02 - JODER

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E L M I S M O A I R E

EL MISMO AIRE 。・:*:
02. joder
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。・:*:・゚ 。・:*:・゚

EL DÍA DE GAVI no había empezado con mal pie: se había despertado temprano, desayunado y había salido con tiempo de su casa. Incluso llegó puntual al entrenamiento, cosa que sorprendió tanto a sus compañeros como a los fans que esperaban siempre fuera.

Al entrar en el edificio, Gavi se dirigió a los vestuarios para cambiarse y salir a entrenar. Cuando entró, algunos de sus compañeros ya estaba cambiándose. Saludó a algunos hasta llegar a su sitio, donde se encontraba Pedri. Este ni se inmutó a decirle nada, siguió poniéndose las botas como si nada.

— Buenos días — dijo Gavi al canario. Este lo miró un segundo, volviendo a su tarea de vestirse.

Gavi suspiró. A este paso Pedri jamás le volvería a hablar. Y entendía perfectamente porqué estaba así: el día de la pelea casi mata al chaval a golpes. Pero lo que Pedri no sabe es que todo empezó por que aquel chico estaba haciendo comentarios acerca de su hermana Aurora. Y Gavi, que ya de por si era de mecha corta, fue escuchar una sola palabra más y cometió el primer golpe directo a la mandíbula.
A partir de ahí todo fue cuesta abajo: el joven le devolvió el golpe y Gavi dejó de pensar, solo veía rojo mientras las palabras del chico se repetían una y otra vez en su cabeza:

a tu hermana ahora fijo que le dan por todos lados no?

la verdad es es que yo me la follaba

ahora entiendo porqué no dejas que venga a Barcelona porque joder, una sevillana? dios mío

Gavi podía ser un crío, un irresponsable y un maleducado. Pero con su familia no pasaba ni una.

Cuando el chaval ya estaba en el suelo casi desangrándose, Eric y Pedri aparecieron, agarrando a Gavi por los brazos y sacándolo de allí. Desde entonces, Pedri no se ha dignado a tener contacto con el sevillano.

Y Gavi lo entendía en cierta parte: Pedri le había salvado más de una vez, tanto sacándole de cualquier lío como mintiendo por él. Y ya no podía más, se había acostumbrado a que Pedri lo sacase de cualquier marrón, que no poder ni entablar conversación con su mejor amigo le partía el alma.

— Pedri... —murmuró Gavi, sentándose al lado de este. — Sé que lo que hice estuvo mal, muy mal. Pero te juro que fue la ultima vez. — Pedri rió sarcásticamente ante esto. — Te lo prometo. Además, Martín ya me ha metido en una relación para que me me puedan controlar.

Pedri paró sus movimientos, mirando a Gavi con una expresión neutra.

— ¿Una relación falsa? — Gavi asintió. — Ya lo sé, fue mi idea. — dijo, para después levantarse, poniéndose la sudadera de la equipación de entrenar.

Gavi abrió la boca, sus facciones representando una cara de ofendido. Su mejor amigo, Pedri, había sido el manitas detrás de todo eso. Su puto mejor amigo.

Gavi no podía creérselo. Sabía que el canario estaba resentido y tendría que hacer algo muy grande para conseguir su perdón. ¿Pero que le haya hecho esta encerrona? Jamás un plotwist le había rebotado tanto.

— ¿¡Tú!? — profanó el joven, levantándose de un salto. Pedri giró su rostro, a la vez que todos sus compañeros que se preguntaban qué era tal revuelo que ocurría entre los dos. — ¿Cómo has podido hacerme esto? Se supone que eres mi mejor amigo.

— Y lo soy Gavi. — dijo Pedri, cruzándose de brazos — y por eso estoy haciendo esto, por eso cuando me preguntaron les dije que si. Porque estoy cansado de que tú — lo señalo con el dedo — hagas cualquier gilipollez y sea yo el que tenga que ir detrás tuya como tu puto padre a recoger lo que has roto. Estoy harto Pablo, llevas haciendo esto por mucho tiempo y las primeras veces no me importaba hacerlo. Porque soy tu mejor amigo. Pero yo también tengo un límite, y te has pasado con creces. — Pedri lo miró serio, apretando la mandíbula. — Creo que esto te va a venir muy bien, te va a dar ese toque de realidad que necesitas desesperadamente. Y créeme, no tuve ningún gusto apoyando esta idea pero, tienes que madurar ya. Porque sino lo haces te van a comer vivo Pablo. Y yo no voy a estar siempre para rescatarte de tus líos en los que te metes tú solo. Yo también tengo una vida a parte de ser tu mejor amigo. Y soy sincero cuando te digo que me importas mucho, y que por eso hago esto. — finaliza el canario, dándose la vuelta y saliendo del vestuario, dejando al sevillano con la boca abierta.

Tenía razón. Pues claro que tenía razón. Pedri siempre la tenía, y aunque muchas de las veces era insoportable, esta vez le había dado un zasca en toda regla.

Gavi miró de reojo como sus compañeros murmuraban entre ellos y de vez en cuando lo miraban. Se apresuró a vestirse y salir de allí, rascándose la cabeza y dándose cuenta de que hoy conocería a la chica a la que debería de empezar a llamar novia en unas semanas.

Joder, hasta la palabra le sonaba mal en el paladar.



















El entrenamiento no había salido tan mal. Sin contar que Pedri había evitado estar cerca de Gavi, por lo demás todo había ido bien: le había salido por fin el gol por la escuadra, así que se podía decir que el sevillano estaba de buen humor.

Éste se encontraba en el vestuario, vistiéndose después de salir de la ducha. Sus amigos se encontraban algunos aún bajo el chorro y otros ya estaban saliendo. Gavi, que estaba ocupado poniéndose la camiseta y guardando las cosas en la taquilla, escuchó el sonido de su móvil sonar. Al cogerlo, un mensaje de Martín aparecía.

Valeria va de camino, te recogerá para que os vengáis hasta las oficinas. Compórtate.

Joder, ni se acordaba de eso. De lo concentrado que estuvo en el entrenamiento, se le había olvidado por completo. Se vistió a prisas y se despidió de sus compañeros, saliendo por la puerta.

— ¡Oye Gavi! — la voz de Ferran inundó los oídos de Gavi, a la vez que un brazo se pasaba sobre sus hombros, acercándolo al cuerpo de su amigo. — ¿Y esas prisas? Normalmente siempre sales de los últimos.

— Ya, es que tengo unos compromisos — respondió el sevillano, dándole una leve sonrisa al valenciano.

— ¿Compromisos? ¿Tú? Déjame que me ría anda — dijo Ferran, riéndose levemente. — No, ahora en serio. Dime la verdad anda, que no me voy a reír te lo prometo.

Ambos salieron por la puerta que daba al parking. Pero antes de que Gavi pudiese quejarse y decirle a Ferran que no se metiera en sus asuntos, el sonido del motor de un coche llamó la atención de los futbolistas.

Un Ferrari negro entró en el aparcamiento, parándose unos metros delante de los chicos. De este vehículo, la figura de una joven salió de la puerta del conductor: zapatos de tacón negros, pantalones cortos de cuero negro, camisa de seda de manga blanca, gafas de Giorgio Armani negras posadas sobre los ojos de la chica, y pelo rubio suelto.

Joder — la voz de Eric García detrás de Gavi suena en un susurro, el cual, junto con Pedri, se ha unido a Gavi y Ferran. El primero, no puede ni abrir la boca.

Es ella. La chica del aeropuerto. Valeria Ruíz Montoya. Una de las grandes estrellas del cine español. Y con la cual Gavi tendrá que fingir ante la prensa una relación.

Gavi traga violentamente, a la vez que Ferran, el cual aún tiene su brazo rodeando los hombros del joven, le aprieta uno de los hombros para que reaccione.

Delante de ellos, Valeria procede a subirse las gafas de sol las cuales pasan a actuar como diadema. Sus ojos verdes recorren a los cuatro jugadores que están mirándola fijamente, y ella a su vez entrecierra los ojos, arrugando la nariz.

No tiene ni puta idea de cuál es Gavi.

No la juzguéis, Valeria no era para nada fan del fútbol. Su conocimiento de ese deporte se quedaba en saber alguno de los equipos y específicamente hablando del Barcelona, se quedó en la temporada con Andrés Iniesta, su jugador favorito desde siempre.

La chica, apoya su brazo en la puerta abierta del Ferrari, suspirando levemente.

— Estoy aquí por Gavi — pronuncia en alto, hablando para todos — ¿Cuál de vosotros es él?

Gavi, el cual está aún pendiente del coche, pestañea rapidamente, llevando su mirada a la rubia.

Su puta madre

Definitivamente, estaba más buena de lo que salía en las revistas. Gavi no pudo evitar recorrerla con los ojos, desde los tacones negros, su cintura, sus pechos que descansaban tranquilamente pero que se podía apreciar el tamaño por la blusa, el cuello y acabando en su cara, viendo cómo lo miraba sin interés ninguno.

— Es este de aquí — respondió Ferran por su amigo el cual no había respondido. El valenciano golpeó el pecho del sevillano, haciendo que Gavi tosiese por la fuerza, mirando mal a su amigo fugazmente para dirigir su mirada a Valeria, que clavó sus ojos en él, recorriéndolo de arriba a abajo sin pudor alguno.

Valeria no lo mostraba en sus facciones, pero lo atractivo que le parecía Gavi no se atrevería a admitirlo. El chaval que tenía delante tenía el pelo castaño claro, alborotado y mojado. Sus facciones estaban decoradas por una mandíbula marcada y unos ojos color miel en los cuales Valeria se perdería. Y ni por hablar de su físico, se notaba que su trabajo había hecho sus frutos, y la joven no dudó en pasar su mirada por todo éste.

Qué bueno estaba

Volvió a mirarlo a la cara, en donde sus ojos ya la estaban mirando, con el ceño fruncido.

— Valeria — se presentó a los demás. Eric y Pedri le sonrieron levemente, mientras que Ferran agitó la mano libre que tenía, acompañada de una gran sonrisa.

La chica les devolvió la sonrisa, aunque era más una mueca.

Qué incómodo se estaba volviendo todo

— Un placer — dijo volviendo a mirar a Gavi — sube que no tengo todo el día — le dijo directamente a él.

Gavi rodó los ojos, carraspeando dándole una leve mirada a Ferran, el cual le devolvió la mirada pero con una sonrisa burlona, arqueando una ceja. El mayor lo apretó en un abrazo.

— Vaya vaya — le susurró al menor en el oído — por eso estás tan raro. Ya me contarás cómo te va la noche campeón — dijo con una risita, a la vez que Gavi clavaba sus uñas en sus omóplatos.

Ambos se separaron y el sevillano se despidió también de Eric y de Pedri. Éste último lo miro fijamente unos segundos, diciéndole con la mirada de que se comportara, antes de poner rumbo en dirección a su coche.

Gavi resopló, dándose la vuelta y acercándose a pasos deliberados hasta la chica, la cual seguía con su mirada todos éstos.

Al llegar hasta donde ella y sin poder decir nada, la joven se metió en el asiento del conductor, cerrando la puerta en la cara del sevillano. Gavi frunció el ceño, dando la vuelta y abriendo la otra puerta, entrando en el vehículo.

La verdad es que por muy insoportable que estaba siendo la rubia a su izquierda, el coche era una pasada: todo de color negro, automático y con un tapiz que según el coche se oscurece, leves luces aparecían dando la impresión que estaba mirando al universo.

Y por si eso fuera poco, el coche tenía un leve olor a perfume. Pero no de esos perfumes potentes que no te dejaban respirar. Sino un leve olor a elegancia, sexy.

Se podía decir que Gavi estaba enamorado del coche. Y se volvió loco cuando Valeria arrancó, haciendo que el motor sonase.

Vaya sonido

Gavi levantó ambas cejas, poniéndose el cinturón y dejando la bolsa en los asientos de detrás, frotando las manos en su pantalón.

Miró de reojo a Valeria, la cual se había vuelto a colocar las gafas y estaba concentrada en sacar el coche del aparcamiento. 

La verdad es que no tenía ni idea de qué decir. Por lo que podía observar ella no iba a dirgirle la palabra pronto y sabía que si llegaban así a las oficinas, Martín echaría humo por las orejas.

— Así que Valeria, — carraspeó al fin Gavi, una vez habían salido del aparcamiento y dejado atrás la ciudad deportiva — es un nombre bonito.

La nombrada, desvió su mirada de la carretera para mirarlo por encima de las gafas.

— Supongo. — respondió ella, dejándolo de mirar.

Gavi negó suavemente con la cabeza, rezando porque le llegara algún mensaje en ese momento para poder entretenerse.

— Espero que no pienses que no te haya reconocido. — dijo Valeria después de unos minutos — Porque la hostia que me comí por tu culpa no se me ha olvidado.

Y ahí estaba. Gavi sabía perfectamente quién era con solo ver el color de sus ojos. Y sabía que tenía que hacer frente a este momento cuando Martín le enseñó las fotos de ella ese día.

— Ya. — pronunció el sevillano, rascándose la nuca sin saber muy bien qué decir. — Siento por haberte empujado.

— Lo sientes... — Valeria asintió con la cabeza seriamente mientras giraba el volante para girar en una rotonda. — ¿Y a ti lo de ayudar no te viene, no? Porque puede ser que lo sientas pero bien que me dejaste tirada en vez de ayudar a levantarme.

Gavi se mordió el labio inferior. La situación estaba yendo cada vez a peor, y si seguía a este paso, no podrían ni de coña fingir estar juntos.

— Ya lo sé, y siento también eso. — rebatió el joven, girando su rostro del todo para mirarla. — Pero es que tenía mucha prisa porque llegaba tarde a coger el vuelo.

Valeria rió sarcásticamente, aprovechando que el semáforo al cual acababan de llegar estaba en rojo, para girarse hacia el joven, subiéndose las gafas de sol.

— Me importa una mierda que llegaras tarde a tu vuelo. Haberme dado la mano te hubiese llevado dos segundos, dos. Creo que por gente como tú hubiesen esperado. — rebatió ella, mirándolo seriamente.

Gavi frunció el ceño. Entendía su enfado pero, tampoco era tan grave para que estuviese tan cabreada.

¿Y cómo que gente como él? Gavi estaba orgulloso de ser quien era. Y aunque sí que es cierto que era un poco egocéntrico, todo lo que tenía se lo había ganado después de mucho esfuerzo.

— No te pases eh, — contestó el sevillano, frunciendo las cejas. — puedo entender que mis acciones no hayan sido las indicadas pero, tampoco tienes que insultarme.

— ¿Insultarte? Por si no te ha entrado en ese cabezón que tienes, eres un futbolista. Y porén, estás en el punto de mira de media población española. Así que adivina cuánto tardaron en darse cuenta de que fuiste tú el que me tiró al suelo — Valeria estaba que echaba humo. — "el joven futbolista no se cansa de ligar de todas las formas posibles" ; "Valeria Ruíz, el nuevo rollo de Gavi" ; "Valeria Ruíz aprovechando cualquier oportunidad para conseguir más fama, esta vez, echándose encima de futbolistas". ¿Te puedes creer que me culpan a mi? ¿Qué piensan que fui yo la que se tiró encima tuya por fama? — El semáforo se volvió verde, haciendo que la joven pisara el acelerador — Si yo te he insultado, imagínate lo que me han llamado a mi.

Se hizo silencio en el vehículo. El pecho de Valeria se agitaba rapidamente después de soltar todo lo que se llevaba guardando desde recién levantada.

— Y lo peor de todo, es que al final a la reunión a la que iba y que llegué tarde por tú culpa, era para que yo te echara un cable a ti. A ti, Gavira — lo señaló con un dedo al joven que seguía mirándola. — y aquí estoy, recogiéndote de tu puto entreno como si fuera tu niñera o tu madre. Y a mayores, tendré que fingir estar contigo. Así que si, puede que ni te parezca gran cosa a ti, pero a mí me has condenado a tu mundo, futbolista.

Gavi no sabía que decir. Como iba a saberlo después de las barbaridades que acababa de escuchar. Y es que no lo había pensado desde ese punto de vista: Gavi pensaba en sí mismo por muy mal que sonase. Y haber escuchado lo que está pasando la otra persona le ha dado en todo el pecho.

Su mirada no paraba de mirar hacia abajo y de vuelta al rostro de Valeria. Se quedó sin decir nada, girándose de nuevo para mirar por la ventana.

Ambos iban a firmar un contrato que los ataba al otro, cuando no se podían ni aclarar entre ellos.
















































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qué tal?
yo aquí estoy, con muchas ideas para esta historia y poco tiempo
estoy ahora en Munich de paso para irme mañana a Slovenia :)
queréis capítulos cortos y que publique todas las semanas (e incluso casi todos los días) o capítulos largos y mejor escritos pero que tarden más?
decidme para saber por dónde tirar
besitos en la cara 💞

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