Jaxon.

—Esto me gusta mucho, pero terminaré con las extremidades congeladas si nos quedamos aquí —murmuré alejándome, asintió tomando mi mano y salimos corriendo hacia el auto.

Nos metimos en el asiento trasero y le puse mi chaqueta encima. Yo solo traté de no mojar mucho los asientos, aunque ya a esas alturas era algo imposible. Supongo que tendría que lavarlo mañana.

—Tengo ideas muy locas a veces, ¿no crees? —Se rió e hice una mueca.

—Y recién lo notas. Se supone que entre nosotros la voz más racional es la tuya Cass.

—No lo sé, pero quise ser temeraria al menos una vez. A veces siento que soy aburrida.

—Nunca podrías serlo —objeté.

—Es porque nos conocemos desde hace mucho y nos complementamos. Quien sabe, tal vez somos aburridos para las demás personas.

—Patrañas. ¿Yo, Jaxon Heils, aburrido? —dije indignado y solo sonrió negando—. Aunque no mientes cuando dices que nos complementamos, eres quizá la segunda persona en el mundo a la que más le tengo confianza —admití.

—Déjame adivinar, la primera es tu madre —habló y asentí.

—¿Ves? Hasta eso sabes —pausé—, por cierto, te mandó saludos el otro día.

—La próxima pásamela, hace mucho no hablamos —pidió con una sonrisa y después hizo una mueca—. También hablé con mamá hace poco, le conté de mi ruptura con Derek.

—¿Y cómo fue? —pregunté aunque ya casi me sabía la respuesta. Ella idolatraba a Derek.

—Mal, pero tendrá que superarlo algún día.

—¿No te mandó saludos para mí? —bromeé y me dió un codazo.

—Aún te odia —dijo y me reí, bueno no era nuevo—. Cree me sedujiste y que por eso terminé con Derek —contó y suspiré, si su madre supiera lo que estaba ocurriendo actualmente yo creo que me mandaría a matar.

—Bueno, en mi defensa te seduje después de eso—susurré sonriente y me alzó un ceja. Se quitó mi chaqueta y se acomodó en el asiento de modo que quedó a espaldas de la puerta y frente a mí.

—Fue al revés y lo sabes.

—¿Verdad o reto? —Cambié de tema. Cassie pareció meditarlo unos segundos.

—Verdad.

—¿Has tenido sexo en el asiento trasero de un auto? —pregunté lanzando la indirecta y noté como las mejillas de Cass se colorearon de rojo.

—No. Aunque supongo que eso no sería nuevo para ti —soltó y negué, la verdad es que tampoco lo había hecho y no porque me diera vergüenza, sino porque hacerlo en mi coche era prohibido para mí, mi Mustang era más importante.

—Tampoco lo he hecho —confesé.

—Mentiroso —acusó.

—Vamos Cass, tú mejor que nadie sabría si miento o no —dije y me escudriñó antes de soltar un suspiro largo.

—Creo que no te atreverías a mancillar a tu bebé con ruedas —se burló.

—Lo haría si fuera contigo —aclaré siendo más directo esta vez. No me podría contener mucho si seguía en esa ropa interior.

Cass como que entendió al fin y tragó saliva. Miró a ambos lados, pero la playa estaba desierta, era de noche y la verdad es que el entorno causaba cierto grado de peligro, como la adrenalina a ser descubiertos.

—Estás loco Jaxon —murmuró pegando su espalda a la puerta mientras yo me acercaba a ella.

—Pensé que querías ser más temeraria.

—Sí pero nunca dije que quería ir a prisión.

Me reí y levanté mis manos en rendición, —Solo fue una sugerencia.

Cassie se mordió el labio inferior y de repente maldijo en voz baja.

—Al diablo —replicó y eliminó la distancia que nos separaba para sentarse a ahorcajadas sobre mí—. Solo no te arrepientas —advirtió desabrochando su sujetador para lanzarlo a los asientos de adelante.

—Eso nunca —susurré atrayendo su cabeza hacia  mí para besarla.

Tocarla, acariciarla, besarla, devorarla eran cosas que no imaginé que disfrutaría tanto. Me encantaba tener sexo, me encantaba follar con desconocidas que probablemente jamás volvería a ver, pero hacer eso con Cassie era más íntimo y más importante, las sensaciones se sentían al triple, y más cuando se trataban de momentos como este. Ambos nos estábamos arriesgando a hacerlo así como así, y era genial.

Agradecí que no fuimos atrapados y estoy seguro que ella también. Si algo era seguro, es que definitivamente ya no tuvimos frío.

•••••

—¿Tienes hambre? —pregunté cuando conducía de regreso a casa.

—Tengo sueño —dijo en cambio. Y vaya sino, ya se me hacía raro que no cayera rendida después de lo ocurrido hace un rato.

—Duerme, te despertaré en cuanto lleguemos —prometí. Inclinó su asiento y se acomodó para echar una siesta. Abrí un poco la ventanilla para que el olor reciente de sexo se disipara un poco.

No tardamos mucho en llegar y justo cuando aparqué y me disponía a despertar a Cassie unas manos se apoyaron en mi puerta. Brinqué un poco y cuando me di cuenta que se trataba de Oliver, no sirvió para que me relajara ni un poco. ¿Acaso nos había estado esperando todo este tiempo?

Aspiré hondo y reuní valor antes de quitar el seguro y salir con cuidado de no despertar a la chica que dormía plácidamente en el así esto del copiloto. Nos alejamos varios metros y él se detuvo a una buena distancia.

—Bueno, me alegra ver que estaban bien —soltó sarcástico y molesto a la vez. No lo culpaba, yo era el causante de todo.

—Te diría que lo siento pero sé que es lo último que quieres escuchar de mí.

— ¿Acaso te molesta tanto que intente invitar a Cassie a una cita? ¿Es necesario que la secuestres y encima apaguen sus teléfonos para preocuparme? Este instinto sobreprotector tuyo con ella se está pasando de la raya —replicó.

—No tengo excusas para darte...

—No quiero putas excusas Jaxon. Quiero que seas honesto al menos una puta vez en tu vida y digas qué es lo que quieres.

Apreté los labios con fuerza y mis manos en dos puños también. Se suponía que sería secreto pero... Oliver quería una explicación, además era mi mejor amigo.

—Te gusta, ¿no? —habló sin darme tiempo a contestar—. Estás tan ciego que no te das cuenta de que te ha gustado desde que la conociste y ahora intentas alejarla de cualquier pretendiente —añadió y negué.

—Me gusta —confesé y soltó una risa seca—, pero jamás intenté alejarla de ningún pretendiente, hasta quise ayudarla a practicar sexo casual.

—Entonces el del problema soy yo, ¿hay algo en mí que no te guste para ella?

—Cassie jamás podrá estar contigo Oliver, y no porque no seas bueno sino porque ahora está conmigo —solté con sinceridad.

Oliver resopló antes de asentir con lentitud, —Están en una relación, ¿por qué nadie lo sabe aún? ¿Por qué lo mantienen en secreto?

—Es complicado de explicar.

—¿Complicado? Más vale que no estés jugando con ella Heils, es tu mejor amiga se merece aunque sea un poco de respeto de tu parte y que le des el lugar que le corresponde. No que la trates como una chica de una noche.

—Jamás haría nada para lastimarla y tampoco haría nada con lo que ella no estuviera de acuerdo —aseguré.

—Solo piensa bien antes de actuar, porque creeme, si algo llega a fallar entre ustedes dos, los daños serán irreparables y habrás perdido a tu mejor amiga —dijo antes de dar media vuelta y caminar hacia su moto.

—¿No me vas a golpear para quedar a mano o algo? —inquirí en voz alta acercándome. Oliver tomó su casco para ponérselo y se subió encima de su Harley.

—Cassie no era mi novia. —Se encogió de hombros—. Nos vemos luego —se despidió arrancando y observé como se perdía a lo lejos.

Saqué mi teléfono y lo prendí, miles de notificaciones y llamadas perdidas me bombardearon y eliminé todo después de ver la hora. Tres de la mañana, era demasiado tarde, no podía culparlo, si hubiese sido él también estaría enojado.

Regresé al coche para despertar a Cassie y subir al departamento pero ya estaba despierta y por su expresión sabía que había visto todo.

—Estaba furioso, ¿verdad? Lo lamento, debí rechazarlo desde un principio. Lo que menos quiero es que ustedes se peleen por culpa mía —habló y se veía en serio culpable y triste

—Todo está bien Cass, no te preocupes. —Le sonreí—. No es tu culpa, solo es culpa de él y mía. Estamos bien, de verdad —añadí con confianza y asintió no muy segura pero ya no dijo nada.

Era cierto, Oliver y yo todavía éramos amigos y planeaba que eso siguiera así por mucho tiempo. Aunque le tuviera que pedir perdón mil veces, eso haría sin dudarlo.