Cap.8- Devuelta a Casa

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Capitulo ocho: Devuelta a Casa.




La cara de la señora Napoli estallaba en furia. Mirar a su hija fuera del colegio no era nada agradable.

La bolsa de comprar se callo, a causa del mal movimiento que hizo John. La señora no tomo tanto importancia a aquella bolsa. Si no a su hija.

-M-Mamá -La voz de la pequeña temblaba.

Al ver esa escena, el joven se quedo petrificado. La madre de su cita estaba presente. Aunque quiso presentarse, en el interior sabia que eso era una muy mala idea.

-Margaret ¿Que haces aquí? -Pregunto la madre ya enojada -Deberías estar en el colegio, no con un vago. Te vas a la casa ¡Ahora!

-Mamá, dejame explicarte... -Holly hablo pero fue interrumpida.

-No quiero escucharte ¡Te vas a la casa ahora mismo jovencita.

Estresada se dirigió a John, la pequeña.

-Lo siento John, me tengo que ir.

Holly se dio la vuelta regresando con su mamá, esta la miraba con unos grandes ojos rojos. Cuando John se fue, a Holly se le cristalizaron los ojos.

La madre de la castaña comenzó a levantar las cosas que tiro del super.

-Dejeme ayudarla señora Nápoli -Dijo un muchacho encantador.

-¡Oh! Paul, querido. Muchas gracias -Contesto la señora.

El joven paul, con párpados caídos, castaño y bien vestido era el hijo de una de las amigas de su madre.

Paul levanto todo y sujeto la bolsa por un momento. Luego le dirigió una sonrisa a Holly, la cual no respondió.

-Tenga Señora, no es nada -Dijo Paul -¿Puedo ayudarle en algo más?

La madre negó al principio pero luego pensó un poco las cosas.

-Se que suena molesto para ti Paul, querido -Dijo con una sonrisa -Pero ¿Puedes acompañar a Holly a casa?

Paul enseguida acepto. Mientras la chica cruzo los brazos y dio una disimulada mirada de odio a su madre.

-Tengo que ir por mi bicicleta -Dijo la castaña de repente.

El joven asintió decidido a acompañarla. Mientras se despedía de su mamá.

Estaba en grandes problemas.

-¿Por que no estas en el colegio? -Pregunto el azabache.

-¿Por que no estas tu, en el colegio? -Contesto con una pregunta.

-El maestro de nuestras tres ultimas clases enfermo -Dijo el -Así que salí temprano.

Holly se quedo callada. No pudo evitar pensar en John. El chico que la metió en problemas pero la hizo pasar un gran día.

-Hey, no me has dicho porque no estas en el colegio -Agrego Paul.

En ese momento la chica estallo.

-¡No te importa! ¿O si, James? -Ella volteo a verlo echa una furia. Miro la cara del joven un poco asustado.

La castaña recordó sus principios, respiro hondo y cerro los ojos.

Paul no tenia la culpa de su mal humor. No tenia la culpa de que John la sacara del colegio para tener una aventura. No tenia la culpa de encontrar a su madre en media travesía. El solo era amable.

Paul se sorprendió de la actitud que Holly tomó. Nunca la había visto tan enojada, ella siempre era tierna con todos y si, un poco torpe.

-Perdón Paul -Se disculpo la castaña -Tu no tienes la culpa de mi mal humor. Lo siento.

Ella se mordió el labio y jugueteo con sus dedos.

-Yo lo siento -Dijo el con una sonrisa nerviosa.

Holly le devolvió la sonrisa. Ahora se sentía mucho mejor. Gracias a eso dio unos cuantos pasos lentos enfrente de el regalándole un fuerte y dulce abrazo acompañado de un beso en la mejilla.

Volvía la tierna Holly de antes. Demostraba su cariño a las personas muy a menudo y esa fue la primera vez que Paul recibía un abrazo de su parte.

Aunque el sabia que todos recibían demostraciones de cariño por parte de la joven. Lo hizo sentir especial, porque no lo hizo en simple cortesía ni en ocurrencia propia lo hizo para que el, Paul se sintiera mejor.

A el joven le entraron unas ganas terribles de abrazarla por siempre, nunca soltarla. Se enamoro de ella cuando apenas se conocían, gracias a sus madres.

Aunque estaba enamorado de otras chicas más, siempre volvía a pensar en la inocente Holly. La chica que con su torpeza la hacia ver aun más tierna de lo que ya era.

El acto seguido, antes de que ella se apartara le dio un suave beso, igual en la mejilla.

Al separarse se quedaron estáticos, no hablaron ni se movieron.

Paul pensó que su acto incómodo a Holly. Pero en cambio, a la pequeña le agrado tanto que de pronto olvido por un minuto a John.

-Creo que debemos seguir caminando -opinó Holly, a lo que Paul asintió.

-Tu madre se veía muy enojada -Comento Paul -¿Que hiciste?

-Solo me escape del colegio -La pequeña soltó una risilla traviesa y lo miro.

El joven McCartney le miro sorprendido. Una persona tan tierna como Holly era incapaz de hacer algo como eso. Pero una persona como John, no.

-¿Y por que lo hiciste? -Pregunto con dificultad.

-Diversión.

Caminaron más hasta por fin llegar a la casa de la chica. Holly dejo la bicicleta a un lado y luego miro a Paul con una sonrisa de oreja a oreja.

-Muchas gracias. -Agradeció Holly.

-Si quieres me quedo hasta que llegue tu madre -Dijo Paul -Si me ve te salvarás del regaño.

-Que lindo Paul, pero tengo que enfrentar mis problemas sola -Comento la castaña resignada -Creo que... No veremos por ahi. Adiós.

-A-Adios.

Holly entro a la casa, una oleada de nervios y alegría la invadían. Estuvo parte del día con John el único chico que la hacia verse como persona libre así misma y no como la niña educada de casa que siempre fue. Pero por otro lado no quería que su madre le prohibiera verlo de nuevo.

La tarde había pasado, Holly salio de su casa solo una vez más para pedir la tarea y los ejercicios que perdió. Después de ahí no hizo nada más que esperar a su madre un tanto nerviosa.

Al llegar su madre, ya no parecía tan enojada. Dejo su abrigo en el sillón y las llaves en la mesa.

-Mamá disculpa por lo de la mañana, yo solo...

-Te querías divertir -Interrumpió la madre con una sonrisa cansada -Lo se, llegue hacer lo mismo con tu padre, a tu edad. Hija te perdonare, pero solo por esta vez. Te entiendo.

Holly soltó una sonrisa.

-Te amo mamá -Dijo ella con la sonrisa más radiante -¿Lo sabes?

-Si, pero pequeña he escuchado que el es un problema... No te quiero volver a ver con ese chico -Comento severa.

La sonrisa de la castaña se borro, un cubetaso de agua fria le cayo y no evito fruncir el ceño y sentirse confundida.

-¿Qué? No puedes hacer eso -La madre trato de controlarla negándose pero Holly se defendio -Tienes que conocerlo primero ¿Por que no lo haces?¿ Y si... Y si lo invitamos a cenar? Veras que es un buen chico lo juro.

Las lágrimas de Holly llegaron al borde.

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