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Tú y yo.

Veía como Caleb sacaba la navaja de aquella cabeza de caminante, este sin sentir una chispa de asco, sacudió su navaja y me miró. Le sonreí, viendo el gran trabajo que hacía y lo mucho que había mejorado. La primera se había adentrado y mis hijos empezaban a crecer, a crecer en este mundo y adentrándose más a lo que era el combate con armas. Caleb con su pie, pateó con delicadeza la cabeza del caminante lo que hizo que no viera más su rostro, ese gesto fue para no verlo más y no sentir tristeza por el. Me quedé parada frente a él, en mis brazos volví a recoger una cabeza de caminante que Michonne había guardado para que ellos practicaran, para que perdieran miedo. Dejé la cabeza en el suelo, colocándome detrás de ella para vigilarlo, con suma seguridad. Le asentí, esperando que volviera a cometer la misma acción de antes y este llevó sus manos hacia abajo, incrustando su cuchillo nuevamente en el duro cráneo del caminante. Sonrió, él parecía contento con su mejoría.

—Lo hiciste bien.—le dije, este se acercó a mi ante beneficiarle un pañuelo húmedo para limpiar sus manos y desinfectarlas con alcohol.—Debes siempre buscar ese punto débil, ahí acabarás con todos de una vez pero nunca debes darle la espalda luego de matarlos, no sabes quienes mas te vayan a echar. Solo toma un segundo, y puedes perderlo todo.—le comenté, llenando sus manos de alcohol y secándolas, al igual que hice con su navaja para limpiarla.

—¿Cuando volveré a practicar con uno que tenga cuerpo completo?—me pregunto Caleb, no supe que responder, solo había tomado un riesgo hace poco de adentrarlos más allá de las afueras de la comunidad.—Mamá, no me evadas.—me dijo, sonriente mientras se quedaba aún lado de mi, tape las cabezas de los caminantes con una gran sabana que Michonne me había otorgado para eso mismo, mientras que camine con Caleb un poco más distante de los caminantes muertos para así, sentarme en un tronco de madera junto a él.

—No quiero apresurarlos, aprenderán muchas más cosas en su momento, etapa por etapa.—le respondí, sentándome y este sentándose a mi lado, guardando su navaja limpia en su pequeño estuche.—Aún son niños y también deseo que sean eso, unos niños.—añadí a mi comentario, observando los azules ojos de mi hijo mirarme.

—¿No crees que este listo?—me pregunto, lo mire y negué, negué ante su respuesta. Se lo valiente que era y que sería, lo llevaba en su sangre. Lo mire y lleve mi mano a su cabello, acariciándolo. Sería igual de lacio que el de Nathan pero su rostro, era parecida a Carl, era una gran mezcla de genes.

—Creo que aún eres mi bebé y que debo cuidarte más.—le sonreí, dándole un abrazo para apapacharlo. Este bufo pero acepto mi abrazo, intento apretarme fuerte para demostrar cuan fuerte era pero claramente, gane.

—¡Mamá, mate a uno real!—alce la mirada, viendo a Alanna atravesar los bosques emocionada, con su ropa teniendo gotas de sangre seca. Observe cómo detrás de ella, aquel hombre me miró sonriente pues él sabía que no me agradaría el comentario que mi hija me lanzó.—Fue estupendo y no le tuve absolutamente de miedo, siento que son indefensos.—me dijo ella, llegando hasta a mi, a su lado su hermano alzó su mano mostrando sus cinco dedos, felicitándola y ambos dándose cinco. Esto era lo que quería para ellos, que no compitieran.

—Ethan.—mire a Ethan ante lo que Alanna estaba diciendo, ya que él estaba encargado de ayudarla hoy, él se encogió de hombros y se acercó para tomar una botella de agua.

—Seguíamos tus instrucciones y aparecieron, así que simplemente decidió hacerlo, la velé en todo momento. Yo le rompí una pierna al caminante y ella le incrustó el cuchillo en la cabeza.—me explico este, dejando la botella aún lado mientras veíamos a Alanna bastante emocionada.—¿Como te fue campeón?—Ethan se dirigió a Caleb, mientras que le insinué a Alanna que se acercara para limpiar sus manos pero Ethan me miraba respectivamente como si quisieras decirme algo más.

—No mate a uno con cuerpo completo pero me fue bastante bien, creo que también empiezo a perderles el miedo.—le hablo Caleb a mi lado, levantándose para quedarse aún lado de Ethan y hablarle.

—No se confíen, pueden ser indefensos hasta que sienten su sangre hervir, no serán indefensos y podrían ser más fuerte que ustedes. Una de las reglas es, no subestimar a su enemigo. Además ustedes saben qué hay muchos caminantes que no son ellos, son personas disfrazadas. Ya les he hablado de esas personas y siempre deben revisar que no sea un humano.—me levante del tronco de madera luego de limpiarle las manos a Alanna, mientras que recogí las mochilas y estos me observaban.—Vengan, párense delante de mi, tengo que hablar con ustedes.—Alanna e Caleb me miraron ante la orden que les di, la cual no tardaron en hacer curiosos por saber que les diría.—No sé cuán cómodos se sentirán con esto, no sé si les agradaría pero es una decisión que decidí tomar porque me hace cómoda y feliz.—miraba cómo Ethan estaba detrás de ellos, se veía entusiasmado ante el gran paso que yo estaba tomando, mis hijos continuaban mirándome ansiosos.—Me gustaría decirles que Ethan y yo estamos formalizándolos para ser una pareja, para estar juntos y querernos como lo estaban su tía y Daryl.—les coloqué un ejemplo sencillo que sé que podían entender, esperé algo ansiosa su reacción pero estos se miraron de reojo y sonrieron.

—Te dije que estaban juntos.—Alanna miró a Caleb, mientras que este bufo pero no de mala manera, si no, ante perder con su hermana.—¡Yo le dije que estaban juntos!—sonreía Alanna, llena de emoción mirándome a mi y a Ethan, quien sonreía cómodo ante la reacción de mi pequeña.

—¿Y cómo yo iba a saber que eso era cierto?—Caleb no tardó en defenderse, mirando a su hermana de manera sonriente, me sentí cómoda ante la actitud que ellos portaron.—¿Tú serás como un padre?—la sonrisa se me desvaneció ante la pregunta que hizo Caleb, la cual Alanna tenía mucha curiosidad que Ethan respondiera.

—Miren... —Ethan se arrodilló frente a ellos, quienes lo miraban fijamente, esperaba ansiosa lo que Ethan diría porque eso era un gran privilegio que no se los otorgaría a cualquiera.—Yo seré lo que ustedes crean necesarios para quererlos y protegerlos como si fuesen míos. Si es necesario quererlos como un padre, lo haré. O si es necesario que los proteja como un amigo, también lo haré.—lo miré, mire como le hablaba a mis ojos de una manera tan delicada y coherente. Estos sonrieron y chocaron puños con Ethan, quien se levantó y me miró con una grata sonrisa.

—Bien.—dije sonriente, sintiéndome cómoda ante el ambiente que se había creado aquí.—Vámonos a casa, saldremos nuevamente en dos dias, mañana podremos practicar en la comunidad.—les dije a estos quienes parecían emocionados y no tardaron en asentir ante mi propuesta.

—¿Eran los susurradores?—le pregunté a Ethan en un tono bajo, ante anteriormente el verme como si deseara transmitirme un mensaje. Sus ojos me miraron fijamente, mientras que empezamos a caminar de regreso.

—No lo sé.—me respondió, asentí ante su respuesta mientras que me coloqué la mochila me mi espalda y observé a mis hijos caminar frente a nosotros.—¿Lo aceptaran?—me pregunto, curioso ante saber lo que mis hijos pensaban sobre nosotros, yo sonreí y asentí.

Su mano entrelazó con la mía, mientras que escuchábamos a Caleb y Alanna hablar animadamente, hablaban en su tipo de entendimiento de cómo ver a los caminantes, cómo acabar con ellos. Veía como uno al otro se escuchaban, cómo opinaban de formas diferentes hasta que llegaban a un punto en donde claramente se entendían. No sabía que había hecho yo de buena fe, que se me otorgó este gran privilegio de ser madre aun cuando ni siquiera estaba preparada. Sonreía mirándolos crecer, pero lo grandioso era que a mi lado tenía a alguien que estaba dispuesto a cuidarlos, más que a su propia vida. Su mano cálida apretaba la mía, mientras que podía jurar que Ethan estaba sintiendo un sentimiento de un amor de secundaria, así se sentía pero era extremadamente glorioso. No podía dejar de mirarlo, de ver cómo velaba por mis hijos cuando yo no estaba, cuando no me sentía bien y el mundo se me caía encima, él estaba con mis hijos. Sabía la gran confianza y seguridad que ellos sentían por Ethan, creo en estos momentos que esta situación estaba destinada a ser porque desde que él apareció, mis hijos crearon un lazo de seguridad con él.

Quería continuar caminando, continuar sintiendo estas grandes emociones positivas pero unas hojas secas crujir, me alarmaron. Me detuve en seco, viendo cómo Ethan también lo hizo. Sus ojos conectaron con los míos ante escuchar esos sonidos, que me trancaron en ese instante el cuerpo y provocaron que mi corazón latiera con rapidez, escuche susurros. No hice ningún movimiento, me quedé observando los arbustos y no tarde en hacer un leve chasquido con mi dedo para que mis hijos frente a mí se detuvieran. La sangre me hervía al escuchar pasos, ante los susurros hacerse más fuertes pero mi mundo empezaba a llenarse de desesperación cuando escuché la respiración de Caleb gruesa. Lo mire, soltando la mano de Ethan y indicándole con mi dedo que proporcionará silencio pero este escuchana los susurros que parecían erizar su piel, veía como miraba a todos lados confundido y asustado, mientras que Alanna a su lado tenía los ojos abiertos y no se movía. Tanto Ethan como yo, observamos los arbustos sin ver absolutamente nada. Me indicó para movernos en silencio hasta los niños, no tarde en seguirle para así poder llegar hasta Caleb quien podría entrar en pánico, podría ser una gran desventaja en este momento para nosotros.

—Tranquilo.—llegue hasta Caleb, acariciando sus brazos y mirándolo, viendo cómo se le había difícil respirar, Ethan agarro a Alanna por el brazo mientras que yo le indicaba a Caleb que caminara pero este no se movía en lo absoluto.

—Mamá.—Caleb me pronuncio de una forma llena de dificultad pero este tenía sus ojos abiertos como plato, y su pecho subía y bajaba con este ambiente tensó, me giré observando cómo había uno de ellos parados a la distancia observándonos, Ethan tuvo intenciones de acercarse pero yo apreté su brazo y negué.

—No vamos a atacar, nos están probando, nos están acechando. Nos encargaremos luego.—le rogué, debíamos volver a Alexandria y lo supo cuando vio a Caleb empezar a hiperventilar.

Tome con cuidado el cuerpo de Caleb en mis brazos para alzarlo y aferrarlo a mi, viendo cómo Ethan tomaba el cuerpo de Alanna pero mi sangre hirvió cuando por los bosques se camuflaban muchos de ellos, los pude ver, acechándonos. Tome aire, empezando a caminar de brisa con Ethan pero este me alentó a correr cuando muchos de ellos salieron de su escondite. Escuchaba en mi oído a Caleb respirando con temor, mientras que podía sentir sus manos acorralar mi cuello con fuerza para que no lo soltara. Detrás de mi, Ethan y Alanna corrían pero mi cuerpo desvaneció cuando uno de esos susurros me espantó el oído. Uno de ellos apareció justo en frente de mi, asustándome y creando que perdiera el balance que sostenía a mi hijo. Aferre a Caleb a mi cuerpo, a quien le protegí su cabeza con fuerza cuando nos desvanecimos por una colina. Sentí rocas, sentí ramas y la tierra raspar mi rostro, como golpeaban mi cuerpo pero el de mi hijo no se dañaría en lo absoluto. Lo apreté con suma fuerza, mientras que yo esperaba retomar balance para no continuar cayendo.

Sentí la tierra plana, no había más colina y lo supe cuando mi cuerpo se detuvo. Encima de mi, Caleb no dejaba de abrazarme mientras que reaccioné rápido y me levante, teniéndolo a él a mi lado y revisándolo por completo. Mi hijo solo tenía un rasguño que le provocaba sangre, lo demás era tierra y su rostro sucio. Tire la mochila al suelo, habían decidido venir a confrontarme en el día más erróneo que se les pudo ocurrir, en un día que era para mis hijos. Saque de aquella mochila mi arma, la que llevo desde que llegue Alexandria porque la otra, era muy valiosa para utilizarla en estas ocasiones. La cargue, arrodillándome aún lado de Caleb y observando a todos los lugares del bosque. Veía como él mismo intentaba de controlar su respiración, él sabía quienes eran estas personas y sabía lo que eran capaces de hacer por eso, su miedo y reacción. Él estaba parado a mi lado, sin decir o expresar nada pero ya no me iría por la paz, ahora íbamos a tener que matarnos.

Con mi arma cargada, apunte al extremo del tronco donde a su lado podía ver la cabeza asomada de uno de ellos, sin remordimiento jale el gatillo viendo cómo el cuerpo caía. Caleb empezaba a empeorar su respiración y más cuando varios del tronco salían, caminando con lentitud y con cuchillos en manos. No tenía misericordia porque nadie la había tenido conmigo, era clara, ellos no habían venido hablar. Venían a matarme pero yo iba hacerlo primero. Jale a Caleb a mi lado, mientras que empecé a caminar, sin temor alguno y llenando sus cuerpos de bala. Cargaba mi arma y volvía, a sangre fría les arrebataba la vida sin temor alguno pero a mis hijos, jamás volverían a asustarlos de esa manera. Dispare en la pierna de uno, quien cayó retorciéndose de dolor, gritando y gimiendo levemente. Me acerque a él, viendo su máscara, viendo la piel de caminante que ellos se atrevían arrancarle para su camuflaje. Puse mi talón en su pierna herida, mientras que se la removía viendo cómo gritaba del dolor, a mi lado Caleb observaba aún lleno de miedo y sin poder respirar bien pero este, la controlaba.

—Vas a enviarle un mensaje a tu Alfa.—le dije a este, viendo cómo sus manos temblaban, podía ver sus ojos a través de la máscara.—Vas a huir de aquí antes de que te dañe otra pierna y le dirás que les lleno el cuerpo a sus amigos de hoyos.—ayude a este tipo desconocido a qué se levantará, gemía ante el esfuerzo que hizo pero no me importo.—Dile que esto a penas empieza.—termine mascullando hasta que solté un leve gemido cuando me abalanzaron al suelo, un fuerte peso.

—¡Caleb, corre!—le pedí a este ante ver cómo estaba aturdido, viendo cómo una de estas personas estaba encima de mi, ahorcándome. No sentía mi arma, me había tomado de desprevenida. Ver a mi hijo lleno de miedo, temblando, me enfurecía.

—Ella te quiere muerta y la honraremos de esa manera. Matándote a ti, a cada uno de tus familiares a sangre fría sin excepción.—sus ojos me penetraban, haciéndome sentir más que amenazada ante eso que había dicho pero mis ojos se cerraron ante su sangre salpicar en mi rostro, su cuerpo cayó de mi lado, haciendo que pudiera respirar. Mi cuerpo temblaba, mientras veía fijamente como Caleb sostenía mi arma y aún apuntaba, él lloraba.

—Tranquilo, baja el arma, esta bien.—le pedí, viendo cómo estaba aturdido mirando a esa persona, veía sus manos temblar, me acerque a él lentamente.—Ven, se acabo. Dámela.—le pedí, mi corazón latía rápidamente, mi hijo acababa de salvar mi vida de una forma que jamás olvidaría, perturbado me pasó el arma mientras que ni siquiera sentía su respiración.—Inhala, exhala.—le pedía, este me obedeció y empezó hacerlo constante. Alce mi mirada con rapidez, cubriendo a Caleb detrás de mi pero fue ahí cuando vi a Alanna correr hacia mi, con su cuerpo lleno de sangre y una pesadilla irreal, me carcomió.—Ethan... —susurré, antes de caer en el desespero cuando no lo vi junto a ella.

• • •

Mis manos sostenían mi rostro, mi rostro limpio y rasgado por la caída de hoy. Estaba sentada en aquella silla aún lado de la camilla donde Ethan descansaba, tenía vendajes en su rostro, en sus brazos y uno envuelto en su abdomen. Lo habían mutilado de la peor forma delante de mi hija, quien cometió la misma acción que su hermano, mato. Me encontraba aturdida, pensando en cómo debían sentirse ante el miedo que tuvieron que pasar hoy. Esa mujer había cruzado mi frontera de límites, ahora no me detendría. Me levante de la silla, Ethan dormía plácidamente, no se había levantado desde que lo traje. Habíamos llenado todo el piso de la enfermería con su sangre, incluso yo. Ya habían pasado unas horas y aún no despertaba, ella se había equivocado en eso, en herirlo. Camine a las afueras de la enfermería al ver a Michonne parada, observándome desde la ventana para que saliera. Abrí la puerta, viendo a su lado a Alanna y Caleb, bañados y algo más calmados.

—Dijeron que querían estar aquí con él.—me hablo Michonne, mientras que no asentí ante eso, mis hijos estaban cabizbajos.—¿Cómo estás? ¿Cómo está él?—me pregunto Michonne, bastante curiosa, ella sabía que no estaba bien.

—Él estará bien pero, lleva a los niños a casa. Tú y yo, debemos hablar en privado.—le pedí a esta, viendo cómo Alanna refutó mi decisión.—Alanna, fue mucho por hoy, vayan a casa y descansen. Lo qué pasó, no es algo que los vaya ayudar cuando sea hora de dormir.—les dije con claridad. Viendo cómo ella negaba.

—Iban a matarlos, a los dos.—ella me habló en un tono lleno de actitud que me incomodó, pude ver cómo Michonne se distanció y la miró también molesta ante su actitud hacia mi.—Ibas a morir, si no hubiese sido por Caleb, si no hubiese sido por ambos.—dijo, molesta y alzando sus manos.

—Alanna, lo qué pasó hoy fue erróneo y no estaban preparados para eso. Estamos consientes y orgullosos de que han sabido defenderse cómo se les ha enseñado pero lo que sucedió hoy, fue algo peor, no están preparados para esas cosas. No aún.—le dije, insinuándole para que también se fuera pero esta negó, mientras que Caleb estaba en silencio. Él si aún estaba perturbado.

—Querían matarte, lo dijeron, los escuché. Susurraban tu nombre, queríamos ayudarte.—me quedé tiesa ante sus palabras, ante ver qué mis hijos tenían claridad de que venían por mi, de que iban a herirme en algún momento.

—Y soy yo quien debe resolverlo, Alanna. No ustedes, yo soy quien debe actuar.—le dije, viendo cómo ella negaba aún molesta ante mi postura, el temor de que algo les hicieran me mataba.

—¿Quieres morir?—me pregunto, llena de seriedad y furiosa. Fue ahí cuando Caleb alzó su mirada y me miró fijamente, los ojos de Michonne me miraban, esperando también una respuesta. Suspire y mire a mi hija.

—Si debo morir por ustedes, lo haré.—conteste seria, viendo cómo Alanna asentía molesta ante mi respuesta y la decisión que tomaría si algo más pasaba. Ella se giró, enfadada y simplemente salió de allí, corriendo. Mientras que Caleb me miraba fijamente, entristecido.

—No puedes morir.—fue la primera palabra que dijo, él se acercó a mi lleno de una suma tristeza, suspire y me arrodillé frente a él.—No podemos hacerlo sin ti, mamá.—esas palabras me carcomieron, fue una probada de mi medicina cuando años atrás le a Carl Grimes que no podía hacerlo sin él, aún no me contestaba si realmente lo había logrado.—Eres la única que me calma cuando hiperventilo, no piensas que soy un cobarde o muy tímido.—sus ojos azules, me daban un viaje al pasado cuando vi unos por primera vez que me cautivaron.

—Cuando conocí a tu padre, era tímido pero era muy valiente. Se que vas hacer igual a él, llevas la sangre de los Grimes. Y es por eso que si debo dar mi vida lo haré, porque se los debo.—le di un cálido beso en la frente a Caleb, quien parecía molesto y en desacuerdo con mi decisión. Se giró, bajando los escalones y yendo por su cuenta, me levante, observando a Michonne mirarme, cruzada de brazos.

—No vas hacer nada al respecto, no vas a contraatacar, Aliana.—ella me miraba, sabía que no estaba también de acuerdo con las decisiones que tomaría sin importar las consecuencias.

—Michonne, ella cruzó sus límites. Ella esta consiente, esta jugando con nosotros, va seguir y no se va detener en lo absoluto.—le respondí, pero ella negó mi justificación.—No me hubiese importado que intentara matarme sola, pero mis hijos estaban ahí y Ethan también, casi lo matan y no voy a llorar frente a otra tumba. Suficiente con la de Carl y Natasha. Ella y yo, vamos a tener que matarnos.—Michonne no comentó nada al respecto a lo que dije, se acercó a mi lentamente, mirándome.

—No voy a poner otra tumba aún lado de Carl que deba ir a visitar, piensa en eso.—palmeo mi hombro, viendo cómo ella me daba la espalda y se alejaba de mi, en desacuerdo con mis decisiones.

Quería arrancarme el pelo en estos momentos, tanto ella como yo, sabíamos que por nuestros hijos haríamos lo que fuese necesario pero lo malo de esto es que Michonne, me considera una hija. Sabía que después de la muerte de Rick, lo único cercano a ellos solo estaba yo. Observe cómo caminaba por las aceras lejos de mi, definitivamente esta mujer me había visto crecer y si algo me pasara, moriría de dolor. La ayude en su embarazo, la ayude con Judith tanto como ella a mi, nos protegimos unas a las otras. Al punto de que ambas somos las líderes del la comunidad, las dos tomamos decisiones con las que estemos de acuerdo pero esta decisión, no era algo que le agradaba. Abrí la puerta de la enfermería, entrando y observando esos ojos claros mirarme, veía como en su rostro se formó una sonrisa que adore. Me acerque levemente, cruzándome de brazos y mirándolo. Se acomodaba con mucha dificultad en esa camilla, lucía mal.

—¿Y los niños?—fue lo primero que preguntó ante visualizarme ahí, me acerque hasta sentarme aún lado de él en la camilla.—No recuerdo mucho de lo qué pasó.—argumento cuando me senté a su lado y lo mire fijo.

—Te atacaron muchos, intentaron matarte. Alanna te ayudo, hasta que los mato. Solo mato a dos, tú te levantaste y mataste al que faltaba. Ella corrió hasta encontrarme, cuando fuimos a buscarte estabas inconsciente y perdiendo sangre.—le respondí la inquietud que mostró ante no recordar los sucesos, él me miraba asintiendo.—Ellos están bien, están algo idos por tener que hacer esos actos pero sé que lo superarán.—le comenté, viendo su alivio en su semblante.

—Iban por ti, Aliana.—lo miré, suspire ante ver cómo también argumentaba lo mismo que Alanna. Vi en su semblante seriedad, vi como parecía estar preocupado.—Ellos te buscaban a ti, quieren matarte. Lo susurraban.—me comentaba Ethan, tenía claro esa parte de la situación pero no quería desvivirme por eso.

—No van a parar Ethan, no hasta acabarme. Quiero que estés consiente de eso, podría pasar algo en cualquier momento y solo te pediré que elijas por mis hijos.—le dije, pidiéndole un gran gesto que necesitaría por si algo pasaba, estar en paz.

—Nada va pasarte Aliana.—sus manos apretaron las mías, dándome un consuelo que adoraba que hiciera.—Estamos juntos en esto, tú y yo. Si vas a pelear, lo haremos juntos.—apreté sus manos con esas ansias de besarlo pero quería disfrutar esto, estos momentos que no se daban todos los dias pero él hacía que fuesen inolvidables.—No voy a tener en mente una idea de que no podrías regresar, no voy a lidiar con eso Aliana. No lo haré.—él con esfuerzo se acercó a mi, doblándose un poco lo que hizo que lo lastimara pero solo lo hizo para llevar su frente junto a la mía.

—Ethan, me buscan a mi. Ella no va detenerse, lo dejo claro, no quiere nada con ustedes. Solo quiere destruirme porque quiero eso, provocar una guerra. Esto se trata de poder, siempre ha sido eso.—le dije, mirándolo y este negó ante mis palabras.—Tengo a muchas personas a las que quiero, y no quiero que esa hija de puta acaba con ellos uno por uno. No sabes cómo me sentí de desesperada Ethan cuando te vi casi muerto, veía tu sangre y me sofocaba. ¿Qué sería después?—le pregunté, viendo cómo él se distanciaba de mi, mostrando incomodidad ante mi postura.—Me di cuenta que no quiero perderte.—añadí, viendo cómo él suspiraba ante mi comentario.

—¿Y qué debo hacer si te pierdo yo a ti?—me pregunto con un tono lleno de seriedad, mirándome fijamente.—¿Debo ir a llorarte a una tumba? Mientras tus hijos crecen sin ti, ¿es eso lo que quieres?—me continuo preguntando con algo de desespero, con molestia.—Porque desde que te conocí, me di cuenta que lo único que quería era protegerte y ahora, justo ahora no voy a tomarme el riesgo de perderte, Aliana. No voy a perderte de vista otra vez.—sus manos tomaron mi rostro y lo acercaron al suyo, nuestras narices rozaron.—Somos tú y yo.—asentí ante eso, dándonos un apasionado beso mientras que me palpitaba lleno de amor.

• • •

Cinco capítulos más y esta historia llega a su fin!!!!

Tengo tantos pensamientos, like me puse a pensar que quizás debí dejar a Carl Grimes vivo en "Salvación". Y qué "muriera junto a Rick en la explosión del puente". Así quizás hubiese conocido a Alanna y Caleb, hubiese estado más tiempo con Aliana pero si no hubiese sido así, no tendría un desenlace del porque mataría Aliana a Nathan. De verdad no se, quisiera revivir a Carl en Salvación hasta el final, y que aquí pues la protagonista empezará desde cero con Ethan.

Posdata, los amo.

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