07 - CAYENDO EN PICADO

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E L M I S M O  A I R E

EL MISMO AIRE 。・:*:
07. cayendo en picado
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HABÍAN PASADO UNAS SEMANAS desde esa noche, desde ese día en el que ambos jóvenes se dejaron llevar, presos del alcohol en su sistema y la lujuria que recorría por su sangre. Valeria había decidido ignorarlo, como siempre que cualquier cosa se salía de su papel. Esos sentimientos, minúsculos cabe recalcar según ella, no podían salir de la burbuja en la que se encontraban. Su carrera, su relación con su representante mismamente empeoraba debido a ellos.

Por lo que tiempo después, ahí se encontraba la joven, en una habitación preparándose para los premios Golden Boy en el que Gavi estaba nominado. Si, contradictorio si preguntáis, pero qué podía hacer Valeria sino seguir con la mentira. Porque aún estaban en octubre, y por mucho que quiera irse, volver a su casa y dejar Barcelona atrás, no podía. Sabía todos los compromisos que tenía, y ni hablar de las oportunidades que le estaban llegando debido a su popularidad en el ojo público.

Tenía que admitirlo, por mucho que odiase a la prensa y los fanáticos, gracias a ellos pudo conseguir audiciones para diferentes películas. Y, si todo iba a bien, Begoña podría incluso conseguirle un papel en una película internacional. Una película con la que por fin podrá dar el salto, salir del cine nacional y llegar a algo más grande. Valeria no estaba dispuesta a perder esa oportunidad.

Pero ahora, en ese instante, la joven tenía que concentrarse en su tarea que se le complicaba por minutos: la cremallera del vestido no cerraba. No sabía cuanto tiempo llevaba ahí encerrada, treinta minutos o puede ser que incluso más. Pero el vestido se negaba a cerrar.

No era el momento. Fuera de la habitación la estaban esperando los demás, su representante, Pedri, Gavi y las personas encargadas de guiarles por la alfombra roja. Tenía que salir ya mismo o se vería en problemas.

Aunque no es que quisiera estar ahí. Obviamente que no. Pero como decía el maldito contrato, este evento era clave, era el momento idóneo donde ambos se expondrían como una pareja oficial, como un dúo. Y hacerlo en uno de los eventos futbolísticos más importantes, era como si el destino les hiciese un favor.

Pues que hijo de puta podía ser el destino.

Valeria bufó, cerrando los ojos para intentar calmar la furia que empezaba a invadir su cuerpo. No podía tirar. Si lo hacía, la delicada tela dorada del vestido cedería y se rasgaría, dejando a la vista la fina ropa interior que llevaba por debajo. Y no tenía un repuesto. Ya había hecho suficientes desnudos en proyectos anteriores como hacerlo delante de todas las cámaras.

— ¿Necesitas ayuda? – Una voz la sorprendió, girando su rostro hacia atrás, encontrándose con el joven futbolista al cual iba a acompañar esa noche.

Gavi, el cual se había cansado de esperar, había entrado en la habitación, intentando descubrir que es lo que le tardaba tanto tiempo. Siendo sinceros, el joven sevillano carecía de paciencia, y sumándole los nervios que lo habían acompañado desde que se subió al avión, Gavi parecía que se hubiese tomado tres bebidas energéticas antes de venir. Y por si fuera poco, la presencia de la rubia no hizo más que empeorarlo, su memoria llevándolo a esa mañana donde Valeria, a pesar de mostrar claros indicios de molestia, se quedó a cuidar de él.

Gavi había cogido un resfriado, y con lo cabezota que es, no se quería meter de vuelta en la cama, diciendo que estaba perfectamente pese a los escalofríos que le recorrían el cuerpo entero. La actriz no le hizo ni caso, llevándolo a tirones hasta su cuarto donde le hizo tomarse un analgésico y preparándole una sopa de fideos. El futbolista no recordaba la última vez que alguien había hecho tanto por él: cuando era muy pequeño su madre estaba ahí, pero con los problemas con su padre, su hermana mayor fue la encargada de quedarse con él, llegando a faltar a clase para que Gavi no se quedase solo.

Por lo que Valeria pese a odiarlo con todas sus fuerzas, se quedó ahí todo el día y la noche, asegurándose de que durmiera y descansara la suficiente.

Sí, puede ser que ambos fueran testarudos a más no poder. Pero Gavi nunca se había dejado tan fácilmente, ni por su propia familia ni por nadie. Y si la joven actriz con una simple mirada lo haya conseguido, el futbolista sabía que tenía un problema. Un grave problema.

Y como si la mala suerte lo persiguiera, al fijarse en la joven, sus ojos no pudieron evitar recorrer su cuerpo: Valeria llevaba el pelo suelto en ondas que se deslizaban por su espalda desnuda, el resto de su cuerpo cubierto por la fina tela dorada pegada a su piel, las tiras decorando sus hombros, dejando su escote al descubierto. Sus ojos color miel se fijaron en la zona de su espalda baja, donde las manos de ella agarraban la cremallera abierta, impidiendo que la prenda se deslizase hacia el suelo, dejándola desnuda.

Gavi nunca había deseado más que algo ocurriese.

Carraspeó, pestañeando, porque no era ni el lugar, ni el momento para pensar cosas que no debía. Aunque las ganas de empujarla y encerrarlos a ambos en esa habitación parecían poder con él.

Fijándose en Valeria, la cual lo miraba a través del espejo con una ceja arqueada, se acercó a pasos lentos, viéndola tragar, su respiración haciéndose más pesada. Sus ojos volvieron a su cuerpo, admirando el leve color tostado que tenía su piel, sus dedos deseosos por recorrerla entera. Su mirada volvió hacia la cremallera, escondiendo una leve sonrisa a lo cliché que la situación estaba siendo.

— Vaya, ¿Ni ponerte un vestido puedes tú solita? Me decepcionas Valeria. – Murmuró con tono burlón, mirándola a través de sus pestañas, sonriendo al escucharla bufar.

— Es esta cremallera. Es muy pequeña y delicada. Si tiro demasiado fuerte o la subo muy rápido, rasgará el vestido. – Se defendió, sin mirarle a los ojos. Gavi asintió.

Sus manos se acercaron hacia las suyas, el cuerpo de ella tensándose al sentir el contacto de sus dedos sustituyendo los suyos en la cremallera. Valeria suspiró levemente, notándolos rozar la piel de su espalda baja. No podía ponerse así por un simple contacto. Pero era inevitable: cada roce, cada palabra con doble sentido o mirada demasiado larga la ponía al límite. Ese recuerdo la visitaba todas las noches. No era la primera vez que se despertaba sudada, el rastro del tacto del joven quemándole la piel.

Y él no había sido su primera vez. No, Valeria había experimentado con otros hombres en el pasado. Pero ninguno, ninguno, había conseguido hacerla sentir como Gavi lo había hecho. Y eso que no habían hecho nada extremo. Pero si ese simple acto había conseguido tenerla así, Valeria no sabía lo que iba a pasar si se dejaba llevar, si le daba esa oportunidad.

— Las cremalleras y tú. – Murmuró Gavi, haciéndola pestañear.

El moreno se encontraba en las mismas, concentrado en sus manos y no en la piel de la joven, en lo suave que se sentía contra sus dedos. Se obligó a seguir subiendo la cremallera, sabiendo las ganas que le recorrían por las venas por tirar hacia abajo y trazar el cuerpo con sus labios.

Pero estaban en una gala, afuera de la habitación Pedri y sus representantes esperando por ellos. No podían y él lo sabía. Tragó saliva, viendo la tela cerrar y subir hasta arriba. Pero no se separó, sus manos deslizándose por su espalda hasta terminar en sus caderas. Apoyó su cabeza en su hombro izquierdo, viendo como sus ojos se encontraban con los suyos.

— Estás guapísima. – Murmuró, viéndola sonreír levemente. Y era verdad, el vestido no le hacía justicia, el dorado brillante complementando el color de su piel; las joyas decorando su cuello, sus dedos y sus orejas, haciéndola brillar; su pelo, peinado y echado para atrás delicadamente; y como no, su distinguida colonia, colándose en el joven futbolista como una suave brisa, sus manos envolviéndose con más fuerte sobre la tela.

— Tú no estás mal. – Respondió, sonriéndole con burla. Gavi rio secamente, pasando su nariz por la delicada piel de su cuello. Valeria exhaló, apoyándose en él, disfrutando de su aliento sobre su piel, sus labios rozando la zona.

— Todos se te van a quedar mirando de lo bien que te queda este vestido. – Susurró el sevillano, besando su piel, escuchando su respiración cortada. – Y yo voy a estar ahí, aguantándome las ganas de quitártelo y enseñándoles a todos que eres mía.

Valeria cerró los ojos, por un momento, dejándose sentir, notando las manos ancladas en su cintura, el cuerpo robusto de Gavi contra su espalda; sus labios recorriendo su piel, sabiendo que, si lo decía, recorrerían más que solo su cuello; sus manos, colándose entre sus piernas como la última vez, haciéndola llegar hasta el cielo y acabando con su poca estabilidad; sus besos, robándole el oxígeno y su cordura.

Abrió los ojos, encontrándose con los suyo color miel en el espejo, ambos con la respiración pesada, sus manos entrelazadas en sus caderas. Tenían que salir de esa habitación antes de que ambos se descarrilaran.

— Gavi tío, salid ya que tenemos que irnos. – La voz de Pedri resonó contra la puerta, haciendo suspirar al sevillano.

— Pedri siempre puntual. – Murmuró entre dientes, besando su cuello una última vez para separarse, ajustando la chaqueta del traje y su pelo en el espejo. Valeria copiándolo, peinó su cabello, alisando la tela del vestido.

Ambos se dirigieron a la puerta, sabiendo que según pusieran un pie fuera, no había vuelta atrás. Antes podían fingir que era amigos, que solo se estaban conociendo. Pero después de este evento, después de dejar que vieran a Valeria acompañándolo, la mentira debía seguir adelante.

— ¿Lista? – Preguntó Gavi, cogiendo la manilla de la puerta. Valeria lo miró, cogiendo aire una última vez y asintiendo.

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Los flashes de las cámaras no paraban. Desde que Valeria y Gavi salieron de la limusina que los trajo hacia el sitio donde el evento sería, el sonido de las cámaras los había acompañado. El sevillano había salido primero, abrochándose la americana. Después se volvió hacia el interior del vehículo, dándole la mano a Valeria para que pudiese salir. Y esa acción, seguida de la joven saliendo a su lado, hizo que la prensa estallase.

Ya se sabía la existencia de ellos como algo más que amistad después de las veces que los habían visto saliendo de algún restaurante o de las casas de ambos. Pero como nunca habían afirmado nada, se quedó ahí, en rumores que llenaban las redes sociales con la misma pregunta que todo se hacían: ¿Había conseguido Valeria la atención del futbolista más deseado de España?

Pues va a ser que sí. La joven le sonrió, entrelazando sus dedos y empezando a caminar a su lado, escuchando los gritos de los fotógrafos para que mirasen hacia el objetivo. La pareja los ignoró, caminando por la alfombra roja hasta llegar hacia la zona de las fotos.

Valeria se soltó de Gavi, sabiendo que este era su momento y dejando que fuese él el foco de las cámaras. Pero el sevillano tenía otros planes: antes de que la joven pudiese escabullirse, su brazo se enroscó en su cintura, tirando de ella hasta su lado hasta que su mano pudo posarse entera sobre la zona baja de su estómago.

— ¿Qué haces? – Susurró Valeria, sonriendo hacia las cámaras.

— ¿Te pensabas que te ibas a librar de mi tan fácilmente? – Susurró él mirando hacia delante.

Valeria negó con la cabeza, separándose de él y agarrando su mano derecha, posando a su lado. Notó su mirada sobre ella, recorriéndola entera. Pero sus ojos no se separaron de las luces, inclinando la cabeza ligeramente hacia atrás.

Hasta que notó sus labios de nuevo en su cuello. Sus labios se entreabrieron ante la sorpresa, su mano derecha libre tirándole disimuladamente del pelo.

— Gavi. – Murmuró, notando sus labios rozando su oído.

— Me vuelves loco. – Respondió, mordiendo el lóbulo de su oreja disimuladamente, separándose hasta poder mirarla a los ojos. Valeria vio sus pupilas dilatas, mirándola solo a ella. Sintió los flashes sobre su piel, pero los ignoró, apoyando su mano en su mejilla.

Y sabiendo que ya estaba haciendo suficiente con solo estar ahí, lo besó. Besó sus labios, notándolos responder y devolviendo el beso con fuerza. Por unos segundos, solo eran ellos dos y sus labios, sin las expectativas, sin lo qué dirán. Por un momento, Valeria se dejó llevar, se dejó pasar ese límite.

Hasta que el sonido de las voces de los fotógrafos rompió la burbuja. Se separó levemente, abriendo los ojos y encontrándose con los de Gavi. Pestañeó, carraspeando levemente.

— ¿Y eso, Ruíz? – Preguntó el sevillano con una ceja arqueada. Valeria volvió a mirar a las cámaras.

—Soy tu novia, ¿recuerdas? Además, sabes que lo estabas deseando. – Respondió, escuchándolo reír. Su brazo le pegó a él, su mano colocándose en la posición en la que estaba.

— Creo que más que quitarme las ganas me has puesto aún más cachondo. – Dijo, recibiendo un manotazo por su parte, haciéndolo reír de nuevo.

Ambos volvieron su mirada hacia las cámaras, escuchando sus nombres para llamar su atención. Por el rabillo del ojo, Valeria pudo ver a Begoña sonriéndole, levantando la mano en señal de buen trabajo. La joven pestañeó, volviendo a sonreír hasta que la mano de Gavi la empujó levemente, diciéndole que tenían que moverse.

Al llegar hasta el otro lado, Begoña le comentó que tenía que hacer unas entrevistas antes de la gala mientras los otros futbolistas hacían fotos conjuntas. La joven asintió, memorizando lo que tenía que decir gracias al papel que le había preparado su representante.

— Nos vemos luego, ¿vale? – La voz de Gavi susurró en su oído, encontrándoselo a su lado al girar su rostro. La joven asintió, viéndolo sonreír levemente y recibiendo un suave beso de su parte. Al separarse, el futbolista le guiñó un ojo, dándose la vuelta y dirigirse de nuevo a las cámaras.

Valeria respiró profundo, siguiendo a su representante hacia donde diferentes personas esperaban para hacerle unas cuantas preguntas, seguramente sobre la aparición de ella junto a Gavi.

— Buenas noches Valeria, qué sorpresa verte hoy aquí en esta gala. – Comenzó la joven con el micrófono en la mano.

— Buenas noches, si, la verdad fue un poco de última hora si te soy sincera. – Bromeó, haciendo reír a la entrevistadora.

— Y nada más que de la mano que el joven del momento: Pablo Gavi. ¿Algo que quieras contarnos sobre él?

— Bueno, nos conocemos desde hace unos meses. Hemos quedado varias veces y la verdad es que es un amor de persona, muy gracioso y caballeroso cuando quiere. – Dijo, notando la mirada de Begoña quemándole en la espalda. Pero parece que el cebo había funcionado, porque los ojos de la entrevistadora brillaron al escuchar su respuesta.

— Así que se puede decir que estáis juntos. ¿Lo vuestro es oficial? – Preguntó. Valeria tragó saliva, sonriendo como podía.

— Si no fuese real no estaría aquí, ¿no? – La joven entrevistadora abrió levemente la boca. Si, ahí estaba, el bombazo que toda España estaba esperando. Valeria sintió como si otras cámaras empezaban a prestar atención, enfocándola con sus micrófonos.

— Vaya, la verdad es que esto va a revolucionar el mundo entero. Sin duda acabas de romperle los sueños a un montón de niñas. – Bromeó la chica, pero Valeria solo sonrió falsamente. – Y bueno, ahora siendo su novia, Gavi está nominado para el Golden Boy. ¿Qué opinas sobre eso? Debes de estar muy feliz por él.

— Claro que sí. Ha trabajado mucho esta temporada, siendo uno de los mejores jugadores. Estoy muy orgullosa de él. Y saber que va a obtener el reconocimiento que se merece me pone muy feliz. – Dijo, ahora siendo sincera.

Sabía lo mucho que había trabajado: aunque lo conociese de pocos meses, sabía, por lo que le había contado, las infinitas horas que se había pasado en el gimnasio después de entrenar para trabajar a fondo, la cantidad de partidos que se había visto para corregir sus fallos. Gavi tuvo que luchar mucho para merecer su lugar en el Barça pese a los muchos que decían que estaba sobrevalorado. Pero esa gente no sabía lo que había detrás, no sabían los sacrificios que el sevillano tuvo que hacer.

— Qué bonito. Nos alegramos por vosotros Valeria, espero que tengas una buena noche. – Finalizó la entrevistadora, recibiendo un "igualmente" por parte de la joven.

Valeria junto a Begoña, se dirigieron hacia el interior donde se realizaría la entrega de los premios, encontrándose con el sevillano y Martín al llegar.

— ¿Ya has hecho que el mundo explotase? – Se burló el futbolista, haciéndola rodar los ojos. Su mano volvió a su cintura, acercándola más a él.

— ¿Y a ti que te pasa? Estás muy cariñoso para tu yo normal. – Comentó ella, viéndolo sonreír aún más, encogiéndose de hombros.

— Ya que tengo novia, tendré que disfrutarla lo máximo posible, ¿no? – Respondió, besando sus labios cortamente. Valeria parpadeó confusa, mirándolo desviar su mirada levemente. Siguió sus ojos hasta dar con la mirada de otro futbolista: Vinicius, jugador del Real Madrid. De tantas veces que Gavi lo había mencionado (no de forma positiva cabe recalcar), la joven se había quedado con su cara.

— Ya veo. – Murmuró, volviendo a mirar al sevillano el cual tenía la mandíbula apretada. Valeria sonrió. – Estás celoso.

— ¿Yo, celoso? No tengo porqué estarlo. – Respondió el futbolista, aún con su mirada fija en el otro hombre. Valeria rio suavemente.

— Lo que tú digas Gavira. – Murmuró la chica. Gavi fijó sus ojos en ella, su mirada suavizándose y con una mano acariciando su mejilla. - ¿Tengo algo en la cara? – Preguntó Valeria al verlo mirarla fijamente.

— No. – Murmuró, negando con su cabeza. – Creo que jamás he visto a alguien con unos ojos tan bonitos como los tuyos. – Valeria abrió los ojos, no esperando esa respuesta. Gavi se acercó hasta rozar su nariz, pasando a besarla en los labios de nuevo unos momentos, mientras su dedo acariciaba la piel de su mejilla. Al separarse, volvió a observarla, negando con su cabeza. – ¿Deséame suerte eh?

— No la necesitas anda, lo tienes más que ganado. – Respondió Valeria, peinando su pelo y besando su mejilla, alejándose lentamente mientras sus manos permanecían tocándose.

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Aunque Valeria no quisiese admitirlo, estaba orgullosa del sevillano. Junto con Begoña, se había sentado algunas filas más atrás que donde se encontraban los jugadores. Desde su sitio, pudo ver como Pedri salía a presentar la categoría, anunciando con una sonrisa el ganador del premio Golden Boy de ese año, Gavi. Junto con todo el mundo, la joven aplaudió, una sonrisa sincera colándose en su rostro. Estaba segura de que alguna cámara la estaría grabando, pero en ese momento, sus ojos solo estaban fijos en el sevillano, viéndolo subir los peldaños y abrazar a su amigo, aceptando el reconocimiento por su trabajo realizado en la temporada.

El discurso del joven fue monótono, pero Valeria pudo captar el leve tono nervioso en su voz cuando agradecía al club, a sus familiares y a sus seres queridos. Pero lo mejor, fue el final: yendo en contra de lo de que su representante le había sugerido, Gavi finalizó su discurso pronunciando un "Muchas gracias y visça el Barça", provocando que Valeria riese negando con la cabeza.

Y por si eso fuera poco, al bajar los escalones, el sevillano levantó su cabeza hasta encontrar con ella. Gavi sonrió, levantando el trofeo que llevaba en una mano enseñándoselo, a la vez que Valeria sonreía mientras aplaudía levemente. El joven fue acorralado por otros jugadores, felicitándole la victoria.

La joven sin ser consciente sonrió, viendo lo contento y orgulloso que el joven futbolista estaba, compartiendo risas con sus compañeros de equipo, abrazando a Pedri y manteniendo una conversación con su mejor amigo. Veía sus ojos color miel brillantes, su sonrisa ocupando toda la atención. Valeria no podía negárselo más a si misma: estaba empezando a caer por Gavi. Y sabía, sabía lo inconveniente que era eso, los problemas que traería. La voz en su cabeza la regañaba, recordando su juramento al principio de toda la farsa donde prometía no enamorarse. ¿Pero podían culparla? Gavi no había sido más que un caballero, sorprendiéndola y haciéndola sentir a gusto y cómoda en su presencia. Valeria carecía de ese amor, de ese contacto físico que empezaba a echar en falta cada vez que se separaba del sevillano. No se consideraba una persona muy amorosa, pero parece ser que su cuerpo reaccionaba de forma distinta cuando el moreno se encontraba al alcance.

Suspiró, cogiendo su móvil para entretenerse mientras esperaba al futbolista. Pero al encender la pantalla, sus ojos captaron una llamada entrante, su cuerpo paralizándose entero. Valeria sintió que el aire se le atascaba en la garganta, los latidos de su corazón la única melodía que sus oídos podían percibir. Su boca empezó a secarse, a la vez que notaba un ataque de pánico entrar en su sistema.

Tragó saliva, no podía perder la compostura en un acto público. Pestañeó, mirando a su alrededor para asegurar que nadie le prestaba atención, alejándose a pasos calmados hacia un baño en el piso superior. Al entrar en la habitación, cerró la puerta, cogiendo aire profundamente y apoyándose en el lavabo.

Con manos temblorosas, cogió su móvil, la llamada aún sonando. Sabía que tenía que contestar, o sino las consecuencias serían todavía peor. Con una mirada temerosa hacia su reflejo en el espejo, deslizó la pantalla aceptando la llamada, llevándose el dispositivo a la oreja.

— Has tardado demasiado para cogerme la llamada, Valeria. – Su corazón se paró al escuchar esa conocida voz, tragando saliva, deteniendo el terror que le empezaba a subir por el esófago.

— Lo siento, me cogiste en un mal momento. – Murmuró la joven, cerrando su mano libre en un puño al notarla temblar.

— No me mientas, sabes lo mucho que no soporto que lo hagas. – Valeria notó el enfado en el tono, mordiéndose el labio. – Porque tan mal como dices no puede ser verdad, ¿o me equivoco?

— No sé de que hablas. – Pronunció, frunciendo el ceño.

— ¿Desde cuándo te ha interesado a ti el mundo del fútbol? – Valeria sintió que el alma se le caía a los pies. ¿Cómo se había enterado tan rápido? - ¿Te creías que no me iba a enterar? Te he educado mejor que eso. – La voz de su padre caló en su interior, su mente trayéndole recuerdos de su niñez.

— No es nada serio. – Intentó persuadir, pero una risa sarcástica sonó por el teléfono, calando sus huesos.

— No me tomes por gilipollas, Valeria. Todo lo que pasa en tu vida lo sé. Y ya sabes que no me gusta que no me cuentes las cosas. – El leve cambio de tono al final puso los pelos de punta a la joven. Claro que sabía lo mucho que odiaba que no lo obedeciese. Las cicatrices en su espalda empezaron a quemarle la piel.

— Perdóname, no volverá a ocurrir. -Dijo, sabiendo que sería mejor ir por el camino fácil.

— Más te vale. Recuerda, todo funciona porque me tienes a mí. Hago todo por tu bien cariño, eres lo más valioso que tengo. – Ni el tono fingido paternal pudo convencerla.

— Lo sé, papá. – Murmuró, tragándose las ganas de vomitar a la vez que las lágrimas empezaban a empañar su visión.

— No me gusta ese futbolista para ti. No te mereces alguien de su categoría. Espero que medites en los líos en que te metes. Que tengas una buena noche, Val. – La llamada finalizó.

Bajó el móvil, apoyándolo en el lavabo. Sus ojos se encontraron en el reflejo, su pecho moviéndose en rápidos y cortos aleteos. Cuando pensaba que por fin se había desecho de él, aparecía en los mejores momentos. Se tapó la boca con una mano, bloqueando el sollozo que hizo saltar sus lágrimas, el dolor en su pecho demasiado grande como para soportarlo. Lloró en silencio, sabiendo que nadie se podía enterar de ello, que contaba con uno o tal vez dos minutos para poder soltarlo. Se dejó apoyar sobre el mármol, las marcas grabadas en su piel quemándole, recordándole la advertencia de que, si se pasaba de la raya, de que, si se le ocurría salirse de su papel, su padre se enteraría.

— ¿Valeria? Nos tenemos que ir que está la limusina esperando abajo. – La voz de Begoña irrumpió contra la puerta.

La joven tragó aire, mirándose al espejo y secándose las lágrimas, arreglando el maquillaje y aplicándose el brillo de labios. Pestañeó, su máscara neutral apareciendo en sus facciones, ocultando y guardando ese dolor y tristeza en su interior. Porque no vaya a ser que la vean imperfecta.

Abrió la puerta, su representante mirándola fijamente. La cogió por la barbilla, acercándola hacia ella mientras colocaba un minúsculo mechón en su sitio.

— Sonríe, hay gente mirándote. Y ya sabes lo que odio que llores, el maquillaje que llevas me ha costado más de lo que mucha gente lleva hoy puesto. Más te vale que nadie te haya escuchado. – Dijo con voz firme, sus dedos apretando la zona. Valeria apretó los dientes, asintiendo levemente.

Con una última mirada, Begoña se dio la vuelta, caminando escaleras abajo hacia la salida. Valeria pestañeó varias veces, no podía llorar. La matarían si se notaba. Se alisó el vestido, bajando a pasos lentos los escalones, dirigiéndose hacia la salida donde se encontró a su representante con Pedri, Gavi y Martín. El sevillano se percató el primero de su presencia, acercándose con una sonrisa hacia ella.

— ¿Dónde estabas? Begoña me ha dicho que te encontrabas mal. ¿Todo bien? – La voz preocupada caló por sus oídos, su mirada dirigiéndose fugazmente hacia su representante, que los observaba seriamente. Valeria forzó una sonrisa.

— Estoy perfecta. Solo necesitaba retocarme el maquillaje. – Se excusó. El sevillano la miró, frunciendo levemente el ceño. No la creía para nada.

— ¿Segura? – Susurró, acercándose más hacia ella, envolviendo sus manos en su cintura.

— Si. – Sonrió, acariciando su rostro con sus manos, besándolo suavemente. – Enhorabuena por el premio, estoy muy orgullosa de ti.

Gavi sonrió, volviéndola a besar, disfrutando de la sensación de poder disfrutar de sus labios contra los suyos para terminar, entrelazando sus manos, guiándola hasta el vehículo que los llevaría al avión, volviendo a la capital catalana.

Ya en el aire, Valeria se pegó al futbolista, apoyándose cariñosamente en su pecho mientras sentía sus dedos acariciar su pelo, algún que otro beso de entre medias sobre su cabeza. Se dejó cerrar los ojos, sabiendo lo mucho que estaba en juego, lo mucho que le iba a doler, y lo muy jodida que estaba. Se acurrucó contra el pecho que tenía detrás, su respiración entrelazándose con la suya.

Por muchos problemas que se le venían encima, Valeria notó paz, notó la calma que le proporcionaba la cercanía del muchacho recorrerle el cuerpo, dejando caer su peso sobre el del. El joven sevillano ni se inmutó, acercándola más a él si era posible.

La cosa no pintaba bien. Nada bien. Pero estando entre los brazos del sevillano con el sonido del avión volando por el cielo nocturno, Valeria se sentía a salvo, resguardada de todo el mal que la quería destrozar. Se sintió arropada, cálida. Gavi se estaba convirtiendo en su lugar seguro. Y vaya sino lo iba a necesitar en las venideras semanas.

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instagram post de valeriaruizz hace 1h

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valeriaruizz muy orgullosa de ti <3

etiquetados: pablogavi

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pablogavi ❤️

siramartinezc pero que guapos 😍

prada looking gorgeous!

ferrantorres ay pablito 😏

mikkykiemeney so cute ✨

nikefootball 💯💯

username20 que es verdad, matadme ya

versace bellissima Valeria ☀️✨

ansufati 👀👀

alejandrobalde ya entiendo el porqué de que estés tan distraído, gavito 😉😉

user56 gavi tiene novia, nunca pensé que llegaría este día

user11 no la soporto dios, otro niño más para tu colección, no?

user09 que haya ido valeria y no su familia es de pensar

user56 🤮🤮

user77 GAVI NO

user44 gavi prime?

user98 que bien come gavi

user87 valeria cuídalo por nosotros

user45 pero que pintas tú ahí con él? nah, solo quiere colgarse de su fama

user56 una pareja que no me lo esperaba para nada pero que no me disgusta

user33 imagínate los hijos que tendrían 😩

user22 quien será el mes que viene? pedri?

user00 no durarán ni dos meses

user89 que monos por favor

user55 pero no era que Gavi estaba con Ana? me he perdido tres cuentos

user78 gavi no 💔💔💔💔 me has roto el corazón

user66 gastando el dinero del novio ahora no valeria?










































author's note
buenas buenasss
aquí les traigo el capítulo, no tan largo como el anterior, lo sé, pero como todos, he empezado las clases y no doy a basto.
en este capítulo aparece un nuevo personaje: el padre de Valeria, Mario.
no voy a decir nada, pero no os va a gustar nada (a mi ya no me gusta y solo ha contribuido unas líneas), más lo que se va a descubrir de él, agarraos que se vienen turbulencias.
también aparece el social media con un edit hecho por yo misma 🤭 os gusta? me ha costado lo suyo, pero es el mejor que he hecho hasta ahora. os gusta este formato de instagram? tengo pensado hacer más conforme vayan los capítulos :)
creo que después de este capítulo empezaré introduciendo el contenido del mundial (no es fijo aún) porque quiero que haya drama.
que a todo esto, no os enamoréis de este gavi, porque, solo digo... recordemos como era gavi al principio de todo esto (y el porqué ambos han llegado hasta aquí)
no digo más! espero que os haya gustado! os pido que comentéis mucho (50 comentarios para próx actualización?) y que me digáis que opináis <3
nos vemos prontito!

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