10

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Primer encuentro.

Mi peso estaba encima de aquel caballo, viendo cómo seguía a los demás, sin prisa. Sostenía la soga que me mantenía balanceada encima de mi caballo, mientras que le daba pequeñas caricias y observaba a mi alrededor otros caballos, incluso algunos de mis compañeros. Estábamos un poco distante de la comunidad, habíamos salido temprano para no tener que regresar tan tarde, el día estaba en perfectas condiciones pero no sabíamos si eso podía cambiar en nuestra contra. Tenía mis armas ajustadas en sus broches de cinturones, incluso hoy conmigo, decidí llevar mi espada; una espada que la mujer a mi lado me había concedido, también me había enseñado a usarla. Michonne esperaba a que todos se acomodaran a nuestros alrededores, que prepararan sus armas y se alistaran, hoy tomaríamos rutas diferentes con dos objetivos. Iría acompañada a mi ruta al Reino, era muy arriesgado que en la condición de salud que me encontraba fuera sola.

—Bien.—Michonne, postulada a mi lado con su caballo, otorgó el silencio y espero la atención de todos.—El primer grupo que se compondrá pro Ethan, Daryl, Aarón y Magna, irán al este hacia donde fueron Rosita y Eugene.—Michonne miró a los mencionados, estos asintieron pero sólo esperaba una mirada en mi, pero Ethan ni siquiera tenía interés en mi presencia, en su rostro se veía la seriedad que siempre portaba.—Iré con Jayden cerca de la misma área pero nos mantendremos afuera, ustedes se adentraran.—explicaba Michonne, mientras que esta dirigió su mirada en mí y a mi lado opuesto, donde se encontraba Connor Martínez.—Ustedes, diríjanse a el Reino por la ruta alterna del... del puente.—cabizbaja, mi líder y compañera pareció tener un momento de imágenes llenos del memorias rotas.

—Le informaré a Carol y Ezekiel lo que sucede, pediré intercambios de suministros.—le informe a Michonne, mientras que esta me asintió.—Tengan mucho cuidado.—le pedí a esta, mientras que ella y Jayden, me asintieron con una sonrisa confortante. El padrino de mis hijos se acercó a mi con su caballo y palmeó mi hombro, le sonreí a Jayden, viendo cómo este emprendía a su caballo a caminar.

—Aliana, Connor, si algo sucede; regresen.—asentí ante la petición de Michonne, quien no tardó en silbar para que su grupo la siguiese.

Connor Martínez y yo nos quedamos al margen, observando cómo los demás se iban y continuaban hacia su destino. Aquella mirada que esperaba obtener, nunca cedió y no tarde en retomar una postura de orgullo, para así, alentar a mi caballo a cabalgar al igual que Connor, copió mi acción. Este tomo mi ritmo, encontrándose en silencio a mi lado, mientras que yo llena de molestia ante la extraña actitud de su hermano, no podía tener un semblante normal. Ayer, pareció haber actuado de una forma normal hacia las personas alrededor de nosotros, incluso una actitud pícara con la pelirroja que me había causado problemas desde que llegó pero conmigo, conmigo actuó de una forma diferente. Suspire gruesamente, sintiendo una gran molestia en mi ante recordar la actitud de aquel varón que vivía bajo mi techo, de aquel varón que había recorrido mi cuerpo de una forma mágica. Él era diferente, Ethan Martínez era un hombre lleno de misterios, era un rompe cabezas que no podía descifrar. Tenía una actitud seria, una actitud fría que quizás se debía a las personas qué había sufrido pero si fuera por eso, yo ni siquiera hablaría de lo cortante que pudiera ser.

Él sentía algo más adentro de su corazón, había algo que provocaba que él fuese tan cerrado consigo mismo, con los que estaban a su alrededor pero sólo dos personas podían sacarle a ese hombre una sonrisa, eran mis hijos. Mis hijos provocaban en él ternura, provocaban que él se levantara del sofá para jugar o incluso, acompañarlos a dormir. Ambos tenían una conexión con Ethan, y no tenía duda de que él tenía una conexión con ellos que no me podía explicar. Desde que Ethan había salvado a Caleb en aquel bosque donde lo encontré, mi hijo se sentía seguro con él y sabía que Alanna ante tener conocimiento de eso, también debería sentirse segura, lo veían como un héroe. En esta temporada que ellos llevaban viviendo en mi hogar, mis hijos están más activos, más comunicativos y menos tímidos. Se veían con confianza, con seguridad y contentos a la hora de desayunar. No digo que cuando solo éramos nosotros tres fuera malo, pero veo que quizás necesitaban más compañía alrededor de su crecimiento y mientras los vea cómodos, no tendré problema en que los Martínez se queden en mi hogar el tiempo que sea.

Suspiré, viendo a mi lado a Connor en silencio. Viendo al joven pensativo y mirando a sus alrededores, quizás no conocía la zona. Aunque hace mucho no recorría esta área, hace mucho no iba el Reino, ya no era de mi preferencia. Ir hacia ella era quizás un caso de emergencia, deseaba advertir sobre lo que pasaba y preguntar si tenían conocimiento sobre eso. De ser así, estaríamos creando nuevamente una alianza para protegernos ante una posible nueva amenaza que no me dejaba dormir desde hace varios días. No quería imaginarme que esos monstruos estuvieran evolucionando, no me sentía preparada para combatirlos y lo peor aún, mis hijos no estaban preparados ni mental, ni siquiera físicamente para acoplarse a esta nueva generación. Alanna y Caleb eran mi mayor preocupación, no dormía en las noches pensando que un día podría llegar tarde y no salvarlos, cada vez que salía por esos muros, mi corazón se quedaba allá con ellos. Giré mi mirada a cómo Connor me miraba fijamente, lleno de curiosidad, no tarde en sonreírle de una forma amable.

—¿Qué?—pregunté, sonriéndole y viendo cómo él me devolvía una sonrisa, encogiéndose de hombros.

—Hay mucho silencio.—me respondió, mientras que su caballo y el mío, iban a un mismo ritmo.—Se que la presencia de mi hermano pudo haber sido más cómoda.—sonrió ampliamente, mientras que no tarde en negar algo sonrojada, observando al ex salvador.

—Lo siento, estoy muy pensativa. Siempre suelo ser así cada vez que salgo, es por mis hijos, me preocupo.—le expliqué, a lo que este asintió ante eso.—Solo pienso en que nunca me perdonaría llegar tarde si algo les pasará.—añadí a mi comentario.

—Ellos son unos pequeños muy inteligentes, demasiado.—sonreí ante ese halago de Connor a mis hijos, ellos eran brillantes.—Los he estudiado, los he aprendido a conocer y tienen mañas que sales serán útiles cuando crezcan, incluso la más grande que es Judith, esos niños son una excelente generación.—dijo, mire fijamente a este, y si estaba en lo correcto. Aquel joven de pelo negro, tenía un poco de parecido con Ethan pero no tanto.—Michael les agrada pasar tiempo con ellos, es un tipo de relajamiento y Ethan ni se diga, ellos parecen adorarlo.—concordaba con ese comentario, justo era algo que pensaba, era una conexión.

—Si, he notado mucho eso, créeme.—le respondí, mirando adelante el camino estrecho del bosque.—Él, es algo misterioso pero mis hijos parecen encajar los rompe cabezas.—nuevamente dirigí mi mirada a Connor, esperando una respuesta que cesara algunas de mis dudas.

—Ethan tiene un pasado muy doloroso y perder a su pareja e bebé, fue algo que lo marcó.—miraba atentamente a Connor ante el atrevimiento de hablar sobre su hermano ante su ausencia entre nosotros.—Desde niños, nuestro padre fue un abusivo y nuestra madre era lo más que Ethan amaba, él era el más apagado a ella,un día ella no llegó a casa, con él pasó de los días mi padre se deprimió; luego, todo comenzó. Justamente con el tiempo lo perdimos a él pero mis hermanos y yo aprendimos a sobrevivir pero él tenía tanto odio, tanto rencor adentro de su corazón que Ethan se volvió más fuerte que todos. Antes de llegar al Santuario, Caleb y Ethan eran los líderes de un grupo que teníamos, el cual se desintegró cuando encontramos el santuario.—me comentaba este pero pensaba en interrumpirlo ante una duda que me llegó.

—¿Su madre murió?—pregunté, y este sin respuesta, se encogió de hombros. La mujer los había abandonando. Algo entristecida pero atenta, continúe escuchándolo.

—Negan fue una pieza clave para nuestro crecimiento sobre sobrevivientes, fue de mucha ayuda mental y física. Fuimos de los pocos que crecimos en el santuario a penas comenzaba.—me quedé algo sorprendida ante ese comentario, no tenía conocimiento del gran largo tiempo que mi papá y los Martínez se conocían.—Caleb y Ethan, no eran tan unidos después de esa temporada de tiempo, ellos competían por ser alabados por Negan. Yo por mi parte, solo quería sobrevivir. Incluso ambos estaban enamorados de una joven llamada Caroline y claramente ella prefirió a Caleb, dándole así, a Michael. Algo que hizo aislar más a Ethan de nuestras vidas, Caleb a pesar de ser el mayor y darnos el ejemplo, siempre tuvo competencia con Ethan ya que Ethan siempre fue el más atendido por nuestra mamá.—continuaba escuchando atentamente a Connor, quien reflejaba piezas claves del pasado.—Luego, empezaron las guerras contra las comunidades y Nathan un día llegó, y solo dijo que había matado a Caleb. No supe procesar el dolor que sentía por haber perdido a mi hermano, a quien admiraba por su valentía pero a Ethan, a Ethan le dolió más; tanto que quiso matar a Nathan y por esa razón, Negan lo mandó a la base de reclutamiento. Yo no tarde en irme tiempo después que tú llegaste, nos llevamos a Caroline y Michael con nosotros, fue ahí que Caroline y Ethan se "enamoraron", y ella quedó embarazada mucho tiempo después; años después que el santuario perdió, al igual que Negan. Teníamos un grupo, soñábamos con crear una comunidad y criar a Michael, incluso al bebé que Caroline esperaba con Ethan pero fue ahí, que ellos aparecieron.—alce una ceja, mientras que ambos continuábamos el camino, yo esperaba ver un cartel donde me indicara las letras borrosas que describía la entrada al reino.

—¿Los caminantes?—pregunté, desviando mi mirada a los bosques, sintiendo un escalofrío.

—Susurradores.—me corrigió Connor, mirándome fijamente mientras que yo miraba alrededor de los bosques por su lado.—Ellos llegaron, arrasaron con todo. Incluso tuvimos un encuentro con ellos pero para nosotros, había sido tarde. Éramos un grupo que buscamos suministros cuando ellos arrasaron con nuestra gente, con nuestro campamento, conmigo estaba Ethan y Michael, algunos chicos más. Cuando llegamos, no quedaba nada, más caminantes de lo usual y en la tierra palabras marcadas donde nos dejaban amenazas. Ahí, encontramos algunos vivos y entre ellos Caroline pero ella estaba mordida y su estómago lleno de sangre, Ethan la mato sin pensarlo y eso, lo afectó. Desde ahí se volvió ido, más de lo que era, se volvió cortante y simplemente lo dejo ser él.—algunas de mis dudas cesaron, muchas de ellas ante Connor darme conocimiento sobre su pasado.

—Pasaron por muchas cosas, lo lamento.—dije con toda mi sinceridad, viendo cómo Connor a pesar de todo, mostraba una sonrisa.—¿Nunca te has enamorado?—le pregunté ante este no darme conocimiento sobre él, me lleno de curiosidad.

—Tuve algunos amoríos con mujeres del santuario, Arath fue una, pero nada serio. Quien si me dejo flechado cuando la vi, fue Michonne.—sonrió algo pícaro pero me lleno de sorpresa ese comentario, me había sorprendido, tenía la boca abierta como plato.—Hablábamos de Ethan, no te desvíes, sé que quieres descubrirlo y conocerlo más allá, después de todo, no solo fue sexo.—mi boca se cerró ante ese comentario amargo, no tarde en sentirme sonrojada ante eso.—Hace mucho mi hermano no se preocupaba tanto por una mujer, y no lo digo para sorprenderte, es lo que viví.—cambié mi mirada, observando la carretera del bosque, mientras que aún continuaba sintiendo un tipo de presentimiento extraño.

—Tú hermano solo me parece alguien agradable, salvo mi vida, se lo debo.—le comenté, mientras que mi caballo, relinchó.

Mi cuerpo no se balanceó ante el extraño comportamiento de mi caballo, sintiendo como mi cuerpo se fue para atrás cuando él se levantó en dos patas relinchando fuertemente. Sentí como mi brazo fue jalado con fuerza, como las manos de Connor me apretaron, creando un impacto contra su caballo y minimizando la caída que pudo haberme afectado. Mi cuerpo cayó fuera de mi caballo, aún lado del de Connor, quien se había bajado del suyo luego de sostenerme con sus manos y agarrarme, para que mi cuerpo chocara con el cuerpo de su caballo. Sentía mi corazón en la boca cuando visualicé un trozo de madera bastante finito casi chocando con mi estómago pero a diferencia, había atravesado el estómago de mi caballo. Llenándome de emociones de tristezas ante eso, me removí aún lado sosteniendo la soga del caballo de Connor y moviéndolo más adelante, observando los bosques mientras que vi, cómo mi caballo relinchando, cayó al suelo: perdiendo sangre. Sentía mi corazón palpitar, verlo sufrir me dolía. Me sentía inmóvil, no quería moverme de manera brusca y con prisa, mi bastón estaba colgando de la mochila que estaba encima de él y me aferraba a la soga del caballo de Connor con mi tobillo alzado en el aire para no crear peso.

Mire cómo Connor armado, se acercaba al caballo si le quitaba aquella extraña flecha perdería muchísima sangre, demasiada. Cerca de Connor, había un arma, un arma extra que debió de haberse caído de mi mochila mientras que este sacó el bastón de debajo del cuerpo y me miró fijamente pero mi aliento se había ido. Veía el bosque, y mi cuerpo se llenó de tensión cuando pude ver cómo salían tres cuerpos caminando lentamente. Sus ropas rasgadas y sucias, sus rostros podridos y casi sin cabello, veía la oscuridad a través de sus frías miradas y como sus manos estaban vacías, sentía cada parte de mi tensarse y como la ansiedad me carcomía ante el pánico que sentía ante su presencia. Ellos eran los mismos del bosque que me atacaron con Ethan Martínez, eran los caminantes que me persiguieron y acorralaron. No escuchaba gruñidos, veía como se detuvieron adelante de nosotros en aquella carretera mientras que yo, me mantenía aún lado del caballo y sin conocimiento de lo que pasaba pero sentía mi respiración irse, poco a poco se iba.

—No pierdas tiempo quitándole la flecha y dejándole una herida sin atención. Sufriré de igyal manera.—mi cuerpo se estremecía de temor ante las palabras cortantes de aquel extraño mutante, se veía real, se veía la descomposición en su cara y el olor a muerto. Su voz era femenina, era una mujer, muerta.

—Ustedes solo quieren que Atlanta sea su territorio completo, no es lo justo.—Connor estaba adelante de aquella extraña criatura que ya desconocía de ella, esto a mí me parecía aún irreal.—Deberían conformarse con lo que tienen y dejar a las personas vivir en paz, sin atormentarlas.—hablo Connor, mirando fijamente a aquel caminante frente a él, mientras que los otros dos, estaban atrás.

—Me sorprende que aún vivas plenamente Connor, que aún pienses que la paz se puede encontrar y lo único que encuentras, es supervivencia.—veía un tipo de confrontación de la que estaba ajena, de la cual no tenía conocimiento.—Los dejamos vivir por misericordia y aún así, nos buscan para darnos una pelea de la cual no podrán enfrentarse.—comentaba aquella voz femenina algo ronca.

—Créeme, la paz la sentiré cuando tenga la cabeza de tu líder como símbolo de vencimiento en una estaca frente a sus fronteras.—Connor algo pasivo pero no intimidado le hablaba fijamente a aquel desagradable caminante, su olor, su olor me asqueaba.—Su reina no vivirá eternamente.—apretaba la soga del caballo mientras aún mi tobillo estaba en el aire, mientras que aturdida ante la irreal situación, me mantenía observando hasta los ojos de aquel caminante conectaron con los míos, pero ya no me causaba nada, ya no.

—Alfa ha visto que tienes amigos nuevos, tener aliados no cesará nuestra horda, no cesará a nuestros muertos en nuestro mundo.—sus ojos me miraban fijamente, unos ojos vivos y con un color esmeralda.—Pido que se retenga, que giren y vuelvan a casa.—ella me hablaba a mi pero yo la miraba de manera fija, viendo cómo ella se distanciaba de Connor para quedar algo cercana a mi, mientras que su olor era repugnante pero mi rostro lo demostraba.—Mirarme de esa forma es un desafío del cual no quisieras tener el privilegio de combatir.—dijo ella, mientras que mis ojos continuaban mirándola.

—A lo único que no tendrás el privilegio será de matarme.—le dije, llenándome de ego, de un ego que sabía cómo enfurecía a quienes estaban a mi alrededor y me retaban. Vi como ella se me quedo mirando, examinándome.

—Tú ya pareces muerta para desear desafiarme.—pude ver cómo ella continuaba mirándome, mientras que su comentario me hacía crecer más mi ego.—Mi hermana estaría encantada con alguien como tú, tu semblante tu forma de desafiar es muy curiosa, tu ego es molesto.—vi a través de ese rostro podrido como su lengua lamió sus labios resecos y sigo manchados por tierra, asqueada.—Lamento que no sea así, porque ustedes de aquí no saldrán vivos.—volví a sentir mi aliento retomarse pero mis esperanzas por salir de aquí con vida, cesaron.

Empuje fuertemente al suelo a esa mujer cuando vi como tuvo la intención de llevar su mano a su bolsillo, gemí fuertemente al soltarme del caballo para cometer la acción, mi tobillo tenía mi peso encima y no pude contenerme al sentir tanto dolor. De aquel bosque, salieron dos caminantes más, mientras que vi como Connor sacó su armas apuntándoles y como con facilidad, vi esos cuerpos caer. No tarde en intentar balancearme, sacando mi arma para defender mi postura pero mi cuerpo se paralizó cuando el sonido de la bala llegó a mis tímpanos, dejándome algo aturdida mientras veía el cuerpo de Connor caer duramente al suelo. Mi cuerpo se removió ante el caballo lleno de miedo, relinchar y empezar a cabalgar solo ante el ruido. Abrí mi boca como plato, girando mi rostro y viendo cómo la sangre se hacía como bache en el suelo, pero delante de mi la amenaza mayor estaba. Alce mi arma, apuntándole a aquellos caminantes detrás de aquella caminante la cual protegían, la misma que tenía el arma que se me había caído del caballo que ellos mataron. Cayeron al suelo, cayeron al suelo muertos pero yo gemí fuertemente cuando la caminante que estaba en el suelo, impactó su pie con mi tobillo.

Gemí de dolor, de desespero por salir de aquí, por llevarme a Connor. Gemía, y el dolor era tanto que sentía mis ojos nublarse mientras que mi mano sostenía mi arma con fuerza pero un peso encima de mi me sofocó. Mis lagrimas se desprendían al sentir su peso encima de mi herida, al ver como sin consideración estaba siendo lastimada. Sus ojos esmeraldas me miraba fijamente llenándome de desesperación, pero ella, ella no me hacía nada, solo me miraba y intentaba implantarme terror. No podía forzar, el dolor de mis heridas eran tan fuertes que me sentía inmóvil pero sólo veía el cuerpo de Connor tirado en el suelo, tirado sin aliento. Mire fijamente al caminante cuando sus manos apretaron mi rostro, cómo se acercaba a mi, cómo se acercaba a mi oído y susurraba unas palabras que me estremecieron, estremecieron de rabia y enojo. El desafío y la amenaza que ella me entabló, fue lo suficiente para alzar cabeza y impactar duramente con su frente, creando en ella dolor. Alce mi mano, aún con mis lagrimas bajando por mis mejillas y jalé el gatillo, la bala había cruzado la frente de aquel monstruo, mientras que yo, me quedaba sin aliento y sin fuerzas.

—Connor, Connor.—me arrastraba por el suelo, con un sumo dolor en mi tobillo y costado, viendo la sangre alrededor de su cabeza, mis lagrimas continuaban bajando por mis mejillas.—¡Connor!—le gritaba, viendo cómo está estaba sin aliento pero veía su pecho subir y bajar, vi como una línea ensangrentada pasaba por su cabeza, no había llegado al cráneo, con mi poca fuerza silbé, silbé fuertemente con la esperanza de que el caballo volviera.—No vas a morir aquí, no morirás.—desesperada ante lo que sucedía, me intenté incorporar sosteniendo aquel bastón que estaba a su lado, con un sumo dolor en mi tobillo.

Giré mi mirada, viendo aquellos caminantes muertos pero viendo la cantidad de sangre que sus cuerpos por las heridas botaban. La sangre era roja y bastante líquida, no era espesa. Curiosa ante eso, no tarde en con el bastón ver cómo el rostro de aquella mujer se había desfigurado y ahí descifre lo que había calmado mi ansiedad. Mi bastón había tocado su cara, viendo cómo se resbalaba y mostraba una piel blanca y algo sucia, veía aún el color en aquella mujer. Mi corazón palpitaba ante con el mismo bastón, sostener lo que parecía ser una máscara de caminantes. La dejé caer, la dejé caer llena de confusión. Caí en el suelo, nuevamente perdiendo peso, arrastrando la mochila debajo del caballo para abrirla y buscar los vendajes. No tarde en girarlos alrededor de la cabeza de Connor, para rascar su camiseta y hacer más presión. Desesperada, sostuve el bastón para levantarme nuevamente, mis manos temblaban tanto que lo dejé caer aún lado de mí para poner mi peso en mi tobillo, gemí, grite y mordía mis labios mientras lloraba pero yo me paré formalmente en mis talones para con mis manos levantar él pesado cuerpo de Connor. Me costo trabajo, pero ver como perdía su vida en segundos, me llenaba de impotencia.

Su peso se sostuvo en mi espalda, mientras continuaba silbando pero mis esperanzas se acababan. Mordía mis labios para cesar mis quejidos pero era inevitable, sentía incluso como mi cuerpo quería caerse pero no podía, no podía dejarlo morir aquí, él no lo merecía. Sostenía sus brazos con mis manos a través de mi cuello, continuando caminando lentamente por la carretera, sintiendo las gotas de sudor bajar por mi frente ante la fuerza brutal que estaba haciendo para mantenerlo en mi espalda. Sentía mi tobillo palpitar del dolor pero nada más pensar que pude salvarlo y lo dejé morir, era un cargo de conciencia que no podría soportar, debía arriesgarme; yo debía salvarlo como Ethan me salvó, se lo debo. Continué con aquel hombre en mi espalda, pasaban los minutos y no me rendía, no me rendía. Silbaba, silbaba sin fuerza alguna, esperando el relincho de aquel caballo pero mis esperanzas eran nulas. Las lagrimas aún bajaban, bajaban ante mutilar yo mismas mis heridas pero no me detenía y las ganas de llegar a mi destino no se irían con facilidad. Entre lagrimas y sudor continué, continué caminando sin descanso viendo cómo el sol estaba reflejando los colores del atardecer. Los colores de esperanza, la esperanza que yo había transmitido años atrás, las que transmitiría ahora salvando a Connor Martínez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro