Yoorim llega a casa de Rosé y Jennie con una sorpresa entre las manos, ella sabe que Rosé está sola así que nada va a interrumpirlas.

- ¡Traje chocolates! - avisa con una gran sonrisa cuando le abren la puerta.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta preocupada, haciendo que la chica mayor entrase.

- Visitar a mi mejor amiga, ¿hace cuanto no nos vemos? - tenía un punto, tal vez pasó un mes, dos, Rosé dejó de contar los días hace mucho.

Charlaron un buen tiempo, estuvieron en el patio compartiendo un té con los chocolates. Yoorim le contó que planea casarse con Yiren pronto, así que le dijo que se fuera preparando para la boda.

- ¿Y ustedes para cuando?

- ¿Qué cosa?

- ¿Cuándo van a casarse? - aclaró.

- No lo sé... ni siquiera quiere hijos, no creo que piense en una boda.

Aisha se sintió triste por su amiga, pero prefirió guardar sus comentarios respecto a Jennie.

Se fue temprano, antes de que Jennie volviera. Rosé creyó que estaría salvada, no habían rastros de que Yoorim estuvo ahí.

Pero Jennie siempre la sorprendería.

- ¿Qué hacía Yoorim aquí, bebé?

Rosé se sintió asustada, sabía lo que vendría a pesar de que Jennie usara una voz dulce.

Rosé había sido mala chica.