Y las lágrimas que se había prometido jamás volver a soltar bajaban rápidamente por sus pálidas mejillas. Teniendo una gran explosión de sentimientos y emociones. Se permitió bajar la guardia por un momento. Se decía que todos tenían un punto débil, aquel que te jodía y que cualquier enemigo podría utilizar para joderte aún más y ese día Jimin había conocido ese punto. Aquella grande y delicada cicatriz, esa que parecía sanar, pero nunca lo hacía, que con cada leve roce se volvía a abrir, trayendo recuerdos y sentimientos que ya no quería cargar en su pecho y alma.

Porque todo ello se había vuelto pesado en la espalda de Yoongi, lo sentía todos los días al despertar y sentirse tan jodido por volver a empezar un nuevo día donde todo sería igual. Mil etiquetas, mil recuerdos, mil pasados, mil errores que quería borrar y aquella culpa que seguía en su pecho. No era un asesino, pero se sentía como uno, después de todo, sus padres habían muerto por su culpa y esa herida jamás se cerraría.

Jimin dejó salir un sollozo de sus labios al ver tan roto al pálido. Lloró de frustración, de dolor por todo lo que Yoongi había pasado, lloró porque el mayor había pasado por tanto, huyó de su lugar de nacimiento para llegar a otro lugar donde le iba peor, todos hablaban mierda a sus espaldas, incluso en frente de él. Pero a pesar de todo eso, notaba que Yoongi había sido tan fuerte, a pesar de todo eso siempre lucía despreocupado, como si no cargara todo ese dolor en él.

Yoongi se había aferrado a Jimin y Jimin no hizo nada por alejarlo, al contrario, lo consoló hasta que pasadas las horas al fin paró.

Eran justo las once de la noche, ya no había tanta gente en la calle, incluso el frío había aumentado, era mejor regresar a casa.

Yoongi se apartó primero, suspirando mientras borraba las últimas lágrimas que quedaban en sus mejillas. Miró a Jimin, al notar el rostro triste, mojado y mejillas rojitas por el frío, sonrió, Jimin era un verdadero ángel, se arrepentía de todo. De todo lo que estaba por pasar...

—Lo siento... Es por esto que no me gusta hablar del tema.

—Tranquilo Yoonie, es mejor sacarlo a mantenerlo dentro... Llegará un momento donde todo se acumulará y de alguna forma tendrá que salir y cuando aquello pase será peor para ti... Así que cuando sientas que tu corazón duele, ven conmigo, te escucharé y te dejaré llorar tanto como puedas hasta que el dolor disminuya y te sientas tú otra vez —sonrió leve, sintiendo sus dientes castañear debido al frío.

Yoongi le sonrió leve, acercándose para dejar un beso en su frente.

—¡Mierda! Estás helado, hay que regresar a casa.

Jimin se rio un poquito, abrazando su propio cuerpo. Yoongi acomodó su ropa para pronto abrazar al rubio, intentando que dejara de temblar. Sus manos se entrelazaron para llevarlas hasta el bolsillo de su chaqueta.

Rápidamente caminaron hasta casa del rubio, ya era tarde y los buses y taxis habían dejado de trabajar.

No tardaron demasiado, habían caminado rápido y tampoco estaban tan lejos de la zona. Al llegar, Jimin pasó primero, frotando sus manos mientras se giraba para mirar a Yoongi que tenía su nariz rojita por el llanto y por el frío.

—¿Café o chocolate caliente? —preguntó, sintiendo su cuerpo todavía frío por la caminata sin abrigo que lo cubriera tanto.

—No te preocupes pequeño, iré a casa ahora. Ve a la cama y envuélvete en tus sábanas, así se irá el frío por completo —sonrió.

—No Yoonie, es demasiado tarde, quédate, por favor.

—Puedo pedirle a Seokjin que pase por mí, no te preocupes.

—No quiero que estés solo... No hoy, no después de contarme algo tan difícil para ti. Se lo que se siente sentirte tan destrozado y estando solo las cosas se ponen peores. Por favor, Yoonie, quédate conmigo —sus ojitos lo miraron suplicante.

Yoongi sabía que Jimin tenía razón, no era lindo llegar a casa y recordar lo solo y jodido que estaba. Sonrió levemente, asintiendo para el menor.

Jimin se lanzó a sus brazos, besando una de sus mejillas. Yoongi aprovechó la cercanía para envolver sus manos en la cintura de Jimin, ahora acercándolo hasta que sus rostros estuvieron demasiado cerca. Sus miradas se encontraron, sonriéndose con calidez hasta que la cercanía se terminó para ambos.

Sus labios chocaron lento, sintiendo como pronto estos se movieron con delicadeza. Yoongi había cerrado sus ojos, embriagándose por el sabor de los labios de Jimin, por la calidez que aquel lindo chico le traía a su alma y corazón. Sus brazos rodearon el pequeño cuerpo del rubio, acercándolo cada vez más, sintiendo como todo parecía desaparecer y como su corazón se agitaba, al mismo tiempo su estómago se contraía ante aquellas cosquillas que explotaban en él, o en cómo su leve toque en su nuca lo hacía darse cuenta de que todo era real, que ellos dos se tenían y no era solo una ilusión de un chico destruido y roto.

Jimin apretó sus manitas en la nuca del mayor, intentando acercarlo más, intentando que el beso no se rompiera pronto. Ambos sonrieron en el beso para luego seguir moviéndose en armonía, dejando al descubierto sus sentimientos y lo bien que aquel acto se sentía. Porque se sentía tan malditamente bien.

Sus bocas se alejaron, luchando por conseguir algo de aire. Sus frentes se juntaron, sus sonrisas aparecieron en sus rostros. Los brazos de Yoongi seguían alrededor del cuerpo de Jimin y las manos del menor seguían jugando con el cabello de la nuca de Yoongi.

—Gracias —susurró para el menor.

Jimin negó, regresando sus labios a los del mayor. Yoongi le siguió el beso. Este no tardó demasiado, lentamente se alejaron para mirarse alegres.

—¿Todavía puedo obtener ese café? —Yoongi preguntó encima de los labios del otro.

Jimin se rio un poquito para luego asentir y alejarse del mayor. Yoongi también sonrió, siguiendo a Jimin hasta la cocina.

¡Holaaa!

¿Qué les pareció?

Espero que les haya gustado mucho ❤

Me encanta este Yoongi y este Jimin

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Nos leemos pronto 💜

¡Adiós!