༉‧₊˚✧꒰𝓒𝐚𝐩𝐢𝖙𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟓.*・。゚

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❝siempre.❞

❛; aunque estuvieran separados, siempre pensarían en el bienestar del otro.੭ೃ༉

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Una pequeña azabache de ya casi diez años corría de un lado a otro buscando a sus amigos, observando cada rincón del parque en el que posiblemente podrían estar. Se encontraban jugando al escondite en uno de los tantos parques de Shibuya, eran acompañados por Shinichiro de supervisor, que fumaba a una distancia prudente para que el humo del cigarro no les afectará, riendo de vez en cuando por las locuras de los más pequeños.

──¡Gané otra vez! ──celebró la pequeña Amaya alzando sus brazos en el aire de la emoción, después de haber descubierto el escondite de cada uno de sus amigos.

──¡No es justo, nos encuentras muy rápido! ──se quejó el pequeño pelinegro de colmillos, indignado de no poder esconderse de su amiga y ganarle en el juego.

──No es mi culpa, sus escondites son demasiado predecibles ──se defendió──. Por ejemplo: tú siempre te escondes detrás o arriba de los árboles, Emma se esconde en el mismo lugar que Ken y por último, Jiro... ni siquiera se esfuerza ──rio un poco, el rubio de orbes negros siempre era el primero en ser encontrado.

──La verdad, si yo quisiera me escondería tan bien que nunca me encontrarían ──expresó Manjiro con una sonrisa socarrona y cruzado de brazos──, solo le quiero hacer las cosas más fáciles a mi linda Ya-chin ──apretó un poco la mejilla de la recién nombrada, agudizando su voz como si le estuviera hablando a un bebé, Amaya por su parte soltó una pequeña queja.

──Claro, nadie piensa que es porque no te quieres separar de ella. ──se unió a la conversación Emma con un poco de sarcasmo en sus palabras. Provocando que Keisuke y Draken estallaran en risas.

──No le veo la gracia ──Manjirō les saco la lengua ofendido y se aferró en un abrazo al pequeño cuerpecito de Amaya. La azabache se dedicó a sobarle la cabeza y contener las ganas de reírse por la actitud de su rubio favorito.

Aquellos momentos de su infancia nunca los olvidaría, momentos tan divertidos que no volverían. Cuando eran unos niños todo era fácil, las discusiones eran por cosas sencillas y se arreglaban a los dos minutos.

Ladeó su cabeza volviendo a la realidad, ese vago recuerdo jugando con sus amigos había llegado a su memoria, quedaba muy claro que ya no eran unos niños. En estos momentos se encontraba trabajando en la florería de su abuela, ya era primero de agosto, por lo tanto estaba en vacaciones de verano hasta finales del mismo mes. Las vacaciones las aprovechaba para trabajar y aligerarle la carga a sus abuelos, además que con su ayuda ganaban dinero extra, también para pasar tiempo con sus amigos más cercanos.

──Creo que es momento de que me vaya
──avisó el rubio a su lado, dando un brinco al otro lado del mostrador, hace unos momentos atrás se encontraba leyendo el catálogo de algunos modelos de motocicletas mientras le hacía compañía a la chica que consideraba como hermana ──, tengo planeado visitar a Takemicchi.

──Me lo saludas de mi parte, cualquier día de estos iré a visitarlo y le llevaré algo rico de comer ──sonrió achicando sus ojos y haciendo el gesto de amor y paz──, que te vaya bien, Ken.

Hace una media hora atrás que el rubio de trenza le estaba haciendo compañía, su abuela tuvo que salir a comprar algunos medicamentos y dejo a la azabache al cargo. Amaya se ofreció que ella los iría a comprar a lo que su abuela negó, no tuvo más opción que hacerle caso, y que bueno que lo hizo ya que Draken había llegado y por lo tanto decidió no dejarla sola.

Antes de que el de tatuaje se marchara su vista fue captada por unas hermosas flores amarillas, asemejándose al color del oro o más bien al color de los hermosos e inigualables ojos de una chica que solo Amaya y Mikey sabían que lo traía locamente enamorado.

──Deberías llevarlas, estoy segura que le encantarán ──intentó alentarlo, según Amaya ambos estaba hechos el uno para el otro, le parecía muy injusto que no estuvieran juntos, todas sus amigas pensaban exactamente lo mismo──. O también podrías invitarla al festival, vamos hombre, no desperdicies está oportunidad.

──Lo haría, pero tendría que ir a su casa y vería a ya sabes quién. No quiero volver a discutir. ──hizo una mueca de disgusto, las cosas aún seguían tensas con su amigo, seguían molestos por las cosas dichas──.  Y estoy seguro que tú tampoco has arreglado las cosas con él ¿O me equivoco?

──Para ser sincera... no te equivocas. ──por desgracia no se equivocaba, mordió su labio inferior y sin querer había comenzado a tocar la pulsera que reposaba en su mano derecha, pulsera que Manjirō era dueño de la otra mitad.

Amaya se encontraba caminando en dirección a su instituto, era el último día de clases ya que las vacaciones se aproximaban, en otras circunstancias estaría llena de felicidad de por fin descansar un tiempo su mente de las pesadas tareas, porque sí, intentaba ser aplicada en ese ámbito, no era la mejor de la clase pero tampoco la peor, su puesto era la quinta de su aula con exelentes notas, algo que le resultaba satisfactorio, sin embargo había algo que provocaba que su felicidad se viera interrumpida a cada rato: las cosas entre ella y Manjirō seguían sin ser resueltas.

Su amigo Yasuo, ─a excepción de Hinata─ había sido el único en haber notado su diferente estado de ánimo en su clase, porque Amaya tenía algo y es que no se desquitaba sus problemas con las personas que no le habían hecho nada, podría estar muy molesta y sin ganas de hablar, pero jamás le gritaría a alguien o lo trataría mal. Podía disimular sus angustias muy bien ante los ojos de los demás. La podían ver y decían "tiene la cabeza en las nubes" cuando realmente se encontraba pensativa.

De repente, sintió como alguien la tomaba de la muñeca frenando su paso con brusquedad y por inercia hacer que casi caiga de espaldas. Estaba lista para defenderse por si se trataba de algún agresor, apretó su mano haciendo un puño y lo movió en dirección de quién sea que la estuviera sujetando, su golpe se quedó congelado a unos cuentos centímetros de la cara de la persona que la sostenía, este ni se inmutó ante tal acto, como si supiera que no lo iba a lastimar. Ambos estaban estáticos, mirándose intensamente a los ojos en silencio; miradas que gritaban estar juntas nuevamente, que a pesar de todo extrañaban estar juntas, pero de qué cierta manera estaban dolidas. El calmado color azul de sus ojos se mezclaba con el intenso negro de los de él.

──¿Podrías soltarme? Llegaré tarde a clases ──intentó sonar lo más indiferente posible, sin perder su toque tranquilo. Le resultaba tan difícil serlo, pero se merecía ese trato de su parte.

──Aún es temprano ──le respondió sin darle mucha importancia a la hora, volviendo a quedar unos segundos en silencio sin ganas de separar su mirada; no se cansaría de pensar que era la más hermosa que hacía visto en su vida. El chico intento acercarse más a ella con la intención de abrazarla, vaya sorpresa se llevó cuando la azabache evitó el contacto físico entre ambos, cuando los abrazos entre los dos siempre habían sido una forma de demostrarse apoyo mutuo, no importaba si el mundo se hacía pedazos, estarían juntos.

──Llevas varios días alejado de mí, no me hablas, asumí que necesitabas tu espacio para aclarar tu mente, pero ni siquiera un mensaje pudiste enviarme, y sobre todo solo vienes a abrazarme como si nada hubiera pasado ──reclamó con el ceño levemente fruncido con ambas manos posadas en sus caderas, sus palabras estaban en lo correcto.

──Ya-chin...

──Ahora si soy "Ya-chin" cuando hace unos días simplemente era "Amaya" ──soltó con algo de brusquedad, no era su intención ser grosera, sólo quería decirle lo que la había hecho sentir──. Debes pensar un poco más ante de actuar, muchas veces nuestras acciones dañan a las personas que queremos. Claro que quiero proteger a mis amigos, son muy importantes para mí. Me preocupé mucho por Pah, por supuesto que no quería que fuera a la cárcel, pero debía hacerlo, lo que hizo no estuvo bien y él mismo lo reconoció. Matar no es algo que hacemos, eso es lo que nos diferencia de otras pandillas. ToMan no mata.

──No quise decir eso, en aquél momento me deje llevar por la molestia que sentía y termine desquitandome contigo. Tienes razón, no hacemos las cosas de esa manera. ──no lo demostraba, pero todos estos días alejados de Sasaki le parecieron eternos, hizo lo que ella le había pedido, se había calmado un poco y cuando analizó lo que le dijo se maldijo, se sintió terrible por haber tratado de esa manera tan mierda a la chica que siempre hacia de todo por su bienestar, que no lo juzgaba por llorar, que le transmitía esa confianza de que los problemas siempre tenían solución, que al final del túnel hay una luz y no más oscuridad.

Le prometió que mientras estuviera él nadie la iba a lastimar, que ironía que ahora él era el culpable de su dolor, porque sus ojos no reflejaban el brillo que tanto le gustaba. Una pequeña corriente de viento cruzó entre ambos, moviendo a su compas el flequillo de la azabache. Amaya no sabía que responder así que mordió su labio inferior y llevó su mirada al suelo, había planeado decirle tantas cosas cuando se volvieran a ver y ahora que lo tenía frente a ella su mente estaba en blanco.

──¿Ya no me quieres? ──preguntó haciendo un puchero con su labio de fuera, pareciera como si estuviera hablando con un niño pequeño. Algo que el corazón de Amaya no podía soportar era ver a Mikey triste, los impulsos de cuidarlo de todo mal volvían a ella. No, no iba a ceder tan rápido.

──Sí, si te quiero, mucho más de lo que imaginas, nunca sería capaz de odiarte. ──confesó de brazos cruzados mirando para otro lado, una diminuta sonrisa se asomó en los labios del rubio, estaba logrando lo que quería o eso pensaba──. Sin embargo, también soy humana, me duele cuando una persona especial como lo eres tú dice que no me importa sus sentimientos, así que mientras no te disculpes con Ken, lamento decirte que no podremos volver a llevarnos como antes.

──No me hables de ese. ──escupió con molestia.

──Al que llamás "ese", es la persona que sería capaz de ir al otro lado del mundo por tí, el que siempre está a tu lado en las buenas y en las malas, el que te seguiría a dónde sea con los ojos cerrados. Pero sus malditos orgullos no los dejan pedirse disculpas como dos personas normales, han estado juntos desde hace mucho tiempo, no pueden terminar su amistad por una discusión. Deben abrir los ojos y darse cuenta que su discusión también está afectando a terceros. ──tomó su mochila sacando se ella una bolsa de papel, la cual le entrego a Manjirō evitando el contacto visual. Algo que no pasó desapercibido por los oscuros ojos del chico fue un suave tono rojizo adornando sus mejillas──. Qué los disfrutes. Adiós.

Salió corriendo, no podía quedarse otro segundo más ahí, una de las razones más obvias es porque llegaría tarde y la otra es que no quería ver la reacción de Manjirō al ver qué la bolsa contenía los taiyakis y dorayakis que tanto le fascinaban; dando a entender que aunque estuvieran separados, ella siempre lo llevaría presente.


──Sabes que soy débil cuando se trata de Manjirō. ──tiró su cabeza en la mesa del mostrador.

──Lo sé. ──Draken no le parecía algo nuevo que Amaya fuera así, siempre fue bastante apegada a Manjirō y viceversa.

──En fin ──intentó volver a sonreír──, ve con Takemicchi, luego me cuentas como te fue.

El rubio asintió, le dió una última ojeada a la azabache la cual le dijo con la mirada "estoy bien, no te preocupes".

──Una cosa más ──Ken detuvo su caminar para escuchar lo que le iba a decir──. Si se da la oportunidad de pedirse disculpas, no la desaproveches, ustedes son muy importantes él uno para el otro, por eso su discusión les duele tanto.

El muchacho no dijo nada, sólo optó por  marcharse a su destino. Amaya soltó un suspiro, decidió ir a regar algunas plantas como distracción, se le salieron algunos estornudos por causa del polen, culpa de su agudo sentido del olfato; no era alérgica por suerte, solo le daba un cosquilleo, nada del otro mundo.

──Veo que Ryuguji-kun te estaba acompañando, me alegra mucho eso, no me gusta dejar a mi chocolatito sola. ──escuchó la dulce voz de su abuela desde la entrada, sin dudarlo fue en su dirección a recibirla con un abrazo a mi cual la mayor le beso la cabeza, amaba abrazar a sus abuelos, no podía ni imaginarse una vida sin ellos, lastima que todo debe llegar a su fin algún día.

Ume venía con sus manos llenas de bolsas y por el logo se podía notar que eran de distintas tiendas, al parecer los medicamentos no fue lo único que compró.

──Abuela, le dije que yo haría las compras, debe estar cansada. ──le reclamó. Luego le dió una vaso con agua y una silla, no le gustaba que hicieran demasiado esfuerzo, perfectamente podía hacerles cualquier mandado, sin embargo ellos no podrían quedarse quietos y simplemente ser dependientes cuando toda su vida han sido lo contrario.

──Un poco de ejercicio no le hace daño a nadie ──sonrió enternecida, su nieta siempre era tan atenta con ambos──. Además no podemos dejar que nos hagan todo, hay cosas que aún somos capaces de hacer su abuelo y yo. ──acarició la mejilla de la azabache.

──Ya que vino, iré a dejar un pedido. Después le ayudaré a llevar las compras ¿entendido?

Ume no pudo evitar reír, parecía que Amaya era la adulta y no ella──. Tranquila, ve con cuidado.

Trepó varías maceteras con distintas clases de flores a la carretilla unida a su bicicleta, está vez las flores eran para sembrar en el jardín y no para poner en floreros. Comenzó a pedalear con un poco de velocidad, le encantaba la sensación del viento chocando contra su rostro, en ese momento sentía tanta libertad de poder hacer cualquier cosa, su vista se posó unos segundos en el cielo, ya faltaba poco para que el atardecer llegará.


Al parecer se había tardado un poco más de lo debido, la dirección del pedido fue algo difícil de encontrar, lo bueno es que al final si dió con la casa. Anteriormente había recibido una llamada de su abuela diciendo que se fuera directo a la casa, ya que Issey ya la había ido a recoger. Ahora se encontraba bebiendo un refresco en lata con sabor a uva, sentada en un columpio a unas cuantas cuadras de su vivienda, no era un parque tan grande pero si bastante agradable, más por la paz que transmitía.

Su tono de llamada comenzó a sonar, pensó que sería su abuela nuevamente, pero resultó ser alguien más.

──¡¡¡May, adivina!!!

Alejó un poco su oreja por el grito emocionado de su amiga.

──¿Ganaste la lotería?

──¡Aún mejor!

Si no era ganarse miles de yenes ¿qué podría ser?

──Me doy por vencida.

──Bah, ni siquiera lo intentas ──a Amaya le parecía muy tierna la forma en la que Emma se quejaba──. Agarrate fuerte, porque es es tremendo notición ¡Draken acepto ir al festival conmigo! ¡¡Es un sueño hecho realidad!!

Ambas gritaron de la emoción.

──¡Al fin! ¡Estoy tan feliz! ──volvió a chillar emocionada, al parecer sus consejos ya estaban dando frutos.

──¡¡Eso no es lo mejor!!

«¿Qué mejor que ésto?» pensó Amaya.

──Cuenta, no me dejes con la intriga.

──¡¡Draken y Mikey se reconciliaron!!

La azabache escupió su bebida hasta por la nariz, no importó que le haya dolido, esa noticia si que merecía toda su felicidad. Sintió como la opresión en su pecho se esfumaba, ahora sí podría decir que estaba tranquila, si querer llorar era exagerado, sería una exagerada, cualquiera se sentiría dichoso cuando las cosas se arreglan entre amigos que quieres mucho.

──¿Dónde está Jiro en este momento?

──No lo sé, jugó un rato fútbol y de repente dijo que iría a un lugar importante, ya sabes como es, se va a cualquier lugar y luego aparece de la nada.

──Justo como ahora ──Amaya se sobresaltó cuando le habló tan cerca del oído, podría jurar que hace unos momentos atrás estaba sola, nuevamente sus instintos fallaban contra él──. Llegaré tarde a casa, me guardas la cena, bai bai ──le arrebató el celular de las manos y le colgó.

──No vuelvas a asustarme de esa forma, puede darme un paro cardíaco.

──No prometo nada ──tomó asiento en el columpio de al lado.

──Creí que habías ido a un lugar importante.

──Ya estoy allí.

──¿Esté parque es importante? ──no recordaba que le haya dicho que era especial, y eso que él le contaba casi todo. El rubio negó.

──El lugar es importante cuando tú estás en él. ──le dijo con sinceridad, no importaba si era un sucio basurero o un campo lleno de flores, mientras Amaya estuviera allí, el lugar sería especial o importante, porque eso era ella en su vida.

──Que cosas dices ──sonrió de lado con las mejillas pintadas de un suave rosado. Mikey decía cosas así para verla sonrojada, después de todo solo él era capaz de crear esa expresión tan tímida en su rostro.

──Es la verdad, gracias a ti no soy un completo idiota ──posó su mirada en el cielo con tonos naranjas a causa del atardecer. Amaya lo escuchaba atenta──, eres la única que me dice cuando hago algo que no está bien o me estoy pasando de la raya, me haces reflexionar sobre mis acciones, sólo quieres lo mejor para mí, me dices lo que necesitó y no lo que quiero oír. Sólo tú puedes hacer todo este cambio en mí.

Ahora Manjirō entendía más que nunca que la frase «mientras yo esté aquí, nadie puede lastimarte» era Amaya quien se la decía y no él a ella, ella le daba tanto y el tan poco. No cualquiera tendría el valor de enfrentarlo y decirle la verdad por mucho que duela a la cara.

──Tenías toda la razón, Ken-chin es muy importante para mí... al igual que tú, así que
──se levantó del columpio hasta llegar al frente de la azabache, quedando arrodillado──, te pido que perdones a este imbécil por decir cosas que después se arrepentió, te lastime y lastime a otras personas que también me importaban. ──su voz era débil, como si estuviera a punto de llorar──. Lo último que me gustaría es dañarte o que te alejes de mí...

──No seas tonto ──le levantó con delicadeza la cabeza y lo tomó de amabas mejillas, sonrió suavemente──. No me separaré de tí nunca ¿qué clase de amiga sería si te abandonara en tus peores momentos? Ustedes dos no me dejaron otra opción y tuve que ser un poco "fría" y darles su espacio. ──rió, ser de esa forma no era algo que iba con ella, en el momento correcto expresaba abiertamente lo que sentía, guardarse sentimientos era algo que te destruía lentamente por dentro──. Te lo dije una vez, te quiero mucho, más de lo que te imaginas. Siempre estaré a tú lado. ──inclinó su rostro depositando un tierno beso en la frente de Manjirō.

A veces no sabía porque tenía a una persona tan valiosa como ella en su vida, su sola presencia hacia que todo el caos de su interior pasará de una terrible tormenta con huracanes a una dulce y tranquilizante lluvia para dormir.

──¿Quiere decir que me perdonas?

──Lo hice desde el encuentro anterior, pero si te lo decía dudaba que te reconciliaras con Ken ──llevó su mano hasta la oreja del chico y la comenzó a jalar──, se el cabeza hueca que eres y lo testarudo que puedes llegar a ser.

──¡Ay, ay! Ya-chin, mi orejita, duele. ──soltó pequeños quejidos, esa era la forma en la que la azabache lo regañaba, hasta eso extraño.

Sin más disturbios entre ambos, un abrazo fue lo que sello el momento, esa acción tan especial y con tantos significados. El tiempo se detenía unos segundos cuando estaban juntos, sus latidos se sincronizaban, sus manos se entrelazaban y se demostraban lo mucho que se amaban sin siquiera decir que eso era lo que sentían por el otro, no era amistad, sino que amor. A su propio ritmo se irían dando cuenta de sus sentimientos y juntos los enfrentarían, y quién sabe, vivir una vida unidos en el futuro o simplemente podría ser el recuerdo de una amor adolescente, la vida está llena de muchos misterios y probabilidades, el futuro es incierto. Pero nada de eso importaba ahora, solo sabían que en su presente, querían estar al lado del otro.

 




















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❰ 𝐝𝐚𝐧𝐢'𝐬 𝐧𝐨𝐭𝐞 ❱

buenas, ¿cómo están? yo con mucha tarea  e imaginando momentos de manjirō y  amaya 🚶🏻‍♀️.

quería agradecerles todo el apoyo que he recibido ¡¡más de 1.k votos!! Dios mío, es un sueño <'3, me emociona mucho saber que hay personitas que les gusta mi forma de escribir.

¿qué le parece la historia hasta ahora? ¿tiene coherencia? ¿cómo les parece la actitud de amaya?

cuidense y tomen agua.

sayōnara 🦋🌾.

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