🐺CAPÍTULO ONCE🐺

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—¡Maldición cachorro! Me pones completamente duro... —proclamo acalorado y degustando sus carnosos labios mientras lo llevo entre tropezones a la puerta.

Su aroma... Su aroma a la par de su entrega, me vuelve enteramente loco. Y los roces nada pulidos, mas bien descarnándonos entre nosotros, me tienen empalmado mal.

—J-Jungkook ¡d-déjame abrir! — dice entre jadeos que son néctar para mis oídos, mientras intenta calzar la llave en el ojo de la cerradura.

“¡Dios! Su aroma cuando se excita es aún mas adictivo.” pienso completamente caliente.

—Abre la puerta de una maldita vez cachorro… —susurro lamiendo su nuca como un versado del placer absoluto —. Te juro que te lamería las 24 horas del día con el único fin de conservar mi calma por ti.

—Me parece que no te estaría funcionando, lo de la calma digo... —comenta mi omega con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro,  mientras sus ojos avellanas se transforman en dos finas líneas. Y de inmediato, la palabra “mío” es lo que se nos viene a la mente, tanto a mi lobo como a mí —. Pasa lobito, dejemos de montar una función aquí afuera.

Y al ingresar, acomodo mi gloriosa porción de masa venosa y endurecida atrapada (cruelmente) en mi pantalón,  mientras mi Omega se desplaza hacia el interior de su hogar.

—¡Ponte cómodo lobito! — " Me pongo en bolas entonces" cruza por mí calenturiento cerebro —. ¿Quieres algo de tomar? —grita desde la cocina.

—Lo que tengas está bien para mí, pero... ¿No piensas dejar de llamarme lobito? Para que sepas Omega, tengo 23 años y un camino recorrido bastante aflictivo para mi gusto... — Lo último, lo susurro más para mis adentros que para los otros.

¡Quisiera tanto salir de una puta vez de toda esta maldita mierda!

—¡Wow, 23 años el señor lobo! —su sarcasmo denota surcos en la comisura de mis labios. “Es tan único...” Parezco un puberto lobo, alborotado y ensoñado en él —. Y Para tu información "señor lobo", yo soy un Omega independiente de 27 años que no necesita a nadie más que a sí mismo. —Confiesa. ¡Y maldita sea si no me duele! No el hecho de que sea mayor e independiente, sino el hecho de recalcar que no me precisa cuando deseo marcarlo con todas mis condenadas fuerzas... —Aquí tienes, cerveza y ramen, sírvete si gustas. Y no, no dejaré de llamarte lobito porque eso eres: “mi lobito” —confiesa Jimin asentando su prominente culo en el sofá.

Y tres latidos después, mi corazón reacciona como un niño feliz ante sus palabras.

—Y tú, siempre serás mi cachorro… mi hermoso Omega.

De inmediato, noto su sonrojo y me descontrolo... Y dejando la cerveza en la mesita ratona, lo cojo desde sus caderas para apoyarlo en mí de más entusiasmada entrepierna.

—¿Ansioso lobito? —jadea moviéndose descaradamente sobre mí.

Y lejos de incomodarme, me vuela la cabeza... Su olor... su maldito olor es como un potente narcótico para mí.

Entonces, laborioso me empalmo a velocidad luz, mientras me goza delineando sus labios con su húmeda lengua en una clara invitación a liquidar mi escasa cordura.

—¡Maldita sea cachorro! Me calientas sobremanera. — Jadeo sobre su boca para luego fundirme en ella mientras aprieto y amaso su bendito culo y nos sumergimos en un fogoso intercambio de fluidos.

En ningún momento desampara mi abultada entrepierna. Y restando tajada a la situación, deslizo mi mano dentro de su ceñido pantalón.

—No tan rápido señor lobo... —susurra sobre mis labios, para proceder a retirarse y descender lentamente. Observándome con suma lujuria mientras recorre mis hombros, mis brazos, mi pecho y mi abdomen, como si fuera un condenado explorador en busca de su tesoro... Tesoro que encuentra cuando finalmente se posa en el gran bulto de mi entrepierna.

¡Y maldita puta vida! Que si no me vengo ahora mismo pasa raspando…

—Quiero lamer, degustar y tragarte entero... Alfa —confiesa desabrochando y bajando mi pantalón con un ronroneo que me paraliza. Porque nada se compara con tenerlo entre mis piernas a medida que me embriaga con su aroma.

Entonces, se apodera de mi caliente y húmeda vena con sus pequeñas manos, para comenzar un tortuoso vaivén mientras me observa con sus avellanas pero oscurecidos ojos. Y presiento el clímax que se adueña pausado de todo mi ser.

Tiro mi cabeza hacia atrás, privando mi visión y llenando mi cuerpo de sensaciones al sentirme engullido de repente. Y mientras tomo sus cabellos con extremada desesperación, elevo mi cadera en busca de un contacto más tortuoso.

—¡Maldición cachorro! Me voy a venir en tu gloriosa boquita si continuas así —jadeo observando como me hundo en él.

De improviso, me abandona atacando mis labios con furia y sacándose velozmente sus ropas para luego subirse en mi regazo.

—Cambio de planes lobito… te voy a montar hasta vaciarte en mi interior —susurra sensualmente en mi oído, para luego descender sobre mi dura extensión de una sola y profunda estocada.

¡Y maldita sea si no lo lleno justo ahora!

—Sí… así cariño… dame todo de ti, demuéstrame cómo me quieres —Jadeo necesitado sobre su cuello, lamiendo y succionando a mi parecer. Mientras continúa con su tortuosa cabalgata acompasada junto a mis manos, que aprietan su cadera con firmeza.

—S-sí A-Alfa… tómame… — Ensimismado, jadeante y fogoso ladea su cuello dándome posición... Su cercanía, su entrega, su calor, enloquecen a mi lobo que exige salir a su encuentro y tomarlo de la manera mas bestial posible.

Trato de dominar mi instinto con todas mis fuerzas. Pero mis ojos se enrojecen, cuando su lobo me clama rogando porque lo marque…

Sus feromonas... Sus feromonas impactan de lleno ahogando y nublando mi escaso auto control... Y entonces, mis colmillos asoman sin poder frenar la situación.

Me consume el deseo de poseerlo...

“Mío Alfa” resuena exigente en mi interior...

—¡A-Alfa! —clama en un sonoro gemido prolongado, apretando a mi miembro mientras derrama perladas tiras entre nuestros sudados cuerpos.

Mi lobo enloquece por marcarlo llegando a mi inminente orgasmo. Y me exalto el sentir un sordo dolor sobre mi hombro, dejándome ir mientras lleno por completo su interior y ahogándome en gemidos roncos, cuando el consiguiente nudo me toma por sorpresa…

—¡E-espera c-cachorro! N-no te muevas… — jadeo entrecortado tratando de recuperar aire cuando noto la mirada avergonzada de mi Omega.

—L-Lo siento lobito, me dejé llevar y... te mordí... —Confiesa con su hermoso rostro enrojecido y completamente extasiado.

Y añorando ver eternamente esa mirada puesta en mí por siempre, poso mis manos en sus mejillas, atrayendo su rostro para besarlo dulcemente mientras el nudo afloja lentamente.

—Me gustas mucho, cachorro...



















BUEE...CON SU PERMISO PROCEDO A BAÑARME😏🤣

AMO ESTE PAR🥰

GRACIAS POR LEER, COMENTAR Y VOTAR 😍

  
  

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