Capítulo 4|𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐄𝐒 𝐌𝐈 𝐍𝐎𝐕𝐈𝐀

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Edah caminaba furiosa hacia su camioneta, pensaba que con aquella pequeña distracción, tendría un poco de paz mental, no sabía porque aquel hombre afirmaba apoyar a los mejores universitarios con una beca cuando fue él mismo quien se la arrebató sin ningún tipo de explicación.

Ahora estaba en el mismo estacionamiento de hace un momento, al parecer había escuchado por algunas personas que aquel coche a quien dejaron estacionarse era nada más y nada menos que de Jeon Jungkook.

Observó lo que traía en su pequeño bolso y vió las llaves de su casa, pensó en rayar su auto con aquel objeto pero decidió que no era buena idea y optó por su lápiz labial, aquel que no era fácil de quitar.

Veía que nadie la observara y con cautela se acercó a aquel auto de último modelo, destapó el lápiz labial y sonrió con malicia ante la travesura que haría.

Recorrió el auto mientras con su mano le hacia una línea conforme caminaba.

—Veremos que tal le va a tu coche, Jeon Jungkook.



[...]



Jungkook discutía con su secretaria sobre las becas que aportaba su empresa con aquellas Universidades que tenía algunos convenios.

—Me dijiste que no habían quitado las becas.

—Lo sé señor, pero creo que cometí un pequeño error y no cheque bien los documentos, así que verifique y si, efectivamente se cancelaron las becas.

—Por Dios Layla, esto... —el pelinegro no terminó de hablar al observar una falda azul y unas piernas largas recorrer su auto.

Frunció su ceño y vio como aquella chica rayaba su auto con un lápiz labial. La fémina estaba rayando las ventanas, así que decidió bajarlas y se sorprendió al ver a la misma joven de la Conferencia.

—¿Qué haces, sabes que es un delito rayar autos?

—¿Y usted sabe que me arruinó la vida?

Jungkook salió del auto furioso y se acercó a ella cuando vió sus intenciones de irse, la tomó de la muñeca e hizo que volteara a verlo.

Era muy bonita a su parecer, tenía unos ojos grandes y marrones, sus largas pestañas la hacían ver sensual y tierna a la vez, bajo a sus labios y vió el mismo color del labial con el que había rayado su auto.

—Dime tu nombre, al menos podemos arreglar esto. Yo no tuve la...

—¡¿La culpa?! Usted es el dueño de esa empresa y, ¿dice que no tuvo la culpa? ¡Ja! Ahorrese sus excusas. —jaló su muñeca con la intención que la soltara pero fue en vano. —Suélteme.

—No, irás conmigo, si no quieres decirme tu nombre, está bien, pero tendrás que hacerte cargo de mi auto, lo has dañado.

—¡No iré con usted! ¿A caso está loco?

—Mira, bastantes problemas tengo como para que ahora una jovencita me eche a perder el día.

—¿Echarle a perder el día? —el pelinegro asintió sin dejar de mirarla. —Usted fue el que arruinó mis días desde que me quitó mi beca, es justo que se la arruine, ¿no cree?

—Dios, ¿siempre eres así de testaruda?

—¿Y usted siempre es así de mentiroso e idiota?

Jungkook masajeo su sien mientras Edah bufó estresada de la situación, se sentía avergonzada por la actitud que había tenido hace un rato, pero es que cada que veía al pelinegro le daba tanta rabia que lo quería hacer pedazos.

—Iremos a la policía para que te digan que harás con lo de mi auto.

No dejó que la castaña hablara y la tomó de la muñeca, sin embargo, esta no se movió de su lugar y lo miró desafiante. Volteó hacia el coche y vió unas esposas de color café, las tomó y se enganchó con aquel hombre.

—No iremos, pero ya que dices que te arruiné el día, lo seguiré haciendo.

Sonrió satisfecha al ver cómo el tatuado suspiraba frustrado por la situación.

—Estas esposas no tienen llave.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, ahora no sólo haz arruinado mi vida, sino que tengo que tenerte a mi lado todo el bendito día y se me está haciendo tarde con el dueño del hotel que vería hoy.

—Y-yo...

—No, no digas nada. Tendré que llevarte a donde iré.

Este caminó siendo seguido por ella, abrió la puerta donde estaba el volante y cerró sus ojos llenándose de ira al ver que no podía ser él quien manejara por estar esposado por la castaña.

Edah rió silenciosamente y lo miró esperando alguna acción de él ante el pequeño silencio incómodo que se había formado.

—¿Sabes conducir?

La fémina no respondió y lo empujó para que se adentrara en el coche, haciendo que el pelinegro se golpeara la cabeza en el techo del auto y se acomodara de manera incómoda, ella espero paciente a que tomara mejor postura y se sentó frente al volante.

—Quiero decirte que primero debes...

La castaña ignoró lo que decía y prendió el auto, tomando el volante, manejandolo como toda una experta, saliendo del estacionamiento con un poco de velocidad, callando al hombre que tenía a su lado.

Jungkook la miraba sorprendido y ella sonreía por la cara que este había puesto.

—¿Donde dices que es tu reunión?




[...]



El aire golpeaba sus rostros y el transcurso en el auto era tranquilo, la fémina habia abierto el techo corredizo para estar más cómoda y encendió la radio.

El silencio era cómodo entre ambos, pero el pelinegro solo quería dejar de existir y se puso a pensar lo que le diría a aquel dueño del hotel, este quería ser quien construyera en el terreno que tenía aquel señor. Era grande y muy buena para poder construir lo que había hecho en aquellos planos junto a su equipo de trabajo.

El teléfono de Edah comenzó a sonar dentro de su bolso, esta no recordaba que había dejado a sus amigas, por lo que se maldijo internamente.

—¿Puedes responder? Por favor.

Jungkook la miró de mala manera y tomó el teléfono de la chica, pulso la opción del altavoz y lo que pudo, la acercó a Edah.

—¡Dada!¿Pero donde te haz metido mujer? Nos tienes como locas buscandote, en donde estás? —comenta Serenity, preocupada.

—Venimos a verte en tu coche pero no estás, ¿te encuentras bien?—habla Gianna.

—Chicas, prometo que se los contaré después pero ahora no es momento.

—¿Con quién estás?—pregunta Neveah.

—Con Jeon Jungkook.

—¡¿Qué?! Imposible, tu odias a ese hombre que sería lo último que harías. Hasta decias que primero muerta antes de juntarte con aquel inútil, cara de conejo y...

El mencionado la miraba interrogante, sintiéndose ofendido.

—Sé que es difícil de creer, pero se los contaré luego, las quiero, ¡adiós!.

—Así que me odias y soy una cara de conejo, fingiré que no escuche eso.

Ella rodó los ojos y siguió conduciendo.




[...]





Habían llegado a su destino y la fémina observaba el lugar sorprendida, era un hotel elegante y de ella, salían personas millonarias.

Iba a salir del auto pero Jungkook la detuvo, lo miró sin comprender nada, hasta que conectó un poco sus ideas y asimiló que no quería que lo vieran esposados con ella y malinterpretaran la situación.

Pasaron mminutos donde ya no había gente afuera del lugar y Jungkook decidió que era momento de salir.

—Vamos.

Ambos salieron y el pelinegro dejó sus llaves al botones que los recibió amablemente.

Al entrar al lugar, fueron a la recepción y Jungkook confirmó su asistencia. La mujer que los atendía, los observaba curiosa.

—El señor Choi me espera, ¿puede decirme donde?

La mujer asintió y le dió la dirección.

—Muchas gracias, permiso.

Tomó de la mano a Edah para disimular un poco, aunque no se pudo ya que tenían muchos ojos viéndolos a ellos.

Llegaron al ascensor, pero la fémina no podía, así que se negó cuando este le dió la señal de que entraran.

—¿Ahora qué?

—No puedo, vamos por las escaleras.

—Mira, he sido muy paciente contigo, ya voy demasiado tarde y no me frustrarás más con esto, subirás al ascensor conmigo como una joven madura y guardarás silencio.

—Y yo te he dicho que no, subiremos por las escaleras.


[...]

El pelinegro subía el último escalón con cansancio, no sabía exactamente porque había cedido, pero al ver sus ojos se resignó y aceptó su petición. Paró un momento y miró su reloj, 30 minutos tarde. Su día no podía haber sido mejor.

—Ya, camina que ya llegamos.

—Vaya, no me había dado cuenta. —sonrió falsamente.

Entraron al restaurante del hotel y observó a aquel señor mirando su reloj, este era de cabello rizado y traía un bigote, que lo hacía ver gracioso.

—Creo que cancelaré la cita, no me venderá el terreno viéndome así.

—Dile que soy tu novia, te ayudaré.

—¿Qué, te haz vuelto loca?

—Hazlo, nos está mirando, sonríe, actúa como un novio. —susurra bajo mientras sonríe.

—¿Por qué me estas ayudando? Se supone que me odias.

—¡Soy muy generosa!

Este rió y decidió seguirle el juego, tomó su cintura, causándole un escalofrío a la castaña. Caminaron hacia aquella mesa y saludaron al dueño del hotel.

—Perdone la demora señor Choi, estaba un poco ocupado. Le presentó a...

Quería que lo tragara la tierra al no saber el nombre de Edah, empujó su cadera con la intención que le dijera su nombre pero ella no se inmutó.

—E-ella es mi novia.

—Mucho gusto. —tomó su mano aceptando el saludo y miró al pelinegro. —Debo felicitarlo señor Jeon, su novia es muy hermosa y educada.

—Si, lo es.

Observó a Edah y sonrió, en algo si estaba de acuerdo, la joven quien lo traía de sus casillas desde que la vió en aquella Conferencia, se le hizo la mujer más hermosa que haya visto en su vida.



¡Hola! Espero se encuentran bien, les traigo otra actualización de esta historia, aviso que desde aquí ya se viene lo bueno con esta pareja.

Espero les guste el capítulo, nos leemos pronto. 💗

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