𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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Un agrio enemigo.

Podía ver el atardecer caer a nuestros pies, y aún, estábamos inmóviles. Sentado encima de un cajón, me encontraba cabizbajo. Todos esos chicos estaban en un círculo alrededor de mi. No hablaban, no se miraban, estaban aturdidos. La herida de mi ceja, fue restablecida al igual que la de mi hombro, cocida a sangre fría y sintiendo como una aguja traspasaba mi piel, logramos cerrar la abertura. Mi camiseta estaba manchada de sangre, no sabía distinguir si era mía o no, pero lo único que sabía era que, Armin estaba consumiéndose por sus acciones. Alce la mirada, él no comía ni una migaja de esas galleta. Se la había otorgado para que no se quedara sin comida, se que no me lo perdonaría si lo dejaba hambriento, pero de seguro, Grace tampoco. Sus azulados ojos estaban perdidos, recordando cómo le apuntó aquella mujer y la mato. Entendía sus pensamientos, sabía lo friolento que era procesar el hecho de que mataras a alguien. Bufé en un tono bajo, otra vez esa punzada molesta en mi cabeza, otra vez podía sentir como me abrumaba. Esclareciendo en mi mente, los ojos avellana de Adeline y su cuerpo desvanecido e inconsciente en la carreta, no me dejaba estar tranquilo. Ya lo sabía. Sabíamos que esto sucedería, pero creí que podría haberlos salvados, y aún así, falle.

-¿Qué ocurre? ¿Les da asco comer en un lugar tan sucio?-pregunte, intentando de evadir mis propios pensamientos, observando a Armin mirarme aturdido.

-No, señor.-me respondió respetuosamente.-Jean, hay algo que aún no logro entender... -musitó, refiriéndose a su tenso amigo aún lado suyo.

-¿Qué Armin?-le preguntó este, dejando de caer una gota de sudor, Jean estaba igual de afectado que Armin.

-Cuando apunte el arma para salvarte, habría creado que era demasiado tarde, perdón, pero ¿por qué fui yo el que disparó primero?-se preguntó Armin, sin mirar a su amigo quien hizo temblar sus labios sin respuesta.

-Fue porque...

-El enemigo dudo en disparar por un segundo. ¿No fue así?-interferí yo, interrumpiendo la temblorosa habla de Jean, quien me miró, pareciendo darme la razón.

-Armin discúlpame, yo debí haber disparado el arma contra esa enemiga.-expresó Jean, avergonzado.

-¿Entonces eso pasó?-se preguntó Armin, bajando la galleta hasta sus rodillas, como si sus músculos se debilitaran ante la verdad.-La mujer a la que mate, debió ser una buena persona. Apuesto que ella era mucho más humana de lo que soy yo. Jalé el gatillo sin ni siquiera pensarlo, fue automático.-decía.-Lo curioso es que... no pude dispararle a la mujer que se llevó a Adeline. No pude salvarla.-añadió, afligido, pero por un momento esas últimas palabras sacudieron mi juicio por completo; yo tampoco pude salvarla.

-Escucha Armin, a partir de ahora tienes las manos manchadas de sangre. Así que no volverás hacer la misma persona.-expresé, sin filtro, viendo cómo Mikasa se intensificó.

-¿Por qué le dice eso?-me preguntó, sintiéndose alterada ante mi honestidad.

-Debes aceptar en quien te has convertido. Si tus manos no se hubieran ensuciado con la sangre de esa mujer, tu amigo no estaría aquí para contarlo.-expresé, firmemente.-La única razón por la cual disparaste, fue para que no mataran a tu compañero. Armin, gracias a que te ensuciaste las manos, no perdimos a otro compañero del equipo. Así que gracias.-musité, viendo como Armin parecía relajarse más, como pareció entender la situación por completo; él había sido un héroe.

-Capitán Levi, yo siempre creí que pelear contra otros seres humanos estaba mal. Y que usted se equivocaba al ordenarlos a hacerlo, tenía mucho miedo de herir a una persona. ¡Pero fui yo quien siempre estuvo equivocado, la próxima vez no dudaré en matarlos!-afirmó Jean, mirándome fijamente, pero yo tan solo de una manera neutral me dirigí a él.

-Nunca les dije que lo que yo hago, fuera lo correcto. No sé si matar este bien, o este mal. Por lo tanto, ¿aún piensas que tu pensamiento esté equivocado?-le pregunté, viendo como nuevamente lo hacía pensar de sus palabras, pero dejando el vaso de agua aún lado, me levante del cajón.-Bien soldados, es momento de escuchar lo que este hombre tiene que decirnos.-expresé, levantándome para observar al obeso hombre amarrado que yacía sentado en el suelo, mirándome con temor en sus ojos; lo habíamos capturado, a él, y a su carreta para poder hacer el escape de los dobles que fracasó.

-Espere señor, yo solo soy un pobre viejo al que contrataron para conducir una carreta.-fue lo primero que murmuro en cuanto le quite el vendaje de la boca.

-Ah, ya te había visto antes. Recuerdo que en la ciudad unas personas te decían jefe.-musitó Mikasa, mirándole fijamente, pero en si, tampoco tarde en reconocer quien era este patético hombre.

-Ya se quien eres, eres Dimo Reeves. ¿Verdad?-le pregunté, descifrando por completo quien era, podía reconocerlo, la gente le idolatraba por cualquier cosa; era un negociante.

-Seguí las órdenes del primer escuadrón de la división interna. Pero fracase durante la operación, y ahora la compañía Reeves será confiscada en su totalidad. Por lo tanto, mi estúpido hijo, mis hombres y yo moriremos en supuestos accidentes.-comentó, rendido ante sus pies, a lo que extrañamente le mire.

-¿Vas a dejar que te maten tan fácilmente? Escucha idiota, el distrito Trost a duras penas sigue en pie. Pero es gracias a la compañía Reeves, le da a su gente bastante trabajo. Por lo tanto, si ustedes y la compañía desaparecen, ¿cuánta gente sobrevivirá al invierno?-pregunte, mirándole con convicción, buscaba una manera de convencerle, lo necesitábamos; era un hombre de muchas influencias.

-¿Dices que, nos unamos a ustedes?-me preguntó.

-Lo único que quiero, es que nos digas dónde esta Historia, Eren y Adeline.-esclarecí.-Si proveen a la policía militar, entonces podemos hacerlo.-detalle, intentando de persuadirle.

-¿Y de esa manera podremos evitar que todas las personas de Trost mueran de hambre?-se preguntó ante mi respuesta, a lo que no tarde en inclinarme delante suyo, teniendo un contacto visual más penetrante y honesto.

-No te lo puedo garantizar, pero puedo prometerte que trabajaremos para que así sea.-afirme, y él, pareció acceder, dándome un vuelo de alas que necesitaba en este momento.

-¿Cuál es el plan?-me preguntó, me levante del suelo, pensativo ante lo que me preguntó, viendo a todos alrededor.

-Primero, lo primero... -murmure, pensando.-Organizarnos.-indique, era lo primero que se necesitaba en un plan.-Nos montaremos en esa carreta, y llevarás a los líderes de la división interna hasta nosotros. Nuestro punto de encuentro será en las afueras de Trost, flanco derecho. La policía militar es escasa en ese lugar, pero tenemos un pequeño cuartel donde podemos interrogarlos para saber donde pueden estar Historia, Eren y Adeline.-le detallaba, viendo como asentía.-Les convencerás que los dejamos ir, y que creamos un plan para obligarlos a ustedes a traerlos hacia nosotros. Así creerán que nos emboscarán, pero será un abismo. ¿Entendido?-pregunte, viendo como este asintió.-Mikasa, suéltalos y escóltalos.-pedí, esta no tardó en obedecer mis órdenes.

-Espera, un momento señor Levi.-me giré, observando a Dimo Reeves mirarme nuevamente -Hay una mujer. Una extraña mujer que sabía sus intenciones de capturarme. De hecho, ha estado vigilándome desde antes que llegara aquí.-contaba, dejándome tenso.

-¿Cuál es su nombre?-pregunte curioso, sabiendo que los chicos estaban de igual manera.

-No me lo dijo.-respondió, pensativo.-Me dijo que usted la conoce, y que son buenos amigos. Tiene ojos azules, un cabello largo y lacio... es sumamente atractiva.-en ese momento, me di media vuelta en mis talones, para ocultar mi semblante y lo tenso que me puse.

-¡Papá!-regaló el hijo de Dimo, a quien Connie ayudó a levantar junto a Jean.

-Me pidió que si lograba escapar, me encontrara con ella en un callejón detrás de un bar en el distrito. Es el bar donde la policía militar es escasa, siempre son las tropas de guarnición que albergan por ahí.-contaba, detalladamente, Mikasa sin ganas le ayudó a levantarse, este se sacudió y la miró fulminante por su actitud.

-¿Y de lo contrario?-pregunte, curioso.

-Que llegarás hacia ella.-fue lo que respondió, haciéndome girar en mis talones, para dirigirme a mis equipos de maniobras tridimensionales en el suelo, aún lado de otros suministros.

-Capitán, ¿de quién está hablando?-se preguntó Armin, llegando a mi lado ante ver como me ponía mis correas, amarrando mi equipo.-Espera capitán, ¿irá solo?-continuaba preguntándose, a lo que yo, continué caminando.

-Si.-respondí fríamente.-Ustedes quédense aquí, preparen a estos dos obsoletos, no tardaré en volver.-les pedí, dejándolos con las palabras en la boca.

Pero, no había manera de que pudieras explicarle esta tensa y personal situación. Cerré la puerta de ese gran almacén a mis espaldas, se que tenían preguntas, esos mocosos eran muy curiosos pero la convicción con la que me miraron, no era curiosidad, era preocupación y temor. En este momento, yo era lo único a lo que podían aferrar su confianza y seguridad, se que estarían esperando desesperados que regresara, pero si no hacía esto ahora, no podría hacerlo después, la única opción que me quedaba, era seguir avanzando como siempre lo había hecho. Entre medio de la noche, salí. Sabía que estaría entrando en la boca del lobo, pero es a mi, siempre me había valido. Camine vagamente entre las calles, ese punto de encuentro no estaba tan lejos, lo que sí estaba lejos era mi falta de empatía y tolerancia, mucho menos hacia esa joven. La recordaba, cada fragmentó de su memoria, yo debía estar rondando, incluso en la parte más fría, pero ella era una pieza de mi pasado de la que nunca hablaba, mucho menos me gustaba recordar o pensar, pero desde hace días, Leandra no podía dejar de rondar en mi mente. No solo como un frío recuerdo que deje atrás, si no, por lo que habito siempre en su interior hacia mi. Me eleve con mis equipos de maniobras tridimensionales, ocultándome en los tejados. Aún habían campesinos, incluso algunos policías militares alrededores, luego del escándalo de hoy, debían estar fichándonos más que las veces anteriores.

Baje de altitud, caminando entre las calles, podía ver ese bar, soldados de las tropas de guarnición salían ebrios. Esta imagen era sosa, porque sé que si Adeline veía esto, no podría dejar de sentirse entristecida por un viejo recuerdo del pasado. Pase entre la gran fuente que había allí, cabizbajo, y con mi verdosa capa alrededor. No me verían, estaban muy ebrios para hacerlo. Entre la basura y las bolsas, camine, viendo las ratas sobresalir para escabullirse. Era asqueroso. El lugar de por si lo era, pero no me quedó más remedio, porque era la única manera de acercarme a quien estaba esperando mi llegada, y estando aquí, había llegado a tiempo. Me acerqué, la observe detenidamente. Un gran silencio se esbozó entre este pequeño callejón, la noche estrellada adornaba el cielo, escuchando unos pasos, haciéndome mirar detenidamente a ese punto de la oscuridad. Ella salió de las sombras, aquellas en donde siempre estuvimos, hasta ahora. La luz de la luna reflejó su rostro, esos azulados ojos que describían un cielo que nadie conocía, ni siquiera yo. Su cabello largo e oscuro, de ese negro tan intenso. Sus labios estaban finos y rectos, en una línea seria y sombría que reflejaba la tristeza, incluso amargura. Se cruzó de brazos, recostándose de aquella pared de ladrillos. Ella me examino, parecía también desconocer quién era a este punto.

-Leandra.-la llamé por su nombre, en una seria expresión, incluyendo la desconfianza, esperaba que se dirigiera hacia mi, así lo hizo.

-Ha pasado mucho tiempo, Levi.-indicó en medio de esta fría noche.-No creí que un hombre tan firme, fuera venir hasta aquí.-dijo, la brisa fresca se acoplaba a nuestra piel, la tensión, era inexplicable, pero muy abrumadora.

-¿Dónde están?-pregunté, sabía que ella más que nadie, podía dirigirme con desespero a donde quería ir, pero fríamente me miró como si no le importara, y eso, me enfurecía más.-¿Donde esta Adeline?-recalque la pregunta.

-Yo solo cumplí con mi trabajo. ¿Por qué me importaría?-pregunto, pero ante esa mirada sin importancia, dirigí mi mano con delicadeza a donde yacían mis hojas incrustadas, pero ella no tardó en descifrar mi movimiento de desconfianza.-Que mal educado.-esbozo, levantando su navaja con rapidez, y esa mirada desafiante, altero mis sentidos de defensa.-Creo que conoces mi semblante, no me molestaría dejarte aquí entre las ratas.-musitó, seriamente.-Como también se que por ella, eres capaz de dejar que las ratas me coman a mi.-esclareció, cabizbaja, dejando su navaja aún lado.-¿Por qué viniste?-me preguntó.

-Porque te conozco.-indique, observando alrededor con desconfianza.-Pero, creo que ya no es así.-afirme.-El que aún sigas detrás de la sombra de Kenny Ackerman, para demostrarle que no eres solo su hija bastarda, me revuelca el estómago.-expresé, viendo como ella me miraba fijamente, sin expresar nada en lo absoluto a mi comentario tan frío.-Eres igual de cerda que él.-arremetí.

-El hecho de que laves tus manos, no significa que sean limpias. Eso, no nos diferencia para nada de ser como él.-esbozo, mirando la navaja que sostenía en sus manos, moviéndola de una manera circular.-Al final, fue él quien nos hizo lo que somos. De no ser por eso, no estaríamos aquí para recordarlo.-aseguró, guardando su navaja, mientras llevaba sus manos a las caderas.-Soy un Ackerman, no una bastarda.-me corrigió.

-No me importa lo mucho que estimes a Kenny Ackerman. Lo único que me importa es que me digas porqué ella.-inferí, viendo como Leandra suspiro gruesamente, dando un bufido.

-Durante toda mi vida, vi y presencié a esa niña del exterior venir a nuestro bajo mundo. Desde las sombras de los callejones donde paseaban las ratas y orinaban los ebrios, los veía. ¿Cuánto ha pasado de eso?-me preguntó, haciéndose la curiosa, pero solo quería inquietarme, me quitaba la paciencia.-Tan bonita. Tan dulce y genuina. ¿Sabe todo lo que has hecho?-me preguntó.-¿Cuántos hombres mataste? ¿Cuánta sangre tienes en tus manos?-impaciente, arremetí contra ella, llegando mi codo hasta su cuello, empujándola con fuerza contra la pared.-¡Suéltame!-me pidió, pero en el momento en que quiso sacar su navaja, mi rodilla apretó con fuerza la palma de su mano contra la pared, escuchando cómo gruñó.-¡Debe estar muriéndose desangrada!-decía, endureciéndome mucho más.

-¡Donde carajos esta Adeline!-grite, intensificando mi brusco moviendo contra ella.-No puedes tocarme un pelo. Por eso me veías desde las sombras, porque jamás pudiste avanzar como yo, y eso aún te condena a caminar entre las ratas.-musité en su oído, con enojo, viendo como intentaba de retomar la respiración.-Si no me das una respuesta, te voy a dar de comer a los cerdos de la policía militar, mira que están escasos de mujeres.-le arremetí, viendo como se tensaba ante mi frío comportamiento.-Y créeme, no querrás saber lo hambriento que están esos cerdos por encarcelar a mujeres tan nefastas como tú.-expresé, viéndole sus ojos mirarme con furia e impotencia, inclusive, humedecidos.

-¿Todo por ella?-me preguntó.-¿Volverás a ensuciarte las manos por ella?-me interrogaba, con su respiración entrecortada, su rostro se tornaba rojizo, sus venas incluso se marcaban.

-¡Si, carajo!-afirme, soltándola, ella no tardó en caer al suelo arrodillada, buscando una forma de retomar aire.-¡Leandra, no tengo tiempo! Sé que tú tampoco antes de que Kenny se dé cuenta de que no estás, vendrá a buscarnos e igual nos matará.-le dije, pero ella me miró con su ceño fruncido, sin decir una sola palabra.-Esto no es por ella. Es por mi, quieres dañarme.-expresé.

-Dejaste que te capturarán ese día con Isabel e Furlan, solo porque querías llegar al mundo exterior, a buscarla. Me abandonaron, me abandonaste y traicionaste, Levi.-expresó, impotente, cabizbaja.-Nunca volviste por mi. Y eso, aún me duele. Yo... te espere cada día, me dejaste sin opciones.-musitaba, con su voz en un hilo.-Pero está bien.-musitó, rendida.-Rod Reiss le ordenó a Kenny y a le élite, ser los encargados de secuestrar a Eren, Historia y Adeline.-dijo.

-¿Por qué Adeline? ¡Dímelo!-le pedí, sintiendo el desespero por saber que el tiempo empezaba hacer escaso.-Leandra, no quiero hacerte daño.-confesé, mirándola detenidamente a sus azulados ojos, ella me miró con convicción, rendida ante sus hombros.

-Porque ella es hija de Rod Reiss.-musitó, dejándome con los ojos abiertos.-Adeline, realmente es Adeline Reiss. Descendiente de la sangre real.-detallaba, mientras que me quede perplejo ante lo que decía.-Es su hija ilegítima, igual que Historia.-añadía.

-Eso era lo que Erwin presentía... -murmure, aún perplejo ante la extravagante situación que estaba en mis manos, encajando con ese rompecabezas tan misterioso que albergaba en Adeline.

-Es todo lo que puedo decirte.-musitó.-Alguien viene.-me informo, haciéndome una señal para que me aislara, me giré sin agradecer en mis talones, realmente no había nada que agradecer.-Levi.-me detuve en seco, sintiendo la tensión de que alguien llegara, pero ella afligida me miró.

-¿Por qué no volviste por mi?-me preguntó, mirándome con su mirada perdida y vacía.

-Porque yo no te veo con los ojos que me ves a mi.-expresé, fríamente.-Solo amo a una persona. E iré a buscarla, aunque tenga que hacerte pedazos.-murmuré, viéndola sentida en el suelo.

-¿Leandra estás aquí?-se preguntó alguien, por lo cual, me sometí ante la oscuridad, antes de que pudieran verme.-¿Estás bien?-escuché que preguntaron, mientras me detuve a observar a esa rubia mujer antes de irme.

-Solo un bajón. No he comido nada.-respondió Leandra, a quien vi continuar mirando hacia acá.-Vámonos, solo hay ratas andando por ahí.-musitó, girándose con aquella mujer, para así irse, pero yo, no dejaba de cuestionarme una cosa.

Me deslicé por la pared de aquel callejón. Pude escuchar sus pasos huecos, y como se fueron. El dolor de cabeza se intensificó, lo que quería saber, no se esclareció, ni siquiera pude tener tiempo de obtener lo que vine a buscar. Frustrado gruñí, cerré mis nudillos y fuertemente golpeé el suelo. Cada vez, perdíamos más tiempo para encontrarlos, para traerlos de vuelta. Estaba consiente de lo que Kenny era capaz de hacer, inclusive la misma Leandra, no confiaba en sus convicciones, porque crecí bajo sus hombros. Lleve mis manos a mi rostro, cerrando mis ojos, para suspirar gruesamente en el suspiro de frustración que no dejaba de agobiarme. Deje de taparme el rostro, mirando el cielo y como las gotas de llovizna empezaban a caerme encima. Cada vez que cerraba los ojos, la veía a ella. Su pierna tenía una gran herida, la sangre se estaba sobresaliendo, su piel estaba pálida. Mi corazón latía fuertemente, ese miedo, ese maldito miedo que se te atraganta y no te deja respirar, si, era esa la mierda que estaba sintiendo en este momento. Había unos niños que guiar, otros que salvar, un escuadrón que dirigir y proteger a toda costa. ¿Como iba continuar sabiendo que estaban en peligro? Me levante, con dificultad y pesadez me levante del suelo, sintiendo la lluvia humedecer mi ropa. No sabía por donde empezaríamos, pero debía llegar a ellos, debía encontrar a Adeline y esclarecer este misterio, este nuevo misterio. Porque no podía dejar de preguntármelo, ¿como era posible que Adeline fuese hija de Rod Reiss?

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Próximo capítulo: La realeza.
El cuerpo de exploración sigue avanzando, esperando llegar con Adeline, Historia y Eren; Hange junto a Levi intentan armar las piezas del rompecabezas.



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nota

Démosle una bienvenida a nuestro nuevo personaje, Leandra Ackerman.

Leandra Ackerman será un personaje importante en esta trama, y de gran impacto. Ella contará con su propia historia, ya que este personaje estará entrelazado con otros. También, será conocida ante ser parte del origen de Levi Ackerman. La encargada de llevar a cabo esta historia será CherryTailBlossom. Su desarrollo será próximo, aún no se esclarecerá, pero se estará llegando a cabo próximamente. Este personaje será amado y odiado, pero se que más amado y entendible. Espero que esto les guste. Me encanta hacer collabs, y más cuando son personajes que se recrean para darle más drama y realidad a esta historia.

También, presentamos a Grace Arlert con este faceclaim. No se ha determinado si se realizará una obra aparte, donde narre los sucesos desde su punto de vista, y se pueda desarrollar el amor de Erwin Smith. La historia de Grace sería un oneshot a diferencia de la de Leandra. Ya se ha afirmado quien llevaría a cabo esta historia, pero aún estamos en duda. Solo queremos recrear y traer más contenidos con el que se puedan lucrar. para entretenerse, y porque este también muchos me lo han pedido. En fin, ya sería todo por hoy. Hasta el próximo capítulo.🤍

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