Once

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Jaxon.

Sí, estaba evitando a Cassie de nuevo, pero nadie podía culparme, no la podía ni siquiera ver a los ojos.

La noche en que me propuso lo del sexo y darme cuenta de que estaba totalmente sobria, despertó algo en mí que no sabía que tenía.
Y cuando nos besamos no sé exactamente qué sentí, pero fue abrumador, lo peor es que no sabía si en el buen sentido o el malo.

Digo, mi repertorio de besos era extenso, me había besado con muchas chicas, pero el de Cassie... fue algo nuevo y desconocido. ¿Me gustó? Sí. ¿Me excitó? Pero claro.

Solo que había una línea entre ella y yo, una que yo no quería cruzar porque vamos, era mi mejor amiga, no quería perderla si su idea no funcionaba pues sería incómodo para ambos, más viviendo juntos. Sin embargo, a pesar de todo, surgió un cambio que yo podía notar.

¿Ahora como la confrontaría? ¿Cómo le diría que mejor desistiera de esa loca idea sin querer volver a besarla?

Demonios, jodida mierda.

Lo mejor sería evitarla por el momento hasta que mis pensamientos se aplacaran un poco, por lo mismo a la mañana siguiente madrugué y fui a la escuela antes que ella, lo bueno es que estaría inmerso en los entrenamientos hasta el lunes y no nos veríamos mucho.
Mi cabeza fue un caos en todo el día, si me crucé con Derek ni cuenta me di; y cuando llegó la hora de entrenar decidí despejar mi mente.
El futbol requería mi mayor concentración.

Repasé con mi equipo y el entrenador nuevas maniobras y tácticas mientras estábamos en los bastidores, guardaba un pizarrón que usábamos para estos casos.

—Olvidé mi marcador en la banca de afuera, Oliver ve por ella —ordenó el entrenador y mi amigo salió con rapidez.

Se tardó un buen rato y cuando iba a salir a buscarlo, regresó con una sonrisa en la cara. No le tomé importancia y comencé explicar rápidamente mis ideas. Luego de una hora decidimos salir al campo y comenzar, pero en el camino mi amigo me palmeó la espalda y me ofreció una gran sonrisa.

—¿Qué? —solté directo.

Oliver puso los ojos en blanco y luego suspiró, —Cassie vino a buscarte hace rato.

—¿Qué quería? —inquirí con rapidez. Eso me quitó la concentración que tenía. Había venido a hablar conmigo ¿o a reclamarme por ignorarla?

—No sé, no pregunté. —Se encogió de hombros.

—De acuerdo —contesté dando por terminado el tema. Sabía que no podría evitarla para siempre y que tarde o temprano tendríamos qué hablar de lo concurrido anoche pero si pasaba más tiempo, mejor para mí.

—Oye eso sobre el asunto de que las ex y las mejor amigas no se tocan... —comenzó.

—No voy a recomendarte para que tenga sexo contigo —le interrumpí y negó en seguida.

—No era eso —espetó, llegamos al campo juntos con nuestros cascos en las manos y caminamos hacia el centro—. La invité a salir —añadió lo que me hizo frenar de golpe, como él iba atrás de mí, chocó con mi espalda.

—¿Que hiciste qué? —No me parecía haber oído bien.

—Dije que la invité a salir —repitió—. Bueno, para ir juntos a la fiesta después del partido, ¿te molesta? —quiso saber. La verdad es que sí me molestaba pero no como un sentimiento de enfado que haya sentido antes, era extraño.

Si sale con alguien más, se olvidará de la pésima idea que tiene de ustedes dos.
Eso era, quizá a Cassie se le olvidaría el asunto; pero el hecho de que fuera con mi amigo era algo irritante.

Aún así asentí, —Solo ten cuidado, te vigilaré —advertí.

—Me portaré bien, lo prometo.

Con eso comenzamos el entrenamiento, pero mi cabeza de vez en cuando volaba hacia mi mejor amiga y volvía.

Ya iban como tres veces que me tacleaban, hasta el señor Jones me había gritado.

Supongo que tendría que resolver el problema con Cassie antes del partido, ¿pero cómo?

•••••

El entrenamiento se había retrasado hasta muy noche y cuando me disponía a volver a casa, vacilé. No quería llegar, demonios estaba actuando muy infantil y cobarde.

Afróntala y dile lo que piensas.

Eso es, lo haría. Con ese pensamiento me armé de valor y subí las escaleras del edificio; pero cuando estaba abriendo escuché unas risas femeninas. Dios que no sea ella de nuevo.

—De repente apesta —soltó antes de enfocarme y sonrió con malicia—. Ah eres tú —añadió mordaz y puse los ojos en blanco.

—Hola para ti también Giovanna —respondí sin apice de amabilidad.

Ambas estaban sentadas en el sofá mientras veían una serie que reconocí como Friends, tenían un tazón enorme de palomitas y sodas en la mesa. Cassie me sonrió con timidez y le asentí en saludo antes de ir a darme una larga ducha.

¿Qué hacía aquí? Bueno era fin de semana era entendible, pero ¿ahora? Justo cuando yo quería hablar seriamente con Cass.

Suspiré enredando una toalla en mi cintura y salí a mi habitación para cambiarme. No quería regresar a la sala pero moría de hambre, además necesitaba hablar con ella y aclarar todo de una vez.
Me puse mi pantalón de pijama y una sudadera y me dirigí a la cocina en silencio para sacar cosas de la nevera y hacerme un emparedado. Yo y Cassie juntábamos nuestro dinero e íbamos al súper una vez al mes a surtirnos de cosas, la verdad ya hacía falta que fuéramos otra vez, pues me acabaría el jamón en este instante.

Mientras masticaba y miraba la televisión de lejos, me di cuenta que ambas cuchicheaban en voz baja. ¿Cassie le dirá a su amiga lo que habrá pasado entre nosotros? Lo dudaba mucho, sino ya hubiese venido a molerme a golpes.

De repente Giovanna se levantó y fue hacia el baño. Era mi momento.

—Oye Cassie, ¿podemos hablar? —dije en modo serio y ella me sonrió antes de levantarse y caminar a la barra en dónde estaba sentado.

—Sé lo que dirás —soltó y fruncí el ceño. ¿A sí?—. Yo debo disculparme contigo, te obligué a besarme ayer y no debí hacer eso. Sé que no quieres nada de lo que te propuse y está bien. A pesar de todo somos amigos y los amigos se apoyan en todo, pero tampoco es necesario apoyarse en casos tan extremos —bromeó y sonreí. Casi casi solté un suspiro de alivio y un peso desapareció de mis hombros.

—Agradezco que comprendas esto. En serio no quiero perderte Cassie —susurré.

—Juntos hasta el fin, no te preocupes.

Entonces arrugué las cejas recordándolo, —Oliver me dijo que saldrán juntos.

—Ah sí, me invitó y le dije que sí. Me parece lindo —comentó y bufé.

—Promete que si hace algo que no te gusta me lo dirás —pedí y asintió.

—Claro —aceptó.

En eso Giovanna volvió, me fulminó con los ojos y ambas regresaron al sofá.

Yo sonreí mientras terminaba de limpiar lo que había ensuciado y regresé a mi dormitorio más relajado. Un beso no tenía porqué poner raras las cosas entre ella y yo, al final ya todo estaba aclarado.

•••••

Las manos me sudaban, mi frente sudaba, todo mi cuerpo sudaba, de los nervios que se habían colocado en mi estómago y mi cabeza.

Estábamos a diez minutos de salir e intentar tener el mejor partido hasta ahora, queríamos ganar, debíamos ganar.

—¿Listo Jaxon? —me preguntó el señor Jones y todo mi equipo nos miró.

—¿Estamos listos? —hablé y todos respondieron con un SI a coro—. ¡Entonces a ganar! —grité y salimos hacia la cancha con grandes ánimos.

Teníamos que ganar, sí o sí.

.
.
.

No entendía lo que pasaba a mi alrededor, le había lanzado el balón a Oliver para un último touchdown, porque era nuestra única esperanza, el marcador estaba empatado y necesitabamos esos puntos.
Lo peor es que no veía debido a que me habían tacleado los del equipo contrario y ahora estaba debajo de todos ellos.

Hasta que sonó un pitido indicando el final y varios gritos eufóricos. ¿Ganamos?

En cuanto se quitaron de encima mío y me incorporé, ví a mi equipo correr hacia Oliver para alzarlo en el aire, miré el marcador final y sonreí aliviado antes de ponerme de pie para correr hacia ellos.

—¡Eso! ¡Oliver! ¡Oliver! ¡Oliver! —gritamos todos levantándolo.

De repente enfoqué a Cassie y Giovanna, quienes se bajaron de las gradas para venir a felicitarme, estaba tan feliz que hasta podría abrazar a la bruja.
Pero cuando estaba corriendo hacia ellas, una rubia se interpuso en mi camino, la reconocí, era la hermana de Brayan, ¿cómo se llamaba?

—Felicitaciones capitán —murmuró enroscándose en mi cuello y plantándome un beso ahí mismo. No reaccioné al momento y se lo respondí, no podía negarme a un beso con una chica linda, y más cunado habíamos ganado, ¿verdad?

Pero cuando nos separamos y busqué a mi amiga, la encontré felicitando a Oliver. De pronto ella le dió un beso en la mejilla y algo en mi estómago se oprimió.

No es nada, debía de ser la emoción del momento, ¿cierto?

Sí, debía ser eso.

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