonido proveniente de la cocina, me hizo encaminar hacia allí, dónde pude observar a uno de los sujetos, urtar mercadería de las alacenas.
Aproveche su distracción, para ingresar en hurtadillas y esconderme detrás de uno de los muebles del lugar.

- ¡Suplo! -Mucité.-

Aquella nube de humo lo hizo impactar contra los cajones de la mesada, la humareda producida, impediría la visión de éste por un momento. Por ello, debía aprovechar aquel momento.

- Petrificus Totalus.

Ahora sólo faltaba lidiar con uno más, y todo este drama acabaría. El problema, ahora, era saber su ubicación, antes de que él supiese la mía.

- Appare Ves...

El impacto que recibí, impidió que culminará el encantamiento. El haberme estrellado contra la superficie de mármol y estructura de madera, me hizo perder la respiración por un momento.
El dolor que sentía en mi dorsal izquierdo, era insoportable, lo cuál me impedía respirar con normalidad.

Traté de moverme lo más rápido que podía, pero el dolor en mis costillas imposibilitaban que me desplazace con normalidad.
Pude ocultarme, por el momento, detrás de la isla que se encuentra en medio de la cocina. El enemigo comenzó a atacar de manera continua, destruyendo y explotando todo a su paso. Los escombros, cristales y demás fragmentos de los objetos destrozados, comenzaron a volar por todo el lugar.
Algunos de ellos colisionaron con mi cuerpo, generando así pequeños cortes y heridas que comenzaron a sangrar.

El intentar contraatacar,me estaba costando a horrores, debido a la sensación de puntazos profundos en la zona afectada. Pero, si me quedo más tiempo escondida, mi resistencia empeorará y disminuirá; y se me será imposible defenderme.

- ¡Jinx! -Ataque rápidamente.-

El encantamiento fue efectivo, ya que, provoque que el Mortifago se estrellase contra la pared.

- ¡Palalingua!

No le di oportunidad de que se reincorpore.

- Immobulus -Me acerqué a él, mientras estaba en el suelo.- Pagarás por haberme atacado cretino.

Sabía que la acción que iba a cometer, era poco profesional de mi parte, al ser una aspirante a Auror. Pero, la situación lo ameritaba.
Por ello, decidí propiciarle una patada en el estómago al idiota inmovilizado. Estaba más que segura, que se retorceria del dolor,si no fuese por el encantamiento, ello me dejaba satisfecha.

- Dulces sueños idiota -Le sonreí, antes de dejarlo inconsciente luego de darle un golpe en un punto clave.-

La adrenalina que recorría mi cuerpo, a causa de todo esto, me permitía aún seguir de pie. Ya que, disminuía y anestesiaba el verdadero dolor, que sentiría una vez que me tranquilizara.

- Appare Vestigium

Con la ayuda de este hechizo rastreador, no se me hizo difícil encontrar a los Elfos.
Grande fue mi alivio, al comprobar que todos estaban vivos. Por suerte, algunos sólo tenían heridas leves, por haber mostrado resistencia contra los intrusos.

- ¡Bonbey! ¡Vonley! ¡Chicos! -Dije feliz de verlos.-

Estos se encontraban en la bodega, que está ubicada a fuera del edificio principal. Fueron amarrados de manera conjunta, y también, amordazados.

Cada paso que daba hacia ellos, lo sentía más dificultoso. Mi respiración estaba más pesada y lenta de lo normal, mis ojos se sentían pesados y mi visión comenzó a volverse borrosa.

- Relashio -Fue lo último que alcance a decir, antes de quedar completamente  inconsciente.-

[...]

Fred:

Fue todo una locura lo que vivimos esta madrugada, sobre todo, el hecho de perder grante parte de nuestra casa, debido al ataque.
Pero, gracias a la ayuda de nuestros invitados, pudimos resolver la situación  y arreglar lo máximo que podíamos, hasta este momento.

A pesar de que fue una Navidad atípica y triste, por lo ocurrido. Tratamos de poner nuestra mejor expresión para enfrentar esta circunstancia, debido a ello, nos reunimos a desayunar todos juntos en familia.

- ¡Buenos días familia! -Dijimos al unísono con George, al ingresar al comedor.-

Los demás ya se encontraban allí, con ello, me refiero a mis padres, dos hermanos menores y Harry. Quién decidió pasar la noche con nosotros, por seguridad.

Mamá aún se encontraba angustiada y estresada por lo sucedido, lo cuál, era comprensible, pero no agradable de saber y ver.
Aunque, para ello, estábamos nosotros, para cambiar las muecas tristes por sonrisas brillantes, todo mediante nuestro humor y diversión.

- Tomen asiento muchachos, el desayuno se enfría. -Indicó Mamá.-

Acatamos la directiva, y comenzamos a disfrutar de aquella comida. Breves charlas se formaron durante ella, las cuales, no perduraron lo suficiente.

El correo había llegado, gracias a Errol, quién por suerte, está vez no se colisionó contra nada.

- Espero que Alice haya llegado bien a su casa. -Comentó nuestra madre.-

- De seguro que sí, pronto me comunicaré con ella. -Aseguré-

De repente, nuestro Padre hizo recaer de manera abrupta, sus brazos contra la mesa, mientras sostenía el periódico.

- ¡Arthur! -Lo regañó.- No nos asustes de esa manera. -Dijo mamá molesta.-

- Disculpa cariño. -Su mirada se centró en mí.-

- ¿Qué sucede? -Dije confundido.-

- Fred... Alice sufrió una agresión en su casa, por parte de los Mortifagos.

Al escuchar tales palabras, solté la taza que tenía en mi mano, generando que todo su contenido se volcará sobre la mesa.

- ¡¿QUÉ?!

Continuará...





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