𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Las calles del pasado.

Yacía parado en aquel tejado, acariciando mi pierna derecha. Era como si tuviera un músculo pasmado, me dolía de momento, pero podía soportarlo. Desde aquí, podía ver varios puntos del distrito Trost. La luz del día estaba en todo su apogeo, aún con la calor que transmitía los rayos del sol, continuaba cubriendo mayor parte de mi cuerpo con la capa verdosa, un verde desgastado. Los subordinados de Hange me transmitían señales a través de otros cercanos distantes a donde yo estaba parado, indicándome que el proceso de nuestra misión, iba en marcha. Debía admitirlo, ese niño de azulados ojos era más ingenioso de lo que creí. Su plan, yacía funcionando como distracción, a menos ahora, porque desde que pisamos el distrito, algo no se sentía bien. El ambiente estaba pesado, podía presentir que algo no estaba marchando como debía, o que estábamos dejando algo atrás. No sabia si el cambio de dobles que hicimos con Eren e Historia, junto a Jean y Armin, funcionaria del todo, para evadir las fuerzas de la policía militar, pero lo que me hacía extraño era que los que capturaron a Jean y Armin, eran simples personas aficionadas. Esto debía ser una trampa. Una insólita trampa en la que caeríamos, fuera ahora o después. De reojo cambié mi mirada, ante sentir los talones de unos zapatos, pudiendo distinguir a Mikasa atrás de mi. Ella estaba serena, con esa neutral expresión.

-Mikasa, dime cómo van allá dentro.-le pedí, estando en distancia con ella, siendo Mikasa la encargada de dirigirse en defensa de Jean y Armin.

-Si nos atrasamos, van a descubrir el disfraz de Armin. Siento lástima por él.-expresó, sabía que debían estar pasándola mal, esos hombres eran unos cerdos e incompetentes.

-Entiendo.-asentí, sumamente pensativo, aún podía sentir que algo no estaba yendo bien.

-¿Como está su pierna? ¿Se encuentra mejor?-me preguntó, a lo qué de reojo volví a mirarla notando como se dirigía a mi preocupada.

-Si. Puedo moverme bien, no hay problema.-asentí, acariciando mi pierna derecha en demostración que todo estaba bien.-Lo que importa ahora, es que esos captores, solo son unos aficionados. ¿Por qué contrataron a esos sujetos?-me preguntaba, levantándome del tejado.-Ustedes pueden encargarse del resto. Yo iré donde se encuentra Eren. Reúnanse conmigo luego de deshacerse de esa maldita escoria.-le pedí.

-A la orden.-asintió ella, mientras que acomode mi equipo de maniobras tridimensionales para removerme hacia donde Eren debía estar junto a Historia, en la carreta que los llevaría a un lugar más seguro.-Capitán.-me detuve en seco ante escucharle, girándome para observarla directo a sus ojos.-¿Adeline estará a salvo con usted?-me preguntó, dejándome inquieto ante esa pregunta de doble filo.

-Ella nunca ha estado a salvo conmigo, nunca.-musité, dejando a Mikasa en tensión.-Pero, intentaré de que podamos mantenerla a salvo con Eren e Historia, en los peores casos, Adeline sabe lo que tiene que hacer.-esclarecí, intentando de calmarla.

-Adeline siempre ha cuidado de nosotros. Desearía poder cuidarla, aunque sea una ves.-decía ella, sentida, cabizbaja, escuchándola; me inmovilizaba para prestarle atención a su desahogo.-Lo lamento capitán, ya puedes irte.-dijo, mirándome.

-Una cosa más, Mikasa. Solo te lo dire por si acaso, díselo a Armin y los demás.-expresé, viendo como ella me miró, esperando una respuesta.-¿Sabes quien es Kenny el destripador?-le pregunté, pero ella negó.

Ante su negación, no me quedo más remedio que abrirle una caja de mi pasado, como si la llevara albergar en las mismas calles en las que conduje alguna ves. De ahí, dejé todo en manos de Mikasa. No solo un poco de mi confianza, si no, en la estructura de la disciplina donde ella debería respetar mis acatamiento. Sin importar cuán en desacuerdo estuviera, se acató. La vi asentir con pereza, pero su baja cabeza me hizo entender que me demostraba el respeto que me merecía como su capitán, como el líder que los dirigía hasta aquí con sanidad y vida. Me aparte de ella, dejándola atrás. Mikasa y yo teníamos el mismo semblante, como si viniéramos de algún mismo lugar donde nos entrelazaban. Su mirada. Su manera tan brusca de defender o abalanzarse hacia el peligro, se me hacía un reflejo de no sólo yo, si no, se la chica de azulados ojos que tenía en mi pensamiento desde ayer, al punto de que no fui capaz de pegar un solo ojo. Hace mucho no rondaba en mis memorias, pero ella ayer alborotó todo de mi, en cuestión de segundos. Con mi equipo de maniobras tridimensionales ma abalancé al vacío, gastando mínimo de gas antes de que pudiera rodear el alterno camino y extremo donde debía estar Eren e Historia, en vigilancia con otro de los subordinados de Hange. Ante eso, me detuve en seco en el suelo, con una caída liviana para así, observar detenidamente el cuerpo de aquella joven adulta, quien me miró.

-¿Funcionó?-me preguntó Adeline, quien tenía su capucha cubriendo su rostro, pero sus ojos avellana me miraban directamente.

-Si. Aunque no creo que Armin y Jean vuelvan hacerse pasar por dobles. Mucho menos de Historia y Eren.-le respondí, viendo como asentía.-¿Todo en orden aquí?-le pregunté, sabiendo que en el tejado, se encontraba nuestra subordinada observando el lugar por donde la carreta estaría yendo.

-¿Por qué ayer mencionaste a ese tipo?-me detuve en escucharla, y más cuando no respondió mi pregunta anterior.-Estuve toda la noche intentando de entender tus pensamientos, y porqué repentinamente empezaste a pensar en él.-musitó, mirándome pensativa, pero me conocía como la transparente agua.

-¿Crees que la policía militar contrataría aficionados para llevarlos a ustedes?-le pregunté, intentando de que ella misma esclareciera sus pensamientos, la vi asombrada.-Le he avisado a Mikasa. Debe estar informándole a los demás.-comente, viendo como ella asentía.

-¿Tú crees que él esté rondando por aquí?-me preguntó seriamente, con su voz temeraria, porque estaba en un hilo de frialdad.

-En el peor de las casos Adeline, huye sin Eren.-le dije, viendo como ella cambiaba la mirada.-Kenny es un asesino. Sabe más de estrategias de lo que crees que yo sé. Si los perdemos a los tres, caeremos en desventajas. Es mejor que salgas del perímetro, nos encontraremos de alguna manera.-dije, llevando mi mano a su hombro, pero ella se distanció de mi, para con su equipo de maniobras tridimensionales, subir al tejado.-Tsk.-me quejé, apretando mis puños, antes de subir también al tejado.

-Capitán.-camine en cuclillas, escondiéndome detrás de una chimenea, observando a Niffa, de mi lado izquierdo, mientras que Adeline estaba en la misma estructura que yo, pero en mi lado derecho.

-¿Y bien?-le pregunté a esta, observando cómo la carreta iba en marcha, traspasando a nuestros dos más protegidos.

-Hay mucha gente en las calles, pero todo se ve normal. Pronto llegaremos con el comandante Pixis capitán, ya falta poco, ¿qué pasó con los dobles?-me preguntó Niffa, luego de responder mi pregunta.

-Funcionó a la perfección.-musité, cabizbajo, mientras nuevamente empezaba a sentirme pensativo.

-Aunque no parece estar muy contento.-opinó ella, mirándome, examinando que no estaba muy satisfecho sobre el plan que realizamos.

-No es eso.-musité.-Es que algo no está bien. No es una jugada de la policía militar, son demasiado arrogantes. No contratarían aficionados, he visto esto antes, asumiendo que siguieran en esa carreta y vinieran hasta aquí en grupo... -me decía a mi mismo, quedándome aturdido.

-Capitán, la carreta parece estar avanzando de nuevo.-me avisaba Niffa, obligándome a ver su punto de vista, pero la tensión que sentía en este momento, era más fuerte que mi juicio.

-Adeline.-giré mi rostro, observando como Adeline miraba la carreta donde yacía su hermano.-Vete de aquí... -le pedí, haciéndola tensar ante lo que dije, pero ella se quedó inmóvil.

-Capitán, ¿qué ocurre?-me preguntó Niffa, curiosa ante escuchar lo que le decía a su otra líder, quien continuaba inmóvil.

-Niffa, ¿has oído hablar sobre Kenny el destripador?-le pregunté a ella, viendo como extrañada parecía saber de quien hablaba.

-¿Habla del asesino en serie de la capital?-se preguntó.-Escuché que degollo a toda una élite de policías. Pero solo se trata de una antigua leyenda urbana, ¿no es así capitán?-me cuestionaba, inquieta en su pregunta.

-No realmente existe. Todo lo que oíste es verdad.-afirme, viéndola impresionada.-Viví un tiempo con él. En esa época, yo era un mocoso.-esclarecí, viéndola aún desconcertada.

-¿Qué? ¿Por qué habla de eso ahora? No es momento de hacer bromas capitán, Levi.-decía.

-Es verdad. A él no le importa contratar aficionados, cuando debe seguir a su objetivo en grupo, se acerca desde la retaguardia, desde un punto alto con buena vista. Lo más absurdo de todo es que... si vienen por Adeline, él vendrá por mi, porque sabría que ella estaría aquí y... -me tense, sabiendo que estábamos en el maldito lugar equivocado.-¡Niffa!-grite girándome, para alertar nuestra movilidad, pero en ese pequeño transcurso, el suspiro de mis palabras equivalió al mismo ritmo en que la bala fragmentó su cien, matándola delante de mi, mientras su sangre salpicó alrededor.

-¡Ah!-me quede con los ojos abiertos como plato ante el sonido de otros leves disparos, obligándome a esconderme nuevamente detrás de la chimenea, estirando mi brazo hacia Adeline, quien yacía aturdida y confundida, pero ella sabía lo que estaba sucediendo, lo había presentido.

-Hola, Levi. ¿Ya creciste un poco?-mi piel se erizo, esa voz, esa gruesa voz y ese cargamento de balas, me hizo sentir que no había salida, al igual que en cuanto vi como en el cielo se reflejaban la oleada de soldados que él tenía, nos había acorralado.-¡Yuju! ¡Oh! ¡Oye, sigues igual de enano que siempre!-grito él, en el momento que se elevó en el cielo, topándome nuevamente con esa incrédula sonrisa.

-¡Kenny!-grite estupendamente, como si me escapara el corazón por la garganta, lanzando una de mis hojas sin parpadeo, viendo como solo hizo tacto con el arma que protegió su rostro.-¡Huye!-le pedí a ella, impulsándola con fuerza del tejado, cubriéndonos del disparo que ese fenómeno lanzó, pero tan solo le dio a mi capa verdosa, fragmentándola.-¡Yo voy tras Eren!-le avise, viendo en sus ojos el temor, ese que te comía los huesos.

-¡Oh no, ella viene con nosotros!-fue lo que escuché provenir de Kenny, de Kenny Ackerman, a quien evadí cuando me fui corriendo con velocidad por el tejado.

Gruñí, el hecho de ver a esa joven chica sin vida aún lado, me retorcía el alma. Me deslicé por el tejado, raspando todo mi cuerpo con los ladrillos gruesos del techo. Caí al precipicio, al igual que Adeline, pero ambos nos elevamos con los equipos de maniobras tridimensionales. Sobrepasamos los tejados, nos perseguirían y acorralarían en cualquier momento, pero lo que aún me estaba dejando el corazón sobresaltado del pecho, era que Adeline siguiera en mí misma dirección. No podía hacer mucho. Después de todo, era su hermano al quien capturarían, pero entre Eren y Adeline, no podía saber elegir. De un momento a otro, Adeline tomó más altitud, pude escuchar los disparos, pero en la giratoria que hice, me topé con la carreta donde Eren e Historia debían estar. En ese momento, el cuerpo de uno de los subordinados de Hange, se arrastró sin vida por las calles, ensangrentándolas. Apreté mis dientes, utilizando más gas para acercarme a la mujer que pudo capturar la carreta, inmovilizando por completo a los dos chicos que yacían ahí, tumbados encima del otro, inconscientes. Me inmovilice, obligándome a bajar de altitud y enganchar mis ganchos en el suelo para esquivar a los hombres que me acorralaron, pasando por debajo de ellos volví a levantarme en el aire. Mierda. Ellos ya sabían exactamente cuáles eran nuestros planes. Seguí avanzando, escabulléndome por los callejones, viéndome obligado a sobrepasar carretas con cajas que bloqueaban mi escape de ellos, pero la sombra de ese hombre y su disparo, me alertó por completo.

Kenny, ¿qué demonios haces en la policía militar? Era la única pregunta que retumbaba en mi cabeza, mientras recordaba al hombre que me rescato del abismo que me llevaba a la muerte en aquella habitación, la misma en donde mi madre permaneció muerta sin que nadie nos encontrara por semanas, pero solo él apareció. Otras sombras distinguieron mis ojos, alce la mirada, pudiendo observar y distinguir como Adeline corría entre los tejados, corría rápidamente y se impulsaba con sus equipos de maniobras tridimensionales, sin mirar atrás lo que se iba encima de ella. Pude verla, ese cabello negro amarrado en una trenza, esa facción de su rostro y la forma de su cuerpo, me hizo reconocerla. Me quise elevar en el cielo, sabiendo que probablemente Adeline no tendría escapatoria de esa mujer, de ese demonio creado por la misma oscuridad en la que crecí, pero los disparos se hicieron presentes, obligándome a esquivarlos, trepando las paredes y deslizándome por un puente de reconstrucción. Agitado retomaba respiración, la adrenalina que sentía me eliminó el ardor que debería sentir luego de que una de sus balas cruzara por completo mi hombro, para continuar en mi ceja, casi en mi cien. Aunque la sangre se alborotó, no me detuve por la ráfaga y continué corriendo, mezclando mis movidas con la altitud que retomaba. Así que con fuerza, viéndome sin escapatoria, mi gancho se fue a la distancia de lo primero en lo que pude engancharme, obligándome a dejarme llevar por el, para así, romper un fragmento de puerta con el talón de mi pie, y engancharme en una barra.

-¡Es Levi, el de la legión!-avisaba uno de los hombres ante verme, pero todos estaban igual de impresionados por mi presencia.

-¡Bienvenido señor!-me expresó el señor aún lado de mi, quien aterrado y tembloroso me miró, pero no tarde en visualizar que Kenny se acercaba.

-Maldita sea. A este paso perderé a mi escuadrón, a Eren, Historia y a Adeline.-murmuré a mis adentros, llevando las yemas de mis dedos a mi ojos, manchado de sangre que se escurría hasta la mandíbula, pero me obligué a bajarme del bar, escondiéndome atrás de este.

-¡Pero que cosa tan curiosa, este lugar tiene un hedor a rata!-altamente esa voz hablo, desde afuera.-¡Sal de ahí, ratita enana!-pedia, hasta que su voz se acercó más.-¡Te encontré, aquí está la policía militar para exterminar esta peste! ¡Bam, bam!-sus pasos se escucharon fuertemente, Kenny estaba aquí.-¡Cárajo! ¿¡No estás aquí!?-se preguntó, desilusionado.

-Aquí estoy Kenny. Ha pasado mucho tiempo, la verdad no esperaba que siguieras con vida. Después de masacrar a toda la policía militar, ¿decidiste unirte a ellos?-le pregunté, teniendo la valentía de exponerme, pero era lo menos que podía hacer ante la presencia de este hombre.

-Los adultos hacen cosas que un mocoso como tú jamás entendería. ¡Ups! Perdóname, es que eres tan enano que se me había por completo que eres un adulto. No tienes idea de lo ansioso que estaba por verte mocoso. No sabía que le darías un tan bien uso a todas las técnicas y trucos que te enseñe, pero que lo más mal educado de tu parte es, ¿por qué no me has presentado a la bastarda de la que te enamoraste?-se preguntó, refiriéndose a Adeline.-¿Dónde está Levi? ¿También le enseñaste a cómo escabullirse dentro de las alcantarillas cómo ratas que son?-apretaba los dientes, él sabía que ella estaba expuesta allá afuera, pero la maldita que la seguía, ya debió haberla acorralado.-¿Nunca te dije que le pasa a las ratas acorraladas? No importa hacia donde salgan corriendo, les vuelan los sesos desde arriba. Así que, escucha Levi.-lanzó aquella silla, la cual se fragmentó en las botellas de alcohol, aquellas que se derramaron por todo este lugar, incluyendo encima de mi. -Por una razón te uniste a la legión de exploración, y yo creo saber cual es. Nuestra única opción era vivir entre los deshechos, hacíamos lo que fuera por sobrevivir. Cuando tú y yo descubrimos lo grande que era este mundo, la realidad nos dio el doloroso mas duros de todos. Pero ambos fuimos salvados, encontramos lo que queríamos hacer. Fue así de simple. La querías encontrar, la hallaste, la tienes, pero ahora tienes que devolverla. Si, eso también es simple al igual que lo único que llenaba nuestro vacío, era ese pasatiempo.-musitó, tan neutral.

-¿Pasatiempo? ¿Entonces volarle los sesos a mis compañeros es tu pasatiempo?-pregunte, girando aquella botella donde pude reflejar su movimiento, pero yo, tomé la escopeta que estaba debajo de esa encimera.

-¡Claro! Mataré a todos los necesarios para alcanzar todo lo que quiera, incluso si eso implica matar a esa mocosa por la cual te fuiste de la ciudad subterránea. Además mocoso, tú también matas por beneficio propio. ¿O ya se te olvidó cuando mataste a ese bastardo a sangre fría cuando eras solo un niño?-me preguntó.

-¡Si!-respondí, elevando el arma para dejarme llevar por el ángulo del reflejo de la botella, viendo como aquel tiro, lanzó a Kenny fuera del bar, logrando que yo pudiera sobresalir.-Le agradezco por la ayuda anciano.-agradecí, lanzando una silla afuera del bar, para escuchar el disparo que me hizo asegurar mi salda, enterrando mi gancho en el craneo de aquel sujeto que cayó al suelo ensangrentado.

-¡Ahí está, captúrenla!-escuché luego de que me pasara de una ventana a otra, para observar a Adeline desde la otra parte del tejado, tomando altitud con sus equipos.

-¡Adeline!-le grite, llamando su atención, sus ojos me miraron con convicción, su cabello estaba suelto y su ropa, manchada de sangre, pero ante eso, se fue acercando a mi, mientras que su gancho se enganchó en el pecho del hombre delante de mí que me atacaría.-¡Sigue adelante!-le pedí mientras que con el cuerpo que yació fallecido, lo utilice de escudo para esquivar los disparos de los hombres que nos querían acorralar, viendo como Adeline pasó delante de ellos, traspasando su espada.

-¡Me hirió, la chica que me seguía me hirió!-me avisó, deteniéndose en seco, pude ver su pierna ensangrentada y como ella yacía pálida, pero ante la movilidad de disparos, corrí hasta ella, apretándola contra mi, para elevarme con su peso y el mío en el aire.-¡Atrás de nosotros!-me aviso, lo cual la solté espontáneamente, para dejar que ella con su gancho fragmentara nuevamente el cuerpo del hombre, obligándolo acercarse a ella, y ahí, con mis hojas, traspase todo su costado, viendo como la sangre cayó de picada en el suelo junto a su cuerpo.-No puedo... mierda.-se quejaba, gruñendo, mientras veía sus venas marcadas ante intentar de aguantar ese dolor que sentía en su pierna izquierda.

-¡Adeline, te dije que huyeras desde un principio!-avise alterado, postrándome en aquella pared, reteniendo su cuerpo.-¡Si te llevan... -no pude terminar, apreté mis dientes con mucha fuerza, intentando de no arremeter contra ella, y más cuando pude distinguir a los chicos en el aire.-¡Sigan a la carreta!-les pedí.-¡Escuchen, ellos suelen matar a otros humanos, ya mataron a tres de los nuestros! ¡Para recuperar a Historia y a Eren, no podemos dudar! ¡Si tienen oportunidad, mátenlos!-les indique, aún sosteniéndome junto a Adeline en la pared.-¡¿Me han comprendido?!-les cuestione ante verles asombrados, e incluso, dudosos.-¡Armin, Jean, suban a la carreta! ¡El resto cúbranlos!-ordene, viendo como Jean aturdido, no se removía de su altitud.

-¡Si, señor!-exclamo Armin, moviéndose a la carreta junto a Jean, mientras que Mikasa en la altitud, atacaba a los próximos contrincantes.

-¡Levi, cuidado!-el grito de Adeline tapó mis tímpanos, pero me dejó confundido ante sus manos empujarme fuertemente, haciéndome perder el balance de mis equipos por la ráfaga de disparos que nuevamente nos agrietaron, pero en eso, no pude reaccionar cuando vi coló arriba del tejado, le dispararon.

-¡No!-grite estruendosamente, viendo como el cuerpo de Adeline se desvanecía ante aquella extraña aguja que había en su cuello, perdiendo conciencia.

-¡Capitán!-todo se volvía lento, el grito de Mikas pidiendo socorro, la carreta estar siendo manejada por los hombres de Kenny, y aquella mujer de azulados ojos mirarme detenidamente mientras apretaba el cuerpo de Adeline junto al de ella.

-¡Leandra!-grite, nuevamente de esa manera que sacaba todo el infierno que se desataba en mi corazón, iba atacarle, pero me vi obligado a moverme cuando los hombres atrás suyo, abrieron fuego contra mi.

-¡Jean!-me bloquee, observando desde el punto de Mikasa, como aquella mujer que le apuntaba a Jean, cayó al suelo arrollada en cuanto Armin abrió fuego en contra de ella.

-Mierda, ¡Armin, Jean!-alerte, viendo la élite de soldados que se dirigían a ellos, obligándome a tener que decidir por ellos, antes que por Adeline.

-¡No, Adeline!-Mikasa, cayendo en el suelo mientras que deje a Jean consiente en una esquina del callejón, vio al igual que yo, como esa mujer se montaba en la carreta, con el cuerpo de Adeline.-¡No, se la llevan!-gritaba ella, pero fuertemente me coloqué delante suyo, sintiendo y sabiendo la frustración.

-¡No los sigas, debemos retirarnos!-le pedí, impidiendo que siguiera avanzando, pero ella se removía, se removía inquieta y impotente.

Mikasa grito fuertemente. Incluso me culpo, pero impotente, se desprendió de mi, tirando sus hojas. Me quede parado, otra vez estaba pasando, como aquel día. Me quede mirando detenidamente aquella compuerta por donde se habían ido, aturdido, dejé caer mis hojas. Era la segunda vez que me derrotaban. La primera vez que sentí esto, era un niño y creí que lo olvidaría, pero ahora que lo estaba sintiendo, era inevitable escapar de ese sentimiento de impotencia que te consumía. Toque mi cabeza, esas punzadas en la cabeza, esas que me agrietaban por completo, eran molestas y continuas, como ese día en donde la alejaron de mi, donde se la llevaron. Estaba parado, como hace años atrás, observando cómo Grisha Jeager jalaba el brazo de su hija con fuerza ante esta mirarme con sus ojos humedecidos porque la aislarían de mi. Fue la primera vez en mucho tiempo, que lloraba, quedándome en ese asqueroso callejón, esperando que ella volviera, pero él ni siquiera jamás volvió a visitar la ciudad subterránea. Parpadeé, apretando los dientes con fuerza, la misma que me hizo lanzar mis hojas hacia la compuerta, pero no llegaría a nadie, ni siquiera tocaría nada, solo vi como perdieron altitud y cayeron al suelo, haciendo ese sonido de desvanecimiento.

-Leandra... -la nombre, frunciendo el ceño mientras seguía viendo la compuerta, y las punzadas de mi cabeza se hacían más intensas.-Te voy hacer el cuerpo pedazos.-murmuré entre dientes, recordando como sus azulados ojos me miraron cuando recogió el cuerpo de Adeline, esa mirada, esa maldita mirada que me dio.

───

Próximo capítulo: Un agrió enemigo.
Para encontrar a Eren, Historia y Adeline, Levi hará lo imposible, incluso si debe enmascarar a una aliada del pasado.

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