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La ansiedad invadió su cuerpo cuando la mujer de la otra línea le indicaba lo que tenía que hacer. Él tenía que crear una distracción y que sirviera de testigo con lo que viera ahí abajo.

JiMin, se levantó de la cama y puso su teléfono en el bolsillo sin colgar la llamada como la mujer le había indicado. Este, aterrorizado caminó hacia la puerta de la habitación y la abrió asomando su cabeza. 

Miró el pasillo solitario y maldijo en voz baja saliendo a este. ¿Cómo un policía le pedía hacer algo tan arriesgado a una posible víctima?

JiMin, caminó sigilosamente por el pasillo y llegó a las escaleras. Las miró unos  segundos y luego se agarró de la baranda de esta y las bajó llegando al primer piso en donde se escuchaba con más frecuencia el ruido de la sierra. Nervioso, siguiendo el ruido fuerte con su lógica, llegó a lo que era la cocina.

Se lamió los labios y tragó duro al llegar a una puerta que se encontraba en la cocina. Dentro de esa puerta, el ruido se escuchaba más fuerte y aterrador. El pelinegro, se acercó a la puerta dando unos pequeños pasos y levantó su mano derecha para acercarla a la perilla para abrir la puerta. Pero, el ruido se detuvo de golpe y JiMin giró la perilla.

El pelinegro quiso empujar la puerta, pero  esta fue abierta desde adentro haciendo que este se balanceara hacia el frente y su rostro se estampara con el pecho de YoonGi.

Los dos se quedaron rígidos ante el contacto y JiMin se alejó tímido. Levantó un poco la mirada hacia el rubio quien salía de lo que podría ser el sótano.

—Veo que ya andas de curioso. —sonrío este y cerró la puerta detrás de él.

—Yo... —JiMin seguía dando pasos hacia atrás para mantenerse bastante alejado de YoonGi. —Solo que...

—¿El ruido estaba fuerte?  —él caminó hacia el refrigerador, lo abrió y  sacó una botella de agua. Su ropa estaba manchada de sangre y traía un delantal rojo

Dirigió la mirada a JiMin, quien trataba de ocultar su temor ante él. Abrió la botella quitando la tapa y dirigió la boquilla a su boca para tomar sin quitarle la mirada de encima a JiMin.

El pelinegro se quedó perdido en el  rostro del rubio al verlo tomar agua y cada vez que tragaba su manzana se movía con delicadeza. JiMin, bajó la mirada y se llevó las manos a la espalda cerrando los puños.

—¿Te sientes bien?

JiMin, levantó la mirada y asintió. YoonGi, levantó una ceja y dejó la botella en el mesón y se cruzó de brazos apoyando la cadera en el mesón.

—¿Tienes curiosidad de saber que tengo ahí dentro? —una sonrisa lasciva se plasmó en sus labios.

—¿Eh? ¡No! Para nada. —respondió JiMin agitado y nervioso haciendo que YoonGi riera.

—Anda, ven conmigo. Te enseñaré lo que tengo ahí dentro. —YoonGi caminó hacia la puerta y la abrió dejando ver un poco de su interior.

JiMin, aún sintió su teléfono dentro del bolsillo y vacilante dio un paso hacia adelante para acompañar a YoonGi. ¿En serio iba a entrar? ¿Iba a  ser testigo de lo que había ahí dentro?

—Espero y no seas estómago sensible. —él entró primero dejando la puerta abierta para que JiMin entrara después.

El pelinegro dio otro paso, pero se detuvo. Estaba muerto del miedo, si entraba ahí, quizás sea la última que salga. Estaba apunto de cavar su propia tumba. Su corazón latía fuerte y su curiosidad también lo dominaba, si quería servir de testigo, tendría que entrar y verlo con sus propios ojos. Tendría que ver a YoonGi matando a una persona.















La expresión de YoonGi será mundial cuando sepa que JiMin la cagó

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