𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ceremonia de gratitud.

Estaba sentado en aquel sofá, con mis piernas cruzadas, mientras que absorbía de mi té. En estos pasillos, no había nadie, afuera no dejaba de escucharse un bullicio de personas, así que solo me restaba esperar a que esa puerta se abriera. Habían pasado dos días desde el combate ganado en Ovrud. La luz del día iluminaba fuertemente, los reflejos trascendían hasta el suelo. Parecía que después de todo, el sol siempre volvía a salir, pero aún, mantenía mis emociones a raya tras un duelo de pérdida interior. Era muy reservado con mis sentimientos, muchísimo más con mis emociones, pero esta vez se notaba y desbordaba en mi semblante, lo sentido que estaba por la muerte de Kenny Ackerman. Podía ser un soldado fuerte, muy estimado y respetado, pero cada vez que perdía la vida de alguien a quien estimaba de manera muy personal, me afectaba lo suficiente para continuar aborreciendo más este cruel mundo del que no podíamos escapar. Me levante, dejando la taza de té aún lado ante ver cómo la puerta se abría, mostrándome los azulados ojos de Erwin Smith, los cuales me miraron con detenimiento, este me asintió, dándome un leve alivio por la privada reunión que estaba llevando a cabo antes de la ceremonia de coronación.

-Levi, puedes pasar. La reunión ha terminado.-indicó Erwin en cuanto abrió la puerta, la misma de donde sobresalía Darius Zackly, quien de una manera formal me saludó, al igual que yo, pero este con prisa debido a la ceremonia que se llevaría a cabo, continuó adelante.

-¿Y bien?-pregunte, adentrándome en la oficina, donde pude ver a Leandra sentada delante del escritorio, tenía puesto el uniforme de la legión, pero su semblante serio demostraba el poco interés de formalizarlo como atuendo.

-Ha sido difícil convencerle, pero ha accedido.-me respondió Erwin, mirando a Leandra, quien se mantenía en silencio.-Decidí que se unirá a tu escuadrón de operaciones especiales, será mucho más fácil que la tengamos al margen. Por orden de Zackly, pidió que antes de ejecutar la próxima expedición, la mantuviéramos en observatorio.-comentaba este, observando a través de la ventana.-La ceremonia pronto dará iniciación, debo adelantarme.-expresaba Erwin, recogiendo su verdosa chaqueta para parte de su uniforme estándar.

-Déjame ayudarte.-me ofrecí, acercándome a él por su falta de acceso ante la ausente extremidad de su brazo, con cuidado le ayude, viendo como me asentía agradecido.

-Leandra, supongo que no es un buen momento para una ceremonia, pero para pasar desapercibida pido que tengas la prudencia de asistir.-pedia Erwin, quedándose delante de la puerta.-Los dejaré solos. No lleguen tarde.-pidió, abriendo la puerta para sobresalir, lo que provocó que un gran silencio se creara, obligándome a recostarme de la pared.

-¿Es necesario que vaya?-me preguntó Leandra, cabizbaja, con una voz sumamente fría.

-No.-respondí, cruzándome de brazos.-Pero si quieres continuar en esta legión, te recomiendo que empieces a mezclarte con los demás.-musité, con la misma frialdad que ella utilizó.

-Entiendo.-afirmó, rendida en su posición, viéndose realmente devastada ante todo.

-¿Qué?-le pregunté inquieto ante su posición, ella levantó la mirada para observar la ventana, parecía querer decirme algo, pero se detuvo en un suspiro.

-Yo... yo nunca he matado a un titán.-exclamó, volviendo a bajar la cabeza.-No me juzgues.-pidió, pero me quede en silencio y denegué.

-Aprenderás.-musité, despegándome de la pared, para observar la ventana, veía a los chicos, todo el escuadrón empezaba a reunirse.-Andando.-le pedí, viendo como se levantó de la silla con vagues.-Deberías peinarte.-comente, tocando su cabello para ver cómo ella de igual manera lo tocó, viéndose preocupada.

Leandra camino a mi lado, por esos largos y alumbrados pasillos reales. Había un gran silencio, pero por alguna extraña razón, no era uno incómodo del que no pudiéramos sobrevivir. Era uno pasajero, uno que determinaba aún la leve conexión que había entre nosotros. La confianza oculta, esa que nos hacía seguirnos ciegamente en cualquier circunstancias, y aunque haya quedado en un abismo, seguíamos siendo parientes. Ella camino a mi lado cabizbaja, ni siquiera miraba a los soldados que lo hacían con ella, examinando el hecho de que nunca la habían visto, pero los ignoro y camino atrás de mi, traspasando a la gente que deseaba evadir. Leandra era muy poca comunicativa, siempre lo fue, pero su expresión siempre hacía que los demás distinguieran cómo se sentían. Entre la gente, y todo el revuelo, los dos pudimos inmovilizarnos para observar lo que sería la gran ceremonia de coronación. Esa que daría acceso a dos grandes mujeres para manejar lo que creíamos perdidos como humanos. Habría una reina que se encargaría del interior de los muros, y otra, que se haría cargo del exterior y todo lo que aún desconfiamos. No había duda de saber quien manejaría que, solo se que ambas estaban dispuestas a corromper los viejos estereotipos, como hermanas que eran, lo harían juntas. Era aún una situación con la que estábamos procesando, pero parecíamos todos llevarlo bien, porque estábamos de una forma u otra envueltos en esta situación tan repentina.

Estaba entre todo ese bullicio. Con mi uniforme estándar, demostrando el respeto a la nueva realeza que nos impondrían. Me mantenía con la cabeza en alto, observando entre la gente a varios policías militares cubrir el lugar. Por alguna razón, me encontraba muy ansioso de estar aquí y ver todo este espectáculo adelante. Había una gran y alta tarima, una de la cual no despegaba la mirada. En esa gran alta tarima, yacían los grandes líderes, otorgando los honores que las reinas adquirirían. Tenía mis manos en los bolsillos, los chicos estaban en mi misma línea, observando con emoción como presentaban a las dichosas de mantener en orden nuestra Isla. Grace estaba a mi lado, ella sonreía plenamente, pues arriba en esa tarima se encontraba Erwin escoltando a quien sería una de nuestra mayor líder. Me quede inexpresivo, observándola con detenimiento, cada detalle de ella, se veía espectacular. Su cabello estaba amarrado, estaba envuelto en un gran círculo, mientras que flequillos sobresalían fuera de sus orejas, pero ella tenía un traje, un hermoso traje reluciente que me hacía recordar cuando era una niña. Ella estaba inclinada, mientras que en su cabeza era colocada una brillante corona, la cual adornaba su atuendo y relucía en referencia a su mandato como la reina de las murallas que sería.

-¡Larga vida a la reina!-exclamaba Grace con una risa, caminando a mi lado en esos pasillos, mientras que Leandra iba atrás.-¡Que vivan!-seguía diciendo, imitando a todos esos pueblerinos de la ceremonia.

-Sigues siendo muy estresante.-murmuró Leandra, ante escuchar como Grace se reía a mi lado, pero escucharla reír me hacía sentir bien.

-Ahí vienen los mocosos.-indique yo, para detenerme junto a ellas en aquel pasillo reluciente, pero cuando estos llegaron ante mi, Historia quien yacía sin su atuendo temblaba.

-¡Ah!-grito ella, apretando sus puños para acercarse a mi, me giré, logrando que solo golpeara con mucha delicadeza mi brazo, viendo como los chicos se abrumaron.-¿Qué te parece? Ahora soy la reina, si tienes quejas... -ella y todos abrieron su boca grandemente, impresionados ante mi acción, pues realmente, tuve que sonreír.

-Muchachos, les agradezco.-indique en una sonrisa, viéndoles mirarme detenidamente, no parecían creer que sonreía, pero su presencia me hacía muy feliz.

-Siento que me voy a desmayar... -murmuró Connie, y yo cabizbajo, suspire aún sonriendo de una manera bastante cálida, viendo como se relajaban.

-Espero que puedan disfrutar la ceremonia, se merecen este descanso.-expresé, viendo como asentían rápidamente, y a la vez aún impresionados.-No sabemos cuándo podremos volver a tener un día así, por favor, les pido nuevamente que se dediquen a disfrutarlo.-volví a repetirles, llevando mis manos a los bolsillos.

-¿Ella no es... -Jean levantó su mano, señalando con su dedo hacia donde yo estaba, pero verdaderamente se dirigía a Leandra, a quien vi aún cabizbaja.

-Trabajaba para Kenny Ackerman.-afirmó Mikasa, mirándola de una manera disgusta y con molestia.-Torturo a Adeline cuando la secuestraron.-añadió, y a su lado, Eren pareció sentirse ofendido tras lo que Mikasa dijo.

-No.-expresó Grace, denegando lo que dijeron.-Leandra Ackerman era parte del cuerpo de exploración, trabaja de encubierto con Kenny. Aprovechando que mantenían un lazo sanguíneo, fue quien nos guió junto a Hange de manera anónima hacia la tierra de los Reiss, lo hizo de esa manera para cubrir su identidad.-detalló Grace, de una manera improvisada y convincente, Leandra pareció acoplarse a eso, porque pudo levantar la mirada para observar a los chicos.-Lamentamos que tuvieran que verla de ese modo, no tenía opción.-añadió la rubia.

-Es un gusto.-saludo Leandra, fría y cortantemente, intentando de acceder a ellos, viendo como estos se relajaban, pero fue Eren quien dio un paso adelante, estrechando su mano, dejando a Leandra tensa.

-Soy Eren Jeager, se que ya nos habíamos visto, pero formalmente me presento.-musitó Eren, y Leandra de una manera aturdida estrechó su mano para saludarlo.

-Mu-Muchas gracias.-agradeció Leandra, cabizbaja y avergonzada, pero todos parecieron querer copiar la acción de Eren, menos Mikasa.

-¿Y cuantos años tienes?-se preguntaba Connie, acercándose a Leandra para adentrarla a ellos.-¿Eres familia de Mikasa o Levi?-continuó preguntándole Sasha, mientras que Leandra caminó con ellos cabizbaja.-Que hermoso cabello tienes.-halagaron Jean e Historia a la vez.

-Oigan, la van a molestar, denle espacio.-pedia Eren, intentando de que todos se distanciarían de ella, pero Leandra tan solo los escuchaba.

Me quede observando cómo esos chicos avanzaban, ellos eran sumamente únicos, cada uno diferente y genuino, me era imposible no decir que los estimaba, fuera poco, pero lo hacía. Se volvían una parte de mi día que necesitaba tener, o al menos sentir. Ellos me hacían sentir que era un guía, uno con el que ellos necesitaban contar como yo con ellos. Alenté a Grace para que caminara a mi lado, esta, sonriendo ante la actitud de los chicos, sonrió. Caminamos todos juntos por los pasillos, y hoy, a pesar de ser un día donde aún continuaba con mi duelo, me sentía bastante bien, al punto de que podía ser capaz de esbozar una sonrisa sin forzarla. La noche cayó, y la ceremonia continuaba. Había un gran bullicio de felicidad y festejo a mi alrededor. Había una gran iluminación en la sala, yo me mantenía distante, charlando con viejos conocidos de una manera reservada. Los chicos, estaban en la pista, danzando y riendo, como todos infantiles que aún seguían siendo. Yo disfrutaba verlos desde aquí, los vigilaba para que no cometieran alguna incredulidad delante de toda esta gente a la que le alardearon sus rasgos y habilidades en batalla contra titanes. Me removí, observando como en una de las sillas, Leandra estaba sentada observando todo a su alrededor, mientras comía junto a Sasha, pero ambas parecían estar en un gran silencio.

-Levi.-me giré, observando a Erwin, quien parecía tener un vaso repleto de alcohol.-¿Todo en orden?-me preguntó, seriamente a mi lado.

-Eso debería preguntártelo yo.-esbocé, haciendo una seña a su vaso, pero Erwin denegó como si no fuera nada.

-Por alguna razón, todos hoy parecen estar agradecidos con nuestro trabajo.-comentaba.-Es por eso que quiero agradecerte por confiar plenamente en mi juicio, sin dudarlo una sola vez. Eres mi amigo, Levi.-afirmó Erwin, mirándome detenidamente, yo asentí.

-Erwin, tú también eres mi amigo.-afirme igualmente a su sentimiento hacia mi, viendo como eso parecía relajarlo por completo, pues dirigió su mirada a la pista de baile.

-¿No bailas?-me preguntó, en un tono de broma.

-Soy más de los que observa.-respondí, viendo como sonrió de lado, hasta que levantó la mirada.

-Es increíble, ¿no?-se preguntó él, llevando mi mirada a donde estaba la suya, encontrándome con ella, con Adeline, quien bajaba delicadamente unas escaleras con un hermoso traje y peinado, lucía espléndida.-El ver cómo evolucionan, es increíble. Adeline fue de esos soldados que nos seguían, creyendo que no tenía la potestad para pelear por sí sola, y aquí está. Por alguna razón, me siento honrado de vivir este momento junto a todos ustedes.-musitó, pero yo solo observe cómo ella sonreía genuinamente, abrazando con fuerza a Eren, mientras que se le unía Armin y Mikasa.-Yo la guíe hasta aquí, como a ti. Pero lo que más me honra saber, es que la guíe a salvar a esos niños, y sin ellos, no hubiéramos avanzado tanto como lo hemos hecho. Armin, Mikasa y Eren, son una fuente de conexión para nuestro futuro.-seguía comentando, viéndoles tan felices junto a ella.

-Estoy de acuerdo.-musité, viendo como ella se distanciaba de ellos, acercándose a nosotros con sus mejillas coloradas, estaba pasmada.

-Si otra vez estaban hablando de mi, tengo el poder para arremeterles un castigo.-expresó ella, llegando hasta nosotros, mientras que Erwin sonrió.-Chicos, gracias por confiar en mi.-agradeció ella, y es que, hoy parecía ser ese día donde todos estábamos melancólicos.

-Yo soy quien debería estar agradecido.-indicó Erwin, tocando el hombro de Adeline.-Ustedes son especiales para mi, no lo olviden.-comentó, mirándonos a ambos.-Creo que un brazo me basta para bailar.-dijo, absorbiendo más de su vaso, para aislarse de nosotros, y tuve que hacerlo, tuve que sonreír porque Erwin se veía patético embriagado.

-¿Qué te parece?-me preguntó Adeline señalando su atuendo, mientras que ambos caminamos al balcón abierto que nos dio una leve ventisca fresca.

-Me parece que te ves igual de hermosa como el día en que te conocí.-musité, ambos nos detuvimos frente a la baranda estructural, mirándonos detenidamente a los ojos.-Parece ser que ahora está será una etapa distante de la legión, ¿no?-le pregunté, viendo como fruncía el ceño.

-¿Es eso lo que te preocupa? ¿Que este lejos?-me preguntó, mirándome.-Decidí ser la reina del exterior para permanecer con la legión, Levi.-esclareció, pero eso ya lo sabía.

-Eso lo sé de sobra.-indique, observando al interior del gran salón, viendo como Eren pareció acercarse a la mesa donde estaba Leandra, estrechándole su mano, la invitaba a bailar.-Pero, ya no sería una gran pelea para mí el que estés lejos.-musité, viendo como ella bajaba la cabeza sonriente.-La diferencia es, que ya no hay nadie que pueda alejarte de mi.-expresé, viéndola pasmada.

-Levi.-me llamo en un hilo de su voz.-¿Qué va pasar con nosotros?-me preguntó, levantando esa mirada, mostrándome sus ojos color avellana.

-Adeline.-me quede observándola, observándola detenidamente, tanto que no pude ni hablar cuando un gran bullicio se recreó en el salón, escuchando grandes aplausos.

-¡Felicitaciones!-me quede impresionado, pero sonreí ampliamente cuando vi cómo Erwin, quien estaba arrodillado frente a Grace con un anillo, la abrazaba ante su aceptación.-¡Vivan!-gritaba la gente, y a mi lado, Adeline sonrió.

-Ven.-estreche mi mano, viendo como ella me miraba.-Vamos a bailar.-la invité, viéndola dudosa, pero acercó su mano a mi, para que la removiera hacia el gran salón, donde el bullicio se relajó en una música lenta y suave.

No sabía bailar, pero el deseo de sentir su cuerpo junto al mío, de que su respiración chocara con la mía, era grande. Adeline se aferró a mi cuerpo, sentí todo su calor en mi, mientras que nuestros labios se rozaban cada vez que nuestros rostros se acercaban el uno al otro. Esto se sentía bien. Continué moviéndome ritmo lento, todos bailaban. Amigos, conocidos, amantes. Todos estaban bailando aquella pista tan suave de música, incluso los que no se amaban, los que se odiaban, los que se estimaban, este día sería para recordar que aún éramos humanos, que aún sentíamos. Le di una vuelta a Adeline, reluciendo su vestido como toda una reina, mientras que vi atrás de nosotros como Eren bailaba cuidadosamente con Leandra, quien estuvo cabizbaja todo ese rato. O, Grace y Erwin bailando felizmente enamorados, a su lado incluso Hange danzando con Moblit. Todo parecía estar bien para todos, tan bien, que necesitaba que fuera más único y viviente de lo que era. Jale la mano de Adeline, ella sonrió, sonrió como esa flor con pétalos vivientes que vivía en mi jardín, la jale con fuerza mientras paseábamos entre las otras personas. Camine, abriendo la puerta de ese gran salón, escabulléndonos como esos amantes que solíamos ser. Hoy, me sentía vivo, y aunque mañana quizás no, aferré a Adeline a mi cuerpo para besarla y recordar que aunque no tuviera esperanza en este mundo, podía tenerlo en ella.

───

Próximo capítulo: Porque nací aquí.
La legión de exploración se dirige al cuartel de reclutas para aclarar un recuerdo de Eren.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro